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1, ¿verbo (participio) o
sustantivo?
Una explicación necesaria, un análisis a la luz de la gramática hebrea
y griega
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En esta misma línea también va el Diccionario del hebreo y arameo
bíblicos, de George Fohrer (editor junto a otros), publicado por Ediciones
la aurora, Buenos Aires, Argentina, 1982, que tampoco ofrece una palabra
(sustantivo) específica para la traducción «pastor» («pastora»), pero sí
incluye y define la raíz («raáh»: pastorear, apacentar, cuidar de).
Ahora bien, debo decir que la palabra («noqued»), desde el punto de
vista morfológico, tiene el patrón vocálico, la morfología de un participio
activo, por lo que, también aquí, en primera instancia, estamos ante un
participio, por lo menos desde el punto de vista morfológico.
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Como se puede observar, el testimonio del muy conocido Diccionario de
hebreo bíblico, de Moisés Chávez, apunta a que en realidad la palabra
(«roéh») es más bien un participio activo del verbo («raáh»)
(énfasis en el aspecto verbal) que un sustantivo propiamente dicho
(énfasis en el aspecto nominal).
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participio activo del verbo («raáh»), énfasis en el aspecto verbal, si
bien posteriormente, podría ser asumido como un sustantivo (más bien un
participio sustantivado).
¿Cuáles son las reales posibilidades de que la palabra («roí») sea
legítimamente asumida como un sustantivo en el Salmo 23.1?
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En singular, normalmente se encuentra el sufijo nominal: («qotelí»)
“el que me mata”; más raramente un sufijo verbal: («qoteléni»), por
ejemplo, («oséni») “quien me hizo” (Job 31.15). El participio con
artículo exige necesariamente el sufijo verbal: («jamazréni»), “El
que me ciñe” (Salmo 18.33).
Por otro lado, siguiendo la pista que nos proporcionan las fuentes
mencionadas, y a la luz de la gramática griega, el traductor de la
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Septuaginta disponía de al menos tres formas acertadas (y
semánticamente equivalentes) de transmitir el sentido del el participio
(«roí»), énfasis en el aspecto verbal.
Luego, si bien («roí») pudiera ser asumido como un sustantivo, o sea,
como un participio sustantivado (y como quiera participio), la gramática del
hebreo bíblico de Muraoka pone de relieve el principio que establece que
“cuando un participio toma un sufijo, puede funcionar realmente como un
verbo (énfasis en el aspecto verbal) más que como un verbo sustantivado
(participio sustantivado, énfasis en el aspecto nominal), “uno que hace tal
cosa”, por eso mi traducción: «el Señor es quien me pastorea».
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Por otro lado, la forma en que la Septuaginta tradujo el participio
(«roí»), confirma el principio mencionado por Muraoka y pone de relieve
que el traductor de la Septuaginta lo asumió como un verbo (participio con
énfasis en el aspecto verbal) y no o como un sustantivo (énfasis en el
aspecto nominal), así de sencillo.