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La ingeniería en la Edad Media

En este periodo se utilizó por primera vez la palabra Ingeniero.


La principal gloria de la Edad Media no fueron sus catedrales, su épica o su escolástica: fue la
construcción de una civilización compleja que no se basó en las espaldas sudorosas de esclavos
o peones sino primordialmente en fuerza no humano. Obviamente que un estímulo para este
desarrollo fue el decaimiento de la institución de la esclavitud y el continuo crecimiento del
cristianismo.
Las principales fuentes de potencia fueron la fuerza hidráulica, el viento y el caballo, que se
concretaron en las ruedas y turbinas hidráulicas, los molinos de vientos y las velas, las carretas y
los carruajes.

Además se hicieron otros avances técnicos, como el uso del carbón de leña y el soplo de aire
para fundir el hierro eficientemente. Otro avance fue la introducción desde China del papel y la
pólvora por los árabes, así como las ciencias de la química y la óptica que ellos desarrollaron.
El uso del papel, la invención de la imprenta y la brújula, y la navegación, contribuyeron a la
esparcimiento del conocimiento.
Los ingenieros medievales elevaron la técnica de la construcción, en la forma del arco gótico y
los arbotantes, hasta alturas desconocidas por los romanos.
De esta época data el reloj mecánico, que influiría tan marcadamente en la civilización
moderna.
En Asia, la ingeniería también avanó con complejas técnicas de construcción, la hidráulica y
metalurgia , que ayudaron a crear civilizaciones como la del imperio Mongol, cuyas grandes y
bellas ciudades impresionaron a Marco Polo en el siglo XIII.
A continuación en el siguiente trabajo observaremos la importancia que tuvo el periodo de la
edad media en el desarrollo de la sociedad y en la vida del ser humano, debido a las nuevas
estrategias de crecimiento económico y social que utilizaron en ese entonces para así tener una
mejor calidad de vida, objetivo que se ha planteado el ser humano por su naturaleza desde
nuestros antepasados.
INGENIERIA EN LA EDAD MEDIA

En la edad Media, entre los Siglos V y XVI, el conocimiento científico e ingeriril en Europa,
estaba reducido a pequeños grupos dispersos, especialmente monjes de órdenes religiosas y
hubo un reflorecimiento de desarrollo tecnológico entre los árabes en el Oriente. Es durante esta
época cuando se acuña, el término de ingeniero y que al parecer se desprende de una palabra
para denominar un aparato llamado INGENIUM, que era una máquina de guerra usada en el
ataque a ciudades sitiadas.

En la Edad Media los avances científicos y tecnológicos se produjeron tardíamente; se hicieron


innovaciones importantes en la metalurgia del hierro; los chinos desarrollaron un proceso para
fabricar papel, que los árabes mejoran al desarrollar eficientes molino; estos mismos árabes ya
realizaban procesos para la refinación del azúcar, la fabricación de jabón, destilaban perfumes y
también trajeron del Oriente extremo los métodos para producir pólvora. Por otra parte, la
necesidad de ir a otros lugares lejanos por razones comerciales y políticas, impulsó la ingeniería
naval y el desarrollo de mejores compases.

Con el avance del Cristianismo, por otro lado, el uso de esclavos se fue haciendo cada vez más
inaceptable como fuente primaria de energía, esto llevó a la invención de los molinos de agua y
viento, o al uso de fuerza motriz animal.

El descubrimiento de la imprenta de tipos movibles, por Gutemberg en 1945, permitió, junto a


la invención del papel, la rápida difusión de las ideas.
En esta época aparece la primera división de la ingeniería en especialidades: el ingeniero militar
y el ingeniero civil; el primero dedicado al desarrollo y construcción de sistemas de defensa
para las ciudades y la fabricación de implementos de ataque; el ingeniero civil tenía por tarea la
solución de problemas relacionados con la ciudad, con la “CIVIS”, el diseño de caminos,
puentes, edificios, sistemas de alcantarillado y agua potable; por eso lo de ingeniero civil.
Posterior a la caída del imperio romano, surge la Edad Media. En este período ocurrieron pocos
avances en la ingeniería; sin embargo, hubo un cierto desarrollo del diseño estructural,
desarrollo de dispositivos y maquinarias, que economizaban energía e incrementaban la
potencia.

Tal vez la estructura más interesante de la Edad Media, sean las catedrales góticas. Se les
considera, las más ligeras y osadas construcciones, con esqueleto de piedra, jamás realizadas por
el hombre. Esta obra manifiesta un alto nivel del dominio de la estructura, por parte, tanto de los
ingenieros/arquitectos, que la diseñaron como los jefes de obras, que las construyeron.
Durante este período, los grandes terratenientes buscaban protegerse y así mismo, cuidar sus
propiedades, enormes casas fortificadas o castillos. Con la invención de la pólvora y los cañones
(hacia 1500),la construcción de castillos medievales llegó a su fin.
En la Edad Media, los ingenieros buscaron reforzar y suplir la capacidad productiva del hombre
y animales, mediante la construcción de máquinas que ahorraban fuerza de trabajo. En esta
época se desarrolló, el molino de viento, se mejoraron molinos de agua, los que también se
utilizaron de otras formas, otro avance importante en Europa fue la rueda y el timón giratorio
para los barcos.
El título de ingeniero se utilizó por primera vez en la Edad Media (entre 1000 y 1200 aprox.).
Las palabras "ingenio" e "ingenioso" provienen del latín ingenerare, que significa crear. Por
tanto la persona que creaba o diseñaba máquinas de guerra (arietes, catapultas, torres de asalto,
etc.) vino a ser conocido como el ingeniator o "ingeniero".
Muchos de los dispositivos, materiales y técnicos, que se utilizaron en un nivel más avanzado en
esta época, aparecen primero en el lejano Oriente, principalmente en China. Estos avances
incluyen, la invención de la pólvora y el desarrollo de procesos, para la fabricación de papel, la
fundición de hierro y la manufactura de telas.

LA INGENIERIA EN LA EDAD MEDIA

Hubo cierto desarrollo en este periodo sobre todo en cuanto a diseño estructural y desarrollo de
dispositivos y maquinas que economizaban energia e incrementaban la potencia.
Las estructuras mas interesantes de la edad media tal vez sean las catedrales goticas.
Durante la edad media los ingenieros vuscaron reforzar o suplir la capacidad productiva tanto de
hombres como de animales mediante el diseño y el perfeccionismo de maquinas que ahorraban
fuerza de trabajo.En esa epoca se desarrollo el molino de viento y los molis de agua fueron
mejorados y utilizados de otras formas.Otros adelantos mecanicos que surgieron en Europa en
los tiempos medievales fueron la rueca y el timos giratorio para los barcos.
Las palabras ingenio e ingenioso provienen del latin in generare que significa crear por lo
tanto la persona que diseñaba maquinas de guerra vino a ser conocido como
el ingeniator o ingeniero.
Muchos de los dispositivos materiales y tecnicas de ingenieria que se utilizaron en un nivel mas
avanzado en la edad media aparecieron primero en el Lejano Oriente principalmente en
china.Estos avances incluyen la invencion de la polvora y el desarrollo de procesos para la
fabricacion de papel, la fundicion de hierro y la manufactura de telas

Ingeniería Europea (Edad media)

Edad media se a definido mediante a pasa el tiempo como un periodo oscuro, bárbaro,
donde el retroceso de la civilización conocida fue tremendo y donde no avances dignos de
mención, ni tampoco en el ámbito de la construcción y la ingeníeria Muchos historiadores
llaman “El Oscurantismo” al periodo de 600 a 1000 d.C., la denominada alta edad media.
Durante este lapso dejaron de existir la ingeniería y arquitectura como profesiones.La
construción se le dejo a los maestros albañiles que estos eran los que diseñaban las catedrales
supervisando el trabajo de construcción.

Castillo medieval del siglo XII

El término ingeniator aparece ya a finales del siglo VIII o principios del IX relacionado con
obras públicas. La Edad Media se piensa que que fue un periodo de estancamiento que una de
sus caracteristicas primordiales fue la falta de progreso social. Con todo y esa desventaja
algunas de las mas grades creaciones arquitectónicas de la Humanidad fueron las catadrales y
los castillos que data de la epoca Baja Edad Media eso fue en los años 1.492.
Catedral de Burgos

En 1.453 con la caida del Imperio Bizantino fecha que tiene la ventaja de coincidir con la
invencion de la imprenta (Biblia Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los años 100. En esta
misma época, y gracias al Islam, en España existe un desarrollo técnico, e incluso científico,
muy superior al del resto de Europa, como, por ejemplo, la importancia y perfección de los
sistemas de riego y diques construidos en nuestro país, superado únicamente por los romanos.

Como se puede comprobar, materia no falta para poder evaluar los logros en construcción e
ingeniería de esta época. Seguro que nos hemos dejado muchísima información de gran interés
por el camino. Pero siempre tendremos la oportunidad de otros posts para ir aumentando la
información y comentarla.

Tecnicas medievales de construcción

En este post, trataré de dar un repaso somero a los diferentes métodos de construcción
utilizados en la edad media. Inicio la lista con el más simple y económico para finalizarla con la
máxima expresión de la arquitectura medieval.

Comenzamos con una técnica constructiva que quizás pueda sorprender a alguno. El sistema
más sencillo y, pese a lo extendido de su empleo, el menos conocido por el gran público es el
de fusta. Fusta –dejando aparte la vara que se utiliza para estimular a los caballos- se llama
también a todas las ramas y varas finas y flexibles de la madera, tipo a los mimbres y demás.
Con estas varas –fustas- se fabricaban unas cabañas de aspecto semiesférico muy comunes en
los pueblos de hispanos y existen multitud de referencias en las crónicas a especialistas en
construir estas casas de fusta. De estas construcciones de fusta se pueden ver representaciones
en las cantigas alfonsinas y hoy en día, en las tierras africanas.

Otra técnica básica, sería la de construir la casa con madera mejor o peor trabajada -
dependiendo de los posibles de quien la fuera a utilizar-. Para ello se utilizaban tablas o troncos
fijados entre sí, y se tapaban las grietas que quedaban entre las diferentes piezas de madera con
barro. La cubierta de estas podía ser de paja en los modelos más elementales y de lajas de
piedra o pizarra en los demás.

A la madera seguía el adobe. Bloques de barro sin cocer mezclado con paja, a modo de
ladrillos, con los que se construían las paredes uniéndolos entre sí con barro húmedo.

Del mismo material se levantaba el tapial. Método constructivo muy utilizado durante toda la
edad media. Se trataba de colocar un encofrado de tablas y rellenarlo con el barro fresco
mezclado con la paja. En algunos casos se utilizaban palos largos y finos para armarlo, o
piedras pequeñas y cascajo para darle más consistencia. Una vez seco el primer encofrado, se
separaban las tablas, se volvían a colocar sobre lo ya hecho y se alzaba otra tirada de pared. Así
hasta concluir la obra.

Lope de Salazar nos habla de casas de lastra ensuciada, que suponemos se trataría de paredes
levantadas con lajas de piedra apiladas una sobre otras y recibidas más tarde con mortero, cal o
barro. Una construcción de piedra, más dura y resistente que las de barro, pero mucho más
sencilla y económica de levantar de las de mampuesto o cantería.

Más resistente, sofisticado y más caro, era el mampuesto, la obra de mampostería. Consistía en
colocar piedras pequeñas, colocadas a mano y unidas entre sí con algún tipo de mortero. Para
realizarlo se podía seguir, o no, la técnica del encofrado y en muchos casos se adornaban las
juntas entre las piedras con escorias o piedrecitas negras o rojas, según la zona.

También se utilizaba el calicanto, o cal y canto. Piedras sin trabajar o cantos rodados de río,
aglutinados con argamasa (cal, con arena), una mampostería de bajo presupuesto.

Otro material común era el ladrillo. Su empleo parece heredado de los árabes y era común en
buena parte de la geografía peninsular, sobre todo en aquellos lugares donde escaseaba la
piedra y sobraba la arcilla. Existen hermosos ejemplos de castillos construidos enteramente en
ladrillo, algunos tan impresionantes como en de Coca.

Más complejo y elaborado era el sillarejo, imitación barata de la sillería, más parecido a la
mampostería, que utilizaba piedras labradas en su construcción, no homogéneas y,
habitualmente, fijadas entre sí por mortero.

Y por último, la obra por excelencia, la más costosa y preciada: la Sillería. Piezas talladas de
piedra maciza que encajan perfectamente unas con otras para dar forma al edificio. Realizaban
este trabajo tan minucioso y preciado los maestros canteros, que trabajaban los sillares hasta
darles la forma exacta que se les requería, generalmente paralelepípedos de lados
iguales. Las catedrales y palacios de reyes estaban levantados en piedra labrada, y fue la
agrupación gremial de los maestros canteros el germen de la masonería. Este sistema
constructivo era el más costoso de todos ellos. Se precisaba en primer lugar de la materia
prima: la piedra. Se debía extraer de la cantera, trasladar al taller de labrado, elaborarla
siguiendo las instrucciones precisas del arquitecto o maestro de obra, transportar el bloque ya
trabajado hasta el lugar de emplazamiento del edificio que se estaba construyendo, corregir si
los hubiera los errores de elaboración y colocarla, manipulando y elevando hasta los puntos
más altos de la construcción sillares de piedra que en muchos casos superaban ampliamente los
mil kilos de peso.

Tan costoso resultaba este sistema que, para financiarlo, la iglesia aceptaba donativos de sus
fieles y existen muchos casos documentados de creyentes devotos que sufragaban los gastos de
una sola piedra de cantería a emplear en la construcción de determinado monasterio o iglesia en
agradecimiento a los favores recibidos por la Virgen o el santo a quien estuviera dedicado el
templo.

A estas técnicas básica, se les añadirían las con construcciones mixtas. Paredes de mampuesto
con ángulos de cantería, ladrillo reforzado en sus aspilleras o arcos con sillería, paredes de
madera con sus huecos cegados con adobe, etc.

La tecnología medieval

La tecnología medieval se aplica a la tecnología utilizada en la Edad Media,


particularmente, en la Europa bajo el dominio cristiano. Después del Renacimiento del
siglo XII, la Europa medieval experimentó un cambio radical en la tasa de inventos,
innovaciones en las maneras de administrar las medidas tradicionales de producción, y el
crecimiento económico.1 El período experimentó avances tecnológicos importantes,
incluyendo la adopción de la pólvora, la invención de los molinos de
viento horizontales, gafas, relojes mecánicos y molinos de agua, técnicas de construcción
(estilo gótico, castillos medieval), y mejoras en la agricultura en general (rotación de
cultivos).
El desarrollo de los molinos de agua desde sus orígenes fue notable y amplio, y
comprendió desde la agricultura a los aserraderos, para madera y piedra. Hacia el año
1086 cuando se publica el Libro Domesday, la mayoría de los pueblos importantes
contaban con molinos rotatorios, totalizando unos 6.500 en Inglaterra. También se
empleaba mucho la energía hidráulica en la minería para levantar la mena de los pozos,
partir la mena e incluso para propulsar los fuelles.
Los avances técnicos europeos entre los siglos XII y XIV fueron desarrollados a partir de
técnicas arraigadas en la Europa medieval, originados en
antecedentes romanos y bizantinos, o adaptados de intercambios multiculturales producto
de redes comerciales con el mundo islámico, China y la India. A menudo, el aspecto
revolucionario no fue el acto de invención en sí mismo, sino en su refinamiento tecnológico
y aplicación al poder político y económico. Aunque la pólvora había sido utilizada por los
chinos durante mucho tiempo, fueron los europeos los que desarrollaron y perfeccionan su
potencial militar, precipitando la expansión europea y eventualmente el imperialismo de
la era moderna.
También se realizaron importantes avances en la tecnología marítima. Los avances en
la construcción naval incluyeron los barcos con múltiples mástiles con velas latinas,
el timón montado al codaste y la construcción del casco comenzando por el armazón.
Estos desarrollos junto con nuevas técnicas naúticas como la brújula seca, la vara de
Jacob y el astrolabio, permitieron el control económico y militar de todos mares adyacentes
a Europa y también permitieron los logros náuticos a nivel mundial de la era de los
descubrimientos que estaba naciendo.
A comienzos del Renacimiento, la invención por parte de Gutenberg de
la imprenta mecánica hizo posible una diseminación del conocimiento a una población más
amplia, que conduciría no solo a una sociedad gradualmente más igualitaria, sino a una
mejor preparada para dominar otras culturas, inspirada por una gran reserva de
conocimiento y experiencia. Los dibujos y bosquejos de los ingenieros-artistas Guido da
Vigevano y Villard de Honnecourt de finales del medioevo pueden ser considerados como
antecesores de las obras renacentistas de creadores tales como Taccola o da Vinci.

CATEDRALES MEDIEVALES, CATEDRAL GÓTICA ARQUITECTURA MEDIEVAL

La arquitectura románica surgió en Europa occidental en el siglo XI, una vez superado el
temor milenarista. Las sencillas iglesias con cubiertas de madera, como la que se muestra en
esta lámina, pronto dieron paso a robustos templos y catedrales.
Arquitectura románica: ‘Un blanco manto de iglesias”
Los siglos XI y XII atestiguaron una explosión en la actividad constructora, tanto pública como
privada. La edificación de castillos y de iglesias absorbió la mayor parte del excedente de los
recursos de la sociedad medieval y, al mismo tiempo, reflejó sus preocupaciones básicas: Dios y
la guerra. Las iglesias fueron, por mucho, los más conspicuos de los edificios públicos. Como
un cronista del siglo XI comentó:
Al acercarse el 1000, la gente de todo el mundo, pero sobre todo de Italia y Francia, comenzó a
reconstruir sus iglesias. Aunque la mayor parte de ellas ya estaban construidas y no necesitaban
grandes cambios. Las naciones cristianas rivalizaban entre sí por tener los edificios más bellos.

Uno podría decir que el mundo estaba sacudiéndose, deshaciéndose de sus viejas vestiduras y
ataviándose con un blanco manto de iglesia. Así, casi todas las catedrales y monasterios
consagrados a diversos santos —e, incluso, las pequeñas capillas de las villas— eran
reconstruidas por los fieles más hermosamente.

Bóveda cilíndrica. Los siglos XI y XIII fueron testigos de una intensa actividad en la
construcción de iglesias. Al utilizar la forma de la basílica los maestros constructores
remplazaron los techos planos de madera por grandes cúpulas de piedra conocidas como
bóvedas de cañón o bóvedas cilíndricas.
Corno esta fotografía de una iglesia románica de Viena lo evidencia, la bóveda de cañón
limitaba el tamaño de una iglesia y dejaba poco espacio para las ventanas.
Cientos de nuevas catedrales, abadías e iglesias de peregrinación —así como miles de iglesias
parroquiales de las villas rurales— se construyeron en los siglos XI y XII.

La extraordinaria actividad constructiva reflejó tanto la cultura religiosa revivida como la


riqueza incrementada de la época, gracias a la agricultura, el comercio y el crecimiento de las
ciudades.

Las catedrales del siglo XI y XII se construyeron con un estilo verdaderamente internacional: el
estilo románico. La construcción de las iglesias exigió los servicios de maestros constructores
profesionales, cuya contratación a lo largo de toda Europa garantizó una homogeneidad
internacional de las características básicas. Ejemplos sobresalientes de las iglesias románicas
pueden encontrarse en Alemania, Francia y España.

Las iglesias románicas se construían normalmente en la forma de basílica rectangular, utilizada


en la construcción de iglesias durante el Imperio Romano tardío. Los constructores románicos
hicieron una importante innovación al reemplazar el antiguo techo de madera plano por una
enorme bóveda de piedra, llamada bóveda de cañón o cilíndrica, o con una bóveda en cruz, en la
que se intersecaban dos bóvedas cilíndricas (una bóveda no es más que un techo curvo de
mampostería).

Este último tipo de bóveda se utilizó al añadirse un brazo de crucero para formar un plano de
iglesia en forma de cruz. Aunque las bóvedas cilíndricas y las de cruz eran difíciles de construir
desde un punto de vista técnico, se les consideró más agradables estéticamente y técnicamente
más eficientes, y tenían una fina acústica.

LA CONSTRUCCIÓN DE CATEDRALES
Mas allá de los pilares de la tierra
Ken Follet
La construcción de una catedral gótica requería de la labor de diversos oficios, cuyos
maestros, operarios y aprendices pasaban a vivir largas temporadas en las proximidades del
recinto de la obra. Los más destacados eran los que trabajaban los materiales básicos, que
eran la piedra y la madera, pero todos tenían su función y eran tratados con respeto, tanto por
los otros gremios como por los contratantes y la gente del pueblo. La figura más representada
en los relieves y miniaturas no era el maestro de obra, sino el humilde peón que preparaba la
mezcla de mortero. Su trabajo era tanto o más importante que los otros, porque de su buen
hacer dependía que no se produjeran derrumbes y accidentes en la obra, y que la catedral se
mantuviera incólume a lo largo de los siglos.
Los talladores de piedras y los escultores formaban un gremio único, ya que no era fácil
establecer la frontera entre una y otra especialidad. En las miniaturas y pinturas que describen
las obras de construcción de una catedral, ambos oficios aparecen juntos en un solo equipo. Sin
embargo, no siempre compartían el mismo espacio. Era frecuente que los talladores instalaran
talleres junto a la cantera, para allí dar forma a las piedras de paramento, tambores de
columna, molduras o dinteles, que luego llevaban a la obra evitando el traslado de la piedra en
bruto y el esfuerzo de evacuar el material sobrante. Eos escultores, en cambio, debían trabajar
a pie de obra, para no arriesgarse a que sus imágenes y esculturas ornamentales se rompieran
o deterioraran en el trayecto.
Al igual que los talladores, los carpinteros formaban una categoría de artesanos relativamente
privilegiada. Considerados durante mucho tiempo los maestros absolutos de la construcción, su
prestigio comenzó a decaer ya en el siglo XI con la generalización de las bóvedas de piedra,
que ocultaban a la vista sus estructuras de madera. Desde entonces, ambos gremios se
disputaron, a veces con violencia, la primacía en las obras de construcción. Pero debieron
continuar estrechamente ligados porque, puestos a trabajar, no tenían más remedio que
depender el uno del otro.
El maestro carpintero dirigía todos los trabajos en madera, que se desarrollaban desde el
comienzo hasta el final de la obra. Era en verdad un técnico muy capacitado, que podía discutir
con el arquitecto las estructuras de madera que debían levantarse, tanto permanentes como
provisionales, y los aparejos, escaleras y andamios que utilizarían los albañiles, escultores y
vidrieros para trabajar a distintas alturas, dentro y fuera del edificio. A veces construía
también la maquinaria de apoyo para elevar las piedras y otros materiales, como las «ardillas»
giratorias y las cabrias de tres montantes.
Pese a la hegemonía ostentada por la piedra, la madera jugó un papel fundamental en la
construcción de las estructuras básicas que sostenían las cúpulas y tejados. Se trataba de
piezas que exigían una gran habilidad técnica, cuyos perfectos ensamblajes y combinaciones de
fuerzas testimonian su relación con la carpintería naval. De hecho, en las regiones de fuerte
tradición marítima, los maestros carpinteros compartían la construcción de catedrales con el
trabajo en las atarazanas. Otra función importante de la madera era la de encofrar los muros y
columnas mientras se estaban levantando, y sostener con cintras las formas curvas hasta que se
secara bien la argamasa que unía sus piezas.
Quien levantara la vista al observar la obra de una catedral, podía ver en lo alto a los
«cubridores», encargados de revestir la superficie de los tejados con tejas o pizarra y forrar
con plomo las agujas que coronaban las torres o los pináculos que se elevaban sobre los
arbotantes. Eran también los responsables de una tarea delicada: poner a punto la red de
desagües y evacuación de las aguas pluviales, instalando canalones y bajantes en los aleros y
repartiendo alrededor del tejado las famosas gárgolas de piedra realizadas por los escultores.
Otro gremio de gran importancia era el de los forgerons o herreros forjadores, más sedentarios
pero muy activos, que fabricaban, reparaban y afilaban casi todas las herramientas y útiles de la
obra, al tiempo que la proveían de grandes cantidades de clavos de todo tipo y tamaño.
Actuaban tanto fuera como dentro del edificio, colocando los tirantes metálicos que ayudaban a
sostener muros y bóvedas, o a ensamblar las partes de los vitrales. Junto a ellos trabajaban los
«serradores de -hierro», que se hacían cargo de toda la ferrería de puertas y ventanas, ya fuera
ornamental o funcional, con especial dedicación a las bisagras y cerraduras. Eran también
artesanos muy especializados, ya que de su buen hacer dependía la seguridad del templo y la
protección de los tesoros y reliquias.

Cuando la obra estaba casi terminada, intervenían dos gremios que tenían buenas razones para
malquererse: los pintores y los vidrieros. Los primeros, cuya labor era fundamental en las
pinturas y frescos interiores de los templos románicos, habían visto reducida su tarea, y por lo
tanto su importancia, ante la ligereza de los muros góticos que permitió la aparición de las
vidrieras decoradas. Y a medida que éstas se hacían más grandes y sofisticadas, menor era el
espacio y menores eran las oportunidades de los pintores para realizar su tarea. No obstante
mantuvieron su presencia coloreando estatuas y pintando frescos en las altas bóvedas, o
decorando espacios cerrados como las capillas y estancias interiores. Algunos de ellos se
pasaron a la iluminación de salterios, libros de horas y códices, en un momento en que la
ilustración miniaturista alcanzaba su máximo esplendor.

Pero la batalla por la decoración de las catedrales fue ganada ampliamente por los vidrieros que,
aunque recién llegados, pudieron plasmar dos conceptos fundamentales del ideario gótico: la luz
y el colorido. Los ventanales de vidriera y los intersticios de los rosetones se cerraban con
varios trozos de vidrio ensamblados entre si, cuyas formas y colores componían escenas de
temas diversos.

Contra lo que suele creerse, los vidrieros no fabricaban su material básico, que encargaban a
vidrierías locales o de poblaciones próximas. Lo que sí hacían era cortar las piezas del vitral, a
partir de un «cartón» o modelo a tamaño real, y colorearlas con polvos extraídos del mundo
vegetal y mineral. Estas tinturas eran el gran secreto del gremio de los vidrieros, y los
componentes y su preparación se transmitían sólo en forma oral, al punto que aún hoy se
desconocen las formulas de algunos colorantes empleados en los vitrales.

Primeros castillos

Castillo de Turégano, provincia de Segovia, España.

Si bien los primeros castillo datan del IX, su origen es más antiguo y tienen precedentes en la
arquitectura militar de la Grecia clásica. En la Alta Edad Media, se utilizaba como cerco
defensivo una mera empalizada de madera, pero la evolución del armamento y de las técnicas
militares hicieron inservible este procedimiento; más adelante, se confió en la solidez de las
construcciones en piedra y en la altura de los muros que con este material podía alcanzarse.
Aunque los castillos proliferaron durante la Edad Media, el castillo no solo cumplía funciones
puramente castrenses, sino que servía también de residencia a los señores de la nobleza y a los
propios reyes, llegando con el tiempo a ser un auténtico palacio fortificado. Si bien podía estar
enclavado en los núcleos urbanos, lo común es que se situase en lugares estratégicos,
normalmente en puntos elevados y próximos a un curso de agua para su abastecimiento, desde
donde pudiera organizarse la propia defensa y la de las villas que de él dependían.
A partir del siglo XVI, con el ocaso del feudalismo y la consolidación de las monarquías
absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos los fue abandonando a cambio de mansiones
palaciegas en la corte. Por este motivo, y porque quedaron obsoletos en su función militar, los
castillos perdieron todo interés y decayeron hasta la actual ruina de la mayor parte de todos
ellos.
Los estilos de las edificaciones variaban en todo el mundo, desde estructuras simples en aldeas
lejanas, hasta sobresalientes obras arquitectónicas en ciudades e imperios.

Los estilos de construcción variaban en todo el mundo. En los climas cálidos y húmedos, los
edificios se fabricaban teniendo en cuenta que debían mantener a sus habitantes frescos y bajo la
sombra, mientas que en los climas fríos necesitaban ofrecer protección contra el viento, la
lluvia, la nieve y las temperaturas bajas.

En las regiones donde abundaban los árboles, las casas eran hechas completamente en
madera. Esto fue especialmente cierto en el norte de Europa y Japón. Inclusive, los primeros
castillos fueron construidos en madera, aunque muchos fueron reemplazados más adelante por
la piedra, que ofrecía mayor durabilidad.

En los climas más cálidos se utilizaban ladrillos cocinados o de adobe. Dado que los ladrillos y
la piedra eran más fáciles de trabajar, los constructores de iglesias, mezquitas y palacios a
menudo los utilizaban con la esperanza de establecer una marca duradera en la historia.

Con los avances de las técnicas de construcción, los estilos arquitectónicos se volvieron más
complejos y con frecuencia desplegaban arcos, techos elevados y domos. Los minaretes, las
pagodas y las espiras se volvieron más altos y sus formas más agraciadas.

Los fuertes se construyeron más altos y voluminosos. En el año 1000, comenzaron a aparecer
finas estructuras para comerciantes, mercados y comunidades comerciales. Ciudades tales como
Hangzhou, Teotihuacán, Córdoba y Kanauj se construyeron a gran escala.

Lentamente surgió un estilo más secular, o no religioso, que establecía diseños que habrían de
ser aplicados por arquitectos de futuras generaciones. No obstante, la mayoría de personas aún
vivía en estructiras simples.

Los tipis americanos, las cabañas de madera europeas, las tiendas árabes y las casas indonesias,
que se construían rápidamente con materiales simples, satisfacían con creces las necesidades de
sus habitantes. Probablemente eran más cómodas para vivir que los fríos castillos de piedra o
los grandes palacios.

Los castillos y las fortalezas ubicados sobre montañas artificiales eran muy comunes en todo el
occidente de Europa. Si eran atacados, los habitantes podían esconderse dentro del castillo. La
aldea y su empalizada eran vulnerables contra los saqueos y los incendios, incluso si las
personas se salvaban.
En los castillos que se construyeron durante períodos avanzados de la Edad Media se levantaban
paredes externas para encerrar los caseríos y a veces se construían alrededor de ciudades
enteras. Los normandos eran maestros en la construcción de castillos, aunque los japoneses, los
árabes y los mayas también eran habilidosos en ese arte.

Las aldeas como esta villa anglosajona, en Inglaterra, con su corte central y una empalizada
alrededor, eran comunes en todo el mundo. Se utilizaban diferentes materiales y estilos, pero la
estructura y la disposición normalmente eran las mismas.

Los musulmanes construían minaretes al pie de las mezquitas, de tal forma que los llamadores
pudieran trepar para avisar a las personas que vinieran a orar. El diseño de estos minaretes y de
las cúpulas, o domos con forma de cebolla, es t´pico de la arquitectura musulmana.
Santa Sofía, en Constantinopla, fue construida a principios del siglo VI. Fue una inmensa obra
de arquitectura bizantina que más adelante fue convertida en mezquita por los otomanos. En la
actualidad funciona como museo.

En Aotearoa (Nueva Zelanda), los maoríes construían edificaciones en madera. Éstas eran
talladas con herramientas de piedra y a menudo se les agregaba hueso tallado, conchas y piedras
de colores para lograr atributos especiales, como los ojos de sus dioses.
Los constructores normandos tenían equipos simples que les ayudaban a erigir grandes
catedrales y castillos. Sus métodos eran muy ingeniosos y eran bastante habilidosos. Los
métodos de construcción como los utilizados por los normandos no cambiaron de manera
fundamental durante casi 1000 años, hasta la introducción del hierro y el concreto.

Para soportar el gran peso de su techo, estos pilares y arcos de la catedral de Dirham, en
Inglaterra, tienen el estilo normando típico, o gótico, que se desarrolló alrededor del año 1100.
No sólo por su belleza exterior, estas edificaciones de techos altos y abundante iluminación
estaban bien construidas y se han sostenido durante muchos cientos de años.

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