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En 1831 enfrentó con éxito una rebelión de Luis Urdaneta y en 1832 libró una guerra con
Colombia. En 1833 castigó con dureza a varios batallones alzados y a los ideólogos
llamados utilitaristas. Además, tuvo que enfrentar al que fue su vicepresidente, Vicente
Rocafuerte con quién logró un acuerdo para llevar a este último a la presidencia, Flores
venció a las fuerzas que se oponían al gobierno de Rocafuerte en Miñarica en 1835. 4
Vicente Rocafuerte:
Regreso a Ecuador y resumen de su carrera política[editar]
Véase también: Revolución de los Chihuahuas
Tras su regreso a Ecuador, lideró la oposición al gobierno de Flores, con quién luego pactó
su ascenso a la Presidencia de la República.11 Para este tiempo, había existido ya una
fuerte discordia con Simón Bolívar, tras la guerra con Perú dirigida por La Mar.
Advirtiéndole a Flores de su regreso a Ecuador y la amenaza que podía representarle, al
expresarle que "Es capaz de todo y tiene los medios para ello".12 Para 1833, el gobierno de
Flores enfrentaba una fuerte oposición por la Sociedad del Quiteño Libre, y en Guayaquil
la oposición al mando de Pedro Mena que, en 1834, devino en la Revolución de los
Chihuahuas y finalmente la captura de Vicente Rocafuerte en la isla Puná.1314
Durante su mandato, de 1835 a 1839, hizo uso de la fuerza para establecer el orden,
afirmando en una carta a Flores, que era preciso hacerlo todo "a punta de lanza". Solicitó
la revocación del pasaporte de Manuela Sáenz y de otros patriotas que no estaban de
acuerdo con su política.16 Tras completar su mandato, fue gobernador de Guayaquil y
diputado (1839-1842), conformó la convención nacional que redactó la constitución de
1843, y participó en varias conspiraciones contra Flores, en especial para la Revolución
marcista en 1845. Después de la caída del floreanismo, fue nombrado como representante
del Ecuador en varios países sudamericanos. En 1846, cuando el general Juan José
Flores intentó invadir Ecuador y Perú en nombre de la reina de España, Rocafuerte se
encontró entre quienes promovieron una conferencia hispanoamericana para organizar la
defensa común.
Rocafuerte, que había votado invariablemente por Olmedo, tuvo un célebre exabrupto: "Se
ha preferido la vara del mercader a la musa de Junín". Se refería a la vara del dios
Mercurio, patrón de los comerciantes, al canto de Olmedo a Bolívar. Se habló de compras
de votos; pero no hubo tal. Eso sí, Roca usó sus influencias. Olmedo no movió un dedo.
Estaba más allá del bien y del mal. Roca gobernó con sagacidad y tolerancia. Formó un
gabinete de personas competentes, respetó a la oposición que lo atacaba desde los
periódicos "El Zurriago" (látigo), "El Vengador", "El Rebenque" (látigo recio de jinete), "El
Progresista", "El Viejo Chihuahua" y "Fray Francisco y el Padre Tarugo"; pero obró
apasionadamente contra los partidarios de Flores y más cuando supo que el general se
preparaba en Europa para una reconquista española de Ecuador, en complicidad con la
reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
Diego Noboa:
Presidencia del Ecuador[editar]
La asamblea constituyente eligió el 8 de diciembre de 1850 a Diego Noboa presidente
interino por 23 votos contra 2 de Antonio Elizalde. Sin embargo el general Elizalde con sus
partidarios en el ejército ecuatoriano provocaron varios enfrentamientos en las provincias
de Chimborazo y Cotopaxi siendo derrotados sus partidarios a principio del año 1851.2
Finalmente la asamblea constituyente promulgó la Quinta Constitución del Ecuador.
Sancionada la Constitución, Diego Noboa fue elegido Presidente Constitucional de la
República el 26 de febrero de 1851.
Diego Noboa inició su gobierno realizando una purga política en el país, por temor a una
revolución: desterró al expresidente Vicente Ramón Roca y al general Antonio Elizalde.
Expulsó del ejército ecuatoriano a los elizaldistas y los reemplazó con militares floreanos
caídos en desgracia.1
El general José María Urbina aduciendo que el presidente Noboa había pactado con los
floreanos obteniendo para ellos algunos empleos en la administración pública y había
comprometido la integridad nacional preparó un golpe de Estado militar valiéndose de
su influencia sobre el ejército ecuatoriano. El 17 de julio de 1851 fue proclamado Jefe
Supremo de la República por la guarnición de Guayaquil.2
El intento fallido de invasión de Juan José Flores fue el pretexto utilizado por el gobierno
para decretar la proscripción de varias familias acusadas de floreanismo y que recibieron
órdenes de destierro y confiscación de bienes (entre las familias castigadas se encontraba
la esposa del expresidente y sus hijos).1
Francisco Robles:
Presidencia del Ecuador[editar]
Fue elegido como nuevo Presidente Constitucional de la República del Ecuador en
las elecciones presidenciales de 1856 como candidato oficialista.
Robles dispuso que los abogados de pobres y agentes fiscales debieran defender
gratuitamente al indio del interior. Después del terremoto que azotó a Quito en marzo de
1859, Robles dispuso la reparación de los daños causados.
El presidente provisional del Perú, mariscal Ramón Castilla, envió a Quito al ministro Juan
Celestino Cavero para que protestara por el Convenio Icaza-Prittchet suscrito en
septiembre de 1857. Cavero sostenía que por ese convenio Ecuador había pagado a los
acreedores británicos con territorios arnazónicos peruanos, y que Ecuador favorecía así el
establecimiento de una potencia colonialista en suelo americano. Cuatro veces protestó
Cavero. Las cuatro con arrogancia. Cavero se portó como un intrigante y malcriado. El
gobierno de Robles perdió la paciencia, suspendió el diálogo con Cavero y envió a Lima
como plenipotenciario a Francisco de Paula Icaza, quien había suscrito el impugnado
convenio. Cuando Cavero regresaba a Perú por la vía de Guayaquil, algunos porteños
exaltados tiraron un "año viejo" al balcón de la casa donde dormía el peruano. El grosero
"Año Viejo" representaba a Cavero y a Castilla. Cavero llevó el cuerpo del delito al
Congreso peruano, que, en sesión secreta, posesionó a Castilla y autorizó la guerra contra
Ecuador. El presidente Robles pidió las extraordinarias aduciendo una invasión peruana.
Era julio de 1858.
Cuando Robles pidió las extraordinarias, Gabriel García Moreno lo acusó de inventarse
este pretexto para desviar la atención pública del negocio de una supuesta venta de
las islas Galápagos que "enriquecía a los autores de (ese) inicuo plan". La invasión,
empero, no era un pretexto. Castilla había dispuesto que un crucero, dos fragatas, dos
transportes con cinco batallones, dos regimientos y un escuadrón de artillería bloquearan
la costa ecuatoriana el 26 de octubre de 1858. Al día siguiente, el Congreso ecuatoriano
movido por Gabriel García Moreno y Pedro Moncayo revocó las facultades extraordinarias
concedidas al presidente Robles. Este, valiéndose de los diputados gobiernistas, disolvió
el Congreso.
Se aceptó y decretó la creación del Himno Nacional del Ecuador, se impulsó la agricultura
en la provincia de Tungurahua y se fundó el Hospital de San Vicente de Paúl en
Latacunga.
Carrión tuvo que afrontar en parte la Guerra hispano-sudamericana, en la que Chile, Perú
y Ecuador intervinieron conjuntamente en acciones bélicas marítimas contra la flota
española que había declarado la guerra a Chile y al Perú.
A pesar de haber sido elegido gracias al respaldo de Gabriel García Moreno, durante su
gobierno obró con total independencia y apego a la ley, respetando las libertades y
evitando todo tipo de persecución y represión política.
Renegoció la deuda externa, atendió a la buena conservación de los caminos, abrió otros
nuevos y celebró algunos tratados con Colombia sobre extradición de reos, propiedad
literaria y comercio. En la administración de Borrero se dio un gran debate constitucional.
Borrero había prometido reformar la Constitución de 1869 y empezó a hacerlo. Según él,
no había otro medio legal que discutir las reformas en el Congreso, llevara el tiempo que
llevara. Pero los liberales más radicales no veían otra salida que la de convocar una
Asamblea Constituyente para armar una nueva Constitución.
Fue un gran debate, racional y apasionado. Borrero escuchó a unos y otros a lo largo del
primer trimestre de 1876. Consultó al Consejo de Estado y el 6 de abril dijo no a la
Convención . El texto de la negativa del ministro de lo Interior fue el siguiente: "La
convocatoria a la expresada Asamblea sería, si se expidiese, ilegal e inconveniente. Ni los
interesados en ella han tenido justo derecho para solicitarla ni el Poder Ejecutivo tiene
facultad para expedirla. Dictada por la Autoridad, sería arbitraria y despótica; proclamada
por los ciudadanos, revolucionaria y anárquica; y en uno y otro caso, inválida y punible.
Niego, por tanto, el decreto solicitado ...". Con esta respuesta, Borrero se puso la soga al
cuello.
Ignacio de Veintemilla:
En 1845, fue subteniente en el gobierno del presidente Vicente Ramón Roca. En 1849,
ascendió a teniente; en 1854 fue Capitán y combatió al gobierno del presidente Diego
Noboa. Por entonces contrajo matrimonio con Yolanda Tinajero Llona, la cual falleció al
igual que sus hijos en pocos años.
Entre 1857 y 1858 fue guardaespalda de su tío político: el senador Gabriel García Moreno,
esposo de su tía Rosa Ascázubi y Matheu.
En 1863, fue comandante del Regimiento de Lanceros y poco después ascendió a primer
jefe de la Artillería de Quito. Había formado la empresa llamada “Veintemilla y Co.”, que en
octubre recibió la concesión del gobierno para construir un astillero en gran escala en
Guayaquil, pero el proyecto no se pudo llevar a cabo por falta de capital.
La ceremonia del juramento tuvo lugar en la Catedral el 10 de febrero de 1884 a las doce
del día. En su discurso de posesión Caamaño fue muy pareo, no hizo promesas ni delineó
un programa: Mi único fin será buscar "la ventura nacional, sin miras dañadas, con un
corazón sano y una conciencia recta... y conservar la paz e ir después sin odios y sin
venganza a buscar el dulce reposo del hogar". Cuando Caamaño terminó su periodo
presidencial,-anota el historiador José María Le Gohuir, "más de 500 personas
pertenecientes a todas las categorías políticas le formaron un cortejo de honor; y se dio a
luz un voluminoso álbum de votos de aplauso, colectivos y personales, reunidos de toda la
República".
En 1861, García Moreno lo nombra como ministro de negocios en Francia con órdenes de
agilitar el proceso del protectorado francés que habían solicitado para Ecuador. Allí
propuso (según la documentación expuesta por el investigador Robertson, que recorrió los
archivos europeos por años) un plan que comprendía la cesión de las islas Galápagos al
imperio francés, así como de las tierras situadas a orillas del Río Amazonas y que
pertenecían al país. Flores Jijón también habló del compromiso ecuatoriano de adoptar
todos los medios para el establecimiento de una monarquía de ser necesario, misma que
podía incluir al Perú y otros países de Sudamérica bajo la corona de un príncipe designado
por Napoleón III, y para no despertar los celos de otros estados, podría llevar el nombre
de Reino Unido de los Andes.5
En marzo de 1869, dos meses después de la agresión, el gobernador del Azuay, Carlos
Ordóñez Lazo, lo desterró a Loja bajo la falsa acusación[cita requerida] de haber apoyado el
golpe del general José de Veintemilla en Guayaquil en contra García Moreno. El
Gobernador Ordóñez también desterró al suegro de Cordero, Dn. Miguel Heredia Astudillo,
con quien Ordóñez mantenía una vieja pugna por ser ambos exportadores de cascarilla y
competidores en dicho negocio. Cordero partió con su suegro a Loja, en donde murió este
último, quien era un anciano. Poco después de una revuelta de estudiantes en Cuenca
contra el Gobernador Ordóñez, Cordero fue liberado.
En abril de 1875, realizó una de las primeras exploraciones a Gualaquiza, publicando sus
relatos en un libro de viaje: Una excursión a Gualaquiza, aparecido el 4 de agosto de ese
año.
En agosto de 1875 viajó a Lima, ciudad de donde trajo nueve pequeños ejemplares de
árboles araucaria excelsa, y a su regreso a Cuenca sembró a ocho de ellos en la plaza
Vargas Torres, actual parque Calderón de Cuenca, y el restante en el jardín de su casa en
esa ciudad. En la actualidad (2014), esos árboles todavía están en pie. Durante el
Gobierno de Antonio Borrero, amigo suyo, Cordero ocupó las funciones de Jefe Político de
Cuenca desde 1875 hasta 1876.
En el año de 1877, publicó algunas artículos en los que demostraba su contrariedad con el
Dictadura del Gral. Ignacio de Veintemilla. En 1880 envió a la Exposición Nacional
de Guayaquil una colección completa de cereales azuayos, minerales y plantas de esa
provincia, obteniendo Medalla de Oro y de Bronce, así como la designación de Miembro
Honorario de la Sociedad Filantrópica del Guayas.
Eloy Alfaro:
Se unió al general Ignacio de Veintemilla en la llamada Revolución de Veintemilla y se
distinguió en el Combate de Galte, la batalla que consolidó la Jefatura Suprema del
general. Pronto se decepcionó de él, volviendo a Panamá, regresó a Guayaquil en abril de
1878 para combatirlo. En noviembre de ese año fue apresado y cargado de grillos hasta
marzo de 1879. Gracias a la valiente defensa de Montalvo fue puesto en libertad y
expulsado a Panamá. Como su fortuna material había venido a menos, pues con ella
financiaba su activismo libertario y porque Panamá había entrado en crisis económica,
Alfaro cayó en la pobreza. Trabajó como periodista, pero volvió a la lucha armada en 1882
al proclamarse Veintemilla nuevamente dictador. Cuando Alfaro contó a su madre que se
aproximaba la guerra civil, recibió de ella esta bendición: 'Bien está. Vaya usted a cumplir
sus deberes con la patria'.
Se embarcó para Esmeraldas y asumió la dirección del movimiento armado, pero fue
vencido y tras un escape prodigioso y lleno de sufrimientos a través de los Andes y la
selva llegó a Panamá. Volvió otra vez a combatir en la campaña de la Restauración, lo que
le valió ser nombrado Jefe Supremo de Manabí y Esmeraldas. Los opositores le echaron
en cara el decreto del 2 de julio de 1883, en el que ordenaba que los "sindicados sean
juzgados sumaria y verbalmente sin apelación" y que "los bienes de todos estos criminales
se les confisquen mientras dure la guerra y para emplearlos en sostener la guerra".
Sus tropas fueron las primeras en cercar a Guayaquil. Combatió en la batalla del 9 de julio
de 1883 y entró triunfante en la ciudad. Convocada la asamblea constituyente de 1884,
renunció a la Jefatura Suprema de Esmeraldas y Manabí, recibió la confirmación de su
grado de general y se exilió del Ecuador.
Poco después, volvió para combatir al presidente José María Plácido Caamaño y liderar a
los montoneros en la conocida como Revolución de los Chapulos. En diciembre de 1884
perdió el Combate naval de Jaramijó en el vapor "Pichincha", antes "Alajuela" (como la
ciudad donde fue exiliado en Costa Rica y donde iniciado en la francmasonería regular),
contra la flotilla del presidente Caamaño, comandada por el general Reinaldo Flores. Para
no rendirse, encalló la nave y la incendió. Escapó a Panamá atravesando Colombia en una
odisea plagada de dificultades de la que salió nimbado con la aureola de héroe mítico
siempre derrotado pero jamás definitivamente vencido. "General de las Derrotas" lo
llamaban entre despectivos y asombrados sus grandes enemigos conservadores.
Moncayó precisó que según documentos del Ministerio de Guerra y Marina del Ecuador de
1900, que publicó en ese año el Escalafón Militar de los generales ecuatorianos, con sus
respectivas antigüedades, Eloy Alfaro fue nombrado General de Brigada el 2 de febrero de
1883, durante la guerra civil que derrocó al general Ignacio de Veintimilla, quien ejercía de
"Jefe Supremo y Capitán General de los Ejércitos de la República", es decir, de dictador. 3
Leónidas Plaza Gutiérrez:
El 14 de noviembre de 1884 plegó en Charapotó a la revolución liberal contra el presidente
Caamaño y formando parte del contingente armado de su pariente Juan Francisco
Centeno pasó a Bahía y se embarcó en diciembre en el vapor "Alajuela":
Al día siguiente se produjo el desigual combate naval de Jaramijó. El Alajuela dio buena
cuenta del Huacho en pocos minutos. Plaza estuvo entre los primeros que abordaron con
Fidel Andrade y el Contramaestre Pancho Domínguez; las restantes fuerzas navales del
gobierno al mando del General Reinaldo Flores llegaron a toda máquina en el "Nueve de
Julio", tratando de ayudar a los suyos, pero hallaron a los dos barcos incendiados, que se
iban a pique.
Mientras tanto Alfaro y los suyos habían ganado las playas a nado y se internaban en las
selvas de Esmeraldas, combatiendo en retirada hasta las fronteras por Tumaco.
Después de sufrir esta odisea huyó a Panamá y estuvo que ganarse la vida como simple
jornalero, pero el 18 de agosto de 1885 el gobierno colombiano le obligó a salir de allí.
Entonces Alfaro le recomendó ante su amigo personal Francisco Menéndez, político liberal
y Presidente de la República de El Salvador, quien lo ascendió a Mayor, le confió la
custodia de la plaza fuerte de Santa Ana y en 1889 lo ascendió a Gobernador del
Departamento de Sonsonate, con capital en el Puerto La Unión.
Lizardo García:
Regresó a Guayaquil en 1898, fue elegido senador y vicepresidente del Senado. Impulsó
los proyectos de las leyes de Bancos y de la Moneda. En 1899 ocupó la presidencia de
la Municipalidad de Guayaquil y dirigió la Junta de Canalización que dotó con la planta
proveedora de agua al Cuerpo de Bomberos y aumentó el caudal de agua potable. En
el pánico bancario de 1901, fue nombrado "liquidador de la quiebra" del Banco Comercial y
Agrícola, pero su gestión fue tan eficaz que logró rehabilitar el banco en pocos meses. En
1903, el presidente Leonidas Plaza lo designó comisionado Fiscal en Londres para tratar el
arreglo de cuentas de la construcción del ferrocarril. Luego de cinco meses de gestión
publicó el folleto "Deuda Externa".
En 1905 fue elegido presidente de la República. Depuesto en enero de 1906 por Alfaro,
viajó con salvoconducto a Barcelona, de donde retornó en 1912 casi ciego por la
enfermedad del glaucoma. En Barcelona escribió el folleto "La propiedad en su aspecto
sociológico". En 1923 el Concejo Cantonal le declaró "Hijo Benemérito de la Ciudad de
Guayaquil". Su fortuna había disminuido, pero en 1931 heredó de su hijo "La Linda",
hacienda de 20 mil hectáreas en Balzar.
Murió en Guayaquil el 29 de mayo de 1937 a los 93 años de edad. Bondadoso, gentil,
sencillo, simpático, amiguero y deferente con todos, tocaba la flauta y poseía muy bien el
francés. Le gustaba la comida criolla y especialmente el pescado al vapor y la avena con
leche, azúcar y canela.
Emilio Estrada:
Pese a su amplio triunfo en las elecciones presidenciales de 1911, el presidente Eloy
Alfaro quiso prorrogar su presidencia y buscó excusas para pedir a Estrada que renuncie
antes de posesionarse de la presidencia. Una de esas excusas fue que tenía problemas
cardíacos (que no los había tenido nunca antes) y otra excusa era que Estrada no era
popular (después de un triunfo arrollador en las elecciones). Como Estrada no aceptó las
intimaciones de Alfaro, el presidente convocó un Congreso Extraordinario para
descalificarlo, pero no lo consiguió. El 3 de julio de 1911 a las once de la mañana y dos
meses antes de que Estrada se posesionara, el general Emilio María Terán, su partidario,
fue asesinado por el coronel Luis Quirola en el bar del Hotel Royal de Quito. Terán
complotaba para deponer a Alfaro. El alfarismo explicó el asesinato como un crimen de
faldas; la oposición, como un crimen político. El 11 de agosto de 1911, varios cocheros
partidarios de Terán asesinaron a Quirola, que guardaba prisión en el Panóptico. Ese
mismo día 11 al grito de "¡Abajo la dictadura! ¡Viva Emilio Estrada! ¡Viva la Constitución!",
muchos soldados y una fuerte poblada asaltaron el Palacio de Carondelet para capturar a
Alfaro. El ministro de Chile, Víctor Eastman Cox, fue a Palacio, condujo al presidente a
su embajada y le salvó la vida a él y a la familia. Carlos Freile Zaldumbide, cabeza del
Senado, exigió, amenazado por el pueblo, la renuncia de Alfaro. Este contestó: "No deseo
que por mi interés personal se derrame una sola gota de sangre" y renunció. Tropas de la
Segunda Zona Militar al mando del general Ulpiano Páez avanzaban sobre Quito para
defender a Alfaro. Alfaro convenció a Páez de que desistiera del intento y Páez así lo hizo.
Al día siguiente se produjo el desigual combate naval de Jaramijó. El Alajuela dio buena
cuenta del Huacho en pocos minutos. Plaza estuvo entre los primeros que abordaron con
Fidel Andrade y el Contramaestre Pancho Domínguez; las restantes fuerzas navales del
gobierno al mando del General Reinaldo Flores llegaron a toda máquina en el "Nueve de
Julio", tratando de ayudar a los suyos, pero hallaron a los dos barcos incendiados, que se
iban a pique.
Mientras tanto Alfaro y los suyos habían ganado las playas a nado y se internaban en las
selvas de Esmeraldas, combatiendo en retirada hasta las fronteras por Tumaco.
Después de sufrir esta odisea huyó a Panamá y estuvo que ganarse la vida como simple
jornalero, pero el 18 de agosto de 1885 el gobierno colombiano le obligó a salir de allí.
Entonces Alfaro le recomendó ante su amigo personal Francisco Menéndez, político liberal
y Presidente de la República de El Salvador, quien lo ascendió a Mayor, le confió la
custodia de la plaza fuerte de Santa Ana y en 1889 lo ascendió a Gobernador del
Departamento de Sonsonate, con capital en el Puerto La Unión.
Poco después, en audaz maniobra que tuvo buen resultado, Plaza y Antonio Ezeta,
hermano del Presidente de la República de El Salvador, atacaron a Rivas en la capital
salvadoreña, venciéndolo. De allí en adelante pasó a desempeñar la Inspección General
de Aduanas, hasta que el General Amaya le convenció para conspirar contra Ezeta, pero
la trama fue descubierta y fue expulsado a California.
Plaza comprendió que ya nada más podía hacer en Centroamérica, regresó a Panamá
"donde lavó botellas", siguió a Guayaquil y tomó a consignación varios cientos de quintales
de azúcar en Valdez y Cía. que llevó a vender a Nicaragua, donde se puso al servicio del
presidente conservador Roberto Sacasa en 1892, contra quien conspiró al poco tiempo el
General liberal Juan de Dios Zelaya, que triunfó en la batalla de Masalla.
Plaza figuró entre los vencidos, pero usando de la Influencia de Alfaro consiguió
nuevamente entrar al ejército nicaragüense, aunque por poco tiempo, pues se dedicó a
conspirar con un señor Ortiz hasta que fueron sorprendidos y expulsados a Costa Rica en
1893, donde el presidente Rafael Iglesias Castro el 8 de diciembre le nombró Comandante
de armas del puerto de Alajuela con el grado de General.
Ese año y con motivo del serio conflicto con el Perú, se apresuró a enviar un telegrama
ofreciendo su espada y persona en la defensa de la integridad territorial ecuatoriana y
como el asunto no pasó a mayores, siguió viviendo en Costa Rica.
En junio del 95 se valió de cuanto medio estuvo a su alcance para que Alfaro le trajera a
Guayaquil y no lo consiguió por su pasada conducta. En el puerto, varios familiares y
amigos intercedieron en su favor y finalmente Alfaro consintió en su venida.
Llegó cuando el ejército había viajado a la sierra y estuvo en Cajabamba poco antes de la
batalla de Gatazo, donde prestó oportuna ayuda a Medardo Alfaro en lo más recio del
combate, en calidad de Jefe de Estado Mayor y a la cabeza del batallón Daule, que
sostuvo en todo momento los fuegos.
Desde el 26 de enero de 1896 fue designado Gobernador del Azuay, pero renunció a las
pocas semanas dejando en su reemplazo al Coronel Carlos Otoya, quien tuvo que hacer
frente a la reacción conservadora del 23 de mayo de ese año, apoyándose en el Coronel
Ullauri, para dispersar a los revolucionarios del Azuay.
A principios de junio regresó a la sierra y se puso a las órdenes del General Juan
Francisco Morales, quien le nombró Comandante en Jefe de la Campaña del centro. El 3
de julio batió a las guerrillas conservadoras en Quimiag, al tiempo que el presidente Alfaro
las arrollaba en Chambo. Luego siguió con Flavio Alfaro al punto denominado Santo
Domingo y en Huapante derrotaron al Coronel Francisco Bucheli y lo ahuyentaron; en
Cuenca la situación era muy diferente pues la ciudad acababa de ser ocupada por los
conservadores del General Antonio Vega Muñoz. Alfaro se dio cuenta de la gravedad del
momento y dejando de Gobernador del Chimborazo al coronel Daniel Andrade y de
Comandante de Armas a Plaza, se trasladó con el grueso del ejército y tomó Cuenca el 23
de agosto, mientras Plaza abandonaba Riobamba y abría operaciones en el Tungurahua
ayudado por el Coronel Pedro Concha que triunfó en Daldal el 18 de agosto.
En octubre asistió como diputado a la Convención Nacional que se inauguró en Guayaquil
y Alfaro le obtuvo la concesión del Generalato, confirmándole el grado que ya había usado
en Centroamérica.
En 1898 viajó a esas repúblicas. En 1900 fue Comandante en Jefe de las provincias del
Sur con sede en Loja, salió electo Diputado por Esmeraldas y cumplió en todo con la
voluntad del presidente Alfaro, incluso acostumbraba viajar las mañanas a Pomasqui
donde veraneaba la familia presidencial y empezó a cortejar a América Alfaro, de solo
quince años, hija del viejo luchador, quien como padre amoroso, se emocionó y hasta
pensó en algún momento en planes matrimoniales.
La longevidad del patriarca de las Letras, la Música y la Vida Pública Nacional Alfredo
Baquerizo Moreno -muerto a los 92 años de edad-, puede atribuirse probablemente a su
temperamento ecuánime y a un hogar armonioso poblado de 12 hijos. De él, dice el
historiador Carlos Manuel Larrea: "Inolvidables las gratas conversaciones íntimas cuando
después de fatigantes jornadas de trabajo, me invitaba cariñoso a pasear en automóvil por
los pintorescos caminos de los alrededores de Quito, y olvidando momentáneamente los
graves problemas políticos, me hablaba de libros y escritores, de novelistas y poetas, de
música y de toda manifestación artística... ".
Gonzalo Córdova:
También tuvo que afrontar la oposición de los liberales socializantes, cuyo principal
exponente era el político e industrial quiteño Luis Napoleón Dillon. Córdova lo había
nombrado ministro de Hacienda, pero, según aducía la prensa serrana, Dillon no había
obtenido el plácet del Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil que prácticamente decidía
en la política del Gobierno. En 1922, Dillon había organizado La Sociedad de Crédito
Internacional en Quito para emitir moneda en la Sierra. "La sociedad ya había impreso y
registrado sus billetes", escribe la historiadora Linda Alexander Rodríguez, "cuando
Francisco Urvina Jado (gerente del Banco Comercial y Agrícola) se enteró de que los
billetes no tenían respaldo", y para "proteger la moneda nacional" logró que el ministro de
Hacienda, Alfonso Larrea, prohibiera la circulación de esos billetes. Por estas razones
personales y también regionales e ideológicas Dillon detestaba la plutocracia guayaquileña
y sobre todo a Urvina Jado.
Dillon escribía regularmente en el periódico La Antorcha del grupo socialista del mismo
nombre y desde esa tribuna clamaba contra "la corrupta plutocracia costeña " y exigía la
reforma social. La oposición a Córdova provenía, además, del periódico El Abanderado,
dirigido por el teniente coronel en servicio pasivo Víctor M. Naranjo. Entre sus lectores
estaban los militares. Naranjo los clasificaba en dos categorías: los oficiales políticos como
Leonidas Plaza que se ocupaban de sus intereses y los oficiales profesionales como el
general Francisco Gómez de la Torre que se preocupaban por la suerte de los
ecuatorianos. Pedía que se forjara un Ejército nuevo. Y así ocurrió. Se creó la "Liga Militar"
integrada por oficiales jóvenes que buscaban la renovación social y económica del
Ecuador. El socialismo influía en ellos y también la mística "marcha sobre Roma " (1922) y
el nacionalismo de Benito Mussolini, bebidos ambos de los labios de los instructores de la
Misión Italiana. La Junta Militar Chilena que depuso al presidente Arturo Alessandri (1924)
fue el modelo que se propusieron seguir en cuanto se presentara la oportunidad.
La administración de Córdova se iba a pique. A los cinco meses de gestión tuvo que
ausentarse a Guayaquil por razones de salud. La estadía en esa ciudad aumentaba el
temor serrano de que Córdova fuese un prisionero de la plutocracia. El presidente del
Congreso, Alberto Guerrero Martínez, quien aspiraba a la presidencia de la República en
el próximo período, gobernó entre febrero y junio de 1925 mientras Córdova estuvo
ausente. Guerrero fue duro con la oposición: desterró a Jijón y Caamaño y al coronel
Lasso. Logró que el Congreso aprobara la compra del 75% de las acciones de la Empresa
del Ferrocarril Guayaquil-Quito en abril de 1925 y presidió con ello la junta de accionistas.
Gonzalo Córdova:
de la moneda, consecuencia de las emisiones sin respaldo y de la inconvertivilidad de los
billetes. Existía mucha especulación, la importación en grande escala de artículos de lujo
que los bancos favorecían. Por unos días también ocupó la presidencia el vicepresidente
Temístocles Terán. La nacionalización del Ferrocarril Transandino o ferrocarril del Sur, en
términos ventajosos para el país fue un acierto. El Ministro de Hacienda son Miguel
Albornoz desplegó gran actividad para el arreglo y equilibrio de la Hacienda
Pública. Ibarra tuvo agua potable, se inauguró la carretera Loja-Portoviejo,
en Riobamba una nueva estación ferroviaria, en Santa Rosa el Hospital. Hasta tanto el
presidente Córdova que se encontraba en Guayaquil por el estado de salud y prescripción
médica, a fines de mayo de 1925 se encontraba en Quito.
También tuvo que afrontar la oposición de los liberales socializantes, cuyo principal
exponente era el político e industrial quiteño Luis Napoleón Dillon. Córdova lo había
nombrado ministro de Hacienda, pero, según aducía la prensa serrana, Dillon no había
obtenido el plácet del Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil que prácticamente decidía
en la política del Gobierno. En 1922, Dillon había organizado La Sociedad de Crédito
Internacional en Quito para emitir moneda en la Sierra. "La sociedad ya había impreso y
registrado sus billetes", escribe la historiadora Linda Alexander Rodríguez, "cuando
Francisco Urvina Jado (gerente del Banco Comercial y Agrícola) se enteró de que los
billetes no tenían respaldo", y para "proteger la moneda nacional" logró que el ministro de
Hacienda, Alfonso Larrea, prohibiera la circulación de esos billetes. Por estas razones
personales y también regionales e ideológicas Dillon detestaba la plutocracia guayaquileña
y sobre todo a Urvina Jado.
Dillon escribía regularmente en el periódico La Antorcha del grupo socialista del mismo
nombre y desde esa tribuna clamaba contra "la corrupta plutocracia costeña " y exigía la
reforma social. La oposición a Córdova provenía, además, del periódico El Abanderado,
dirigido por el teniente coronel en servicio pasivo Víctor M. Naranjo. Entre sus lectores
estaban los militares. Naranjo los clasificaba en dos categorías: los oficiales políticos como
Leonidas Plaza que se ocupaban de sus intereses y los oficiales profesionales como el
general Francisco Gómez de la Torre que se preocupaban por la suerte de los
ecuatorianos. Pedía que se forjara un Ejército nuevo. Y así ocurrió. Se creó la "Liga Militar"
integrada por oficiales jóvenes que buscaban la renovación social y económica del
Ecuador. El socialismo influía en ellos y también la mística "marcha sobre Roma " (1922) y
el nacionalismo de Benito Mussolini, bebidos ambos de los labios de los instructores de la
Misión Italiana. La Junta Militar Chilena que depuso al presidente Arturo Alessandri (1924)
fue el modelo que se propusieron seguir en cuanto se presentara la oportunidad.
La administración de Córdova se iba a pique. A los cinco meses de gestión tuvo que
ausentarse a Guayaquil por razones de salud. La estadía en esa ciudad aumentaba el
temor serrano de que Córdova fuese un prisionero de la plutocracia. El presidente del
Congreso, Alberto Guerrero Martínez, quien aspiraba a la presidencia de la República en
el próximo período, gobernó entre febrero y junio de 1925 mientras Córdova estuvo
ausente. Guerrero fue duro con la oposición: desterró a Jijón y Caamaño y al coronel
Lasso. Logró que el Congreso aprobara la compra del 75% de las acciones de la Empresa
del Ferrocarril Guayaquil-Quito en abril de 1925 y presidió con ello la junta de accionistas.
También tuvo que afrontar la oposición de los liberales socializantes, cuyo principal
exponente era el político e industrial quiteño Luis Napoleón Dillon. Córdova lo había
nombrado ministro de Hacienda, pero, según aducía la prensa serrana, Dillon no había
obtenido el plácet del Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil que prácticamente decidía
en la política del Gobierno. En 1922, Dillon había organizado La Sociedad de Crédito
Internacional en Quito para emitir moneda en la Sierra. "La sociedad ya había impreso y
registrado sus billetes", escribe la historiadora Linda Alexander Rodríguez, "cuando
Francisco Urvina Jado (gerente del Banco Comercial y Agrícola) se enteró de que los
billetes no tenían respaldo", y para "proteger la moneda nacional" logró que el ministro de
Hacienda, Alfonso Larrea, prohibiera la circulación de esos billetes. Por estas razones
personales y también regionales e ideológicas Dillon detestaba la plutocracia guayaquileña
y sobre todo a Urvina Jado.
Dillon escribía regularmente en el periódico La Antorcha del grupo socialista del mismo
nombre y desde esa tribuna clamaba contra "la corrupta plutocracia costeña " y exigía la
reforma social. La oposición a Córdova provenía, además, del periódico El Abanderado,
dirigido por el teniente coronel en servicio pasivo Víctor M. Naranjo. Entre sus lectores
estaban los militares. Naranjo los clasificaba en dos categorías: los oficiales políticos como
Leonidas Plaza que se ocupaban de sus intereses y los oficiales profesionales como el
general Francisco Gómez de la Torre que se preocupaban por la suerte de los
ecuatorianos. Pedía que se forjara un Ejército nuevo. Y así ocurrió. Se creó la "Liga Militar"
integrada por oficiales jóvenes que buscaban la renovación social y económica del
Ecuador. El socialismo influía en ellos y también la mística "marcha sobre Roma " (1922) y
el nacionalismo de Benito Mussolini, bebidos ambos de los labios de los instructores de la
Misión Italiana. La Junta Militar Chilena que depuso al presidente Arturo Alessandri (1924)
fue el modelo que se propusieron seguir en cuanto se presentara la oportunidad.
La administración de Córdova se iba a pique. A los cinco meses de gestión tuvo que
ausentarse a Guayaquil por razones de salud. La estadía en esa ciudad aumentaba el
temor serrano de que Córdova fuese un prisionero de la plutocracia. El presidente del
Congreso, Alberto Guerrero Martínez, quien aspiraba a la presidencia de la República en
el próximo período, gobernó entre febrero y junio de 1925 mientras Córdova estuvo
ausente. Guerrero fue duro con la oposición: desterró a Jijón y Caamaño y al coronel
Lasso. Logró que el Congreso aprobara la compra del 75% de las acciones de la Empresa
del Ferrocarril Guayaquil-Quito en abril de 1925 y presidió con ello la junta de accionistas.
Isidro Ayora:
En la presidencia de Isidro Ayora gobernaron durante nueve meses dos Juntas de
Gobierno Provisional. La primera de ellas fue creada por la Junta Provisional Militar
presidida por el teniente coronel Luis Telmo Paz y Miño el 10 de julio de 1925. Esta fue
designada por la Junta Suprema Militar compuesta de representantes de las reparticiones
de cada una de las unidades militares del Ejército y encabezada por el mayor Juan Ignacio
Pareja. Todo esto a raíz del golpe de Estado del 9 de julio de 1925 conocido como
Revolución Juliana. La conspiración había sido tramada por oficiales jóvenes del Ejército
en reuniones militares secretas. La Revolución Juliana abarca el período de dichas juntas
de Gobierno Provisional, la presidencia interina de Isidro Ayora y su presidencia
constitucional que concluyó por un nuevo golpe militar el 24 de agosto de 1931.
Guayaquil, 9 de julio de 1925 por la tarde. Los oficiales jóvenes de la guarnición bajo la
jefatura del sargento mayor Ildefonso Mendoza Vera luego de apresar a las autoridades de
Gobierno, a Francisco Urbina Jado, propietario del Banco Comercial y Agrícola de
Guayaquil, a otros representantes de la banca y a los propios jefes militares, constituyeron
una Junta Militar de Gobierno con el aplauso del pueblo y de los estudiantes del colegio
Vicente Rocafuerte. En Quito a las 11 de la noche, el mayor Carlos Guerrero acompañado
de ocho oficiales y 50 soldados del Batallón Pichincha depuso al presidente Gonzalo
Córdova: "En nombre de la Junta Militar y de la guarnición de esta plaza ha cesado usted
en sus funciones", le dijo. Apresados sin derramamiento de sangre los jefes del
Regimiento Sucre y del Batallón Manabí así como las autoridades del Gobierno, los
oficiales rebeldes nombraron una Junta Provisional Militar que duró de las dos de la tarde
a las ocho de la noche, compuesta por el Tnte. Crnel. Luis Telmo Paz y Miño (Presidente),
Sgto. Myr. Carlos A. Guerrero, Cap. Emilio Valdivieso, Sbtnte. Ángel Bonilla y el Tnte.
Federico Struve. Esta Junta eligió, por voto nominal y secreto, a los siete miembros de la
Junta de Gobierno Provisorio, cuatro por la Sierra y tres por la Costa, y le confirió amplios
poderes para reorganizar la nación. Cada miembro ejercía la Presidencia Ejecutiva por
turnos semanales.
Neptalí Bonifaz:
El 28 de agosto de 1932, a consecuencia de la decisión del Congreso la guarnición de
Quito conjuntamente con los partidarios de Bonifaz, se subleva. Hubo un sangriento
enfrentamiento con las tropas leales al Gobierno y en las calles de Quito los combates
continuaron hasta el 1 de septiembre, provocando que el presidente encargado Alfredo
Baquerizo Moreno se refugie en la embajada argentina y que el ministro de
gobierno Carlos Freile Larrea asuma el gobierno.
Finalmente los sublevados fueron derrotados. Este episodio, en el cual murieron más de
dos mil personas, es conocido como la Guerra de los Cuatro Días. Posteriormente, Bonifaz
se dedicó a sus actividades privadas y se desempeñó de nuevo como presidente
del Banco Central del Ecuador en 1939.
Tomás Martínez dejó el comercio por la educación, fundó en Daule una escuela que pronto
se volvió famosa. Abrió la "Escuela Privada de Niños" en Guayaquil, el año de 1869. La
regentó durante un cuarto de siglo. "Se garantiza la educación", ofrecía y se comprometía
a enseñar gratuitamente al alumno que, llegado al quinto año, no se sintiera satisfecho con
sus conocimientos. "Cuando se acaben los tontos, se acabarán los pillos" era uno de sus
lemas favoritos. Muerto Tomás Martínez en 1894, su esposa fundó la "Escuela de Niñas
Florinda Mera viuda de Martínez", que funcionó hasta 1925.
El presidente Juan de Dios estudió en el Colegio San Vicente del Guayas y luego de un
año de Medicina cursó Jurisprudencia en la Universidad de Guayaquil.1 Terminada la
carrera, recibió el premio Municipio de Guayaquil al mejor estudiante de la facultad, pero
renunció a graduarse de abogado por un incidente con el decano, que lo hirió
profundamente. Martínez Mera fue una persona determinada y enérgica. A los 20 años de
edad, participó en la campaña militar de Eloy Alfaro sobre Quito y se volvió liberal, partido
al que fue fiel incluso cuando los liberales lo traicionaron. En 1902, como vicerrector
regentó el Colegio Vicente Rocafuerte; en ese año contrajo matrimonio con Francisca
Torres Lascano. Trabajó como tesorero de Hacienda del Guayas y en el conflicto de
1910 con el Perú fungió de capitán de la Primera Compañía del Batallón Patria. En 1920
representó a la Provincia del Guayas como diputado y en 1921 ocupó la presidencia de la
Cámara de Diputados
En 1936 hubo un intento de golpe de Estado contra Páez, la cual fue reprimida
violentamente bajo el mando del ministro de Defensa Alberto Enríquez Gallo, provocando
que el gobierno tome una postura más violenta contra los opositores, resultando la
promulgación de la ley de Defensa Social, en la cual suprimió garantías constitucionales y
permitía la persecución política a opositores; clausuró la Universidad Central de Quito,
desterró y encarceló a los comunistas involucrados con la revuelta a las islas Galápagos,
práctica que mantuvo con cualquier opositor, desterrando a quienes teniando los medios
económicos al exterior.
Su gobierno tuvo una ideología socialista en un inicio, virando hacia el liberalismo al final
de este, tomando inspiración de los gobiernos fascistas de Italia y Alemania en lo que
corresponde a la seguridad ciudadana, enfocándose en la represión y en el fortalecimiento
de la fuerza pública leal al gobernante.
Fundó la Caja del Seguro Social de Empleados Privados y Obreros en 1936, lo que sería
hoy el IESS. Promulgó la Ley Orgánica del Trabajo, que reguló la huelga, establecía
salario mínimo; reformó al Código Civil en relación con los hijos y madres ilegítimas
otorgándoles beneficios en lo que corresponde a herencias y pensiones; coordinó el
trasladó del conflicto limítrofe con Perú a Washington, para que ejerza como mediador
para lograr una resolución pacífica.
Durante su gobierno se dio celebración del Modus Vivendi con la Santa Sede, poniendo
punto final a un estado de aislamiento del país con Roma, con el objetivo de liquidar las
luchas religiosas en el país, restableciendo relaciones con el sumo pontífice de la Iglesia
Católica Pío XI, reestableció la personería jurídica de la Iglesia y le devolvió varias
propiedades nacionalizadas y trajo el cuerpo del entonces Siervo de Dios ahora
Santo Hermano Miguel Febres Cordero.
El 11 de enero de 1912, recibió la orden de resistir con tres reclutas al pie de un puente, y
allí se mantuvo pese al peligro. Después de la acción, fue abrazado y felicitado por
Andrade. Al concluir la campaña, se le licenció como sargento primero. Años después,
contaba la siguiente anécdota: "Un recluta muy joven me preguntó antes de la acción qué
había que hacer para no huir, porque estaba con mucho miedo. Yo le contesté en broma:
'Amárrate las piernas'. El recluta así lo hizo y resistió en su puesto de combate. Al finalizar
la acción, se lo llevaron en una camilla, porque había sido herido, pero mostraba en su
rostro la satisfacción del deber cumplido".
Entre 1912 y 1913, siguió un curso en la Escuela de Aplicación para Militares Inferiores
bajo las órdenes del coronel Luis Cabrera, y al concluirlo recibió el grado de subteniente.
Viajó a la provincia de Esmeraldas e intervino en la campaña contra el general Carlos
Concha Torres.
En 1915, ascendió a teniente, y ya era considerado el mejor caballista y jinete del país. El
1917, fue inspector de alcoholes de la parroquia Angamarca. En 1918, recibió los
despachos de capitán, fue enrolado en el famoso escuadrón Cazadores de los Ríos y
triunfó en diferentes concursos hípicos. Entonces, fue destinado a combatir el abigeato en
las provincias de la Costa. Ese año, contrajo matrimonio con Piedad Portilla Castro, de
quien se divorció años después, habiendo tenido sucesión.
En 1924, asistió al curso de caballería organizado por la Misión Italiana y fue destinado al
grupo de caballería n.º 1, llamado transitoriamente como "Escolta" pues luego le pusieron
"Yaguachi".3
Borrero quiso hacer un gobierno de conciliación nacional, pero no pudo. Desde el primer
momento existió rivalidad entre Arízaga y Borrero, pues ambos aspiraban a la presidencia
constitucional en cuanto la Asamblea expidiera una nueva Carta Política. "Fueron días de
extrema violencia. El Gobierno enviaba a sus hombres a insultar y agredir a los diputados
de Izquierda", recuerda el diputado Pareja Diezcanseco, dándose estos hechos luego de
un hecho polémico en el que infiltrados de Arízaga Luque utilizaban el telégrafo del Palacio
de Carondelet para hacer campaña a favor de este.
A pesar de haber intentado varios acuerdos, los asambleístas no lograron los votos
necesarios para elegir a ninguno de los dos candidatos, hasta que finalmente y amparados
en la romántica frase de «El Socialismo se presenta para salvar al Ecuador», algunos
dirigentes de dicho partido cambiaron su votación e inclinaron definitivamente la balanza.
Así, con los votos socialistas, logró la mayoría necesaria que el 2 de diciembre de 1938 lo
llevó a la Presidencia de la República. Pero no sólo se les escapó la presidencia a los
socialistas, sino también la Carta Política más socialista de todas hasta esa fecha. La
Carta contemplaba senadurías funcionales para los pequeños propietarios, arrendatarios y
aparceros, para los artesanos y para los empleados públicos y privados. Encomendaba al
Estado buscar un régimen de más adecuada distribución de las tierras mediante el
fraccionamiento de los latifundios y la concesión de agua a los pueblos y caseríos que
carecieran de ella. Entregaba al Estado el dominio inalienable e intransferible de las
riquezas del subsuelo. Disponía que "no (podía) ser elegido presidente el mandatario,
agente o abogado defensor de compañías extranjeras", lo que afectaba las aspiraciones
presidenciales de Carlos Arroyo del Río, el más opcionado entre los liberales.
Presentó su candidatura oficial para las elecciones presidenciales de 1940, las cuales
ganó y se posesionó el 1 de septiembre de 1940. Fue derrocado en la revolución del 28 de
mayo de 1944, conocida como la «La Gloriosa»; asilándose en Bogotá (Colombia).
Durante su estancia (1944- 1946), escribió los dos volúmenes de "Bajo el imperio del odio"
en defensa de su gestión presidencial, y algunas entregas de "En plena vorágine" contra
Velasco Ibarra.
Velasco fue recibido como un mesías liberador. Al cabo de tres años Velasco Ibarra,
traicionado por su ministro de Defensa, se exilió en Buenos Aires. Se dedicó a la docencia
del Derecho Constitucional e Internacional en la Universidad de La Plata; pero renunció y
se marchó a Caracas, Venezuela, a ganarse la vida enseñando esas mismas materias.
Carlos Mancheno:
Ante la baja popularidad del presidente, y el inminente cambio de ministro de defensa,
Mancheno lo derrocó y obligó a firmar un decreto en donde presentaba su renuncia y le
encargaba el poder ejecutivo, asumiendo el poder político inmediatamente como ministro
de defensa encargado del poder, designando a su gabinete.1 Poniendo en vigencia a
la Constitución de 1906,2 eliminó la vicepresidencia de la república ejercida por Mariano
Suárez Veintimilla, quién constitucional y legítimamente debía suceder a Velasco Ibarra,
tratando de justificar su encargo del poder como constitucional y legítimo por lo que asume
el cargo como Presidente de la República, anunciando que convocaría a una asamblea
constituyente.3 Esto causó malestar en un gran sector del ejército, quienes no apoyaban
la dictadura de Mancheno, encabezado por el coronel Ángel Baquero.
En este entorno se desataron dos combates por conquistar el poder: el primero en Yambo
el 2 de septiembre y el segundo en el Socabón al día siguiente, dando como resultado la
derrota del coronel Mancheno Cajas, la cual se produjo por la falta total de apoyo militar y
político, al verse perdido se refugia en la embajada de Venezuela y renuncia ante un
triunvirato compuesto por Humberto Albornoz, Alfonso Larrea Alba y Luis Maldonado
Tamayo. Este triunvirato entregó inmediatamente el poder al Vicepresidente restituido,
Mariano Suárez Veintimilla.