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EDUARDO PAVLOSKY (1933-2015)

Dramaturgo, director de teatro, actor y médico psicoanalista argentino (iniciador del psicodrama en América Latina), nacido
en Buenos Aires en 1933.

Sus obras combinan el híper-realismo con el absurdo de la vida cotidiana, y sus temas participan de un contenido social,
político y psicológico, los tres ejes en los que sus personajes se encuentran atrapados.

Durante la dictadura militar fue víctima de la censura y la persecución política. Emigró y vivió exiliado varios años en España.

Al volver a Argentina entró en una cierta crisis de creación al no tener un enemigo político contra el que escribir. Se dedicó
entonces a investigar sobre la estructura dramatúrgica y sobre los mecanismos del fascismo en la vida cotidiana y en el
psiquismo humano. Su trabajo como actor y como autor ha alcanzado difusión internacional. Algunas de sus obras son La
espera trágica (1961), Somos (1961), Camellos sin anteojos (1963), Imágenes, hombres y muñecos (1963), Acto rápido (1965),
Robot (1966), Ultimo match (1967), La cacería (1969), Circus-loquio (1961-1970), La mueca (1970), El señor Galíndez (1973),
Telarañas (1977), El señor Laforgue (1980), Camaralenta (1980), Historia de una casa (1980), Potestad (1985), Pablo (1986) y
Paso de dos (1990).

Telarañas fue dirigida por Alberto Ure, y estrenada en el Teatro Payró en 1977. Los actores eran el mismo Pavlovsky, Tina
Serrano, Juan Naso, Arturo Maly y Héctor Calori. Fue uno de los pocos espectáculos teatrales prohibidos por la dictadura y,
desde el punto de vista de ésta, no era para menos: nunca se había visto, en el teatro argentino, una crítica tan feroz y tan
bien representada contra la institución de la familia como instrumento de la ideología fascista en una sociedad totalmente
desquiciada. Bajo el esquema de tragedia griega en tono paródico, el espectáculo no dejaba escapar a su crítica brutal el más
mínimo detalle.

Bajo la dirección de Norman Briski, Potestad se estrenó en 1985 en el Teatro del Viejo Palermo, con Eduardo Pavlovsky y
Susana Evans como actores. Monólogo "psico-político", este retrato de una personalidad en ruinas convirtió al autor y actor
en el más fiel intérprete dramático de los temas que conmueven a la Argentina de la transición democrática, una condición
que reafirmaría y ahondaría más tarde en la también memorable Pablo, dirigido por Laura Yusem. El tour de force
interpretativo del propio Pavlovsky -que comenzaba en un tono paródico para ir revelando paulatinamente las causas del
drama- retrataba de maravillas a un médico de edad mediana y alta clase media que debía pagar un alto precio por su
colaboracionismo con la dictadura. Y a partir de ese escalofriante strip-tease emocional, reflexionaba y hacía reflexionar sobre
la culpa y la mentira, la memoria y el crimen, el olvido y la responsabilidad.

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