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De acuerdo con Reed ( 1996), el objetivo fundamental deJa-inv.c.s!!gación ante
una sospecha de abuso sexual infantil debe ser llegar a._¡;dpclll§iQnes váfrdas sobre
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la verdad del asunto. Se considera que una evaluación ha sido correcta cuando
permite obtener la suficiente calidad y cantidad de información como para poder
,ayudaravalida·r o invalidarlas sospechas de abuso. Por consiguiente, una vez rca-
lfza(Jas todas las eütrevistas y reÍmidas todas las pruebas colaterales y de corro-
boración, 1'1 pri11c;iJJ.ª.l tarea del profesional es la de analizar esta información para
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1, ANÁLISIS DE LA VALIDEZ DE LA DECLARACIÓN (SVA) ,, 11'1
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La variante rnás conocida e investigada en el enfoque de los indicadores la r
constituye un método conocido corno Análisis de la Validez de la Declaración r
(Statement, Validity, Analysis, ST'li) y su elemento central, el Análisis del Con- ~
tenl-do- Basado en Criterios (Criteria Based Contenl Anolysis, CECA), que se cen-
tri1 en las declaraciones realizadas sobre el abuso sexual en sí mismo. El CBCA ~
se puede considerar corno un intento de construir un procedimiento estandariza- ~
do que permita determinar el valor que tiene como prüeba una determinada decla- r
ración. Su base teórica radica en la 1-fipólesis e/e Undeutsclz de que las afirmacio- ~
· © Edicíoncs Pirámide
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tivos y negativos del niño, del contexto y del nivel general de funcionamiento de
la familia. Se. deben utilizar medidas estandarizadas que permitan recabar infor-
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mación sobre Ja salud flsica de[ niño y sobre su desarrollo social, emocional,
sexual, cognitivo y lingüístico. .,
La evaluación de las declaraciones del niño se realiza mediante el Análisis del
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Contenido Basado en Criterios (Criterio Based Co11te1zt Analysis, CECA), (Raskin
y Esplin, 1991 ), que consiste en puntuar la presencia o no de 19 criterios, agru-
pados en cinc.o ca-tegofíis(Qsiúóest¡'i¡:íresente, 1 si.se erícíienfra presente y 2si
••
se c11Cúc'íitra.fucrtc;nentc presente un determinado criterio ).Una declaración vúli-·
da ú6fie11e por qué cumplir todos los criterios, aunque cuánto mayor sea el núme- •
ro dé cr'iterios presentes en Ja declaración más probable será que el niño esté '
'!
dTcn':ñdOEi ve1'dad (la presenciadc un criterio fortalece la crcdibilidaddel niño,
1.5cicó~slíaCisctíéfüTi6 sllgiác que· iney_ifa&lemcúti: mienta).
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T:apfilñeí'á éátcgorfü, cáhif!ii~s.'.1~caLi.e.1J(;=(z[¿is, trata de analizar las afirma- lll
ciones del niño en su conjunto, teniendo en cuenta los criterios decstructura lógi- ~
ca, producción dcsestrncturada y cantidad de detalles.' La esfrucii.ira lógi·c:,\se í
(
refiere a la consistenéTa)' cohere1~~iá de la narración del niño. Cuando los dife-
- ),_ ,._,• ' i ' '
~ ¡ ,. ' ' rentes detalles aportados en una declaración describen por separado el mismo '
curso de los sucesos, o cuando la declaración «ticncscntidoi>, entonces se puede
calificé\r .como pi:,esE:r:rteeste-crlterio. L; declar;¿iÓri puede estar desestrncturada,
e11 eTsel1füfo-de que se producen saltos de un tema a otro, aunque la union de los
dlsfüítós"'ffogmentos debe dar Jugar a una historia lógica (una explicación múy
orgánizad:iy excesivan~ente cronológica de los hechos puede ser indicativa de una
alE:gación falsa, mientras que las ex¡51icacíones espüntáneas sliclerí cüi1tcner frag-
I:rfentos dispersos de los hechos. ocur1:idos). Finalmente, el criterio c:antidad de
detalles requicreque eÍstifet~JJiíya ¡¡~portado detalles sobre el momento, lugar,
persor1as, ácci011es·y-obJetos: Se considera que las expliéacioncs que contienen
muchos detalles específlcos S0;1 más creíbles.'
' ' La segunda categoría, contenidos especificas, la componen cuatro criterios:
adecuación contextual, desc_:[ipción de interac~iones, reproducción de conversa-
ciones y-cofriplicáciones inesperadas. La adecuación contextual refiere a se
heél~os o sucesos específicos, situados dentro de un contexto espacial y temporal.
La descripción de las interacciones se ocupa de las acciones y reacciones mutuas
\ .. ··
·entre la víctima y el agresor (las explicaciones en las que el niñ7 aporta su propia
percepción e interpr·etación son i\1dicatlvasde c¡ue no mientt). Lárcproducción de
conversiicioües por.¿ l1irio, C:ilteEel1~l_aiiª9'f95 .roles.. de.los. ir'rípJiéfíaos,también se
coítsidi~r:i que es un indicio de C\llc e?.!\ldicjendoia verdad. Finalmen,te,_se refuer-
z:;!'á'valltlez de las afirmaciones cuando el niño cuenta alguna com1)-licación ines-
perád:i ql!e tuvieralff~ar-durmwe-el-abUsó-sexuál (jfür ejemplo,la llafúada de un
vecino).
· La categoría pecuharidades del contenido valora si el niño hace referencia
cxplícíta a detalles distintivos,-ei11üéi011es:asociaciones y sentimientos. Los crite-
rios utilizados en esta categoría son detalles inusuales, detalles irrelevantes, dcta-
- ·~ .. -·--,,---·----------"-"'-··-----. .,_, - ,, . -
© Ediciones Pirán1idc
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206 / Guía para la evaluación del abuso sexual infantil
lles mal interpretados pero descritos con exactitud (por ejemplo, cuando describe
el orgasmo de!adí.ifr(] como si se tiafara de micción o experimentara dolor); aso-
ciacfones externas relacionadas, explicaciones sobre su estado mental durante los
abusos (por ejemplo, los sentimientos experimentados o las ide¡ts que había teni-
do sobre cómo escapar de la situación) y, finalmente, la atribución de un estado
mental al perpetrador. ' - ------ · - ·----- - - - --
La aplicacíónde los criterios de las dos últi1nasc;a_(¡:goríf!s]Jrincipalcs(contc~
nidos espec-ffic6syj5ecWllariaadesdeTc6riTenido) requiere el planteamiento de la
pregunta ¿Podría inventarse u11 niño una acusació-Yl_ c-orr_fo_s~ualldades descritas _
poi estós criterios? - _
La cuarta categoría, contenidos relacionados con la 1no(iyac;j<j11, se refiere a
la CiÍpiícidita del niñojíara ~Yaborar Úna explÍc;1c;61~-~o~cii,;ersos contenidos que,
en pri11C!pló, sepocÍ~ía pcn~ar que ped{1dis;an S\1credibilidad. Para la aplicGción
de estos criterios habría que plantearse la pregunta «¿Un niifo que se está inven-
tando una alegación mencionaría detalles que se podrían interpretar en contra
suya?». Los criterios incluyen las· cqrrecciones espontáneas, la admisión de falta
dememoria sobre alguna gart~<f~lj_12c:ic:lt:nt~,dph1ntGamiento de.dudas sobre su
pr'6pí6 tesTímonio, Ia-auiodesaprol;>agign(por sus declaraciones o conducta) V el
perdón del agreSOI. . - . ..... . .. . . . •N . -· - , -
el CBCA. Para estudiar la validez del método se han seguido dos enfoques básicos:
• la realización de estudios de simuladón y las investigaciones de campo.
Uno de los primeros esil+_dios de.Sin!ulaci{5ít,realizados fue el de Yuille (1988).
.,._"' Este investigador instruyó a 49 nifios.éíe seis a m1~y¡; años de edad para <r1e con-
taran una historia verdadera.y "otrafalsas·ame-un determinado tema. Los partlci~
páñtesfuer?~ entrevistados dos .dfas"(lesiJl1éii:ior~l1ap.ef5oi!á:_füi~gesc(if¡~c[agüé
lri~t:<irfa era la verdadera y cuál Ja falsa. Dos evaluadores, que desconocían el objc-
Hvo del estudio, utilizaron el CBCÁ.para clasificar las historias corño verdaderas
o inventadas. Los evaluadores coincidieron en un 96% de sus clasificaciones:
Yuille encontró un riivel global dé cfasificacíóhes-corréctas de Ím 90,9% en el
,, ..
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caso de las historias verdaderas y del 74,4% en el de las falsas. Por su parte, ~
Stcller, Wcllershaus y Wolfc (1988) pidieron a nifios de seis y diez afios de celad
que contaran dos historias sobre diversas experiencias (examen médico, agresión fl""!
por otro niño o por un animal), una basada en un hecho real y la otra inventada. ~
Nueve de los dieciséis criterios se encontraban significativamente más presentes
~
en las historias verdaderas que en las inventadas. '
Joffe y Yuille (1992) investigaron si el CBCA permite cli.füI§I1Ciar las explica- ~
iones-Easa<las-e11-laéxiJeri
c e11c:1a-crc-ras ·basadas c11 · · ér211fre~aiiíi ;;:i.tó ·• t,c;;;··sliJctos, ~
) ' 142 ñifios de segundo ycüaí:rctcillsii fü6roii eva!Uados en tres
cüi{dicionés: un g1'upo lfi!H'
fue tesfigo.'.Testuvüiinp1icádci-en"líiisucesosimurado, otro recibió un· riguroso entre-
11amieütodá.ndosele1:ma dese-ri13ción de ta.Hada y con características coil1tí<lei1tes con
ul1aserie de criterios cfélCBCA·y;fina11hente, a otros sólo se les dio un ligero entrec
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mi]TI!eÜto, coÜsÍstente e.n unabreveexpÍÍcaclón ore elsuceso-sifritíliido: Enelé:aso
de los niños de cuarto curSo,el-CBCA:-íYeiihitió distingüil' entre fos informes vcr-
1
·-·-·.;> .i e . clacleros y los informes de los niños que recibieron un ligero entrenamiento. Sin
embargo, los evaluadores no pudieron distinguir entre los informes verdaderos y los
de aquellos niños con un fuerte entrenamiento. En el caso de los niños de segundo
curso no se encontraron diferencias significativas entre los tres grupos.
I:Ion~s,__~ters, Devitt y . Ama to (122~) Jgve.9tig¡i_rgns.i..sLC.!3.G.A.l2E:~111ite discri-
minar ~!1_tr~..l1i~()S ql1e diceg)¡i ve_rdady l()s 9.l1e:inienten:J,~os .sujetos fueron· 17
niños de cuatro a diez afios de edad y un progenitor de cada uno ele ellos. Los par-
r .- ~ ticipantes fueron clasificados en tres condiciones: participantes que fueron testi-
gos de cómo una persona desconocida rompía un libro y a los que se pidió que no
,i_·~- .. /dijeran nada a nadie; el libro desaparecía, pero sin que los partic;ipantes hubieran
' ··visto al autor del robo; el progenitor cogía el libro, diciéndok al niño que era un
secreto de ambos y que si hablaba con alguien sobre quién ha.bía siclo, el progeni-
tor se verfa•en problemas. Cuando se descubrió el robo, uno ele los investigadores
,-, ', f,l <: / acusaba al progenitor. Después, cuando se dejaba a solas a éste con su.hijo, el pro-
genitor instruía al niño para que acusara a otro investigador. Los niños fueron
entrevistados por un adulto que estaba de acuerdo con los investigadores y que se
presentaba a sí mismo como un miembro de la policí\h.Los.i11ys:~ti_g¡¡gore_s_encon·
traron que el CBCA permitió discriminar significativamente a los nifios que decían
fa verdad de Tos frienfitosos. ·· · - ·
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208 / Guía para la evaluación del abuso sexual infantil
Sin embargo, los estudios que acabamos de describir no captan las circuns-
tancias reales que viven los niños que tienen que declarar por los abusos sexuales
denunciados, es decir, carecen dé validez externa. Para remediarlo se han real iza-
do ya algunos estudios de campo en los que se utilizan las declaraciones de Íiiños
implicados en casos de abuso sexual. El primer estudio de campo con el CBCA
lo llevaron a cabo Esplin, Boycl1uk y Raskin (1988). Analizaron mediante el
CBCA 40 declaraciones obtenidas de niños de entre tres y quince años ele edad,
supuestamente objeto de abusos sexuales. Veinte declaraciones fueron· considera-
das corno confirmadas, ya que cumplían al menos dos de los siguientes criterios:
confesión del perpetrador, pruebas fisicas claras, uno o más testigos del inciden-
te y resultados del polígrafo. Las otras veinte declaraciones se consideraron muy
dudosas, cumpliendo al menos tres de los siguientes criterios: no confesión del
acusado, inexistencia de pruebas corroborativas, resultados negativos del polígra-
fo,retractación de la acusación y determinación por el juzgado de que no se babia
pr9d~fÍcio_11ingi'.11iª1uso. El grupo de abusos confirmados obtuvo una puntuación
media significativamente superior a !a-éfeT grupo altafriente dudoso. La edad no
explicaba la di(~re[jgia.entre. ambos.grupos,
Sirviéndo-se también de declaraciones de niños implicados en casos de abuso
sexual Anson, Golding y Gully (! 993) encontraron que la edad en el momento de
la entrevista correlacionaba significativamente con 6 de los 19 criterios del CBCA
(estructura lógica, adecuación contextual, descripción de interacciones, reproduc-
ción de conversaciones, perdonar al perpetrador y detalles característicos del
abuso) y con la puntuación total del CBCA.
Más recientemente, L<i111ers~\Vin]sel.111any Huffing ( l 996}yo]yieron 'l investi,
garla relación entre la edad y la presencia de los criterios del CECA en las clecla-
). ,,.
racio1ies cte11ifios. su¡Jüesfamente víetiín_as de abllso~sex.úáiis~ Los siij¡,10-sTúc1'on
178 iiifíos-dc entre dos y doce años de ~dad de !~~que se sospechaba q;1~ l)ü(li;¡,]'
haber sido objeto de abusos sexuales por un miembro de su familia nuclear o de
su hogar (65%) 6 por un miembro de la familia extendida o conocido (34%). Una
vez establecido el rapport, los entrevistadores i11tentaron obtener una narración]o
más libre posible. Dadoque no es normal qu_e)()S niÜO§.ReQlleD.Qs proporc_Lonc1~
un recuerdq libre cl~t¡¡Ila~Ü! s~)esf9r¡nularon.pregu11t<}S abiertas-cerradas JJara
ayuaaflesél1 lanarrnción. Las declaraciones fueron analizadas por dos expertos y
séaivídierQn eI1cúatro grupos en función de la edad de los sujetos (2-3, 4-5, 6-8
y 9-11 años de edad). Los resultados demostraron que varios criterios no se cum-,
plían en el caso de los niños muy pequeños. Cuatro criterios (detalkssuperfluos,'
·'!!~i~p_ci6n c:le .. u~. estac:I_o.mertªL<!Lp~rpetr'1~gi~:Planféa1'iifolitó_~1:Ifo~ió:lii:e_s_l ...
propio test_ll]1(JngJ •Y '.ti,;:tode~~_p[QJ;iac1<)h ti;o 5-~· c}}e91l!rª12m:i_pr_esenifs;HJ~tre 1os,·
liíffos de(dó~=:{j¡'es ¡¡ños cl_e ~gª_c:!, Cinco criterios (descripción de interacciones,.
rej)ro<lucéToí1.de coiwersaciones, complicaciones inesperadas, detalles mal inter-
pretados y correcciones espontáneas) se encontraron presentes menos del 10% de ¡
las veces en los niños de dos y tres años de edad. La descripción de interacciones : ,,
y la reproducción de conversaciones requieren de habilidades verbales y cogniti-:, •> ·. ¡·,_.:::;
© Ed1c•oncs P1riirn1t!c 1
······r··:'''''"f~·~~~~~~~F~~}~-ir~"7"ifi~"'i'".·• ~,,,~~,,?'"""'~~,~~·~"R'f'"'~'R""~'i'~f~~w'::"''~';:':''"1'')'·:fir·?1'f'';l~~
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Evaluación de la credibilidad y de la validez de las alegaciones / 209
vas complejas y es raro hallarlas en las declaraciones de los niños antes del esta-
dio operacional concreto. Con la edad fue disminuyendo el número de criterios no
satisfechos. Lo~ niños de 4-5aj1os·cl~ egadJ1Q <:;l]mplicron tres criterios, mientras
que en el c¡¡so cieTosdos grupos de mayor: ed<td (6-8 y 9-If años}' sólo hübo un
criterio que no se cumplióen absoluto. ·· ·· · ··· ·
De los resultados de, los aniCr]orcs estudios (Anson et al., l 993; Lamers-
Winkelman y Buffing, 1996) se deduce que la adecuación contextual, la descrip-
ció11" de interacciones, la reproducción de conversa.cfónes;Ji:fiiafíiís'ióüdcfülfa de
men10riay·1o:s·aefa!les.caracterÍstCcós de] incidente son criterios dGLCHCA que
guardan relációncon ·¡a edad de Jos· niños. Esto i1?dica que.fü"s-~ifíos más peque-
fíos;-íii.eí1Qs verbáTes, se-eñcueniranen desventaja. Ahora oien,Ia édad no es el
únicóTadéií· ifrlport~!1t~.Para qÚecl SVAsc ¡iúcd; lkgilr:·a-11i1Iri;ircon1o un ins-
tru-1i1c11"to ·validado científicamente hay que realizar análisis a gran escala que tam-
bién tengan en cuenta el tipo de abuso, Ja cronicidad, el empleo de la fuerza fisi-
ca y/o de las amenazas verbales y el número de veces q4c ha siclo entrevistado el
niño, así como factores culturales (Lamers-Winkelman y Buffing, 1996).
Lamb, Stcrnberg, Esplin, Hershkowitz y Orbaeh (1997a) llevaron a cabo un
estudio con 98 niños israelitas (28 niños y 70 niñas) que habían manifestado que
estaban .siendo objeto de abusos sexuales. Las entrevistas fueron transcritas y pos-
teriormente evaluadas por dos investigadores entrenados en el manejo del CBCA.
Otros investigadores procedieron a determinar la probabilidad de que las alega-
ciünes fueran verdaderas basándose en la información recopilada por los profe-
sionales (exámenes médicos, declaración del sospechoso, declaraciones de testi-
gos, resultados del polígrafo, informes policiales). Después de evaluar tocia la
información disponible los profesionales emitieron un informe indicando la pro-
babilidad de que cada alegación de abuso sexual fuera cierta. Se encontró una
relación significativa entre la probabilidad de que las alegaciones fueran ciertas y
la puntuación total en el CBCA. EnJas-9.~lllli1.cÍ.<:\:Le.Y.aJ.1rnc:l.<1S.SQl:!lQ.J2roba\:ikn1en
te ciertas se~ncontraban con mayor frecue11cialos criterios producción no estruc-
turada, caüf!i:!adC!ea·aa11eii, i:íoicación en ~[l co1{iextü;·;ri¡eraccTo.11City ccii1versa-
ciüne~:~A~.ún1§in9~j~.:;:;¡1c;:911.tt§'.iiiia•··re1aci0ñ"stgTílflcattva·~emte1a·edad ··ae los
in.
nüt<ii.YJil.tl\J!Jtm1ciccíl1J)Qts;nic:J.¡i i1 .~P-~.¿;;:ªe~fri~í1.~Ii9:µ~]~~ªeclá1'.a.c_i oiles. de
los 111ay.o.r.es ..c.on,t.e11íanJ.in. nrny.9\ 1.1-úm.;rQ_t:!_e.S:~iterios que las de. los. nifios más
p.E:_queños. Aunque los casos cuya existencia fue ·é-o11slderaaa coi11o-úiüy probable
reuri"fañ\in mayor número de criterios, algunos de los criterios también se encon-
traban p¡'esentes entre los casos considerados como más improbables. Este tipo de
resultados haée recomendable ser muy cautelosos en la utilización de este siste-
ma de 'yaloración dentro del contexto forense. En definitiva, Lamb et al. ( l 997a)
¡,
llegaron a l;;:cónclusión de que, aunque los resultados confirmaron el supuesto de
',, que las de.nuncias consideradas como creíbles por los expertos presentan un
mayor número de criterios cle!·CBCA que las no creíbles, el bajo nivel de preci-
\i. sión del sistema hace que no tenga la suficiente fiabilidad y validez como para
·:\ poder utilizarlo con fines judiciales.
21 O ./ Guía para fa evaluación del abuso sexual infantil
1
1 ción de su edad, nivel de desarrollo y adecuación de la entrevista. Finalmente,
SVA sólo se puede aplicar cuando las declaraciones de los sucesos tienen u
cie1ia longitud, lo que plantea el problema de si se puede utilizar con Jos nifi
:i
pequeños y hasta qué edad exactamente (Raskin y Esplin, 1991).
1: Por lo que respecta a su utilización en nuestro país, Manzanero ( 1997) sefi
~ :
que esta técnica es relativamente nueva o poco conocida en España, aunque se i
!izó por primera vez en 1991 y desde entonces su empleo se ha ido extendiendo·
1'
1
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diversas jurisdicciones como Madrid, Tenerife, Cáceres, etc., aplicándose su u'
diferentes tipos de delitos sexuales contra menores. La acogida por parte de jm
y tribunales de justicia españoles ha sido muy favorable y sus resultados apare
recogidos en las sentencias de cada caso concreto en el que se ha utilizado.
'' :¿.':~
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Evaluación de la credibilidad y de la validez de las alegaciones 1 213
sobornadas para que no hablen del abuso. Por consiguiente, es raro que hablen del
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abuso de forma espontánea. Por el contrario, el_11.ií'\Q_,q1teJ;_ejnve_l1!~11n~J1_istoria f
. --. -· - . . . ' ..
de este tipo disfrutará hablando de las cosas terribles que ha. sufrido a manos deC
ª~!.\i?.~fü¡:-- =~- 11!
© Ediciones Pirámide
r:
creer que la descripción realizada por los padres sobre esta conducta en el hijo es
creíble. _ ..... -· ···· -- ---.....
· Criterio 9,,_Daíic;_qfos.gsmit~les~Cuando los genitales han sufrido claífos físi-
cos O no habiéndolos sufricloel niño Se siente cJaf\acfo debido a Sl! percepción de
las áctifüdes culturales hacía -l<¡s actividades sexuales mantenidas. Por consi-
guienfo, c11 estos dos tipos ele Mños abusados sexualmente habría c¡uc tachar la
columna del «SÍ», que indica la presencia ele esta categoría.
Criterio tQ]Juego de desensibilización en el hogar o durante la entrevista.·
' \, ,-_ ' - ·" •" -
Los niños traumafüfados por el ahúso sexual se suele[] enfrentar al trauma a tra-
vés de ul1 proceso de desensibilización, reviviendo la experiencia ele una manci·<í
-rfiaifffieimnibíert sítíibólica. Cúiiiído eleiifrcvistitdor estcS-céíi1vcncido de que s~c
está produciendo eita clesensibilizáción, en la consulta o fuera de ella, debe pun-
tuar este critc_rio ..
Criterio 11. Amenazas o sobor/10 para qué 110 revde el abuso. El niñ.o descri-
be las graves corisecuef!cias con que
el sllpuesto agresor lo amenazó para c¡ue
guardara silencio o los sobornos para que consintiera y no divulgara este «secre-
to» especial.
/ Criterio 12. Ausencia _d§[S'fodmme. de alienación parental. Cuando no se
; encuentra presente -e-ste síndrome la probabilidad de que la alegación ele abuso
sexual se haya realizado ele buena fe es alta.
Criterio 13. No hay disputa o litigio por la custodia del niño. Cuando no hay
una disputa ele este tipo, la probabilidad ele que la alegación ele abuso sexual sea
cierta es máycír.
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Criterio 16. Presencia de síntomas depresivos. En los casos en que los padres ·
están litigando por la custodia de los hijos, el entrevistador debe interrogar cuida-
dosamente al niño con objeto de poder distinguir entre_do~ posibles causas de la
depresión: el abuso sexual o la exposición del niño a los éoñfli2tós· eri.fre sus
¡:iadres. Para que el criterio se cumpla es necesario que el critrcvistádorc·sré sCgú~ ·
ro de que la depresión se debv al abuso sexual.
Criterio 17 . .Retraimiento. El retraimiento del niño se puede producir en el
colegio, en el hogar o durante la entrevista. Es necesario que el entrevistador com-
pruebe cu~~'?~_S()!l ja~ _fl¡~~1t~s .de _e¡; ere trai111ie.~!(), _
Criterio 18. Personalidad sumisa. Normalmente, el padre ii1eestuoso suele ser
una persona dominante que tiene sometida a toda la famjli~i};~s dci11anclai y
deseos, de n1'111era qué el abuso sexual sería una 1Úanifcstaeión mús de este com-
portamiento. Coin()resultado, la víctima.de .. abuso§sex\jalcsJ~IS.\§ tipg _s,\lelé
desairo llar l!ªª personalidacI svmisª, m\entr.as que los niños q\l~J,mn sido. en.tr.e.:
nadas 'durante la declaración su.elen mostn1rse. asertivos y coléricos.
Criterio 19. Desórdenespsicosomáticos. Los niños víctimas de abuso sexual
es muy probable que éstéñ experimentando tensiones y ansiedades muy fuertes,
que pueden traducirse en determinados componentes somáticos ..c.omomíuseas,
vómitos y dolores estomacales. ··--- -
· Criterio 20. Conducta regresiva. En respuesta al trauma del. abuso sexual ~
muchos niños pueden presentar determinadas manifestaciones "regresivas como el ~
«lenguaje bebéi>, enuresis, encopresis y ansiedad por la separaciól1. ~
Criterio 21. Sentimientos ... de traición. Los niños abusados sexualmente a
1nenudo tienen el sentimiento de haber sido traicionados por el agresor que los •
.. ,_r
explotó y los utilizó con fines socialmente reprobables; también pueden sentirse
traicionados por sus madres, cuando no los protegieron de los abusos del padre.
Par¡t_Cll1E: s~_curnpl~ eLcriteri(), este sentimiento de traición debe referirse. al abuso
sexual y no, por ejemplo, al abandono aérpadré pórefdivorcio o a latraiciói1 a la
maore.
Criterio 22. Trastornos del sueiio. Como los agresores sexuales suelen apro-
vechar. el momento en que el niño se va a la cama para cometer los abusos, a
menudo los hiñas abusados desarrollan un miedo a irse a la cama. La tensión y la
ansie.dacl asociada a este mom~nto puede contribuir al desarrollo de trastornos del
sueño.
Criterio 23. E/'abuso se prolongó durante un período de tiempo extenso.
Cuando el abuso sexual del niño llega a descubrirse o éste opta por revelarlo,
generalmente ha transcurrido ya un tiempo considerable desde su inicio, mientras
que cuando se trata de una historia inventada el niño suele relatar \1~1os pocos inci-
© Ediciones Pira.mide
216 / Guía para la evaluación del abuso sexual infantil
~·
. ··~-----
Evaluación de la credibilidad y de fa validez de las alegaciones / 217
•1
2.2.3. Criterios de bajo valor diferenciador
(aunque potencialmente más alto)
Criterio 11. Aislamiento social. Las madres de los mnos abusados sexual-
mente es más probable que se encuentr.en aisladas socialmente .
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,,'.I
218 / Guía para la evaluación del abuso sexual infantil
características y de las cuestiones evolutivas y del curso vital del niño que pueden fii'!'!l
impactar en esas características. La guía indica los pasos a seguir en la investiga- p
ción de los abusos y evalúa el tipo y la calidad de la información necesaria en cada
paso antes de emitir un juicio final sobre la credibilidad de las alegaciones de
.....
~
abuso sexual.
~
fllE
3.1. Alegación de abuso sexual
Aúnque la'~tegación puede provenir del propio niño o de otra persona, el pro-
r
fesional debe comenzar analizando la versión del niño basándose en los conoci-
ri
mientos actuales sobre desarrollo infantil y el tipo de explicaciones que cabría ~
esperar en función del mismo.
Claridad. El desarrollo cognitivo de un niño pequeño (dos a cinco afios de
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edad) puede incidir negativamente en la claridad con que exponga los hechos. Su
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pensamiento preoperatorio puede hacer que la alegación se pierda en un estilo de
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220 ! Gufa para la evaluación del abuso sexual infantil
comunicación en el que las palabras y las ideas tengan unos referentes idiosincrá-
sicos y unas asociaciones carentes de lógica. Además, aunque la alegación sea
clara, otras características del estilo cognitivo también pueden pe1judicar la credi-
bilidad: la centración(definicióndelobjeto porsus funciones) le puede llévara
identificarla_é.yaculación con ía micción, mierífrás que por la falta de conscrvaéioí1
cr.r.cne-
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erecto --··deja.de-~i¿
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un peno. Estos f~ctores evolutivos repercuten negativa~
mente en la claridad de las alegaciones. Por el contrario, un niño mayor puede rea-
lizar una declaración vaga y confusa debido a las amenazas recibidas o a que
alguien lo está manipulando para que mienta.
Rapidez de la revelación. Las vícti_1nas de cualquier edad pueden no. decidir~
se a hablar hasta que pasan días, meses o incluso años. El retraso se puede deber
a las amenazas del agresor o al miedo de la víctima de que no lo. crean. oinclt1so
de que le echen la culpa. Por consiguiente, el que el niño ·no revele de forma inmc~
diata los abusos no se debe considerar como una prueba de falsedad, al menos
hasta después de haber descartado posibles presiones o motivaciones .
.§ez.!11jqa4. Determinadas características del abuso sexual (atribuciones ele
culpabilidad a la víctima, presiones para garantizar su silencio, reintcrprclación ele
la moralidad del acto) pueden hacer que el niño, sobre todo si es pequeño, se sien-
ta confundido por la naturaleza y consecuencias del abuso. Es normal, por tanto,
que se sienta inseguro durante la c:ntrevista, y que se mµestrei-etícentey tímido.
Por el contrario, lina alegación excesivamente apasionada se suele intcrp¡etar
comounirifenfo cómpensatoriode ocultar la mentira; Sin embargo, la seguridad
éon la qúe sefófmíila ul1a acusác!ói;Cíe este tipo puede variar dependiendo de fac-
tores como la naturaleza del abuso sexual, las amenazas recibidas, la motivación
para mentir y el estilo cognitivo y habilidades lingüísticas del nii1o. No existen
suficientes pruebas como para utilizar este criterio en un sentido o en otro.
Consistencia. Muchos profesionales están convencidos de que la consistencia
de la alegación a través del tiempo es un criterio válido para evaluar la credibili-
dad. Sin embargo, algunos niños cambian o incluso llegan a retractarse al obser-
var la reacción de los otros o poi miedo i!Ias consecuencias de fa revelacion: Por
consiguiente, la consistencia tampoco se puede considetaí' éoríio u;; ~1:iterio sufi-
ciente para juzgar la credibilidad.
Cl Ediciones Pirá1nidc
222 / Guia para la evaluación del abuso sexual infantil
hablar del agresor en términos positivos. El niño puede también manifestar senti-
mientos contrapuestos, pudiendo sentirse mal por la penetración y afirmar al
rr¡ismo tiempo que está muy contento con el regalo que le hizo el agresor para que
guardara silencio, o informar de placer fisico por el tocamiento al tiempo que dice
sentir miedo por las amenazas que le hizo el agresor. El niño que miente o que cstú
siendo presionado para hacerlo, al no conocer el entresijo de tocios estos elctal les
afectivos, lo normal es que tienda a informar consistentemente ele emociones nega-
tivas sobre' las características del abuso. ·
Pruebas que avalen los detalles aportados. El entrevistador debe preguntar al
niño si alguien, ya sea un niño o un adulto, se encontraba presente o si conoce a
otros niños de los que también hubiera abusado el supuesto agresor. Cuando otros
niños acusan también al agresor o éste tiene un historial ele delitos sexuales, la ale-
gación del niño recibe un cierto apoyo y aumenta su credibilidad.
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una independencia externa.
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224 I Guía para la evaluación del abuso sexual infantil
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GUÍA DE MAPES PARA LA EVALUACIÓN DE LA CREDIBILIDAD
'1 6. Y DE LA VALIDEZ
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6.1. La declaración del niño
El primer ·paso para analizar los datos es comparar y contrastar todas las
declaraciones espontáneas y provocadas realizadas por el niiio (Mapes, 1995).
Mientras revisa la evolución de las declaraciones, el profesional debe explorar lo
que se ha ido aiiadienclo en las sucesivas entrevistas y el tipo de información post-
suceso al que se haya podido ver expuesto el niiio. Cuando la progresión ele las
alegaciones ha ido cambiando desde conductas inocuas a otras más abusivas o
muy improbables existe una mayor probabilidad de que este desarrollo y embe-
llecimiento sean el resultado de las diferentes entrevistas y de la información post-
suceso. No obstante, si la progresión se ha producido con un mismo entrevistador,
relativamenté neutral, entonces se podría asignar una mayor validez a las alega-
c10nes.
A continuación habría que analizar los detalles aportados por el niño, tenien-
do en cuenta que los pequeños (versus mayores) recuerdan más detalles periféri-
cos que centrales sobre el suceso. Asimismo, las víctimas reales de abuso sexual
© Ediciones Pirámide
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necesario evaluar si los detalles recordados son congruentes con la frecuencia del
abuso y/o con el número de veces que el niño lo ha comentado. Finalmente, es
necesario comprobar si el vocabulario utilizado en la descripción del a!:iuso es
evolutivamente apropiado (por ejemplo, un niño pequeño es muy raro que utili-
ce el término vagina).
De acuerdo con Mapes (1995), el evaluador tiene que identificar a todas las
personas que hayan hablado con el niño sobre el abuso (padres, trabajador social,
psicólogo, policía o profesor) y comprobar si alguna de estas personas ha podido
influir en la alegación del niño y en su reconstrucción del suceso y, de ser así, ave-
riguar el grado y naturaleza de la influencia. Debe quedar claro el grado de cua-
lificación de la persona o personas que Jo hayan interrogado, así como Jos moti-
vos por los que el niño se decidió a hablar con esa persona y en ese momento, para
poder descartar algún tipo de preparación sesgada.
Es preciso analizar si en las conversaciones o entrevistas previas el adulto
actuó de forma neutral o si presentaba algún tipo de sesgo que pudiera haber
influido en la entrevista con el niño y, consiguientemente, en sus declaracio1ies.
En este sentido, debe determinarse si las alegaciones se realizaron en un ambien-
te neutral, en el que el adulto fue avanzando progresivamente en el uso de técni-
cas de menos a más conductivas, o si, por el contrario, se comportó de un modo
demasiado autoritario o demasiado amistoso. Hay que tener presente que las
acciones o los gestos del entrevistador pudieron haber influido en el niño, ele
manera que conviene asegurarse ele que no hubo ningún tipo ele señales, interpre-
taciones o de información que pudiera haber alterado sus recuerdos. También se
debe indagar sobre el posible uso de técnicas reconstructivas y sobre la implanta-
ción de ideas en la mente del niño (uso excesivo de preguntas tipo sí/no, pregun-
tas tendenciosas, repetición de la pregunta). En caso de que hubieran utilizado ins- .
trumentos ele ayuda en la entrevista, hay que clarificar cómo se le presentaron al '
niño, si ejercieron algún tipo de influencia o si el entrevistador sobreintcrpretó Ja
conducta y reacciones a los mismos.
Es nec.esario conocer el grado de resistencia mostrada por el nií1o durante Ja .
entrevista y cómo se abordó esta cuestión, ya que la forma ele manejarla pudo •
haber provocado sesgos (por ejemplo, la repetición de la misma pregunta pudo lle- .
varal niño a declarar lo que suponía que el entrevistador quería oír y que lo deja- ,
ra marcharse). Es importante también comprobar si se produjo una inversión del.• i
diagnóstico (identificación primero de un síntoma o desorden para concluir des-,:
pués que Ja presencia de ese síntoma o desorden es indicativa de abusos sexuales),';
ya que puede estar en el origen de una entrevista sesgada. 'i
El evaluador tiene que comprobar si la entrevista fue apropiada al nivel evo-
lutivo del niño y clarificar si el entrevistador le comunicó a los padres o a otras.
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