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CASO CLINICO.

La paciente refiere no encontrarle sentido a la vida y presentar continuos llantos. Manifiesta no


entender el porqué de su falta de determinación en relación con la toma de una decisión estable
de ruptura matrimonial, y alega gran preocupación por la educación y estado psicológico de sus
hijas debido a las situaciones de violencia familiar que han vivenciado en el hogar.

Entiende que el problema que más la afecta actualmente es su falta de control e impulsividad.

Con motivo de la separación de su marido hace cuatro meses debido a una golpiza que le dio en
estado de embriaguez, la sujeto refiere en sentido general vivenciar sentimientos de ansiedad,
desesperación, tristeza, desamparo y desinterés hacia las cosas. Plantea que se siente culpable
por no saber controlarse y hacer las cosas “sin querer hacerlas de ese modo”; siendo muy
impulsiva, insulta y recrimina a su marido (tanto en público como en privado) por haberla hecho
pasar por tantos estados de insatisfacción a lo largo de toda la relación (este displacer lo
promueven las continuas infidelidades, borracheras constantes, así como agresiones físicas y
psicológicas).

Siente pocos deseos de realizar las rutinas hogareñas y preferiría quedarse en cama todo el
tiempo, sin embargo, como se ve obligada a realizar las labores domésticas debido a la situación
familiar que presenta, se vuelve muy irritable y agresiva con sus hijas. Presenta una marcada
labilidad afectiva, resultando ser muy variable y superficial en sus afectos, así plantea que en el
día (a pesar de que predominan sentimientos depresivos) puede sentirse bien de ánimo por
momentos y recaer en llantos sin que ocurra ningún acontecimiento objetivo que los pueda
desencadenar.

Presenta trastornos de los hábitos higiénicos (pasa hasta tres días sin bañarse) y falta de apetito,
no se evidencian trastornos en el sueño. Se han evidenciado también manifestaciones somáticas
como dolores agudos en el pecho, saltos en el estómago, falta de aire, entumecimiento de un
brazo y recurrentes dolores de cabeza. Los sentimientos de autocompasión, inseguridad e
incapacidad para toma de decisiones mantenidas en el tiempo, así como la baja autoestima y
pobre control emocional se observan muy marcados. Por último, resulta relevante señalar que a
pesar de expresar una “tristeza total”, mantiene los deseos de salir de su casa y relacionarse con
el resto de las personas, demandando atención por parte de las mismas.

Hace tres meses se presentó de manera voluntaria en la consulta de psiquiatría desde entonces
se encuentra ingresada en el Hospital de Día recibiendo tratamiento psiquiátrico, participa en las
terapias grupales, ejercicios yoga y toma psicofármacos como parte de este seguimiento
(medazepam y trifluoperacina).

A lo largo de su vida ha mantenido comportamientos que denotan baja tolerancia ante


frustración, inestabilidad y labilidad afectiva, así como una elevada sugestionabilidad. Ha
manifestado una marcada tendencia al pobre control emocional y determinismo externo, bajo
control de los impulsos y marcadas necesidades de afecto, apoyo y reconocimiento. Meses
después del nacimiento de sus hijas hace cuatro años, y debido a los problemas matrimoniales
que vivenciaba, revela haberse sentido muy deprimida siendo ingresada en el Hospital durante
una semana con los mismos síntomas actuales.

Hasta sus 15 años la sujeto convivió con sus padres y hermanos (hermana tres años mayor que
ella, hermano dos años menor que la paciente). La dinámica familiar en sentido general se puede
clasificar como disfuncional: existían continuos conflictos para la organización de las rutinas
cotidianas, rigor en patrones comportamentales machistas, pobre capacidad empática entre sus
miembros, estilos comunicativos basados en la imposición de reglas e ideas sin posibilidad de
negociación (en este sentido el papel de la madre se destaca), Dicha figura hasta la actualidad,
siempre ha juzgado los comportamientos de la sujeto de manera autoritaria, generando en la
paciente gran dependencia de sus criterios y promoviendo sentimientos de invalidismo para
tomar decisiones propias. En relación con ello, la paciente plantea: “Nunca me ha dejado tomar
decisiones y siempre ha tratado de pensar por mí”.

Con respecto a la figura paterna, tampoco potenció en la sujeto sentimientos de seguridad y valía.
La paciente expresa que “era su niña mimada”; hubo gran sobreprotección y complacencia a lo
que la sujeto atribuye sus rasgos de indecisión y falta de seguridad en sí misma.

La sujeto se distingue por ser muy sociable y alega que gracias a esto siempre le ha sido muy fácil
integrarse a diversos grupos; a pesar de ello, vivencia una gran frustración debido a que percibe
que las personas no son recíprocas en sus acciones con ella. La sujeto vivencia que intenta
agradarles y serles útil y el resto de las personas sólo se aprovechan de esto y no le prestan la
misma atención y dedicación que ella les brinda. En relación con ello, es importante destacar que
su comportamiento sociable y amistoso es instigado, en última instancia, por las necesidades de
afecto, aceptación, reconocimiento y comunicación que ha vivenciado a lo largo de su vida.

Observaciones

-La sujeto desde su apariencia física se muestra observa con uñas postizas, maquillaje en labios y
ojos, peinado escrupuloso con aplique, piezas de vestuario combinadas, varios pares de aretes.

– En varias ocasiones, cuando se retoman temas vinculados con la situación familiar que vivencia,
anunciaba que se sentía muy deprimida por esto y acto seguido lloraba.

– Condiciones de vivienda: pequeño cuarto con un entrepiso en una ciudad declarada en estado
inhabitable, frecuente falta de agua, mucho ruido (gritos provenientes de cuartos aledaños, fuerte
sonido de puertas, música con alto volumen).

– Trato a sus hijas: frecuentes regaños, gritos, pequeños golpes en los tobillos.

- Presenta una preocupación excesiva por el aspecto físico.

– Expresión exagerada de las emociones.

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