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Análisis Institucional

Detrás de la pizarra
La película se llama "Detrás de la pizarra" y la pueden encontrar fácilmente
en youtube. Me gustaría que la analicen en base a las siguientes
preguntas:

1) ¿Qué reflexiones pueden hacer acerca de la invisibilidad de ciertas


situaciones complejas y el papel que adopta el Estado ante ellas?
¿Encuentran paralelismos a situaciones vividas en Argentina?

2) ¿Qué características adopta la pobreza en el contexto de la película?


¿Puede analizarse en función de lo planteado por Redondo?

3) ¿Consideran que pueden conjugarse, dentro del ámbito escolar, las


prácticas dirigidas a atender necesidades elementales con aquellas de
orden pedagógico? ¿De qué modo?

El plazo de entrega es hasta el miércoles 9 inclusive. Cualquier duda


pueden consultarme por este medio.

1) Respecto a lo analizado en la película, DETRÁS DE LA PIZARRA, se puede observar


claramente la indiferencia social, indiferencia estatal, de estos niños a los cuales se
les intenta, dentro del aislamiento, enseñar, educar, proteger. Así nos encontramos
frente a un panorama de exclusión, que si bien no es una totalidad, porque hay
personas alrededor que socorren a este pequeño grupo, pero al fin, más que
indiferencia y ausencia, hay exclusión. Evidentemente existe un paralelismo entre
esta problemática tratada en la película y la realidad que se vive en Argentina, en
varias partes, como ejemplo: CHACO. La autora relata claramente que Resistir” es,
sostener y adherir a una secuencia de conflictos de escuelas que reclaman la
atención del Estado, un Estado que, ha dejado de solventar lo mínimo para que la
escuela funcione. También es resistir al abismo de un deterioro en el cual enseñar
pierde todo sentido frente a la urgencia de un plato de comida.
La centralidad de la problemática de la asistencialidad en la escuela no se refiere
sólo a la situación de pobreza de las familias y los niños, sino al modo como los
Estados nacional, provincial y municipal gestionan las políticas sociales, y a las
representaciones de los propios docentes sobre el lugar donde cada día van a
enseñar. Se cristaliza la imagen de una escuela como un lugar en el que sólo se
reparte lo que hay, la escuela pierde su rumbo y direccionalidad en términos
pedagógicos y políticos.

2) Las características más visibles son: falta de salud, vivienda, falta de ingresos, falta
de empleo, educación. Las escuelas abren sus puertas y la pobreza penetra. Ocupa
los espacios materiales y simbólicos de múltiples maneras y formas: por un lado, la
privación material más absoluta, expresada en la ausencia de lo mínimo para
sostener cualquier acto de enseñar y de aprender; por el otro, en el terreno
simbólico, cuando todo lo que acontece parece quedar determinado por ella como
frontera social. La autora se propone de modo exploratorio, analizar y comprender
qué significa, para los propios maestros y maestras, frente a la actual situación
educativa, ser docente en los territorios urbanos de la pobreza. De esta visión
busca discutir respecto a la posición del docente frente a esta problemática que los
ubican en posiciones fijas y excluyentes entre sí; por ejemplo, el maestro que asiste
o el que enseña.

3) Pueden conjugarse, dentro del ámbito escolar, las prácticas dirigidas a atender
necesidades elementales con aquellas de orden pedagógico, pero no es tarea fácil
para el maestro o maestra. Asumir el rol de los dos papeles, como apoyo y
asistencia humana y como educador, es un trabajo difícil. Ser docente en estas
escuelas incluye múltiples posiciones que, configuran identidades docentes
caracterizadas por su complejidad. Partir de una concepción en la cual la asistencia
y la enseñanza son los polos opuestos de una relación, expresa tanto un modo de
comprender qué es asistir como comprender qué es enseñar. Como dice la autora,
REDONDO, es “obvio” que el maestro ha sido formado para transmitir cultura, y
que sabrá cómo hacerlo de modo que el alumno aprenda. Sin embargo, este
presupuesto se ve obstruido cuando el docente debe trabajar en una situación de
pobreza y teniendo que llevar adelante prácticas asistenciales. Si los docentes
naturalizan el hecho de que, en la escuela donde trabajan, la tarea principal es “dar
de comer”, “repartir algunos útiles”, “sostener el ropero escolar”, encontrarán que
no hay cabida para lo que fueron formados. Entonces se produce un corrimiento,
se establece distancia, una pérdida del sentido del trabajo docente respecto del
propio oficio de enseñar.
A la escuela el Estado no llega. El docente puede quedar impregnado por una
fuerte sensación de impotencia y pensar que con poco que enseñe para estos
niños es mucho. O bien indignarse, comprender los procesos sociales y económicos
que producen esta situación y abrir un espacio de resistencia inscripto en un
“lenguaje de la posibilidad”.

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