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Manizales Caldas, febrero de 2020.

SEÑORA,

ANA MARÍA OSORIO TORO

JUEZ ONCE CIVIL MUNICIPAL DE MANIZALES.

E. S. D.

REFERENCIA: Proceso ejecutivo singular de mínima cuantía.

RADICADO: 17001400301120190061500.

DEMANDANTE: “Dinamismo monetario”

DEMANDADA: Jessica Vanessa Bedoya Cárdenas y otro.

ASUNTO: Contestación de demanda y proposición de excepciones.

DANIEL ALEJANDRO MUÑOZ MARÍN, identificado con cédula de ciudadanía


N°.1053.847.794 de Manizales y con domicilio en la misma, portador de la
licencia temporal N°.22552 del consejo superior de la judicatura, obrando
en mi condición de apoderado judicial de la señora, JESSICA VANESSA
BEDOYA CÁRDENAS, identificada con cédula de ciudadanía
N°.1053.825.060, como lo prueba el poder adjunto, por medio del presente
escrito me permito elevar ante su honorable despacho la siguiente
contestación de demanda, la cual procedo a enmarcar en los siguientes
términos:

I- A LOS HECHOS.

PRIMERO: No es cierto, puesto que mi poderdante se acercó a las


instalaciones de la demandante a solicitar el mencionado crédito el día 23
de abril del año 2018.

SEGUNDO: No es cierto, por cuanto a mi poderdante únicamente se le


manifestó que, se suscribirían los pagarés N°.046-18, y 088-18 como garantía
para la cancelación del crédito por valor de $2.000.000 de pesos, y que, a
partir de la fecha de suscripción, le correspondería realizar 24 pagos
quincenales de $115.000 pesos cada uno, los cuales serían descontados de
su tarjeta debito del banco BBVA, tarjeta que, una vez realizado el crédito,
y debido a la necesidad, aunada al desconocimiento de sus garantías
mínimas quedó bajo el poder del representante legal de la demandante;
para posteriormente y según lo pactado, realizar los respectivos descuentos
sin emitir recibo alguno que pudiere otorgar conocimiento acerca de las
sumas descontadas y de los saldos insolutos pendientes.

Es de anotar que, a mi poderdante en ningún momento se le brindó


información clara y precisa que le permitiera obtener un conocimiento real
acerca de los aspectos relevantes en relación con el crédito o el alcance
de todo tipo de cláusulas establecidas en el titulo valor suscrito, además,
cabe mencionar que mi mandante era motivada por la necesidad de
satisfacer sus insuficiencias económicas ya que es madre cabeza de familia
y no cuenta, ni con el conocimiento más mínimo acerca de las
consecuencias jurídicas de la suscripción de un titulo valor, por ende, debió
brindársele una ilustración completa y minuciosa acerca de las posibles
consecuencias jurídicas, so pena de viciar el negocio jurídico de nulidad por
cuanto el consentimiento fue prestado bajo error.

TERCERO: No es cierto, debido que como ya se indicó, la solicitud y posterior


desembolso del crédito tuvo lugar el día 23 de abril del año 2018, y su
exigibilidad se reputa desde aquel día y no desde la fecha indicada por el
demandante, razón por la cual debe entenderse como indicios de mala fe
y una presunta falsedad ideológica en documento privado que a groso
modo se evidencia en la composición del titulo valor complejo, que consta
del pagaré y la carta de instrucciones, donde en esta ultima se señala como
fecha de suscripción, el 22 de julio del año 2019, mientras que en el pagaré
se indica una fecha diferente, aunado a la incoherencia manifiesta en los
números de los pagares supuestamente autorizados para llenar sus espacios
en blanco así como en las sumas supuestamente adeudadas.

A modo de conclusión es imposible colegir que nos encontramos ante una


obligación clara, expresa y exigible a la luz del artículo 422 del C.G.P. toda
vez que el titulo ejecutivo al no reunir los requisitos señalados en la ley, se
convierte en un documento anómalo, incapaz de prestar merito ejecutivo,
en otras palabras, nadie niega la existencia del título, pero lo que si está en
absoluta contradicción es su idoneidad para la ejecución, ello debido a
que, no se puede decir que a los ojos de cualquier persona se desprenda a
ciencia cierta la claridad de la supuesta obligación, que esta sea nítida,
fuera de toda oscuridad o confusión, lo cual se evidencia no solo en la forma
exterior del documento, sino más que todo en su contenido jurídico de
fondo por ser la obligación un ente complejo que abarca varios y distintos
elementos, como el objeto, los sujetos, la causa los cuales deben
comprenderse con claridad y estar alejados de toda ambigüedad,
oscuridad, duda y confusión.

CUARTO: Es parcialmente cierto, ya que mi poderdante si se comprometió a


pagar los intereses a la tasa máxima legal permitida, sin embargo, se reitera,
no son ciertas las sumas y fechas indicadas por el demandante, y además
el porcentaje sobre el cual se deben tasar los intereses no será fijo sino
variable según lo establecido por la superintendencia financiera en la
respectiva resolución que para los efectos emita.

QUINTO: Brilla por su ausencia una adecuada tasación de los presuntos


intereses alegados por la parte demandante, puesto que, el porcentaje
sobre el cual se deben tasar los intereses no será fijo sino variable según lo
establecido por la superintendencia financiera en la respectiva resolución
que para los efectos emita.

SEXTO: No es cierto, ello por las razones indicadas en precedencia respecto


a la inexactitud en las fechas de suscripción y exigibilidad del titulo valor.

SEPTIMO: Es cierto, aunque no es un hecho que otorgue algún conocimiento


necesario o una circunstancia de tiempo modo y lugar que interese al
proceso.

OCTAVO: No es cierto, pues tal y como se ha dicho con antelación, no es


claro que mi poderdante hoy adeude suma alguna por concepto de
capital, intereses o alguna otra obligación crediticia; debido a que, en razón
a las evidentes y palmarias inconsistencias en el titulo ejecutivo, mal se haría
en creer que de allí se desprende una obligación clara, expresa y mucho
menos exigible.

NOVENO: Es parcialmente cierto, por cuanto en el documento constitutivo


del pagaré N°.046-18, si se estipulan algunas “clausulas especiales” como lo
llama el apoderado de la demandante, sin embargo, dichas clausulas no
fueron negociadas por las partes, sino que, por el contrario, se indujo a mi
mandante a suscribir dicho documento en aparente señal de aceptación
de todo lo allí incluido, lo cual en un principio podría entenderse como un
convenio o acuerdo celebrado directamente entre las partes en virtud del
principio de autonomía de la voluntad, pero que de acuerdo a la realidad,
podría decirse que obedece a unas clausulas leoninas o abusivas, las cuales
además de inoperantes, para el caso concreto no deben producir efecto
por no encontrarse en mora mi poderdante en el pago de suma alguna por
capital u otros conceptos.

Además, no puede pasarse de largo que, en lo que tiene que ver con el
cobro jurídico, los honorarios profesionales de abogado hacen parte de las
costas procesales, a cargo de la parte vencida en el proceso.

II-A LAS PRETENSIONES.

Por todo lo expuesto en precedencia, debido a las reiteradas inconsistencias


en los documentos presentados para intentar la ejecución de la supuesta
deuda y por las razones que se expondrán con posterioridad en las
respectivas excepciones, ME OPONGO A LA TOTALIDAD DE LAS
PRETENSIONES.

III- EXCEPCIONES.

Como medios de defensa que la ley pone a disposición del demandado


propongo las siguientes:

 TEMERIDAD Y MALA FE.

Las palabras del profesor Francesco CARNELUTTI no han perdido vigencia en


el tiempo, cuando refirió que “el terreno del proceso, en mayor medida
todavía que el del contrato, es fértil para la grama del engaño, y su política
debe dirigirse, mediante amplia y decidida acción, a liberarlo de esta
plaga” (CARNELUTTI, 1944). Y es que, en el marco de un proceso justo, resulta
inevitable que el ordenamiento jurídico prevea la existencia de conductas
que se encuentren atentando contra las finalidades del proceso, y que una
vez sucedido esto, dichas conductas deban ser sancionadas; es por esta
razón que, evidenciando que la demandada de forma temeraria y bajo un
proceder carente de veracidad, probidad, lealtad y buena fe en todos sus
actos e intervenciones, ha iniciado en otra cedula judicial (juzgado 2 civil
municipal de Manizales) un proceso de idénticas características (identidad
de partes, obligación y asunto) respaldando un mismo crédito con 2
pagares que contienen la misma obligación pero que fueron llenados de
manera arbitraria y discordante con la realidad.

En ese mismo sentido, TORRES MANRIQUE, detalla que:


“la temeridad no es otra cosa que una acción, en este caso actuar procesal,
que desborda lo normal, lo razonable y lo debido, así como ataca valores
morales del demandado quién se ve obligado a defenderse, si es que lo
puede hacer sobre afirmaciones tendenciosas. Sin embargo, quien acciona
defendiéndose, aunque sea claro conocedor de su culpabilidad, no puede
ser calificado de temerario, ya que es lícita la búsqueda de un resultado
atenuado o –por lo menos- en previsión de no ser víctima de un abuso de
derecho. (…) Litigar con temeridad o accionar con temeridad en el juicio es
la defensa sin fundamento jurídico. Es la conducta de quien sabe o debe
saber que carece de razón y/o falta de motivos para deducir o resistir la
pretensión y, no obstante, ello, así lo hace, abusando de la jurisdicción”
(TORRES MANRIQUE, 2004).

En específico, se entiende que la finalidad concreta del proceso es resolver


un conflicto de interés o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia
jurídica. Pero la realidad del caso concreto nos indica que además de todo
lo expuesto, podría decirse que, en el marco de este contradictorio, existen
discordancias que hacen colegir la inadmisibilidad y falta de fundamento
por encontrarse que en virtud a lo expuesto debe aducirse que hay un pleito
pendiente puesto que, de manera premeditada la demandante interpuso
un proceso ejecutivo singular de mínima cuantía en el juzgado 2 civil
municipal de la ciudad de Manizales con otro documento pagaré el cual
versa sobre la misma obligación y tiene identidad de partes; siendo así
incomprensible e inadmisible dicho proceder por cuanto debió ejercerse el
derecho de acción únicamente en una ocasión en virtud de los principios
de lealtad y economía procesal, lo cual indica con una mínima pauta de
razonabilidad que los argumentos e intenciones de la demandada no son
legítimos ni verídicos.

 PAGO EFECTIVO:

Como es bien sabido, no existe un método más efectivo para extinguir las
obligaciones y en especial la dinerarias o crediticias que aquel que por
excelencia es llamado PAGO EFECTIVO, ya que del mismo se ha erigido
como una forma absoluta de dar cabal cumplimiento a la soberanía de la
voluntad privada, en síntesis, el pago en si tiene la capacidad jurídica de
perfeccionar y finiquitar cualquier tipo de obligación Inter partes; en este
orden de ideas, hemos de decir que se torna necesario interponer la
presente excepción de mérito, en la medida en que mi mandante ha dado
cabal y fidedigno cumplimiento a sus obligaciones contraídas para con el
demandante, toda vez que el mismo de forma sagaz, extrajo del poderío
de mi prohijada la voluntad de manejo y disposición su tarjeta debito-
nomina, en la cual le consignaban y depositaban todas sus acreencias
laborales y negociales, lo cual a todas luces es una acto antijuridico, prueba
ostensible de ello, es que incluso queda consignada esta condición ilícita de
entregar la tarjeta o ponerla a disposición del acreedor en el mismo pagare.

Por lo anterior, se hace necesario precisar que mi poderdante es una mujer


de escaza formación académica y que por no ser comerciante, sino más
bien una madre cabeza de familia, luchadora y emprendedora; en efecto,
no conoce el significado de un título valor, los derechos y prerrogativas de
los que goza al suscribirlo, los límites que tiene su acreedor respecto de la
obligación personal perfeccionada, como lo es en el caso en concreto , el
respetar la licitud del negocio jurídico, no exponiéndola a cargas
insoportables como lo es ausentarla de la absoluta disposición de su tarjeta
financiera, en síntesis de su sueldo y demás ganancias ocasionales, lo cual
no es típico de ningún manera sino más bien una medida desproporcionada
y abusiva del acreedor.

Luego entonces, es momento de manifestar que mi prohijada brindo su


consentimiento viciado de nulidad por encontrarse inmersa en un error
insuperable, toda vez que desconocía los alcances del negocio que
celebraba y que incluso el mismo le podría arrebatar su única y preciada
pertenencia; esto es su humilde morada en donde habitan sus pequeños
hijos menores de edad y que además la supuesta mora en el pago de sus
acreencias podría afectarla más allá de lo que ley permite, pues por
obligaciones quirografarias o de quinta categoría la ley permite el embargo
de hasta una quinta parte del salario, en el caso en concreto de entrada el
acreedor al retenerle su tarjeta de pagos, le estaba embargando y
secuestrando a su libre albedrío y disposición, siquiera en el hipotético y peor
de los casos la totalidad de sus ingresos, sin poder en ningún momento saber
mi mandante cual era el concepto, suma o monto de dinero que le estaban
retirando de su cuenta y menos aún tener constancia alguna de los pagos
realizados, ya que como se dijo en precedencia la tarjeta la maneja el
acreedor y no emitía recibo alguno de los retiros que hacía de la misma.

De lo expuesto, se desprende que se configure un error en el consentimiento


toda vez que mi prohijada brindó el asentimiento de las obligaciones
contraídas de forma equivoca y engañosa por parte del acreedor aquí
ejecutante, para reforzar esta idea, es necesario precisar en palabras de la
corte, la definición por excelencia del vicio de error en el consentimiento,
rezando al tenor de su literalidad en la sentencia C-993 del 2006, lo siguiente:
“El error, por su parte, consiste en la falta de correspondencia entre la
representación mental del sujeto y la realidad, es decir, en el conocimiento no
verdadero o falso de la realidad. Se distingue de la ignorancia, en cuanto ésta
consiste en la ausencia de conocimiento.”

Así las cosas, es necesario decir que en el caso en concreto se configura


error en el consentimiento toda vez que mi prohijada sabía que se obligaba
de forma dineraria a restituir su dinero y algunos intereses no exagerados o
desproporcionados, luego de que se le retuviera su tarjeta, y omitieran todas
las cargas que debía asumir como el pago de honorarios y demás de
abogados, pues el titulo valor en un determinado momento estaba en su
totalidad en blanco y posteriormente por medio de impresión llenado de
forma injusta , encausando de esta forma en error a mi prohijada, quien por
su desconocimiento de la ley, soportó los descuentos de su nómina hasta
tanto, efectivamente logro cancelar la totalidad de los valores adeudados
y que por obvias razones no tiene comprobante o recibo de los montos
pagados, pero si tiene pruebas testimoniales e incluso las mismas
documentales como el precitado pagare. Que demuestran que el acreedor
siempre descontó a mi mandante el pago de los dineros adeudados.

Por último, cabe mencionar que el pagare sometió a mi poderdante a una


seri de cláusulas y condiciones leoninas, toda vez que la minuta de pagare
hace las veces de contrato de adhesión que no da la oportunidad al
obligado de establecer sus propias condiciones, esto vulnerando de facto
el sinalagma o equilibrio del que deben gozar los contratos, negocios
jurídicos o cualquier tipo de acto de naturaleza civil o mercantil; en ese
orden de ideas puntualizaremos las actuaciones que configuran estas
cláusulas que son ineficaces como, lo son el aprovechamiento del
desconocimiento de mi mandante para retirarle su tarjeta, obligarla a pagar
unos intereses mal tazados y amañados, obligarla a pagar eventuales
honorarios del abogado de la contraparte, llenar los títulos ejecutivos de
forma arbitraria, contra la realidad de lo pactado y como si fuera poco
someterla al pago de un dinero sin la más mínima constancia o recibo de
ello, respecto a las cláusulas leoninas la corte, ha dicho lo siguiente:
“Es que aludiendo a los requisitos para considerar como ineficaz una
estipulación, por evidenciar un desequilibrio contractual, la Corte precisó
que:

(…) son ‘características arquetípicas de las cláusulas abusivas –


primordialmente-: a) que su negociación no haya sido individual; b) que
lesionen los requerimientos emergentes de la buena fe negocial -vale decir,
que se quebrante este postulado rector desde una perspectiva objetiva:
buena fe, probidad o lealtad-, y c) que genere un desequilibrio significativo de
cara a los derechos y las obligaciones que contraen las partes’. (CSJ SC de 13
dic. 2002, rad. nº 6462).”

De lo expuesto se deriva que en el caso concreto se configuran los


presupuestos para que se configure esta cláusula abusiva, toda vez que, mi
mandante inducida en error “negocio el pagare”, luego se lesionaron todos
los requerimientos negociales por parte del acreedor, pues la sometió por su
falta de conocimiento a una serie de circunstancias ilegales y antijurídicas,
por último se generó un desequilibrio tal que mi mandante, ha pagado y
pagado intereses y capital de la deuda y aquí sin recibo del pago de la
acreencia está intentando demostrar el mismo con base y sujeción al
principio de libertad probatoria, cuando la prueba más sencilla y fácil de
emitir es el recibo de pago que debió emitir el acreedor.

 INEXISTENCIA EN LA CONFIGURACIÓN DE LOS ELEMENTOS


CONSTITUTIVOS DEL TITULO EJECUTIVO:

A priori podría decirse que un título ejecutivo es aquel que permite como su
nombre lo indica la “ejecución” de una obligación de Dar , Hacer o No
hacer por parte de quien ha cumplido sus prestaciones contractuales en
contra de quien se encuentra en mora de hacerlo, luego entonces
encontramos que en el ordenamiento jurídico colombiano, ya se ha
trasegado el arduo camino por el cual se conceptualiza el mismo,
encontrando así la acertada y concreta definición del artículo 422 del CGP,
que dicta literalmente:
“Pueden demandarse ejecutivamente las obligaciones expresas, claras y
exigibles que consten en documentos que provengan del deudor o de su
causante, y constituyan plena prueba contra él, o las que emanen de una
sentencia de condena proferida por juez o tribunal de cualquier jurisdicción,
o de otra providencia judicial, o de las providencias que en procesos de
policía aprueben liquidación de costas o señalen honorarios de auxiliares de
la justicia, y los demás documentos que señale la ley. La confesión hecha en
el curso de un proceso no constituye título ejecutivo, pero sí la que conste en
el interrogatorio previsto en el artículo 184.” (subrayado, negrilla y cursivas
fuera del texto original).

De las palabras subrayadas encontramos tres elementos necesarios, únicos,


imprescindibles y consolidadores del título ejecutivo, en ese orden, el mismo
debe ser CLARO, EXPRESO y EXIGIBLE; siendo aquí menester preguntarse qué
¿Qué significa esto? A lo que la Honorable corte constitucional refiere en su
sentencia T-747 de 2013, lo siguiente:
“Los títulos ejecutivos deben gozar de dos tipos de condiciones: formales y
sustanciales. Las primeras exigen que el documento o conjunto de
documentos que dan cuenta de la existencia de la obligación “(i) sean
auténticos y (ii) emanen del deudor o de su causante, de una sentencia de
condena proferida por el juez o tribunal de cualquier jurisdicción, o de otra
providencia judicial que tenga fuerza ejecutiva conforme a la ley, o de las
providencias que en procesos contencioso administrativos o de policía
aprueben liquidación de costas o señalen honorarios de auxiliares de la
justicia, o de un acto administrativo en firme.” Desde esta perspectiva, el
título ejecutivo puede ser singular, esto es, estar contenido o constituido en
un solo documento, o complejo, cuando la obligación está contenida en
varios documentos. Las segundas, exigen que el título ejecutivo contenga
una prestación en beneficio de una persona. Es decir, que establezca que
el obligado debe observar a favor de su acreedor una conducta de hacer,
de dar, o de no hacer, que debe ser clara, expresa y exigible. Es clara la
obligación que no da lugar a equívocos, en otras palabras, en la que están
identificados el deudor, el acreedor, la naturaleza de la obligación y los
factores que la determinan. Es expresa cuando de la redacción misma del
documento, aparece nítida y manifiesta la obligación. Es exigible si su
cumplimiento no está sujeto a un plazo o a una condición, dicho de otro
modo, si se trata de una obligación pura y simple ya declarada.”
(subrayado, negrilla y cursiva fuera del texto original).
De lo inmediatamente expuesto, se desprende que haya que hacerse un
análisis juicioso, riguroso y precavido de lo que el demandante en el caso
que nos atañe , intenta hacer ver como un título ejecutivo; luego entonces
al revisar el primer elemento constitutivo, esto es la CLARIDAD del título,
encontramos sendas falencias que la hacen incognoscible, pues de
entrada se evidencia que no gozan de nitidez los factores que determinan
la obligación, ya que las fechas de creación de titulo ejecutivo y las que se
esbozan en la carta de instrucciones, distan una de la otra, por lo cual se
logra evidenciar un fallo en lo que pretendía la demandante y de entrada
una presunta falsedad ideológica en el documento, pues cómo es posible
que la carta de instrucciones para llenar los espacios vacíos del mismo, se
encuentren con tanta diferencia en el tiempo, es allí donde se torna de una
oscuridad que hace incomprensible cual es la verdadera fecha de
nacimiento de la obligación, el vencimiento de la misma e incluso si la carta
de instrucciones corresponde como un elemento integrante del pagaré o
puede haber una posible alteración del título, generando incluso una
presunta conducta punible como lo es la falsedad en documento privado
o quizás el fraude procesal.

Por otra parte, la obligación no es expresa, en razón a que varios factores


dan fe de que el pagare esta adulterado, como primera medida, el cambio
de tinta entre el marcador y el esfero que se usaron para llenar la letra en
distintos momentos, la inconcordancia entre la fecha de creación del título
y el de la carta de instrucciones para llenar el mismo, que evidentemente
truncan la posibilidad de que sea llenado con la misma por último, las
tachaduras que presenta el título y que además en el encabezado de la
carta de instrucciones se evidencia que la misma pretende presuntamente
inducir en error al fallador, pues tiene como finalidad ser la carta de
instrucciones de dos títulos valores-pagares, siendo de nuevo poco claro y
poco nítido el objetivo en el efecto procesal, pero siendo muy diciente en el
ámbito de la presunta falsedad ideológica que podría estarse
evidenciando, ante tal enmienda.

Por último, no es exigible en la medida en que al no estar clara la fecha de


vencimiento del título, no podría decirse que mi mandante se encuentra en
mora y por ende no es dable al acreedor establecer una fecha por su propia
cuenta, desde la cual él quiera empezar a cobrar los intereses moratorios y
demás, sino que la misma debía ser pactada desde el momento en que se
dio Genesis al negocio, cosa que en el caso que nos ocupa, nunca sucedió,
generando un defecto insubsanable y un yerro que hace que el supuesto
título ejecutivo se caiga por su propio peso.

 VIOLACIÓN A GARANTÍAS FUNDAMENTALES CON EL DECRETO Y


PRÁCTICA DE LA MEDIDA CAUTELAR.

Es claro que las medidas cautelares encuentran su razón de ser en la


necesidad de prevenir las contingencias que puedan acaecer sobre las
personas y/o bienes, de manera tal que con su decreto y práctica se
asegure la adecuada ejecución del fallo correspondiente, es por estas
razones que de forma sistemática deberá tenerse en cuenta el fumus boni
iuris o apariencia de buen derecho el cual constituye, junto con
el periculum in mora y la prestación de caución, uno de los presupuestos
cuya concurrencia es necesaria a la hora de adoptar una medida cautelar
en el proceso civil; por tales razones en el caso que nos convoca, al hacerse
evidentes las discordancias en los requisitos legales mínimos del titulo
ejecutivo que la demandante esboza como fundamento de sus
pretensiones hace inadecuada, y desbordada la medida cautelar
decretada, esto aunado a que el principio superior de solidaridad impone a
las autoridades y aun a los particulares la obligación de asistir a las personas
que se encuentran en especiales condiciones de vulnerabilidad, esto con el
fin de garantizar el goce efectivo de sus derechos fundamentales, por ende,
se entiende que las autoridades judiciales deben propender por aplicar las
normas pertinentes al caso concreto de manera tal que se logre el menor
perjuicio posible a las garantías fundamentales de los implicados.

En este sentido, es preciso indicar que en reiterada jurisprudencia de la


Honorable Corte Constitucional se ha decantado que el juez ordinario debe
evaluar con especial cuidado los casos que le son presentados, puesto que
podría lesionar derechos fundamentales al ordenar un embargo y secuestro
de bienes, los cuales si bien pueden estar en cabeza de una persona, son
de vital importancia para todo un núcleo familiar, circunstancia que se
evidencia en el caso concreto, puesto que, la vivienda de habitación sobre
la cual pesa el embargo decretado, constituye para estos la única garantía
de vivienda digna; siendo alrededor de 6 personas, entre ellos 4 menores de
edad: María Camila Pérez Bedoya de 5 años, Sofía Bedoya Cárdenas de 8
años, Wendy Dahiana Burbano Cárdenas de 17 años, Delany Burbano
Cárdenas de 16 años. y dos madres cabeza de familia: Edna Margarita
Cárdenas Lozano de 46 años y la demandada, la señora Jessica Vanessa
Bedoya de 26 años.

Es relevante indicar también que, aunque jurídicamente no se encuentra


constituido como tal, este bien objeto de la medida si podría verse cobijado
por la figura jurídica creada mediante la ley 861 de 2003 para proteger el
patrimonio de la familia, especialmente la vivienda, figura que se predica
concretamente del único bien rural o urbano perteneciente al hombre o
mujer cabeza de familia, evitando de esta manera que sea embargada por
alguna deuda en cabeza del propietario; es por esta razón que acudiendo
entonces al principio de prevalencia de la realidad sobre las formas y aun a
pesar de como ya se indicó, no haber realizado con anterioridad la
afectación por desconocimiento de la posibilidad legal que el legislador les
otorgó para concretar dicho trámite, deben ponerse en el panorama las
consecuencias nefastas para los menores habitantes de la vivienda, de
prosperar y continuar con todos los trámites derivados de la medida cautelar
de embargo decretada en razón a la solicitud infundada de la
demandante.

IV-PRUEBAS.

Atendiendo al principio de libertad probatoria y la fase científica de la


valoración de la prueba, acorde con la sana crítica, formalidades legales y
basadas en los principios de la lógica, solicito sean tenidas como pruebas
las siguientes:

Documentales.

Estos son pertinentes, pues tienen la intención de probar la retención


efectiva de la tarjeta debito de la demandada y encuentran su
conducencia al lograr evidenciar los cobros hechos quincenalmente por el
representante legal de la sociedad demandada, reteniendo la cuota y
dando el saldo restante a la señora Jessica Vanessa Bedoya.

 Pantallazos de conversaciones de Facebook entre la demandada y


el representante legal de la demandante.

 Declaración juramentada de la señora Jessica Vanessa Bedoya.


Testimoniales.

La pertinencia del interrogatorio de parte radica en objeto de este, puesto


que allí los interrogados deben responder bajo las formalidades propias del
juramento, al cuestionario extendido por la parte que interroga.

Es preciso indicar que, la conducencia tiene lugar al pretender que con


dicha diligencia se constituya prueba de confesión, con respecto a las
verdaderas circunstancias de tiempo, modo y lugar del negocio jurídico
llevado a cabo entre las partes y así demostrar la inexistencia de la
obligación.

 Interrogatorio de parte.

VI-ANEXOS.

1. Poder debidamente otorgado.


2. Los mencionados en el acápite de pruebas.

VII- AUTORIZACIÓN DE CONTENIDO.

Con anterioridad a su radicación, el contenido de la presente contestación


se ha puesto en conocimiento de la demandada, quien, al manifestar su
aprobación, asume las consecuencias patrimoniales y legales de sus
conductas y libra al ABOGADO de cualquier responsabilidad, pues este
último actúa de acuerdo con la información y documentos suministrados
por el cliente y con fiel apego al principio de Buena fe.

VIII-NOTIFICACIONES.

Las notificaciones y/o comunicaciones a que hubiere lugar con razón del
presente proceso, se recibirán:

En la calle 53ª N° 9-12 Manizales caldas.

Teléfono móvil: 3166406883.

Correo electrónico: dalejandromunoz96@gmail.com


Respetuosamente,

DANIEL ALEJANDRO MUÑOZ MARÍN

CC. N°. 1053.847.794.

T.P: 22255 Del C.S. de la J

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