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Doce Tipos Diferentes de Oración

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera
cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o
tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Mateo 18:19 – 20

Esta Escritura nos trae un importante principio para poner en práctica nuestros fundamentos para
la oración eficaz. Es lo que yo llamo "la sinfonía de oración", y estoy utilizando con propósito la
palabra sinfonía. Ésta se deriva de la palabra griega sunfoneo, y el significado o concepto básico
que expresa es el de armonía.

Cuando hablamos de ser guiados en oración surge la pregunta: ¿guiados por quién? La
respuesta la encon tramos en Romanos 8: 14: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu
de Dios, son hijos de Dios." Así como el Espíritu nos guía para entender la voluntad de Dios en la
Escritura, también nos guía para orar por ella.

En este versículo Jesús dice entonces que en cualquier circunstancia que dos o tres cristianos
sean guiados por el Espíritu para reunirse en un lugar para orar en su nombre, pueden contar con
su presencia. Además, si éstos ejecutan una sinfonía -se reúnen en perfecta armo nía- en
relación con cualquier cosa que pidan, eso les será hecho.

Note que Jesús no dijo: "Cuando tres Pentecostales, o Católicos, o Metodistas, se reúnen, allí
estaré." Muchísimas personas aplican mal este versículo. Ellas hablan de la presencia de Jesús
cuando él se encuentra bien lejos. Él se ha comprometido sólo con quienes, guiados por el
Espíritu, acuden a Dios en su nombre.

Pienso que Dios nos da aquí, también, una nueva visión de la oración colectiva. Puede ser el
caso de la reunión de un grupo de dos o tres personas, que es la visión tradicional de lo que
expresa este versículo. Pero también puede ser cuando estamos dispersos físicamente en
diferentes lugares y en recintos solitarios de oración. No obstante, nuestras oraciones suben ante
la presencia de Dios como una sola plegaria al orar de acuerdo a su voluntad y en el nombre de
Jesús.

Yo no soy un músico profesional pero sí sé que una sinfonía comprende básicamente varios
componentes: se necesita un director, una partitura y una orquesta, es decir, músicos y sus
instrumentos. En nuestra sinfonía de oración, el director es el Espíritu Santo. La partitura es la
voluntad de Dios revelada en su Palabra. Y los músicos son quienes se reúnen en el nombre de
Jesús.

Con estos componentes en su lugar preciso, el Espíritu Santo mueve la batuta de su autoridad y
une la interpretación de muchos instrumentos diferentes.

Me gustaría que usted pensara en su oración como si ocupara un lugar en una orquesta, tocando
su pro pio instrumento. Desde luego, usted no está confinado a tocar un solo instrumento aunque
probablemente tenga preferencia por alguno en particular. Estos instrumentos son la alabanza,
acción de gracias, adoración, petición, intercesión, súplica, mandato, entrega, dedicación,
persistencia, bendición y maldición. La anterior no es una lista completa; hay más, pero esta será
suficiente para mantenernos ocupados. Los instrumentos mencionados nos ayudarán a
equiparnos para "orar en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18).

Alabanza y acción de gracias

A mí me gusta empezar siempre mis tiempos de oración con estos dos instrumentos: alabanza y
acción de gracias. La alabanza se la damos a Dios por lo que es. La acción de gracias es por lo
que ha hecho por nosotros en particular. Ahora, que si usted tiene una emergencia -por ejemplo
está a punto de chocar con el vehículo que va adelante- no tiene tiempo para hablar mucho. Pero
exceptuando casos así, es un buen principio empezar con estos dos instrumentos.

El Salmo 48:1, nos dice: "Grande es el Señor, y digno de ser en gran manera alabado." La
alabanza es algo vocal, algo que expresamos verbalmente. La alabanza debemos darla en
proporción a la persona de Dios. Él es grande: en sabiduría, en poder, en su actividad creativa,
en sus actos redentores y en su trato con nosotros. Cada atributo de Dios y cada cosa que hace
son grandes. Por lo tanto debe ser alabado en grande. Jamás desperdiciamos el tiempo cuando
alabamos al Señor, y la mayoría de nosotros lo hace muy poco.

La acción de gracias también es verbal. Toma toda la grandeza universal de Dios y la hace
específica para nuestro caso particular. Mire lo que Pablo dijo: "Por nada estéis afanosos, sino
sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias" (Filipenses 4: 6).

Tal como yo lo entiendo, la acción de gracias y la alabanza nos proporcionan acceso directo a
Dios. El Salmo 100:4 nos dice: "Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con
alabanza; alabadle, bendecid su nombre." Las puertas nos conducen a los atrios, y los atriosa su
presencia. Usted pasa por las puertas con acción de gracias, y por los atrios con alabanza, y está
adentro.

Sin estos instrumentos somos como los diez leprosos que acudieron a Jesús en busca de ayuda.
Se mantuvieron a distancia y clamaron: "¡Señor, ten misericordia de nosotros!" (Ver Lucas 17: 11
- 19). Y la tuvo, pero ellos nunca tuvieron acceso a él. Millones de cristianos oran de esa manera.
"Señor, ayúdame. Necesito dinero. Quiero que me sanes." Pero claman a distancia porque no
utilizan un poderoso medio de acceso a Dios.

En esa historia de los leprosos usted notará que sólo uno regresó a dar las gracias. Cuando lo
hizo tuvo acceso directo a Jesús. La Biblia dice que los diez fueron sanados, pero sólo uno fue
salvado. Por dar gracias obtuvo beneficios tanto espirituales como físicos.

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