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MATERIA INFORMÁTICA

TEMA TICs

GRADO 1ER AÑO DE BACHILLERATO GENERAL

SECCIÓN A

ALUMNOS
Rafael Eduardo Juarez Marroquin
Julio Enrique Lopez Alvarado
Christopher Alexander Quintanilla Valladares
Douglas Rosales

FECHA DE ENTREGA Miércoles 18 de Septiembre de 2019


INTRODUCCIÓN.

En el presente trabajo se muestra el concepto de nomofobia como parte de los nuevos conceptos
adoptados a partir de las nuevas tecnologías y su dependencia hacia esta, su influencias en la familia y
en la sociedad. Se puede ver los diferentes puntos y situaciones en las que la enfermedad de la
Nomofobia se acrecienta, así como reglas sobre las edades adecuadas para el uso de cada una de las
nuevas tecnologías y normas sobre la participación de los padres en el control de la Nomofobia.
Nomofobia

La nomofobia es el miedo irracional a salir de casa sin el


teléfono móvil, es una angustia irracional, pánico o sufrimiento
desmedido a no estar conectado al teléfono o al Internet para
poder interactuar. El término, que es una abreviatura de la
expresión inglesa "no-mobile-phone phobia", fue acuñado
durante un estudio realizado por la oficina de correos británica
Royal Mail y encargado al instituto demoscópico YouGov para
estimar la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos
móviles.

Con la Nomofobia no se nace, sino que se hace. No se adquiere


en la primera infancia, sino que se va adquiriendo a través de los años, adueñándose después,
principalmente de los adolescentes y jóvenes.

La Nomofobia es una palabra nueva aceptada en la educación y en los tratamientos médicos. Es la


ciber-depencia, una de las varias enfermedades que han acompañado al desarrollo del Internet y la
telefonía.

El miedo a no estar conectado con el teléfono, se hace extensivo a no poderse conectarse con la
computadora y las otras pantallas digitales, a no poderse imaginar salir a la calle sin teléfono, lo que
produce la obsesión de estar pendiente constantemente, mirando el teléfono muy frecuentemente por si
ha entrado alguna llamada o mensaje.

El gesto de mirar continuamente el teléfono,


se convierte en una voluntaria o involuntaria,
acción compulsiva obsesiva o tic nervioso,
que altera a las otras personas presentes.
Además supone una inversión media de
cuatro horas diarias por motivos ajenos al
trabajo, más las que tenga que hacer
obligatoriamente por el trabajo. Ese tic
interrumpe cualquier conversación y no
respeta ni el sitio ni las circunstancias del
momento. El Nomofóbico no puede estar
quieto sin mirar su teléfono continuamente.
Pierde el respeto por la atención que se merecen las otras personas.

Esta fobia o filia están fuertemente vinculada a la adicción o ansiedad permanente a estar siempre
conectados a la tecnología, lo que genera la necesidad de revisar constantemente cada mensaje, alerta o
sonido que genera el teléfono o la computadora. Estas adicciones generalmente son más fuertes cuando
se trata de asuntos personales que cuando son de trabajo.

El excesivo tiempo dedicado a estar pendiente del teléfono, muchas veces exclusivamente por
diversión, impide que las personas, principalmente los jóvenes y los niños se acostumbren a pensar, ya
que la tecnología piensa por ellos. Después llegan los problemas cuando se integran en la vida laboral y
todavía no han desarrollado las capacidades de comunicación presencial, las del trabajo en equipo, el
análisis de las actitudes corporales, saber buscar en la vida real, además de saber hacerlo en la
tecnología virtual.

Grandes grupos de profesionales.

 Los que tienen la potestad, el privilegio o se pueden dar el lujo, si es que quieren, de poderse
desconectar.
 Los que tienen la obligación de permanecer conectados y la responsabilidad ineludible de
responder inmediatamente los correos electrónicos y los mensajes de texto o telefónicos. Estos
son los “esclavos de la tecnología”

Situaciones en las que la enfermedad de la Nomofobia se acrecienta:

Cuando el teléfono o la computadora suena, vibra o


manda señales de que ha llegado un mensaje y no se
puede mirar para ver quien llama.
Cuando la ansiedad domina a la persona debido a que
tarda en llegar un mensaje prometido o entra muy
despacio, debido a su tamaño informático.
Cuando le roban el teléfono o la computadora con toda la
información guardada.
Cuando lo han desconectado debido al crédito agotado,
falta de pago por error o por una realidad.
Cuando pierden el teléfono y en él estaban guardados todos los números telefónicos imprescindibles
para la vida profesional o social, las direcciones de correo electrónico, el calendario de entrevistas
acordadas, los datos económicos particulares, y un sinfín de datos archivados que ofrece la
extraordinaria tecnología. Aunque con mucha paciencia y tiempo, algunos datos se pueden recuperar
puesto que hay en día suelen quedar archivados en “la nube”.
Cuando se dan cuenta que se les quedo olvidado en algún sitio y no lo pueden usar hasta que lo
encuentren, si es que lo encuentran.
Cuando se descarga la batería y no encuentra la manera de recargarla o sustituirla.
Cuando se está fuera de cobertura de la red y no hay señal de conexión.
Cuando un virus o ataque informático borra los datos archivados o impide el funcionamiento del
teléfono o de la computadora.

La Nomofobia, enfermedad del siglo XXI

Esa enfermedad del sobrepeso se ceba


en quienes están todo el día
pendientes de si suena o no el
teléfono, no hacen ningún ejercicio
para estar muy cerca del teléfono y
poder contestar rápidamente, ya que si
hacen ejercicio o tienen actividades
que les ocupan las manos, no pueden
contestarlo inmediatamente.
Las relaciones personales entre los jóvenes son cada vez más difíciles, debido a que hay demasiados
Nomofóbicos. Tienen miles de “amigos virtuales” y muy pocos de carne y hueso. Normalmente esas
amistades virtuales suelen estar carentes de contenido con el que mutuamente se puedan enriquecer.
Socialmente también se aíslan pues no se han acostumbrado a hablar con los otros compañeros reales,
analizar sus lenguajes corporales, medir sus emociones, etc.

Los Nomofóbicos, cuando trabajan en una empresa y tienen que hacerlo con equipos humanos, no con
máquinas, tienen verdaderos problemas de adaptación, pues no saben trabajar en equipo, ni interactuar
con personas.

Un nomofóbico es fácilmente reconocible porque:

 Mira constantemente su móvil para ver si ha recibido


algún mensaje.
 Roba horas al sueño para sumergirse en las redes
sociales.
 No quiere ir a ningún sitio en el que no haya
cobertura.
 No apaga el móvil en ningún momento.
 Siempre está pendiente de localizar un enchufe que le
permita recargar la batería.

Regla 3 – 6 – 9 – 12, sobre las edades adecuadas para el uso de cada una de las
nuevas tecnologías.

Antes de los 3 años:

Evitar las pantallas electrónicas, pues los clásicos juegos infantiles son mucho más enriquecedores para
el niño, que estar sentado viendo la televisión.

Antes de los 6 años:

Evitar los videojuegos, pues tan pronto estos se introducen en su vida, acaparan toda su atención en
detrimento de otras actividades y empieza la creación de la Nomofobia y la Mobilfilia.

Antes de los 9 años:

Evitar el uso del internet a no ser acompañado de los padres o maestros, quienes previamente tienen
que explicarle las tres reglas más importantes de su uso:

a) Todo lo que se escribe o exhibe allí puede caer en el dominio público.


b) Todo lo que se sube a Internet quedará allí para siempre, pues es casi imposible le borrarlo.
c) No todo lo que se encuentra allí es verdad, por lo que deben consultarse otras fuentes.
Antes de los 12 años:

Ya pueden entrar solos en el Internet y usar el teléfono celular, pero su utilización debe ser realizada
bajo unas firmes y bien definidas reglas de uso y los correspondientes controles de los padres.

A partir de los 12 años y hasta los 18:

Los padres deben ir aflojando las reglas y controles, en función del comportamiento que vayan
observando sobre la educación recibida, para que los hijos se vayan acostumbrando a ejercer su libertad
para cuando sean adultos.

Los padres tienen que enseñar con el ejemplo y crear costumbres y hábitos de buen uso, para poder
orientar positivamente a los hijos frente al consumo telefónico.

Normas sobre la participación de los padres en el control de la Nomofobia.

Ayudar a los hijos a que puedan cumplir las normas, objetivos y límites que se hayan puesto o
negociado, relacionados con los teléfonos y las pantallas electrónicas.

Dedicarles el máximo tiempo posible, escuchándoles y tratando de entender sus inquietudes para que
no tengan que encontrar malos “amigos” en las redes sociales.

Estar muy pendientes de lo que hacen los hijos en cada momento, en relación con sus teléfonos y
pantallas electrónicas: En sus reuniones con amigos, familia, etc. En la privacidad de sus dormitorios o
incluso en los baños y tocadores. En las horas dedicadas al sueño o a los estudios para que al día
siguiente no arrastren los efectos de esas enfermedades.

Incrementar la capacidad de ponerse en la situación de cada uno de los hijos para entender los motivos
de sus actitudes.

Intentar que la tecnología no ocupe el rol que tiene la familia, pero que ayude a mejorarlo.

Saber manejar las propias reacciones y emociones ante las situaciones, equivocadas o no de los hijos.

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