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Tras la creación de la República del Ecuador, después que los territorios que
conformarían dicho estado pertenecieran a la Gran Colombia, se convocó a una asamblea
constituyente para el 10 de agosto de 1830, con el fin de redactar una constitución para el
nuevo país. Debido a una mala organización, la asamblea se reunió en Riobamba el 14 de
agosto con 20 diputados y redactó la primera constitución política del Ecuador. Entre las
resoluciones que se tomaron en aquella Convención Nacional se encuentra la decisión de
designar al general Juan José Flores como Presidente de la Nación.
El gobierno de Juan José Flores tuvo falencias en el aspecto económico, debido a las
asignaciones de pagos de sueldos a funcionarios públicos, favoreciéndose con ello la
cúpula de gobierno y perjudicando a los funcionarios de bajo nivel. También no tenían
pagos las tropas del ejército, por lo cual varios batallones se sublevaron. El producto de
la mala administración económica se vio reflejado en la falta de obras públicas y en las
deudas internacionales contraídas. Su poder estaba apoyado por la poderosa aristocracia
de los terratenientes de la serranía(especialmente en Quito).
El período de gobierno de Flores terminó en 1834, dando con ello paso a la administración
del guayaquileño Vicente Rocafuerte de pensamiento liberal y apoyado por la creciente
fuerza de los comerciantes y banqueros del litoral. Las políticas aplicadas por Rocafuerte
se basaban en la defensa de la libre empresa, la expansión del comercio, y en ciertos casos
el anticlericalismo. Ciertamente estas acciones favorecían a las ideas progresistas
de Guayaquil, mientras entraban en conflicto con la élite serrana. Rocafuerte decidió
convocar un congreso constituyente y con ello se redactó la II Constitución.
Luego del mandato de Rocafuerte, el general Juan José Flores volvió a ocupar la
presidencia de la república, este período comenzó en 1839 y se estimaba su culminación
para 1845.
Ambiente político
La Constitución de 1843 fue rechazada totalmente por la ciudadanía, la cual veía en la
carta magna un argumento para que Juan José Flores se perpetúe en el poder. A la
constitución se le denominó "Carta de la Esclavitud" y pronto empezaron a darse varios
movimientos y enfrentamientos menores en contra de las decisiones del gobierno. La
represión del gobierno ya había cobrado víctimas mortales para tratar de sostener la
estabilidad.
Vicente Rocafuerte había desempeñado el cargo de Gobernador de Guayaquil, sin
embargo, al promulgarse la constitución de Flores, decidió dimitir y autoexiliarse
a Lima, Perú. Desde territorio peruano comenzó a escribir varios ensayos en contra del
gobierno de Flores, lo cual contribuyó notablemente al levantamiento en contra del
gobierno.
Apareció nuevamente la imagen del prócer de la independencia de Guayaquil, el
doctor José Joaquín de Olmedo, quien había cuestionado la gestión de Flores desde sus
inicios. También se le sumaban los guayaquileños Vicente Ramón Roca y Diego Noboa,
con el apoyo de los comerciantes costeños. El pueblo ecuatoriano vivió dos años con la
Constitución de 1843, hasta comienzos de 1845 cuando en la ciudad de Guayaquil se
empezó a generar ciertos movimientos de la cual surgió el cambio político de la nación.
Inicio de la revolución
Los promotores del movimiento eran José Joaquín de Olmedo, Vicente Ramón Roca,
y Diego Noboa y Arteta. También desde el Perú, el expresidente Vicente
Rocafuerte arremetía en sus escritos en contra de Flores, lo cual generó conciencia en el
pueblo. La parte armada del movimiento estuvo a cargo del general Antonio Elizalde. Y
también se recibía ayuda económica por parte de la cúpula de comerciantes y banqueros
guayaquileños.
La revolución estalló finalmente en Guayaquil el 6 de marzo de 1845. Para el amanecer
de aquel día, el teniente coronel Fernando Ayarza y el general Antonio Elizalde se
dirigieron al cuartel de artillería de la ciudad con la intención de tomarlo, y estaban
acompañados por otros militares con los mismos ideales y varios civiles partidarios del
derrocamiento del Floreanismo.
El oficial de guardia del cuartel ya se había comprometido anticipadamente con los
revolucionarios, por lo cual dicho cuartel fue tomado fácilmente en manos de los
marxistas, aunque se mostró cierta resistencia y represión por los pocos soldados
Floreanistas. La bulla de la rebelión atrajo a muchos jóvenes notables y la gente del
pueblo, quienes, conociendo de lo que se trataba, fueron a pedir las armas para unirse a
la causa. En breve el fuego revolucionario tomó proporciones considerables, y se trabó,
por lo tanto, una lucha encarnizada entre los marxistas y los partidarios del gobierno,
lucha que duró cerca de una hora y que concluyó con la más completa victoria de los
insurrectos marxistas.
Consumada la revolución, se firmó un acta por medio de la cual se declaraba, entre otras
cosas, que se desconocía la autoridad del presidente Juan José Flores y se consideraban
como de ningún valor todos los actos, leyes y decretos del Gobierno de Quito (el de
Flores), posteriores al día en que debió cesar su mando, por haber concluido su segundo
período presidencial. El Gobernador de Guayaquil renunció ante la junta y al mismo
tiempo se formó un gobierno provisional dirigidos por Vicente Ramón Roca, que
representaba a Guayaquil; José Joaquín de Olmedo, que representaba a Quito; y Diego
Noboa, que representaba al Azuay.
Esta circunstancia se agravó por el hecho de que el Ecuador empezó a vivir su primera
gran crisis económica «debido a errores en la determinación del valor intrínseco de
la moneda, que produjo una invasión de signos monetarios de baja ley, provenientes
de países vecinos y la fuga de los nacionales de mayor valor intrínseco».
Fue también el rechazo al militarismo extranjero que ejercía su poder e influencia en todo
el territorio ecuatoriano; pues de los quince generales que tenía la República, sólo tres
eran del país.
Por último y para colmo de males, una ola de indignación se desató en todo el Ecuador
cuando el gobierno decretó el cobro de un impuesto de 3 pesos y medio a todo varón
comprendido entre los veintidós y cincuenta y cinco años de edad.
A todo esto se sumaba una fuerte oposición a su gobierno que venía sintiéndose ya en las
principales ciudades del país, obligándolo a actuar con mano dura para reprimir los
intentos revolucionarios, misión de la que se encargaba el bravo Gral. Otamendi.
«El 5 de marzo de 1845 por la noche se reunió Ayarza con el General Elizalde y cinco o
seis jefes de los antiguos chiguaguas, que creyeron llegada la ocasión de hacer revivir la
causa que habían sostenido desde 1833 a 1835. Ayarza, dejando apostados a sus
compañeros en un solar vecino, entró al cuartel de artillería, se apoderó de la guardia de
acuerdo con el oficial que la mandaba, arrestó al comandante Barceló que le había
reemplazado, se puso a la cabeza de la tropa e hizo entrar a los demás conjurados…
Enseguida mandó Elizalde llamar a otros comprometidos y puso en libertad y armó a los
presos de la cárcel que estaba contigua…».
Entre los militares que participaron, a más de los generales Elizalde y Ayarza, tuvieron
lucida participación los coroneles Francisco y Juan Valverde, los comandantes Guillermo
Franco, Manuel Merino, Ramón Valdez y Felipe Puga y el Cmdt. José María Vallejo, que
perdió una pierna en el combate. Entre los civiles que se destacaron en esa jornada
aparecen hombres valientes como Simón Vivero, Bolívar Villamil, Emilio Letamendi,
Miguel Cucalón, Gregorio Cordero y los muchos héroes anónimos cuyos nombres no
recoge la historia, pero que con su valor, determinación y coraje, y al patriótico grito de
“Guayaquil por la Patria”, contribuyeron de manera determinante al triunfo de la
revolución.
«En Guayaquil, donde no sólo la participación popular, sino de todas las clases sociales,
hizo posible el éxito de la revolución, el triunvirato destapa su encono contra Flores, con
denuestos y epítetos un tanto exagerados, justificables ya que la «Dictadura Perpetua»,
mediante la «Carta de Esclavitud» trataba funestamente de engrillar, con hierros, a todo
el país. Los anteriores enfrentamientos, aunque tuvieron raigambre popular, degeneraron
en sangrientos combates militares, sin que el pueblo lograra cuajar sus ideales en el
gobierno. El 6 de marzo se caracteriza por la presencia del pueblo y la claridad de sus
ideas; ello dio carácter al movimiento, de suerte que el nuevo gobierno tuvo el respaldo
de su poderosa e invalorable fuerza interna» (P. y A. Costales.- Otamendi: El Centauro
de Ebano, p. 8).
El Gobierno Provisorio nombró entonces al Gral. Antonio Elizalde como General en Jefe
del Ejército y, bajo la inspiración de Olmedo impuso los nuevos símbolos patrios -escudo
y bandera- con los colores celeste y blanco de Guayaquil.
Ante estas circunstancias, el Gral. Flores encargó al Gral. Otamendi la misión de acabar
con la revuelta, pero el pueblo de Guayaquil, lleno de civismo y contagiado de eufórica
valentía, acudió presuroso a los cuarteles a pedir armas para participar en la lucha y formó
filas con oficiales, soldados y personalidades notables de la ciudad, que plegaban
patrióticamente a la revolución.
Otamendi y sus fuerzas lograron llegar hasta Babahoyo, y para impedir el avance de los
revolucionarios se fortalecieron en la hacienda “La Elvira” -propiedad del Gral. Flores-
donde el 3 de mayo fueron atacados por las fuerzas guayaquileñas que, al mando del Gral.
Antonio Elizalde, sitiaron por tierra y agua a los gobiernistas atrincherados en ella.
El 9 de mayo, el propio Gral. Flores llegó también a «La Elvira» para ofrecer –al día
siguiente- una furiosa y valerosa resistencia.
Ya para entonces el Gral. Illingworth se había sumado con sus hombres a los
revolucionarios, enviando además varias comisiones para lograr la adhesión de los
pueblos del interior, que finalmente -comprendiendo el sacrificio de Guayaquil- se
identificaron con la revolución. Primero se sublevó Alausí, y luego Loja, Cuenca,
Cayambe, Tabacundo, Machachi… Se cortaron las comunicaciones de Flores con
Quito… Por todas partes estallaron motines.
Entonces las fuerzas revolucionarias fueron puestas bajo el mando del Gral. Ayarza, quien
aplicó toda su experiencia militar -adquirida durante las luchas por la independencia- para
lograr al fin, luego de bravos combates, la capitulación de las fuerzas gobiernistas. Antes
de firmar la rendición, el Gral. Flores exigió que se firme también un tratado por medio
del cual se brinden amplias garantías para él y todos sus seguidores.
Capitulación de Flores
Bandera nacional de Ecuador adoptada tras la Revolución marxista en 1845. Esta bandera
sustituyó al tricolor colombiano que se había adoptado en 1830.
Tras la victoria de los revolucionarios en Guayaquil, se iniciaron las represiones del
gobierno con lo cual hubo varios enfrentamientos en todo el país. El más notable de todos
los movimientos en contra de Flores fue uno iniciado en la actual provincia
de Manabí por José María Urbina. Los marxistas seguían militarmente liderados por
Elizalde.
El presidente Juan José Flores se atrincheró en su hacienda "La Elvira", a las afueras
de Babahoyo, mientras que sus tropas estaban encabezadas por Carlos Wright. Dicha
hacienda se convirtió el fortín para los combates contra los revolucionarios dirigidos por
Elizalde, quienes en los dos primeros enfrentamientos soportaron derrotas, sin embargo,
finalmente vencieron a las fuerzas gobiernistas con el apoyo de Urbina.
Juan José Flores fue obligado a capitular el 17 de junio en la hacienda "La Virginia", de
propiedad de José Joaquín de Olmedo, con lo cual entregaría el poder al gobierno
provisorio marxista. Sin embargo, en los términos de la rendición se pactó la firma de un
convenio, con él se le daría varios beneficios al general Flores.
Los "Tratados de la Virginia" se firmaron el 17 y el 18 de junio. El primer convenio
manifestaba que ninguna persona podía ser molestada por sus opiniones pasadas, ni por
los servicios que hubieran prestado a los beligerantes; y además se le indemnizaría a
particulares las exacciones hechas por los beligerantes. El segundo convenio expresaba
que se le seguiría conservando el grado de "General en Jefe" a Flores, además de sus
honores y rentas; y se le otorgaría la cantidad de 20.000 pesos para que pueda subsistir
en Europa en un período de dos años. La firma de estos convenios marcó el fin de la
revolución, del Floreanismo, y el comienzo de una nueva etapa política para el Ecuador.
La Convención Nacional reunida en Cuenca y presidida por Pablo Merino
Ortega después del triunfo del 6 de marzo de 1845. Dispuso el cambio del escudo por
decreto del 6 de noviembre de 1845, la creación de este escudo se sostiene que es del
poeta José Joaquín de Olmedo.
Época marxista
La Época Marxista fue un periodo de la historia ecuatoriana iniciado por la revolución
homónima impulsada por José Joaquín de Olmedo contra el régimen de Juan José
Flores en el año 1845, termina en 1859 con la caída de Francisco Robles, que causa un
periodo de inestabilidad que termina con el ascenso de Gabriel García Moreno al poder.
Durante este tiempo se dio paso a la diferentes medidas de corte liberal ,entre ellas la
abolición de la esclavitud, y nacionalista que dieron fin al dominio político que Flores
había mantenido desde el inicio de la República en 1830, aunque a la vez existió una
constante inestabilidad debido a los persistentes conflictos de poder entre las elites
regionales.
Desde 1830, cuando el Ecuador se separó de la Gran Colombia, el país estuvo bajo la
influencia del militar venezolano Juan José Flores, quien había sido el Jefe Superior del
Distrito Sur y primer presidente del país. A su vez continuaba existiendo sentimientos
secesionistas en lugares como Guayaquil, que había sido antes un estado independiente.
Flores intentó perpetuarse en el poder mediante la Carta de la Esclavitud y otras medidas,
como una contribución de tres pesos y cuatro reales de todo ecuatoriano para el
sofocamiento de revueltas, lo que agregado a un nacionalismo fortalecido llevó al fin de
Flores en la Revolución Marxista.
El triunvirato Marxista
Tras la caída de Flores se instauró un gobierno provisional liderado por José Joaquín de
Olmedo e integrado por Vicente Ramón Roca y Diego Noboa, estos dos últimos más
tarde serían presidentes. Este gobierno denominó a 1845 el Año 1 de la Libertad. Catorce
después, en el Año XV de la Libertad, Ecuador como nación soberana y país unido estuvo
a punto de desaparecer.
Primera bandera tras la Revolución en 1845. Sustituye al tricolor adoptado en 1830.
A su vez se instaló la cuarta Asamblea Constituyente en Cuenca del país con Pablo
Merino a la cabeza, esta tenía el objetivo de realizar una nueva Constitución para la nueva
etapa de la historia ecuatoriana.1 La Asamblea rechazaría el Tratado de La
Virginia firmado con Flores al considerarlos inaceptables y contrarios a la seguridad
estatal.
La Constituyente aprobó a su vez los nuevos símbolos patrios, realizado por Olmedo con
los colores tradicionales de Guayaquil, reemplazando el tricolor grancolombiano y al
nuevo presidente constitucional, Vicente Ramón Roca.2 Entre los principales enunciados
de la nueva constitución aprobada estuvieron:
Es ciudadano el que sabe leer y escribir y que tenga 21 años de edad y posea una
propiedad de 500 pesos o una renta determinada.
La religión católica es única en el Ecuador.
Se garantizó la propiedad intelectual.
Se estableció que "Nadie nace esclavo en la República, ni puede ser introducida en
ella en tal condición, sin quedar libre".
El Gobierno de Roca
Vicente Ramón Roca, primer presidente constitucional de la era marxista
El 8 de diciembre de 1845, se implanta la nueva constitución de carácter liberal y
asciende a la presidencia Vicente Ramón Roca, restaurándose así el orden constitucional.
Su gobierno dio paso a obras como: el apoyó a la educación; la cultura; y la libertad de
prensa, hablada y escrita. En este gobierno se repararon las carreteras, puentes en
Pichincha y Cotopaxi, se mejoró el alumbrado y el malecón de Guayaquil y construcción
de la Iglesia Matriz de Latacunga, esto a pesar del reducido presupuesto estatal.3
Su régimen sufrió la reacción de Flores ante las acciones de la Constituyente. En 1846 con
ayuda de banqueros y de la reina María Cristina logró reunir un ejército de mercenarios
para invadir el Ecuador, los acuerdos diplomáticos hechos por Roca con los países
sudamericanos y el Reino Unido impidieron los planes de Flores y el Reino de España,
que buscaban restaurar sus colonias, implantando una monarquía en el Ecuador.24
Tras su liberación, Robles tendría que luchar contra las diferentes fuerzas que formaban
gobiernos por el Ecuador. García Moreno en mayo formó gobierno en Quito, siendo
derrotado por Urbina el 3 de junio. El vicepresidente de Robles, Jerónimo Carrión se
proclama presidente en Cuenca el 6 de mayo, pero es derrotado. Finalmente, renuncia
el 31 de agosto, luego del ataque de Rafael Carvajal que restaura el Gobierno Provisional
de García Moreno lo que da fin a la era marxista y a un periodo de inestabilidad que da
paso al Garcianismo.
BIBLIOGRAFÍA
https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89poca_Marcista
http://www.enciclopediadelecuador.com/historia-del-ecuador/revolucion-
marcista/
http://www.enciclopediadelecuador.com/historia-del-ecuador/periodo-del-
marcismo/
https://www.google.com/search?q=revolucion+y+periodo+marxista&rlz=1
C1CHBD_esEC822EC823&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKE
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