Está en la página 1de 9

Terapia infantil: Técnicas para aumentar la frecuencia de conductas

positivas en niños (II): el contrato  psicológico

Al igual que los programas de puntos, los contratos sirven para aplicar unas


consecuencias directas a la conducta infantil. Se utilizan con niños mayores (a
partir de los ocho años) y son muy útiles para trabajar con adolescentes.

Todo contrato debe contener:

 Lo que se espera que haga el niño (la conducta). Debe especificarse claramente
qué se espera de él y qué ocurrirá si lo hace.
 A lo que se comprometen los padres (las consecuencias) si lleva a cabo esa
conducta.
 Las consecuencias que tendría la no realización de esa conducta.
 También se pueden incluir bonificaciones extraordinarias por exceder los
requisitos mínimos del contrato.

El contrato debe plasmarse en papel y ponerse en un lugar visible para tener


acceso a él en cualquier momento. El siguiente gráfico se refiere a los hábitos de estudio:

Reunidos en________(lugar)______a______(fecha)_______, Pedro, Mamá y Papá


acuerdan:
Que Pedro se compromete a realizar el siguiente trabajo:
 Comenzar a estudiar todos los días a las 18:30 y no finalizar antes de las 19:30
en los exámenes
 Comunicar al llegar a casa la cantidad de trabajo que tiene
 Realizar a diario los deberes del colegio
 Además de los deberes diarios, estudiar un tiempo mínimo de 30 minutos al día
cuando no tenga exámenes

Con todo lo anterior:


 Recibirá 50 céntimos cada día que cumpla todo lo antes expuesto
 Cada semana que hay realizado correctamente todas las tareas mencionadas,
el sábado podrá ir al cine y elegir película
 Si algún día pide alguna de los premios sin haber hecho el trabajo acordado, se
le descontarán 50 céntimos de la paga semanal.

Firmado:

Pedro:__________________________          
Mamá:____________________________          Papá:______________________
Conviene empezar poco a poco y no ser exigentes al principio. El objetivo inicial es
que el niño se implique y se sienta motivado. Una vez que haya conseguido lo que se
especifica en el contrato, podemos cambiarlo o introducir nuevas conductas que
queramos modificar.

Hay que intentar que las consecuencias positivas o negativas de la conducta sean
tan inmediatas a la conducta como sea posible, sin olvidar que se trata de un sistema de
refuerzo, por lo que conviene hacer hincapié en las consecuencias positivas.

El contrato terapéutico

Introducción

De acuerdo a el Dr. Héctor Salama P., cualquier tipo de situación interpersonal que
involucre un tiempo y un espacio determinado entre dos o más personas, requiere de
ciertos requisitos que deben tomarse en cuenta, como por ejemplo, el contrato verbal
terapéutico, “el cual implica una serie de convenios que se establecen entre las partes
involucradas, una responsabilidad compartida laboral durante un tiempo determinado
para trabajar en un espacio particular” (Salama, 2007).

El contrato, en psicoterapia se basa en la mutua confianza por lo que se recomienda que


sea verbal, sin embargo, si se considera pertinente, también puede ser por escrito.“El
contrato establece un compromiso entre personas mayores de edad donde el terapeuta
pone, además de sus conocimientos, una actitud mental sana y desprovista de
prejuicios” (Salama, 2007).

Aunque el contrato difiere dependiendo de los distintos enfoques terapéuticos, debe


contener ciertos elementos que se recomienda, no dejar pasar por alto. Esto con el
propósito de establecer una relación de trabajo comprometida por ambas partes donde
terapeuta y paciente, se disponen a compartir un espacio.

Contrato terapéutico

El contrato es uno de los puntos principales a establecer al inicio del trabajo terapéutico;
es necesario considerar que desde la primera sesión, como terapeutas es indispensable
dedicar unos minutos a explicar al paciente, los detalles importantes que tienen que ver
con el proceso terapéutico y todo lo que ello conlleva. De la forma en cómo se establezca
el contrato, dependerá la relación entre paciente y terapeuta.

Un contrato es un acuerdo, en consentimiento  entre el terapeuta y su paciente, cuya


misión es facilitarle herramientas que sean útiles a fin de propiciar en el paciente, el
“darse cuenta” de sus capacidades y facultades que posee, con el propósito de que
alcance un desarrollo óptimo siendo él mismo, en su mejor versión. En tanto que es
acuerdo, ha de estar expreso (verbal o escrito) y referido a los objetivos, etapas y
condiciones del tratamiento.

La finalidad del contrato, es especificar las condiciones generales de trabajo así como
esclarecer cualquier duda que el paciente pueda traer consigo respecto a la terapia.

Elementos del contrato terapéutico

Distintos son los autores que han redundado en este tema, aun así, se considera muy
importante mencionarlos y también, agregar algunos aspectos que bien podrían ser
contemplados para el mismo.

En primer lugar, es necesaria la aceptación mutua; de paciente y terapeuta, de los


lineamientos a seguir en el trabajo terapéutico. Para crear un espacio de confianza, es
necesario evitar los juicios de valor así como, las etiquetas. Es la persona quien le
atribuye significados a lo que sucede en su experiencia, por lo tanto es totalmente
subjetiva e inherente a su existencia. Ahora bien, a continuación se mencionan aspectos
importantes a considerar en el contrato terapéutico.

 Tiempo de sesión. El mismo puede tener una duración de 45 minutos por sesión,
se puede prolongar hasta 15 minutos si existe una crisis. Está permitido también
brindar dos sesiones seguidas al mismo paciente el mismo día. Esto es a
consideración del terapeuta quien es el encargado de valorar cada situación. Lo
que es recomendable es hacerle saber esto al paciente y que él mismo, esté de
acuerdo con ello.  Es también de suma importancia hacerle saber al paciente, que
su puntualidad es indispensable en el trabajo a fin de respetar su propio horario, el
del terapeuta y el de los demás pacientes.
 Honorarios. Estos serán determinados en función del terapeuta; el no cobrar por
un servicio, devalúa implícitamente el trabajo del terapeuta y también, la capacidad
de crecimiento (en este caso, económico) que puede tener el paciente. A
consideración del terapeuta, puede variar sus costos por sesión con incrementos o
decrementos que así se considere. Siempre informando al paciente desde un inicio
de los costos y/o variaciones que éstos pudieran llegar a tener.
 Cantidad de sesiones. Dentro de los acuerdos establecidos, ambas partes
tendrán que convenir cuántas sesiones al mes o a la semana, tendrán. De igual
forma el horario debe quedar establecido desde un principio. Naturalmente,
pueden existir modificaciones pero siempre cuidando que el paciente no caiga en
una codependencia con el terapeuta. En terapia Gestalt, lo recomendable es una
sesión a la semana, pudiendo incrementarse por situaciones de crisis.
 Ausencias. El Dr. Salama refiere en su libro Psicoterapia Gestalt, Proceso y
Metodología que “las resistencias despertadas en las sesiones terapéuticas
provocan con frecuencia que el paciente tienda a no asistir a las sesiones
establecidas, llegar tarde o confundir el día y la hora.” (Salama, 2007). Si esta
situación comienza a suceder con frecuencia, el Dr. Salama recomienda hacer una
pausa para revisar al contrato original previamente establecido, y reevaluar si
ambas partes desean continuar con el trabajo terapéutico.

 Vacaciones.
 Confidencialidad. al máximo mediante el aseguramiento de la confidencialidad
del secreto terapéutico” (Salama, 2007). Esto en marco de la ética profesional y en
absoluta protección de la relación terapéutica.   
 Consentimiento de grabación de video y/o audio. En especial en el trabajo
inicial de los terapeutas en formación, a veces es necesaria la grabación de audio
y/o video de las sesiones terapéuticas a fin de ser evaluado el trabajo del
Maestrante por su asesor. Se puede pedir consentimiento del paciente siempre
cuidando que su identidad y la información compartida en el espacio, sean
protegidas.
 Recontrato. En algunas ocasiones será necesario volver a establecer un nuevo
contrato esto en función de las necesidades emergentes, como por ejemplo;
cambios en las sesiones semanales, cambios en los horarios o modificación en los
honorarios.
 Objetivos de psicoterapia. El objetivo inmediato de la Gestalt, es que el paciente
aprenda a cerrar sus asuntos inconclusos desde el Yo. El objetivo mediato, es
favorecer en el paciente la adquisición de una filosofía de vida auténtica con la que
mejore considerablemente su calidad de vida. El “darse cuenta”, es la puerta de
entrada al aprendizaje significativo. La paradoja del cambio es que la persona
logra un cambio cuando llega a ser lo que realmente es. Y es éste, desde el punto
de vista de quien redacta este ensayo, el objetivo primordial de la Psicoterapia
Gestalt.
 Trabajo terapéutico. Este rubro se refiere a la información que se le proporciona
al paciente sobre lo que significa el trabajo terapéutico. Informando que se trata de
una técnica vivencial con trabajos que requieren la participación del paciente
involucrándolo por completo.
 Aviso de privacidad. El Maestro Diego Salama Lowenstern, propone un modelo
que puede resultar muy útil a fin de proteger la relación terapéutica y facilitar el
proceso informativo; incluye; identificación del paciente, información sobre la
finalidad de la obtención de información confidencial, limitación del uso y
divulgación de la información obtenida, medios para el ejercicio de los derechos de
ratificación, cancelación u oposición de conformidad con lo dispuesto por la Ley
Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, acto
de consentimiento y aceptación del Aviso de Privacidad, entre otros. Así como una
autorización de orientación psicológica mismo que será firmado por el paciente en
acuerdo.

Depende del terapeuta y de su estilo, cómo se detallará el contrato al paciente y,  en


general, es necesario considerar que algunos aspectos son indispensables y básicos a fin
de preservar una relación sana entre ambas partes.

En el caso de la Psicología Humanista y en particular la Psicoterapia Gestalt,


constantemente se defiende y se promueve el respeto a la singularidad y valor de cada
individuo. Al mismo tiempo, se subraya el protagonismo de cada sujeto como autor
absoluto de lo que sucede en su existencia.  El contrato lleva implícita esta
responsabilidad de ambas partes; es la forma más tangible, de delegar a ambos sus
responsabilidades propias y también, las que serán compartidas dentro del espacio
terapéutico. Al mismo tiempo, ofrece una protección para ambos.

El contrato convierte la relación terapéutica en un compromiso de cooperación que atañe


por igual al terapeuta y al paciente en orden al objetivo establecido. En este momento, el
terapeuta ha de entender a su paciente, adentrarse en sus marcos de referencias y
conocer el funcionamiento general de la persona. Por su parte, el paciente ha de disponer
de la información necesaria sobre qué es la Psicoterapia Gestalt, cuál va ser la
metodología a emplear, si se van a emplear técnicas vivenciales, si habrá tareas
intermedias, etc., si emplearemos otras técnicas, si trabajaremos con sueños y demás. El
paciente ha de conocer cuál es la directriz que va a regular el trabajo dentro del proceso.
Si se desea establecer un buen contrato de tratamiento, se debe buscar la máxima
precisión.

El psicólogo en la escuela. Una experiencia desde la perspectiva


psicoanalítica
Vinyet Mirabent y Eulàlia Torras

Resúmenes

Las autoras, a través de ejemplos procedentes de su propia práctica, describen las


funciones del psicólogo que trabaja en escuela.

En el punto de encuentro entre maestros, tutores, directores de estudio, alumnos y


padres, sus retos y compensaciones. Consideran que esta tarea es esencialmente
preventiva y ayuda a los niños a desarrollar sus potencialidades personales y académicas
cuando éstas están comprometidas debido a que sus propias dificultades generan
círculos viciosos en el medio escolar.

Introducción

En este trabajo se combinan las experiencias complementarias de sus dos autoras: la de


Vinyet Mirabent –- quien, además de trabajar en una institución psicológica y en su
consulta privada, desde hace años trabaja como psicóloga en una escuela y por tanto
participa en la tarea escolar “desde dentro” – y la de Eulàlia Torras, quien, durante años,
“desde fuera”, en su consulta hospitalaria y privada ha recibido niños de escuelas muy
diversas y ha hecho equipo con el maestro, el profesor y el psicólogo escolar para atender
al niño y a su familia.

La articulación de estas dos experiencias, con frecuencia compartidas para atender niños
y familias que consultaban por indicación del maestro, nos ha estimulado a elaborar la
función del psicólogo en relación a la tarea educativa y estructurante de la escuela.

Como sabemos, la función específica de la escuela es la educación en sus dos vertientes:


adquisición de conocimientos y desarrollo de funciones y recursos-- en definitiva, de la
personalidad – gracias al valor emocional estructurante y madurativo de la experiencia de
aprender y de las relaciones interpersonales que se dan en el marco escolar.

En la escuela se articulan diversas y variadas funciones: las de los maestros, los alumnos
y los padres. La función del psicólogo es facilitar la tarea de todos ellos para que esta
colaboración y tantos esfuerzos obtengan un resultado satisfactorio. Esta función se
concreta especialmente en el hecho de atender las relaciones interpersonales y sus
conflictos en la realización de la tarea de cada uno.

Pero la posición y la tarea del psicólogo en la escuela no son siempre fáciles. Factores
como el “carácter” de la escuela – que puede ser normativo, superyoico, o bien tolerante,
abierto o incluso insuficientemente estructurado, u otro – los supuestos básicos reinantes,
según qué formas de concebir la tarea educativa y los hábitos establecidos que el
psicólogo encuentra al llegar allí pueden significar, sobre todo al principio, un terreno
complicado para su trabajo.

Como en todo grupo humano, lógicamente influirán en él el carácter de los que lo


componen y las rivalidades entre personas o subgrupos. A veces la primera tarea del
psicólogo será conseguir un espacio válido para su función: darla a conocer para que se
la comprenda y valore, interesar a los maestros, establecer diálogo... la naturaleza misma
de su función-- atender las relaciones interpersonales que facilitan o dificultan la tarea de
la escuela – puede inducirlo a asumir, al menos relativamente, un rol crítico o superyoico,
a pesar de que a veces pueden ser los otros quienes lo vean como si ejerciera roles de
este tipo. Por esto es tan importante el tacto con el que realice su tarea, la forma como
proponga sus intervenciones, de manera que quede claro desde el mismo comienzo que
no se cree autorizado a dar lecciones a nadie.

El psicólogo tiene una posición diferenciada en el tejido de relaciones interpersonales de


la escuela. Por un lado, cuenta con sus conocimientos sobre las características y
necesidades de cada edad, la evolución y sus conflictos, la ansiedad y los mecanismos de
defensa, la salud mental y el importante papel de las relaciones interpersonales. Por el
otro, en la medida en que forma parte del equipo escolar pero está exento de
responsabilidades académicas, cuenta con una perspectiva privilegiada para captar las
dinámicas relacionales que se producen en la escuela y en las que él mismo participa. Su
tarea consiste en diferenciar aquellas positivas y beneficiosas de las perjudiciales,
antipedagógicas – a pesar de que a veces se presenten como ventajosas – y elaborar con
el equipo docente formas de modificarlas y mejorarlas.

Todos estos aspectos se reflejan en actitudes concretas y perceptibles que influyen en el


trato con el alumno, con los grupos de alumnos, con los padres y también entre los
maestros y en el claustro docente. Este último a veces pasa desapercibido y en cambio es
de gran importancia ya que favorece o enrarece el funcionamiento de la escuela como
equipo y confluencia de individualidades.

La intervención del psicólogo puede darse a diferentes niveles en el sí de la estructura


escolar: desde la colaboración con los órganos directivos y las coordinaciones de los
diferentes estamentos, la participación en las reuniones de los tutores de cada ciclo --
generalmente denominadas consejos pedagógicos --los encuentros individuales con cada
maestro o tutor, la observación de un grupo de alumnos y la entrevista con alguno de
ellos, la colaboración con el personal no docente que de todos modos tiene también
tareas educativas-- como por ejemplo los monitores de comedor –- el trato y colaboración
con los padres, hasta otras posibilidades que dependen de las características y funciones
de cada escuela. Todos estos niveles de intervención “hacen escuela” y preparan la
atmósfera adecuada para el desarrollo y la salud mental. Además, lo que se trabaja con
un grupo directivo o docente, con un maestro, un alumno, un grupo de alumnos o una
clase, a la corta o a la larga beneficia otros grupos, niños o clases en la medida en que va
contribuyendo a sedimentar una experiencia que todos los participantes van haciendo
suya y por tanto gradualmente pueden irla utilizando desde sus propios recursos.

El psicólogo puede aportar su perspectiva a los órganos directivos, por ejemplo para
plantearse y replantearse la filosofía de fondo de la escuela en cuanto a la tarea
educativa, lo cual implica siempre la forma de relacionarse con los alumnos, los criterios
de trato, la autoridad y la disciplina, la forma como se entienden los problemas de
conducta, la cuestión de si hay que castigar o bien ofrecer apoyo al alumno que no va
bien, qué es evaluar, qué se entiende por progreso en un alumno y un largo etc..
También, cómo se contempla el papel de la familia, el trato con los padres y la idea de
colaboración entre ellos y la escuela, la diferenciación de los aspectos de la educación
que pertenecen a la familia, favoreciendo el crecimiento y desarrollo de las funciones
parentales, sobretodo en un momento como el actual en el que hay fuerte tendencia a
delegar en la escuela responsabilidades y atenciones que son propias de los padres.

CONCLUSIÓN PERSONAL

El contrato y la escuela en la psicoterapia son dos temas muy interesantes de los


cuales se puede obtener mucho conocimiento. En principio me pude percatar de la
importancia que tiene el contrato en psicoterapia y de la influencia que este puede tener
en el tratamiento y el compromiso que tiene el paciente con la psicoterapia, en el caso de
los niños se mostró en la investigación un ejemplo de contrato que se puede utilizar en la
psicoterapia. Referente al tema de la escuela se mostró una investigación en la cual se
presenta al psicólogo dentro del ámbito educativo y a todas las adversidades que este
mismo se puede encontrar por que no solamente es cuestión del paciente, en este caso
también entra los requerimientos de la escuela y sobre todo el ambiente donde se trabaja,
esto puede ser de dos vertientes para el psicólogo uno de gran ayuda para el trabajo
psicoterapéutico y de otra manera se puede ver como complicaciones para que se pueda
dar el trabajo de manera eficaz con el paciente.

Considero que un psicólogo en este caso tiene que tener los suficientes
conocimientos para poder trabajar conocer desde un puto el lado educativo y sus
requerimientos y del otro lado los del paciente para poder conjuntar ambos para poder
hacer un eficaz trabajo en psicoterapia.

Bibliografía

Salama, H. (2007). Psicoterapia Gestalt: Proceso y Metodología. (ed. cuarta). México,


D.F. Alfaomega Grupo Editor.

Salama, H. (2012). Gestalt 2.0. Actualización en Psicoterapia Gestalt. (ed. primera)


México, D.F. Alfaomega Grupo Editor.

 Psic. Alejandra V. Jaimes Hernández, IMPORTANCIA DEL CONTRATO TERAPÉUTICO.

Héctor Peraza Díaz, Contrato terapéutico. Obtenido de: www.psicologosbonnet.es

Vinyet Mirabent y Eulàlia Torras, El psicólogo en la escuela. Una experiencia desde la


perspectiva psicoanalítica, Obtenido de: http://www.fetb.org/recerca-i-publicacions/el-
psicologo-en-la-escuela.htm

También podría gustarte