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1.1.1.

LA GUERRA DE TRINCHERAS (1915-1916)

A principios de 1915, ambos bandos construyeron complejas líneas de trincheras que


serpentearon por los cientos de kilómetros del frente. La fortificación alcanzaría tal grado
de virtuosismo que ninguno de los contendientes lograría una penetración decisiva. Al
quedar protegidos los soldados del alcance de las ametralladores enemigas, la
capacidad armamentística (morteros, lanzagranadas, lanzallamas) y muy especialmente
la artillería pesada se transformó en dueña y señora del campo de batalla. La industria
siderometalúrgica se puso al servicio de las necesidades militares y produjo
masivamente cañones, morteros y obuses. El consumo de municiones en los primeros
meses de la guerra rebasó largamente las previsiones, y la cuestión del
aprovisionamiento acabó trasformándose en un asunto esencial, que obligó a modernizar
y planificar la producción y a utilizar mano de obra femenina.

1.1.2. LA INTERVENCIÓN ESTADOUNIDENSE Y EL FINAL DE LA GUERRA (1917-


1918)

Durante el año 1917, la población civil de muchas naciones en conflicto llegó a una
situación límite: a las dificultades para la mera subsistencia había que sumar los
trastornos familiares por la pérdida o ausencia de los miembros más jóvenes y el
agotamiento psicológico. Hubo intentos de amotinamiento en las guarniciones, que
fueron severamente reprimidos, y también huelgas de protesta por la escasez de
productos de primera necesidad.

La aceptación más o menos entusiasta que gran parte de la población de los países
contendientes había manifestado al inicio de la guerra se había convertido en un rechazo
frontal a su continuación, sobre todo en las grandes ciudades industriales de Alemania.
También era especialmente crítica la situación en el Imperio austrohúngaro, donde el
desabastecimiento y la falta de productos básicos se agudizaban día a día. Por otra parte,
después de la división y dispersión iniciales, y a la vista del inmenso matadero en que se
habían convertido los frentes, el movimiento obrero internacional se pronunció
abiertamente contra la guerra, y los socialistas de cada Estado comenzaron a adoptar
posiciones críticas radicales.
En 1918 ambos bandos atravesaban serias dificultades tanto militares como económicas.
Sin embargo, la fatiga era más visible en el bando de las potencias centrales que en el
aliado, pues la incorporación de los Estados Unidos al conflicto había supuesto una
auténtica inyección de recursos materiales y humanos.

No obstante, en 1918 los alemanes consiguieron eliminar definitivamente del escenario


bélico a los rusos que habían iniciado negociaciones para poner fin al conflicto. Una serie
de derrotas continuadas habían animado al gobierno revolucionario soviético a firmar en
marzo el Tratado de Brest-Litovsk. Con las manos libres en el frente oriental, el general
alemán Ludendorff inició una ofensiva en el lado occidental. Fue la conocida como 2º
Batalla del Somme para diferenciarla de los combates que se habían desarrollado en la
misma zona en 1916. La iniciativa fracasó, pues los aliados frenaron la ofensiva en el
Marne, en el mismo lugar donde Joffre había hecho abortar en 1914 el Plan Shlieffen. La
contraofensiva aliada al mando del general Foch fue iniciada en julio de 1918 y forzó el
repliegue de las tropas germanas.

En agosto un nuevo ataque aliado que empleó abundantes carros de combate desplazó
a los alemanes hasta la frontera belga. La crisis militar se tradujo en deserciones
masivas. El 8 de noviembre de 1918 estalló en Berlín un movimiento revolucionario y el
Kaiser Guillermo II declinó. Se formó un nuevo gobierno que encabezó el
socialdemócrata Ebert. Alemania firmó el armisticio el 11 del mismo mes.

El Imperio Austro-Húngaro se rindió a mediados del mes de noviembre, en tanto que


búlgaros y turcos lo habían hecho ya en septiembre y octubre respectivamente.

1.2. CONSECUENCIAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Las consecuencias más evidentes de la Primera Guerra Mundial fueron las que derivaron
de los diversos tratados de paz, que modificaron profundamente el mapa de Europa.
Contra lo que pueda sugerir su nombre, la Conferencia de Paz de París fue una mera
negociación entre los dirigentes de los países vencedores: el presidente norteamericano
Woodrow Wilson, el primer ministro británico David Lloyd George, su homólogo francés
Georges Clemenceau y el jefe del gobierno italiano, Vittorio Emanuele Orlando. Ningún
representante de Alemania participó en la conferencia, de modo que la razón asistía a
quienes calificaron de «diktat» (imposición) el tratado de Versalles, firmado el 29 de junio
de 1919, tras casi seis meses de conversaciones.

Aunque se partió de los bienintencionados catorce puntos propuestos por el presidente


norteamericano Woodrow Wilson, las condiciones impuestas a los vencidos fueron muy
duras, y, especialmente por parte de Francia, no hubo ninguna voluntad conciliatoria. El
tratado de Versalles declaraba a Alemania única culpable de la guerra y supuso para el
antiguo Imperio alemán la pérdida de todas sus colonias y también de numerosos
territorios, que pasaron a manos de los viejos y nuevos países limítrofes (Francia,
Bélgica, Dinamarca, Checoslovaquia, Polonia). El tratado establecía asimismo la
desmilitarización general del país (prohibiendo a Alemania fabricar armamento, barcos y
aviones de guerra y tener más de cien mil soldados) y la obligación de pagar
reparaciones de guerra, tasadas en 132.000 millones de marcos oro, a las potencias
vencedoras.

Las consecuencias alcanzaron también, por supuesto, a los países europeos


vencedores, que vieron igualmente diezmada su población y destruidos sus campos,
fábricas y ciudades, y quedaron, en suma, tan arruinados como los vencidos. Financiar
la guerra había ultrapasado en mucho los ingresos de los países contendientes, que
hubieron de recurrir a préstamos y a emisiones masivas de billetes, lo cual incrementó la
deuda interna y externa y disparó la inflación; el proceso inflacionario afectó
especialmente a las clases medias y bajas, pues los sueldos no subieron al mismo ritmo
que los precios, causando el empobrecimiento general de la población

1.7. LA ORGANIZACIÓN DE LA PAZ (1919-1920)

La Conferencia de París se inició en enero de 1919 con el concurso de las delegaciones


de los 27 países vencedores de la guerra.

No fueron convocados los vencidos. A pesar del número tan elevado de compromisarios
las principales decisiones recayeron sobre Estados Unidos (Wilson), Reino Unido (Lloyd
George) y Francia (G. Clemençeau), aunque también jugaron un papel relevante Italia y
Japón. Las deliberaciones giraron en gran medida en torno al Programa de 14 puntos
que el presidente Wilson había presentado en el Congreso en enero de 1918 cuando la
contienda aún no había finalizado. Tenían por objeto lograr una paz mundial duradera.

En la organización de la paz no hubo posturas unitarias:

Francia, la más radical, deseaba eliminar el peligro de una Alemania capaz de provocar
una nueva guerra.

Clemençeau, su primer ministro, se abandonó a las tesis revanchistas e intentó la


desmembración de su enemiga, segregando Renania del resto del país. Impulsó el
establecimiento de durísimas indemnizaciones alegando que Alemania había sido la
causante del conflicto y, por lo tanto, culpable.

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