Está en la página 1de 9

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Universitaria Ciencia y Tecnología
Universidad Bolivariana de Venezuela
P.F.G Estudio Jurídico

EL
POSITIVISMO

Profesora: Bachiller:

Carmen Sanabria Dominga Campos


C.I: 4617194
INDICE

Pág.

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………..…..3

1- Positivismo sus orígenes de Hans Kelsen………………………………………..4


2- Positivismo jurídico en teoría pura del derecho………………………………….5
3- La esencia del derecho en el sistema normativo………………………………….6
4- Análisis de la estructura de la norma jurídica desde la perspectiva de
Hans Kelsen……………………………………………………………………..7

CONCLUSIÓN…………………………………………………………………….8

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………..9
INTRODUCCIÓN

El positivismo jurídico está íntimamente ligado al desarrollo del Estado


contemporáneo, y aunque con precedentes en los legistas medievales o en los juristas
de Estado absoluto, surge a principios del siglo XIX. El punto de partida es la
reducción del objeto de la Ciencia Jurídica al conocimiento del conjunto de normas
que constituyen el Derecho vigente o positivo. El jurista se limita en su análisis al
Derecho dado o puesto absteniéndose de cualquier valoración ética o de cualquier
consideración sobre la imbricación de la norma con la realidad. Como señala Ángel
Latorre el positivismo representa una típica actitud mental de “aislamiento” del
Derecho que puede ser estimado como algo separado de la consideración global de
los fenómenos sociales. El positivismo jurídico no es, sin embargo, relativista o
indiferentista pero parte de que el científico del Derecho no puede detenerse en los
valores o principios a que éste responde, aunque lógicamente promueve la crítica del
Derecho positivo para su ajuste a aquellos valores y principios.

El pensamiento kelseniano ha tenido un destino singular: con toda


probabilidad Kelsen es el filósofo del derecho más influyente del siglo xx, al menos
en Europa, y, sin embargo, algunas de sus doctrinas más significativas no solo son
fuertemente controvertidas, sino que, en definitiva, no se sostienen. La teoría pura
del derecho constituye un intento muy ambicioso de construir una teoría del derecho
capaz de fundamentar la ciencia jurídica, pero el intento finalmente se salda con un
fracaso.
1- POSITIVISMO SUS ORÍGENES DE HANS KELSEN

La Escuela francesa de la exégesis se cita en todos los manuales como el origen


del positivismo jurídico. Tras la aprobación por Napoleón del Código Civil, los
juristas se concentran en su estudio y comentario, buscando en el mismo, a través de
razonamientos lógicos, las respuestas a todos los casos que la realidad suscitaba.
Parte del culto al texto legal, entendiendo que todo el Derecho se encierra en el
mismo. La misión del jurista no es hacer el Derecho, que se contiene en el Código,
sino en interpretarlo partiendo siempre de la intención del legislador pues “la
voluntad del legislador es lo que constituye la ley”.
En Alemania Savigny y los principales representantes de la Escuela Histórica
que defendían que el Derecho es la manifestación del espíritu propio de un pueblo,
cultivaron, sin embargo, el Derecho Romano vigente en Alemania -desde la
recepción el siglo XVI- con riguroso y depurado criterio científico, con lo que desde
el historicismo llegaron al racionalismo jurídico. Al finalizar la vigencia del Derecho
Romano en Alemania con la entrada en vigor en 1900 del Código Civil germánico,
los juristas se centran en la elaboración de los conceptos abstractos y
sistematizadores, formalistas y lógicos, que se infieren de la ley positiva. La Ciencia
Jurídica había sido predominantemente privatista, pero en el último tercio del siglo
XIX la Escuela de Derecho Público juridifica esta parte del Derecho hasta entonces
transida de elementos políticos, éticos, históricos o sociológicos. Los Laband,
Jellinek, Gerber aplican el método formalista a esta rama de la Ciencia Jurídica.

En Inglaterra el positivismo jurídico es encarnado por John Austin, fundador


de la jurisprudencia analítica. Austin entiende que el Derecho positivo verdadero son
las normas o reglas “establecidas para la guía de un ser inteligente por otro ser
inteligente que tiene poder sobre él”, y que es el soberano quien respalda aquéllas
con la amenaza de una sanción. Tales reglas o normas son jurídicas con
independencia del juicio ético que merezcan a los ciudadanos, con independencia de
si son buenas o malas, eficaces o ineficaces.

El positivismo jurídico culmina en la gran obra de Hans Kelsen, la “Teoría


pura del Derecho” publicada en 1911. Parte de las tesis formalistas de la escuela del
Derecho Público, pero da un paso más para separar radicalmente del ser (“sein”) y
del deber ser (“sollen”), de la realidad natural y la norma. El Derecho es un orden
normativo que pertenece a la categoría ontológica del deber ser y por ello su análisis
debe hacerse depurado de cualquier elemento histórico, ético, sociológico o político,
pues pertenecen a otros órdenes del conocimiento. El Derecho es un fenómeno
autónomo y por ello debe liberarse su conocimiento de cualquier contaminación
externa que impide su “purificación”.
2- POSITIVISMO JURÍDICO EN TEORÍA PURA DEL DERECHO

El Derecho es un orden normativo, un sistema de normas, de “deberes”, cada


una de las cuales constituye una forma de imputación de ciertas consecuencias
jurídicas a ciertos supuestos de hecho. Las normas a través de las cuales se manifiesta
el Derecho se contienen en diferentes instrumentos: desde las leyes hasta las
sentencias o los reglamentos y sus actos de aplicación. Para Kelsen es imprescindible
reconducir ese conjunto de normas a un esquema lógico. Para él desaparece el
dualismo Estado-Derecho. No existe el Estado como entidad distinta del Derecho. El
Estado no es más que la personalización del orden jurídico por cuanto es un orden
coactivo de la conducta humana que es precisamente el orden jurídico. En fin, por
ello, todo acto estatal es un acto jurídico. También Kelsen hace desaparecer la
antítesis Derecho objetivo y subjetivo pues lo que se llama derecho subjetivo es el
mismo Derecho objetivo que en ciertas condiciones se pone a disposición de las
personas.

La más genial expresión última de la “Teoría pura del Derecho” es la


concepción piramidal de éste que parte de toda norma jurídica es creada en virtud de
la autorización de una norma anterior. Toda norma se apoya en otra norma de la que
extrae su validez y que establece en qué forma ha de crearse e incluso condicionar
su contenido. En el vértice de la pirámide y como norma clave de todo el sistema
jurídico se encuentra la Norma Fundamental, fundante y fundamentadora de aquél
que es la Constitución. Pero ¿en qué norma se asienta y se basa la Constitución?
Como no puede ser otra norma jurídica, Kelsen acude a una “hipótesis” que hay que
presuponer para conferir validez a todo el orden jurídico (la denominada norma
hipotética fundamental).

Con la Teoría pura del derecho Kelsen ofreció un vigoroso programa de


fundamentación de la ciencia del derecho como una ciencia con un estatus definido
y bien diferenciado. La teoría fue elaborada combinando presupuestos positivistas y
neokantianos. Como positivista, la teoría parte del supuesto de que el derecho es fruto
contingente de la voluntad humana operando en un mundo social históricamente
determinado, lo cual lo hace inaccesible a las pretensiones incondicionales de la
moral. Más adelante señalaré que en el caso de Kelsen su adhesión al positivismo
está vinculada además a un profundo escepticismo moral. Por su parte, la influencia
del neokantismo se revela ante todo en la insistencia en el dualismo entre ser y deber
ser, en la estricta separación entre hechos y normas, que fundamenta la autonomía
de la ciencia jurídica frente a las ciencias naturales y las ciencias sociales causalistas.
En esa doble independencia de la teoría del derecho —de la moral y de las ciencias
que investigan relaciones causales— radica, en suma, la pureza metódica que Kelsen
impone a la teoría del derecho.
3- LA ESENCIA DEL DERECHO EN EL SISTEMA NORMATIVO

A Kelsen debemos en gran medida la concepción del derecho como un sistema


normativo dinámico que regula su propio proceso de producción y aplicación de
normas —una concepción extraordinariamente iluminadora y que sigue siendo muy
influyente entre los teóricos del derecho—. Ahora bien, un sistema así no puede
articularse sin normas que confieran poder de producción y aplicación de derecho,
que son normas de naturaleza enteramente diferente de las normas sancionatorias.
Kelsen, sin embargo, insiste en reducirlas a fragmentos de las normas que estipulan
sanciones, introduciéndolas en el supuesto de hecho como parte de las condiciones
en las que es aplicable una sanción. Pero eso conduce a un resultado catastrófico para
la idea de sistema. Diciéndolo en pocas palabras, con las normas jurídicas
kelsenianas no es posible construir un sistema normativo kelseniano porque entre las
normas sancionatorias no se dan las relaciones de validación mediante las cuales,
según Kelsen, se construye un sistema de normas.

Desde el momento en que las condiciones de creación y aplicación de las


normas se conciben como parte del supuesto de hecho de las normas (que estipulan
sanciones) se disuelven las relaciones de validación y jerarquía que articulan las
normas formando un sistema. Por otra parte, la doctrina sobre la compleción y la
coherencia del sistema jurídico, que Kelsen defendió casi hasta el final de sus días,
atribuye al sistema jurídico, como propiedades necesarias, pretensiones de
racionalidad que, siendo casi connaturales a la dogmática jurídica, entran en colisión
con los presupuestos de un enfoque radicalmente positivista, que concibe el derecho
como un sistema integrado exhaustivamente por reglas que deben su existencia a
meros actos de voluntad. En realidad, la doctrina de la compleción y coherencia del
derecho como sistema normativo finalmente se reveló extraordinariamente
problemática. Por un lado, la variante kelseniana de la tesis sobre la ausencia de
lagunas se basaba en la presuposición de que en todo sistema jurídico rige como
norma de clausura el principio «todo lo que no está prohibido está permitido»; un
principio que, sin embargo, tendría un estatus normativo confuso en el marco de un
sistema de reglas positivas. Por otro, el mismo Kelsen, después de la segunda edición
de la Reine Rechtslehre, en una fecha relativamente tardía de su trayectoria
intelectual, se desprendió de la tesis sobre la necesaria coherencia lógica del derecho
como sistema de normas que hasta entonces había defendido con tenacidad.

Pero, en realidad, el abandono final de la tesis de la coherencia formaba parte


de un rechazo más general de la estrecha relación que desde el principio la teoría
pura había querido establecer entre derecho y lógica, y que finalmente parecía
incompatible con una teoría estrictamente positivista de la validez de las normas
jurídicas.
4- ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA DE LA NORMA JURÍDICA
DESDE LA PERSPECTIVA DE HANS KELSEN

La teoría kelseniana de la norma jurídica constituye un intento muy deliberado


y sostenido de reducir los diferentes tipos de normas que a todas luces se observan
en un sistema jurídico a normas de un solo tipo. Habiendo identificado desde muy
temprano en la coactividad el rasgo distintivo del derecho, Kelsen, en efecto, traslada
ese rasgo a todas y cada una de las normas jurídicas concibiéndolas como normas
que regulan el uso legítimo de la coacción. Mientras la moral dirige la conducta de
los hombres indicándoles qué deben o no deben hacer, el derecho la dirige castigando
la conducta contraria a la que se desea obtener. El rasgo distintivo de las normas
jurídicas es, pues, enlazar a un supuesto de hecho un acto de coacción como sanción.
Las disposiciones del legislador que no estipulan una sanción (en particular, las que
prescriben formas de conducta a los ciudadanos) no son en sí mismas normas
jurídicas, y si lo son, es solo como fragmentos de alguna norma sancionatoria: solo
son jurídicamente relevantes en la medida en que podamos considerarlas como
formando parte de las condiciones de aplicación de un acto de coacción.
Esa teoría de la norma jurídica se inscribe en un vigoroso programa destinado
a ofrecer una visión nueva, libre de prejuicios, del derecho, entendido como un
conjunto de normas cuyos destinatarios primarios no son los ciudadanos, sino más
bien los órganos judiciales y ejecutivos del Estado como operadores de un sistema
de sanciones. Sobre ella Kelsen pone en marcha un intento muy ambicioso de
reconstruir el catálogo de conceptos jurídicos fundamentales desde un enfoque que
se supone exento de prejuicios y que nos permitiría conceptualizar el derecho libre
de los engaños generados por el uso del lenguaje corriente. Ahora bien, tras las
persuasivas reflexiones de Hans sobre la variedad de las normas jurídicas, ese intento
se ha revelado muy problemático: no solo es incapaz de dar cuenta de la diversidad
de funciones desempeñadas por el derecho, sino que tampoco ofrece una visión más
clara del fenómeno jurídico. En este punto resulta reveladora la discusión sobre la
redefinición de los conceptos jurídicos fundamentales llevada a cabo por Kelsen
sobre la base de su teoría de la norma jurídica. Yendo a lo fundamental: una teoría
que, al reducir las normas jurídicas a normas que estipulan sanciones, hace del deber
jurídico un subproducto del deber ser de la sanción no está en condiciones de ofrecer
un concepto más claro y distinto no ya del deber jurídico, sino incluso del acto ilícito
y de la sanción. Sin la presencia de normas que imponen deberes como normas
primarias no es posible establecer algunas distinciones que parecen importantes [v.
gr., la distinción entre una multa (por un acto ilícito) y un impuesto (por un acto
perfectamente lícito), o entre una sanción y una expropiación forzosa].
CONCLUSIÓN

El positivismo fue una de las más importantes corrientes filosóficas difundidas


en Europa a fines del siglo XIX e inicios del XX. Obtuvo protagonismo en el
denominado "debate epistemológico" -sostenido entonces entre los representantes de
las ciencias naturales y los de las ciencias del espíritu o ciencias humanas- al
pretender imponerles a éstas últimas el modelo de ciencia y el criterio de verdad
propio de las primeras, de marcado carácter empírico- formal.
Sostenía pues, entre otras cosas, que el único auténtico conocimiento o saber es el
científico y obtuvo sus fundamentos del modelo empírico-formal heredero de la
racionalidad moderna. Es decir, de los aportes de la visión de mundo de Galileo y de
la Ciencia Nueva y del racionalismo cartesiano.

Sus principales postulados se pueden resumir en:

1- Todos los saberes, todas las disciplinas debían confluir, en cuanto a organización,
en una sola ciencia: la física.
2- Todos los saberes, todas las ciencias debían trabajar operativamente con un
método único de investigación.
3- La realidad, lo real, "lo positivo", eran los objetos que aparecían ante el sujeto
cognoscente. La ciencia debía trabajar descubriendo la estructura causal de dichos
fenómenos y debía elaborar cadenas de enunciados formalizados que constituyeran
leyes y teorías lo más simples posibles, para dar cuenta de los procesos acontecidos
en el mundo de la naturaleza.
4- El conocimiento científico era objetivo, de acuerdo al modelo epistemológico de
marcado carácter empírico-matemático. Es decir, se valorizó y se incentivó la
confianza en la capacidad del hombre para conocer lo real, a través del desarrollo de
la ciencia, con prescindencia de la presencia de cualquier tipo de componente
subjetivo que pudiera intervenir en dicho proceso.
5- Se preconizó la idea de que el desarrollo y culminación de la ciencia positiva era
concomitante al progreso político, cultural y económico de la sociedad.
6- Se prefiguró una comprensión mecanicista y funcionalista de las organizaciones y
fenómenos sociales, de acuerdo al modelo epistemológico propio de las ciencias
naturales. De ahí el hecho de que la ciencia más importante fuera la sociología,
entendida como una ciencia física social.
BIBLIOGRAFÍA

http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-690.html
https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/
Prefacio de Miguel Ángel Rodilla, Marcial Pons MADRID | BARCELONA |
BUENOS AIRES | SÃO PAULO 2017

También podría gustarte