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I.8 Lucien Goldmann* (1955) El hombre y lo absoluto. El dios oculto.

Traducción de
Juan Ramón Capella. Ed. Planeta
*Lucien Goldmann fue un filósofo francés y sociólogo de origen judío rumano. Como profesor de La Sorbona, fue un
influyente teórico marxista

Conceptos centrales: visión de mundo y procedimiento dialéctico

PREFACIO
Goldmann presenta las dos finalidades que tiene su texto:

- mostrar la validez del análisis materialista y dialéctico como método para la comprensión del
contenido y la estructura de las obras filosóficas y literarias.

- y contribuir al conocimiento acerca de los textos que analizará: Pensées de Pascal (filosófico)
y las cuatro tragedias de Racine: Andrómaca, Británico, Berenice y Fedra. (Autores franceses
que habitaron en el SXVII)
Este doble objetivo se fundamenta en el pensamiento dialéctico – desde el cual Goldmann
plantea su trabajo-, específicamente en la categoría de totalidad que prohíbe una separación
demasiado rigurosa entre la reflexión acerca del método y la investigación concreta.
La idea central de la obra es que los hechos humanos forman siempre estructuras significativas
globales cuyo carácter es a la vez práctico, teórico y afectivo, y que estas estructuras sólo pueden
ser estudiadas positivamente en el contexto de una perspectiva práctica fundada en la aceptación de
determinado conjunto de valores. Partiendo de este principio, se ha mostrado la existencia de una
estructura de este tipo –la visión trágica- que ha permitido delimitar y comprender la esencia de
orden ideológico, teológico, filosófico y literario, y poner de manifiesto, entre todos estos hechos,
un parentesco estructural escasamente percibido con anterioridad.

¿Qué tienen en común las obras de Racine y Pascal?


Goldmann utiliza para el estudio de ambas obras, la visión trágica. Sostiene que esta constituye la
esencia común del movimiento y la ideología del jansenismo de la filosofía de Pascal y del teatro Commented [WU1]: El jansenismo fue un movimiento
de Racine. La visión de mundo que comparten las obras de estos autores se sustenta en que la religioso iniciado por el teólogo y obispo Cornelio Jansenio
(1585-1638), que gozó de cierta popularidad en Europa
visión trágica promueve una imagen de Dios, un tanto distante de la típica imagen del Dios cristiano. durante los siglos XVII y posteriores, y que fue condenado
El Dios oculto es la idea fundamental para la visión trágica: “Dios está oculto para la mayoría como herético por la Iglesia católica debido a sus tesis sobre
la salvación, que en último término negaban el concurso de
de los hombres, pero es visible para los elegidos a los que ha concedido la gracia” (51). Siguiendo la libertad humana.
a Pascal, Dios es el ser que siempre está ausente y siempre presente; Dios existe siempre y no
El jansenismo, como movimiento puritano, enfatiza el
aparece nunca: “Un Dios siempre ausente y siempre presente es el centro mismo de la tragedia” pecado original, la depravación humana, la necesidad de la
(52). En este aspecto, Goldmann vuelve a Lukács, quien afirmaba que la tragedia es un juego entre gracia divina que salvará sólo a aquellos a quienes les fue
concedida desde su nacimiento y la creencia en la
el ser humano y su destino, y cuyo espectador es Dios. No obstante, Dios no se mezcla nunca con predestinación, sin libre albedrío. Generalmente, el
las palabras y los gestos de los seres humanos. En esa incompatibilidad entre Dios y la vida humana jansenismo es considerado como sinónimo de
estriba el gran problema de la tragedia como la plantea Lukács. Ahora bien, el Dios de la tragedia, intransigencia.

según Goldmann es muy distinto:


Al igual que el Dios de los racionalistas, no le da al hombre ningún auxilio exterior, pero tampoco
ninguna garantía, ningún testimonio de la validez de su razón y de sus propias fuerzas. Por el
contrario, se trata de un Dios que exige y que juzga, de un Dios que recuerda siempre a un hombre
situado en un mundo en el que casi no puede vivir, y ello sólo renunciando a ciertas exigencias para
satisfacer otras, que la única vida válida es la de la esencia y la totalidad, o para decirlo con Pascal,
la de una verdad y una justicia absoluta que no tienen nada que ver con las verdades y las justicias
relativas de la existencia humana. (53)

Ese Dios no conoce, según Goldmann, la prescripción ni el perdón; y una vida llena de acciones
gloriosas no vale nada ante él. Es un Dios cuyos valores y juicios son radicalmente opuestos a los
de la vida cotidiana.

EL TODO Y LAS PARTES


Pensamiento dialéctico
Goldmann afirma que el contenido y la estructura de las obras de Pascal y de Racine se
comprenden mejor a la luz de un análisis materialista y dialéctico. El pensamiento dialéctico
se distancia del racionalismo y del empirismo, en tanto, el racionalismo procede de la conjetura
a los datos y el empirismo de los datos a la conjetura. Sin embargo, ambos proceden de manera
lineal, es decir, estos pensamientos científicos avanzan en línea recta. En cambio, el
pensamiento dialéctico afirma que no existen puntos de partida ciertos ni problemas resueltos
definitivamente, que el pensamiento no avanza en línea recta puesto que toda verdad parcial
sólo adquiere su verdadera significación por relación al conjunto. La marcha del saber aparece
así, como una oscilación perpetua entre las partes y el todo, que deben iluminarse
recíprocamente. El principio fundamental del pensamiento dialéctico es: el conocimiento de
los hechos empíricos continuará siendo abstracto y superficial mientras no se haya concretado
por su integración al conjunto; única cosa que permite superar el fenómeno parcial y abstracto
para llegar a su esencia concreta e implícitamente a su significación.

Entonces, el procedimiento dialéctico se fundamenta en un ida y vuelta entre hacer conjeturas


e ir a los datos y, por otro lado, ir a los datos y luego hacer conjeturas. Es decir, es una dialéctica
entre la totalidad de la obra del autor y la parte.

Por ende, si partimos del principio fundamental del pensamiento dialéctico, es decir, de que el
conocimiento de los hechos empíricos continuará siendo abstracto y superficial mientras no se
haya concretado por su integración al conjunto, única cosa que permite superar el fenómeno
parcial y abstracto para llegar a su esencia concreta e implícitamente a su significación, creo
que el pensamiento y la obra de un autor no pueden comprenderse por sí mismos
permaneciendo en el plano de los escritos e incluso en el de las lecturas y las influencias.
(…) Una idea, una obra, sólo obtienen su verdadera significación cuando se han integrado
en el conjunto de una vida y de un comportamiento. Además, frecuentemente, el
comportamiento que permite entender la obra no es el del autor, sino el de un grupo social
(o a veces, de la clase social).
La obra es inteligible si se la quiere comprender únicamente a través de la personalidad de su
autor. Es más, la intención de un escritor y la significación subjetiva que para él tiene su obra
no siempre coinciden con su significación objetiva, que le interesa al historiador – filósofo. (el
historiador entendido como empirista y el filósofo como racionalista, creo yo).

Se presentan dos dificultades si la obra de un autor no está referida al conjunto histórico del
que forma parte:
1. ¿Cómo delimitar la obra? En tanto, la distinción entre la esencia y el accidente.

2. La dificultad de definir la significación de un escrito o fragmento. Es decir, si determinado


texto resulta esencial para comprender la obra del autor, o es más bien accesorio, y luego, qué
significación darle en el conjunto. Para definir el sentido a ser otorgado a un determinado texto,
Goldmann propone el criterio de coherencia: el escrito, elemento de la vida o del grupo social
del autor es pertinente si es coherente al conjunto de la obra (ejemplo de la fe de Descartes y
su obra atea). El sentido válido es el que permite volver a encontrar toda la coherencia de la
obra, salvo que la coherencia no exista, en ese caso el escrito estudiado carece de interés
filosófico o literario fundamental. Para comprender el sentido de un autor hay que hacer
concordar todos los pasajes contrarios.

Concepción de mundo
Goldmann propone la instrumentalización del concepto “concepción de mundo” que permite
también separar lo esencial de lo accidental en una obra.

La concepción de mundo puede definirse como una realidad colectiva, susceptible de ser
identificada en la estructura de las obras. Es un conjunto de aspiraciones, sentimientos e ideas
que reúne a los miembros de un grupo (o de una clase social) y los opone a los demás grupos.

Una gran obra literaria o artística expresa una concepción de mundo. Se trata de un fenómeno
de conciencia colectiva que alcanza su mayor claridad conceptual o sensible en la conciencia
del pensador o del poeta. Estos últimos lo expresan a su vez en la obra que estudia el historiador
sirviéndose del instrumento conceptual que es la concepción de mundo; esta, aplicada al texto,
permite determinar:
a) lo esencial en las obras que se estudia;
b) la significación de los elementos parciales en el conjunto de la obra.

El historiador de la filosofía y de la literatura no debe limitarse en el estudio de una obra a lo


que se explica por una u otra concepción de mundo. Debe preguntarse además cuáles son las
razones sociales o individuales que hacen que esta concepción (que es un esquema general) se
exprese en esta obra, en este lugar y en esta época.
El método consiste en ir del texto empírico inmediato a la visión conceptual y mediata para
volver a continuación a la significación concreta del texto del que se había partido. El método
dialéctico le aporta al concepto de concepción de mundo un fundamento positivo y científico
con la integración del pensamiento de los individuos al conjunto de la vida social y en especial Commented [WU2]: Proyecto de Goldmann: crear una
tipología de las concepciones de mundo como aporte capital
con el análisis de la función histórica de las clases sociales. para la antropología filosófica

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