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INTRODUCCIÓN
Cuando comencé mi trabajo como terapeuta las únicas referencias prácticas que tenía acerca de
cómo hacer terapia eran las que había aprendido en mi propia terapia.
Lo que he aprendido a partir de la experiencia es que desde la primera llamada que efectúa el
cliente comienza la relación terapéutica y esta se desarrolla en forma de un proceso cíclico con
fases y etapas que se repiten más de una vez con determinado cliente a lo largo del periodo de
relación que supone una psicoterapia con Análisis Transaccional.
Cuando una persona comienza una psicoterapia, lo que le motiva a buscarla y comenzarla es una
SITUACIÓN más o menos dolorosa, insatisfactoria o preocupante como para buscar ayuda
profesional.
La expectativa es que, a lo largo del proceso que se inicia, alcance una SITUACIÓN FINAL más
satisfactoria para él /ella y para su entorno.
La SITUACIÓN FINAL deseada puede especificarse en una serie de OBJETIVOS, son los objetivos
iniciales de la terapia que configuran el contrato inicial.
LA LLAMADA TELEFÓNICA
El proceso de la terapia comienza mucho antes de que la persona se decida a llamar por teléfono al
terapeuta para pedir una cita. A este respecto es interesante lo que Berne dice acerca de la
"elección del terapeuta" (Berne, 1974).
De todos modos desde el punto de vista de la relación específica, la terapia comienza desde el
mismo momento de la primera llamada telefónica. Este es, en el mejor de los casos, el primer
contacto con el cliente, son las primeras transacciones y sobre esa base se construyen entre ambos
las demás transacciones que tendrán lugar a lo largo de todo el proceso. Merece por tanto que se
le preste la atención debida.
El valor de la información que se gana en este primer contacto tiene que ver con el hecho de que
no hay todavía ninguna historia previa de transacciones entre el futuro cliente y el terapeuta, pero
ambos llevan a estas primeras transacciones, tanto en el contenido como en el proceso, los
condicionantes previos de cada uno de ellos, de sus historias respectivas.
En las primeras entrevistas no solo son importantes las observaciones objetivas (Adulto) que
realicemos, sino también las percepciones intuitivas usando la introyección y la proyección en la
relación con el cliente (Niño) como herramientas de contacto y de elaboración de las hipótesis
iniciales. Por su puesto también podemos estar atentos a los criterios y juicios de valor más o
menos prejuiciosos que de manera automática (Padre) nos vienen a la mente en los primeros
contactos con esta persona.
Es por tanto el momento para acoger a la persona en el sentido profundo y experimentar las
primeras y más importantes reacciones contratransferenciales con esta nueva persona.
Estas pueden ser los determinantes más o menos poderosos de la futura alianza terapéutica con el
cliente desde el polo del terapeuta en la relación.
Estas primeras entrevistas son ante todo el momento esencial para contactar con el paciente, para
un contacto existencial lo más claro y profundo posible que haga de la entrevista un auténtico
encuentro personal.
Los datos recogidos al final de estas entrevistas nos permitirán llegar a unas primeras impresiones
diagnósticas con las que poder elaborar unas hipótesis sobre el funcionamiento del paciente y
sobre su posible guión de vida, de sus posiciones existenciales iniciales y de los posibles
descuentos básicos y juegos psicológicos que le han sido más útiles hasta la fecha.
Por otra tomar nos permitirá tomar una decisión sobre aceptar a esta persona en terapia o por el
contrario remitirla a otro profesional que pueda darle la mejor atención posible para su situación y
problema para alcanzar sus objetivos y su demanda.
Fase Inicial
El objetivo principal de esta fase es establecer la confianza en la relación. El contacto con el cliente
es fundamental y previo incluso a la conclusión de un contrato. Este contacto en sintonía
mantenido es la base de una relación de confianza que propicia el clima adecuado para establecer
una relación terapéutica comprometida.
Por otra parte, la relación terapéutica propicia la aparición de los fenómenos de transferencia y
contratransferencia que mediante el análisis transaccional posibilita la integración de las estructuras
psíquicas introyectadas o regresivas, la redecisión y el reparentamiento oportuno o la
coconstrucción con el terapeuta de una nueva perspectiva de la historia personal que propicie el
crecimiento personal y la solución de los problemas.
Hacia el final de esta fase, tanto para el terapeuta como para el cliente han de estar claras las metas
de la terapia que pretende conseguir el cliente y los objetivos de cambio interno y externo que
serán necesario realizar. En otras palabras ambos están en condiciones de hacer un contrato
terapéutico informado, con reciprocidad, competencia y consentimiento mutuos (Steiner, 1974).
Fase Intermedia
Es la fase central del proceso terapéutico, la más larga en el tiempo y la fundamental en cuanto a
intervenciones que propician el cambio.
Una relación que le facilite la comprensión de su experiencia, en la que tanto el terapeuta como el
cliente puedan tomar conciencia:
- De las necesidades arcaicas legítimas insatisfechas que constituyen el motivo ulterior de estas
conductas.
- De los relatos y la forma en que la persona se explica su conducta y la de los otros implicados en
la situación y en los problemas.
Una relación terapéutica que proporcione al paciente la Protección, el Permiso, la información y las
caricias que necesita para encontrar el sentido de su experiencia, asumir el dolor y las pérdidas de
las experiencias del pasado, ampliar sus opciones y recursos para resolver los problemas y satisfacer
sus necesidades actuales, tomar nuevas decisiones, poner en marcha nuevas conductas más
satisfactorias, mejorar el contacto consigo mismo y con los otros, aumentar su autonomía y
recuperar su salud.
El terapeuta transaccional tiene en mente a lo largo del trabajo, mientras aborda los aspectos y
situaciones concretas relacionadas con el contrato, preguntas de contenido como las siguientes:
- ¿Cuál fue la decisión original que está en la base del problema presente?
- ¿Cómo lleva a cabo sus viejas decisiones conmigo o con otras personas del grupo?
- ¿Hay algún aspecto o tema que necesita tratar para tomar una nueva decisión’
Fase final
Terminación de la terapia
El final de la terapia puede producirse por parte del cliente o por parte del terapeuta. En ambas
situaciones hay aspectos importantes que conviene tener en cuenta.
Cuando la terapia termina por decisión del cliente esto puede ser por haber terminado la terapia al
haber alcanzado los objetivos que se proponía o al no necesitar ya más la atención del terapeuta,
por traslado o por otras razones más personales de guión o de juego.
Algunas veces la terapia puede terminar por decisión o iniciativa del terapeuta. Esto puede ocurrir
al principio de la terapia, en la fase de las entrevistas iniciales, como consecuencia de la toma de
conciencia de las dificultades o limitaciones propias para abordar los problemas del cliente en su
setting terapéutico. También puede ocurrir en cualquiera de las fases intermedias de la terapia por
las mismas razones o por razones objetivas que impidan o dificulten la continuidad del contrato
terapéutico como enfermedad, cambio de residencia u otras.
- Ante todo no decir al cliente cosas como “Eres incurable” o Eres intratable”
- Asumir la propia responsabilidad en el proceso de estar implicado en los juegos o rackets con el
cliente.
- Referirlo a otro profesional que el terapeuta considere que puede no engancharse en los mismos
procesos y pueda darle el tratamiento adecuado o necesitado.
Referencias
Woollams, S., and Brown, M., Transactional Analysis. Dexter: Huron Valley Institute, 1978.