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Introducción a la

Iglesia Pentecostal
Unida de Colombia y la

Iglesia Pentecostal del


Nombre de Jesús

Instituto Bíblico
Pentecostal

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Introducción a la

I SEMESTRE
TABLA DE CONTENIDO

I. ¿QUÉ ES LA BIBLIA?
A. El significado de la palabra Biblia
B. La Biblia, Palabra de Dios

II. LA SINGULARIDAD DE LA BIBLIA


A. Única En Su Continuidad.
B. Única En Su Supervivencia
2
Introducción a la

1. Supervivencia a través del tiempo


2. Supervivencia a través de la
persecución
3. Supervivencia en medio de la crítica
C. Única En Sus Enseñanzas
1. Profecía
2. Historia
3. Personalidades

III. FUENTES DEL TEXTO BÍBLICO


A. Revelación
1. El concepto de revelación
2. Necesidad de la revelación
B. Inspiración
1. Inspiración Verbal
2. Inspiración Plenaria
3. Inspiración viva, no mecánica

IV.DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
ESCRITURA.
A. Tipos de Escritura.
1. Jeroglíficos
Egipcios
Hititas
2. Tipos Cuneiformes.
Acádico
3
Introducción a la

Ugaritico.
Persa Antiguo.
3. Sistemas Lineales.

V. HISTORIA DEL TEXTO BÍBLICO


A. Historia Del Texto Hebreo
1. Antecedentes
2. De lo oral a lo escrito
3. Labores de los escribas
4. Entre R. Hillel Y 70 D.C.
5. Texto A La Luz De Qumran.
B. Historia Del Texto Griego Del Nuevo
Testamento
1. Prehistoria del texto griego.
2. De lo oral a lo escrito
3. El retorno del texto griego.

VI. PREPARACIÓN DE LAS


ESCRITURAS
A. Materiales Utilizados Para Los Escritos.
1. Piedra
2. Tablas de escribir
3. Tablillas de arcilla
4. Papiro
5. El cuero y el pergamino
6. Ostraca
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Introducción a la

7. Vitela

B. Instrumentos Para Escribir

C. Formas De Los Documentos


1. Tablillas
2. El Rollo
3. El códice.

D. Tipos De Escritura.
1. Escritura Uncial
2. Escritura Minúscula.

E. Divisiones.
1. División Hebrea de los Libros
2. Capítulos.
3. Versículos.

VII. EL CANON
A. Introducción:
B. El Canon Del Antiguo Testamento.
C. El Canon Hebreo.
D. Concilio De Jamnia.

VIII. CANON DEL NUEVO TESTAMENTO.

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IX.LOS LIBROS APOCRIFOS


A. Introducción
B. ¿Por Que No Son Canonicos?
C. Apócrifos Del Antiguo Testamento.
D. Apócrifos Del Nuevo Testamento,

X. VERSIONES DE LA BIBLIA
A. Los Targumes Arameos
B. Versiones Griegas.
C. Versiones Latinas.
1. El Latín Viejo.
2. La Vulgata.
D. Versiones Siriacas
1. El Siriaco Viejo.
2. La Peshita.
E. Versiones Castellanas De La Biblia
1. Versiones Mayores.

OBJETIVO
Mediante el estudio, análisis e investigación
de textos relacionados con el tema y la
participación de los educandos, poder
comprender que es la Biblia, su significado y
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Introducción a la

conocer el proceso de su formación,


trasmisión, preservación y proceso de
canonización de los libros de la Sagrada
Escritura.

I. ¿QUÉ ES LA BIBLIA?
A. El significado de la palabra Biblia
Hay varias maneras de responder a esta
pregunta. Una de ellas consiste en explicar
el significado de la palabra Biblia. Biblia es
una palabra de origen griego (el plural de
biblion, «papiro para escribir» y también
«libro»), y significa literalmente «los Libros».
Del griego, ese término pasó al latín, y a
través de él a las lenguas occidentales, no
ya como nombre plural, sino como singular
femenino: la Biblia, es decir, el Libro por
excelencia. Con este término se designa
ahora a la colección de escritos reconocidos
como sagrados por el pueblo judío y por la
iglesia cristiana.
La Biblia está dividida en dos partes de
extensión bastante desigual, llamadas
habitualmente Antiguo y Nuevo Testamento.
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Introducción a la

A primera vista, la palabra «testamento» se


presta a un equívoco, porque no se ve muy
bien en qué sentido puede aplicarse a la
Biblia. Sin embargo, la dificultad se aclara si
se tiene en cuenta la vinculación de la
palabra latina testamentum con el hebreo
 , «pacto» o «alianza». Berit es uno
de los términos fundamentales de la teología
bíblica. Con él se designa el lazo de unión
que el Señor estableció con su pueblo en el
monte Sinaí. A este pacto, alianza o lazo de
unión establecido por intermedio de Moisés,
los profetas contrapusieron una «nueva
alianza», que no estaría escrita, como la
antigua, sobre tablas de piedra, sino en el
corazón de las personas por el Espíritu del
Señor (Jer 31.31–34; Ez 36.26–27). De ahí la
distinción entre la «nueva» y la «antigua
alianza»: la primera, sellada en el Sinaí, fue
ratificada con sacrificios de animales; la
segunda, incomparablemente superior, fue
establecida con la sangre de Cristo.
Ahora bien, el término hebreo  se
tradujo al griego con la palabra    ,
que significa «disposición», «arreglo», y de
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Introducción a la

ahí «última disposición» o «última


voluntad», es decir, «testamento». De este
modo, la versión griega de la Biblia,
conocida con el nombre de Septuaginta o
traducción de los Setenta (LXX), quiso
poner de relieve que el pacto o alianza era
un don y una gracia de Dios, y no el fruto o
el resultado de una decisión humana.
La palabra griega  fue luego
traducida al latín por testamentum, y de
allí pasó a las lenguas modernas. Por eso
se habla corrientemente del Antiguo y del
Nuevo Testamento. A la Biblia se le da
también el nombre de Sagrada Escritura.
En el judaísmo, en cambio, se le designa
con la palabra tanak, que en realidad es
una sigla formada con las iniciales de

, es decir, de las tres partes o
secciones en que se divide la Biblia hebrea:
La Ley, los Profetas y los Escritos.

B. La Biblia, Palabra de Dios


La otra respuesta no se contenta con
explicar el significado de una palabra, sino
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Introducción a la

que da otro paso y trata de penetrar más


en la realidad profunda de la Biblia: la
Biblia es la Palabra de Dios.
En la Biblia se encuentran mensajes de los
profetas, palabras de Jesús y testimonios
de los apóstoles. Los profetas, Jesús y los
apóstoles actuaron y hablaron en distintas
épocas y en circunstancias muy diversas.
Pero todos anunciaron la Palabra de Dios.

Los profetas se presentaron como testigos


y mensajeros de la Palabra, y así lo
expresaron muchas veces de manera
inequívoca, por ejemplo, cuando
introducían sus mensajes con la frase: «Así
dice el Señor». (Jer 1.9–10a: «Entonces el
Señor extendió la mano, me tocó los labios
y me dijo: ‘Yo pongo mis palabras en tus
labios’».) Por último Dios se reveló en la
persona y en la obra redentora de Jesús,
como lo expresa la Carta a los Hebreos
(1.1–2): «En tiempos antiguos Dios habló a
nuestros antepasados muchas veces y de
muchas maneras por medio de los

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profetas. Ahora, en estos tiempos últimos,


nos ha hablado por su Hijo».
Jesucristo, la Palabra hecha carne (Jn 1.14),
dio testimonio de lo que había visto y oído
por el Padre (Jn 1.18; cf. Mt 11.27), y envió
a sus discípulos diciéndoles: «El que los
escucha a ustedes, me escucha a mí; y el
que los rechaza a ustedes, me rechaza a
mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al
que me envió» (Lc 10.16). Los apóstoles, a
su vez, fueron testigos oculares y
servidores de la Palabra (Lc 1.2). Ellos
fueron elegidos de antemano por Dios (Hch
10.41–42), y a ellos se les confió la misión
de anunciar la Palabra de Dios a todo el
mundo (Mc 16.15).

Este mensaje de los profetas, de Jesús y de


los apóstoles fue luego consignado por
escrito, y así nació la Biblia, que es la
Palabra de Dios encarnada en un lenguaje
humano. Ahora bien: la palabra es la
acción de una persona que expresa algo de
sí misma y se dirige a otra para establecer
una comunicación.
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Introducción a la

1. Si analizamos por partes los elementos


de esta definición, vemos que hablar es, en
primer lugar, dirigirse a otro. El que habla,
por el simple hecho de dirigir la palabra a
otra persona, está manifestando la
voluntad de ser escuchado y comprendido,
de obtener una respuesta, de lograr que su
palabra no caiga en el vacío. Dicho de otra
manera: toda palabra interpela al
destinatario del mensaje; es invitación,
llamado, interpelación. Así, cuando el
Señor dice «¡Abraham, Abraham!» (Gn
22.11) o «¡Moisés, Moisés!» (Ex 3.4), lo que
hace es atraer la atención del que va a ser
su interlocutor. Todavía no le ha
comunicado nada. Lo llama simplemente
para obtener de él una respuesta y
establecer de ese modo el circuito de la
comunicación. De igual manera, el que
pide algo, o da una orden con un
imperativo, apunta en forma directa al
destinatario del mensaje: «Ve a lavarte al
estanque de Siloé», le dice Jesús al ciego
de nacimiento, y esta orden provoca en él
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Introducción a la

una respuesta inmediata: «El ciego fue y se


lavó» (Jn 9.7).

2. Además, toda palabra comunica algo.


Los interlocutores intercambian siempre
algún tipo de información, y hasta la
conversación más trivial versa sobre algún
tema. El tema de la conversación, el
significado de las palabras, la noticia que
se quiere comunicar, dan un contenido al
mensaje.

3. La palabra tiende a convertirse en


diálogo entre un yo y un tú. El encuentro
personal puede adquirir distintos grados de
profundidad, o puede incluso frustrarse por
la falta de receptividad y de
correspondencia en alguna de las partes.
Pero también hay veces en que el
encuentro se realiza plenamente, ya que la
palabra y la respuesta se convierten en un
diálogo auténtico y recíproco de comunión
y de mutuo compromiso. Sólo en el
encuentro amoroso puede darse esta
perfecta reciprocidad, que es fruto de una
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Introducción a la

revelación y de un don, por una parte, y de


una acogida franca y abierta, por la otra.

La Palabra de Dios posee un contenido: Es


la buena noticia por excelencia, el
evangelio de la salvación. Así puede
apreciarse, por ejemplo, en los pasajes
siguientes:
«Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el
único Señor. Ama al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma y con
todas tus fuerzas». (Dt 6.4–5)
«Ama a tu prójimo como a ti mismo». (Lv
19.18; Ro 13.9)
«Si con tu boca reconoces a Jesús como
Señor, y con tu corazón crees que Dios
lo resucitó, alcanzarás la salvación». (Ro
10.9)
Estos tres pasajes expresan contenidos
fundamentales del mensaje bíblico, como
son el mandamiento principal (cf. Mt
22.34–40) y la profesión de fe en Cristo (cf.
1 Co 15.1–7).
Pero no basta escuchar con los oídos,
porque la Palabra de Dios interpela, quiere
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Introducción a la

ser acogida interiormente, reclama una


respuesta. Esa respuesta es la fe. Mediante
la fe, que acoge el mensaje de la Palabra,
se realiza el encuentro con el Dios viviente.
Y esta respuesta de la fe hace que la
Palabra de Dios - creída, proclamada y
vivida individual y eclesialmente- llegue a
ser una fuerza eficaz en la historia. La
Palabra de Dios es también eficaz: «…tiene
vida y poder. Es más aguda que cualquier
espada de dos filos, y penetra hasta lo más
profundo del alma y del espíritu, hasta lo
más íntimo de la persona;…» (Heb 4.12).
«Así también la palabra que sale de mis
labios no vuelve a mí sin producir efecto,
sino que hace lo que yo quiero y cumple la
orden que le doy».(Is 55.10–11)

Por la acción del Espíritu Santo, Dios puede


infundir en el espíritu humano una luz que
lo incline a aceptar confiadamente el
testimonio divino. La iniciativa parte
siempre de Dios. De él proceden el
mensaje de la salvación y la capacidad
para dar una respuesta de fe a ese
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Introducción a la

mensaje. La Palabra de Dios y la fe son,


por lo tanto, esencialmente
interpersonales. El que acoge la Palabra y
permanece en ella, de siervo pasa a ser
hijo y amigo, y se inicia en los secretos del
Padre.

II. LA SINGULARIDAD DE LA BIBLIA


La Biblia es Única. Es el libro “diferente
de todos los otros” en la manera
siguiente (además de muchas otras
más):
A. Única En Su Continuidad.
1. Escrito en un período de 1400 a 1600
años

2. Escrito a lo largo de 60 generaciones.

3. Escrito por más de 40 autores de todas las


clases sociales, incluyendo reyes,
campesinos, filósofos, pescadores, poetas,
estadistas, eruditos, etc.

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Introducción a la

Moisés líder político, adiestrado en las


universidades de Egipto. Pedro, un
pescador
Amós, un pastor Josué,
un general militar
Nehemías, un copero
Daniel, un primer ministro
Lucas, un médico
Salomón, un rey
Mateo, un cobrador de impuestos
Pablo, un rabino

4. Escrito en diferentes lugares:


Moisés en el desierto
Jeremías en una celda carcelaria
Daniel en la ladera de un cerro y en un
palacio Pablo dentro de los muros de
la prisión
Lucas mientras viajaba
Juan en la Isla de Patmos
Otros en medio de los rigores de una
campaña militar

5. Escrito en diferentes épocas:


David en tiempos de guerra

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Introducción a la

Salomón en
tiempos de paz.

6. Escrito bajo diferentes estados de ánimo:


Algunos escribieron desde la cumbre del
gozo y otros
escribieron desde las
profundidades de la tristeza y
desesperación.

7. Escrito en tres continentes: Asia,


Africa y Europa.
8. Escrito en tres idiomas: Hebreo:
Era el idioma del Antiguo Testamento
En II Reyes 18:26-28 es
llamado “la lengua de Judá”.
En Isaías 19:18 se le
llama “la lengua de Canaán”.
Arameo: Era la “Lingua
franca” del Cercano Oriente
hasta Alejandro el
Grande (Siglo VI a.C. al siglo IV a.C.)
Griego: Idioma del Nuevo
Testamento. Era el idioma
internacional en los
tiempos de Cristo.
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Introducción a la

9. Incluye entre su material centenares de


asuntos de controversia. Un asunto de
controversia es tal que al mencionarse o
discutirse crea opiniones contrarias.
Los autores bíblicos hablaron sobre
centenares de asuntos de controversia con
armonía y continuidad desde Génesis hasta
Apocalipsis. Hay sólo una historia en
desarrollo: “La redención del hombre
efectuada por Dios”.
F.F. Bruce (The Books and the Parchments,
fleming H. Revell) observa que: “Cualquier
parte del cuerpo humano puede ser
debidamente explicada únicamente en
relación con el cuerpo entero. Y cualquier
parte de la Biblia puede ser explicada
únicamente en forma adecuada en relación
con la Biblia entera”.
Bruce concluye de este modo: “La Biblia, a
primera vista, parece una colección de la
literatura - principalmente judaica.- Si
inquirimos respecto de las circunstancias
bajo las cuales fueron escritos los varios
documentos bíblicos, llegaremos a
19
Introducción a la

descubrir que fueron producidos en


intervalos que cubrieron un período de
cerca de 1400 años. Los escritores
escribieron en varios países, desde Italia en
el occidente hasta Mesopotamia y
posiblemente Persia en el oriente. Los
escritores mismos forman un número
heterogéneo de personas, no solamente
separados unos de otros por centenares de
años y centenares de kilómetro, sino que
pertenecían a los más diversos niveles de
vida. En sus filas tenemos Reyes, guardas
de ganado, soldados, legisladores,
pescadores, estadistas, cortesanos,
sacerdotes y profetas, un rabino fabricante
de carpas y un médico gentil, sin decir
nada de otros de quienes poco sabemos
aparte de los escritos que nos dejaron. Los
escritos mismos pertenecen a una gran
variedad de estilos literarios. Incluyen
historia, leyes (civiles, penales, éticas,
rituales, sanitarias), poesía religiosa,
tratados didácticos, poesía lírica, parábolas
y alegorías, biografías, correspondencia
personal, memoria y diarios personales,

20
Introducción a la

añadido a los tipos claramente bíblicos de


la profecía y escritos apocalípticos.
Por todo ello, la Biblia no es simplemente
una antología; existe una unidad en todo el
conjunto. Una antología es compilada por
un antologista, pero no hubo antologista
que compilara la Biblia”.

B. Única En Su Supervivencia
1. Supervivencia a través del tiempo
Escrita en materiales perecibles, teniendo
que ser copiada y recopiada durante
centenares de años antes de la invención
de la prensa de imprimir, sin embargo esto
no perjudicó su estilo, su corrección ni su
existencia. La Biblia, comparada con otros
escritos antiguos, tiene más evidencia
manuscrita que diez piezas cualesquiera de
literatura clásica combinadas.
John Warwick Montgomery (History and
Cristianity, usado con permiso de Inter-
Varsity Press, Downers Grove, III.), dice
que, “el manifestarse escéptico respecto
del texto resultante de los libros del Nuevo
21
Introducción a la

Testamento equivale a lanzar a la


oscuridad todos los clásicos de la
antigüedad, pues ningún documento del
período antiguo está tan bien respaldado
bibliográficamente como el Nuevo
Testamento”.
Bernard Ramm (Protestant Christian
Evidence, Moody Press), habla de la
precisión y número de la autoridad
manuscrita bíblica:
“Los judíos lo preservaron como ningún
otro manuscrito ha sido preservado jamás
con su masora (parva, magna, y finalis)
llevaban la cuenta de cada letra, sílaba,
palabra y párrafo. Tenían clases especiales
de hombres dentro de su cultura cuya
exclusiva misión era preservar y transmitir
estos documentos con fidelidad
prácticamente perfecta - escribas,
abogados, masoretas. ¿Quién contó jamás
las letras, sílabas y palabras de Platón o
Aristóteles? ¿De Cicerón o de Séneca?

2. Supervivencia a través de la persecución

22
Introducción a la

Como ningún otro libro, la Biblia ha


soportado los ataques mal intencionados
de sus enemigos. Muchos han tratado de
quemarla, de prohibirla y de “ponerla fuera
de la ley desde los días de los emperadores
romanos hasta el presente en los países
dominados por el comunismo”.
Sidney Collet, en All About the Bible, dice:
“Voltaire, el destacado incrédulo francés
que murió en 1778, dijo que cien años
después de su época el cristianismo sería
borrado de la existencia y pasaría a la
historia. ¿Pero qué fue lo que sucedió?
Voltaire ha pasado a la historia; mientras
que la circulación de la Biblia continúa
creciendo en casi todas partes del mundo,
llevando la bendición por donde va.
En el año 303 D.C. Diocleciano expidió un
edicto (Cambridge History of The Bible,
Cambridge University Pres, 1963), para
destruir a los cristianos y a su libro
sagrado: “... se promulgó en todas partes
una carta imperial, ordenando que las
iglesias fuesen demolidas y las Escrituras
fuesen destruidas por el fuego, y
23
Introducción a la

proclamando que aquellos que aquellos


que detentaban altos puestos perderían
todos los derechos civiles, mientras que los
que estaban en sus casas, si persistían en
su profesión del cristianismo, serían
privados de su libertad”.
La ironía histórica del anterior edicto para
destruir a la Biblia es que Constantino, el
emperador que sucedió a Diocleciano, 25
años más tarde comisionó a Eusebio para
que preparara 50 copias de la Escritura a
expensas del gobierno.
En lo concerniente a la jactancia de Voltaire
respecto a la extensión del Cristianismo y
de la Biblia en 100 años, Geisler y Nix
señalan que “solamente cincuenta años
después de la muerte de éste, la Sociedad
Bíblica de Génova usó la misma prensa y la
casa de él para producir montones de
Biblias”. ¡QUE IRONÍA DE LA HISTORIA!

3. Supervivencia en medio de la crítica


Bernard Ramm dice que: “Más de un millar
de veces las campanas han anunciado la
muerte de la Biblia, se ha formado la
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Introducción a la

procesión fúnebre, se ha inscrito la lápida


mortuoria, y se ha leído el oficio, pero de
manera inexplicable, el cadáver nunca ha
aparecido.
Hubo un tiempo cuando se hablaba de “los
resultados confirmados de la alta crítica”
pero ahora los más alto críticos están
cayendo al lado del camino. Tomemos por
ejemplo la “Hipótesis documentaria”. La
base para su desarrollo fue que el
Pentateuco no pudo haber sido escrito por
Moisés pues los “resultados confirmados de
la alta crítica” han demostrado que la
escritura no se conocía en el tiempo de
Moisés. Por consiguiente, es obvio que
tenía que ser de autor más reciente. Las
mentes de los críticos que pusieron a
trabajar: Los escritores J, E, P, D reunieron
todo el material, fueron tan lejos como para
dividir un versículo en tres diferentes
autores. Construyeron grandes estructuras
de crítica.
Fue entonces cuando unos individuos
descubrieron el “código negro”. Tenía
sobre sí caracteres en forma de cuña y
25
Introducción a la

contenía en detalle las leyes de Hamurabi.


¿Era posterior a Moisés? ¡No! Era anterior
a la época de Moisés; y no solamente eso,
sino que era anterior a Abraham (2000
a.C.) Sobrepasaba en antigüedad a los
escritos de Moisés cuando menos en tres
siglos. Sorprendentemente, era anterior a
Moisés, a quien se suponía un hombre
primitivo carente de alfabeto.
¡Qué ironía de la historia! La “Hipótesis
documentaria” aún es enseñada, sin
embargo, su base original (“los resultados
confirmados de la alta crítica”) ha sido
erradicada tras haberse demostrado su
falsedad.
Los críticos dijeron que los muros de Jericó
no pudieron haberse desplomado, y usted
sabe que ellos están equivocados. Se
desplomaron.
Los “resultados confirmados de la crítica”
negaron la existencia de los hititas (pueblo
que en aquel tiempo se mencionó sólo en
el Antiguo Testamento); no existían otros
registros de ellos. Deben ser un mito.
Bueno, se equivocaron otra vez. Como
26
Introducción a la

resultado de la arqueología, ahora hay


centenares de referencias que cubren más
de mil doscientos años de civilización hitita.

C. ÚNICA EN SUS ENSEÑANZAS


1. Profecía
Wilbur Smith (the Incomparable Book,
Beacon Publications), que es un hombre
que ha leído miles de libros, concluye que,
“sea cual fuere la idea que tengamos
respecto de la autoridad y del mensaje
presentado en el libro que llamamos la
Biblia, existe consenso unánime de que en
muchos sentidos éste es el más notable
volumen que se haya producido en estos
cinco mil años de escritura por parte de la
raza humana.
“Es el único volumen producido por el
hombre, o por un grupo de hombres, en el
cual se puede encontrar un gran cuerpo de
profecía relativas a naciones en forma
individual, a Israel, a todos los pueblos de
27
Introducción a la

la tierra, a ciertas ciudades, y a la venida


de Uno que sería el Mesías. El mundo
antiguo tuvo muchas maneras diferentes
de determinar el futuro, conocidas como
adivinación, pero en toda la gama de la
literatura griega y latina no hallaremos
verdadera profecía específica referente a
un gran hecho histórico por suceder en el
futuro distante, ni profecía alguna referente
a un Salvador que se levantaría entre
humanos, a pesar de que en dicha
literatura se emplean las palabras profeta y
profecía...”
“El mahometanismo no puede señalar
ninguna profecía acerca de la venida de
Mahoma, que hubiera sido expresada
cientos de años antes de su nacimiento.
Tampoco pueden los fundadores de ningún
culto en este país identificar ningún antiguo
texto que pronunciara específicamente su
aparición.

28
Introducción a la

2. Historia
Desde 1a Samuel y a través de 2a
Crónicas uno halla la historia de Israel,
cubriendo cerca de cinco siglos. The
Cambridge Ancient History, (Vol. Y,
p.222) dice: “Los israelitas manifiestan
ciertamente un gran genio para la
construcción histórica, y el Antiguo
Testamento representa el más antiguo
escrito histórico en existencia.”
Wilbur Smith cita al distinguido arqueólogo,
Profesor Albright, quien comienza de este
modo su ensayo clásico, The Biblical
Period:
“La tradición nacional hebrea excede a
todas las demás por la claridad con que
describe los orígenes tribales y familiares.
En Egipto y en Babilonia, en Asiria y en
Fenicia, en Grecia y en Roma, buscaremos
vanamente algo comparable. No hay nada
como ella en la tradición de los pueblos
germánicos. Ni la India ni la China pueden
29
Introducción a la

presentar algo similar, puesto que sus más


antiguas memorias históricas son depósitos
literarios de tradición dinástica
distorsionada, sin trazas del cuidador de
ganado o campesino tras el semidiós o rey
con el cual comienzan sus registros. Ni en
los más antiguos escritos históricos hindúes
(los Puranas) ni en las primeras historias
griegas, existe huella del hecho de que
tanto los Indoarios como los helenos
territorios procedentes del norte. Los
asirios, a decir verdad, recordaron
vagamente que sus primeros gobernantes,
cuyos nombres ellos mencionan pero sin
detalle en lo referente a sus hechos,
moraron en carpas, pero hacía mucho
tiempo que se había olvidado de dónde
habían venido” (Este ensayo se halla en
Los Judíos, su Historia, Cultura y
Religión, de. Por Louis Finkelstein.)

3. Personalidades
30
Introducción a la

Lewis S. Chafer, fundador y ex-presidente


del Seminario Teológico de Dallas, lo
expresa de este modo: “La Biblia no es la
clase de libro que el hombre escribiría si
pudiera, o que podría escribir si quisiera
hacerlo.”
La Biblia traza con mucha franqueza acerca
de los pecados de sus personajes. Lea las
biografías actuales, y fíjese cómo tratan de
encubrir, pasar por alto, o ignorar la parte
sombría de la gente. Como ejemplo tome
el caso de los grandes genios literarios; la
mayoría son pintados como santos. La
Biblia no procede de ese modo. Cuenta las
cosas simplemente como son:
Los pecados del pueblo denunciados - Dt.
9:24
Pecados de los patriarcas - Gn. 12:11-
13, 49:5-7
Los evangelistas descubren sus propias
faltas y las faltas de los apóstoles Mt.

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Introducción a la

26:31-56; 8:10-26; Jn. 10:6; 16:32; Mr.


6:52; 8:18; Lc. 8:24, 25; 9:40-45
Desorden en las iglesias - 1 Co. 1:11; 5:1; 2
Co. 2:4; etc.

III. FUENTES DEL TEXTO BÍBLICO

A. Revelación
1. El concepto de revelación
El vocablo “revelar”, del lat. Revelo, se usa
normalmente para traducir el heb. Gala y el
gr. Apokalyto (sustantivo, apokalypsis),
que corresponde a gala en la LXX y en el
NT. gala, apokalyptó y revelo expresan
todas la misma idea: la de dar a conocer
algo oculto, a fin de que pueda verse y
conocerse por lo que es. De conformidad,
cuando la Biblia habla de revelación, el
pensamiento que se quiere expresar es el
de Dios el Creador dando a conocer
activamente a los hombres su poder y
gloria, su naturaleza y carácter, su
voluntad, su modo de proceder y sus

32
Introducción a la

planes - en pocas palabras su propia


persona - a fin de que puedan conocerlo.
Revelación en una definición
específicamente teológica es: “Acto de Dios
por medio del cual revela lo que el hombre
no podía hallar por sí mismo”.
Desde la perspectiva de su contenido, la
revelación divina es tanto indicativa como
imperativa, y en ambos sentidos
normativa. Las revelaciones de Dios se
hacen siempre en el contexto de una
demanda de confianza en lo que se revela,
y de obediencia a lo que ella determina y
rige totalmente. En otras palabras, la
revelación llega al hombre, no como
información sin obligación, sino como regla
obligatoria de fe y conducta. La vida del
hombre debe gobernarse por una reverente
aceptación de lo que Dios le haya dado a
conocer, lo cual debe llevar a un
cumplimiento cabal de todos los
imperativos que evidencie contener la
revelación (Dt. 29:29).

33
Introducción a la

La revelación gira en torno a dos puntos


centrales (a) los propósitos de Dios; (b) la
persona de Dios.
a) Por un lado Dios informa al hombre
acerca de sí mismo: quién es, lo que ha
hecho, está haciendo, y va a hacer, y lo
que quiere que ha hecho, está haciendo, y
va a hacer, y lo que quiere que haga él.
Así, toma a Noé, Abraham y Moisés y les
brindó confianza, contándoles lo que
había planeado (Gn. 6:13-21; 12:lss;
15:13-21; 17:15-21; 18:17SS; Ex. 3:7-22).
Además dio a conocer a Israel las leyes y
promesas de su pacto (Ex. 20-33, etc; Dt.
4:13ss.; 28, etc.; Sal. 78:5ss; 147:19).
b) Por otro lado, cuando Dios manda su
palabra a los hombres, al mismo tiempo
los enfrenta con su propia Persona. La
Biblia no concibe la revelación como mera
difusión de información, divinamente
garantizada, sino como un acercamiento
personal de Dios a los individuos,
destinado a hacerse conocer por ellos (cf
Gn. 35.7; Ex. 6:3; Nm. 12:6-8; Gá. 1:15s).
Esta es la lección que se ha de aprender
34
Introducción a la

de las teofanías del AT. (Cf. Ex. 3:2ss;


19:11-20; Ez.1; etc.), y del lugar que
representa el “ángel (mensajero) de
Yahvéh”, que resulta ser, tan
evidentemente, manifestación de Yahvéh
mismo (cf. Gn. 16:10; Ex. 3:2ss; Jue. 13:9-
23): la lección, vale decir, de que Dios no
es sólo el autor y el tema de sus menajes
a los hombres, sino que es, también, su
propio mensajero. Cuando el hombre se
encuentra con la Palabra de Dios, por
causal y accidental que pueda parecer ese
encuentro, Dios se encuentra con ese
hombre, le dirige la palabra a él
personalmente, y le exige una respuesta
personal como Autor de ella.
2. Necesidad de la revelación
La Biblia da por sentado en todo momento
que Dios tiene que darse a conocer antes
que los hombres puedan conocerlo. La
idea aristotélica de un Dios inactivo a quien
el hombre puede descubrir mediante el
razonamiento es totalmente antibíblica.
Hace falta la iniciativa revelatoria, primero,
porque Dios es trascendente. Está tan
lejos del hombre en su modo de ser que el
35
Introducción a la

hombre no puede verlo (Jn. 1:19; 1 Ti. 6:16;


cf. Ex. 33:20), ni descubrirlo escudriñado
(cf. Job 11:7: 23:3-9), ni leer sus
pensamientos mediante hábiles conjeturas
(Is. 55:8s). Aun si el hombre no hubiera
pecado, por lo tanto, no hubiera conocido a
Dios sin la revelación. De hecho, vemos
que Dios le habla al Adán no caído en el
Edén (Gn. 2:16). Hay, sin embargo, una
segunda razón que hace que el
conocimiento de Dios de parte del hombre
deba depender de la iniciativa revelatoria
divina. El hombre es pecador. Su poder
de percepción en el reino de lo divino se ha
embotado tanto por influencia de Satanás
(2 Co. 4:4) y el pecado (cf. 1 Co. 2:14), y su
mente está tan ocupada con su propia
fantasiosa “sabiduría”, que se desenvuelve
en sentido contrario al verdadero
conocimiento de Dios (Ro. 1:21ss; 1 Co.
1:21), que sus facultades naturales no
pueden aprehender a Dios, cualquiera que
sea la forma en que le sea presentado. En
efecto, según Pablo, Dios se presenta
constantemente a sí mismo a todos los
hombres por medio de sus obras de
36
Introducción a la

creación y providencia (Ro. 1:19ss; Hch.


14:17; cf. Sal 19:1ss), y por la acción
espontánea de la conciencia natural (Ro.
2:12, 15; Cf. 1:21); y sin embargo no es
reconocido ni conocido.
Sólo una intervención de Dios mismo puede
guiarnos a su conocimiento y al de las
grandes verdades que conciernen
decisivamente a nuestra existencia. Como
afirman Bernard Ramm: “El conocimiento
acerca de Dios debe ser un conocimiento
que proceda de Dios,, y su búsqueda debe
dejarse gobernar por la naturaleza de Dios
y de su autorrevelación”.
Únicamente Dios podía dar al hombre el
conocimiento que éste necesitaba. Pero
¿se lo ha dado? La necesidad de una
revelación no es una prueba de que tal
revelación haya tenido lugar. ¿Se ha
comunicado Dios con los hombres de modo
que puedan comprender y vivir en
comunión con Él? El autor de la carta a los
Hebreos nos da una respuesta categórica:
“Dios ha hablado” (He. 1:1-3). Pero

37
Introducción a la

afirmación tan rotunda ¿tiene suficiente


base de credibilidad?
La respuesta es positiva, aunque no simple.
La base de credibilidad no radica tanto en
argumentos lógicos como en hechos que se
extienden a lo largo de la historia, en una
trama compleja de acontecimientos
humanos entrelazados con los hilos de la
urdimbre divina. Como subraya
Geerhardus Vos, “el proceso de la
revelación no es sólo conocimiento con la
historia, sino que se encarna en la historia”.
Debe tenerse presente, sin embargo, y
contrariamente a lo que algunos sostienen,
que la revelación no consiste sólo en
eventos históricos, actos de Dios. Incluye
manifestaciones verbales de Dios que
interpretan los actos. Sin esta parte de la
revelación, llamada “proposicional”, los
hechos históricos quedarían sumidos en la
ambigüedad. Pongamos como ejemplo el
éxodo, acontecimiento cumbre en la
historia de Israel. Despojado de la
interpretación oral dada por Dios mismo a
Moisés (Ex. 3), fácilmente perdería la
38
Introducción a la

riqueza de su hondo significado. La historia


registra otros casos de movimientos
migratorios y episodios de emancipación
colectiva sin ninguna significación especial.
La salida de Israel de Egipto pudo haber
sido uno más. Pero la revelación bíblica no
se limita a consignar el hecho escueto;
añade lo declaro por Dios respecto a sus
propósitos para con aquel pueblo y las
especiales relaciones que a él le unirían
con miras a convertirlo en un testigo del
Dios verdadero y de su justicia.
Lo mismo podríamos decir del evento
supremo de la Historia: la muerte de Jesús.
Sin una explicación divina, este hecho
podría interpretarse de los modos más
diversos y con toda seguridad ninguna
interpretación expresaría el glorioso
significado de lo acaecido en el Gólgota.
Sólo la palabra de Dios podía desentrañar
el misterio de la cruz: “Esto es mi sangre
del nuevo pacto que va a ser derramada
por muchos para remisión de pecados” (Mt.
26:28).

39
Introducción a la

Los grandes actos de Dios son


interpretados por Dios mismo, no por
hombres. Así la interpretación divina
completa la revelación a fin de que ésta
cumpla su finalidad y libre a los hombres
de equívocos, ambigüedades y errores.
Como hace notar Oscar Gullmann, “la
revelación consiste de ambos: del
acontecimientos salvadores es del todo
esencial en el Nuevo Testamento”.
Podríamos añadir que es esencial en toda
la Biblia.
La credibilidad de la revelación bíblica es
avalada por su unidad esencial en la
diversidad de sus formas y en su carácter
progresivo. Sus variados elementos
teológicos, éticos, rituales o ceremoniales
constituyen un todo armónico, con unas
constantes que se mantienen tanto en
cuanto se refiere a los atributos y las obras
de Dios como en lo relativo a la condición
moral del hombre, a su relación con Dios, al
culto, a la conducta, etc. En el centro está
Dios mismo.

40
Introducción a la

B. Inspiración
El diccionario Webster define la inspiración
de la siguiente manera: “Es la influencia
sobrenatural del Espíritu de Dios ejercida
sobre la mente del hombre, influencia que
capacitó a los profetas, apóstoles y
escritores sagrados para exponer la verdad
divina sin mezcla de error.” Por su parte, el
diccionario Espasa-Calpe dice: “Intimación
que Dios hace al escritor sagrado para que
este escriba acerca de una determinada
materia, junto con una asistencia especial
para que no yerre en su exposición”.
El sustantivo mediante el cual se traduce el
gr. Theopneustos en 2 Ti. 3:16, que Reina
Valera Rev. Traduce, “toda Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en
justicia”. “Inspirada de dios en VHA (Ver.
Hispanoamericana) no es mejor que en
Reina y Valera Rev. 1960 porque
theopneustos más bien significa exhalada
por Dios y no inspirada.
La idea no es la de que Dios exhala a través
de las Escrituras, o que las Escrituras estén
41
Introducción a la

exhalando a Dios, sino la de que Dios ha


exhalado las Escrituras, las palabras de
Pablo significan que la Escritura es producto
divino, que debe considerarse y estimarse
como tal, y no que ella sea inspiradora
(aunque esto también es cierto).
La Escritura es el resultado del influjo o
hálido divino.
A través de la “inspiración” el escritor es
preservado del error al escribir la revelación.
Sobre la base de este texto paulino (2 Ti.
3:16) la teología regularmente emplea el
término “inspiración” para expresar tanto la
idea del origen divino como el valor de las
Santas Escrituras. Como sustantivo activo
denota la operación de Dios de producir la
Escritura con su aliento; como sustantivo
pasivo se refiere al carácter “inspirado” que
tiene la Escritura. También se emplea la voz
en forma más general, para expresar la
influencia divina que hizo posible que los
órganos humanos de la revelación (profetas,
salmistas, sabios y apóstoles) hablasen,
como así también escribiesen, las palabras
de Dios”.
42
Introducción a la

1.Inspiración Verbal
Existe un punto de vista el cual dice que
Dios inspiró los pensamientos pero no las
palabras escritas. Dicho de otra manera,
Dios inspiró a los hombres y los dejó a su
propio criterio en la selección de vocablos
y frases. Pero el énfasis bíblico no recae
sobre hombres inspirados, sino sobre
palabras inspiradas. “Dios habiendo
hablado... en otros tiempos a los padres
por los profetas” (Hb. 1:1). “Los santos
hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo” (2P. 1:21).
Además es difícil separar palabra y
pensamiento, ya que el pensamiento es
palabra interna (“y no penséis decir dentro
de vosotros”; “dijo el necio en su
corazón”), mientras que una palabra es un
pensamiento expresado. Pensamientos
divinamente inspiradas. Pablo nos habla
de palabras que enseña el Espíritu Santo
(1 Co. 2:13).
Según 2 ti. 3:16, son precisamente los
escritos bíblicos los que han sido
43
Introducción a la

inspirados. La inspiración es una obra de


Dios que termina, no en los hombres que
debían escribir la Biblia (como si, después
de haberles dado una idea de lo que
tenían que decir, Dios hubiese dejado
librada a ellos la manera de decirlo), sino
en el producto escrito mismo. Es la
Escritura -grafé, el texto escrito- lo que ha
sido inspirado por Dios. La idea esencial
aquí es que toda la Escritura tiene el
mismo carácter que los sermones de los
profetas, tanto cuando predicaban como
cuando escribían (cf. 2P. 1:19-21, sobre el
oríen divino de cada “profecía de la
Escritura”; véase también Jer. 36; Is. 8:16-
20). Es decir, la Escritura no es solamente
la palabra del hombre, fruto del
pensamiento, la premeditación, y el arte
humano, sino también, y a la vez, la
palabra de Dios, expresada por labios
humanos o escrita con la pluma del
hombre. En otras palabras, la Escritura
tiene una doble paternidad, y el hombre es
solamente el autor secundario; el autor
primario (por cuya iniciativa, estímulo e

44
Introducción a la

iluminación, y bajo cuya supervisión, cada


autor humano realizó su tarea) es Dios.
La revelación a los profetas fue
esencialmente verbal, a menudo con un
aspecto visionario, pero incluso, la
“revelación en visiones es también
revelación verbal” (L. Koehler, Old
Testament Theology, trad, ing. 1957, p.
103).
Debemos definir la inspiración bíblica en
los mismos términos teológicos que la
inspiración profética, o sea como el
proceso total (múltiple, sin duda, en sus
formas psicológicas, como lo fue la
inspiración profética) por medio del cual
Dios movió a los hombres que había
escogido y preparado (cf. Jer. 1:5; Gá.
1:15) para que escribieran exactamente lo
que él quiso que escribieran a fin de
comunicar el conocimiento salvador a su
pueblo, y por medio de este al mundo
entero. La inspiración bíblica, por lo tanto,
es verbal por su misma naturaleza, porque
son palabras dadas por Dios las que

45
Introducción a la

componen las Escrituras exhaladas por él


mismo.
En consecuencia, la Escritura inspirada es
revelación escrita, así como los sermones
de los profetas constituían revelación oral.
El registro bíblico de la autorrevelación de
Dios en la historia de la redención no es
simplemente el testimonio humano de la
revelación, sino que el registro mismo es
revelación. La inspiración de la Escritura
constituye parte integral del conocimiento
de revelación porque por medio de la
Escritura Dios dio a la iglesia su propia
descripción de su obra de salvación en la
historia, y su propia interpretación
autorizada del lugar que ella ocupa en su
plan eterno. La inspiración, por lo tanto,
garantiza la verdad de todo lo que afirma
la Biblia.
Se debe distinguirse entre palabras no
inspiradas y registro inspirado de ellas.
Por ejemplo, muchos dichos de Satanás
figuran o están registrados en las
Escrituras, y sabemos que el diablo no fue
inspirado de Dios cuando los pronunció.
46
Introducción a la

Pero el registro de esas expresiones


satánicas es inspirado.

2.Inspiración Plenaria
De acuerdo con la teoría de la inspiración
parcial, los escritores fueron preservados
del error en asuntos necesarios para la
salvación, pero no en asuntos como
historia, ciencia, cronología y otros. Por lo
tanto, de acuerdo con esa teoría, sería
más correcto decir que la Biblia contiene
la Palabra de Dios, más bien que afirmar
que es la Palabra de Dios.
Esa teoría nos sume en la ciénaga de la
incertidumbre, pues ¿quién puede juzgar
de manera infalible lo que es esencial para
la salvación y lo que no lo es? ¿Dónde se
encuentra la autoridad infalible para decir
con respecto a qué parte es la Palabra de
Dios, y qué parte no lo es? Y si la historia
de la Biblia es falsa, luego la doctrina no
puede ser verdadera, pues la doctrina
bíblica se fundamenta en la historia
bíblica.

47
Introducción a la

La parte que ha correspondido al hombre


en la producción de la Escritura es
simplemente la transmisión de lo que
había recibido. Psicológicamente, desde el
punto de vista de la forma, resulta claro
que los escritores humanos mucho
contribuyeron a la preparación de la
Escritura: investigación histórica,
meditación teológica, estilo lingüístico, etc.
Cada libro de la Biblia es, en un sentido, la
creación literaria de su autor. Pero
teológicamente, desde el punto de vista
del contenido, la Biblia considera que sus
escritores humanos nada contribuyeron, y
que la Escritura es exclusivamente
creación de Dios. Esta convicción se basa
en el concepto de los fundadores de la
religión bíblica, todos los cuales declararon
haber transmitido - y en el caso de
profetas y apóstoles, haber escrito. Lo que,
en su sentido más literal, son palabras de
otro: Dios mismo.

3.Inspiración viva, no mecánica

48
Introducción a la

La inspiración no significa dictado, ni que


los escritores adoptaban una actitud
pasiva y su mente no tomaba parte alguna
en la escritura del materia, aunque es
cierto que algunas porciones de las
Escrituras fueron dictadas, como por
ejemplo, los Diez Mandamientos y el
Padrenuestro. La misma palabra
inspiración excluye mera acción mecánica,
y la acción mecánica excluye la
inspiración. Dios no habló por medio de
hombres como hablaría por medio de un
megáfono. El Espíritu Santo usó las
facultades del hombre, produciendo así un
mensaje perfectamente divino que no
obstante ostenta las características de la
personalidad del escritor. Es la Palabra del
Señor, pero en cierto sentido, la de Moisés,
de Isaías o de Pablo. Es Dios quien habla
en el hombre, Dios que habla por medio
del hombre, dios que habla como hombre,
Dios que habla a favor del hombre.
La idea no es la de dictado mecánico, o la
escritura automática, o de cualquier
procedimiento que entrañe la suspensión
49
Introducción a la

de la acción de la mente del escritor


humano. Encontramos conceptos de
inspiración de este tipo en el Talmud,
Filón, y los Padres de la iglesia, pero no en
la Biblia. La dirección y el control divinos
bajo los cuales escribieron los autores
bíblicos no representan una fuerza física o
psicológica, y no limitaron, sino que más
bien aumentaron, la libertad, la
espontaneidad, y la creatividad de su
actividad literaria.
El hecho de que en la inspiración Dios no
eliminó la personalidad, el estilo, el punto
de vista, y el conocimiento cultural de sus
escritores no significa que su control sobre
los mismos haya sido imperfecto, o que
ellos, inevitablemente, al dedicarse a
escribir lo que habían recibido para
transmitir, distorsionaron la verdad. B.B.
Warfield se burla benévolamente de la
noción de que cuando Dios quiso que
Pablo escribiera sus epístolas “se vio en la
necesidad de bajar a la tierra y escudriñar
cuidadosamente a los hombres que
encontró allí, en busca afanosa del que, en
50
Introducción a la

general, pudiera ser el más adecuado para


el cumplimiento de su propósito; y
entonces le impuso violentamente el
material que quería expresar por su medio,
contra sus tendencias naturales. Por cierto
nada de eso ocurrió. Si Dios quería que su
pueblo contara con una serie de cartas
como las que escribió Pablo, prepararía a
un Pablo que pudiera escribirlas, y el Pablo
a quien puso en esta tarea fue un Pablo
que espontáneamente hubiera escrito
justamente una serie de cartas de este
tipo” (The Inspiración and Authority of the
Bible, 1951, p. 155).
La inspiración no es una cualidad que
pueda vincularse con las corrupciones que
se infiltran en el curso de la transmisión
del texto, sino con el texto que produjeron
originalmente los escritores inspirados. En
consecuencia, el reconocimiento de la
inspiración bíblica hace más urgente la
tarea de una meticulosa crítica textual a
fin de eliminar esas corrupciones y
establecer cuál era el texto original.

51
Introducción a la

No debemos comparar la inspiración de los


escritos bíblicos con la inspiración de las
grandes obras literarias, aun cuando
(como a menudo ocurre) los escritos
bíblicos sean realmente grandes obras
literarias. La idea bíblica de la inspiración
se relaciona, no con la calidad literaria de
lo que se ha escrito, sino con su carácter
de revelación en forma escrita.

IV.DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
ESCRITURA.

“Una vez un misionero escribió el nombre


de un utensilio que necesitaba en un trozo
de madera, y se lo dio a un jefe, pidiéndole
que se lo llevara a su esposa. El hombre
preguntó que tenía que decir; no tiene que
decir nada, solo llevar el trozo de madera.
Su asombro fue tal cuando la esposa del
misionero miró el trozo de madera y le dio la
herramienta. Estaba más allá de su
comprensión que unas marcas en un trozo
de madera transmitieran un mensaje. Para el
era un profundo misterio; colgó el pedazo
52
Introducción a la

de madera en su cuello y contaba con


entusiasmo el milagro que había
acontecido.”
La escritura es una actividad tan abstracta
que no se ha sabido de ningún pueblo en
estado de barbarie que diera inicio a algún
sistema de escritura sin haber dado
muestras de este maravilloso arte.
Los alfabetos semíticos, el egipcio, el
hebreo, el fenicio, el Arameo, (en el que está
escrito parte de la Biblia) y todos los
relacionados con ellos, se escriben sin
vocales, aunque hoy a veces se indican por
medio de signos o acentos colocados encima
o debajo de las letras.
El hebreo y los alfabetos emparentados
tienen un nombre para cada letra que
además significa algo concreto. Así, aleph,
es buey, beth, casa ; gimel, camello.
Cuando los griegos asimilaron las letras,
adoptaron también sus nombres con ligeras
variaciones : α (alfa), β (beta) γ (gamma).
El alfabeto Arameo originó varias escrituras,
entre ellas la armenia, que aún se utiliza.
Consta de 38 letras, incluidas 16 que se
53
Introducción a la

añadieron para representar sonidos


específicos armenios. En Georgia se dispone
de un alfabeto de 2 formas distintas. El mas
antiguo, o escritura eclesiástica, se parece al
armenio, pues se supone que ambos
alfabetos los inventó en el siglo V san
Mesrop, para lo cual se basó, en ambos
casos, en sus conocimientos de Arameo.
La invención de la segunda escritura
Goergiana se atribuye al rey Parnavaz y su
llamado Mhedruli o “mano de soldado” ; ese
alfabeto se utiliza para la escritura corriente.
El georgiano moderno tiene un alfabeto de
39 letras y se escribe de izquierda a derecha
como el armenio.
Por otro lado, casi todas las escrituras
semíticas se escriben de derecha a
izquierda, incluyendo el hebreo moderno.
Cuando los griegos adoptaron el alfabeto
también escriben de este modo.
Posteriormente añadieron algunas letras
para representar sonidos inexistentes en el
alfabeto semítico. Primero convirtieron
algunas letras en vocales :

54
Introducción a la

a (alfa) e (épsilon) i
(iota)
o (Omicron) v (ípsilon).
A continuación Φ (fi), Ψ (psi) χ (ji) ξ (xi) con
una o dos alteraciones mas surgió el alfabeto
griego.
El griego se escribía a veces de izquierda a
derecha y en ocasiones utilizaban ambas
direcciones. En este caso se utiliza la
expresión bustrofedon, que significa “Tal
como ara el buey”, puesto que la escritura
se efectuaba hacia adelante y hacia atrás.
Posteriormente se estableció de un modo
definitivo la escritura de izquierda a derecha,
disposición que adoptó oficialmente el
gobierno de Atenas en el año 403 a. C.
Los coptos, pueblo egipcio cuya lengua
desciende directamente de la de los
habitantes del antiguo egipcio, también la
adoptaron. Aunque su alfabeto es muy
parecido al griego, añadieron unas cuantas
letras procedentes de la escritura demótica
egipcia para expresar sonidos especiales.

A. Tipos de Escritura.
55
Introducción a la

1.Jeroglíficos
Egipcios : la escritura nativa del Egipto
faraónico aparece en tres formas : Jeroglíficas
(gr. η ι ε ρ ο σ , sagrado’ y γ λ ψ φ  ,
‘talladura’) ; Hierática (gr
ηιε ρ α τ ι κ ο σ ‘sacerdotal’) y
Demónica ( gr δ ε µ ο τ ι κ ο σ ‘popular’).
• El sistema Jeroglífico. Los caracteres
jeroglíficos egipcios son signos
pictóricos, originalmente figuras
destinadas a expresar las cosas que
representaban; muchas de ellas
comenzaron a usarse pronto para
expresar sonidos, específicamente las
consonantes de la palabra egipcia para
la cosa representada por la figura
jeroglífica. Tales signos podían entonces
ser usados para representar dichas
consonantes en la representación de
otras palabras. Algunos de estos signos
fonéticos terminaron por representar un
solo y un mismo sonido consonanticos,
convirtiéndose así en uno de los
primeros signos alfabeticos del mundo.

56
Introducción a la

• La escritura Hierática y Demónica. Son


adaptaciones de la escritura jeroglífica.
La escritura hierática es un tipo de
escritura jeroglífica cursiva, que se
escribía con tinta y una pluma sobre un
papiro, reducida a símbolos formales
que dejaron de ser pictóricos, para
facilitar la escritura rápida. Los
jeroglíficos aparecieron en Egipto poco
antes de la fundación de la monarquía
faraónica (1a. Dinastía) 3000 a.C. y los
caracteres hieráticos poco después. La
escritura Demónica es simplemente una
forma más rápida y abreviada de la
escritura hierática manual, que aparece
alrededor del siglo VII a.C. y como los
dos tipos anteriores, perduró hasta el
siglo V d. C.
• Desciframiento. Los anteriores sistemas
de escritura constituyeron libros
cerrados durante 13 siglos hasta que el
descubrimiento de la piedra de Rosetta
en 1779 durante la expedición de
Napoleón a Egipto hizo posible el
desciframiento de la lengua y los
57
Introducción a la

sistemas de escritura del antiguo Egipto.


La piedra de Rosetta es un decreto
bilingüe de Ptolomeo V, 196 a.C. en
griego y egipcio, este ultimo en escritura
joroglífica y demótica. Esta piedra y el
obelisco de Bankes permitieron al
frances J. F. Champollion lograr el
desciframiento básico de los jeroglíficos
egipcios en 1822, demostrando que eran
fundamentalmente fonéticos en su uso
y que la lengua egipcia era en realidad
simplemente la lengua de la que se
deriva el copto, la lengua de la iglesia
egipcia autóctona.
Hititas. El sistema de jeroglíficos que
usaban los hititas en Anatolia y Siria
principalmente en la segunda mitad del 2
milenio a.C. fue descifrado en 1946 y se
está estudiando actualmente en detalle,
como también se usa para compararlo con
los dialectos hititas escritos con
caracteres cuneiformes. Es un sistema
compuesto de simples sílabas con signos
especiales para sustantivos comunes.
2. Tipos Cuneiformes.
58
Introducción a la

Acádico. En Babilonia se usaron las


pictografías para escribir sobre arcilla y
piedra a partir del 3100 a. C. sin
embargo, se descubrió pronto que
resultaba difícil dibujar líneas curvas en
arcilla y la pictografía fue gradualmente
reemplazada por su representación hecha
mediante una serie de incisiones en forma
de cuña. Un cambio adicional, debido a
la comodidad, hizo que en lugar de
escribir en columnas verticales y de
derecha a izquierda se comenzara a
escribir con los caracteres clásicos en
forma horizontal y de izquierda a derecha.
Hacia el 2800 a. C. la escritura
cuneiforme ya estaba plenamente
perfeccionada, aún cuando las formas de
los signos fueron modificadas en diversos
periodos. A partir del tercer milenio a.C.
la escritura cuneiforme, con por lo menos
500 signos diferentes, se usó
ampliamente fuera de la mesopotamia
(Sumeria, Babilónica y Asiria). Se le
adaptó para escribir otras lenguas
también, especialmente dialectos semitas

59
Introducción a la

occidentales (el hurreo, las diversas


lenguas hititas).
Ugaritico. En Ras Shamra los escribas
emplearon el cuneiforme acádico para la
correspondencia internacional y algunos
textos económicos del siglo XV - XIII a.C.
Paralelamente, empero, se formó un
sistema de escritura excepcional.
Combinaba la simplicidad del alfabeto
cananeo (fenicio) que ya existía, con el
sistema mesopotámico de escritura sobre
arcilla, con estilo, pudiéndose así el
alfabeto consonantico por medio de la
escritura cuneiforme. Puesto que se
empleó para lenguas semíticas como no
semíticos (hurreas) se idearon 29 signos
(mediante el agregado de unas cuantas
cuñas en un esquema sencillo que tenía
poca o ninguna relación con el acádico.)
para representar los signos
consonanticos, y tres alef con diversas
vocales (‘a. ‘i, ‘u ). Varias tablillas
destinadas a ejercitación proporcionan el
orden del alfabeto que prefiguraba el
orden hereo.
60
Introducción a la

Persa Antiguo. Bajo los persas


aqueménidas, a la par de la escritura
aramea se empleó un sistema especial,
derivado del cuneiforme babilónico para
la lengua indoirania (aria). Este sistema
cuneiforme simplificado se conoce
principalmente por los textos históricos de
los reinados de Dario I y Jerjes. Una
inscripción del primero, escrito en una
roca de Bisutun en persa antiguo,
babilónico, y elamita, proporcionó la clave
para el desciframiento de los sistemas
cuneiformes cuando la versión en persa
antigua, fue descifrada poco después de
la publicación en 1845 de la copia hecha
por Rawlinson. Este sistema cuneiforme
comprende tres sinos vocales, 33 signos
consonanticos con vocal inherente,
además de 8 ideogramas y dos divisores
de palabras.
3. Sistemas Lineales.
El uso extenso de los jeroglíficos egipcios
y de los caracteres cuneiformes
babilónicos en siro-palestina desde el 3
milenio a. C. en adelante estimuló la
61
Introducción a la

producción de sistemas mas simples para


las lenguas locales. En Biblos floreció
durante el segundo milenio un sistema de
100 signos silábicos, pero no se ha
logrado extenderlos plenamente todavía.
Al mismo tiempo surgieron en Creta los
sistemas denominados lineal A y B, con un
sistema relacionado en Chipre en donde
se han encontrado ejemplos de Ugarit.
Alfabético. En los comienzos del 2
milenio a. C. parecería que un escriba que
vivía en Siro - Palestina quizá en Biblos, se
dio cuenta que su lengua podía
representarse con un número mucho
menor de signos que cualquiera de los
silabarios que se empleaban en ese
entonces y que resultaban engorrosos ;
cada consonante podía representarse con
un símbolo. Los símbolos que se
adaptaron eran figuras que seguían el
modelo egipcio. La escritura jeroglífica
incluía figuras que representaban sonidos
iniciales de sus nombres solamente. El
valor del principio alfabetico radicaba en
la reducción del número de símbolos
62
Introducción a la

hasta llegar a uno sólo para cada sonido


consonantico en la lengua. Las vocales no
se representaban separadamente hasta
que los griegos adaptaron el alfabeto. Es
probable que los símbolos fueran tratados
inicialmente como consonantes mas la
vocal correspondiente.
Fenicio - Hebreo primitivo. A partir del
1000 a. C. podemos rastrear la historia de
las letras con claridad, si bien existen
pocos especímenes escritos entre 1000 y
800 a.C. La dirección de la escritura era
invariable era de derecha a izquierda
como en egipto.
Arameo. Los arameos adoptaron el
alfabeto cananneo cuando se asentaron
en siria, y gradualmente le dieron rasgos
distintivos. La caída del imperio Persa y
el desplazamiento del Arameo común de
la corte imperio condujeron a la formación
de muchas variedades locales.
*. La escritura arcaica o protojudaica de
Judá, 250 - 150 a.C. tal como aparece en
los manuscritos de Qumram, es de

63
Introducción a la

caligrafía formal derivada del arameo


persa que, hacia fines del siglo III, es una
cruza entre los tipos formal y cursivo
parecida a los tipos arameos comunes de
Palmira y Nabatea, que también surgieron
en esa época.
*. El periodo asmodeo 150 - 30 a.C. vio la
formación de un tipo de escritura formal ;
mas cuadrado y mas angular, que
aparece en sus primera etapas en el
papiro de Nash, que ahora se fecha 150
a.C.
*. El periodo herodiano 30 a.C. - 70 d.C.
fue una época de veloz evolución y en
consecuencia los textos pueden fecharse
en forma precisa.
*. El periodo post herodiano, después del
70 d.C. se conoce muy bien en la
actualidad sobre la base de documentos
comerciales legales fechados. La letra
cursiva no es de tipo literario sino
sumamente complicado.
64
Introducción a la

Griego. El alfabeto griego se atribuyó por


tradición a un comerciante fenicio
Cadmo. Parecía probable, por la forma
de las letras, que los griegos ya para el
siglo IX a.C. habían adaptado el alfabeto a
las necesidades de su lengua
indoeuropea.

V. HISTORIA DEL TEXTO BÍBLICO

A. Historia Del Texto Hebreo

1. Antecedentes
Aunque el texto hebreo del Antiguo
Testamento contiene algunos pasajes en la
lengua afín aramea, le llamamos texto
hebreo solamente, en vista de que estos
pasajes son relativamente cortos y se
hallan sólo por excepción en unos cuantos
libros: casi seis capítulos de Daniel (2:4b-
7:28), dos pasajes de Esdras (4:8-6; 7:12-
26), un versículo de Jeremías (10:119 y un
nombre propio en Génesis (31:47). El
período que hemos llamado la prehistoria
del texto hebreo puede considerarse
65
Introducción a la

terminada hacia el año 300 a.C., cuando la


transmisión oral puede decirse
prácticamente sustituida por la transmisión
escrita.
Excepto por esos datos escuetos, no
tenemos pruebas directas y concretas que
nos permitan describir el proceso anterior
que llevo de la transmisión oral a la
exclusivamente escrita, pasando por la fase
en que coexistieron por largo tiempo. No
existe ningún manuscrito hebreo anterior al
siglo tercero a. C. Prominentes autoridades
judías y cristianas están concordes en que
no es posible trazar con certeza la línea
seguida por el proceso de formación del
texto bíblico en esa lejana etapa.
Dice el profesor Shemaryahu Talmón, de la
Universidad Hebrea de Jerusalén:
“Probablemente no hay ningún otro texto,
antiguo o moderno, testificado por tantos
diversos tipos de fuentes, y cuya historia
sea tan difícil de elucidar como la del texto
del Antiguo Testamento”.
Estamos ciertos, sin embargo, de que la
primera fase fue la de transmisión oral,
66
Introducción a la

que en el caso del texto hebreo duró


muchos siglos. Todos los pueblos han
preservado primero que todo por la
tradición oral sus más antiguos recuerdos.
Cuando Jacob y sus hijos se establecen en
Egipto, hacia principios del segundo milenio
a.C., llevan ya sin duda un tesoro de
tradiciones del pasado patriarcal y de los
antecedentes mesopotámicos de nacor y
Abraham.
Este tesoro, conservado oralmente, se
habrá enriquecido durante los siglos de
permanencia en Egipto, y los años de la
peregrinación por el desierto. Llegados a
Canaán, y al ponerse en contacto con su
población, se sumergen en un mar de
tradiciones que provienen de horizontes
más amplios. Cuando, para organizarse
más establemente como nación,
complementan la legislación básica
recibida en el Sinaí con leyes y reglamentos
más detallados, tienen conocimiento de la
legislación de otros pueblos, especialmente
de Mesopotamia.

67
Introducción a la

En esta época hallan, como parte de esas


tradiciones nuevas, himnos y cantos épicos
antiguos que se conservan y transmiten
oralmente, pero también algunos por
escrito. Sus sabios llegan de alguna
manera a conocer la literatura de los
pueblos circunvecinos: la de Egipto, que
habrían conocido en los largos años de
esclavitud, y ahora la rica literatura de
Mesopotamia, puesta en escritura
cuneiforme. Al norte de Palestina han
florecido los reinos de Ugarit y Ebla que
han dejado también un rico material
literario. Mucho de esto lo absorbe la
cultura Israelita en formación, depurándolo
de sus connotaciones paganas y
adaptándolo a su riguroso monoteísmo.
Con el tiempo, los primeros escritores
sagrados utilizan este material, cuyos
rastros pueden advertirse aquí y allá en el
texto bíblico, especialmente en los código,
en el libro de los Salmos y en la literatura
de la sabiduría.
No sabemos cuándo, en el caso de Israel,
comenzaron a ponerse por escrito
68
Introducción a la

materiales que provenían de la tradición


oral. En Egipto ya existía la escritura
cuando Jacob y sus hijos se instalaron ahí, y
aunque no es de esperarse que ellos o sus
descendientes pudieran leerla, pues era
casi un monopolio de la clase sacerdotal,
por lo menos Moisés, que recibió educación
de príncipe, debió de haber podido
descifrarla, y de haber conocido por ello la
historia y tradiciones conservadas en
documentos de ese país. Ya en Canaán, los
israelitas habrían entrado en contacto con
tradiciones cananeas y mesopotámicas, y
en una forma u otra, conocido el contenido
de la ya para entonces rica literatura de
esas regiones.
Es opinión comúnmente aceptada que las
partes más antiguos de los escritos bíblicos
pueden ser los cantos y poemas que se
citan en los libros históricos. Por ejemplo,
entre otros:

El dicho de Lamec La Maldici Canción de


(Gn. 4:23-24); Canaán
Las Bendiciones de (Gn. 9:25-27);
69
Introducción a la

Isaac de Jacob (Gn.49:2-


(Gn.27:27-29;39,40) 27);
El Cántico de Moisés El Poema de los
(Ex. 15:1-18); Romanceros
La Profecía de Balaam (Nm. 21:27-30);
(Nm. 23 y 24), El Cántico de
El Cántico de Débora Moisés
(Jue. 5); (Dt. 32:1-43)
El Cántico de Postrero La Elegía de David
de David (2 S. 23:1-7)
(2 S. 1:19-27); El Salmo de
El Salmo de Jonás Ezequías
(Jon.2:2-10) (Is. 38:10-20)
y el Salmo de
Habacuc (Hab.
Cap. 3
Parte de este material se habría recogido
oralmente, por otra parte tal vez existía ya
por escrito, aisladamente o como elemento
íntegramente de algún documento. En las
propias Escrituras se mencionan viejos
escritos, parte de los cuales se citan a
70
Introducción a la

veces textualmente, que fueron utilizados


por los escritores. En el Pentateuco los
eruditos creen discernir ciertos bloques de
material que se incorporaron al cuerpo de
un libro, por ejemplo, el Decálogo en dos
redacciones: (Ex. 20:1-17 y Dt. 5:1-21); un
Código del Pacto (Ex. 20: 22-23; 33); un
Código Ritual (Ex. Cap. 34); un Código
de Santidad (Lv. Caps. 18-26; un Código
Deuteronómico (Dt. Caps. 12-26) Y un
Ritual del Arca (Nm. 10:35-36), si bien no
hay completo acuerdo sobre su respectiva
delimitación. Se citan en la Bíblica
documentos, hasta hoy perdidos, que los
redactores utilizan en sus escritos, por
ejemplo:

Libro de las guerras de Yahvéh Nm.


21:14, 15;
Libro de Yasar (Jaser o “el justo”) Jos.
10:13; 2 S. 1:18;
Historia del Profeta Natán,
Visiones del vidente Yedo o Iddo 2 Cr.
9:29;
Libro de la historia de Salomón 1 R.
11.41;
71
Introducción a la

Libro de las crónicas de los reyes de


Judá 1 R. 15:7;
Libro de las crónicas de Isr. 1 R. 15:31
(diferente de 1 y 2 de Crón.) y Libro de
Yahvéh I)s. 34:16.

No se ha descubierto hasta hoy, y después


de tanto tiempo es casi seguro que no
exista ya, ningún manuscrito original, de
primera mano, sea del escritor sagrado
mismo -lo que llamaríamos un autógrafo-
los escritos del Nuevo Testamento. Sobre
todo de los del Antiguo, ni siquiera
sabemos con precisión, y en algunos casos
ni aun con aproximación, la fecha en que
se escribió un libro o parte de un libro
bíblico. Incluso no hay seguridad de que el
verdadero autor de un libro sea aquel cuyo
nombre lleva. Sólo en contador casos es
tal cosa muy probable. Por ejemplo,
Esdras, Nehemías, Amós, quizá Ezequiel y
por lo menos en parte, Jeremías, pues se
menciona que empleó como amanuense a
Baruj Ben Neriyáh. En la redacción de los
libros históricos, y obviamente en casos
como los Salmos y Proverbios, intervinieron
72
Introducción a la

varios autores, compiladores y revisores,


hasta que los libros asumieron la forma
final.

2. De lo oral a lo escrito.
Como antes dijimos, no sabemos con
seguridad cuándo comenzó la redacción de
los textos bíblicos. Algunas autoridades
piensan que debió de haber sido ya bajo la
monarquía, cuando no sólo quedó más
formalmente organizada la nación como tal
sino, junto con ello, asumió una forma más
definida y estructurada el culto, con el
templo de Jerusalén como centro, y un
sacerdocio bien organizado y establecido.
Seguramente, como base de la
organización, política y religiosa de Israel,
se contaba ya con una redacción del texto
bíblico del Pentateuco, muy probablemente
se iban poniendo ya por escrito materiales
como los salmos de que era autor David.
En tiempos de Ezequías (siglo 8) se
pusieron por escrito unos proverbios
atribuidos a Salomón (Pr. 25:1). Y como
dicho rey ordenó que en el templo se
73
Introducción a la

cantaran salmos de David y de Asaf (2 Cr.


29:30) es muy probable que hubiera de
ponerse también por escrito. Según
parece, Isaías escribió algunos de sus
oráculos (30:8). Jeremías dictó alguno de
los suyos (36:4, 8, 10, 32). Para entonces
ya existía por escrito Miqueas y Abdías,
porque Jeremías los cita, textualmente al
primero y casi textualmente al segundo en
26:18. Esto era a mediados del siglo 7. Y
hay que recordar que en ese mismo siglo
se halló, bajo el rey Josías, un “libro de la
ley” cuando se reparaba el templo (2 R.
22.8). Quizá como éstos habría ya por
escrito otros materiales bíblicos, pero, por
supuesto, no tenemos manera de saber el
estado en que se hallaba entonces su
texto. Ya hemos dicho que no existe a la
fecha ningún manuscrito hebreo anterior al
siglo tercero a. C.
Seguramente durante la cautividad de
Babilonia los escrituristas judíos
emprendieron con más empeño la tarea de
reunir y organizar los escritos sagrados, e
iniciaron la labor de revisión y anotación.
74
Introducción a la

Pero sería un trabajo elemental todavía.


Excepto el Pentateuco, ni siquiera se daban
aún por completada la colección de libros
sagrados. Faltaban, por supuesto, los
escritos de Esdras y Nehemías y de los
profetas posteriores al exilio: Hageo,
Zacarías, Malaquías y posiblemente Joel.
Se nos dice que al regreso de Babilonia,
Esdras traía con sigo “la Ley de dios” (Esd.
7:6-14), que Nehmías llama “Libro de la Ley
de Moisés” (8:1). Podría haber sido una
copia del texto del Pentateuco en su
primera redacción, que los deportados
habrían llevado al cautiverio, y que
podemos llamar Protopentateuco, o una
forma primitiva de Deuteronomio. En
cualquier caso, tampoco sabemos el estado
del texto.
La tradición atribuye a Esdras y sus
Escribas una gran actividad escriturísticas,
reuniendo y restaurando los libros
sagrados. Y en 2 macabeos 2:13, se refiere
que Nehemías “fundó una biblioteca” y
reunió en ella los libros sagrados en su
texto, es de suponerse, primitivo. Estas
75
Introducción a la

referencias pueden tener una base


histórica, en el sentido de que al regreso
del exilio se dieron pasos importantes no
sólo para la formación del canon sino hacia
la fijación del texto de los libros del Antiguo
Testamento.
De la forma del texto en esta etapa
tenemos testigos importantes. Los eruditos
bíblicos llaman “testigos” los documentos
y citas que arrojan luz sobre el texto. En
este caso los testigos son unos
contemporáneos y otros posteriores. El
primero es la versión griega llamada
Septuaginta (LXX), hecha principalmente
en Alejandría aproximadamente entre los
años 250 y 150 a.C. Decimos
principalmente porque parece probable que
algunos libros como Salmos, Samuel y
Ester hayan sido traducidos en Palestina y
llevados a Egipto. Los testigos posteriores
son los tárgumes (La palabra heb. Targum
denota una traducción aramea o una
paráfrasis de alguna parte del A.T. - Nuevo
Dicc. Bíblico-) como el Seudojanatán, el
Samaritano y el Palestino (sig. 1 D.C.) y el
76
Introducción a la

famoso de Onkelos (s. 2 d.c.); las versiones


griegas de Aquila, Símaco y Teodoción, del
siglo 2 d.C.; las siríacas, especialmente la
llamada Peshitta (S. 2 ó 3 d.C.), y las
versiones latinas: la llamada Vetus latina,
o Latina Antigua (S. 2 ó 3 d.C.) y la Vulgata
(fines del siglo 4 d.C.). Esta última fue
hecha por San Jerónimo de la hebraica
veritas, como él decía, o sea del texto
hebreo por él conocido. Por supuesto,
estas traducciones revelan la forma del
texto en que se basaron.
Otro testigo importante es el manuscrito
samaritano del Pentateuco que se conserva
en Nablús. Aunque la copia es de la Edad
media (se le asignan fechas entre el siglo
11 y el 14), el texto data, según W.F.
Albrigth, del siglo primero de nuestra era.
Comparada con el texto oficial, llamado
masorético que se fijó más tarde, muestra
unas 6.000 diferencias o variantes, en unas
2.000 de las cuales coinciden con la LXX.
Según algunas autoridades esto podría
indicar, en ambos casos, que existía un
texto anterior y diferente del que más
77
Introducción a la

preferirían los rabinos y que finalmente


desembocaría en el Texto Masorético.
Pero otros autores, por el contrario, piensan
que el Samaritano es una revisión del texto
rabínico aludido.
Testigo de extraordinario valor en la
Hexapla de Orígenes, primera mitad del
siglo 3 d.C. Tiene seis columnas (de ahí su
nombre), a saber, respectivamente, el
texto hebreo del A.T., el mismo transcrito
en caracteres griego, y luego
paralelamente las versiones griegas de
Aquila, Símco y Teodoción. Las variantes
de éstas entre sí, y con el texto hebreo,
saltan a la vista. Hay además, fragmentos
muy raros en papiro, como los de Exodo y
Deuteronomio adquiridos por W.L. Nash en
Egipto, en 1902, y que llevan a su nombre.
Según Albright datan del siglo 2 a.c.,
aunque otros como Paul Kahle, lo fechan a
mediados del siglo primero d.C. Otros
fragmentos de manuscritos bíblicos que
llamaron mucho la atención fueron los
descubiertos en la segunda mitad del siglo
próximo pasado (a partir de 1890) en un
78
Introducción a la

depósito de manuscritos en desuso,


llamado gueniza o genizá de una vieja
sinagoga del Cairo. Datan al parecer del
siglo 10 dC., pero hay autoridades que
suponen que algunos podrían datar del
siglo 5 d. C.
De todos los que existen hoy, los testigos
más importantes son los manuscritos de
Qumrán, en la ribera del mar Muerto, que
empezaron a descubrirse en 1947, e
incluían dos de Isaías, uno de ellos
prácticamente completo, y numerosos
fragmentos de todos los libros del Antiguo
Testamento, con excepción de Ester, a
estos manuscritos, y la luz que arrojan
sobre la historia del texto bíblico nos
referiremos más particularmente después.
Del estudio de todos estos testigos se
sacan dos principales conclusiones. La
primera es que en la fase en que comienza
a prevalecer la transmisión escrita sobre la
oral se marca más al regreso de la
cautividad. Ya no existía entonces un
Estado Judío propiamente dicho, así que
ahora son las Escrituras, especialmente el
79
Introducción a la

Pentateuco las que sirven de base y fuerza


a la identidad nacional. Durante los dos
siglos siguientes, la transmisión escrita se
refuerza, y alrededor del año 300 a.C.
acaba por imponerse. Fue entonces
cuando el texto bíblico sale, por decirlo así,
de su prehistoria, y empieza su historia
propiamente dicha.
La segunda conclusión es que estos
testigos dan fe de un hecho que ya se
había establecido por otros indicios y sobre
otras bases, y que ellos confirman
fuertemente. Es el hecho de la existencia,
desde muy antiguo, de diversas tradiciones
textuales. Esto es natural si se toma en
cuenta que las tradiciones textuales son
concreción de tradiciones orales, y éstas,
por razón del propio medio oral, no se
transmiten en una línea uniforme e
invariable sino que, de boca en boca, se
ramifican en varias líneas que con el
tiempo ofrecen diferencias, a veces
apreciables, entre sí. Es decir, que ya
desde la etapa de transmisión oral se van

80
Introducción a la

formando diversas tradiciones. Con más


razón a partir de la transmisión escrita.
No hubo, pues, originalmente, un solo
texto, algo así como el arquetipo, del cual
se hubieran derivado, por efecto de
revisión, diversas tradiciones textuales.
Por otra parte, en virtud de que el texto
bíblico escrito no se transmitió
primeramente en bloque, formando un solo
volumen o códice, sino en rollos por
separados, escritos originalmente en
diversas épocas, y copiándose después por
separado, en fin de cuentas el texto de
cada libro tiene su propia historia, no
puede asegurarse que su desarrollo haya
seguido exactamente el mismo curso que
el del texto de los demás libros.
En el propio texto bíblico final el Texto
Masorético, del cual se han hecho todas
las versiones modernas en las varias
lenguas, se hallan presentes diferentes
tradiciones textuales que sin duda
corresponden en términos generales a
diferentes tradiciones orales, compárense,
por ejemplo, 2 S. Cap. 22 con el Salmo 18;
81
Introducción a la

1 Cr. 16.8-36 con Sal. 105:1-15; 96:1-13;


106:1, 47, 48. También 2 R. 25:1-22 con
Jer. 39:1-10 y 52:4-27; dentro de los
Salmos mismo, Sal. 31:23-4b con 71:1-13;
60:7-4 con 108:8-14. Bien sabido, es por
otra parte, que los dos libros de Crónicas
representan tradiciones diferentes de las
que representan los dos libros de Reyes, y
de ahí las diferencias que se encuentran en
los pasajes paralelos respectivos.

3. Labores de los escribas


En el largo proceso de desarrollo del texto
bíblico tuvieron una intervención decisiva
los Soferin o escribas. Su trabajo consistía
originalmente en la simple copia de
manuscritos, pero con el tiempo asumieron,
por el conocimiento que iban adquiriendo
sobre las escrituras sagradas, un papel más
importante: el de revisores, anotaciones,
correctores y finales redactores de ellas.
En los escritos rabínicos se les atribuye
mucha importancia en ese sentido a los
escribas que colaboraron con Esdras en sus
trabajos bíblicos al volver del exilio. El
82
Introducción a la

escriba llegó a ser, como dice Talmon, “Un


socio o participe menor en el proceso de
creación literaria”.
He aquí las principales formas como los
Soferim participaron en el desarrollo del
texto, además de su trabajo básico de
copistas:
a.Señalamiento de letras y palabras
dudosas. Las maneras más antigua de
marcarlas fue poner sobre ellas.
b.Modificación de la antigua escritura.
Introdujeron los caracteres asirios o
arameos, también llamados “cuadros”,
en uso hasta hoy, en lugar de los arcaicos
(fenicios o palmirenos). Aunque la
tradición atribuyó este cambio a Esdras,
realmente fue gradual. Todavía se usaba
la escritura arcaica, al lado de la otra,
como se ve por las inscripciones de las
monedas judías acuñadas por Simón.
c. Macabeo (medidas del siglo 2 a.c.).
Pero ya están en caracte cuadrados los
manuscritos más antiguos de Qumrán
(fines del siglo 2 a.c.) y eran ya usuales
en tiempos de Cristo. En Mt. 5.18, el
83
Introducción a la

transcripción del hebreo yod, la letra más


pequeña en la escritura cuadrada, pero
no en la arcaica.
d. Separación de palabras. Al parecer en la
escritura hebrea, como en la de otras
lenguas antiguas, originalmente no se
separaban las palabras, sino que se ve
por la inscripción de Siloam, los escribas
las separaban con un punto. En las
copias, sin embargo, podían ocurrir
errores y copiarse dividida en dos. Los
masoretas formaron listas de los casos
principales de uno y otro tipo que debían
corregirse. Algunas variantes se debe
simplemente a una separación diferente
de las palabras.
e. Letras finales. Para que se marcara
mejor la separación, los escribas
inventaron para cinco letras una forma
diferente cuando quedaran al final de
palabra. Son las letras men, nun, isadé,
pe y caf. Aunque este cambio fue
también gradual, sus formas finales
aparecen ya en lo manuscritos de
Qumrán, y se conservan.
84
Introducción a la

f. Letras vocales. Al regreso del exilio el


arameno había sustituido al hebreo en el
uso corriente de los judíos. El hebreo iba
quedando más y más reservado a la
lectura de las Sagradas Escrituras. Pero
aunque los lectores en público conocían
el hebreo lo suficiente para poder leer el
texto consonántico los soferim hallaron
que sería necesaria alguna ayuda a los
lectores para saber con seguridad qué
vocales correspondían a las consonantes
del texto. Idearon, entonces, valerse de
algunas consonantes para que en ciertos
casos indicaran una vocal. Son las
llamadas matres lectionis, “madres de la
lectura”; y la alef, para la a;la he para a,
e y o finales; la yod para la e y la y; la
vav para la u y a veces la o.
g. Sistema Kethib-Queré. Los soferim
desarrollaron este sistema de anotación
para indicar al lector cuándo debía leerse
una palabra de manera diferente de
cómo estaba escrita en el texto. Kethib
significa “está escrito”; queré, “léase”.
La palabra en cuestión se marcaba con
85
Introducción a la

un circulo en la parte superior. Y en el


margen, siguiendo la abreviación 8, lo
que debía leerse. Este sistema apreción
primero en relación con el nombre divino
YHVH, escrito asi pero que no debía
intentarse leer. En su lugar debía leerse
Adonai (el Señor) o Elohim (dios). Como
el nombre impronunciable aparece muy a
menudo en el texto, la indicación queré
respectiva dejó de marcarse, dándola por
sobrentendida, por lo cual se le llamó
queré perpetuo. Siglos después cuando
se estableció el sistema de puntos
vocales, en vez del queré perpetuo se
dieron a YHVH las vocales e-o-a para leer
Adonai (la primera vocal es en hebreo
combinación de q y e, y para abreviar se
pusó únicamente esta última, así como,
por la misma razón al final sólo se puso
a). De esto provienen el error ortográfico
de escribir Jehova (inglés, Jehovah)
porque al hacer las versiones se creyó
que las vocales de simple contraseña
pertenecían al hombre sagrado. Para
leer Elohim se pusieron al tetragrama
(cuatro letras) las vocales e-o-i.
86
Introducción a la

Después del sistema K-Q se hizo


extensivo a los casos de ortografía
defectuosa o defectiva (abreviada). En el
primer caso el, Queré daba la ortografía
correcta, y en el segundo la plena, o sea
con martes lectionis. Se aplicó también
después a vocablos expresiones
consideradas indecorosas o blasfemas.
El queré las suavizaba con un eufemismo.
Por ejemplo en 1 S 5.6, el Kethib es
Ofelim (“pustulas”) y el queré tejorim
(“tumores”). En 2 R 18.27, el K es jará
(“excremento”) y el Q, isoáh (estiércol”),
el K, shayin (“orines”) y el Q, memei
raguelávin (“aguas de los pies” y en
hebreo “pies” se usa como eufemismo
para los órganos genitales). Y es que,
como sucede en todas las lenguas,
palabras que originalmente eran propias
y no tenían nada de indecente llegaron a
tener con el tiempo un sentido rudo
indecoroso u ofensivo, y tratándose de la
lectura ritual los soferim los sustituyeron.
Habría otros eufemismos que venían ya
en el texto mismo, y por tanto no
necesitaron cambio.
87
Introducción a la

El sistema K-Q funcionaba también a la


inversa. Se marcaban con Q en el
margen palabras que estaban en el texto,
pero que se consideraban extrañas a él y
no debían leerse, asi como palabras que
faltaban en el texto y que en la lectura
debían agregarse. Pero generalmente,
por respecto al texto, no se tachaban en
él las primeras ni se insertaban las
segundas. Con el tiempo, el sistema
llegó a servir a los comentaristas judíos
como recurso homilético, pues les
permitía cambiar la lectura de un texto
no porque fuera, incorrecto, sino para
aplicarle una exégesisque se prestara
mejor para actualizarlo y derivar de él
enseñanzas y exhortaciones no
estrictamente contenidas en el texto
escrito.
h. Nun invertida. Para indicar pasajes
dudosos en cuanto a su colocación en el
texto o su autenticidad empleaban una
letra nun invertida, al principio y al final
del pasaje en cuestión. Así, por ejemplo,

88
Introducción a la

están marcadas Nm. 10.35-36; sal


107.21-26. Hay en total nueve casos.
i. Cotejo de manuscrito. Dado que existía
diferentes tradiciones textuales y
diversas copias de manuscritos, los
escribas no pudieron menos que
cotejarlas y notar las diferencias o
variantes. En un principio simplemente
aceptaban para el texto las lecturas
mayoritarias, o sea, en las que coincidían
la mayoría de los manuscritos
examinados, y descartaban las que
ocurrían en minoría. Más tarde
procuraron evaluar las variantes, y las
que les parecieron de importancia, las
indicaron en el margen como queré.
j. Letras suspendidas o alzadas. En unos
cuantos casos (no más de cuatro)
marcaron variantes que consideraban de
índole especial por medio de letras
escritas sobre una palabra. Por ejemplo,
en jue 18.30, según una redacción, el
sacerdote idólatra Jonátan es nieto de
Moisés. Otra redacción, al parecer para
librar al gran legislador de la afrenta de
89
Introducción a la

tener un nieto idólatra, modificó el


nombre y añadiendo una un (n) al texto
consonántico lo convirtió en Manasés.
Los escribas optaron por conservar la
nun, pero escribiéndola alzada para
indicar que el nombre es realmente
Moisés. Asi lo explica el comentarista
judío Rashi (siglo 11 d.c.)
k. Alteraciones accidentales del texto. Los
escribas respetaban escrupulosamente el
texto, ponían sumo cuidado en las copias
que hacían. Pero era natural que a veces
se les deslizaran algunos errores las
copias se hacían a la vista o al dictado.
En el primer caso podían confundirse
letras de forma parecida, y resultar una
palabra por otra.De forma parecida son,
por ejemplo, en la escritura arcaica, la
beth (b) y la dálet (d), la he (h) y la yod
(y), y en la cuadrado la beth y la caf (k),
la yod, la Vav( v,w) y la záyin (z), la resh
(r) y la dálet, la he la jet (j). En el
segundo caso, podían confundirse
palabras de sonido parecido. En el
escriba escucharía a veces una palabra
90
Introducción a la

por otra. También podía omitirse o


repetirse una letra cuando iba junto a una
igual, y esto sucedía a veces aun con
palabras cuando las próximas eran
iguales. Si dos líneas comenzaban o
terminaban con una palabra igual, al ira
la vista del manuscrito que se estaba
copiando a la copia que se estaba
haciendo, podía saltarse una línea. Podía
incurrir se en una transposición de letras
y aun palabras. Dos palabras podían
copiarse como una sola y viceversa, una
dividiesen dos. Se podía cometer faltas
de ortografía.
l. Alteraciones intencionales del texto. Hay
una aparentemente incongruencia o
contradicción en el hecho de que, por una
parte, los escriban fueran, como hemos
dicho antes, muy escrupulosos en su
respeto al texto, aun a la forma misma, y
por otra se permitirán a veces cambiarlo
intencionalmente. Pero esto se explica.
Los cambios estaban motivados por la
reverencia a Dios, inclusive a su nombre,

91
Introducción a la

y, aunque parezca contradictorio, a lo


que llamaríamos el decoro del texto.
Lo primero que los escribas procuraban
era salvaguardar el nombre sagrado de
posible falta de respeto. Ya vimos cómo
empleaban para ese fin el sistema K-Q.
Pero además, según parece, cambiaron
en algunos casos el texto mismo
poniendo Adonai (el Señor) o Elohim
(dios) donde el original diría YHVH. Por
eso en pasajes paralelos hallamos en uno
este tetragrama y en otro Elohim, sin que
esto sea cuestión de las dos fuentes
documentales yahvistas o elohistas.
Compárense, por ejemplo, “2 Sam 5.19-
25 y 1 Cr. 14.10-16, o el salmo 14 con el
53.
En los nombres de personas de que
formaban parte el nombre de Dios se
introducían modificaciones, al parecer
con objeto de que al pronunciarse, si se
hacia una pausa accidental que separa el
nombre divino, se evitara la impresión de
que era éste, por sí, el que se
pronunciaba, con posible profanación.
92
Introducción a la

Por eso algunos de esos nombres


aparecen en dos formas, original y la
modificada: Yehoajaz y Yoajaz, Yehojanán
y Yohanán. A veces el nombre se
escribía con Yeho excepcionalmente:
Yosef, por ejemplo, aparece sólo una vez
con Yehosef. El escrúpulo se hizo
extensivo a la abreviación Yah del
nombre sagrado, que se usaba como final
de nombres (son los que han
castellanizado terminados en (ías). Los
nombres aparecen también con la
terminación yahú. P. eje., Abiyáh (Abías)
y Abiyahu. El respeto al nombre sagrado
era tal que si el copista lo escribía por
error donde el manuscrito del que
copiaba decía Adonai o Elohim, le estaba
prohibido borrarlo. Así que lo que hacía
era encerrarlo en un cuadro para indicar
que estaba escrito ahí por error. Aunque
con menos frecuencia, se procuraba
proteger también el nombre Elohim y su
abreviación, el. El nombre Betharbeel, de
Os 10.14 lleva la indicación de que debe
pronunciarse Betharbel, porque como
ésta escrito significa “casa de la
93
Introducción a la

emboscada de Dios”, y como pareció


ofensivo decir que Dios pone
emboscadas, se quiso disimular el
nombre divino y que el nombre sonara
como “casa de Arbel”.
No sólo se procuró salvaguardar de
profanación el nombre sagrado mismo,
sino también se cambiaron en algunos
casos los hombres, compuestos en que
entra el nombre Baal, que significa
“señor” o “dueño”.
En el nombre de un Dios pagano
cananeo. En un principio se asimiló,
adaptándolo al sentido monoteísta
hebreo, y se aplicó a Yahvéh, como
sinónimo de Adonai, “el Señor”, y en esa
forma entró en la composición de
nombres de personas. Pero a veces el
nombre aparece alterado, con bosheth
(“vergüenza, afrenta, infamia”) en ves de
Baal. El nombre un hijo de Saúl que
aparece en 2 S. 2.8 como Ish-bosheth era
originalmente Ish-baal.
El respeto al nombre de Dios se hizo
extensivo a la ciudad de Jerusalén,
94
Introducción a la

residencia según las escrituras, de ese


nombre de una ciudad egipcia que en el
texto hebreo aparece como ir Haheres
(“ciudad de destrucción” Is 19.18), en el
texto de que se tradujo este pasaje en la
versión griega LXX era Ir Hatsédeq
(“ciudad de justicia”). Pero este nombre
podía equiparla con la santa ciudad de
Jerusalén. Se cambió, pues,
primeramente, a Ir Hajeres “ciudad del
sol”, en griego Heliópolos), y así aparece
en manuscritos de Qumrán y algunas
versiones antiguas. Como la h y la j son
muy parecidas en la escritura hebrea, fu
fácil cambiar nuevamente a Ir Haheres.
Son también alteraciones intencionales
las llamadas tiqquné soferim
(“enmiendas de los escribas”). Se
hicieron al parecer muy temprano y a
veces no es fácil deducir cuál era la
lectura original. En los escritos rabínicos
se dan listas de ellas que van desde siete
hasta 18, pero algunas autoridades
modernas creen poder localizar otras que
no están en esas listas, algunas de las
cuales indican cómo era el original.
95
Introducción a la

También obedecieron al deseo de evitar


faltas de respeto a Dios, incluyendo
ciertos antropomorfismos. En el aparato
crítico de la Biblia Hebraica
Stutgarthensia se anotan 14 de esas
enmiendas. La versión popular dios
habla hoy registra algunas de ellas. Eje:
Gen 18:22. El texto actual dice:
“Abraham estaba aún delante del Señor”.
El original decía: “el señor estaba aún
delante de Abraham” los escritas lo
enmendaron porque en Hebreo “estar en
pie delante” de alguien puede significar
estar a su disposición y servicio. Había
que evitar, pues, que se entendiera que
el señor estaba al servicio de Abraham.
1 S 3.13. Texto actual (RVR1909): “Sus
hijos se han envilecido”: sus hijos han
blasfemado a Dios” (RVR1960). Esto
pareció a los escribas demasiado fuerte.
Job 7.20. Texto actual: “Una carga para
mi mismo”. Original: “Una carga para ti
mismo” (para dios, a quien Job se dirige).
Jer 2.11 texto actual: “Mi pueblo ha
trocado su gloria”. (habla Dios).
96
Introducción a la

Ez 8.17. Texto actual: “Aplica el ramo a


sus narices”. Original “Aplica el ramo a
mis narices” (habla Dios).
Hab 1.12. Texto actual: “No moriremos”.
Original: “Tú (Dios) no mueres. Se juzgó
ofensivo decirle eso a Dios, aunque el
paralelo del mismo versículo es sinónimo:
“Tú eres eterno”.
Zac 2.8 (heb 2.12); Texto actual: “La niña
de su ojo”. Original “la niña de mi ojo”
(habla Dios). Aunque la expresión
original es muy tierna dios dice: “El que
os toca, toca la niña de mi ojo”. Los
escribas quisieron enmendar esta
expresión antropomórfica y oscurecieron
la belleza del original.
m. Alteraciones por incertidumbre. Algunas
veces, aunque la alteración era
intencional, se debía más bien a una
decisión del copista ante un caso de
incertidumbre. En el manuscrito del que
copiaba, se hallaba con una nota al
margen, que no sabia insertarse en el
texto, porque el copista anterior lo
hubiera omitido por error, o era sólo
97
Introducción a la

comentario suyo o de algún lector. A


veces, por temor de dejar fuera del texto
algo que a él pertenecía, el segundo
copista la insertaba.
Otras veces, al copiar un pasaje, el
copista recordaba un pasaje paralelo de
la Escritura, en que había algo que no
aparecía en la copia que tenia al frente.
Pensando que los pasajes debían
armonizarse, y que el escriba anterior
había cometido una omisión por error,
insertaba lo que le parecía faltar. Otras
alteraciones eran por asociaciones de
ideas, ya que los copistas, sabiéndose de
memoria las Escrituras, insertaban en un
pasaje algo que realmente pertenecía a
otro. En otras ocasiones se producían
lecturas dobles cundo el copista tenia
delante varios manuscritos con lecturas
diferentes. Sintiéndose incapaz de
decidir cuál era la auténtica, prefería, por
reverencia al texto escritural, conservar
ambas lado a lado combinándolas en una
sola. Un caso notable es el de Sal 10.3,
en que el texto hebreo actual dice: “El
98
Introducción a la

codicioso bendice desprecia al Señor”.


“Bendice” es una enmienda antigua por
eufemismo, en vez de “maldice”. La falta
de conjunción copulativa entre ambos
verbos parece indicar que son lecturas
diferentes de diversos manuscritos. Un
copista o los escribas que revisaron el
salmo no se decidieron por una u otra, y
optaron por dejar juntas las dos (VP
restablece la lectura original en el primer
caso, pero también conserva las dos).
Con menos frecuencia, el copista o el
escriba revisor, al hallar un pasaje difícil
de entender; trataba de aclararlo
expandiendo el texto mismo o haciendo
una anotación al margen, que después
otro copista, pensando que era una
omisión del copista anterior, que debía
insertarse, introducía en el texto.
Según Barthélemy buen numero de los
tiqquné soferim fueron obra de escribas
saduceos de la época asmonea (segunda
mitad del siglo 2 a segunda mitad del
siglo 1 a.C.). Los fariseos, que
adquirieron preponderancia hacia 75 a.C.
99
Introducción a la

Y que se atenían al texto original, aunque


ya corregido, los conservaron, pero ya no
consistieron que se produjeran otros más.
El texto, como veremos después, se
había venido haciendo más y más
estable.
4. Entre R. Hillel Y 70 D.C.

Desde el regreso de la cautividad, y más


todavía desde 300 a.C. aproximadamente,
cuando la transmisión escrita sustituyó por
fin a la oral, se había hecho sentir la
necesidad de un texto uniforme y definitivo
de las Sagradas Escrituras. Pero cuando
sobrevinieron las persecuciones bajo los
seléucidas de Siria, por eso ocurrió la
destrucción de numerosos manuscritos
bíblicos (168-165 a.C.), esa necesidad se
hizo más aguda.
Era necesario que la etapa durante la cual
podían seguir teniendo lugar alteraciones
debidas al proceso mismo de revisión y
redacción final del texto, quedara cerrada y
el texto se estabilizara. Fueron al parecer
los fariseos quienes hicieron mayor presión
a este respecto. Gordis, citando pasajes de
100
Introducción a la

la literatura rabínica, postula la teoría de


que antes de la destrucción del Segundo
Templo (70 d.c.) existía un arquetipo
depositado en el recinto sagrado. Consistía
de tres manuscritos (rollos o Códices), a los
cuales alude el Talmud, y que a veces se
mencionan como “el libro del recinto” (del
templo, Séfer Haazaráh). Al parecer esos
manuscritos fueron seleccionados, no se
sabe por quiénes, entre 76 y 67 a.c., entre
los manuscritos que representaban
tradiciones textuales diferentes, quizá la
babilonia, la palestina y la egipcia. Se
depositaron en el templo, para servir como
norma de las copias autorizadas para
leerse en las sinagogas y en los actos
rituales.
Ya para entonces había surgido y cobrado
importancia una nueva clase de
autoridades bíblicas judías: Los masoretas.
El nombre les viene de que eran redactores
y custodios de la Masora (“Transmisión” o
“tradición”), un sistema de comentarios y
anotaciones, que había comenzado en
Babilonia, durante la cautividad, y que se
101
Introducción a la

había ido desarrollando tanto allá como en


Palestina, sólo que en dos escuelas. Las
anotaciones se hacían generalmente en el
margen del texto bíblico. La Masora
palestina se dividía en Masora Magna
(grande) y Masora Parva (pequeña).
A principios del primer siglo de la era
cristiana, y al parecer debido
principalmente a los trabajos de Hillel y su
escuela rabínica, apoyados por los fariseos,
se acentuó la preferencia por un texto
antiguo y conservador. De ese tipo eran
casi seguramente los manuscritos del
templo. Como, según dijimos antes, en este
tiempo ya no se permitían los cambios del
texto, por lo menos mayores, los
manuscritos bíblicos pasaron de manos de
los escribas propiamente dichos a los
masoretas. Como entre los manuscritos del
arquetipo del templo había diferencias, los
masoretas decidían cuáles lecturas habían
de considerarse mejores. Tomaban la
decisión por simple mayoría numérica;
adoptaban aquella en que por lo menos dos
de los manuscritos coincidían, y
102
Introducción a la

desechaban la tercera. Pero ya no tocaron


el texto el mismo. Sus anotaciones iba,
como ya se dijo, en el margen. De esta
manera derivaban de los tres rollos o
códices del Sefer Haazaráh, el arquetipo o
texus receptus oficial.
Sin embargo, aunque primero aceptaba por
los círculos oficiales del judaísmo, esa
norma no fue acatada inmediatamente por
todos. Desalentaría, pero no excluyó por
completo, la confección y uso de copias no
enteramente ajustadas a ese patrón. Las
copias oficialmente autorizadas cacarían un
costo fuera del alcance de la mayoría, de
modo que continuaron sacándose copias
libres, llamadas “vulgares”, más baratas.
Y se usaron no solo en la diáspora sino en
las comunidades baratas. Y se usaron no
sólo en la diáspora sino en las comunidades
de la propia Palestina que estaban
distanciadas del judaísmo oficial, como los
samaritanos y los qumranitas. Estas copias,
como fuera de una rigurosa inspección
oficial, estaban cuajadas de variantes
debidas a errores de copistas o motivos
103
Introducción a la

teológicos. Pero también, puesto que a


veces se sacarían de manuscritos más
antiguo, o en cotejo con ellos, contendrían
lecturas preferibles y aún quizás originales.
La marcha del desarrollo del texto hacia un
textus receptus trajo como consecuencia la
revisión del LXX para ajustarla más al texto
hebreo preferente. Hubo una primera
revisión en el siglo 1 a.c. y otra en tiempos
de Hillel. Mas tarde ¡, como el naciente
cristianismo había hecho de la LXX su
Biblia, dado que relativamente pronto
prevale los apologistas cristianos en sus
polémicas con los judíos, los rabí
patrocinaron otras versiones griegas y
acabaron por repudiar totalmente la LXX.
Pero por lo pronto se conformaron con la
revisión, para los cual, según algunos
autores, se empleó un texto hebreo de la
tradición de babilonia, introducida en
Palestina tal vez en la época macabea.
Seria, según se cree, un texto de “tipo
masoretico” o que podríamos llamar
protomasorético, que luego, según Cross,
sería proclamado hacia mediados de ese
104
Introducción a la

siglo. Esto significa pues, que el texto


bíblico podía considerarse prácticamente
fijado, en su forma consonanticantes de la
destrucción del templo. Si le llamamos
protomasorético, y no de una buena vez,
masorético, se debe a dos razones. La
primera es que probablemente el Séfer
Haazaráh contenía sólo el Pentateuco, de
manera que los demás libros de hecho
quedaban todavía abiertos a revisión. La
segunda es que la vocalización del texto,
que no quedó fijada hasta el siglo 9 o 10
d.c., estaba expuesta a producir variantes.
No podía darse por realmente fijado el
texto hasta que la vocalización quedara
decidida. En rigor, por tanto, sólo puede
hablarse de texto masorético a partir de
entonces.
En cuanto al “libro del recinto” (del
templo) no ha llegado copia de él hasta
nosotros. Según una antigua leyenda los
sacerdotes habrían logrado salvarlo de la
destrucción de 70 d.c. y lo habrían sacado
copias para distribuirlas en la diáspora.

105
Introducción a la

5.Texto A La Luz De Qumran.


Se descubrieron cerca de un Wadi < vado de
un río > llamado Qumrán, a unos quince
kilómetros al Sur de Jericó en 1947. En las
inmediaciones de las ruinas de Qumrán unos
600 manuscritos, diseminados en once
cuevas.
Uno de los hallazgos más notables de los
tiempos modernos fue el realizado en la
primavera de 1947 de una verdadera
biblioteca manuscrita en cuevas de la región
de Qumran, cerca de la orilla noroeste del
mar Muerto. La importancia de este
descubrimiento para la historia del texto
bíblico es en verdad extraordinaria, porque
los manuscritos bíblicos encontrados ahí
provienen de fines del siglo 3 a.c. al año 68
d.c. o sea que son más de 10 siglos
anteriores a los más antiguos que se
conocían.
Tan pronto como fue posible estudiarlos con
tranquilidad, pues hasta 1949 el nuevo
estado de Israel y sus vecinos árabes
estuvieron en guerra, eruditos judíos,
católicos y protestantes colaboraron en el
106
Introducción a la

cotejo de los nuevos manuscritos con el


texto tradicional llamado masorético. Sin
esperar los resultados de ese estudio por
expertos, el amarillismo periodístico se
apoderó del tema. Algunos comentarios
precipitados crearon la impresión de que el
texto de esos manuscritos eran diferentes.
Hubo quien llegó a decir que por ello...
Habría que escribir de nuevo la Biblia!
Los manuscritos bíblicos más extensos que
aparecieron en Qumran fueron dos de Isaías,
a que se dieron las siglas IQI y IQIS el
primero practicante completo, y fragmentos
muy numerosos de diversas copias de los
demás libros del Antiguo Testamento,
excepto el de Éster, que al parecer la
comunidad de Qumran no aceptaba como
libro sagrado. Lo primero que llamó la
atención de los eruditos bíblicos es que los
manuscritos de Qumran representa varios
tipos o tradiciones textuales. Parece
evidente en la comunidad dueña de tan rica
biblioteca se leían, y en su escribanía se
copiaban, manuscritos de formas textuales
diferentes, aun del mismo libro, y al parecer
107
Introducción a la

todos se consideraban como Sagrada


Escritura. Algunos parece acercarse más al
texto samaritano, en tanto que otros
parecen seguir la tradición textual que sirvió
de base a la versión griega LXX la mayoría,
sin embargo, parecen encuadrarse más en el
tipo textual que desembocó en el texto
masorético. Algunos autores creen poder
identificar en los manuscritos en el que,
igual que se perciben en la versión LXX, el
texto parece haber estado más estabilizado,
porque se muestra más compacto y
relativamente con menos variantes. Los
manuscritos de Samuel son los que parecen
alejarse más del tipo protomasorético. Lo
mismo se observa en el Deuteronomio de la
cueva 5. El designado como 4QSam, uno de
los más antiguos (siglo 3 a.c.) ofrece lecturas
que concuerdan con LXX, otras que son
como las del texto Masorético (TM), y otras
que difieren tanto en LXX como en Tm. El
4Qsam, del siglo 1 a.c., ofrece un cuadro
semejante de acuerdo y desacuerdos.
Caso por demás interesante es el de los
manuscritos de Salmos. Hay unos que se
108
Introducción a la

ajustan a la colección masorética de 150


salmos, en tanto que otros contienen
adiciones. El estudiado por J.A. Sanders
(11QPS) incluye 2 S. Cap. 23, tres salmos
que se conocían por versiones antiguas un
pasaje del deuterocanónico Sabiduría tres
salmos o himnos que eran desconocidos y
una inserción en prosa que trata de la
actividad literaria de David, y que le atribuye
3.600 salmos y 450 cánticos. (Por la versión
siríaca se conocían dos salmos adicionales
que el mss de Qumrán no tiene, todo lo cual
indica existencia de manuscritos de los
salmos que contenían 155 en vez de los 150
del libro canónico). Los dos grandes
manuscritos de Isaías representan textos
diferentes. IQIS de una tradición textual más
antigua y ofrece lecturas más difíciles. Al
parecer en Qumrán se copiaba de
preferencia. Representa lo que se ha
llamado texto arcaico. Está más de acuerdo
con el TM que el otro manuscrito. Su
ortografía sigue una escritura más plena,
con muchas matres lectionis y lecturas más
fáciles. Muestra numerosas correcciones, a
veces de una mano posterior, no sólo de
109
Introducción a la

letras sino en ocasiones de líneas enteras


que faltaban en la primera copia. Sus
lecturas debidas a error de copistas son más
numerosas que en el TM. Relativamente
pocas de sus variantes se consideran
superiores a las del TM. En general, su
texto es inferior a éste. Parecería que sus
correcciones fueron hechas para ajustarse a
él.
Del examen de los manuscritos de Qumrán
puede derivarse importantes conclusiones.
Muestran, en primer lugar, que el texto
bíblico se hallaba todavía en un estado
relativamente fluido, por lo menos fuera de
los círculos oficiales, si es que éstos había
ya, efectivamente, un “arquetipo” o textus
receptus. Al menos, el texto no estaba
todavía tan definitivamente fijado que
dejaran de hacerse y de circulares copias
diferentes, sobre todo las destinadas para su
uso popular y en las que al parecer se
ponían menos cuidados. En Qumrán
estaban representadas las tradiciones
textuales que sirvieron de base a las
grandes versiones antiguas, y algunas de
110
Introducción a la

sus variantes aparecen también en citas de


libros apócrifos, en escritos rabínicos y
cristianos primitivos, y hasta en manuscritos
medievales.
La comunidad de Qumrán no tenía ni idea de
un textus Receptus exclusivo. En segundo
lugar, los manuscritos de Qumrán indican,
por otra parte, la existencia de un texto que
ya para entonces era preferido y que se iba
imponiendo más y más a los otros. Es el que
hemos denominado protomasorético, de tipo
conservador y arcaico, favorecido por los
escribas fariseos. Millar Burrows, que fue de
los primeros en estudiar IQIS dice de él lo
que un sentido general puede decirse de los
demás manuscritos bíblicos de Qumrán: “En
términos generales (IQIS) confirma la
antigüedad y autenticidad del texto
masorético, donde se aparta el texto
tradicional, éste es usualmente preferible.
Otro erudito bíblico eminente, W.F. Albright,
dice: “La mayor sorpresa textual de los
hallazgos de Qumrán ha sido probablemente
el hecho de que la mayoría de los rollos y
fragmentos presentan un texto consonántico
111
Introducción a la

que en si no puede distinguirse del texto de


los pasajes correspondientes en nuestra
Biblia masorética”.
El interés y el valor del hallazgo de los libros
bíblicos en Qumrán se puede resumir en los
siguientes puntos:
Antes de los descubrimientos de Qumrán, el
manuscrito más antiguo del texto completo
hebreo del Antiguo Testamento provenía del
siglo IX d.C ahora tenemos manuscritos que
dan testimonio del texto hebreo del A.T. mil
años más antiguos. Con eso los
especialistas en crítica textual pueden
comparar y evaluar mejor los testimonios
textuales provenientes de la versión griega
conocida como la Septuaginta (LXX) y del
Texto masorético (TM). Los textos bíblicos
del Qumrán han mostrado ser una tradición
textual con historia propia, ya que algunas
veces coinciden con el TM y otras con la LXX.
Tenemos el caso de Dt. 32:43 donde el texto
de Qumrán coincide más con la LXX que con
el TM:

TEXTO TEXTO TEXTO LXX


112
Introducción a la

MASORÉTIC QUMRÁN
O
Alabad, Exaltad, ¡Cielos, exultad
naciones, a cielos con él; con él, y
su pueblo. que le adoren adórenle los
porque él todos loshijos de Dios!
vengará la dioses, Exultad,
sangre de porque naciones con
sus siervos, y vengará lasu pueblo y
tomará sangre de sus todos los
venganza de hijos, y hará mensajeros de
sus caer laDios narren su
enemigos. venganza fuerza! Porque
sobre sus él vengará la
Y hará enemigos ysangre de sus
expiación por retribuirá a los siervos, tomará
la tierra de su que lo odian. venganza de
pueblo. sus
adversarios,
Y purificará la dará su pago a
tierra de su quienes le
pueblo. aborrecen y
113
Introducción a la

purificará el
suelo de su
pueblo.

En otras ocasiones, el texto de Qumrán


ofrece un testimonio textual ausente tanto
en TM con el LXX. Tenemos el caso de 1
Samuel 10:17 el TM (reflejado en DHH y
RVR-60) termina el capítulo en el v. 27 con la
frase : << .... y no le trajeron presente; más
él disimuló. >> el texto de 1 de Samuel
encontrado en Qumrán (4Qsam), al igual que
el texto griego de Flavio Josefo, agrega un
párrafo completo. Llama la atención que
the New Revised Standard Version ya ha
incluido este texto para la lectura y uso de la
iglesia.
Por su parte, Nahas, rey de los amonitas,
había estado oprimiendo severamente a los
gaditas y rubenitas. Nahas sacaba el ojo
derecho de cada uno de ellos y no permitía
que nadie salvara a Israel. Nadie de los
israelitas que vivía al otro lado del Jordán,
quedó sin que Nahas, rey de los amonitas, le
arrancara el ojo derecho. Sin embargo, siete
114
Introducción a la

mil hombres escaparon de los amonitas y se


refugiaron en jabes de Galaad.
Según los comentaristas, este texto no debe
considerarse como adición secundaria
debido a que introduce material totalmente
nuevo sin ningún motivo exegético a
apologético.
1. Antes de los descubrimientos sólo existían
copias griegas de los libros
deuterocanónicos. Ahora los expertos
tienen acceso a manuscritos arameos y
hebreos de algunos de esos libros.
2. Los descubrimientos de los textos bíblicos
en Qumrán también han ayudado en el
estudio de la lengua hebrea. Algunos
manuscritos tienen la grafía palohebrea,
mientras que otros están escritos en el
hebreo de grafía aramea o cuadrada.
3. En cuanto al Asunto del canon, los
descubrimientos de los libros bíblicos en
Qumrán permiten ver que todavía en esa
época no había una tradición firme que
asegurara el número y orden de los libros
canónicos.

115
Introducción a la

B. Historia Del Texto Griego Del


Nuevo Testamento
Para Jesús y la comunidad cristiana original
de Palestina, las Sagradas Escrituras eran la
de la Biblia Hebrea. Hemos visto que ya
para entonces el texto hebreo estaba
prácticamente fijado en su forma
protomasorética, de modo que los primeros
cristianos no tuvieron que preocuparse de su
fijación ni conservación. Esta se hallaba en
muy buenas manos, la de los masoretas.
Más tarde, cuando el cristiano se ha
difundido y alcanzado más fuerza en el
mundo de habla griega, y la mayoría de
creyentes sean de esa habla, la Biblia de la
Iglesia será la versión Septuaginta, hecha
antes de la era cristiana, por lo cual las
comunidades cristianas no han tenido parte
en la elaboración de su texto. Cuando los
judíos rechazan por fin la LXX, esta queda
casi enteramente en manos cristianas. Es
ahora la Iglesia la que hace que se saquen y
multipliquen sus copias, y en este proceso el
texto sufre alteraciones accidentales e
intencionales, éstas últimas motivadas por el
116
Introducción a la

afán , consciente o semiconsciente, de hacer


más efectivas sus citas en la polémica
entablada con los judíos para demostrar que
Jesús es el Mesías de que hablan los
profetas.
Pero no sabemos casi nada de ese proceso.
Las copias más antiguas de la LXX que
existen son de manos cristiana, pero datan
de los siglos 4 y 5 de nuestra era, cuando ya
el cristianismo se había difundido
considerablemente en el mundo occidental,
de habla latina, de modo que ya existían y
circulaban con profusión relativa versiones
latinas primitivas. Pronto serían sustituidas
por ella como la Biblia de la Iglesia. Como
realmente no sabemos con alguna seguridad
cómo era el texto de la LXX original, la cual
además, según vimos anteriormente, sufrió
varias revisiones rabínicas para ajustarla al
texto hebreo, carecemos de punto de
referencia para precisar los cambios
introducidos a su vez en el texto griego por
los cristianos.
Lo que ahora nos concierne realmente es la
historia del griego del Nuevo Testamento,
117
Introducción a la

cuyo inicio tardó algunos decenios después


de la muerte de Jesucristo, y tardó quizás
algunos decenios más para considerarse
como escritura sagrada. Pues por un
tiempo, cuando los primeros cristianos
hablan de la “Escritura”, aluden a la de la
Biblia hebrea que hoy llamamos Antiguo
Testamento. Sólo en 2 P. que es un escrito
tardío, se alude a las cartas de Pablo,
indirectamente, como “Escritura”, al
denunciar a los que tuercen su contenido,
“como tuercen las demás escrituras”.
Los rollos de la Sagrada Escritura que se
leían en las sinagogas, como el de Isaías que
Jesús leyó en la de Nazaret, serían del texto
protomasorético. El que iba leyendo el
funcionario etíope (Hch. 8:28) si éste no
sabía hebreo, debe de haber sido la LXX,
como casi seguramente en el caso de los
estudiosos bíblicos de Berea (Hch. 17:11).
Apolo, oriundo de Alenjandría, que “era muy
versado en las Escrituras” (Hch.18:24)
posiblemente las leyera en hebreo, pero
siendo judío helénico es probable que

118
Introducción a la

también o más bien, las estudiara en la


versión griega.
En el Nuevo Testamento hay más de 200
citas textuales del Antiguo. Según Pfeiffer el
80 por ciento de ellas no se hacen del texto
hebreo sino directamente de la LXX. De las
restantes, no todas se ajustan al
protomasorético, sea porque se hicieran tal
vez de memoria, o porque se había leído en
copias “populares” o “vulgares”, no
autorizadas, del texto hebreo, o en versiones
griegas diferentes a la LXX según ésta ha
llegado hasta nosotros, o hasta las versiones
al arameo, como la de Sal. 22:1, citado por
Cristo en la Cruz.

1. Prehistoria del texto griego.


Sólo a muy grandes rasgos puede trazarse la
historia del texto del Nuevo Testamento. En
algunos respectos aparece más complicada
que la del texto hebreo. En otros, parece
más simple. No obstante el gran número de
manuscritos griegos que existen, como se
verá más adelante, faltan suficientes
anteriores al siglo 4 d.C., y los que existen
119
Introducción a la

son solamente fragmentos de apenas 21


papiros. No batan para seguir alguna línea
más o menos marcada de su desarrollo. Con
suma razón, pues, ha dicho C.M. Martini: “ La
crítica textual del Nuevo Testamento no
puede pretender todavía de haber logrado
una historia clara y detallada del texto”.
Aunque para los cristianos de la primera
generación la apelación a las Sagradas
Escrituras (Antiguo Testamento) tenía por
objeto principal probar a sus opositores
judíos que Jesús de Nazaret era el Mesías en
ellas prometido, no podían conformarse sólo
con ellas. Para el sostén positivo de su
propia fe necesitaban saber más sobre Jesús,
cómo había vivido, que había hecho y dicho,
cómo había muerto y resucitado.
Como en el caso del texto hebreo hay una
etapa, la de la transmisión oral, que hemos
llamado la prehistoria del texto. Fue
relativamente breve, si se compara con la
del texto hebreo, pues duró apenas algo más
de tres decenios. Mientras vivieron los
apóstoles y otros discípulos, que habían
conocido y escuchado personalmente a
120
Introducción a la

Jesús, y de los que algunos lo habían


acompañado en todo su ministerio, o en
parte de él, ellos se encargaban de referir lo
que habían visto y de repetir lo que habían
escuchado de los propios labios del Señor.
Al testimonio profético de las Escrituras
judías añadían de viva voz su propio
testimonio. “Nosotros somos testigos”,
decía Pedro ante el Sanedrín (Hch. 5:32).
Así se mantuvo viva por un tiempo de
tradición oral. A ella recurría Pablo mismo,
que no había conocido a Jesús en su
humanidad, cuando aseguraba a los
corintios: “ En primer lugar, os he trasmitido
lo que yo a mi vez recibí” (1 Co. 15:3).
No obstante que el periodo de transmisión
únicamente oral fue tan breve, alcanzaron a
formarse varias tradiciones orales, cuya
variedad se echará de ver en los varios
escritos mismos del Nuevo Testamento. Así,
por ejemplo, Pablo, en su discurso de
despedida en Mileto, cita palabras de Jesús
que no llegaron a incorporarse a los
Evangelios: “Hay más dicha en dar que en
recibir” (Hch. 20:35). No hay motivo para
121
Introducción a la

dudar que sean auténticas y de que Pablo


las recibió por tradición oral. Pronto, sin
embargo, esas tradiciones orales
empezarían a consignarse por escrito y a
circular en copias hechas libremente, en
diversos lugares y por diversas manos. No
sabemos con certeza cuales fueron los
primeros escritos. Quizás reseñas concisas
de incidentes sueltos en la vida de Jesús. tal
vez colecciones de sus dichos, memorias
sucintas de los testigos o apuntes de los que
oían hablar a estos. Los eruditos bíblicos
suponen la existencia primordial de una
colección de dichos de Jesús que se designa
conjeturalmente Logia (en griego,
“Palabras”). Fragmentos de una vieja copia
de esa colección podrían ser los dos del
llamado Papiro Oxyrrinco, hallada una en
1897 y otra en 1903, que datan del siglo 3
d.C. Con más vaguedad se alude también a
un primitivo documento o tradición escrita
que se designa con la letra Q, inicial del
lemán Quelle, “Fuente”.

2. De lo oral a lo escrito
122
Introducción a la

En todo caso, la etapa puramente oral que


precede a la información del texto del Nuevo
Testamento fue, como dijimos antes,
sumamente breve. Otro tanto es la
intermedia, en que se pasa de la tradición
oral a la escrita, al parecer esos anónimos y
misteriosos primeros escritos cuya
existencia y contenido sólo puede
onjeturarse por inferencia, ya que no existe
de ellos copia alguna. Por otra parte, no
parecen haber sido abundantes, quizá
porque los creyentes de esa primera
generación estaban tan ciertos de que la
Segunda Venida del Señor iba a ocurrir
pronto, tal vez antes de que ellos murieran,
que no sentían demasiado interés en poner
por escrito, para más larga y permanente
preservación, lo que sabían de él.
El primer escrito del Nuevo Testamento que
conocemos es la primer carta del apóstol
Pablo a los Tesalonicenses. La escribe
desde Corinto hacia el año 50 d.C. Con ella
se abre, pues, la etapa de la tradición
escrita. La actividad epistolar del gran
apóstol continúa hasta su muerte, ocurrida
123
Introducción a la

entre los años 61 y 67, y con ellas se forma


una cuarta parte del texto neotestamentario
y ciertamente su núcleo doctrinal, hacia el
año 65 aparece el primer Evangelio, el de
Marcos, al que siguen con poco intervalo
Mateo y Lucas. Unos 20 años después, hacia
el 90 d.C., aparece el Evangelio según San
Juan. Entre tanto han aparecido las cartas
llamadas universales o católicas: Pedro, Juan
y Judas, la de Santiago, el magnífico tratado
de autor desconocido que llamamos “A los
hebreos”, y finalmente, por el mismo
tiempo que el Evangelio de Juan, o poco
después, el Apocalipsis o Revelación.
Un estudio de todos estos escritos muestra
la confluencia de diversas tradiciones orales
y primitivas documentales en la composición
de su texto, aunque no puedan delimitarse
siempre con cierta exactitud.
Desde luego se advierten en los evangelios,
aun en los llamados sinópticos, Mateo,
Marcos y Lucas, que son más parecidos
entre sí. Las divergencias y aparentes
contradicciones que hasta el lector casual
encuentra en ellos se deben sin duda a esa
124
Introducción a la

diferencia de tradiciones que se perciben


sobre todo en los pasajes paralelos. Son
mayormente diferencias de orden
secundario o de detalle, pero existen. Por
ejemplo, ¿ fue solo un ciego (Mr. 10.46-52;
Lc. 18.35-43) o fueron dos (Mt. 20.29-34) en
el milagro de Jericó? ¿Fue la purificación del
templo el mismo día de la entrada triunfal
(Lc, 19.45), o el día siguiente (Mr. 11.12, 15)
Más todavía ¿Fue al comienzo de la semana
última, como asientan los Evangelios
sinópticos, o al principio del ministerio de
Jesús, como lo registra Juan ( 2.13-22)? Por
supuesto, no todas las diferencias entre los
Evangelios deben haberse originado en
diferentes tradiciones orales o textuales.
Otras, es casi evidente, pararen deberse a la
diferencia de propósitos homiléticos de los
evangelistas y de los lectores a quienes se
dirigían. Si el evangelio según San Juan es
tan notoriamente diferente de los sinópticos,
es porque más que una narración, el autor
parece haberse propuesto una interpretación
de la persona de Jesucristo en su
trascendencia cósmica y su ámbito
universal.
125
Introducción a la

Igual que en el caso del Antiguo Testamento,


no hubo durante siglos un solo texto, o sea,
un textus receptus del Nuevo. Parece que,
por el contrario, la libre multiplicación de
copias de los escritos que vinieron a formar
el Nuevo Testamento dio lugar también a la
formación, según una teoría que no ha
estado exenta de debate, de familias
textuales que, como en el caso del texto del
Antiguo Testamento, se fueron formando en
torno de ciertos grandes centros de
educación bíblica cristiana. Pero esto sólo
puede decirse en sentido general, porque de
todos modos esas familias textuales no
pueden distinguirse con relativa seguridad.
Se han propuesto por lo menos cuatro
familias o principales tipos de texto: el
protoalejandrino, el llamado oriental,
emanado quizá de Cesarea y Antioquía, y el
llamado occidental, que se desarrolló
probablemente en África, Italia y Galia.
Algunas autoridades consideran que el tipo
de Cesarea, no bien confirmado, podría ser
más bien una rama del occidental.

126
Introducción a la

En caso de que efectivamente se hayan


desarrollado y puedan ser diferenciados esos
tipos textuales, no existen, como ya se
indicó antes, suficientes testigos, o sea
manuscritos, de la época en que se habrían
ido formando. Los testigos que se citan de
cada uno de ellos son relativamente tardíos.
Ninguno data de antes del siglo 4 d.C. Así,
proto alejandrino se mencionan los códices B
y Sinaítico (siglo 4), del alejandrino, L (siglo
9), T (siglo 5) y minúsculo 33 (siglo 9), del
oriental, el designado con la letra griega
theta (siglo 9) y las versiones siríacas
llamadas sinaíticas y curetoniana (siglos 4 al
7), y del occidental, el códice D (siglos 5/6) y
la versión latina antigua designada como K
(siglos 4/5). El tipo alejandrino, llamado por
algunos críticos también “neutral”, es el que
generalmente se considera como mejor
conservado.
Comenzaba la etapa en que se depende ya
casi principalmente del texto escrito, las
copias circulan primero, como sucedía con
los escritos del Antiguo Testamento, en

127
Introducción a la

rollos por separado o en hojas sueltas de


papiro.
Pero con ellas empiezan a formarse
colecciones. Al parecer, la primera fue la de
las cartas paulinas. Más tarde, quizá la de
los evangelios. Hacia fines del siglo 2 los
cristianos adoptaron la forma códices, hojas
encuadernadas como libro, un sistema que
había empezado a usarse desde el siglo 1 y
que acabó por sustituir los rollos y las
tabletas recubiertas de cera como material
de escritura. Parece que los primeros
códices cristianos fueron de los cuatro
evangelios, de los cuatro Evangelios y
Hechos, de 10 cartas paulinas, de las 13
cartas paulinas. Fue ya bien entrado el siglo
3 cuando aparecieron códices con todo el
Nuevo Testamento y con toda la Biblia (A. y
N.T.).
A diferencia del caso del texto del A.T.,
existe una rica y variada abundancia de
manuscritos del Nuevo Testamento. Son de
tres clases: papiros, los más antiguos,
códices unciales o sea escritos solamente
con puras mayúsculas, y códices escritos
128
Introducción a la

solamente con minúsculas. Se conocen hoy


por lo menos 86 papiros, 296 unciales y
2795 en minúsculas. Sólo 59 de los códices
son de todo el Nuevo Testamento, algunos
que están todavía completos, pero otros no.
De los papiros, que consignan partes más o
menos extensas del N.T., hay dos
colecciones famosas: la adquirida por
Chester Beatty en 1930-31, existente en
Dublín, y la de Martín Bodmer, adquirida en
1955-56, actualmente en Ginebra. Se
identifican con una p (de tipo gótico) y un
número alzado. Son cuatro los más
notables. El primero de ellos es el p52
(Rylands) con fragmentos del Evangelio
según San Juan. Data probablemente de la
primera mitad del siglo 2 d.C., según
algunas autoridades podrían ser del tiempo
Adriano (117-38) o tal vez aun del de trajano
(98-117-d.C.). En todo caso, es el más
antiguo manuscrito griego del Nuevo
Testamento que se conoce. Contiene Jn. 18-
31-33, 37,38. Sólo unos cuantos versículos,
como se ve, pero esto ha sido suficiente
para probar la antigüedad del Evangelio y
echar por tierra teorías anteriores de que
129
Introducción a la

databa, cuando muy temprano, de la


segunda mitad del siglo 2. Aquí tenemos,
aun fijándole la fecha promedio, una copia
que distaría todo lo más unos dos o tres
decenios de la fecha de su composición.
Esto no sólo confirma la fecha generalmente
aceptada de 90 d.C. sino podría hacerla
retroceder quizá hasta el 80 d.C.
Los otros tres más importantes papiros son
el Bodmer p66, también con fragmentos de
Jn. de hacia el año 200, el Bodmer p72 con
Jud. y 1 & 2 P., del siglo 3 o del 4, y del
Bodmer p75 con extensos fragmentos de Lc.
y algunos de Jn. Por su antigüedad merecen
citarse también p46, p64, y p67, los tres hacia
200 d.C.
Los códices unciales más importantes son el
Sinaítico, designado con la letra hebrea álef,
único de todo el Nuevo Testamento y con
partes del Antiguo, primero descubierto en
1844 y que data del siglo 4 d.C., el vaticano
(B), del mismo siglo, de cuya existencia en la
Biblioteca del vaticano se sabía desde el
siglo 15, pero no dado a conocer hasta 1889,
con fragmentos de toda la Biblia incluso de
130
Introducción a la

algunos libros deuterocanónicos, y el


Alejandrino (A), del siglo 5, con el Antiguo
Testamento y casi todo el Nuevo. El
sinaítico y el Alejandrino se hallan en el
Museo Británico. Los tres pertenecen, con
excepción de los Evangelios en el A., al tipo
textual llamado alejandrino o neutral.
Hacia principios del siglo 4 aparece un texto
cuya preparación se atribuye a Luciano de
Antioquía, que sufrió el martirio en 312, y
que lleva su nombre. Se conoce también
como bizantino, sirio o Koiné. Proviene de
una combinación de textos alejandrinos,
orientales y occidentales. Vino a ser el más
usado por la Iglesia Bizantina, pero siendo
secundarios, los eruditos bíblicos consideran
que es de menos autoridad que los antes
mencionados y que solo muy raras veces la
lectura que únicamente él da es correcta.
De este tipo se consideran los unciales E, del
siglo 6, F, G, H, y V, del siglo 9, y S, del siglo
10. Los Evangelios del Códice Alenjandrino
(A) son de este tipo. Orígenes en sus
extraordinarias labores escriturísticas de la
primera mitad del siglo 3 d.C., utiliza de
131
Introducción a la

referencia textos de tipo alejandrino y


oriental. La mayoría de los textos en
minúsculas son del tipo bizantino.
Testigos valiosos, pero naturalmente
secundarios del texto son las versiones
antiguas, como la Itálica o Vetus Latina, que
del Nuevo Testamento, contiene sólo
fragmentos, la Antigua Siríaca, en que
hallamos los Cuatro Evangelios, la Peshitta y
sobre todo la Vulgata. De sumo valor
especialmente por su antigüedad, son las
citas neotestamentarias que se encuentran
en los Padres de la Iglesia primitivos o
anteriores al Concilio de Nicea (325 d.C.),
tanto griegos como latinos. Otro testimonio
valioso es el de los leccionarios, o sea la
colección de pasajes selectos de la Sagrada
Escritura para la lectura pública en el culto.
Pertenecen a la época bizantina,
relativamente tardía, y los manuscritos
existentes son en su gran mayoría
medievales, pero son muy importantes,
porque dado el carácter conservador y más
o menos fijo de la liturgia, pueden

132
Introducción a la

representar tradiciones textuales


comparativamente antiguas.

3. El retorno del texto griego.


El renacimiento conllevó un interés vivo por
los grandes clásicos griegos y latinos de la
antigüedad, y esto significó un resurgimiento
de las humanidades, un avivamiento del
estudio de las lenguas originales de la Biblia
y, por consiguiente, un gran florecimiento
estructurístico. Bajo la influencia de
humanistas eminentes como Lorenzo Valla y
Erasmo, que era a la vez el primer helenista
y escriturista de su tiempo, y de otros
eruditos, se puso de relieve la anormalidad,
porque no otra cosa era, de que se
estuvieran haciendo retraducciones vía latín
de la Vulgata, en vez de traducciones
directas de los textos hebreo y griego de la
Biblia a las lenguas modernas.
Dramáticamente Santos Paganini llevó la
cuestión al punto de poder producir una
versión del Antiguo Testamento al latín
contemporáneo, hecha directamente del
hebreo, la cual mostró desde luego los
133
Introducción a la

lugares en que la Vulgata se apartaba del


texto primordial. Por su puesto la crítica
textual moderna ha evaluado de nueva
cuenta la Vulgata, y al presente se considera
que no todas sus variantes se deben, por
decirlo así, a una traducción errónea del
hebreo, sino que muchas pueden deberse a
que, como en el caso de la LXX, los
traductores trabajan con un texto hebreo en
que aparecían esas variantes. En la
preparación de su versión, Casiodoro de
Reina utilizó largamente la versión latina de
Paganini.
Por su puesto, tratándose del Antiguo
Testamento existía la enorme ventaja de
tener a la mano un texto celosamente
preservado, o sea el masorético. Pero no
sucedía lo mismo con el griego. Como lo
hace notar Barthélemy, la Iglesia primitiva, a
diferencia de la Sinagoga, no hizo mucho
esfuerzo por llegar a un texto estándar
oficial del Nuevo Testamento, sino que
conservó los tipos textuales diferentes, los
cuales coexistieron en los manuscritos que
se siguieron copiando. Lo que se
134
Introducción a la

estandarizó y oficializó fue el texto latino de


la Vulgata. Si iban, pues, a hacerse en
adelante versiones del Nuevo Testamento
directamente del texto griego, era
imprescindible que de las copias entonces
disponibles se eligiera un texto que sirviera
de base. Fue Erasmo quien acometió con
tanta bravura como competencia esta
hercúlea tarea. Pero tropezó con una grave
limitación. No pudo disponer de más de
media docena de manuscritos, de los que los
dos principales no eran anteriores al siglo
12, y para peor suerte, ninguno de ellos
estaba completo. Erasmo tuvo que
retraducir del latín los últimos seis versículos
del Apocalipsis, que faltaban en ellos. De
este modo completo su texto, el cual salió en
1516 en primera edición, y sigue en general
la tradición textual bizantina.
Como en algunos pasajes aparecía
apartándose de la sacrosanta Vulgata, el
Nuevo Testamento griego de Erasmo sufrió
rudos ataques. Ciertamente, por lo
apresurado de su publicación, estaba
plagado de erratas, pero se le atacaba no
135
Introducción a la

sólo por estas, en la segunda edición (1519)


muchas de esas fallas accidentales estaban
corregidas. La acusación más dura que se
hizo a Erasmo fue que se había atrevido a
“mutilar” el texto sagrado omitiendo en el 1
Jn. 5:7,8, lo que se ha llamado el comma
Johanneum (“frase juanina”): “en el cielo:
el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos
tres son uno. Y tres son los que dan
testimonio en la tierra”. Esta frase, que
aparecería después en la edición clementina
de la Vulgata, no se halla en manuscritos de
esa versión anteriores a 800 d.C., y según
parece se interpoló en ella hacia el siglo 5.
Quizá fue originalmente una nota puesta al
margen de algún manuscrito. Así parece
anotado por una mano del siglo 17 en un
manuscrito del siglo 12.
Erasmo defendió la omisión diciendo que no
hallaba esa porción en ningún manuscrito
griego. (Más tarde entre los millares de
manuscritos que se conocen, se han hallado
sólo dos, uno en el siglo 15 y otro del 16,
que lo contienen el texto mismo).
Exasperado porque esa explicación no
136
Introducción a la

parecía convencer a nadie, y se le seguía


anatematizando, el sabio escriturista
prometió, en un estallido de disgusto, que si
se le mostraba un solo manuscrito que
contuviera la frase en cuestión, la insertaría
en la siguiente edición de su Nuevo
Testamento griego. Y sucedió que
justamente en 1520 apareció en Dublín,
Irlanda uno que aportaba ese requisito. Fiel
a su precipitada promesa, Erasmo incorporó
la famosa frase de texto de su tercera
edición, 1522. Pero todavía en una nota
expresa sus sospecha de que el tal
manuscrito fuera una falsificación fabricada
ex profeso. Y así se ha demostrado
después. Autoridades modernas como
Rendell Harris y C.H. Tuners sustentan la
probabilidad de que haya sido escrito en
Oxford, Ingl., ese mismo año de 1520, por un
franciscano de nombre Froy o Roy, que
retradujo al griego e insertó en este pasaje
una frase que se había introducido en la
versión latina y que parece provenir de un
tratado intitulado liber apologeticus, que
se atribuye a Prisciliano o a su discípulo
Instancio de España. El manuscrito de
137
Introducción a la

marras se enseña todavía en la biblioteca


del Trinity College, de Dublin.
Después de Erasmo se descubrieron y
examinaron los grandes códices Sinaítico,
Alejandrino y Vaticano, muchos más
antiguos y autorizados, y también se han
hallado y examinado otros códices, tanto
unciales como en minúscula. Asimismo se
han cotejado versiones antiguas, incluyendo
versiones de la Vulgata anteriores a la
clementina. Se han escrutado además las
citas de los Padres de la Iglesia de los más
notables, entre ellos el propio San Jerónimo,
y leccionarios de varias épocas. Con esto ha
quedado plenamente comprobado que
Erasmo no estaba haciendo otra cosa que
omitir en su texto griego lo que no era sino
una frase espuria, tardíamente interpolada
en el texto latino.

VI. PREPARACIÓN DE LAS


ESCRITURAS

A. Materiales Utilizados Para Los


Escritos.
138
Introducción a la

Casi cualquier superficie suave se utiliza


para escribir.

1. Piedra
Se grababan inscripciones en la superficie de
piedras o rocas (Job. 19:24), y los textos
para monumentos se inscribían en estelas,
obeliscos o superficie de acantilados
preparados (por ej. inscripción sepulcral
heb.) Las superficies más blandas o rugosas
podían cubrirse con una capa de cal, antes
de su inscripción, como en Egipto, y en las
piedras de los altares (Jos. 8:32; Dt. 27:2s).
Para los textos reales, conmemorativos o
religiosos, y para las copias públicas de
edictos legales, normalmente se utilizan
tablillas de piedra. (ej. Hamurabi). Tablillas
rectangulares de este tipo, aparentemente
de no más de 45 x 30 cm., se usaron para
los diez mandamientos (Ex. 32:16). Dichas
tablillas (lûhot vrv2” tablas”) fueron
“escritas con el dedo de Dios” o la “escritura
de Dios” (miktablohim), lo que generalmente
se toma como indicación de que se trataba
de una escritura clara y bien hecha, a
139
Introducción a la

diferencia de los garrapateos del hombre.


La palabra “tablilla” (lûah) probablemente
describe la forma (rectangular) más bien que
el material, y no hay ninguna certidumbre de
que el A.T. denote tablilla de arcilla, aun
cuando se sabe del uso de ellas en Palestina
en el segundo milenio a.C.

2. Tablas de escribir
Las tablas empleadas por Isaías (Is. 30:8) y
Habacuc (2:2) pueden haber sido tablas
hechas de madera o marfil con una
depresión para acomodar una superficie de
cera. Tales tablas, generalmente con
bisagras para formar un díptico o un
políptico, podían usarse para escribir con
cualquier tipo de letra. La hoja suelta se
llamaba “puerta”, término empleado para
una columna de escritura también (Jer.
36:23, VRV2 “planas”). La más antigua que
se ha encontrado hasta ahora, en Nimrud,
Asiria, está inscrita con una larga
composición de 6000 líneas fechada ca, del
705 a.C (Iraq. 17. 1955, pp. 3-13) y es un
tipo que aparece también en las esculturas
140
Introducción a la

en uso por los escribas para las notas de


campo (IBA, Fig. 60). Tablas similares,
predecesora de la pizarras escolares, se
usaron con frecuencia en tiempos gr. rom..
(Lc. 1:63 pinakidion, pequeña tablilla de
escribir, vrv2 “tablillas”.)

3. Tablillas de arcilla
El “adobe” (1ebenâ) utilizado por Ezequiel
probablemente fuera de arcilla, similar a las
tablillas utilizadas para planos y mediciones
en Babilonia, aunque esta palabra podía
usarse para describir cualquier teja plana.
La “tabla” grande en la que tenía que
escribir Isaías con “estilo de hombre” (por
oposición a la tabla del escriba experto) era
una lámina o “superficie en blanco” de un
material no especificado (Is. 8:1, gilláyôn).

4. Papiro
El papiro no se menciona directamente en el
A.T. como material de escribir. sin embargo,
se obtenía en Fenicia, el lago Hulé, y el
Jordán desde el siglo XI a.C. en adelante, y
su uso está comprobado por las marcas en
141
Introducción a la

los reversos de impresiones de sellos


originalmente adheridas a esta substancia
perecedera (p. ej. el reverso del sello de
Gedalías). Un ejemplo de escritura hebrea
antigua en papiro se encontró en una cueva
cerca del mar Muerto. El papiro (del que se
deriva la palabra “papel”) les era conocido a
los asirios y babilonios en el s. VII. El papiro
se empleó extensamente en Egipto en todos
los períodos, y se encontraron papiros entre
los rollos del mar Muerto pertenecientes al
período que va del s. II a.C. al II d.C. la “caña
del papel” de Isaías (19:7 < A.V.> arôt), aun
cuando posiblemente sea una referencia
indirecta al papiro, se interpreta mejor como
“lugar desnudo” (versiones castellanas en
general “pradera”, “prado”). El “papel”
empleado por Juan (2 Jn.12) probablemente
fuera papiro (gr. jartês).

5. El cuero y el pergamino
El cuero se usaba a veces en Egipto para
llevar registros de trabajo, porque la tinta
podía eliminarse para volver a utilizar la
superficie. Por lo menos durante el período
142
Introducción a la

Persa en Babilonia se preparaban fieles para


escribir porque allí no crecía el papiro. Los
Israelitas seguramente disponían de pieles
de cabras y de ovejas, y su uso para hacer
copias de los textos bíblicos en el período
neotestamentario podría reflejar práctica
anterior.

6. Ostraca
Los tiestos u óstraca constituían también
materiales de escritura comunes, por cuanto
su bajo costo y disponibilidad los hacían muy
útiles para escribir memorandos breves con
pluma o pincel y tinta. Tiestos de esta clase
se han recuperado en cantidades
considerables en Palestina, y son
prácticamente indestructibles, a menos que
se borrase la tinta. Del período de la
monarquía se han encontrado alrededor de
240. La cerámica a veces se inscribía con
caracteres antes o después de ser sometida
al horno. Generalmente proporciona el
nombre del propietario o en contenido o la
capacidad del recipiente.

143
Introducción a la

7. Vitela
Era el nombre que se le daba al cuero de
ternero. A menudo la vitela se teñía de color
púrpura. Algunos de los manuscritos que se
conservan en la actualidad son vitela
púrpura. La escritura sobre vitela teñida
era generalmente de color dorado o
plateado. Harold Greenlee dice que los rollos
más antiguos de cuero datan de alrededor
del 1500 A.C.

B. Instrumentos Para Escribir


Los cinceles y buriles metálicos para grabar
en piedra, metal, marfil o arcilla existían en
abundancia. El ”cincel” (heret o “punzón”
(ét; V.M.) usado por Jeremías (17:1) con su
punta de “hierro” se ha interpretado en el
sentido que se usaba ya sea para escribir
con una “pluma” blanda o como punta dura
(esmeril <?>) para escribir sobre hierro,
plomo u otra superficie dura (Is. 8:1); Job
19:24). Ninguno de los muchos
instrumentos con punta excavados hasta
ahora puede establecerse incuestionable
como destinado a escribir caracteres
144
Introducción a la

lineales. La “pluma... de los escribas” (Jer


8:8) utilizada para escribir con tinta sobre
óstraca, papiro, u otras superficies suaves
era una caña, partida o cortada, para que
obrase como pincel. En el antiguo Egipto
dichas plumas se cortaban de los juncos
(juncus maritimus) de 15-40 cm. de largo,
y la punta se recortaba para darle forma de
cincel plano, a fin de que los trazos gruesos
o finos se pudieran hacer con los lados
anchos o angostos según el caso. En la
época grecorromana las cañas (Fragmites
communis)se cortaban en puntas y se
tajaban como plumas de aves, este tipo de
pluma es el Kalamos empleado en la época
del NT. (3Jn. 13). El estilo utilizado para
escribir con la escritura cuneiforme era una
caña con extremo cuadrado.
La tinta era generalmente un carbón
(vegetal) negro, mezclado con resina o
aceite para uso en pergamino, o con una
sustancia metálica para papiro. Se lo
conservaba como en forma de torta seca en
la que el escriba hundía su pluma
humedecida. La tinta de los óstraca de
145
Introducción a la

Laquis era la mezcla de carbón y hierro (tal


como se obtiene de las agallas del roble o de
la caparrosa). Los romanos usaban también
el jugo de jibia, el que, como la mayoría de
las tintas , podían borrarse fácilmente
mediante lavado (Nm. 5:23), o raspando con
el “cortaplumas” (Jer. 36:23, Heb. ta’ar
sofér, “cuchillo de escriba”) que
normalmente usaba para recortar o cortas
plumas o rollos. Se ha sugerido que el heb.
d’yô, “tinta” (Jer. 36:18), debería
enmendarse a r’yô (= egp. ryt “tinta”), pero
sobre esto no hay seguridad. La tinta usada
por Pablo (2 Co. 3:3) y Juan (2 Jn. 12) se
designa simplemente “negro” (melan).
El “tintero” (Ez. 9:2-3, 11, heb.geset)
podría ser la paleta (egp gsti), la tabla de
madera, rectangular y angosta, con una
larga acanaladura para contener las plumas
de junco y huecos circulares para las tortas
de tinta negra y roja. Paletas similares se
usaban en Siria y las llevaba al escriba “a su
cintura” (Ez. 9:2-3, 11). Como se ve en la
estela aramea de BarRekub.

146
Introducción a la

C. Formas De Los Documentos

1. Tablillas
Los documentos de arcilla en los que
inscribía con la escritura cuneiforme varían
en tamaño (alrededor de 6mm de lado hasta
45 x 30 cm), según la cantidad del espacio
requerida por el texto. La inscripción, de
izquierda a derecha, se hacían en líneas (a
veces rayadas) a lo largo del anverso (lado
plano), siguiendo el borde inferior, luego
seguía el reverso (lado convexo) por los
bordes superior e izquierdo. Cuando se
necesitaban más de una tablilla para
completar el trabajo cada texto en la serie
se ligaba mediante una frase vinculadora y
colofón para indicar su ubicación correcta.
Los contratos con frecuencia se guardaban
en un sobre de arcilla en el que se repetía el
texto y se colocaban los sellos de los
testigos. Las inscripciones históricas o
conmemorativas más grandes se escribían
en prismas de arcilla, o en cilindros con
forma de barriles, que a menudo se
colocaban como depósitos en las
147
Introducción a la

fundaciones. Las tablillas o tablas de


escribir de madera variaban tanto en
tamaño como en el número de hojas, según
la necesidad.

2. El Rollo
La forma usual del “libro” de la época
bíblica era un rollo ( megilla) de papiro,
cuero o pergamino, en el que había texto
escrito “por delante” (recto) y cuando se
hacía necesario, continuaba “por detrás”
(verso) como lo describe Ezequiel (2 :10) a
veces se le daba el nombre de “rollo del
libro” (Sal 40 :8 ; Ex 2 :9) la LXX (B) de Jer
36 : 2,4 ( jartion biblion) supone el uso de
papiro. El termino para rollo no es
necesariamente un término tardío en heb., y
es probable que la tradición que exigía que
las copias de la ley se hiciesen en un rollo de
cuero (soferim 1:1-3) refleje una costumbre
más antigua. El heb. séfer, traducido
generalmente “libro” en VRV2, podría
referirse a un rollo (así VRV2 en Is. 34:4,
correctamente). Denota cualquier
documento en pergamino o papiro y significa
148
Introducción a la

un “escrito, documento, misiva o libro” (cf.


ac. sipru). Es sinónimo del término para
“carta” (‘iggret, Est. 9:25), y se usaba
también parra una carta u orden del rey (II S.
11:14; II R. 5:10; 10:1; Is. 37:14) o decreto
publicado (Est. 1:22).

3. El códice.
Alrededor del siglo II d.C. el rollo comenzó a
ser reemplazado por el códice, colección de
hojas de material de escribir plegadas y
aseguradas en un extremo, y con frecuencia
protegidas por cubiertas. Este fue un paso
importante en el proceso de creación del
“libro” moderno, y se basaba en la forma
física de la escritura en tablillas. Al principio
estos anotadores de papiro se usaron poco
para la literatura pagana pero se usaron en
Palestina (misná) y especialmente en Egipto,
para escritos bíblicos, donde la adaptación
del “formato de Códice para recibir todos los
textos tanto en AT. como el NT utilizados en
las comunidades cristianas... se completó,
hasta donde puedan determinarlo las
pruebas documentales con las que se cuenta
149
Introducción a la

hasta ahora, antes de la finalización del S. II,


sino antes”. Fuera de los círculos cristianos
el formato del códice tuvo aceptación
general en el s. IV d.C. hasta se ha sugerido,
aunque no está probado, que dicho formato
fue ideado por los cristianos primitivos
debido a la facilidad para transportarlos y
consultarlos. Por cierto que los membranai
pedidos por Pablo (II Ti. 4:13).

D. Tipos De Escritura.
Escritura Uncial. Era la que usaba letras
1.

mayúsculas, las que eran dibujadas con


mucho cuidado. Se le conoció como “El
libro de Mano”. El vaticano y el Sinaítico
son manuscritos unciales.

2. Escritura Minúscula. Era “un escrito de


letras pequeñas con mano recorrida
(conectada ), fue creada para aumentar la
producción de libros”. Este cambio fue
iniciado en el siglo IX. Los manuscritos
hebreo y griego fueron escritos sin
separación entre palabras. El hebreo se

150
Introducción a la

escribió sin vocales hasta el año 900 D.C.


cuando aparecen los masoretas.

E. Divisiones.
1. División Hebrea de los Libro
La ley ( Torah )
1.Génesis
2.Exodo
3.Levítico
4.Números
5.Deuteronomio.

Los Profetas ( Nebhiim )


A. Profetas Anteriores.

1. Josué

2. Jueces

3. Samuel

4. Reyes.

B. Profetas Posteriores.

1. Isaías

2. Jeremías

3. Ezequiel

4. Los Doce.

Las Escrituras (Ketubim o Hagiografía (GK)


151
Introducción a la

A, Libros Poéticos.
1. Salmos

2. Proverbios

3. Job.

B. Cinco Rollos ( Megilloth)

1. Cantar de los Cantares

2. Ruth

3. Lamentaciones

4. Esther

5. Eclesiastés

C. Libros Históricos.

1. Daniel

2. Esdras - Nehemías.

3. Crónicas.

2. Capítulos.
Las primeras divisiones (586
a.C.) se le hicieron al
Pentateuco. 154 agrupaciones
(sedarim) para facilitar su lectura
en un plan de tres años.
Cincuenta años más tarde se le
seleccionó 54 divisiones
( Parashyyoth ) y en 669
segmentos más pequeños para
152
Introducción a la

facilitar la ubicación de
referencias. Estas se usaron en
un ciclo de lecturas de un año.
Los griegos hicieron divisiones
alrededor del año 250 D.C., el
más antiguo sistema de división
por capítulos data del año 350
D.C. aproximadamente, en los
márgenes del Códice Vaticano.
Geisler y Nix escribieron que “no
fue sino hasta el siglo 13 que
estas secciones fueron
cambiadas. Esteban Langton,
profesor de la universidad de
París y más tarde arzobispo de
Canterbury, dividió la Biblia
según la moderna división en
capítulos.

3. Versículos.
Los primeros indicadores de
versículos variaron desde el uso
de espacio entre palabras hasta
letras o números. No se usaron
sistemáticamente de manera
153
Introducción a la

universal. Las primeras


divisiones en versículos
ampliamente aceptadas
aparecieron alrededor del 900
D.C. La Vulgata latina fue la
primera Biblia que incorporó la
división tanto en capítulos como
en versículos en el Antiguo y
Nuevo Testamento.

VII. EL CANON
A. Introducción:
La palabra “CANON” proviene de
un raiz que significa “caña”. En
Hebreo es Ganeh y en griego
“Kanon” esta palabra tenía
varias acepciones, como son :

1.Cualquier vara o regla que


sirva para medir.
2.En sentido figurado, modelo
que permite fijar normas,
especialmente de los libros
clásicos; norma.
154
Introducción a la

3.Doctrina cristiana ortodoxa.


Las escrituras consideradas
4.

como norma de fe y de
conducta. Los padres de la
iglesia fueron los primeros en
utilizar esta palabra en este
sentido, pero la idea es muy
antigua. Un libro tiene
derecho a estar dentro de la
Biblia si es “canónico” y uno
que no posea este derecho es
un “no canónico” ; el derecho
de estar dentro de la Biblia se
le llama “Canonicidad”
5.Es la lista normativa de libros
inspirados y recibidos de parte
de Dios.

Orígenes usó esta palabra en el


sentido 4 anteriormente visto.
Atanasio de Alejandría fue el
primero en usar esta palabra al
catálogo de los libros inspirados
cerca del año 300 d. C.
Realmente Canon significa: “Una
155
Introducción a la

lista oficialmente aceptada de


Libros”. La iglesia no creó el
canon, más bien reconoció los
libros que fueron inspirados
desde el comienzo. Estos fueron
inspirados por Dios al ser
escritos.

PRUEBAS A QUE SE SOMETIA UN


LIBRO PARA INCLUIRLO EN EL
CANON.
Existían cinco principios básicos
que se usaban para determinar
la canonicidad de un libro :
1.Es autoritativo ? Provino de la
mano de Dios ? tiene el libro un
“así dice el Señor ?”
2.Es profético ? Fue escrito por un
hombre de Dios ?
3.Es Auténtico ? Los padres de la
iglesia eran partidarios de la
política “ Si . . estas en duda,
deséchalo ! “ esto realzó la validez
de su discernimiento de los libros
canónicos.
156
Introducción a la

4. Es Dinámico ? Tiene el poder de


Dios que transforma vidas ?
5. Fue recibido, reunido, leído y
usado ? Fue aceptado por el
pueblo de Dios ?

B. El Canon Del Antiguo


Testamento.

FACTORES QUE DETERMINARON


LA NECESIDAD DEL ANTIGUO
TESTAMENTO.
1. El sistema Judaico de
sacrificios concluyó con la
destrucción de Jerusalén y del
templo en el año 70D.C. los
judíos fueron esparcidos y se
vieron en la necesidad de
determinar cuales libros
constituían la autorizada
palabra de Dios, a causa de la
existencia de muchos escritos
antiescriturales y
descentralización. Los judíos
llegaron a ser un pueblo de un
157
Introducción a la

libro y fue ese libro lo que los


mantuvo unidos.
2. El cristianismo comenzó a
florecer y comenzaron a
circular muchos escritos de los
cristianos. Los judíos
necesitaban urgentemente
poner a estos en evidencia y
excluirlos de entre sus escritos
y de su uso en las sinagogas.
Uno necesita tener cuidado
para separar el canon hebreo
de las escrituras, de la variedad
de literatura religiosa.

C. El Canon Hebreo.

158
Introducción a la

El núcleo básico del canon


hebreo es la Torah osea, la ley
de Moisés que consiste en los
primeros cinco libros de nuestro
antiguo testamento. En el tiempo
de Jesús se leían las escrituras
en hebreo durante los servicios
en las sinagogas. Pero, la
mayoría de Judíos no entendían
el hebreo en ese tiempo; y
hablaban el Arameo. Por lo tanto,
después de la lectura de cada
versículo de la ley, se daba una
paráfrasis en Arameo. En el caso
de los profetas, se daba la
traducción al Arameo cada 3
versículos. Esto evidentemente
se hacía de un modo limitado
poco después del destierro
Babilónico. (Nehemías 8:8). En la
Biblia hebrea el primer libro lleva
el nombre de (Bereshith) “En el
159
Introducción a la

Principio”. Los judíos


acostumbraban usar la primera
palabra hebrea para darle su
título. En nuestras Bíblias
usamos para estos libros los
nombres que se usaron el
versión Septuaginta ( LXX).
Génesis : En Griego significa
“En el principio”.
Exodo : En Griego significa
“ Una salida”
Levítico : Debe su nombre a que
trata en gran parte de la obra de
los sacerdote de la tribu de Leví.
Números : Es el equivalente al
Español del Griego (arithmoi)
Deuteronomio : Se deriva de dos
palabras griegas : ( Déuteros)
segundo (Nomos) ley.

El canon hebreo tenía tres


divisiones :
160
Introducción a la

1- La ley
2- Los Profetas

3- los Salmos.

El Canon Hebreo está diseñado


de la siguiente manera:

LA LEY ( Torah)
1- Génesis

2- Exodo

3- Levítico

4- Números

5- Deuteronomio

LOS PROFETAS ( Nebhiim)


A- Profetas Anteriores.

1- Josué

2- Jueces

3- Samuel

4- Reyes

B- Profetas Posteriores.

1- Isaías

2- Jeremías

3- Ezequiel

4- Los doce.
161
Introducción a la

LOS SALMOS ( LAS


ESCRITURAS) ( Ketubim o
Hagiografía GK)
A- Libros Poéticos

1- Salmos

2- Proverbios

3- Job

B- Cinco Rollos ( Megilloth)


1- cantar de los Cantares

2- Rut

3- Lamentaciones

4- Esther

5- Eclesiastés

C- Libros Históricos.

1- Daniel

2- Esdras - Nehemías

3- Crónicas.

D. Concilio De Jamnia.

162
Introducción a la

La razón principal para inquirir si


los escritos estaban completos
en el tiempo de nuestro Señor
Jesús es que se conservaban
registros de discusiones que se
suscitaban entre los rabinos
después de la caída de Jerusalén
en el año 70 D.C. acerca de los
libros de esta sección. Cuando la
destrucción de la ciudad y del
templo eran inminentes, un gran
rabino de la escuela de Hillel en
el partido farisaico - Yochanan
ben Zakkai- obtuvo permiso de
los romanos para reconstruir el
Sanhedrin sobre una base
puramente espiritual en Jabneh o
Jamnia, entre Joppe y Azoto
(ashdod). Algunas de las
discusiones que se llevaron
acabo en jamnia fueron los
escritos rabínicos. Entre sus
debates consideraron si se les
debía conceder reconocimiento
canónico a los libros de
Proverbios, Eclesiastés, cantar
163
Introducción a la

de los Cantares y Esther. Se


habían presentado objeciones
contra estos libros por varias
razones; ejemplo :
• EsterNo contenía el nombre

de Dios.
• Eclesiastés No lograba
armonizar fácilmente con la
ortodoxia contemporánea.

Pero, la conclusión de los


debates en Jamnia fue el firme
reconocimiento de todos estos
libros en la Santa escritura.
Entonces en el año 90 D.C., los
rabinos judíos concluyeron en
los 39 libros de nuestro Antiguo
Testamento; para ellos divididos
como ya lo hemos visto.

E. Canon Del Nuevo


Testamento.
Razones para determinar el
canon del Nuevo Testamento.

164
Introducción a la

1- Marción ( 140 D.C.) que era un


hereje desarrolló su propio
canon y comenzó a propagarlo.
Constaba de diez epístolas de
Pablo, Evangelio de lucas
truncado, faltándole los dos
primeros capítulos y rechazó
totalmente el antiguo
Testamento. La iglesia
necesitaba anular su influencia
determinando cual era el
verdadero canon de las
escrituras de Nuevo
Testamento.
2- Muchas iglesias orientales,
estaban usando en sus
servicios libros que eran
decididamente espurios. Esto
exigía una decisión
concerniente al Canon.
3- El edicto de Diocleciano ( 303

D.C.) en que se declaraba la


destrucción de los libros
sagrados de los cristianos.
Quién deseaba morir por lo que
165
Introducción a la

era un simple libro religioso ?


Era necesario saberlo!.
4- EL FRAGMENTO MURATORI Lo
componen 22 libros aceptados
de nuestra versión del Canon
del Nuevo Testamento, faltando
Hebreos, Santiago, l y II de
Pedro, III de Juan. Pero se
añaden como aceptados otros
dos libros, Apocalipsis de Pedro
y Sabiduría de Salomón.

Cuando por fin un concilio de la


iglesia - el sínodo de Hipona en
el año 393 D.C. confeccionó la
lista de los veinte y siete libros
del nuevo Testamento, no
confirió sobre ellos ninguna
autoridad que estos ya no
poseyeran, sino que sólo
reconoció su canonicidad
establecida previamente. Los
dictámenes del sínodo de Hipona
fueron vueltos a promulgar
cuatro años después en el tercer
166
Introducción a la

sínodo de Cartago. Atanasio de


Alejandría (367 D.C.) nos da la
más antigua lista de los libros del
nuevo Testamento. Esta lista se
encontró en una carta festiva
dirigida a las iglesias.

VIII. LOS LIBROS APOCRIFOS

A. Introducción
El término apócrifo significa
“escondido u oculto” - de la
palabra griega (apokruphos ).
Jerónimo, en el siglo IV fue el
primero en denominar
“apócrifos” a este grupo de
literatura. Son un conjunto de
libros y porciones de libros que
fueron escritos paralelamente
con los libros inspirados, no son
falsos directamente sino que
carecen de inspiración. Algunos
de ellos son útiles como refuerzo
167
Introducción a la

histórico. Otros sencillamente


se nota el esfuerzo humano
bienintencionado, pero no
correcto por querer reforzar la
enseñanza bíblica.

E. ¿Por Que No Son


Canonicos?
Además de no reunir los
requisitos de canonicidad, el
Unger’s Bible Dictionary nos da
razones por las cuales fueron
excluidos.
1. Abundan en inexactitudes y
anacronismos Históricos y
Geográficos.
2. Enseñan doctrinas falsas y
fomentan practicas que están
en desacuerdo con la escritura
inspirada.
3. Recurren a tipos literarios y
despliegan una artificialidad en
las materias y en el estilo que
no guarda relación con la
escritura inspirada
168
Introducción a la

4. Carecen de los elementos


distintivos que le dan a la
genuina escritura su carácter
Divino, tal como el poder
profético y poético y el
sentimiento religioso.

C. Apócrifos Del Antiguo


Testamento.

SUMARIO.
Para no caer en excesos de
extensión es mejor leer - en lo
posible - cada uno de ellos y así
tener una visión más amplia.
Aquí sólo trataremos de dar un
bosquejo.

• I de Esdras. ( alrededor de 150


a.C.) Cuenta de la restauración
de los Judíos a Palestina
después del exilio Babilónico.
Tiene una gran cantidad de
material de Crónicas, Esdras y
Nehemías pero el autor ha
169
Introducción a la

añadido mucho material


legendario.
“El asunto más interesante es la
Historia de los Tres Guardias.
Ellos estaban discutiendo cual
era la cosa más fuerte del
mundo. Uno dijo : “el vino”; otro
“el rey” el tercero “la mujer y la
verdad”. Pusieron estas tres
respuestas debajo de la
almohada del rey. Cuando éste
despertó, requirió que los tres
hombres defendieran sus
respuestas. La decisión unánime
fu
II de Esdras. ( 100 D.C.) es una
obra apocalíptica que contiene
siete visiones

• Tobias. (Comienzos del segundo


siglo a.C.) Es una novela corta.
De tono firmemente farisaico,
exalta la ley, los alimentos
limpios, los lavados
170
Introducción a la

ceremoniales, la caridad, el
ayuno y la oración. Es
claramente antiescritural en su
afirmación de que las limosnas
hacen expiación por el pecado.

• Judith (aproximadamente de
mediados del segundo siglo a.
C.) es también ficticio y
farisaico. La heroína de esta
novela novela es Judith, una
hermosa viuda judía. Cuando su
ciudad fue sitiada ella salió
acompañada de su criada,
llevando comida jidía limpia, y
fue hasta la cara del general
enemigo. Ella quedó prendado
por la belleza de ella y le dio un
lugar en su carpa.
Afortunadamente, él había
bebido con bastante liberalidad
y se quedó fundido en el
estupor de su ebriedad. Judith
tomo entonces la espada de él
y le cortó la cabeza. Luego ella
171
Introducción a la

y su criada abandonaron el
campo llevando la cabeza de él
en un su bolsa de provisiones.
Esta fue suspendida sobre el
muro de una ciudad vecina y el
ejercito asirio, falto de dirigente
fue derrotado.
• Adiciones a Esther. (alrededor
de 100 a. C.) Esther es caso
único entre los libros del
Antiguo Testamento, pues no
hace mención del nombre de
Dios. Se nos dice que Esther y
Mardoqueo ayunaron pero no
especificamente que hayan
orado. Para compensar esta
falta, las adiciones contienen
largas oraciones atribuidas a
estos dos, junto con un par de
supuestas cartas de Artajerjes.

• La Sabiduría de Salomón
( Alrededor de 40 D.C.) fue
escrito para impedir que los
Judios cayeran en el
172
Introducción a la

escepticismo, materialismo e
idolatría. Como en Proverbios,
la Sabiduría es personificada.
Hay muchos nobles
sentimientos expresados en
este libro.

• Eclesiástico o Sabiduría de
Sirac. ( Alrededor del 180 d.C.)
manifiesta un alto nivel de
sabiduría religiosa, algo
semejante al libro canónico de
Proverbios. Contiene también
muchos consejos prácticos. Por
ejemplo, sobre el asunto de los
discursos después de las
comidas dice:
“Habla concisamente; di mucho
en pocas palabras . . .”
“Actúa siempre como un
hombre que sabe más de los
que dice” 32 : 8.
“Prepara lo que tienes que
decir, y entonces serás
escuchado” 33 :4.
173
Introducción a la

En sus sermones. Jhon Wesley


cita varias veces el libro de
eclesiástico. Todavía, se usa
ampliamente en los círculos
anglicanos.

• Baruc ( alrededor de 100 d.C.)


se presenta así mismo como
habiendo sido escrito por Baruc,
el escribiente de Jeremías, en el
año 582 a.C. en realidad está
tratando probablemente de
interpretar la destrucción de
Jerusalén en el año 70 d.C. El
libro aconseja a los judíos que
no vuelvan a revelarse, sino
que permanezcan sumisos al
emperador. A pesar de esto,
la revolución de Bar - Cochba
en contra de los romanos se
llevó acabo pronto después,
entre 132 - 135 d.C. El sexto
capítulo de Baruc contiene la
así llamada “Carta de
Jeremías” con su fuerte
174
Introducción a la

advertencia en contra de la
idolatría dirigida probablemente
a los judíos de Alejandría,
Egipto.

• Adiciones a Daniel. Nuestro


libro de Daniel contiene 12
capítulos.
En el siglo primero a.C. se le
añadió el capitulo 13. “La
historia de Susana” Ella era la
bella esposa de un Judío
principal en Babilonia cuya casa
acudían frecuentemente los
ancianos y jueces judíos. Dos
de estos se enamoraron de ella
y trataron de seducirla.
Cuando ella dio voces los dos
ancianos dijeron que la habían
hallado en brazos de un joven.
Ella fue llevada a Juicio ; puesto
que había dos testigos que
concordaban en su testimonio
ella fue condenada a muerte.

175
Introducción a la

“pero un joven llamado Daniel


interrumpió el proceso y
comenzó a interrogar a los
testigos. Preguntó por
separado bajo que árbol del
jardín habían hallado a Susana
con su amante. Al dar
respuestas diferentes se les
condenó a muerte y Susana se
salvó. “Bel y el Dragón” fue
añadido aproximadamente en
el mismo tiempo y se le llamó
capítulo 14 de Daniel. Su
propósito principal era
demostrar la necedad de la
idolatría. Realmente contiene
dos historias.
“En la primera, el rey Ciro le
pregunta a Daniel por qué no
adora a Bell, puesto que esa
deidad manifestaba su
grandeza consumiendo
diariamente muchas ovejas,
junto con mucha harina y
aceite. Daniel esparció ceniza
176
Introducción a la

sobre el templo donde había


sido colocada la comida en la
noche. Por la mañana el rey
llevó a Daniel para mostrarle
que Bell se había comido toda
la comida durante la noche.
Pero Daniel le indicó al rey
todas las huellas de los pies de
los sacerdotes y de sus
familiares, marcadas en la
ceniza esparcida en el piso y
demostrando así que eran ellos
los que habían entrado
secretamente debajo de la
mesa. Los sacerdotes fueron
muertos y el templo destruido.
“La historia del Dragón es
obviamente tan legendaria en
carácter como la anterior.
Junto con Tobias, Judith y
Susana, estas historias pueden
clasificarse como mera ficción.
Tiene muy poco valor religioso

177
Introducción a la

• El Canto de los Tres Jóvenes


Hebreos sigue a Daniel 3 :23
en la septuaginta y en la
vulgata. Toma prestado mucho
de su contenido del Salmo 148
y es antifonal como el Salmo
136, conteniendo 32 veces el
refrán : “Cantad alabanzas a el
y exaltadle grandemente por
siempre”

• Oración de Manases. Fue


compuesta en tiempo de los
Macabeos (siglo II a.C,) en
calidad de la supuesta oración
de Manases el malvado rey de
Juda. Obviamente fue sugerida
por la declaración en 2 Crónicas
33:19 “Su oración también y
como fue oído, he aquí estas
cosas están escritas en las
palabras de los videntes.”
puesto que esta oración no se
halla en la Biblia algún escriba
tenía que suplir la deficiencia.
178
Introducción a la

• 1 de Macabeos. (Siglo I a. C.)


es tal vez el libro más valioso
de los apócrifos, pues describe
las asañas de los 3 hermanos
Macabeos - Judas, Jonatan y
Simón -, junto con Josefo es
nuestra más importante fuente
histórica en lo referente a la
historia judía durante esta
época critica y excitante.

• 2 de Macabeos. Del mismo


tiempo. No es continuación de
1 de Macabeos, sino un relato
paralelo, ocupándose
únicamente de las victorias de
Judas Macabeos. Generalmente
se piensa que es más
legendario que 1 de Macabeos.

D. Apócrifos Del Nuevo


Testamento.
• Epístola del pseudo Bernabé (
70 - 79 d.C.)
179
Introducción a la

• Epístola a los Corintios (96


d.C.)
• Antigua Homilía, o la así
llamada segunda Epístola de
Clemente ( 120 - 140 d. C.)
• Pastor de Hermas (115 - 140
d. C.)
• Didaché, Enseñanza de los
doce (100 - 120 d. C.)
• Apocalipsis de Pedro ( 150
d.C.)
• Los Hechos de Pablo y Techa
(170 d.C.)
• Epístola a los Laodicences
(siglo IV)
• El Evangelio de acuerdo a los
Hebreos ( 65 - 100 d.C.)
• Epístola de Policarpo a los
Filipences (108 d.C)
• Las siete epístolas de Ignacio
(100 d.C.)
y muchas más . . .

IX.VERSIONES DE LA BIBLIA

180
Introducción a la

Antes de entrar a analizar sería


conveniente aclarar que versión
significa: una traducción de la
Biblia.

A. Los Targumes Arameos


Después del cautiverio
Babilónico había mucho judíos
que no podían entender las
escrituras en hebreo, por lo
tanto, después de la lectura de la
ley y los profetas en las
sinagogas, se leían los targumes
en Arameo, que eran una
paráfrasis de las escrituras. Es
posible que tal cosa haya sido
costumbre desde los tiempos de
Esdras. (Nehemías 8 :8)
Al principio, estas eran sencillas
paráfrasis orales. Pero con el
tiempo llegaron a ser cada vez
más elaboradas, asumiendo el
carácter de explicaciones y aún
de interpretaciones teológicas.
Gradualmente llegaron a tener
181
Introducción a la

forma fija, y por fin llegaron a ser


escritos durante la era cristiana.
Aunque se originaron en
palestina, muchas de ellas se
editaron en babilonia, en la
primera parte de la edad media
Poco después del tiempo de
Cristo se tradujo el pentateuco
samaritano (escrito en hebreo,
pero con letras samaritanas) al
dialecto arameo usado por los
samaritanos. Esta traducción
lleva el nombre de “Tárgum
samaritano”.
B. Versiones Griegas.
No olvidando que el antiguo
testamento fue escrito en su
mayoría en hebreo y en nuevo
testamento en griego.

182
Introducción a la

a- La Septuaginta. Es la primera
traducción del antiguo
testamento. Se le conoce como
SEPTUAGINTA por la carta de
Aristeas, en el sentido que
había alrededor de 70
traductores de esta versión.
Aristeas era un oficial de la
corte de Ptolomeo Filadelfo,
emperador de Egipto (285 -247
a.C.) en su carta relata el
deseo del emperador de tener
en la biblioteca imperial de
Alejandría una copia de todos
los libros de ese tiempo. Por lo
tanto estaba haciéndole un
pedido al sumo sacerdote de
Jerusalén, rogando que 72
hombres capaces (seis de cada
tribu) tradujeran la ley de
Moisés al griego. Resulta
fantástico el relato al describir
que en 72 días en la
tranquilidad de una isla
terminaron la traducción. A
esta narración legendaria se le
183
Introducción a la

añadió los conceptos de: Filón


quien dice que los traductores
trabajaron
independientemente, ¡cuando
terminó cada uno su traducción
resultaron todas idénticas!.
Epifanio pretende hacer saber
que en ese tiempo todos los
libros veterotestamentarios
fueron traducidos incluso los
apócrifos. Lo que si debemos
tener en cuenta es que la
traducción griega del Antiguo
Testamento se conoce como
Septuaginta. La realidad de la
traducción es que el pentateuco
se tradujeron a mediados del
siglo III a.C. y el resto del
antiguo testamento se tradujo
en los 100 años siguientes.
Como nos es sabido, el
alfabeto hebreo no posee
vocales lo que implica ser un
volumen más pequeño, dando
como resultado en la
septueginta que libros extensos
184
Introducción a la

como Reyes, Samuel y Crónicas


en el griego tuvieron que ser
divididos en dos rollos lo que
resultó hasta hoy 1 y 2 de
Crónicas, etc.

b- Versiones Griegas
Posteriores. En el primer siglo
la LXX llegó a conocerse como
la Biblia de los Cristianos. De
ella se sacaron los textos de
prueba para demostrar que
Jesús era el Mesías y para
respaldar sus argumentos en
contra de los judíos. No
obstante el hecho que la LXX
era muy popular entre los
judíos de habla griega de la
Diáspora, se sintió la necesidad
de hacer nuevas traducciones
al griego. De estas se hicieron
tres:
• La de Aquila. Un prosélito del

Ponto. Su traducción del texto


hebreo salió a la luz en el año
185
Introducción a la

123 d. C. marcado por un


literalismo excesivo.
• Teodosio hizo una revisión
casi contemporánea con el
anterior del la LXX con una
revisión cuidadosa del texto
hebreo.
• Símaco al final del siglo II,
hizo una tercera traducción,
que debiera llamarse
paráfrasis, caracterizada por
un estilo bastante elegante.

C. Versiones Latinas.
El Latín Viejo.
1. Este nombre
incluye a todas las versiones
latinas tanto del antiguo
Testamento como del Nuevo
hechas antes de la revisión de
Jerónimo al final del siglo IV.
Parece probable que la primera
versión en Latín se hizo al norte
de África, durante la última
parte del siglo II. Fué en este
tiempo que Tertuliano llegó a
186
Introducción a la

ser el primer padre de la iglesia


que escribió en latín. El antiguo
Testamento se tradujo al latín
de la versión LXX y no del
hebreo pero el Nuevo
Testamento se tradujo del
griego original. En el III siglo
circulaban varias versiones en
el latín viejo en Italia, Galia
(Francia) y España. Muchas de
estas tenían u tosco estilo
vernáculo, más que el estilo
literario del día.

187
Introducción a la

2. La Vulgata. Probablemente
fue en el año 383 que el papa
Dámaso le pidió a Eusebio
Hierónimo, conocido ahora
como San Jerónimo, hacer una
revisión de las versiones latinas
de la Biblia comúnmente
usadas. En el año siguente ste
erudito entregó al papa su
primer trabajo, la revisión de
los cuatro evangelios, indicando
que había comparado el viejo
latín y el griego. En el Antiguo
Testamento empleó la LXX pero
después decidió que debía
traducir del hebreo original.
Para poder hacerlo consiguió la
ayuda de unos rabinos judío.
Los muchos cambios que hizo
en el latín viejo motivaron
varios ataques por parte de
críticos enojados. Aún Agustín
temía que al emplear el texto
hebreo del Antiguo Testamento,
Jerónimo había puesto en duda
la inspiración de la LXX. Pero al
188
Introducción a la

fin la superioridad de la nueva


versión conquistó el
reconocimiento que merecía,
de manera que llegó a llamarse
la Vulgata, o sea la “versión
común.”

D. Versiones Siriacas
El siriaco es una lengua semítica,
usada en la Mesopotamia
occidental, y se relaciona
estrechamente con el dialecto
Arameo que se usó en Palestina
en el tiempo de Cristo.

1. El Siriaco Viejo. Como el Latín


viejo, el siriaco viejo procede
del segundo siglo. Por ese
tiempo, aproximadamente 170
D.C. Tatiano produjo su famoso
Diatessaron, una armonía de
los evangelios en una narración
continua. Esta obra es una de
las evidencias que en ese
tiempo nuestros cuatro
189
Introducción a la

evangelios : Mateo, Marcos,


Lucas Y Juan ; sólo ellos eran
aceptados, ya que se usaba
material sólo de ellos.
La Peshita. Tal como el latín
2.

viejo se había corrompido por


muchas manos, igualmente
sucedió con el Siriaco Viejo.
Así que, al final del siglo IV o a
comienzos del V se hizo la
versión Peshita (“Sencilla”).
Llegó a ser la versión popular
para las iglesias siriacas. Tal
como pasó con la vulgata en
latín.
Durante los primeros siglos
salieron muchas otras versiones:
La cóptica (Egipcia), la Gótica,
Armenia, Etiópica y más tarde la
Arabiga.

E. Versiones Castellanas De
La Biblia
Tomando como base la Vulgata
Latina, Alfonso X conocido
190
Introducción a la

también como Alfonso el Sabio,


hizo la primera traducción del
Antiguo Testamento al romance
castellano en 1280. En esta
versión participaron judíos
conversos e inconversos. Esta
versión desencadenó una serie
de traducciones incompletas de
la Biblia, en diferentes épocas;
mencionaremos entre ellas:
• Moisés Arrajel (1430) este
rabino vertió el texto
directamente del hebreo, esta
versión pasó a ser posesión de
la casa Alba y su nombre se le
cambió a “Biblia de Alba”
• La Biblia de Ferrara, apareció
en 1533 traducción del Hebreo
hecha por Yom Tob Atias y
Abran Usque. Es una versión
sumamente literal y tuvo
sucesivas impresiones en
Amsterdam y Venecia.

191
Introducción a la

• Juan de Valdes, en 1434 publicó


su traducción de los Salmos,
Los Evangelios y las epístolas.
• Pero no fue sino hasta 1478
que en Venecia y en el dialecto
valenciano se publicó la obra de
Bonifacio Ferrer erudito Católico
- Romano. Esta versión de la
Biblia fue quemada por orden
de la Inquisición, poco tiempo
después de haber sido
publicada.
• El Nuevo Testamento de
Francisco de Encinas, en 1543
traducido directamente del
Griego.
• Nuevo Testamento de Juan
Pérez Pineda en 1556. Es una
revisión de la de Encinas, esta
versión es la que Julián
Hernández introducía
clandestinamente en España,
años más tarde murió en la
hoguera por difundir la palabra
de Dios entre sus compatriotas.
192
Introducción a la

1. Versiones Mayores.

193
Introducción a la

• Versión de Casiodoro de
Reina. Notable sevillano nacido
en 1520, entró al monasterio
desde pequeño hasta
destacarse como un prolífico
orador sagrado. Durante el
tiempo de la reforma y por
abrazar los postulados de este
movimiento lo encontramos en
Basilea, Suiza, en donde
apareció en 1569 su versión
castellana de la Biblia, vertidas
directamente de los originales
hebreo y griego, de la imprenta
de Tomás Guarin con un tiraje
de 2603 ejemplares en edición
Princeps. Entre sus
características cabe destacar
que incluían los libros apócrifos
y una gran cantidad de notas
marginales y una
“amonestación al lector” se le
llamó “La Biblia del Oso” por la
figura en su portada.

194
Introducción a la

• Versión de Cipriano de
Valera.
Es una revisión de la de
Casiodoro de Reina, salió a la
luz en 1602. Dedicó 20 años a
cotejarla con otras versiones y
con los originales; eliminó las
notas marginales y los apócrifos
entre ambos testamentos.
Circuló durante mucho tiempo
con el nombre de Biblia de
Valera. Sin embargo Valera si
publicó una obra totalmente
autentica sólo del Nuevo
Testamento, en Londres en
1596.

• Versión de Scío de San


Miguel. Felipe Scío de San
Miguel, obispo de Segovia,
publicó en Valencia, España, en
10 volúmenes, una versión
literal de la vulgata en 1773.

195
Introducción a la

• Versión de Vencé. En 1831 y


1833 se publicó en México una
traducción de la versión
francesa de Vencé. Fue la
primera en ser publicada en
territorio Latinoamericano. La
publicación se hizo a dos
columnas en español y latín,
commpuesta de 25 tomos, con
mapas Biblicos.

• Biblia de Torres Amat. Salió


a la luz en el siglo XIX, realizada
por Felipe Torres Amat; en
Madrid en 1823 en 9
volúmenes, es una traducción
de la Vulgata muy apreciada
por el mundo Católico.

• La Versión Moderna. Juan


Pratt, honorable Misionero
presbiteriano, publicó en 1893
es una versión que el mismo
cotejó con diversas
traducciones entre las que
196
Introducción a la

incluyó a las de Casiodoro de


Reina, Scío de San Miguel,
Torres Amat y de Valera. La
tradujo de los originales y le
colocó como nombre “Versión
Moderna”

• Versión Reina Valera. Con


este nombre se conoce hoy la
versión traducida por Casiodoro
de Reina y revisada por
Cipriano de Valera cuya primera
traducción salió en 1602. Dad
su calidad lingüística y literaria.
Junto con la obra “El quijote de
la Mancha” son las obras
insignia del Español. Ha tenido
muchas revisiones,
actualizando su vocabulario, su
ortografía la ultima de estas es
la hecha por las Sociedades
Bíblicas denominada “Versión
95”.

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