Está en la página 1de 4

1916-1917: la gran masacre Los éxitos en el este permitieron a los alemanes volver a la ofensiva en

el oeste. Las primeras trincheras cavadas en 1914 se convirtieron en 1916 en elaborados sistemas
de defensa.

Las tropas vivían en agujeros en la tierra, separados unos de otros por una peligrosa franja
conocida como “la tierra de nadie”. El inesperado desarrollo de la guerra de trincheras
desconcertó a los líderes militares, quienes habían entrenado para dirigir combates de
movimientos y maniobras.

La extensión de la guerra

Como respuesta al estancamiento del frente occidental, ambos lados buscaron nuevos aliados El
Imperio otomano ya había entrado en la guerra como aliado de Alemania en agosto de 1914, y
Rusia, Gran Bretaña y Francia le habían declarado la guerra en noviembre del mismo año. Aunque
las fuerzas del Imperio británico intentaron abrir un frente en los Balcanes cuando enviaron tropas
a Galípoli, al suroeste de Constantinopla, en abril de 1915 la participación de Bulgaria en el
conflicto al lado de las potencias centrales (como se llamó a Alemania, Austria-Hungría y el
Imperio otomano) y una desastrosa campaña en Galípoli provocaron su retirada. Los italianos,
como vimos, combatieron en el bando aliado, después de que Francia y Gran Bretaña se
comprometieran a promover la adquisición de territorio austriaco en su beneficio

Debido a que las grandes potencias europeas controlaban imperios coloniales en otras partes del
mundo, la guerra en Europa pronto se convirtió en un conflicto mundial. El efecto inmediato de la
primera Guerra Mundial en África fue la extensión del dominio colonial, dado que las colonias
africanas de Alemania fueron simplemente transferidas a las potencias vencedoras, en especial a
Gran Bretaña y Francia. Sin embargo, también tuvo consecuencias imprevistas para los europeos.
Los soldados africanos que habían ido a la guerra en el bando de los aliados, principalmente los
que salieron de África y lucharon en Europa, adquirieron conciencia política y comenzaron a
abogar por la igualdad social y política en sus naciones.

En Asia Oriental y el Pacífico, Japón se unió a los aliados el 23 de agosto de 1914. Los japoneses
tomaron posesión de enclaves alemanes en China, así como las islas en el Pacífico bajo ocupación
germana. Nueva Zelanda y Australia se unieron rápidamente a los nipones en la conquista de las
zonas de Nueva Guinea que poseía Alemania.

Estados Unidos trató de mantenerse neutral pero encontró más difícil hacerlo a medida que el
conflicto se prolongaba. La causa inmediata de la implicación estadounidense surgió de la
beligerancia naval entre Alemania y Gran Bretaña. La entrada de Estados Unidos en la guerra
proporcionó a las potencias aliadas un vital estímulo político y psicológico cuando más lo
necesitaban. A pesar de ello, el año de 1917 no fue bueno para la Triple Entente. Sus ofensivas en
el frente occidental fueron rechazadas desastrosamente. Los ejércitos italianos quedaron
aniquilados en octubre, y el 7 en noviembre la revolución bolchevique condujo a Rusia a retirarse
del conflicto bélico
Una nueva clase de guerra

A finales de 1915, los aviones aparecieron en el frente de batalla por primera vez en la historia. Al
principio, los aviones fueron utilizados para marcar la posición del contrincante, pero pronto
comenzaron a bombardear objetivos en tierra, en especial las comunicaciones enemigas. Los
tanques también se introdujeron en los campos de batalla de Europa en 1916. Armados con
cañones montados, los vehículos podían atacar posiciones de ametralladoras enemigas así como
posiciones de infantería. Cuando pudieron utilizarse en grandes cantidades y se coordinaron con la
infantería y la artillería, se volvieron eficaces instrumentos para perseguir al ejército alemán ya en
retirada.

Como la Gran Guerra se alargaba y tanto las bajas como las privaciones empeoraban, el
descontento interno en cada nación remplazó al entusiasmo patriótico que marcó las etapas
tempranas del conflicto. En 1916 aparecieron numerosas señales de que esa moral civil belicista
comenzaba a agrietarse bajo la presión de la guerra total.

La guerra total causó un impacto significativo en la sociedad europea. El más visible fue el fin del
desempleo. El retiro de millones de hombres del mercado laboral para luchar, combinado con la
elevada demanda de productos necesarios para el tiempo de guerra, proporcionaron empleos a
cualquiera capaz de trabajar. La primera Guerra Mundial también creó nuevas funciones para las
mujeres. Con tantos hombres luchando en el frente, las mujeres fueron llamadas a ocupar
empleos y responsabilidades que no estuvieron abiertos a ellas con anterioridad. Éstos incluían
ciertos trabajos de oficina que sólo una cantidad pequeña de ellas había obtenido anteriormente

En cierta forma, las duras lecciones que se podían extraer de la primera Guerra Mundial también
fueron un gran factor nivelador en el ámbito social.

GUERRA Y REVOLUCIONES

En 1917, la guerra total creaba una grave confusión interna en todos los Estados beligerantes
europeos. La mayoría de los sectores dominantes pudieron sostener sus regímenes y convencer a
sus pueblos de continuar en la guerra por otro año más, pero otros se estaban acercando al
colapso

Rusia, sin embargo, fue el único país beligerante que experimentó realmente el desplome total del
orden existente en 1917 que otros anunciaban que quizá sucedería a lo largo de Europa. A raíz del
colapso emergió la Revolución rusa, cuyo impacto se sentiría ampliamente en todo el continente
europeo durante las siguientes décadas.

Para Alemania la retirada rusa de la guerra, en marzo de 1918, ofreció renovadas esperanzas de
alcanzar un resultado favorable. La engañosa y transitoria victoria territorial sobre Rusia persuadió
a Ludendorff y a la mayoría de los líderes alemanes de hacer una jugada militar final: una gran
ofensiva en el occidente para acabar con el estancamiento del combate.

Pero un contraataque aliado, dirigido por el general francés Fernando Foch y apoyado por la
llegada de 140 mil soldados estadunidenses nuevos, derrotó la ofensiva germana en la segunda
batalla del Marne, el 18 de julio. La jugada de Ludendorff había fracasado. El 29 de septiembre de
1918, el general Von Ludendorff informó a los líderes alemanes que la guerra se había perdido.

La guerra había terminado, pero las fuerzas revolucionarias puestas en marcha por el conflicto aún
no se agotaban. Como Rusia, Alemania y Austria-Hungría experimentaron revoluciones políticas
internas derivadas de su derrota militar.

El acuerdo de Paz

En enero de 1919, las delegaciones de las victoriosas naciones aliadas se reunieron en París para
concluir el acuerdo final de la Gran Guerra a la cual se le llamo Conferencia de Paz. Aunque 27
naciones estuvieron representadas en la Conferencia de Paz en París, las decisiones más
importantes las formularon Wilson, Clemenceau y Lloyd George. En vista de las muchas exigencias
conflictivas en la mesa de negociaciones, fue inevitable que los tres grandes discreparan. Wilson
estaba determinado a crear una “liga de naciones” que previniera futuras guerras. Al final, sólo el
compromiso hizo posible lograr un acuerdo de paz. El 25 de enero de 1919, la Conferencia adoptó
los principios de la Liga de las Naciones

El Tratado de Versalles

El acuerdo final de paz en París consistió en cinco tratados separados con las naciones derrotadas:
Alemania, Austria, Hungría, Bulgaria y el Imperio otomano. El Tratado de Versalles con Alemania,
firmado el 28 de junio de 1919, fue sin duda el más importante.

Los alemanes la consideraron una paz rígida, pasando por alto, convenientemente, que el Tratado
de Brest-Litovsk que ellos impusieron a la Rusia soviética era aún más severo. Estaban
especialmente a disgusto con el Artículo 231, la así llamada cláusula de Culpabilidad de la Guerra,
que declaraba a Alemania (y a Austria) responsable de iniciar el conflicto y le ordenaba pagar
reparaciones por todo el daño al que los gobiernos aliados y sus poblaciones estuvieron expuestos
a consecuencia de la conflagración bélica “impuesta por la agresión de Alemania y sus aliados”.

Indignado por la “paz impuesta”, el nuevo gobierno en Berlín juró resistir, en lugar de aceptar las
disposiciones, pero no tuvo otra alternativa que someterse. El rechazo significaba la reanudación
de las hostilidades y, tal como el derrotado ejército alemán lo había señalado explícitamente, eso
ya no era factible.

Los tratados de paz realizados por separado con las otras potencias centrales volvieron a trazar
ampliamente el mapa de Europa Oriental. Los imperios que controlaron Europa oriental durante
siglos habían sido destruidos o debilitados, y aparecieron varios Estados nuevos. Los imperios
alemán y ruso sufrieron enormes pérdidas territoriales en Europa oriental, mientras que el
Imperio austro-húngaro desapareció por completo. Nuevos Estados-nación surgieron en estas
tierras: Finlandia, Letonia, Estonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia, Austria y Hungría.

Hacia el final de 1919, parecía que la paz construida sólo unos meses antes comenzaba a
disolverse.
Finalmente, la primera Guerra Mundial terminó con la era de la hegemonía europea sobre los
asuntos internacionales

¿Qué nación, si la hay, fue la más responsable en el estallido de la primera Guerra Mundial? ¿Por
qué?

Por qué 1917 puede ser visto como el año que vio el momento decisivo de la guerra?

También podría gustarte