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Parafernalia....................................................................................................................................26
Mujer..........................................................................................................................................26
Hombre.......................................................................................................................................26
Organología...................................................................................................................................26
El acordeón................................................................................................................................26
La caja vallenata.........................................................................................................................27
La guacharaca............................................................................................................................27
Aspectos pedagógicos....................................................................................................................27
Bibliografía...................................................................................................................................29
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Introducción
En este texto, se abordará una investigación sobre las danzas folklóricas los Diablos y el
Paseo Vallenato, en lo ancho y largo del litoral Caribe colombiano, siendo estas danzas un
vehículo de transmisión de contenidos simbólicos y culturales representativas de esta región. La
danza de los Diablos refleja la imposición y dominio de la cultura religiosa europea sobre los
ritos de los esclavos negros e indígenas considerados paganos; tuvo sus primeras exposiciones
como reflejo de la exigencia cultural europea en las antiguas celebraciones populares y religiosas
de los pueblos hispanos. A nivel general, la “diablada” puede ser entendida como un espectro de
danzas, músicas y argumentos que, en ocasiones, también se ha denominado Danza de los
Diablos y que tiene distintas expresiones y versiones en el mundo.
Por otro lado, la danza el Paseo Vallenato es una danza folclórica, cuyo origen se
remonta a los bailes de vaquería y a las viejas colitas del Valledupar de antaño; hoy en día se ha
convertido a nivel musical en una de las páginas de la escuela del vallenato. Se dice que el paseo
logra su nombre del hecho de que al bailarlo pareciera que se estuviera paseando. Es uno de los
bailes de salón de gran influencia española. Tanto su vestuario como su música son alegres y se
baila con movimientos cadenciosos en la cadera del hombre y la mujer. En esta danza se
desarrolla siempre el galanteo del hombre para la mujer. Representa el cortejo español entre el
hombre y la mujer. Los bailarines se mueven de manera elegante, pero imprimiendo cierta fuerza
y alegría en sus movimientos, haciendo giros, desplazamientos, movimientos de hombros y
caderas en un coqueteo constante entre el hombre y la mujer, siguiendo el ritmo de la música
(paseo).
El principal objetivo de este texto, es lograr un bosquejo sobre las danzas folklóricas los
Diablos y el Paseo Vallenato, lo primero que se abordará será su definición, su origen y su
ubicación geográfica, enmarcada dentro del litoral Caribe colombiano. Región que se destaca por
su pluriculturalidad y por la variedad que hay en las danzas. Muchas de ellas representan al país
ante los ojos del mundo. El litoral Caribe es un espacio en donde la música, el baile, el goce
pareciera brotar de la tierra, como si el sol, la lluvia, el mar y el río alimentaran el espíritu de la
gente para hacer música, ritmos, bailes, movimientos, hasta convertirla en un espejo, en el que se
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refleja toda la mezcla de culturas, ese sincretismo que nace de la unión y mestizaje entre tres
culturas, negros, españoles e indígenas.
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Danza de los Diablos
La danza de los diablos es una danza en la que, mediante máscaras y trajes que usan los
distintos bailarines, son interpretados personajes que hacen referencia al mundo cristiano. El
propósito original principal de la danza es la representación de un relato; o, mejor dicho, hay una
teatralización de un relato mediante la danza (y la música).
La figura del diablo juega un rol destacado en la danza de los diablos. No se trata de un
diablo en el sentido de la tradición europeo-cristiana sino producto de complejas superposiciones
entre tradiciones prehispánicas y coloniales, el diablo que se representa en esta danza en América
latina es una mezcla triétnica entre negros, indígenas y españoles.
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La danza de los diablos, como toda manifestación popular, es producto de un sinnúmero
de construcciones que se han dado a lo largo del tiempo en diversos contextos históricos,
sociales, ideológicos, tecnológicos con participación e influencia de distintos tipos de intereses.
No se trata de escenarios estáticos sino que priman los cambios que se manifiestan en la
complejidad de las propias construcciones, de aquí resultan apreciaciones que, general y
necesariamente, tienen carácter provisorio.
En este sentido, esta es una danza que ha surgido y se ha dado desde una transformación
cultural, entrando a América Latina, como una danza de carácter muy general dado que, en
realidad, la práctica se muestra como un espacio dinámico, complejo y diverso que, lejos de toda
uniformidad, permite combinaciones no exentas de contradicciones en las que se articulan y
renuevan diversas prácticas, creencias, costumbres, tradiciones, innovaciones e intereses. Es
decir, es una danza que tiene muchas versiones, y como tal, diversos orígenes.
Origen
Los respaldos a una u otra postura sobre los orígenes de la danza de los diablos forman
parte de una matriz ideológica más amplia en cuanto a sus referentes, referencias y argumentos.
La postura sobre la pertenencia histórica y actual de esta danza a un país o una región, suele estar
articulada con otras que, unidas, refieren a la visión sobre la relación mantenida y a mantener
entre los territorios en cuestión, las versiones sobre configuración social y/o étnica de la
población, adscripciones políticas, religiosas, etc.
La pintura colonial que fue distribuida en toda la geografía del nuevo continente como
elemento de enseñanza del evangelio incluía, entre otras, la temática del infierno. En la Danza de
los diablos una de las láminas, pintadas en acuarela entre 1782 y 1785, de la extensa obra
“Trujillo del Perú” del Obispo Baltazar Martínez Compañón se observa una danza masculina, en
la que se representan varios diablos y un arcángel. Impuesta por los españoles, esta danza
continúa en el Perú y en otros lugares de América, bajo los nombres de diablos, diabladas,
diablicos, diablitos o “son de los diablos”, cuyos sentidos han cambiado sustancialmente en
interesantes re significaciones de la danza.
Con respecto al origen de esta danza en Colombia, Nina S. de Friedemann habla de una
crónica festiva sobre los africanos recién llegados como esclavos. El drama de la situación de los
afros escasamente les permitió al comienzo juntarse en las casas de enfermería al borde del mar
en Cartagena de Indias, reunidos al golpe del tambor que acompañaría a las almas de los muertos
en su viaje al cielo. Estos albergues, conocidos más tarde como cabildos de negros, siguieron la
costumbre de las cofradías dedicadas a los santos en España, donde las había aun para gitanos.
Allá, los africanos habían acogido con alegría así fuera colocándose detrás de los santos católicos
la posibilidad de juntarse con sus dioses y sus antepasados, todos en exilio. Y también cantaban y
bailaban.
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marimba, y reminiscencias de sabores y aromas de la vieja África. Los rezos católicos a las
almas del purgatorio coincidieron con el culto africano a los ancestros; la figura de San Lázaro
interpretó a Omolú, el dios africano protector de las enfermedades de la piel.
No obstante, cualquier asomo de expresión aborigen tanto como las de los africanos y sus
descendientes durante la colonia se tuvieron como paganas en los términos de la religión
católica. Y las creencias de indios y negros se achacaron a la obra y mandato del demonio
expulsado del paraíso y establecido en una monarquía en América. La Historia Natural y moral
de las Indias del padre José de Acosta, impresa en Sevilla en 1590, parece haber inspirado otra
de 1790 titulada Monarquía del Diablo en la gentilidad del mundo americano del padre Antonio
Julián. Y ambas dan cuenta del imaginario de demonización y paganización con el cual se
miraba el comportamiento ceremonial festivo de indios y negros.
Lo que se sabe sobre los diablos afro-españoles, dentro del escenario del Corpus Christi
americano por la crónica del sueco Gosselman es que en 1825, en el Corpus Christi de Santa Fe
de Bogotá, salió “una gran cantidad de lagartos, tortugas, tigres, serpientes y caimanes”, y “que
el ejemplar que más llamó la atención fue una enorme tortuga en cuyo lomo iba sentado un
negrito”. A continuación desfilaron los “horribles enmascarados” que danzaban “como si
representaran un baile de demonios”. Él los describe “equipados con colas largas, cuernos y
patas de caballo”. Y añade que se defendían de la persecución que a sus espaldas les hacía el
arcángel San Miguel, vestido de sedas púrpuras. Es en este momento cuando Gosselman
concreta su testimonio de un Diablo jefe y diablitos de reminiscencia dominante cristiana así:
“...el ángel conseguía arrastrar tras de sí a los diablillos y al dragón...”
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barbarie”. Aunque el autor no es explícito, sí menciona cómo en un momento hubo un sacerdote
de la Iglesia que prohibió la indecencia de una danza en que los diablos grandes se revolcaban
ante el “Amo Patente”.
Para 1874, tales diablitos ya se habían dispersado por el territorio de la actual Colombia.
Pedro María Revollo, el famoso prelado católico que llegó a ser Camarero Secreto
supernumerario de Su Santidad, cuenta, por ejemplo, cómo en ese mismo año siendo apenas un
niño de seis años vio al diablo la víspera de las fiestas de Corpus Christi en su ciudad natal de
Ciénaga. Y siguió viéndolo en sus viajes de misión durante las fiestas mientras visitaba poblados
del río Magdalena como Guamal y Chilloa, vecinos a Mompox.
En Valledupar, capital del departamento del Cesar (Colombia), como en muchos otros
lugares del mundo, aparecen los Diablos del Corpus Christi. De esta manifestación cultural de
Valledupar, la danza más antigua en la ciudad es posible encontrarla en el barrio Cañaguate,
donde la familia Galindo ha jugado un papel central para mantener viva esta tradición, que se
remonta al menos al siglo XIX.
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Los Diablos danzantes del Corpus Christi de Valledupar son una de las pocas expresiones
de este tipo que ha sobrevivido en la región caribe colombiana no sólo a la férrea oposición que
tuvo por parte de la iglesia católica durante el siglo XIX y principios del siglo XX, sino también
al mestizaje y las transformaciones que vivió la ciudad. No en vano durante los años setenta
Valledupar fue llamada la "sorpresa caribe", debido a su rápido y vertiginoso crecimiento gracias
a la producción del algodón, llamado en ese entonces, oro blanco.
Ubicación geográfica
Enmarcada dentro del contexto colombiano, la danza de los diablos se baila en las fiestas
de Corpus Christi, en las llanuras caribeñas que abarcan los departamentos de Bolívar,
Magdalena y César, en donde los diablos bailan fuera del templo y en las procesiones.
Funcionalidad
En este sentido, la danza de los diablos tiene una funcionalidad tanto cultural, como
religiosa, es la mezcla de manifestaciones culturales entre españoles, indígenas y afros, que
incorpora distintos elementos, y que de acuerdo a la ubicación geográfica en donde se baile,
obtiene diversas significaciones y funcionalidades culturales, religiosas, etc.
Esta danza hace especial énfasis en el sincretismo religioso que se representa a través de
los recorridos en las calles, representando a los indígenas, blancos y negros, con un baile propio,
distintivo en cada latitud del planeta en donde también se celebre el Corpus Cristi.
La danza de los diablos, tiene una funcionalidad muy ligada al sincretismo, a la fusión y
asimilación de elementos diferentes de los negros, blancos e indígenas, teniendo en cuenta que
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tanto negros como indígenas, fueron sometidos contra su voluntad, los negros fueron despojados
de sus territorios y llevados hacia nuevas tierras y traían consigo cosmovisiones, bailes, cantos,
vestimentas, ceremonias religiosas y medicina tradicional que poco a poco se fueron
transformando en un nuevo tejido social por medio del trato cotidiano con las diferentes
poblaciones (indígenas) que habitaban la región.
Contenido temático
Esta danza muestra por un lado los orígenes diversos, de clases, organizados en torno al
trabajo o al color de la piel, de indios, blancos o mestizos y su correspondiente ubicación en el
contexto de origen heredado de la sociedad colonial, y cómo éstos se van transformando en
expresiones meramente folklóricas.
El simbolismo religioso representa la lucha del bien contra el mal. La danza (en
Valledupar) se compone por los diablos y además, por las cucambas y los negros. Las cucambas
son pájaros enviados por Dios para proteger el Santísimo, que tradicionalmente visten hojas de
palma sobre el pecho y pollera. Estas persiguen al diablo con un garabato, y bailan con el diablo,
pero cuando este baila a su alrededor ellas salen corriendo y éste las persigue. Se trata de un baile
en que se representa una lucha entre el bien y el mal. Igualmente, los negros bailan armados con
machetes simulando un combate y como si se defendieran de las cucambas. La temática de esta
danza gira entorno a la dramatización y representación del enfrentamiento entre el bien y el mal,
éste en la figura del Diablo.
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Contexto tradicional y de escenario
Contexto tradicional.
La danza de los Diablos constituye la unión entre tres etnias, la negra, la blanca y la
indígena, en un principio fue una danza adoptada por los africanos, quienes habían acogido con
alegría (así fuera colocándose detrás de los santos católicos) la posibilidad de juntarse con sus
dioses y sus antepasados, todos en exilio, a través de las fiestas del corpus christi.
Contexto de escenario.
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y venidas, sonando los cascabeles o las castañuelas y las espuelas. Bailan alrededor de botellas.
Saltan cruzando las piernas y alternando los brazos hacia atrás, hacen malabares sobre las
botellas sin tumbarlas. Se unen con los brazos y juntan sus espaldas. Con ello muestran una
actitud defensiva y de seguridad. Después de estas demostraciones se ejecuta un ritmo rápido de
puya que indica a los danzantes saltar y lanzar llamaradas por la boca si este acto lo incluye la
danza. El éxito del bailarín es lograr lanzar a larga distancia la llamarada.
Versiones
Existen diversas versiones de la danza de los diablos que, por otra parte, habitualmente es
sólo uno de los componentes que, junto a otras danzas, constituyen una festividad mayor. Es
decir, esta danza no constituye una festividad por sí sola. En algunas partes, esta danza forma
parte de las danzas con más prestigio, extendiéndose mucho más allá de lo local o regional.
En varios otros lugares se celebran danzas con representaciones o alegorías del diablo,
como el Danzón, originario de Cuba, que luego se extendió a México (Veracruz). Al poco
tiempo de la llegada los españoles “… la región del Caribe fue prácticamente inundada de
enmascarados y las calles coloniales de las ciudades de Cuba vieron danzar a hechiceros
africanos en la fiesta de Reyes, con el nombre de “diablitos” (Rossells, 2012). En Juxtlahuaca,
Oaxaca (México), hombres y mujeres usan máscaras alusivas a la imagen del diablo, elaboradas
por personas de la comunidad para celebrar esta versión de la danza de los diablos.
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En Guatemala se celebra el baile de diablos de Cobán sobre el que, Marroquín Rojas
(2009), da cuenta de su vinculación con la cosmovisión maya de la cual se sirvieron los
catequistas de la época de la conquista dando nombre a los espíritus malignos: los siete pecados
capitales, las siete virtudes y un diablo mayor. Esta danza considerada mitológica por los
personajes que intervienen, es en la vida real una costumbre bien identificada con todo el pueblo
de Guatemala.
En Panamá, según Arosemena Moreno (1975), la figura del diablo aparece en las
celebraciones de las localidades de Portobelo (provincia de Colón) y las de Los Santos (provincia
de Los Santos) y Parita (provincia de Herrera). En Píllaro, cantón de la provincia de Tungurahua,
ubicado a 150 kilómetros al sudeste de Quito (Ecuador), desde el primero hasta el seis de enero
de cada año se celebra la Diablada Pillareña. Esta celebración se habría originado en el año 1768,
en Pujilí (Cotopaxi) y consiste en una danza en la que durante cinco días más de 2000 personas
de distintas parroquias se disfrazan de diablos. Trece comparsas, conocidas como partidas y
formadas cada una por unas 300 personas, danzan por las calles. Los hombres visten con trajes
rojos y máscaras de diablos.
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de Rio sucio o “Fiestas del Diablo” (Caldas) se celebra desde 1846. Se nutre de tradiciones
españolas, indígenas y africanas, comienza el día 28 de diciembre (Día de los Inocentes) y
termina el 6 de enero (Día de Reyes). Esos días transcurren entre desfiles callejeros, pólvora,
poesía, danza y licor hasta el cansancio. Los Diablos danzantes del Corpus Christi de Valledupar
son una de las pocas expresiones de este tipo que ha sobrevivido en la región caribe colombiana
no sólo a la férrea oposición que tuvo por parte de la iglesia católica durante el siglo XIX y
principios del siglo XX, sino también al mestizaje y las transformaciones que vivió la ciudad. En
Atánquez, la Danza de los Diablos, se baila durante las fiestas del corpus christi, estos diablos
simbolizan a los europeos que estaban colonizando el territorio, y el Palenque Negro, que es la
humildad, trabajo, esclavitud y libertad de los negros.
Lenguaje corporal
Los Diablos tocan sus castañuelas y se confunden con el ritmo tintineo de los cascabeles
prendidos a sus piernas. El paso de los Diablos, es violento en el cruce de piernas, los brazos
siempre van a la altura del pecho y las manos hacia el cielo, el baile de los Diablos es fuerte,
amenazante. Las espuelas de sus pies brillan al sol como sus vestidos de colores, rojos o
amarillos. En la danza, el diablo hace movimientos de piernas cruzadas en saltos suaves y
bruscos, el bailarín requiere de gran destreza y agilidad al momento de hacer los cruces de
piernas, debe tener un buen estado físico, ya que los movimientos son bruscos, fuertes y el
recorrido del baile es largo.
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Planigrafía
Durante la procesión del corpus christi en Valledupar, en cada altar hay una pequeña
ceremonia y oración, y ante la mirada atónita de los asistentes los diablos hacen un círculo y
bailan en las puntas de los pies, saltan y cruzan los pies, hacen juegos con las espuelas y los
brazos, realizando cuatro rutinas de baile hacia atrás, sin darle nunca la espalda al Santísimo.
Parafernalia
Los Diablos usualmente visten pantalón corto estilo bombacho usualmente de satín rojo,
camisa roja con mangas larga y arandelas, pollera (tipo de falda corta externa sobre el pantalón)
adornada con cascabeles y campanillas, medias largas rojas, zapatos con espuelas metálicas de
jinete, y un peto en el pecho. No obstante, algunas comparsas visten botas. Visten también una
máscara que cubre el rostro y está hecha de cartón fortificado y una delgada malla de alambre,
con cachos pintados de color negro o rojo. Además de pintar ojos y nariz, los participantes atan a
la malla una gran lengua de tela que llega casi hasta el pecho.
Organología
El acordeón.
Aerófano de lengüeta múltiple. Se cuenta entre los instrumentos del folclor colombiano,
no sólo por su antigüedad en el seno de éste, que data de más de cien años, sino por la absoluta
compenetración que logró en tradiciones populares de la mayor parte de los departamentos de
Cesar, Magdalena y Guajira, o sea, la generalidad del territorio del Valle de Upar. Esta
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repercusión masiva jamás habría sido posible si el acordeón no hubiera abandonado el repertorio
musical que trajo a cuestas para incorporarse a los cantares de gaitas, tamboras, décimas y demás
típicos de esta región. En el proceso de la trietnia el acordeón viene a reemplazar a las gaitas
indígenas por tener mayor sonoridad.
La caja vallenata.
Aspectos pedagógicos
A través de las danzas folclóricas como la de los Diablos, se le brinda a los estudiantes la
oportunidad de pensar, crear, explorar, estimular y desarrollar la sensibilidad a través de la
danza, contribuyendo en la formación integral del estudiante, quien identifica sus propias raíces,
y desarrolla una expresión auténtica fomentando el folclor como factor de socialización al
estrechar los vínculos de comunicación del educando con su medio.
Las danzas tradicionales, como la de los Diablos corresponden a "la puesta en escena" de
significativos símbolos acuñados por las distintas culturas. La conciencia histórica de las
expresiones dancísticas de los distintos pueblos le da perspectiva cultural a la educación en
danza. "Retomar aires tradicionales o folclóricos propicia la búsqueda de la identidad, el amor
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por lo propio y la oportunidad de formar grupos con proyección extraescolar que identifiquen su
región, capaces de representar una localidad, un municipio, un departamento o el país, mediante
procesos solidarios y comprometidos con el quehacer cultural". (MEN, Lineamientos
Curriculares)
Con los movimientos la danza de los Diablos, se pueden mejorar las habilidades motoras,
la creatividad, la coordinación, el equilibrio, etc. Con esta danza se pueden trabajar temas como
la religión (corpus christi), el mestizaje y la trietnia con los estudiantes. La danza de los Diablos
contribuye en el desarrollo físico e intelectual del alumno y en el desenvolvimiento del educando
frente a un escenario.
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Danza el Paseo
Se trata de una danza folclórica, cuyo origen se remonta a los bailes de vaquería y a las
viejas colitas del Valledupar de antaño; hoy en día se ha convertido a nivel musical en una de las
páginas de la escuela del vallenato. Se dice que el paseo logra su nombre del hecho de que al
bailarlo pareciera que se estuviera paseando.
Es uno de los bailes de salón de gran influencia española. Tanto su vestuario como su
música son alegres y se baila con movimientos cadenciosos en la cadera del hombre y la mujer.
En esta danza se desarrolla siempre el galanteo del hombre para la mujer.
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campesino dedicado fundamentalmente a las labores agrícolas, ganaderas y pesqueras que se
generan en torno a su ubicación geográfica.
El paseo es una danza que representa el cortejo español entre el hombre y la mujer. Los
bailarines se mueven de manera elegante, pero imprimiendo cierta fuerza y alegría en sus
movimientos, haciendo giros, desplazamientos, movimientos de hombros y caderas en un
coqueteo constante entre el hombre y la mujer, siguiendo el ritmo de la música (paseo).
Se sostiene que el nombre le fue asignado por el hecho de que al bailarlo pareciera que se
estuviera paseando. Es un baile de marcada ascendencia española propio del litoral Caribe. Fue
surgiendo a lo largo de las colitas que se daban en las grandes haciendas por los trabajadores.
Exige destreza, energía, fuerza, elegancia, porte, alegría.
Origen
El paseo es el género musical fundamental del estilo vallenato y abarca entre el 70%-80
del repertorio de música grabada. En muy contadas ocasiones, la piquería (hecha con la música
del paseo) aparece en grabaciones comerciales. Sin embargo, históricamente el paseo parece ser
el más reciente de los cuatro géneros actuales. Para la década transcurrida entre 1930-1940, De
Lima (en su texto los cantos del pueblo costeño), sólo menciona el merengue, la puya el son, al
referirse a los diferentes géneros de la música de acordeón en el antiguo departamento del
Magdalena. Además se refiere a este último en forma genérica al mencionar las piezas tocadas en
el pito (caña de millo) y en las gaitas, en el contexto de las fiestas patronales y sus bailes con
coreografía. Unos años después, Rangel Pava indica que, en la misma región, los ya
mencionados (son, merengue y puya) hacían parte del baile de la cumbiamba y añade que en
dicho contexto bailable se solían introducir con frecuencia "los aires del fandango",
denominándolos “corrido o paseo”.
Por su parte, Carlos Calderón afirma: “El paseo, es el baile de salón creado en las
antiguas colitas entre las que podemos destacar la casa de Evaristo Gutiérrez, y la casa de don
Oscar Pupo Martínez, allí llegaba la gente de primera a bailar lo que en las colitas creó Antonio
Guerra y hoy en día utilizamos la cañahuetera, composición de Isaac Carrillo, debido a las
costumbres de las mujeres cañahueteras”.
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Uno de los escenarios donde empezó a codearse el vallenato con la música que escuchaba
y bailaba la burguesía (valses, mazurcas, canciones napolitanas), fue el de las colitas. Era este el
nombre que recibían las «colas» o finales de fiesta de la clase adinerada: bodas, bautizos,
cumpleaños, festejos religiosos. Durante el sarao, mientras los señores se divertían con la música
europea que interpretaba una precaria orquesta provinciana, los trabajadores pasaban la fiesta en
la cocina y los galpones a punta de acordeón, guacharaca y caja. Despachada la orquesta, los de
atrás eran invitados a pasar adelante, y patrones y vaqueros se sentaban a tomar, cantar y bailar
juntos.
El término paseo también se utiliza en las danzas cortesanas, en uno de los momentos de
galanteo de la pareja. Es importante resaltar que las danzas cortesanas europeas fueron adoptadas
en todo el continente americano, dándose el intercambio incesante entre la cultura campesina y la
alta sociedad desde tiempos de La Colonia. Existe la creencia que el vallenato creó nuevas
formas de baile incluido el paseo, engendradas a partir de las populares colitas o fiestas en el
traspatio, aunque otros autores afirman lo contrario.
Ubicación geográfica
Funcionalidad
Colombia es un país con una fuerte influencia africana e indígena. Por ello, en la Costa
Caribe colombiana, nacen ritmos y bailes como el paseo vallenato. Este se baila con mucha
elegancia, sutileza y alegría. Una de sus características es que cuenta con aspectos típicos
provenientes de los bailes de cortejo españoles.
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es el que más se toca. En cuanto a su nombre, se dice que lo logra del hecho de que al bailarlo
pareciera que se estuviera paseando.
Es un baile puramente vallenato que surgió en la costa del Caribe colombiana gracias a la
influencia cultural de los españoles y sus danzas elegantes de cortejo. Durante la época de las
colitas, entorno a la música de acordeón, comenzaron a gestarse expresiones culturales que hoy
viven su máximo esplendor en las distintas fiestas del Caribe Colombiano.
A lo largo del tiempo, el Paseo vallenato pasó de ser una danza bailada en colitas, a ser
una danza con una gran aceptación dentro del folklore colombiano, actualmente, es bailado en
fiestas, festivales y escenarios representativos de la música vallenata, el paseo se ha convertido
en una danza de espectáculo artístico, bailada desde una proyección folclórica, tomada en cuenta
por compañías y ballets folclóricos.
Contenido temático
Es una danza cadenciosa y de cortejo, en donde los pies se mueven a la par de las caderas
de la mujer, donde los hombres cortejan y engalanan la danza coqueteando de manera tímida a la
mujer. El parejo baila agarrado a la mujer, y la mira fijamente mientras ella lo mira a veces un
poco esquiva, elegante, siempre con una sonrisa en su rostro.
El paseo vallenato es un ritmo o aire de la música vallenata y como tal, es una mezcla
inseparable de música y baile. El baile es uno de los elementos esenciales del paseo. Es la
manera de consagrar el cuerpo a la música. La mente de los bailarines, antes concentrada en la
música, se rinde ante las los pasos hacia delante y hacia atrás, los giros, los ojos de la pareja, el
sombrero, el abanico, la falda y la cadencia de los pasos que lleva la ritmo musical.
Contexto tradicional.
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famosas colitas, cuando las orquestas de los patrones se iban, de esta manera, los trabajadores
eran invitados al jolgorio de adelante.
Contexto de salón.
La danza el paseo vallenato se remonta a las danzas cortesanas españolas de salón, danzas
de galanteo entre parejas. Es importante resaltar que las danzas cortesanas europeas fueron
adoptadas en todo el continente americano, dándose el intercambio incesante entre la cultura
campesina y la alta sociedad desde tiempos de La Colonia.
Contexto de escenario.
Versiones
Alejo Durán indica que la tradición oral de Córdoba registra bailes que se cantaban y
bailaban para la Pascua de Navidad a los que se les llamaba fandangos paseaos y que se pueden
considerar equivalentes a las parrandas. Por otra parte, el término corrido se usa para referirse a
una pieza rápida (gaita corrida) en el repertorio del conjunto de gaiteros. Corrío o corrido
presenta numerosas acepciones musicales en el ámbito americano y en el contexto afroamericano
se usa en Panamá y Venezuela para referirse tanto a algunos tipos de música y baile como a
formas de tocar tambores y, también a veces para designar los mismos tambores. Sin embargo, el
término musical más antiguo relacionado con el paseo proviene del Darién (Panamá), en donde
en 1887 se menciona un baile cantado llamado (o probablemente una de sus secciones) pasito.
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En cuanto a sus referencias más amplias en el contexto caribeño, el paseo y el merengue
son reconocidos como la primera y segunda parte de la coreografía de la danza puertorriqueña,
en donde la primera sección es más corta y tiene más libertad rítmica que la segunda.
En la Republica Dominicana se hace la misma distinción con respecto a las secciones del
merengue: la primera, el paseo; la segunda, el merengue propiamente dicho, y la final, o jaleo.
En el danzón de Cuba, la sección inicial (lenta) también se denomina paseo y está ligada
a la estructura en rondó de este género, ya que es la que se repite después de cada una de las
secciones llamadas trío, generalmente más movidas rítmicamente.
Este mismo contraste se presenta en Panamá, donde se conocen como paseo la primera
sección bailada (con desplazamiento lento y circular de las parejas) del punto (baile de una
pareja) y la segunda (similar en movimientos lentos) de la mejorana, baile coreografiado de
varias parejas. Igual sucede en la sección inicial del baile de una sola pareja conocido como baile
de tambor o tamborito.
Lenguaje corporal
El paseo vallenato es una danza de pareja donde el amor y la galantería son virtudes
esenciales; el hombre se expresa en tímida veneración a la mujer, con enlaces tiernos y
respetuosos que sugieren el cortejo del caballero a la dama, el hombre busca a lo largo de la
danza conquistar a la mujer, está en constante coqueteo, la mira fijamente, le sonríe, le mueve el
sombrero, luce su liqui liqui y su mochila. La mujer siempre va elegante, moviendo sus caderas,
moviendo sus brazos al ritmo de la música, los movimientos de los pies son cadenciosos, sus
manos llevan agarrada la falda, que mueven de un lado a otro mientras hacen el pase base.
Planigrafía
El paseo vallenato es una danza de grupo, se baila por parejas. Se baila con pasos no tan
cortos, ritmo alegre y galantería constante entre las parejas. Las rutinas se inician con la
formación de hileras para efectuar avances hacia delante y hacia atrás, se hacen giros,
desplazamientos con el paso base. Continúa con figuras en cuadros, las mujeres hacen el paso
base y hacen giros en el puesto, al final del giro se desplazan hacia adelante y alzan la falda.
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Por lo general esta danza se desarrolla a partir de figuras, giros, paso base,
desplazamientos, y el baile de las parejas es de total cortejo, bailan agarrados, el hombre con una
mano en la cintura de la mujer, y la otra agarrando la mano de ella a la altura de los hombros.
Paso básico.
Desplazamientos.
Parafernalia
Mujer.
Falda larga al tobillo, terminada en arandelas. Blusa manga tres cuartos terminada en
arandelas y escote palangana. La mujer lleva flores de la región como adorno en la cabeza.
Hombre.
Pantalón largo blanco, camisa blanca manga larga, con una pañoleta a la cintura del
mismo color del vestido de la mujer. Sombrero de caña. Esta danza se baila con el pie descalzo.
Organología
Instrumentos musicales:
El acordeón.
Aerófano de lengüeta múltiple. Se cuenta entre los instrumentos del folclor colombiano,
no sólo por su antigüedad en el seno de éste, que data de más de cien años, sino por la absoluta
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compenetración que logró en tradiciones populares de la mayor parte de los departamentos de
Cesar, Magdalena y Guajira, o sea, la generalidad del territorio del Valle de Upar.
Esta repercusión masiva jamás habría sido posible si el acordeón no hubiera abandonado
el repertorio musical que trajo a cuestas para incorporarse a los cantares de gaitas, tamboras,
décimas y demás típicos de esta región. En el proceso de la trietnia el acordeón viene a
reemplazar a las gaitas indígenas por tener mayor sonoridad.
La caja vallenata.
La guacharaca.
Aspectos pedagógicos
A través de las danzas folclóricas como el paseo vallenato, se le brinda a los estudiantes
la oportunidad de pensar, crear, explorar, estimular y desarrollar la sensibilidad a través de la
danza, contribuyendo en la formación integral del estudiante, quien identifica sus propias raíces,
y desarrolla una expresión auténtica fomentando el folclor como factor de socialización al
estrechar los vínculos de comunicación del educando con su medio.
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Las danzas tradicionales, como el paseo vallenato corresponden a "la puesta en escena"
de significativos símbolos acuñados por las distintas culturas. La conciencia histórica de las
expresiones dancísticas de los distintos pueblos le da perspectiva cultural a la educación en
danza. "Retomar aires tradicionales o folclóricos propicia la búsqueda de la identidad, el amor
por lo propio y la oportunidad de formar grupos con proyección extraescolar que identifiquen su
región, capaces de representar una localidad, un municipio, un departamento o el país, mediante
procesos solidarios y comprometidos con el quehacer cultural". (MEN, Lineamientos
Curriculares)
Con los movimientos la danza el paseo vallenato, se pueden mejorar las habilidades
motoras, la creatividad, la coordinación, los movimientos de cadera, hombros, etc. Con esta
danza se pueden trabajar temáticas alusivas al vallenato, a la historia entorno a toda la región, el
mestizaje, etc. con los estudiantes. La danza el paseo vallenato contribuye en el desarrollo físico
e intelectual del alumno y en el desenvolvimiento del educando frente a un escenario.
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Bibliografía
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