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Acerca de la necesidad de una política pública sobre

bibliotecas escolares

Por: Hernán A. Muñoz Vélez


Escuela Interamericana de Bibliotecología
Universidad de Antioquia
2008

Paradójicamente, en momentos en que en Colombia se esta hablando de


Calidad de la Educación, hemos dejado de lado a la Biblioteca Escolar, desvirtuando
la importancia que este espacio encarna, como dinamizadora de los
procesos educativos y culturales que se dan al interior de las
instituciones educativas.
Hernán Muñoz

Podemos decir, que es en el aula donde se dan los inicios de los procesos
lectores y cognoscitivos de los educandos y en esta medida la Biblioteca
Escolar esta llamada a acompañar y más que ello, a proponer de manera
natural, procesos de integración significativa del sujeto frente a un mundo
mediado por la presencia de una textualidad en sus diversas manifestaciones:
orales, escriturales, audiovisuales e hipermediales.

Su papel es tan importante que, aunque no lo dimensionemos, podría estar a la


par con la misma institución educativa a la cual pertenece, apoyando y
gestionando actividades educativas en todos los momentos de la formación;
llámese básica primaria, básica secundaria o media técnica. Su función no está
supeditada al suministro de materiales bibliográficos en diferentes formatos,
puesto que, como co-protagonista dentro de los procesos educativos
institucionales tiene a su haber una función formativa y por ende una
responsabilidad social inherente.

En torno a la escasa legislación en materia de bibliotecas escolares en el


país.
No obstante y a pesar de su importancia, la Biblioteca escolar carece de
protección jurídica, lo que la deja al amparo de las directivas de las
instituciones educativas, tirándolas desafortunadamente en el olvido.

Tristemente, la misma Ley General de Educación o Ley 115 de 1994, la cual


debería ser muy clara acerca de la importancia de la Biblioteca escolar dentro
del proceso educativo de las Instituciones, determina en su artículo 141, que
“todos los planteles que impartan la educación por niveles y grados deben
(sería mejor que dijera tienen) tener una biblioteca como parte de su
infraestructura educativa”. Este articulo, deja un gran vacío jurídico el cual no
garantiza, ni si quiera la existencia de una Biblioteca Escolar funcional.

Es más, en el parágrafo del citado articulo se menciona que: “en el caso de


municipios con una población igual o menor de veinte mil (20.000) habitantes,
la obligación de contar con biblioteca y la infraestructura de que trata el
presente articulo (Art. 141), podrá ser cumplida a través de convenios con la
biblioteca municipal o con una institución sin animo de lucro que posea
instalaciones apropiadas para el uso escolar”. Esto denota que a la hora de
formular este tipo de políticas, existe un desconocimiento enorme de la realidad
bibliotecaria del país, puesto que lo anterior ahondaría aún más una
problemática que representa la escolarización de la biblioteca pública; y
recordemos que sin buenas bibliotecas escolares no habrá nunca buenas
bibliotecas públicas.

De la misma manera, el Decreto 1860 “Por el cual se reglamenta parcialmente


la ley 115 de 1994, en los aspectos pedagógicos y organizativos generales”, en
su articulo 42 dice que la Biblioteca Escolar debe “ofrecer al alumno soporte
pedagógico e información relevante sobre una asignatura o proyecto
pedagógico”. Además, “Debe cumplir la función de complemento del trabajo
pedagógico y guiar o encauzar al estudiante en la práctica de la
experimentación y de la observación, apartándolo de la simple repetición
memorística”.
También, menciona que “la biblioteca del establecimiento educativo se
conformará con los bibliobancos de textos escolares y los libros de consulta,
tales como diccionarios, enciclopedias temáticas, publicaciones periódicas,
libros y otros materiales audiovisuales, informáticos y similares”.

Esta situación nos muestra un pobre escenario acerca de la subutilización y la


función “informativa” e “instrumentalista” que la ley le otorga a la Biblioteca
Escolar, además del escaso marco jurídico que posee en Colombia. Pero, a
falta de políticas públicas encaminadas a su fortalecimiento y operatividad,
como apéndice de los procesos educativos y por ende de todo el sistema
educativo colombiano, los escasos esfuerzos que sobre el tema se han hecho:
Programa Nacional de Bibliotecas Escolares, 1979; Red de Bibliotecas Público
– Escolares de Medellín, 1984; Red de Bibliotecas Educativas, 2002; para
mencionar algunos, se han convertido en simples esfuerzos que, a falta de una
política clara desaparecieron con el gobernante de turno.

A pesar de lo anterior, algunas entidades como el Consejo Nacional de


Bibliotecología, han tratado de sacar adelante algunas iniciativas; como el
acuerdo 163 de 2008 el cual busca hacer cumplir la ley 11 de 1979, instando a
las instituciones educativas que posean bibliotecas escolares con fondos
superiores a 5000 volúmenes, a nombrar un bibliotecólogo profesional al frente
de ella. Lo único es que para que esto suceda, debe primero garantizarse la
existencia de bibliotecas escolares funcionales en todas las instituciones
educativas del país.

Estas experiencias: acuerdos, planes, programas, redes, entre otros; nos han
permitido visibilizar la realidad que han tenido que padecer las bibliotecas
escolares y nos invitan a reflexionar en torno a la necesidad de una política
pública clara que la integre a los currículos, a los organigramas, y a los
Proyectos Educativos Institucionales así como a las normativas internas, de
cada institución. Una iniciativa de este tipo nos permitirá asegurar la presencia
institucional de la Biblioteca Escolar en la vida académica y por ende en los
procesos educativos a todo nivel.
Sobre la biblioteca escolar y su función co-educativa.

Anne Galler, dijo:”El desarrollo de una sociedad se basa en la educación


infantil. Y que La biblioteca escolar debe permitir y apoyar las actividades
educativas para de esta manera, alcanzar el más alto grado de excelencia”. En
el mismo sentido, afirmó que la Biblioteca Escolar “es el fundamento de los
demás tipos de bibliotecas” y creo que tiene razón, ya que según el ciclo
formativo de un individuo el primer contacto que tendrá con una biblioteca será
con una Biblioteca Escolar, luego vendrá la universitaria o académica, luego la
especializada y una que es transversal a todas, la biblioteca publica

También, sabemos que la Biblioteca Escolar cumple un papel muy importante


dentro de las instituciones educativas como veedoras y garantes de la lectura,
la escritura y el aprendizaje. Pero, además de libros y videos la Biblioteca
Escolar debe ser un gran centro cultural en el cual confluyan las diferentes
expresiones artísticas y culturales esenciales para una formación integral.

Tratando de hacer un acercamiento en este sentido, el Manifiesto de la


UNESCO para la Biblioteca Escolar dice que ésta debe “ofrecer oportunidades
para realizar experiencias de creación y utilización de información a fin de
adquirir conocimientos, comprender, desarrollar la imaginación y entretenerse”;
y “organizar actividades que estimulen la concienciación y la sensibilización en
el plano cultural y social”; pero, a pesar de las buenas intenciones, lo que
predomina es la función informativa de la Biblioteca Escolar en detrimento de
su función co-formativa y co-participativa dentro del proceso educativo, el cual
sin duda debe ser su norte, pues debemos convertir a la Biblioteca en un
escenario “natural” de interacción de los sujetos (niños, niñas, jóvenes,
maestros) en aras de lograr ampliar sus experiencias para hacer de ellos
ciudadanos libres y comprometidos.

Y hablo de co-educación, pues la biblioteca por si sola no es un espacio de


formación y el bibliotecario por si solo no es un docente, sin la intervención y el
trabajo en equipo con los profesores.
Pero, a pesar del pobre escenario, la importancia de la biblioteca escolar radica
en que prioriza en el aprendizaje y lo hace de manera consciente y planeada.
Esta participación concreta de la biblioteca, debe partir de un nuevo concepto
que considere la relación estrecha que se debe propiciar entre educación –
investigación - información y conocimiento, en aras de un ciudadano más
informado, más formado y más participativo.

Aunque habría que aclarar, que el hecho de que no haya una política que le de
garantías mínimas a la biblioteca escolar, no quiere decir que esta no le haya
aportado al desarrollo del país desde su relegada e invisible posición dentro de
las instituciones educativas.

Es necesario iniciar el debate con miras a mejorar la situación de las


bibliotecas escolares del país.

Entonces, para lograr el ambiente apropiado orientado hacia la formulación de


una política pública que cobije a las bibliotecas escolares debemos dirigir todos
nuestros esfuerzos hacia su visibilización y la puesta en escena de su papel
dentro del proceso educativo colombiano; además, de concientizar, de manera
urgente a docentes y directivos en cuanto a su uso e importancia para la
planeación de los cursos y planes de estudio.

En este sentido, la biblioteca debe asumir en lo social, el papel de formadora


de ciudadanos comprometidos y autónomos, capaces de tomar decisiones y de
participar de manera activa en las dinámicas sociales que lo rodean y lo
afectan. En lo educativo, debe reivindicar su papel como transmisora de
conocimientos a través del suministro de información para la cultura y el
desarrollo. Además, debe reclamar su participación en el proceso educativo
como protagonista en tanto que garantiza el acceso al conocimiento necesario
para una formación integral.

Finalmente, en el plano político la biblioteca escolar debe ambientar la


discusión en torno a su importancia y a la necesidad de reconocer el aporte
que desde las instituciones educativas, le han hecho al desarrollo del país.
Estas discusiones deben preparar el camino que posteriormente entraran a
debatir los diferentes sectores involucrados: especialistas, académicos,
gobernantes y sociedad civil.

Para llegar a ello, estos sectores deben responder a las siguientes


interrogantes, en aras de ahondar en la problemática que cobija a las
bibliotecas escolares en Colombia: ¿Cuál debería ser el compromiso de la
sociedad civil con la biblioteca escolar, puesto que ha sido beneficiada
históricamente con su presencia en el plano educativo?; ¿Cuál debería ser el
compromiso de las facultades de educación en cuanto a la formación de
educadores capaces de darle a la biblioteca escolar el papel que se merecen
dentro de los procesos educativos, no solo de aula sino institucionales?; ¿Cuál
debería ser el compromiso de las facultades, escuelas y programas de
bibliotecología y ciencias de la información, en cuanto a la formación de
profesionales con los conocimientos suficientes en bibliotecas escolares?; y
finalmente, ¿Cuál debería ser el compromiso de las administraciones
municipales, departamentales y nacionales en cuanto a la formulación, no de
planes sino de políticas claras que en materia de educación, involucren a las
bibliotecas escolares?.

Si logramos dar respuesta a estas interrogantes, y comprometer e estos


actores tendremos los suficientes argumentos y podremos dar inicio a un
debate serio sobre la necesidad de una política de estado en materia de
bibliotecas escolares.

Referencias bibliográfícas:

 Lopera Lopera, Hernando. Una ética bibliotecológica para afrontar los


retos de nuestro tiempo. En: http://eprints.rclis.org/archive/00003012/

 Ley 115 de febrero 8 de 1994. Articulo 141.

 Decreto 1860 de agosto 3 de 1994. Articulo 42.


 Consejo Nacional de Bibliotecologia. Acuerdo No 163 del 9 de abril de
2008.

 Venegas Fonseca, Maria Clemencia. Por una ciudadanía plena: hacia


unas políticas distritales para las bibliotecas escolares. Bogotá:
Secretaria de Educación Distrital. 54 p.

 Galler, Anne. La biblioteca escolar en el siglo XXI. En: Documents in


information science. Vol. 11. 1999. pag. 24 – 32

 UNESCO: Manifiesto UNESCO/IFLA sobre la biblioteca escolar.

Hernán A. Muñoz Vélez

Bibliotecólogo y docente de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la


Universidad de Antioquia, donde actualmente es coordinador del Diplomado en
Bibliotecas Escolares y del área de educación continua; estudiante de la
especialización en literatura con énfasis en la producción de textos e
hipertextos de la Universidad Pontificia Bolivariana. Es Coordinador, en
representación de la EIB, del Nodo de Literatura, Lectura, Libro y Bibliotecas de
la Red de Cultura de la Universidad de Antioquia. Se ha desempeñado
laboralmente en bibliotecas especializadas, públicas y escolares.
Precisamente, ha raíz de su experiencia en el tema de las bibliotecas escolares
fue evaluador en el año 2008 de la investigación de la Universidad del Valle:
Caracterización de las bibliotecas escolares de una comuna de la ciudad de
Cali: condiciones que ofrecen para la formación de lectores; así mismo ha
ofrecido capacitaciones a bibliotecarios escolares, además de haber sido
invitado a participar como ponente a varios eventos que sobre el tema de las
bibliotecas escolares se han llevado a cabo, tanto a nivel regional como
nacional. Desde el año 2007, apoya la realización del evento académico:
Encuentro de Bibliotecarios, el cual se lleva a cabo en el marco de la Fiesta del
Libro y la Cultura de Medellín. Actualmente forma parte del equipo de
investigación en educación bibliotecológica de la EIB, en el cual esta
participando, como co-investigador de la propuesta: Estudio de los discursos y
las practicas pedagógicas de la educación bibliotecológica en Colombia: una
reconstrucción de su acontecer pedagógico 1956 – 2008.

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