Está en la página 1de 5

Rexurdimento

movimiento cultural y literario gallego

Se denomina Rexurdimento (en castellano, resurgimiento) a la etapa


cultural de la historia de Galicia que se desarrolló a lo largo del siglo XIX
y que tuvo como característica principal la revitalización de la lengua
gallega como vehículo de expresión social y cultural tras el periodo de
"ostracismo" que se conoce como séculos escuros. Se trata de un
periodo simultáneo y similar al de la Renaixença catalana.

Se reavivó el espíritu regional y la identidad subjetiva de las regiones


españolas. La consideración de las lenguas no oficiales cambia y se
revalorizan, contra la horma universalista de la Ilustración, las
tradiciones, lenguas y dialectos autóctonos. En Galicia, chocan la
lengua castellana, urbana y favorecida por la burguesía, y la lengua
gallega, que se consideraba rural y campesina y que se encontraba sin
cultivo literario y sometida a una gran diglosia. Aparece una conciencia
nacional y se reivindica el idioma gallego como distintivo de la
personalidad de Galicia.

El Prerrexurdimento

La fase de transición entre los séculos escuros y el rexurdimento suele


denominarse en la historiografía literaria como ​prerrexurdimento​.

Se distinguen en él dos etapas: una primera, más larga y de resultados


inciertos, que abarcaría la primera mitad del siglo XIX (hasta 1846,
fecha del levantamiento de Solís), y una segunda, desarrollada durante
los años cincuenta y sesenta del siglo, en la que el trabajo intelectual de
sistematización de las características diferenciadoras de Galicia es lo
suficientmente importante como para que el cultivo literario del gallego
se vea muy estimulado (en 1853 se publica A gaita gallega, de Juan

1
Manuel Pintos) y en 1861 se celebran los primeros Juegos Florales de
Galicia en La Coruña.

A partir de 1840 hay grupos de intelectuales que ven a Galicia como una
región atrasada que hay que hacer avanzar, y se percibe que ello sólo
será posible por medio de la asunción política de una conciencia
nacional. El movimiento provincialista surgido de este pensamiento fue
dirigido en la Universidad de Santiago de Compostela, sobre todo, por
Antolín Faraldo Asorey.

En 1846 se produjo una revuelta contra el poder central, el


levantamiento de Solís, que tuvo como consecuencia el fusilamiento de
un grupo de rebeldes conocidos desde entonces como los mártires de
Carral y el despertar de la conciencia lingüística. Todos comparten la
idea de Galicia como patria y publican en periódicos de la época como
El Centinela de Galicia, La Aurora de Galicia, etc. Benito Viceto publica
una Historia de Galicia (1865-1866) en seis volúmenes que narra de
forma heroica las hazañas de Galicia. En este despertar son
importantes obras como Proezas de Galicia de Fernández Neira; La
gaita gallega, 1853, de Juan Manuel Pintos y actos como la fundación
de los Juegos Florales de La Coruña (1861) o publicaciones como El
álbum de la caridad o periódicos como O Tío Marcos da Portela, donde
se publican fragmentos de novelas y de teatro en gallego.

Dos son los géneros que se cultivan en gallego en estos primeros


momentos.

Están, en primer lugar, los ​textos de carácter político​ vinculados


con la resistencia frente a la invasión napoleónica: el romance de 1808
"Un labrador que foi sarxento" y varios diálogos, de los cuales su
primera muestra es uno de 1810 titulado "Proezas de Galicia explicadas
baxo la conversación rústica de los dos compadres Chinto y Mingote",
de José Fernández de Neira. Más adelante, publicados en folletos y en
la prensa, aparecen textos que se centran en la polémica entre

2
absolutistas y liberales, y en la situación administrativa gallega desde un
punto de vista crítico.
En segundo lugar, hay una serie de ​textos de tipo específicamente
literario​: villancicos (destinados al canto), una obra teatral (A
casamenteira, de Antonio Benito Fandiño, publicada en 1849 y centrada
en el tema de los casamientos arreglados), sonetos satíricos, dos textos
poéticos de Nicomedes Pastor Díaz, etc.

Respecto del prerrexurdimento se discute si se puede hablar de un


periodo romántico gallego. La profesora Dolores Vilavedra, sin
decantarse por una conclusión definitiva, ha señalado que, al menos,
existen varios hechos que demuestran la impronta de dicho movimiento.
Destaca, por ejemplo, los rasgos evidentes que están presentes en la
obra de Nicomedes Pastor Díaz y Rosalía de Castro, el empuje dado a
las llamadas lenguas regionales del que se benefició el gallego y la
aparición de un movimiento político genuinamente romántico como es el
provincialismo que, más tarde, derivaría en el galleguismo.[1]​

Alrededor del provincialismo, se desarrollan foros de participación


intelectual como la Academia Literaria de Santiago y medios impresos
como el órgano oficioso de aquella, El Idólatra de Galicia, y revistas
como Revista de Galicia, etc. Tras el levantamiento de Solís y la
represión subsiguiente, el provincialismo se disolvió.

La producción literaria vinculada a este movimiento fue escasa, aunque


promovió el empleo del gallego para la literatura. Destacan, entre los
poetas de la época, Juan Manuel Pintos, autor de A gaita galega (1853),
y Francisco Añón.

Herederos intelectuales del provincialismo, fueron un grupo de jóvenes


entre los que se encontraban ​Manuel Murguía, Eduardo Pondal y
Rosalía de Castro, ​para los que el conocido como Banquete de Conxo,
en 1856, significó un punto oficioso de partida y el Liceo de la Juventud
un lugar de reunión y activismo cultural.

3
El Rexurdimento

Convencionalmente, se estima que la publicación del primer libro de


Rosalía de Castro, ​Cantares Gallegos, en 1863,​ es el punto de partida
del Rexurdimento. Sin embargo, las dificultades del empeño son todavía
evidentes, si se tiene en cuenta que entre esa fecha y 1874, que
coincide, en parte, con el llamado sexenio liberal, apenas se publica
nada en gallego.

No obstante, a partir de 1875 la producción en gallego aumenta. Hay, en


primer lugar, un interés creciente por las publicaciones periódicas, entre
las que O Tío Marcos da Portela (1876-1889) es el ejemplo más
representativo.

En segundo lugar, se acometen determinados proyectos de carácter


cultural, como la Biblioteca Gallega, que desde 1885 publicaría 52
obras, entre las que se encuentran títulos esenciales como Aires da
miña terra, de Manuel Curros Enríquez, y Queixumes dos Pinos, de
Eduardo Pondal.

En tercer lugar, se fomentan los concursos literarios. En 1886 se


convocó el primer certamen en que todas las composiciones
presentadas debían estar en gallego. La importancia de la poesía se
observa también en el auge de las antologías poéticas.

El año que, de alguna manera, culmina toda esta larga trayectoria es


1880, pues en él se publican tres obras importantes de la literatura
gallega: Follas Novas, de Rosalía de Castro; Aires da miña terra, de
Curros Enríquez; y Espiñas, follas e frores. Ramiño primeiro, de Valentín
Lamas Carvajal. Con proyección más bien política, en 1886 se publica
Los precursores, de Manuel Murguía.

Durante estos años, se publican también numerosas gramáticas,


diccionarios y estudios de crítica literaria e historia (Historia de Galicia,
de Murguía), a lo que hay que añadir la tarea de recuperar la

4
esplendorosa tradición de poesía trovadoresca medieval gallega, las
Cantigas: el primer cancionero impreso es Cancionero de la Vaticana,
en 1875, al que le siguen Colocci Brancuti, en 1889, Cantigas de
Alfonso X El Sabio, en 1889, Cancionero de Ajuda, en 1904.

En cuanto a la ​prosa de ficción​, es Marcial Valladares Núñez quien la


inaugura con su obra Maxina ou a filla espúrea (aparecida a lo largo de
1880 como folletín de una revista y cuyo manuscrito data de 1870).
Dejando a un lado otras consideraciones literarias, el aspecto más
original de la novela es el tratamiento diglósico de los personajes.

Además de ​Valladares Núñez​, el canónigo ​Antonio López Ferreiro


está considerado como el verdadero padre de la ​novelística gallega,​ y
es el autor de tres novelas (destacando A tecedeira de Bonabal)
publicadas también por entregas en distintos periódicos gallegos.
Situadas en diferentes momentos históricos de Galicia, se trata de
novelas realistas con impregnaciones de la novela histórica típica del
XIX.

Por lo demás, tiene especial vigencia en la época el ​costumbrismo​,


entendido como una exaltación de lo rural y lo folclórico.

Solo a finales del siglo, por ejemplo con la obra de ​Francisco Álvarez
de Novoa​, se empieza a cultivar una ​narrativa urbana​, burguesa y con
intereses psicologistas. Se trata de un novelista que preludia la fórmulas
innovadoras de los escritores de las Irmandades da fala.

Por lo que respecta al ​teatro​, fue un género apenas cultivado durante el


Rexurdimento.

Las figuras literarias esenciales del rexurdimento fueron Rosalía de


Castro, Valentín Lamas Carvajal, Manuel Curros Enríquez y Eduardo
Pondal.

También podría gustarte