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RESPETABLE LOGIA “ESTRELLA POLAR” Nº 156

REA y A
Fundada el 24 de mayo de 1.959. Regularmente Constituida bajo los
auspicios de la Muy Respetable Gran Logia de la República Bolivariana de
Venezuela - Paseo Miranda Nº 54

Días de Ten Sábados a las 2:00 p.m.


Or de Puerto La Cruz – Edo. Anzoátegui - Venezuela
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Vida Masónica de W. A. Mozart

Orde Puerto La Cruz, Marzo 2020 (ev)


Su pertenencia a la masonería está muy bien documentada. El 14 de
diciembre de 1784, a los 28 años de edad, se inició como aprendiz en una pequeña
logia vienesa llamada La Beneficencia. Para ese ritual iniciático compuso
expresamente su cantata A ti, alma del Universo. Su carrera masónica fue
vertiginosa. A las pocas semanas, el 7 de enero de 1785, ascendió al grado de
Compañero, y lo hizo en la logia más importante de Viena, La Verdadera Concordia.
El 22 de abril de ese mismo año, era ya Maestro en la logia La Esperanza Coronada,
para la cual escribió dos de sus composiciones masónicas más conocidas: La
alegría masónica y Música fúnebre masónica.

Su fama y sus increíbles capacidades musicales hicieron posible que el papa


Clemente XIV le nombrara Caballero de la Espuela de Oro con tan sólo 14 años. A
esa edad, la Academia Filarmónica de Bolonia, saltándose las normas que
establecían en 20 años el mínimo para ser nombrado académico, lo admitía en su
seno con la categoría de compositor.

La relación de Mozart con la masonería se inicia, en realidad, mucho antes de su


ingreso formal en la logia Beneficencia. De hecho, su familia, desde el siglo XVII,
estaba vinculada a la antigua masonería operativa, es decir, al hermético gremio de
los constructores. En la Edad Media, los sabios albañiles que pusieron en pie las
catedrales organizaron su actividad en un gremio cerrado, cuidadosamente
jerarquizado según la especialización de sus miembros. Los albañiles eran llamados
entonces masons, y dado que trabajaban la cantería con una piedra conocida como
"piedra franca", se los denominó francmasones. En las obras compartían una misma
vivienda, a la que llamaban logia. En ella impartían las enseñanzas de su Arte Real
a los aprendices, cuidando de que sus conocimientos se conservaran en el más
absoluto secreto. De ahí surgiría, en 1716, la llamada masonería especulativa. Pues
bien, el tatarabuelo de Wolfgang, David Mozart, fue albañil y maestro de obras, al
igual que su bisabuelo Franz.

Fruto de su temprana familiaridad con los principios del Gran Arquitecto, en 1767,
cuando Mozart tenía 11 años, compuso un lied – canción– de inspiración masónica
para la hija del doctor Joseph Wolff, que era masón y le salvó de la viruela. En 1772
musicalizó un texto ritual masónico titulado Oh, Santa Unión de Hermanos, y un año
después lo hizo con una obra del masón Tobías Philipp von Gebler, con quien
coincidiría posteriormente como compañero de logia en La Verdadera Concordia de
Viena.

La flauta mágica

Conforme fue avanzando el siglo XVIII la presencia de nobles en la masonería


especulativa se hizo cada vez más numerosa: Luis Felipe de Orleans, primo del rey
Luis XVI, fue Gran Maestre en Francia; en Inglaterra, ese cargo siempre fue
desempeñado por un miembro de la nobleza desde 1721; Federico II de Prusia fue
masón… se hablaba incluso de que varios cardenales del Vaticano eran masones.
En 1751 el papa Benedicto XIV emitió una bula condenando las actividades
masónicas. A pesar de ello y de la feroz oposición que contaban en casi todos los
estamentos políticos, económicos y sociales, numerosos católicos se iniciaron en
las logias.

Como masón, Mozart no se libró de esas convulsiones políticas. De todas sus obras
de inspiración masónica, la más famosa es sin duda La flauta mágica, que además
nació con una expresa intencionalidad política. La ceremonia de coronación de
Leopoldo II como rey de Bohemia se iba a celebrar en Praga el 6 de septiembre de
1791 y la compañía de ópera había encargado a Mozart una obra para los festejos
oficiales. A la masonería le pareció la ocasión perfecta para que el maestro, además
compusiera algo especial que sirviera de propaganda para que la hermandad
recuperara parte del prestigio perdido. La propuesta fue planteada por el libretista
masón Emanuel Schikaneder, con la idea de escribir una ópera basada en el cuento
infantil de Cristoff Martin Wieland titulado Lulú o La flauta mágica, que ensalzara los
principio masónicos y la actividad idealista y positiva de sus miembros.

La flauta mágica está cargada de simbolismo masónico y el libreto tiene, además,


una fácil interpretación en el contexto político de aquel momento. Veamos un
resumen de la acción. Sarastro, un gran sacerdote supuestamente malvado,
mantiene cautiva en su palacio a la princesa Pamina. Ésta es hija de la
aparentemente bondadosa Reina de la Noche, que quiere rescatarla. El príncipe
Tamino se enamora de un retrato de la princesa y se compromete a salvarla de su
raptor. Para ayudarle en la empresa, las Damas de la Noche le dan una flauta
mágica, y a Papageno, un simple cazador de pájaros que le acompaña, un carillón
de mágicas campanillas. El final es feliz, como no podía ser menos, pero con un
sorprendente quiebro: la inicialmente bondadosa Reina de la Noche resulta ser la
mala de la historia, y el presuntamente malvado Sarastro, es el bueno que ha
raptado a Pamina para librarla así de la nefasta influencia de su madre. La
interpretación en clave política de obra y personajes fue evidente: la malvada Reina
de la Noche era María Teresa, la regente que reprimió con energía las actividades
masónicas. El reino de la oscuridad no era otro que el de la iglesia Católica.
Sarastro, el Gran Sacerdote del culto de Isis y Osiris, representaba a la masonería
y a su Gran Maestre, que ayudaban a la humanidad enseñándola el buen camino y
los dones de su secreta sabiduría. También encarnaba globalmente a todos los
emperadores que habían sido favorables a la actividad de las logias, como
Francisco I y José II, cuyo ejemplo querían que siguiera el nuevo emperador
Leopoldo.
También hay, por supuesto, una lectura claramente masónica ya que su objetivo
era reivindicar la imagen de la organización. La acción se desarrolla en el antiguo
Egipto, y cabe señalar que la masonería de Viena seguía el rito llamado de Misraim,
que hunde sus raíces en antiguos cultos y conocimientos de Egipto. El decorado
original estaba cargado de referencias en este sentido. El templo de Sarastro
aparecía flanqueado por esfinges y, escrita en una pirámide, figuraba la inscripción:
"El que pase por este difícil camino será purificado por la tierra, el aire, el fuego y el
agua", en clara referencia esotérica a los cuatro elementos. También hay
numerosas alusiones al número tres: tres son las Damas de la Noche y tres los
niños sabios; el príncipe Tamino tiene que superar tres pruebas y son tres los
mundos que la obra refleja, el oscuro mundo de maldad de la Reina de la Noche, el
de Sarastro iluminado por la luz de la sabiduría, y el mundo de la humanidad ciega
e ignorante representado por el simple Papageno.

La flauta mágica muestra el camino de iniciación que tiene que recorrer el hombre
para salir de su ignorante ceguera y llegar a la luz que le permita contemplar la
verdad. Ese es el camino que, en la obra, recorre el príncipe Tamino, superando
pruebas y alcanzando un nivel superior de sabiduría que le permite ver lo que antes
estaba oculto, es decir, la bondad de Sarastro y la maldad de la Reina de la Noche.
Y ese es el camino de iniciación que ofrece la masonería.

La extraña muerte de Mozart

Entre los muchos misterios que rodean al célebre compositor, no podía faltar el de
su prematura muerte. Todo empezó cuando un personaje que se negó a dar su
nombre se presentó para pedirle que compusiera un requiem a cambio de una
importante suma de dinero. Esa manera, secreta y anónima, de encargar una obra,
no era normal, pero dados los apuros económicos por los que atravesaba, Mozart
aceptó y, una vez terminada la cantata masónica Anunciad alto nuestra alegría, su
última obra completa, se dedicó de lleno a la nueva composición. Repentinamente
su salud decayó de forma alarmante. En pocos días se encontró tan mal que
trabajaba sin levantarse de la cama. Aún así, nadie esperaba un desenlace fatal ya
que, el día 4 de diciembre, convocó a unos amigos con los que estuvo interpretando
las partes ya terminadas de la obra. Sin embargo, durante la madrugada del día 5
de diciembre y lleno de deudas, fallecía a causa de unas fiebres reumáticas. Le
acompañaban su mujer Konstanze Weber, la hermana pequeña de ésta, Sophie, y
su amigo íntimo y discípulo Süssmayr. El Requiem quedaba sin terminar.

No tardaron en cundir rumores, incluso en la prensa, asegurando que había sido


asesinado. En realidad, el propio Mozart contribuyó a tales sospechas. En octubre
de 1791, sintiéndose ya enfermo, transmitió a su esposa la convicción de que estaba
siendo envenenado, y que ese requiem que tanto le obsesionaba lo estaba haciendo
para él mismo. Las habladurías señalaron como autor a Süssmayr, al que suponían
amante de la mujer de Mozart. Para sostener esta hipótesis se basaban en que el
hijo de ella se llamaba Franz Xaver, igual que Süssmayr, al que atribuían por tanto
la paternidad. Süssmayr, además, fue quien terminó de componer el famoso
Requiem para que Konstanze pudiera cobrar la suma prometida.

Otro candidato fue el militar y masón Franz Hofdemel. Margarita, su esposa, era
alumna de Mozart y estaba embarazada. Al día siguiente de morir Wolfgang,
Hofdemel agredió brutalmente a su mujer destrozándole el rostro a cuchilladas, y
acto seguido, se suicidó. Inmediatamente se interpretó que el hijo que llevaba en su
vientre era de Mozart, y que el deshonrado marido intentó matarla por ello,
quitándose la vida a continuación.

También se culpó a la masonería. La muerte sería el castigo impuesto por haber


desvelado conocimientos y rituales en La flauta mágica que debían permanecer en
secreto en el interior de las logias. El hecho de que el ya sospechoso Hofdemel
fuera masón, dio alas a esta teoría.

Pero, sin duda, el candidato más famoso fue el también compositor Antonio Salieri.
El móvil no habría sido otro que la pura envidia inspirada por las geniales
capacidades de Mozart. Según recogen algunos biógrafos, el propio Salieri, antes
de morir, afirmó ser el causante de la muerte de Mozart. Esta posibilidad inspiró el
drama de Pushkin Mozart y Salieri, convertido posteriormente en ópera por el
compositor ruso Nicolai Rimsky-Korsakov.
Parte II

Wolfgang Amadeus Mozart nació en Salzburgo, Austria, nacio el 27 de enero


de 1756. Fue admitido con grado de aprendiz en la logia masónica de Viena llamada
Zur Wohltätigkeit (“Beneficencia”) el 14 de diciembre de 1784. Fue promovido al
grado de compañero masón el 7 de enero de 1785 y se convirtió en Maestro Masón
“en un corto espacio de tiempo”. Para el 22 de abril de ese mismo año, Mozart figura
ya como Maestro Masón en los archivos de la logia. Mozart también asistió a las
reuniones de otra logia, llamada Zur wahren Eintracht (“Concordia verdadera”).
Ambas logias practicaban el Rito Zinnendorf. Según Otto Erich Deutsch, esta logia
era “la mayor y más aristocrática de Viena. … Mozart, como el mejor de los
‘hermanos’ músicos, fue bienvenido en todas las logias”. Fue apadrinado por el
naturalista Ignaz von Born.

La propia logia de Mozart Zur Wohltätigkeit se consolidó con otras dos en diciembre
de 1785, bajo la reforma imperial de la masonería (el Freimaurerpatent, “Decreto
Masónico”) del mismo mes y así Mozart llegó a pertenecer a una logia llamada Zur
Neugekrönten Hoffnung (Nueva esperanza coronada).

Según los documentos masónicos que se han conservado, Mozart era bien
recordado por sus hermanos masones y muchos de sus amigos también eran
masones. La colaboración musical de Mozart con las logias masónicas comienza
aún antes de ser iniciado masón, ya que buena parte de sus amigos y patronos
pertenecían a la masonería.

Durante la visita a Viena en 1785, el padre de Mozart, Leopold, también se hizo


masón.

Con motivo de la iniciación de Mozart, éste interpretó en la logia su cantata «A ti


alma del Universo, OH Sol» (K. 429) en la que el aria del tenor es un himno al sol y
a la luz; cantata doblemente adaptada a la celebración de la gran Fiesta Masónica
de San Juan del verano (más conocida como del Solsticio de Verano) y punto
culminante del año masónico; y que encaja igualmente en la ceremonia de iniciación
del primer grado masónico, cuando el aprendiz, después de haber sufrido las
pruebas simbólicas, recibe la luz.

Agradecido y apasionado por su Logia y con motivo de la ceremonia del paso de su


padre al grado de Compañero, puso música a un poema de Joseph Von Ratschky,
«El viaje del compañero» (K 468) para canto y acompañamiento de piano.

Unos meses antes de acceder al tercer grado de la masonería, asistió el 11 de


febrero de 1785, en la logia vienesa «La verdadera concordia», a la iniciación
masónica de su amigo Joseph Haydn en el grado de aprendiz, y a quien Mozart,
con este motivo, dedicó los «Seis cuartetos de cuerda».

Poco antes de la doble investidura que Mozart y su padre recibieron el 2 de abril de


1785 como Maestros Masones en la logia vienesa «La esperanza coronada»,
compuso para esta logia dos de sus más importantes composiciones masónicas:
«La alegría masónica, (K 471) y la «Música fúnebre masónica» (K 477).

En 1786, con motivo de una reorganización de las Logias Vienesas ordenada por el
emperador José II, Mozart compuso para su logia «La nueva esperanza coronada»
dos cantatas masónicas: «Para la apertura de la Logia» (K 483) y «Para la clausura
de la Logia» (K 484).

Nos encontramos todavía con tres obras de Mozart ligadas a la Masonería, y en las
que descubrimos a Mozart comprometido con la Libertad y con los ideales de la
Revolución Francesa (L:.I:.F:.), especialmente en «Vosotros los que honráis al
Creador del Universo Infinito» (K 619), que es un mensaje dirigido a la juventud
alemana en el momento en que componía la ópera de la Fraternidad Universal.

Las otras dos composiciones estrictamente masónicas a las que Mozart puso
música fueron una pequeña cantata masónica, «Elogio de la Amistad» (K 623),
fechada en Viena el 15 de noviembre de 1789), y «Enlacemos nuestras manos» (K
623a) y que se canta constituyendo la Cadena de Unión final de cualquier tenida
masónica.

La historia y música de la ópera La flauta mágica, cuyo libreto escribe en


colaboración con el también hermano masón Emanuel Schikaneder, es considerada
por tener grandes influencias masónicas. De hecho, a pesar estar plena de guiños
de la cultura popular, se puede seguir en ella el ritual de Iniciación Masónica del Rito
Zinnendorf. La obertura comienza con tres acordes similares a las denominadas
“Baterías Masónicas” de diversos ritos. Asimismo, el tema toral de la obra; la lucha
entre la luz y las tinieblas, es también el tema que atraviesa toda la enseñanza
masónica.

Su obra póstuma, su canto de cisne, fue la que tituló «Pequeña Cantata Masónica»,
cuya audición dio en una tenida de su logia, dirigiendo él mismo la audición, dos
días antes de sentirse atacado por la enfermedad misteriosa que le condujo al
sepulcro.

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