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RESPETABLE LOGIA “ESTRELLA POLAR” Nº 156

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Fundada el 24 de mayo de 1.959. Regularmente Constituida bajo los auspicios de la


Muy Respetable Gran Logia de la República Bolivariana de Venezuela - Paseo
Miranda Nº 54

Días de Ten Sábados a las 2:00 p.m.


Or de Puerto La Cruz – Edo. Anzoátegui - Venezuela
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Vida Masónica de W. A. Mozart

Orde Puerto La Cruz, Marzo 2020 (ev)


Wolfgang Amadeus Mozart nació en Salzburgo, Austria, nació el 27 de
enero de 1756. Su pertenencia a la masonería está muy bien documentada. El 14
de diciembre de 1784, a los 28 años de edad, se inició como aprendiz en una
pequeña logia vienesa llamada “La Beneficencia”. Fue admitido con grado de
aprendiz en la logia masónica de Viena llamada Zur Wohltätigkeit (“Beneficencia”)
el 14 de diciembre de 1784. Fue promovido al grado de compañero masón el 7 de
enero de 1785 y se convirtió en Maestro Masón “en un corto espacio de tiempo”.
Para el 22 de abril de ese mismo año, Mozart figura ya como Maestro Masón en
los archivos de la logia. Mozart también asistió a las reuniones de otra logia,
llamada Zur wahren Eintracht (“Concordia Verdadera”). Ambas logias practicaban
el Rito Zinnendorf. Según Otto Erich Deutsch, esta Logia era “La mayor y más
aristocrática de Viena. … Mozart, como el mejor de los ‘hermanos’ músicos, fue
bienvenido en todas las Logias”. Fue apadrinado por el naturalista Ignaz von Born.

La propia logia de Mozart “Beneficencia” se consolidó con otras dos en


diciembre de 1785, bajo la reforma imperial de la masonería (el Freimaurerpatent,
“Decreto Masónico”) del mismo mes y así Mozart llegó a pertenecer a una logia
llamada Zur Neugekrönten Hoffnung (Nueva Esperanza Coronada). Según los
documentos masónicos que se han conservado, Mozart era bien recordado por
sus Hermanos Masones y muchos de sus amigos también eran Masones. La
colaboración musical de Mozart con las Logias Masónicas comienza aún antes de
ser iniciado masón, ya que buena parte de sus amigos y patronos pertenecían a la
masonería.
Durante la visita a Viena en 1785, el padre de Mozart, Leopold, también se
hizo masón. Con motivo de la iniciación de Mozart, éste interpretó en la logia su
cantata «A ti alma del Universo, OH Sol» (K. 429) en la que el aria del tenor es un
himno al Sol y a la Luz; cantata doblemente adaptada a la celebración de la gran
Fiesta Masónica de San Juan del verano (más conocida como del Solsticio de
Verano) y punto culminante del año masónico; y que encaja igualmente en la
ceremonia de iniciación del primer grado masónico, cuando el aprendiz, después
de haber sufrido las pruebas simbólicas, recibe la luz.

Agradecido y apasionado por su Logia y con motivo de la ceremonia del


paso de su padre al grado de Compañero, puso música a un poema de Joseph
Von Ratschky, «El viaje del Compañero» (K 468) para canto y acompañamiento
de piano. Unos meses antes de acceder al tercer grado de la masonería, asistió el
11 de febrero de 1785, en la Logia Vienesa «La Verdadera Concordia», a la
iniciación masónica de su amigo Joseph Haydn en el grado de aprendiz, y a quien
Mozart, con este motivo, dedicó los «Seis cuartetos de cuerda».

Poco antes de la doble investidura que Mozart y su padre recibieron el 2 de


abril de 1785 como Maestros Masones en la logia vienesa «La Esperanza
Coronada», compuso para esta logia dos de sus más importantes composiciones
masónicas: «La alegría Masónica, (K 471) y la «Música Fúnebre Masónica» (K
477).
En 1786, con motivo de una reorganización de las Logias Vienesas
ordenada por el emperador José II, Mozart compuso para su logia «La nueva
Esperanza Coronada» dos cantatas masónicas: «Para la apertura de la Logia» (K
483) y «Para la clausura de la Logia» (K 484).Es posible encontrar todavía con
tres obras de Mozart ligadas a la Masonería, y en las que se descubre a Mozart
comprometido con la Libertad y con los ideales de la Revolución Francesa
(L:.I:.F:.), especialmente en «Vosotros los que honráis al Creador del Universo
Infinito» (K 619), que es un mensaje dirigido a la juventud alemana en el momento
en que componía la ópera de la Fraternidad Universal.

Las otras dos composiciones estrictamente masónicas a las que Mozart


puso música fueron una pequeña cantata masónica, «Elogio de la Amistad» (K
623), fechada en Viena el 15 de noviembre de 1789), y «Enlacemos nuestras
manos» (K 623a) y que se canta constituyendo la Cadena de Unión final de
cualquier tenida masónica.

La historia y música de la ópera La Flauta Mágica, cuyo libreto escribe en


colaboración con el también hermano masón Emanuel Schikaneder, es
considerada por tener grandes influencias masónicas. De hecho, a pesar estar
plena de guiños de la cultura popular, se puede seguir en ella el ritual de Iniciación
Masónica del Rito Zinnendorf. La obertura comienza con tres acordes similares a
las denominadas “Baterías Masónicas” de diversos ritos. Asimismo, el tema toral
de la obra; la lucha entre la luz y las tinieblas, es también el tema que atraviesa
toda la enseñanza masónica.

Su obra póstuma, su Canto de Cisne, fue la que tituló «Pequeña Cantata


Masónica», cuya audición dio en una tenida de su logia, dirigiendo él mismo la
audición, dos días antes de sentirse atacado por la enfermedad misteriosa que le
condujo al sepulcro.

La Flauta Mágica

Conforme fue avanzando el siglo XVIII la presencia de nobles en la


masonería especulativa se hizo cada vez más numerosa: Luis Felipe de Orleans,
primo del rey Luis XVI, fue Gran Maestre en Francia; en Inglaterra, ese cargo
siempre fue desempeñado por un miembro de la nobleza desde 1721; Federico II
de Prusia fue masón… se hablaba incluso de que varios cardenales del Vaticano
eran masones. En 1751 el papa Benedicto XIV emitió una bula condenando las
actividades masónicas. A pesar de ello y de la feroz oposición que contaban en
casi todos los estamentos políticos, económicos y sociales, numerosos católicos
se iniciaron en las logias.

Como masón, Mozart no se libró de esas convulsiones políticas. De todas


sus obras de inspiración masónica, la más famosa es sin duda La flauta mágica,
que además nació con una expresa intencionalidad política. La ceremonia de
coronación de Leopoldo II como rey de Bohemia se iba a celebrar en Praga el 6 de
septiembre de 1791 y la compañía de ópera había encargado a Mozart una obra
para los festejos oficiales. A la masonería le pareció la ocasión perfecta para que
el maestro, además compusiera algo especial que sirviera de propaganda para
que la hermandad recuperara parte del prestigio perdido. La propuesta fue
planteada por el libretista masón Emanuel Schikaneder, con la idea de escribir una
ópera basada en el cuento infantil de Cristoff Martin Wieland titulado Lulú o La
flauta mágica, que ensalzara los principios masónicos y la actividad idealista y
positiva de sus miembros.
La flauta mágica está cargada de simbolismo masónico y el libreto tiene,
además, una fácil interpretación en el contexto político de aquel momento.
Veamos un resumen de la acción. Sarastro, un gran sacerdote supuestamente
malvado, mantiene cautiva en su palacio a la princesa Pamina. Ésta es hija de la
aparentemente bondadosa Reina de la Noche, que quiere rescatarla. El príncipe
Tamino se enamora de un retrato de la princesa y se compromete a salvarla de su
raptor. Para ayudarle en la empresa, las Damas de la Noche le dan una flauta
mágica, y a Papageno, un simple cazador de pájaros que le acompaña, un carillón
de mágicas campanillas.

El final es feliz, como no podía ser menos, pero con un sorprendente


quiebro: la inicialmente bondadosa Reina de la Noche resulta ser la mala de la
historia, y el presuntamente malvado Sarastro, es el bueno que ha raptado a
Pamina para librarla así de la nefasta influencia de su madre. La interpretación en
clave política de obra y personajes fue evidente: la malvada Reina de la Noche era
María Teresa, la regente que reprimió con energía las actividades masónicas. El
reino de la oscuridad no era otro que el de la iglesia Católica. Sarastro, el Gran
Sacerdote del culto de Isis y Osiris, representaba a la masonería y a su Gran
Maestre, que ayudaban a la humanidad enseñándola el buen camino y los dones
de su secreta sabiduría. También encarnaba globalmente a todos los
emperadores que habían sido favorables a la actividad de las logias, como
Francisco I y José II, cuyo ejemplo querían que siguiera el nuevo emperador
Leopoldo.
También hay, por supuesto, una lectura claramente masónica ya que su
objetivo era reivindicar la imagen de la organización. La acción se desarrolla en el
antiguo Egipto, y cabe señalar que la masonería de Viena seguía el rito llamado
de Misraim, que hunde sus raíces en antiguos cultos y conocimientos de Egipto. El
decorado original estaba cargado de referencias en este sentido. El templo de
Sarastro aparecía flanqueado por esfinges y, escrita en una pirámide, figuraba la
inscripción: "El que pase por este difícil camino será purificado por la tierra, el aire,
el fuego y el agua", en clara referencia esotérica a los cuatro elementos. También
hay numerosas alusiones al número tres: tres son las Damas de la Noche y tres
los niños sabios; el príncipe Tamino tiene que superar tres pruebas y son tres los
mundos que la obra refleja, el oscuro mundo de maldad de la Reina de la Noche,
el de Sarastro iluminado por la luz de la sabiduría, y el mundo de la humanidad
ciega e ignorante representado por el simple Papageno.

La flauta mágica muestra el camino de iniciación que tiene que recorrer el


hombre para salir de su ignorante ceguera y llegar a la luz que le permita
contemplar la verdad. Ese es el camino que, en la obra, recorre el príncipe
Tamino, superando pruebas y alcanzando un nivel superior de sabiduría que le
permite ver lo que antes estaba oculto, es decir, la bondad de Sarastro y la maldad
de la Reina de la Noche. Y ese es el camino de iniciación que ofrece la masonería.
La extraña muerte de Mozart

Entre los muchos misterios que rodean al célebre compositor, no podía


faltar el de su prematura muerte. Todo empezó cuando un personaje que se negó
a dar su nombre se presentó para pedirle que compusiera un requiem a cambio de
una importante suma de dinero. Esa manera, secreta y anónima, de encargar una
obra, no era normal, pero dados los apuros económicos por los que atravesaba,
Mozart aceptó y, una vez terminada la cantata masónica “Anunciad alto nuestra
alegría”, su última obra completa, se dedicó de lleno a la nueva composición.
Repentinamente su salud decayó de forma alarmante. En pocos días se encontró
tan mal que trabajaba sin levantarse de la cama. Aún así, nadie esperaba un
desenlace fatal ya que, el día 4 de diciembre, convocó a unos amigos con los que
estuvo interpretando las partes ya terminadas de la obra. Sin embargo, durante la
madrugada del día 5 de diciembre y lleno de deudas, fallecía a causa de unas
fiebres reumáticas. Le acompañaban su mujer Konstanze Weber, la hermana
pequeña de ésta, Sophie, y su amigo íntimo y discípulo Süssmayr. El Requiem
quedaba sin terminar.

No tardaron en cundir rumores, incluso en la prensa, asegurando que había


sido asesinado. En realidad, el propio Mozart contribuyó a tales sospechas. En
octubre de 1791, sintiéndose ya enfermo, transmitió a su esposa la convicción de
que estaba siendo envenenado, y que ese requiem que tanto le obsesionaba lo
estaba haciendo para él mismo. Las habladurías señalaron como autor a
Süssmayr, al que suponían amante de la mujer de Mozart. Para sostener esta
hipótesis se basaban en que el hijo de ella se llamaba Franz Xaver, igual que
Süssmayr, al que atribuían por tanto la paternidad. Süssmayr, además, fue quien
terminó de componer el famoso Requiem para que Konstanze pudiera cobrar la
suma prometida.
También se culpó a la masonería. La muerte sería el castigo impuesto por
haber develado conocimientos y rituales en La flauta mágica que debían
permanecer en secreto en el interior de las logias. El hecho de que el ya
sospechoso Hofdemel fuera masón, dio alas a esta teoría. Pero, sin duda, el
candidato más famoso fue el también compositor Antonio Salieri. El móvil no
habría sido otro que la pura envidia inspirada por las geniales capacidades de
Mozart. Según recogen algunos biógrafos, el propio Salieri, antes de morir, afirmó
ser el causante de la muerte de Mozart. Esta posibilidad inspiró el drama de
Pushkin Mozart y Salieri, convertido posteriormente en ópera por el compositor
ruso Nicolai Rimsky-Korsakov.

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