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Esto dependerá por una parte de la naturaleza y la gravedad de los hechos, y por otra de
características personales del afectado como sus experiencias previas, el apoyo social que
percibe, su historia de salud física y mental, su cultura y su edad. En los Primeros Auxilios
Psicológicos se tienen en cuenta todos estos elementos.
En estos primeros momentos de tensión que nos encontramos al llegar al lugar los hechos,
como es lógico, no nos vamos a poner a realizar una evaluación multi-método como haríamos
en consulta. Nuestra fuente de evaluación será pues la observación que hagamos del conjunto
global de la situación y las verbalizaciones tanto del propio paciente como de testigos u otro
miembro de los cuerpos de seguridad.
Centrémonos en los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP). Son técnicas basadas en la evidencia
destinadas a ayudar a todo tipo de población afectada por un incidente crítico, aplicándose en
las primeras horas tras el impacto. Tras las primeras 72 horas ya no son la técnica de elección.
Antes de aplicar los Primeros Auxilios Psicológicos se realiza un conocimiento del entorno en el
que vamos a trabajar, conocer qué ha ocurrido y qué va a suceder. Además estableceremos
comunicación con el resto del personal de emergencias para coordinarnos de mejor manera.
A la llegada al lugar se identifica a quien necesita asistencia. Siempre que sea posible se intenta
reagrupar a las familias para trabajar con ellas; es muy común que surjan grupos espontáneos
entre los afectados, también se trabaja con ellos de manera grupal.
Por último, una vez más destacar que tendremos que adaptarnos a la diversidad de la
población con la que vamos a trabajar. Normalmente serán de culturas muy diferentes y por
tanto tendremos que adaptar nuestra intervención a ello.
La aplicación de los PAP está dividida en ocho fases. A continuación veremos qué hacer y qué
no hacer en cada una de ellas.
1. Contacto y presentación
La presentación ante el afectado debe realizarse de una forma no intrusiva, explicando quiénes
somos y qué hacemos. No debemos avasallar al afectado, nos mantenemos cerca pero sin ser
intrusivos. En este momento la otra persona está en estado de alerta, así que no hay que dejar
espacio a incertidumbre, ya que esta puede ser una fuente de miedos.
Un buen acercamiento es la clave para la correcta y efectiva aplicación de los PAP, ya que
establece el tono que va a tener toda la relación que va a seguir a esta fase.
2. Alivio y protección
Los afectados deben saber que estamos ahí para cubrir sus necesidades básicas, que estamos
ahí para que no se preocupen por más cosas; desde promocionar agua y comida hasta un
cargador del móvil o un teléfono con el que ayudar a la reagrupación familiar. De ese modo
pueden ir relajándose poco a poco y dejar de temer por la incertidumbre del presente.
3. Contención emocional
En muchas ocasiones los afectados por una emergencia se encuentran en estado de shock,
desorientados y desubicados. Nuestra labor como psicólogos de emergencias será orientarlos
en el espacio y en el tiempo de una manera no agresiva, adaptándonos a la realidad del
paciente.
4. Recogida de información
Para ello debemos hablar de forma pausada, explorando todas las necesidades y clarificando la
información, además debemos ordenar las prioridades de atención y atenderlas en función de
los recursos disponibles. No debemos dar consejos triviales al igual que tampoco
trivializaremos las necesidades en función de nuestras opiniones.
5. Asistencia práctica
Antes de nada deberemos anticipar informaciones prácticas útiles de las que quizás las
víctimas no son conscientes aún,como dónde están los lavabos, los puntos de reagrupamiento,
el avituallamiento… etc.
Ante las preguntas de los afectados con esta información conseguiremos rebajar su ansiedad y
cumplimos con el objetivo de satisfacer sus necesidades básicas. Así, la ansiedad deja de
acumularse, dado que ofrecemos atención en lo más fundamental.
Es de suma importancia ayudar a los afectados a conectar de nuevo con su red de apoyo. Ya
sea facilitándoles un teléfono con el que ponerse en contacto o, en el caso de que no lo
tengan, contactando con las fuerzas de seguridad para requerir su ayuda en esa labor.
Hasta que no haya nadie acompañando a esa persona, preferiblemente de su red de apoyo, no
nos marcharemos.
7. Pautas de afrontamiento
La labor más importante será la de normalizar síntomas, muchos afectados creen que además
de lo que les ha pasado se están volviendo “locos”, debemos alejar esa idea informando de las
reacciones básicas de estrés esperables en las próximas horas y días.
Por el contrario, no deberemos decir que ahora tiene que ser fuerte o valiente; lo único que
hacemos con esa afirmación es no dejar al afectado experimentar sus propios recursos de
afrontamiento..
A la hora del cierre de la intervención, como hemos hecho al inicio, deberemos explicar que
nos marchamos y cuál va a ser el proceder a partir de ese momento.
No dejaremos solos a los afectados, nos marcharemos cuando llegue la red de apoyo social de
la víctima o, en su defecto, nuestro relevo. Además deberemos dar pautas al afectado sobre
cuándo y a quién pedir ayuda, conectándola con la red de salud pública.
La entrevista
En una entrevista psicológica se produce una relación entre dos o más personas. De esta
manera uno de los integrantes, el psicólogo clínico, realiza preguntas y trata de obtener
información para tomar decisiones. Se produce un intercambio de información entre la
persona que solicita ayuda (el paciente) y la persona que la ofrece (el psicólogo clínico).
Se trata de una técnica muy utilizada gracias a su eficacia para sacar a la luz contenidos no
observables que deben ser evaluados.
Las preguntas de una entrevista psicológica pueden tomar diversas formas con el objetivo de
recopilar distintos tipos de datos.
De forma general podemos hablar de preguntas cerradas en las que el entrevistado sólo tiene
la posibilidad de responder de manera concreta y preguntas abiertas en las que el entrevistado
puede explayarse y plasmar sus pensamientos.
Preguntas cerradas
Preguntas abiertas
Pre-entrevista: En esta fase se incluyen todos los puntos relativos previos al cara a cara entre el
paciente y el psicólogo. Suele haber un encargado o ayudante del terapeuta que se encargue
de recoger datos acerca del paciente (edad, motivo de la consulta) etc. Toda esta información
la anotará de forma breve y esquemática para posteriormente hacérsela llegar al terapeuta
encargado de realizar la entrevista en mayor profundidad.
Presentación de la persona que entrevista: suele tratarse del terapeuta o psicólogo. Ofrece su
nombre al paciente y habla de su especialización y su experiencia en psicología clínica.
Presentación del principio de confidencialidad: El terapeuta posee el deber de calificar como
confidencial cualquier documento que en base a su juicio puede influir en el paciente.
Expectativas: Se trata de obtener información del paciente en base a las expectativas que tiene
acerca del proceso terapéutico en el que está inmerso.
Cierre: Cuando se han superado todos los puntos anteriores se produce el cierre de la sesión.
Post entrevista: en esta fase el terapeuta podrá completar notas que haya tomado durante el
transcurso de la entrevista.
El entrevistador o terapeuta posee una serie de roles o funciones que es conveniente destacar:
Forma de estructuración
En este tipo de entrevista, el terapeuta prepara de manera previa todas las preguntas que se
realizarán durante la sesión. Las entrevistas estructuradas tienen la ventaja de poseer una
mayor flexibilidad ya que pueden ser realizadas por teléfono, por internet o cara a cara.
Este tipo de entrevista psicológica suele utilizarse con frecuencia en la investigación cualitativa
ya que además de presentar una base sobre los pasos de una entrevista, también ofrece
flexibilidad para que los pacientes se extiendan en puntos de la información que tienen un
mayor sentido para ellos. Además, el entrevistador puede alterar el orden y presentación de
las preguntas en cualquier momento.
En función del número de personas
Se trata del tipo de entrevista que se realiza con mayor frecuencia debido a su utilidad clínica.
Suelen realizarse mediante un “cara a a cara” entre paciente y terapeuta. En la variante del
psicoanálisis, el paciente suele tumbarse en un diván dando la espalda al terapeuta.
Entrevista de comportamiento
En función de su temporalidad
Esta clasificación hace referencia al momento temporal del tratamiento en el cual se está
llevando a cabo la entrevista.
Entrevista inicial: Esta entrevista tiene como objetivo abrir e inicial la relación entre paciente y
terapeuta.
Entrevista complementaria de información: Es una entrevista muy útil para recopilar datos
más allá del objetivo y motivo de consulta.
Entrevista biográfica
Entrevista de devolución
Se produce una vez que el objetivo terapéutico, motivo de consulta, ha sido conseguido.
Existen una serie de características por parte del entrevistador que permitirán realizar una
entrevista más exitosa.
Actitud
Mediante la empatía, el terapeuta consigue hacer suyos los problemas de la persona que tiene
enfrente, logra ponerse en su lugar y transmitirle confianza para superar el problema.
Flexibilidad: El psicólogo debe saber responder de manera flexible ante situaciones imprevistas
que puedan ocurrir durante el transcurso de la entrevista psicológica. De esta manera debe
saber asaptarse a la gran diversidad de los pacientes que trata en su día a día.
Honestidad: El psicólogo trabajará siempre de forma coherente con sus principios y valores.
Esto significa que actuará siempre con sinceridad y actitud abierta.
Existen una serie de habilidades por parte del terapeuta que influyen directamente en el
desarrollo de la comunicación.
Mediante la técnica especular se repite lo último que ha dicho el paciente. También se suele
hacer el gesto, afirmar, dar la palabra o expresar aprobación.