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Tarahumaras Pueblos Indigenas Mexico Contemporaneo
Tarahumaras Pueblos Indigenas Mexico Contemporaneo
Los niños desde muy chicos trabajan para la casa y tienen sus propios animales que sus
padres les regalan. A partir de los cinco años de edad saben los nombres de los árboles y
plantas, llevan a pastar a las cabras y cuidan a sus hermanos pequeños. Marciria y Loreto
Catarino López en el paisaje de la sierra. Batopilas, Chihuahua.
Fotógrafa Ana Paula Pintado, 2000.
Acervo personal.
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COORDINACIÓN ACADÉMICA
Enrique Serrano Carreto
Lilia Cruz-González Espinosa
CONSULTORÍA EN DEMOGRAFÍA
Constanza Rodríguez Hernández
Fotografía 1a de forros y portada: Isabel Luna junto a su milpa, usa ropas viejas para espantar pájaros en sus
sembradíos. Batopilas, Chihuahua. Fotógrafa Ana Paula Pintado, 2000. Acervo personal.
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TARAHUMARAS
ANA PAULA PINTADO CORTINA
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CDI
972.004
C65
TARAH.
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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables.
La persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.
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TARAHUMARAS
TARAHUMARAS
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Vocablo que también puede ser escrito como ralámuli, lo que ha suscitado un debate.
Estudiosos del idioma sobre la grafía de la lengua tarahumara y lingüistas como Don
Burgess, Enrique Servín y Leopoldo Valiñas, además de algunos antropólogos sociales
como William Merrill, consideran que esta lengua se debe escribir con las reglas propias
de la escritura que representen su sonido. Tal es el caso del etnonímico con la que se
autodenominan: rarámuri; esta palabra, tal y como está escrita, sigue la regla del español,
es decir, se escribe con oídos hispanohablantes, porque esas [r] intervocales en realidad
no son consonantes normales, ya que tienen un sonido intermedio entre [r] y [l]; y son
identificadas como “líquida retrofleja”. Ésta, cuando se encuentra al inicio de una palabra,
suena como la [l] del español. Es un fonema característico de la lengua tarahumara. En
1989, hubo un intento de estandarizar la forma de escribir el tarahumara, este proyecto
se truncó y no se ha retomado. Como no hay un consenso institucional continuaremos
usando esa [r] que resulta muy poco convincente, pero que en los textos, sobre todo en
los gubernamentales, se sigue usando.
2
Chabochi viene de chabó, que significa “pelusa”, y chi, que en este caso es el sufijo de
lugar “en”. Por lo tanto, la palabra se traduce como “los que tienen pelusa”, es decir,
barba.
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De hecho siempre escuchamos a los go- estados de Baja California, Coahuila, Du-
bernadores indígenas hablarles a la gen- rango, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. Todos
te con la frase: “kuira bá rarámuri” (“hola, ellos han migrado en busca del sustento que
qué tal, gente”). no encontraron en su lugar de origen.
La mayoría de los tarahumaras3 viven Hoy en día, el traje tradicional de las
en la Sierra Tarahumara, ubicada en el no- mujeres tarahumaras es un diseño de la Co-
roeste de México, en el estado de Chihua- lonia: faldas o sipúchaka de pliegues, muy
hua. Es una región donde escasea el agua, amplias, y blusas o mapáchaka holgadas.
de clima extremoso: encontramos profun- Al principio usaban algodón blanco y pos-
6 das y calurosas barrancas, al igual que ele- teriormente comenzaron con los colores,
vadas y frías cumbres. Pese a las prolon- entre más chillantes, más agradables a la
gadas sequías, la Sierra se distingue por su vista del tarahumara. Las únicas mujeres
inmensidad y su impactante belleza. que se visten hoy con faldas blancas son las
También hay grupos de rarámuri en las ancianas. Las faldas y las mapáchaka son
grandes urbes de Chihuahua (capital del es- reversibles: están cosidas de cierta forma
tado homónimo) y Ciudad Juárez, y en los para que uno pueda voltear la ropa y apro-
vechar los dos lados, porque a las telas, de
3 Cuando se escribió esta monografía —en 2003— tanto andar por los caminos —pastando a
había un total de 121 835 hogares tarahumaras las chivas o cortando leña—, les da el ma-
y 75 558 hablantes de esta lengua (INI -Conapo-
PNUD). En 1853 los rarámuri eran entre 25 000
jaguá rayénari, es decir, se asustan con el
y 30 000 (Orozco y Berra, Diccionario Universal sol. Para el diario, traen puestas de tres a
de Historia y Geografía, vol. II, p. 693). El Censo cuatro faldas, y cuando es día de fiesta se
Nacional de Población del año 1970 registró 25,479
individuos, aunque había autores que afirmaban ponen unas tres faldas más. Los hombres
que, en realidad, su número era de unos 50 mil. usan calzones o wisiburka —con un pico
Debe tomarse en cuenta que, dada su dispersión,
hubo dificultad para registrarlos en los censos; se
que sobresale de atrás—, al igual que una
considera que los últimos son más seguros. faja tejida por ellos; en algunas regiones,
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de la radio XETAR y las grabadoras de los vida. Como se puede apreciar, hablamos de
rarámuri—, el Semati sillóname repákoro, pueblos tarahumaras o rarámuri, en plural,
(Bonito azul del cielo) de Erasmo Palma y el por la gran diversidad cultural que existe
We semati Chihuahua (Muy bonito Chihua- entre ellos: desde la lengua, que se articula
hua) de Martín Chávez, versión rarámuri con variantes de región a región, hasta las
del corrido Qué bonito es Chihuahua. formas de vida y las cosmovisiones.
En el dominio de las artesanías, los En 1603 llegó el primer misionero de la
lauderos (hacedores de instrumentos mu- Compañía de Jesús, el padre Joan Font. En
sicales de cuerdas) siguen tallando con esa época, los tarahumaras vivían en Pie
minuciosidad y precisión sus violines; un Monte, en lo que es ahora la porción orien-
8 ejemplo es Patrocinio López, reconocido tal de la Sierra. Los “tarahumaras” eran uno
y premiado por Fondo Nacional para el de los varios grupos nativos de ese territo-
Fomento de las Artesanías (Fonart) por su rio; sin embargo, a pesar de que éstos no se
brillante trabajo. Como todos los rarámu- pensaban a sí mismos como pertenecien-
ri que hacen violines, es autodidacta; para tes a un solo grupo cultural, los misioneros
fabricar un instrumento tarda alrededor de aplicaron el término tarahumara a todos
una semana, trabajando desde que amane- los hablantes de las variantes de la lengua:
ce hasta el anochecer. Muchas de las he- a los guazapares, los chínipas, los témori
rramientas que utiliza se las han regalado o los guarijíos, entre otros.
sus amigos estadunidenses, y otras las ha Cuando llegaron los misioneros, los ra-
hecho él. Su cuñado Valentín Catarino y el rámuri vivían en ranchos distanciados unos
primo de éste, Ramón Figueroa, fueron a de otros. No había pueblos ni centros don-
Cremona, Italia, para perfeccionar la ela- de reunirse. Cultivaban maíz, frijol y cala-
boración de sus violines. baza, y practicaban la recolección silvestre.
A lo largo de esta monografía, nos aden- Además de la pesca, cazaban animales que
traremos un poco a estos pueblos para co- hoy en día ya no existen o están en peligro
nocer su historia y su particular forma de de extinción; por ejemplo, faisanes, guacos
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TARAHUMARAS
(pavo real de la zona), garzas, patos, codor- A partir de las cartas y diarios de los
nices, golondrinas, conejos; varias especies misioneros de esas épocas, sabemos que
de ardillas y ratones; zorrillos, mapaches, los tarahumaras tenían sus propias fiestas
venados cola blanca y jabalíes, al igual que y que usaban el batari o tesgüino, la cer-
algunos reptiles y anfibios, como la lagartija veza de maíz.
y la rana, sobre todo en las temporadas en En la segunda mitad del siglo XVII, la vi-
que los granos y los vegetales silvestres es- da de los tarahumaras cambió radicalmen-
caseaban. Para sus curaciones usaban la ví- te. Fue un periodo de gran transformación,
bora de cascabel, el zorrillo, el oso, el lobo pues debieron relacionarse con culturas
y el coyote. Estos tres últimos también ser- que nunca antes habían visto ni imagina-
vían como alimento. Recolectaban diversas ban que existían. No sólo con la cultura
clases de hongos y gran variedad de frutas de los españoles y, en general, de los eu-
y nueces: moras, tejocotes, capulines, za- ropeos, sino también con la de africanos.
potes y fresas, bellotas y piñones. Entre los Los misioneros intentaron concentrar a los
plantas medicinales que utilizaban se en- tarahumaras en poblados alrededor de las
cuentran el peyote, el toloache, el tabaco, misiones para poderlos catequizar y, a la
la caña, el bromo o basiáwari, la yerbabue- vez, servirían de reserva de mano de obra 9
na, el amole, la yuca y el orégano. en las minas y en las haciendas agrícolas
Existe la idea de que, a diferencia de de los españoles. A los tarahumaras no les
otros grupos, no tenían una organización gustó vivir en pueblos; tampoco trabajar en
política que incluyera a todas las comuni- las haciendas, ni mucho menos en las mi-
dades de hablantes del tarahumara y que nas. Según un texto del padre Verplanken
tampoco estaban incorporados a un siste- —misionero de la Compañía de Jesús en la
ma político mayor —como los imperios del Tarahumara—, parecía que para los indíge-
centro de México— sino que eran unidades nas trabajar dentro de las minas significa-
políticamente autónomas. Sin embargo, es- ba meterse en el inframundo. Hoy, el infra-
to no se ha demostrado. mundo representa para los rarámuri el lugar
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de donde salen, entre otras cosas, las enfer- Hacia finales del siglo XVII, los hablan-
medades y las catástrofes naturales. tes de tarahumara estaban concentrados en
Los tarahumaras descubrieron, de for- el oeste de Chihuahua, dentro y alrededor
ma repentina, que ya no eran los dueños de poblados habitados por guarojíos, gua-
de su territorio y que, peor aún, su forma zapares y pimas.
de vida “debía cambiar”. Ante esta situa- A partir del siglo XVIII y hasta hoy día,
ción tuvieron una respuesta violenta, por los rarámuri escogieron la resistencia pa-
lo que los españoles los designaron como siva; algunos se subordinaron de manera
“indios de guerra”, “bárbaros”, “enemigos” aparente a las formas religiosas y de orga-
o “depredadores”. El siglo XVII fue un pe- nización social que imponían los misione-
riodo de enfrentamientos sangrientos. Junto ros, y otros se fueron a regiones alejadas.
con los pimas, los tarahumaras quemaron y Así, decidieron dejar a un lado la resisten-
destruyeron más de 20 misiones y visitas. cia armada y se constituyeron en un grupo
También fue un siglo de fuertes migracio- que, de forma prudente, protegió sus tra-
nes por parte de los indígenas, quienes, al diciones y tomó lo que le convenía de la
rechazar la violencia de las rebeliones, se cultura occidental.
10 refugiaron en zonas alejadas del conflicto, En 1767 el rey Carlos III de España ex-
sobre todo al suroeste de la Sierra. pulsó a los jesuitas de todos los territorios
En esta época hubo un gran descenso coloniales y, por ende, de la misión tara-
de la población. Muchos indígenas murie- humara. Los frailes franciscanos, los sacer-
ron por epidemias o conflictos con los es- dotes diocesanos y los josefinos ocuparon
pañoles y los sobrevivientes se unieron a algunas de las misiones, pero debido a las
otros pueblos indios o se asimilaron a la po- guerras de Independencia no lograron el im-
blación mestiza emergente. Por esta razón, pacto alcanzado por la Compañía de Jesús.
para el siglo XVII ya no había tantas “nacio- No tenían suficientes subsidios ni personal.
nes”. Las categorías se generalizaron. Las misiones, prácticamente abandonadas,
fueron objeto de saqueos y las ocuparon los
mestizos. Muchos documentos de los frailes
se perdieron o fueron destruidos, por lo que
… debieron “adaptar” sus creencias de esta época se sabe poco.
a la nueva religión que se les Puede decirse que fue una época
imponía. de “abandono”, a partir de la cual los
rarámuri, quienes ya habían sido “con-
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TARAHUMARAS
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La Semana Santa hace 60 años. Guachochi, Chihuahua.
Fotógrafo Agustín Maya, 1946.
Fototeca Nacho López, CDI.
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Las mulas, los bueyes y las cabras, que tos religiosos, no fue homogénea en toda
habían traído los conquistadores, aparecie- la Sierra: dependía de qué tan lejos se en-
ron en la vida de las comunidades y se vol- contraban los tarahumaras de las misiones
vieron indispensables. Parece que el uso de la Compañía de Jesús.
del maíz como alimento también sufrió un En cuanto a la organización política,
cambio, pues antes lo comían tostado y empezaron a usar nombres como general,
molido en el metate, es decir, como pino- alguacil, fiscal, policía y mayor, estructura
le, y a la llegada de los españoles adopta- organizativa, aunque de origen español, tie-
ron la tortilla; este alimento, propio de los ne una interpretación muy rarámuri. Otros
grupos indígenas del sur del país, fue intro- cargos, como el siríame, o gobernador, el
ducido en la Sierra por los misioneros. Con tibúame o tenanche, o el chapeyoko exis-
la domesticación de animales comienza la ten desde antes de la Colonia.
transformación de una cultura semiseden- Por otro lado, aparecieron los términos
taria (que combinaba la agricultura, la ca- gentil o cimarrón (simaroni) y pagótame.
za y la recolección) hacia una cultura de Los dos primeros se utilizaron para designar
agricultores con “residencias movibles”, es a los grupos tarahumaras que rechazaron el
12 decir, que viven la temporada de invierno bautismo cristiano y se alejaron de las mi-
en las barrancas y la de verano en la cum- siones; algunos se dirigieron hacia la región
bre. Las fibras vegetales, utilizadas en la suroeste de la Sierra Tarahumara, donde se
confección de sus vestidos, fajas y cobijas, encuentran las cuencas de los ríos Batopi-
fueron sustituidas por la lana de borrego. las, Urique y Verde, y otros se fueron más
A los tradicionales cultivos de maíz, frijol hacia el norte, a la región de Babarocos,
y calabaza, se añadieron los de trigo, gar- cerca de la frontera con el estado de So-
banzo, chícharo, papa, manzana, durazno nora (esta última área no sólo incluyó fu-
y ciruela, entre otros. También adoptaron gitivos rarámuri, sino también yaquis, ma-
el arado de madera, los sistemas de riego y yos y pimas). Para un misionero jesuita de
las herramientas de hierro. Esta metamor- 1757, se trataba de un sitio “que acaba de
fosis, sobre todo en el caso de los elemen- comprender todas esas bocas del infierno,
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ta de la región tarahumara, cuyo primer di- a sus tradiciones, nos han hecho caer en la
rector fue Francisco Plancarte. Desde esa cuenta de que, como ocurre con cualquier
época hasta la fecha el Instituto Nacional otro grupo humano, sus peculiaridades son
Indigenista, ahora Comisión Nacional para valiosas e importantes para su sobreviven-
el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, tra- cia como grupo. Ellos han demostrado que
tó de mejorar el desarrollo de los pueblos el fracaso de los programas de desarrollo se
indígenas de la Sierra: construyó escuelas, debe a que no se toma en cuenta su opi-
abrió clínicas de salud e introdujo progra- nión, su historia, sus raíces. Hoy en día, la
mas de desarrollo. CDI intenta respetar sus tradiciones en el
Un proyecto de gran éxito ha sido la ra- momento de crear un programa de desarro-
dio indígena llamada XETAR, donde guarijíos, llo. Por ejemplo, antes la idea de desarrollo 15
tepehuanos, pimas y tarahumaras se expre- era poner pisos de cemento y techos de lá-
san en su propia lengua; asimismo, además mina, sin considerar que la arquitectura de
de promover su cultura, sobre todo su mú- sus casas es sabia, pues están hechas con
sica, la programación de la emisora inclu- los materiales de la región para mantener-
ye cápsulas informativas, donde el indígena las frescas y acogedoras. Actualmente, la
se puede enterar de lo que sucede en otras CDI reconoce la necesidad de saber qué es
partes del país y del mundo. lo que ellos prefieren ante su modernidad.
La historia del INI ha tenido aciertos y Sin embargo, aún hace mucha falta reflexio-
errores. A lo largo de los años ha cambiado nar; debemos impartir una educación de
su perspectiva sobre la idea del desarrollo respeto, donde nos sensibilicemos y logre-
en los pueblos indígenas. Al principio, su mos comprender el mundo tan complejo y
política se dirigía más a transformar la cultu- diferente de estos pueblos.
ra de estos pueblos que a considerar la posi- La Sierra Tarahumara sigue siendo una
bilidad de preservar sus tradiciones. Los ta- región en la que diversas culturas se enfren-
rahumaras, quienes a lo largo de su historia tan: las culturas indígenas y las mestizas. Es
de contacto han demostrado un gran apego un territorio compartido por rarámuri, wari-
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jío (guarijíos), ódami (tepehuanes), ö aba grados bajo cero y en el verano, en la ba-
(pimas) y chabochi. Este montañoso lugar rranca, puede llegar a los 40 ºC.
de toba blanda, con más de 50,000 km2 de La región en donde viven los rarámuri,
extensión, se ubica en ambos lados de la dentro de la Sierra Tarahumara, se puede
Sierra Madre Occidental, al suroeste del dividir en cinco grandes áreas dialectales
estado de Chihuahua. Tiene montañas que —dentro de cada una de ellas se habla una
alcanzan alturas de 3,250 metros sobre el variante de la lengua tarahumara—: 1) oeste
nivel del mar, como es el caso de Mohino- (representada por las variantes localizadas
ra, y barrancas, como la del río Urique, con al oeste de la Barranca de Urique), 2) norte
500 metros sobre el nivel del mar. (que incluye la lengua de Sisoguichi, Nará-
16 La formación de las barrancas, que tan- rachi, Carichí, Ocórare, Pasigochi y Noroga-
to nos sorprenden por su profundidad —y chi), 3) centro (representada por las varian-
que, si nos toca caminarlas, nos hace sentir tes de la región de Guachochi), 4) cumbre o
la temperatura calurosa y las cansadas pen- interbarranca (representada por las lenguas
dientes, porque todo sube o baja—, se de- localizadas entre las barrancas de Urique y
be a los ríos Chínipas, Septentrión, Urique, Batopilas) y 5) sur (que incluye las variantes
Batopilas, Verde, Basonapa y Mohinora. Por empleadas al sur de la Barranca de la Sinfo-
las barrancas entran corrientes de aire ma- rosa, al este de la región tepehuana).6
rítimo que vienen del Pacífico.
6 Esta división se realizó con el Equipo de Lingüística
Llueve en verano (finales de junio, julio
de la Oficina de Estudios Especiales de la Coordina-
y agosto) y en invierno (diciembre, enero y ción Estatal de la Tarahumara. Dicho equipo esta-
parte de febrero). La temperatura en la Sierra ba integrado por Reynaldo Balcázar, Encarnación
Ciénega, Manuel Carrillo y Leopoldo Valiñas. Bajo
oscila entre los 10 ºC y los 30 ºC, pero en las
la coordinación de Marta Tello. Los resultados son
cimas y barrancas, donde viven los tarahu- provisionales ya que no se abarcó toda la región
maras, las temperaturas son extremosas; por tarahumara, este equipo considera incluir también
el suroeste, por el municipio de Morelos y otra
ejemplo, en la cima, en los días más crudos al noroeste, en la vecindad de pimas y guarijíos
de invierno, el termómetro desciende varios (Valiñas, documento mecanografiado, s/f).
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mión, se puede uno dirigir a Guachochi o que trabajarla y respetarla. Toda la natura-
a Creel. Desde Creel hay varias opciones: leza es digna de respeto y hay que tratarla
por ejemplo, la carretera a la Barranca de con amor, con el mismo amor con el que
Batopilas o la que conduce a la Barranca los anayáwari cuidan a los rarámuri. Por
de Urique. Otra forma de acceso son las eso, no hay que matar a un animal nada
avionetas, pues varios lugares en la Sierra más porque sí: hay que sacrificarlo y ofre-
tienen pistas de aterrizaje. cerlo a los anayáwari, como en el caso del
chivo. Sólo deben matarse a los animales
LOS ANTEPASADOS7 LES que hacen daño: por ejemplo, las serpien-
PRESTARON LA TIERRA tes venenosas, los alacranes o los coyotes,
La cosmovisión rarámuri es de gran trascen- que se comen a las despavoridas gallinas.
dencia para su autodefinición como cultu- Cuando se mata a una serpiente que no es
ra. El que no hace la fiesta no es rarámuri. venenosa se puede tener mala suerte en la
Para serlo, hay que trabajar, porque la fiesta cosecha, pueden llegar unos “animales chi-
también es trabajo, es una manera de cum- quitos” y comerse la milpa.
plir con sus antepasados y así mantener sus En la Tarahumara existe una gran diver-
18 tradiciones. sidad de recursos naturales; sin embargo, la
Para los rarámuri, la tierra es donde vegetación más común son los pinos: tás-
los pusieron los anayáwari (los “antepasa- cates y, en las orillas de los arroyos, enci-
dos”); es prestada, razón por la cual hay nos, chopos y álamos. En las cumbres de
los barrancos existen alrededor de diez es-
7 Antepasado se traduce como anayáwari y se
pecies de pino y cuatro de encino. En las
refiere también al término trascendental en la cos- partes medias de las laderas podemos ver
movisión rarámuri: onorúame, vocablo por demás acacias, encinos y olmos, y a medida que
complejo. En el Diccionario rarámuri-castellano de
David Brambila, la palabra se interpreta como “Dios descendemos, agaves y nopales. En las par-
Padre”, pero en términos más estrictos significaría tes más bajas encontramos vegetación de
“el que es padre” (de ono, “padre” y rú-ame, “el que
es”). Según expertos en el tema, también existe el
chaparral, árboles medianos, como ceiba,
término iyerúame, “la que es madre”. “Dios Padre” guamúchil, pitahaya, capulín, palo de Bra-
parece una mera transposición de la religión cató- sil, palo violín, mezcal, palmilla y tabaco
lica. Habría que analizar más a fondo qué relación
tiene este concepto con la idea de antepasado, es silvestre o makuchi, además de mangos,
decir, de anayáwari, y sí podríamos hablar de varios papayas, limones y naranjas, y también chi-
onorúame o solamente uno. Si uno le pregunta a un
rarámuri “quién es onorúame”, responderá “riosi”,
les, como ese chile rojo de bolitas muy re-
que es una tarahumarización de Dios. dondas y chiquitas llamado chiltepín.
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la explotación forestal, como San Juanito; de las viviendas tienen piso de tierra8 (véase
por el ferrocarril, como es el caso de Creel, cuadro en la p. 39).
o por la construcción del Centro Coordina- En cuanto a la educación, la mitad de
dor Indigenista, en la población de Guacho- los tarahumaras son analfabetas; el 28.7
chi. A estas localidades, a las que se accede por ciento tiene la primaria incompleta, y el
por carreteras pavimentadas y de terracería, 24.2 por ciento es monolingüe. La educa-
llegan los tarahumaras de los ranchos a tra- ción formal y pública es deficiente, pero los
bajar como albañiles, y también a comprar tarahumaras desde muy niños reciben otro
artículos indispensables. En todas ellas los tipo de educación, muy particular. Sus pa-
mestizos son mayoría, excepto en Guacho- dres los regañan en contadas ocasiones, y
chi, el único pueblo en el que la mayor par- les dejan la responsabilidad de decidir por 21
te de los habitantes son rarámuri, a causa ellos mismos. Desde muy chicos trabajan
del desarrollo del Centro Coordinador para para la casa y tienen sus propios animales
el Desarrollo Indígena de la CDI y los ser- que sus padres les regalan. A partir de los
vicios que brinda éste —además de otras cinco años de edad saben los nombres de
instituciones de asistencia al indígena que los árboles y plantas, llevan a pastar a las
han ido sumándose. cabras y cuidan a sus hermanos pequeños.
El 52 por ciento de los tarahumaras se El pastoreo de las cabras lo hacen normal-
encuentra en rancherías. Debido a que sus mente las mujeres con sus hijos, aunque
ranchos están muy retirados y la infraestruc- también van los niños solos. Durante más
tura resulta muy cara, el acceso a los servi- de cinco horas caminan por los alrededo-
cios de esta parte de la población ha sido res del rancho, gritándoles a las cabras y
muy limitado: el 90.6 por ciento no cuenta
con servicios de salud, el 78.9 por ciento
8 Indicadores socioeconómicos de las localidades
no tiene agua entubada, el 96.6 por cien-
de 40% y más de Población Indígena por Lengua,
to carece de drenaje, el 91.6 por ciento no Consejo Nacional de Población / Instituto Nacional
posee energía eléctrica y el 80.5 por ciento Indigenista, México, 2000.
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aventándoles piedras para conducirlas, ju- mo [ts]. C) La [j] se oye más suave que en
gando con su pelota del rarajipa, su aro de el castellano. D) En inicio de palabra, la [r]
la ariweta o, si es periodo de Semana San- suena como en castellano, pero en otros
ta, tocando el tambor. Cuando encuentran contextos alterna con la líquida retrofleja.
un lugar que les agrada a estos animales, Este sonido intermedio entre [l] y [r], que
las mujeres se sientan sobre una de esas no existe en castellano y se obtiene ponien-
grandes rocas de la Sierra a hacer alguna do la punta de la lengua en contacto con
costura. La familia se encarga de educar el paladar, se representa gráficamente con
y transmitir los saberes en torno al medio [l] o [r]: así, tenemos rarámuri o ralámuli.
ambiente, la lengua y la cosmovisión. Es la Se ha visto que es más práctico usar la gra-
mejor manera de que subsista este conoci- fía [l]. La [r] semejante al español aparece
22 miento ancestral. en inicio de palabra, como en rosákame
La lengua rarámuri forma parte de la (“blanco”); la lateral [l], aparece en posi-
rama taracahita de la familia lingüística yu- ción inicial como en láname (“amarillo”). E)
to-azteca, que se distribuye desde el oeste La lengua rarámuri tiene también un soni-
de Estados Unidos hasta Centroamérica.9 do de oclusión glotal o saltillo, que consiste
En su inventario fonológico —es decir, en en una interrupción repentina de la voz; se
sus sonidos—, esta lengua no difiere mu- obtiene cerrando la glotis. F) En esta len-
cho del castellano. Algunas de sus particu- gua hay una alternancia vocálica entre [i]
laridades relevantes son: A) no existen los y [e], [o] y [u], al igual que entre sonidos
fonemas [d] ni [f]. El nombre de Daniela, fuertes y débiles [k] y [g], [t] y [r] y [p] y
por ejemplo, los rarámuri lo pronuncian de [b]. Esta alternancia no siempre implica un
forma semejante a “Raniela”, y fuerza, co- cambio de significado, como en nijé o nejé
mo “juerza”. B) La [ch] se pronuncia igual (yo). G) Su forma sintáctica típica es la de
que en castellano, pero a veces alterna co- sujeto-objeto-verbo; por ejemplo: en es-
pañol decimos: “yo como tortilla” y en ra-
9
En Merrill, texto enviado por el autor por correo rámuri se dice necesariamente: “yo tortilla
electrónico, sin referencia a la fecha. como” (“nijé remé ko’a”). H) La estructura
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del término rarámuri; es decir, que los mi- cia. Son contadas las rancherías que tienen
sioneros, al no comprender la lengua, los algún sistema de almacenamiento de agua
tergiversaron a tarahumar. Contrariamente para utilizarla en tiempos de sequía. Sería
a esta idea, William Merrill, a través de los bueno que se introdujera un programa de
documentos sobre la gramática tarahumara cisternas en la Sierra Tarahumara para que
que escribieron los jesuitas en el siglo XVII el agua de la época de lluvias se aprovecha-
y XVIII,10 demuestra que conociendo la len- ra; asimismo, con las cisternas se podrían
gua, la estudiaron prontamente. La incóg- desarrollar sistemas de riego. A pesar de
nita para Merrill es que, sabiendo la lengua la sequía, los rarámuri sobreviven y logran
¿Cómo es que no se encuentra en dichos producir algo de maíz, frijol, papa, calaba-
documentos la palabra ralámuli? Aún no za, naranja, manzana y durazno, entre otros
está resuelto este difícil dilema, ojalá en un alimentos. En los ranchos que se encuentran
futuro tengamos más claro el origen de es- en los bordes de los ríos, en la profundidad
tos importantes vocablos. de las barrancas, se siembra chile, papaya,
Matthäus Steffel, misionero Jesuita del plátano, mango y limón, además de diver-
siglo XVIII, hace un análisis etimológico de sas clases de acelgas. La producción depen-
24 la palabra tarahumar. Nos explica que “tala” de de las lluvias; inclusive en los bordes de
viene de “pie” y “humá” de “correr”. Por las los ríos hay quienes no tienen una mangue-
razones mencionadas anteriormente, es de- ra para regar su maíz. Debido a la sequía
cir, que se piensa que el vocablo tarahumar en la Sierra, sobre todo en las barrancas,
viene de rarámuri. Hoy en día se usa “pies los rarámuri tienen que salir de sus ranchos
ligeros” como la traducción de rarámuri a buscar el sustento; por ejemplo, van a la
(González Rodríguez, De Velasco). población más cercana para trabajar como
albañiles o en el aseo de las casas de los
HAY QUE BAILAR MUCHO chabochi. También se emplean en granjas
PARA QUE LLUEVA situadas cerca de la ciudad de Chihuahua o
Últimamente ha llovido muy poco en la Sie- como jornaleros agrícolas en Delicias o Ciu-
rra, y la escasa agua que cae se desperdi- dad Cuauhtémoc, laborando incluso en los
campos menonitas. Casi no hay migrantes al
extranjero. Otra estrategia para conseguir di-
10
Compendio del arte de la lengua de los tarahu- nero es la pizca de la marihuana y la amapo-
mares y guazapares (gramática), Tomás de Guadala-
xara, 1683; Tarahumarisches Wörterbuch, Matthäus
la. A partir de su relación con el narco, los
Steffel (comp.), Alemania (siglo XVIII), 1826. tarahumaras tienen un ingreso con el que
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Petra López y su hija. Batopilas, Chihuahua.
Fotógrafa Ana Paula Pintado, 1994.
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adquieren cosas que difícilmente podrían dueños de las tiendas. Compran telas para
obtener de otra forma: telas para hacer sus sus trajes, sal, manteca, café, azúcar o so-
ropas, grabadoras y alcohol. Al tarahumara pas instantáneas, que les gustan tanto. Los
le gusta escuchar los narcocorridos en ple- chabochi son también quienes les ofrecen
na fiesta tradicional. La influencia del nar- trabajo. Es una relación que sigue siendo
co entre los rarámuri varía de una región a desigual; aún hay chabochi que se refieren
otra: hay zonas con mucha violencia, armas
y alcohol, y otras donde los tarahumaras, a
pesar de trabajar en la pizca, mantienen una A pesar de la sequía, los rarámuri
distancia razonable con el narco y no se in- sobreviven y logran producir algo
volucran tanto. Fuera del grupo, los rarámu- de maíz, frijol, papa, calabaza,
ri dependen de los chabochi para cualquier naranja, manzana y durazno.
transacción económica, pues éstos son los
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a los rarámuri como “cochinos”. Hoy en día cosas”, y también de igualdad con la natu-
ya no existen sistemas de castas; sin embar- raleza, es el ilustrado por la siguiente anéc-
go, todavía podemos percibir los restos de dota, que me contó Valentín Catarino, un
esa historia colonial. rarámuri de la comunidad de Potrero, mu-
Si consideramos la tesis de que la pa- nicipio de Batopilas: antes todos eran ra-
labra o concepto rarámuri surgió en el si- rámuri, pero hubo unos que no quisieron
glo XVII para identificar a todos los indí- sembrar y prefirieron cargar las cosas de
genas de la región, en contraposición con los demás, después de lo cual los antepa-
el blanco, mestizo o chabochi, entonces, sados lo convirtieron en “buritos”, es de-
ser rarámuri lleva mucho contenido. Ra- cir burros; otros, quienes decidieron que
26 rámuri es un término que unió a muchos era mejor robar, fueron transformados en
grupos nativos de la zona. Hoy en día “ser chikuli (“ratones”), y así se explica el origen
rarámuri” se demuestra en los hechos. Si de diferentes especies de animales.
alguien se comporta conforme a las reglas ¿Y si así se explica el origen de los ani-
del rarámuri, seguramente le dirán que es males, entonces de dónde sale el rarámuri?
uno de ellos. Claro que eso es difícil, por- Según los mitos, éste nació de los antepasa-
que hay que sembrar y cuidar la tierra, ha- dos, riablo (“diablo”) y riosi11 (“Dios”), her-
cer tortillas y ayudar a los miembros de manos que se casaron, tuvieron al rarámuri
la comunidad cuando lo piden, es decir, y después se pelearon.
hacer la kórima, ayudarse por obligación, Por otro lado, para el rarámuri, sol y
porque es parte de las reglas estar bien en la luna son sus antepasados, y por lo tan-
comunidad, estar bien entre ellos. Y lo más to sus deidades. En algunas regiones de
importante de todo: hacer la fiesta, tomar
batari (tesgüino), ya que sus antepasados
11 Aquí riosi está habitualmente, pero no siem-
así lo han solicitado.
pre, en oposición al riablo; en este caso los dos
Otro ejemplo de este principio funda- términos entran en la categoría de onorúame o
mental del rarámuri “de hacer bien las anayáwari.
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la Sierra el sol es mujer “porque es la que Para el rarámuri es muy importante cui-
da calor”, la que anda trabajando todo el dar sus arewá, término habitualmente tra-
día, y la luna es hombre, “porque anda ducido al español como “alma”, aunque
trabajando en la noche”, porque los hom- se acerca más al término de “fuerza”: la
bres rarámuri salen de los ranchos a bus- fuerza no son los músculos del cuerpo si-
car vigas para construir sus casas o cuidar no algo que da la vida; si no la tienes, te
el terreno que tienen en el otro rancho. A mueres. Así, el hombre posee tres de esas
veces, deben caminar de noche; por eso arewá y la mujer, cuatro. Según los rará-
la luna es hombre. Sin embargo, esta es la muri, la mujer es más fuerte que el hom-
versión de los tarahumaras de las tierras bre, porque es la que tiene hijos y trabaja
de la región dialectal de la cumbre o in- mucho; por eso tiene más arewá. El cha-
terbarranca, en el municipio de Batopilas. bochi posee el mismo número de arewá
En otras regiones de la Sierra, la luna es que el rarámuri, nada más que el chabochi
mujer y el sol es hombre. Debe recordar- no hace bien las cosas. Hay otras regiones
se que el territorio de la Sierra Tarahuma- de la Sierra donde se dice que el chabo-
ra es muy grande, y así de extensa es la chi tiene dos arewá, como los animales y
diversidad cultural. las plantas. 27
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Candelario López, jefe de los morokos, con Juan y Felipe Barrallasco. Batopilas, Chihuahua.
Fotógrafa Leonor Pintado, 2002.
Acervo personal.
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representantes de riablo, los juríosi, luchan des vienen de abajo, así que hay que bailar
contra los representantes de riosi, los mo- mucho para que no lleguen a la tierra.
rokos. Pintado su cuerpo en algunos ca- Para los rarámuri, la música alimenta
sos con arcilla blanca, los juríosi amenazan sus arewá o fuerzas, es la que las pone con-
con el desorden y los morokos buscan el tentas. La música hace que el tiempo trans-
orden y la paz. La manera como se pintan curra de manera vehemente, que la noche
los juríosi depende de la región: en las tie- en vela se disfrute, que todos bailen felices
rras del norte, como en Norogachi, llevan y no se agoten.
pintadas motas blancas, negras y rojas so- El otro grupo de celebraciones son las
30 bre su cuerpo; en las tierras del sur, como que se realizan en los ranchos, las fiestas
en Satebó, se pintan totalmente de negro, de patio o awílachi, que literalmente quie-
o en Tónachi se pintan la cara de negro y re decir, “lugar para bailar”: awí, “bailar”; la
el resto del cuerpo con arcilla blanca; en o ra, “para”, y chi, que es el locativo; es un
Guadalupe y Calvo se pintan de blanco, y patio circular con un altar y tres cruces ha-
con arcilla negra dibujan unos lentes oscu- cia el oriente. Estas fiestas tienen lugar todo
ros sobre sus ojos, imitando al narco. el año y, con algunas excepciones, se rigen
En norirúachi se oyen los tambores con por el calendario agrícola. Son fiestas para
un mismo ritmo, pero no al unísono. Tam- curar las tierras, a los animales y a la gente,
bién se toca la guitarra y el violín, al ritmo para pedir las lluvias, agradecer la cosecha.
de las variadas melodías de “la danza del En las celebraciones del awílachi se sacrifi-
Paskol”. El tambor repica a partir del día ca un chivo o una vaca, cuya sangre se ofre-
de la Candelaria y hasta el fin de la Sema- ce hacia los cuatro rumbos. Con la sangre
na Santa, y no se vuelve a oír hasta la si- del animal y sus entrañas preparan un caldo
guiente Candelaria. “La danza del Paskol” denominado ramali. Le llaman el plato del
se encarga de que todo lo que está abajo, owirúame o curandero, pues es él quien di-
en el inframundo, no suba: las enfermeda- ce cuántos animales hay que sacrificar para
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Altar de patio familiar owirúame, ofreciendo tesgüino. Batopilas, Chihuahua.
Fotógrafo Luis E. Gotés Martínez, 1995.
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una fiesta. En los awílachi se oye el son del comida en su largo viaje hacia ripá (“arri-
owirúame, que, al ritmo de su sonaja, baila ba”). Igualmente importantes son las que
y canta, es decir, ora, porque el baile y el se llevan a cabo cuando se entierra a un
canto son una forma de rezar. También se difunto o chuwé, lo mismo que las fiestas
escuchan flautas, violines y guitarras, que de trabajo o napawí nochama, que literal-
interpretan las músicas respectivas de “la mente significa “juntos trabajar”: una fa-
danza del Paskol”, “la del Matachín” y “la milia invita a la gente del rancho a laborar
de las Mujeres”, esta última llamada pochi con ellos para construir una barda, hacer
(“brincar”). adobes o cortar el rastrojo. Es la estrategia
Otras celebraciones dignas de mención para ayudarse entre sí.
son las de nutema, que viene de nuté, “ali- Las carreras de bola o rarajipa son otras
mentar”, dedicadas a los parientes recien- de sus fiestas, pero aquí no se sacrifica a
temente muertos. Se realizan para darles un chivo ni baila el owirúame, sino que se
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Los juríosi de Semana Santa en el Potrero. Batopilas, Chihuahua.
Fotógrafa Leonor Pintado, 2002.
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corre pateando una pelota de madera. Sin óptimas condiciones: si les duelen las pier-
embargo, la función de la fiesta es la mis- nas, se las frotan con diversas hierbas, in-
ma: la gente se pone contenta porque está cluido el jíkuri12 o peyote o bakanowi,
junta y, por eso, los antepasados se ponen porque “con eso corren más”. Las mujeres
felices. En el rarajipa se apuesta y después corren tramos de la carrera para alentar a
se festeja con batari (cerveza de maíz). Los su equipo, gritándoles “¡we sapuka!”, “¡we
dos grupos que compiten corren largas dis- jiwersa! “¡más rápido!” ¡más fuerza!”. Pero
tancias pateando la pelota; cada vuelta se las mujeres también tienen su propia carre-
cuenta con una piedra, y gana el equipo
que haya dado mayor número de vueltas. 12
Para el rarámuri, el jíkuri es un ser vivo que tiene
Es importante que esté un owirúame o cu- propiedades curativas. No obstante, se dice que hay
que usarlo con precaución porque es muy exigente,
randero en cada equipo, ya que él es quien y al menor error, quien lo usó para curarse puede
se encarga de que los corredores estén en terminar de forma trágica.
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En las fiestas del awílachi o patio se baila y se canta porque es la forma de rezar. Jóvenes matachines,
Batopilas, Chihuahua.
Fotógrafa Ana Paula Pintado, 1999.
Acervo personal.
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Curación familiar en el patio o awílachi. Batopilas, Chihuahua.
Fotógrafo Luis E. Gotés Martínez, 2000.
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ra, como mencionamos al principio de esta todo hombres, que no usan su vestimen-
monografía, la ariweta. ta típica, pues resulta más barato andar de
En las fiestas mujeres y hombres se po- pantalón y camisa.
nen sus mejores ropas, sus trajes tradiciona-
les más nuevos, los que sólo usan en esas ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENEN LAS
ocasiones. En la Semana Santa se puede FIESTAS?
ver un despliegue de colores brillantes. Ca- Las fiestas son la base para la reproduc-
da región tiene sus variantes del vestido tra- ción social, la manera de mantenerse como
dicional; por ejemplo, los tarahumaras de grupo. Son también parte importante de su
los municipios de Morelos y sur de Bato- principal forma de ayudarse, el kórima. Es
pilas suelen usar las faldas más largas y de en las fiestas donde se casan, donde se for-
manta. Pero también hay muchos, sobre man las parejas, donde construyen sus re-
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Las veredas son como sus redes sociales por las que se encuentran para ir a sus ranchos, de compras,
a sus fiestas.
Fotógrafa Ana Paula Pintado, 1999.
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des de parentesco. Es ahí donde se resuel- —y como si la vida misma fuera una carre-
ven los problemas de la comunidad, donde ra de rarajipa—; a pesar de su historia, igual
las autoridades, como el gobernador, el se- de escarpada que el paisaje donde habitan,
gundo gobernador, el comisario ejidal y el tienen la suficiente fortaleza para continuar
comisario policía, dan el nawésari, el dis- adelante. Y es que las comunidades rarámu-
curso, en el que, de forma muy solemne y ri se apoyan y cumplen con las estrictas le-
durante varios minutos, recuerdan a la gen- yes de la reciprocidad. De ese modo cobran
te lo que es ser un buen rarámuri. confianza en ellos mismos y poseen la firme
Los tarahumaras deben seguir su vida, convicción de que lo que hacen es lo correc-
trabajando su tierra y haciendo la fiesta to, porque los antepasados así lo quieren.
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Viviendas 25 527
Notas
1
Se refiere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendente declaró ser hablante de lengua
tarahumara.
2
Incluye hablantes de tarahumara y de otras lenguas indígenas de 5 años y más.
3
La diferencia entre la población ocupada y aquella en actividades agropecuarias está distribuida en otras actividades
económicas.
4
La diferencia entre la población ocupada y aquella sin ingresos está distribuida en otros rangos de ingresos.
Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones U nidas para el Desa-
rrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General
de Población y Vivienda, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2000.
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Tarahumaras, de Ana Paula Pintado Cortina, se terminó de imprimir en diciembre de 2004 en los
talleres de Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo Tezonco 244, Col.
Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F. El tiraje fue de 6 000 ejemplares.
Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfica, diagramación
y cuidado de edición estuvieron a cargo de la Coordinación Editorial de la CDI.
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