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REVOLUCIÓN MARCISTA

6 de marzo de 1845

Luego de la separación de la Gran Colombia, la primera Asamblea, en agosto de 1830 designa


como primer Presidente de la República de Ecuador al Gral. venezolano Juan José Flores.
Realmente la capacidad de Flores no pudo orientar al Ecuador, los problemas sociales, políticos y
económicos eran muy complejos. Surgió la oposición razonada de los periódicos “El Republicano”
de Quito y “El Hombre Libre” de Guayaquil, así como también de la Sociedad de “El Quiteño Libre”
cuyos dirigentes fueron castigados, perseguidos y asesinados. Entonces, con un acto de
oportunismo abrumador, entrega el poder a Vicente Rocafuerte quien, con el auspicio de Flores,
gobernó el país desde el 1835 a 1839.

En 1839, asumió nuevamente como Presidente Flores. Su mandato era por 4 años, pero se
declaró Jefe Supremo, reuniendo una Convención Constituyente en Quito, por la cual se aprobó un
texto constitucional que establecía que el poder legislativo debía reunirse cada cuatro años, el
presidente nombraba a los jueces, militares y autoridades eclesiásticas, y la libertad de imprenta
se reducía a la mínima expresión. Permitía sí, la libertad de cultos, y alejaba a los miembros de la
iglesia de cargos políticos. Esta Constitución fue denominada “Carta de Esclavitud”.

Apareció entonces la oposición de Vicente Rocafuerte, Gabriel García Moreno y Pedro Moncayo.
Mientras cundían las insurrecciones en los cuatro costados de la Patria, el seis de marzo de 1845
estalla en Guayaquil uno de los más fuertes levantamientos encabezados por Olmedo, Roca,
Elizalde, Ayarza, Franco. Muchos de ellos junto con el pueblo se toman el cuartel de artillería y
desconocen el gobierno del tirano Flores.

Constituido el gobierno provisional por José Joaquín de Olmedo, Vicente Ramón Roca y Diego
Noboa, las insurrecciones continúan y se extienden más por las provincias de la Costa y de la
Sierra. Flores que, ocupó despóticamente el poder, por un lapso mayor a quince años fue
derrocado.

El 6 de marzo de todos los años recordamos la gran jornada revolucionaria que significa nueva
libertad que marcará un mejor horizonte político y social, pese a los posteriores intentos de
reconquista floreana. Este horizonte recibirá el ímpetu civilista y liberal de Urbina y la dominación
garciana, hasta llegar a las verdaderas páginas históricas de ejemplo con el luchador Eloy Alfaro,
quien abanderándose de reformas trascendentales, reafirmará a la Patria.

Recordar la jornada marcista, es reconocer que el pueblo ecuatoriano es altivo y arremete contra
la ceguera, las injusticias y las desigualdades. Que la lealtad y el sacrificio de los hombres del
pasado, resuenen en los ideales de las nuevas generaciones para que encaucen con auténtico
patriotismo el progreso material y espiritual del pueblo ecuatoriano.
Tomado del libro “Vibraciones del tiempo” de Oswaldo Rivera. 1973- Casa de la Cultura
Ecuatoriana

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