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Lunes, 22 de abril de 2019

Juliana Isabel Parra Reyes


Tutoría de Historia

Formas de hacer historia de Peter Burke


(Londres, 1937) Peter Burke es un historiador especializado en la historia social y cultural de
la primera Edad Moderna en Europa y estudioso de la historia social del conocimiento.
Reconocido como uno de los grandes renovadores de la historiografía por el impulso
interdisciplinar que dio a la investigación histórica, propició la mediación entre la historia, la
antropología y la sociología. Es catedrático emérito de Historia cultural de la Universidad de
Cambridge y miembro del Emmanuel College. Ha sido profesor visitante o investigador en
numerosas universidades de Europa y América. Es miembro de la Academia Británica y de
la Academia Europea, y ha sido distinguido doctor honoris causa por las universidades de
Lund, Copenhague y Bucarest.
Ha publicado 26 libros, que han sido traducidos a más de 31 idiomas. Entre ellos
destacan Hablar y callar. Funciones sociales del lenguaje a través de la historia (Gedisa,
1996), Formas de hacer historia (Alianza, 1999), El Renacimiento (Crítica, 1999), El
Renacimiento europeo. Centros y periferias (Crítica, 2000), Historia social del
conocimiento. De Gutenberg a Diderot (Paidós, 2002), Una historia social de los medios de
comunicación (Taurus, 2002), Lenguas y comunidades en la Europa moderna (Akal,
2006), La traducción cultural en la Europa moderna (Akal, 2010), Qué es la historia
cultural (Paidós, 2010), Hibridismo cultural (Akal, 2010) o, recientemente, Historia social
del conocimiento II. De la Enciclopedia a la Wikipedia (Paidós, 2012). (Letras, 2013)
Burke, en su capítulo primero Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro, señala las
nuevas formas de hacer historia, sus movimientos más recientes, sus virtudes y dificultades
en cuanto a método, identidad, nuevas fuentes y modelos expositivos. Esto con el fin de
contrastar los nuevos modelos historiográficos con la vieja historia o historia decimonónica,
asimismo con el propósito de analizar el periodo de gestación de la nueva historia y los
nuevos paradigmas que esta plantea a historiadores e historiadoras en la actualidad.
Burke, inicia su capítulo preguntándose qué es la nueva historia, con lo que llega a la
conclusión de que se trata de la historia relacionada con École des Annales, corriente que se
caracterizó por su oposición al paradigma tradicional de la historia o historia rankeana,
termino acuñado en honor al historiador alemán Leopold von Ranke (1795-1886) y su
particular forma cientificista de abordar la historia como disciplina objetiva. De este modo,
el autor señala siete puntos de oposición entre la vieja y la nueva historia.
El primer punto de discrepancia entre la vieja y nueva historia es su objetivo, ya que según
el paradigma tradicional el objeto esencial de la historia es la politica. La historia era descrita
en los siguientes términos: la historia es la politica del pasado, la politica es la historia del
presente. La historia politica además de incluir temas de interés como el Estado, también
resaltaba a la Iglesia como institución. Otros temas pertinentes a la historia como el arte o la
ciencia eran relegados de la historia como componentes centrales de interés. Por otro lado, la
nueva historia se ha interesado por cualquier actividad humana, es posible historiar sobre
cualquier tema en la actualidad por insulso que parezca, ya que como señala Burke (1993):
“Aquello que antes se consideraba inmutable, se ve ahora como una construcción cultural
sometida a variaciones en el tiempo y en el espacio” (p. 14)
En segundo lugar, los historiadores tradicionales pensaban la historia como una narración de
acontecimientos, mientras que la nueva historia se dedica al análisis de las estructuras, como
los cambios económicos y sociales a largo plazo.
En tercer lugar, la nueva historia ha desplazado a los grandes hombres, estadistas, generales
y eclesiásticos como centro de los grandes cambios sociales e hitos, o como autores de
rupturas dentro de la historia. El abanico de posibilidades dentro de la historia ha cobijado al
resto de humanidad sin rostro. En termino de Burke la nueva historia se interesa por la historia
desde abajo, de la gente del común. Por esta línea se han desarrollado modelos
historiográficos como: historia de la cultura popular, historia de las mentalidades, historia de
los discursos y hasta la denomina microhistoria.
En cuarto lugar, la vieja historia ofuscada por las limitaciones de fuentes y su insistencia en
los documentos oficiales dejo al olvido otro tipo de fuentes diferentes a las documentales.
Fuentes de carácter visual, oral, estadísticas de las que se sirve la nueva historia como fuentes
fiables. Por quinto lugar, se contrapone el análisis de las causas presentando la vieja historia
una óptica esquemática y fragmentada que imposibilita dar razón de la variedad de cuestiones
planteadas por historiadores interesados tanto en acciones colectivas como individuales
El numero sexto, es el paradigma tradicional sobre la objetividad de la historia, donde
ciertamente se desprecia cualquier intervención del historiador que implique su postura. Sin
embargo, Burke plantea que la nueva historia hace imposible no ver la historia desde una
postura particular, de hecho hace uso del relativismo cultural para explicar esta
imposibilidad. Por último, la nueva historia se caracteriza por su interdisciplinaridad, por el
dialogo abierto entre antropólogos, sociólogos, economistas, literatos, psicólogos, etc.
Respecto a los problemas de definición de la nueva historia, estos se erigen entorno a su pilar
sobre la historia desde abajo, que si bien parece ofrecer una solución a vacíos referentes a la
vida cotidiana consignados en la historia de la cultura popular, presupone problemas
conceptuales respecto al grande espectro que conlleva la definición de cultura. Asimismo,
resulta difícil la definición de historia de la vida cotidiana por hallarse en encrucijada con
enfoques pertenecientes a la sociología. En ultimas, también entrada dificultad el análisis
entre las estructuras de cada día y el cambio cotidiano.
El segundo problema que suscita la nueva historia es el de las fuentes y métodos, en tanto la
nueva historia situó nuevos objetivos de investigación, existió la necesidad de buscar nuevos
tipos de fuentes que complementaran las tradicionales fuentes documentales. La atención a
fuentes diferentes se volcó a la historia oral, registros judiciales, fotografías, imágenes
pictóricas, y cultura material. Sin embargo, respecto a la historia oral puede verse manipulada
por el entrevistador; la lectura de registros judiciales debe ser llevada a cabo por un
historiador de excelsas capacidades que interprete de manera correcta; las imágenes se ven
constreñidas como fuentes importantes debido a los difíciles criterios de análisis por
formular; la cultura material se plantea como mera confirmación de las hipótesis fundadas en
obras literarias.
Respecto a los problemas de síntesis el libre dialogo de la historia con otras disciplinas,
permite el enriquecimiento interdisciplinar, sin embargo fragmenta de tal manera la historia
que es imposible que los historiadores se entiendan entre sí. Hecho que va de la mano con el
surgimiento de la historia social y estructural, corriendo el riego de desplazar y eliminar la
historia de los acontecimientos.
Conclusiones
El presente panorama de la historia es favorecedor para aquellos historiadores que no se
identifican con el tradicional perfil de erudito, o el típico historiador que tiene una memoria
intachable, historiar implica mucho más que recordar perfectamente un hecho o por lo menos
es uno de los paradigmas que la nueva historia nos plantea. La diversificación de la historia
amplifica el campo de estudio de la historia cada vez más, y asimismo ejemplifica nuevos
retos y trabas para el quehacer histórico tantos o mas que en la historia rankeana.

Referencias
Letras, R. d. (2013, Febrero 6). Retrieved from Revista de Letras net:
http://revistadeletras.net/peter-burke-sin-imaginacion-no-se-puede-escribir-historia/

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