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LEGADO
de enseñanza de Derek Prince
Se nos da una respuesta clara en 2 de Crónicas 7:14: Esto se aplica especialmente a la relación entre cón-
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nom- yuges. Los que confiesan con regularidad sus pecados
bre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se el uno al otro, no son separados por la barrera del
convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré orgullo. Además, la confesión de pecado es un requi-
desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su sito indispensable para la intercesión eficaz. Daniel
tierra”. La frase “mi pueblo, sobre el cual mi nombre fue uno de los personajes más justos de la Biblia, pero
es invocado” incluye a todos los cristianos que invo- cuando se propuso interceder por su pueblo, Israel,
can el nombre de Cristo sobre ellos. empezó reconociendo su parte en el pecado del pue-
blo (Dan. 9:3–13).
Llevo por lo menos treinta años predicando sobre
esta escritura, pero hace poco, ¡me di cuenta de algo
lamentable! En nuestros días, el pueblo de Dios nunca
Sanidad para nuestra tierra
ha cumplido con la primera condición. Nunca nos
hemos humillado de verdad. Nuestro orgullo—tanto Creo que Dios está esperando que, como creyentes,
religioso como racial—sigue siendo una barrera que nos humillemos ante Él y ante nuestros hermanos,
nos impide recibir la respuesta a nuestras oraciones confesando nuestros pecados. Sólo después de hacer
por nosotros mismos y por nuestra nación. esto podremos dar el próximo paso y reclamar la
sanidad de nuestra tierra.
La humildad verdad Pero debo darle la siguiente advertencia: ¡No se
entregue a la introspección de una manera malsana!
Mediante el trato riguroso de Dios en mi propia vida, El Espíritu Santo es “el dedo de Dios” (Mat. 12:28;
he descubierto la manera más eficaz de humillarnos. Lucas 11:20). Pídale a Dios que señale con Su dedo
Es muy sencillo, consiste en confesar nuestros pecados. los pecados que necesita confesar. Él lo hará con una
Si confesamos nuestros propios pecados a Dios de exactitud infalible, ¡y es probable que traiga a la luz
manera regular y específica, es imposible acercarnos a pecados que usted jamás había reconocido!
Él con una actitud de orgullo.
He limitado este análisis a la situación en los EEUU.
Además, he visto que Dios sólo se ha comprometido a Sin embargo, mucho de lo que he dicho se aplica
perdonar los pecados que confesamos. “Si confesamos a otras naciones que han recibido la herencia ju-
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nues- deo-cristiana, y a la Iglesia en todo el mundo. ¡Que
tros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 de Juan Dios ayude a cada uno a aceptar nuestra propia res-
1:9). Los pecados no confesados son pecados que no ponsabilidad!
han sido perdonados. Así que la barrera del orgullo
edifica una segunda barrera de pecado no perdonado.
El
LEGADO
de enseñanza de Derek Prince