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JURISPRUDENCIA

Roj: SJM BA 1695/2019 - ECLI: ES:JMBA:2019:1695


Id Cendoj: 06015470012019100147
Órgano: Juzgado de lo Mercantil
Sede: Badajoz
Sección: 1
Fecha: 28/11/2019
Nº de Recurso: 220/2019
Nº de Resolución: 180/2019
Procedimiento: Juicio verbal
Ponente: ZAIRA VANESA GONZALEZ AMADO
Tipo de Resolución: Sentencia

JDO. DE LO MERCANTIL N. 1
BADAJOZ
SENTENCIA: 00180/2019
SENTENCIA Nº 180/2019
JUZGADO MERCANTIL Nº 1 DE BADAJOZ.
JUEZ DOÑA ZAIRA GONZÁLEZ AMADO.
JUICIO VERBAL 220/19.
DEMANDANTE: XENERA COMPAÑÍA ELECTRICA S.A.
ABOGADO: Don José Manuel Vázquez Lojo
PROCURADOR: Don Ulises Manuel Varela Ruibal
DEMANDADO: AGOSTYRE S.L.
Don Plácido ( En rebeldía)
ABOGADO: Sin profesional asignado
PROCURADOR: Sin profesional asignado.
En Badajoz, a 28 de noviembre de 2019.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO: Con fecha 4 de junio de 2019 se presenta demanda de procedimiento verbal por el Procurador
Don Ulises Manuel Varela Ruibal, en nombre y representación de XENERA COMPAÑÍA ELECTRICA S.A.,
contra : AGOSTYRE y Don Plácido solicitando la condena solidaria de ambas a la cantidad de 544,
41 euros, intereses de demora de la Ley de lucha contra la morosidad y costas, como consecuencia de
responsabilidad del administrador social por incumplimiento de sus obligaciones, ejercitando una acción
objetiva de responsabilidad.
SEGUNDO: Turnada a este Juzgado la demanda, se admitió a trámite por decreto, dándose traslado a las
demandadas que no presentaron contestación a la demanda, declarándose su rebeldía el 9 de octubre de 2019,
quedando los autos pendientes de dictar sentencia el 16 de octubre de 2019.
TERCERO: En el presente asunto se ejercita por el actor una acción de condena contra la entidad deudora y
su administradora social, en virtud de la acción de responsabilidad objetiva del artículo 363 y 367 de la Ley
de Sociedades de Capital.
El demandado no se opone ni efectúan alegaciones en su defensa.

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QUINTO. - En la tramitación de esta causa se han observado todas las prescripciones legales.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS
PRIMERO: Normas y jurisprudencia aplicables.
La LSC de 2 de julio de 2010, dispone en los artículos 363 y 367, 241 y 236 de la Ley de Sociedades de Capital
que,
La sociedad de capital deberá disolverse:
a) Por el cese en el ejercicio de la actividad o actividades que constituyan el objeto social. En particular, se
entenderá que se ha producido el cese tras un período de inactividad superior a un año.
b) Por la conclusión de la empresa que constituya su objeto.
c) Por la imposibilidad manifiesta de conseguir el fin social.
d) Por la paralización de los órganos sociales de modo que resulte imposible su funcionamiento.
e) Por pérdidas que dejen reducido el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social, a
no ser que éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente, y siempre que no sea procedente solicitar
la declaración de concurso.
f) Por reducción del capital social por debajo del mínimo legal, que no sea consecuencia del cumplimiento
de una ley.
g) Porque el valor nominal de las participaciones sociales sin voto o de las acciones sin voto excediera de la
mitad del capital social desembolsado y no se restableciera la proporción en el plazo de dos años.
h) Por cualquier otra causa establecida en los estatutos.
Responderán solidariamente de las obligaciones sociales posteriores al acaecimiento de la causa legal de
disolución los administradores que incumplan la obligación de convocar en el plazo de dos meses la junta
general para que adopte, en su caso, el acuerdo de disolución, así como los administradores que no soliciten
la disolución judicial o, si procediere, el concurso de la sociedad, en el plazo de dos meses a contar desde la
fecha prevista para la celebración de la junta, cuando ésta no se haya constituido, o desde el día de la junta,
cuando el acuerdo hubiera sido contrario a la disolución.
En estos casos las obligaciones sociales reclamadas se presumirán de fecha posterior al acaecimiento de la
causa legal de disolución de la sociedad, salvo que los administradores acrediten que son de fecha anterior.
Quedan a salvo las acciones de indemnización que puedan corresponder a los socios y a los terceros por actos
de administradores que lesionen directamente los intereses de aquellos.
Los administradores responderán frente a la sociedad, frente a los socios y frente a los acreedores sociales, del
daño que causen por actos u omisiones contrarios a la ley o a los estatutos o por los realizados incumpliendo
los deberes inherentes al desempeño del cargo, siempre y cuando haya intervenido dolo o culpa.
La culpabilidad se presumirá, salvo prueba en contrario, cuando el acto sea contrario a la ley o a los estatutos
sociales.
En ningún caso exonerará de responsabilidad la circunstancia de que el acto o acuerdo lesivo haya sido
adoptado, autorizado o ratificado por la junta general.
La responsabilidad de los administradores se extiende igualmente a los administradores de hecho. A tal fin,
tendrá la consideración de administrador de hecho tanto la persona que en la realidad del tráfico desempeñe
sin título, con un título nulo o extinguido, o con otro título, las funciones propias de administrador, como, en su
caso, aquel bajo cuyas instrucciones actúen los administradores de la sociedad.
Del conjunto de la regulación citada se desprende que existen dos acciones diferentes, la acción de
responsabilidad subjetiva que regula el artículo 241 del Texto Refundido de la Ley de Sociedades de Capital,
( artículo 133 de la LSA), denominada extracontractual o subjetiva, respecto de la cual el Tribunal Supremo
ha concretado, en Sentencias tales como la de 11 de enero de 2.013, que es precisa la concurrencia de los
siguientes requisitos: "a) acción u omisión antijurídica; b) desarrollo de la acción u omisión por el administrador
o administradores precisamente en concepto de tales; c) daño directo a quien demanda; y d) relación de
causalidad entre el actuar de los administradores y el daño".

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Por lo que concierne a la acción de responsabilidad contractual o cuasi objetiva de los administradores por las
deudas sociales que se ejercita al amparo del artículo 262 de la Ley de Sociedades Anónimas y 105.5 de la Ley
de Sociedades de Responsabilidad Limitada (sustituido por el actual artículo 367 del Texto Refundido de la Ley
de Sociedades de Capital), el Tribunal Supremo ha sostenido reiteradamente (sentencias de 29 de diciembre
de 2.011 y 18 de Junio del 2.012, entre otras) que para que el administrador responda solidariamente de las
deudas sociales "se requieren los siguientes requisitos: 1) Concurrencia de alguna de las causas de disolución
de la sociedad; 2) Omisión por los administradores de la convocatoria de junta General para la adopción de
acuerdos de disolución o de remoción de sus causas; 3) Transcurso de dos meses desde que concurre la causa
de disolución; 4) Imputabilidad al administrador de la conducta pasiva; y 5) Inexistencia de causa justificadora
de la omisión".
Como señala la Audiencia Provincial de Valladolid en la sentencia de 29 de mayo de 2014, en cuanto a la
diferenciación entre la responsabilidad por deudas y por daño: "Este supuesto de responsabilidad (referido a la
responsabilidad por deudas) como repetidamente tiene dicho esta Audiencia en sintonía con la jurisprudencia
de nuestro Tribunal Supremo (STS de 30 Octubre de 2000; 8-3-2007; Sentencias de la Audiencia de Valladolid
de 12-3-l994; 11.7.1996, 23.1.1997 o 18.3.1997; 25.2.1998 y 5.12.2005) viene legalmente configurada como de
responsabilidad solidaria "ex lege" y no subsidiaria, de modo que si bien no puede calificarse de estrictamente
objetiva si cuando menos, de cuasi-objetiva y sancionadora al punto de que "se impone al administrador,
con respecto a las obligaciones posteriores al acaecimiento de la causa legal de disolución, por el mero
incumplimiento de la obligación de disolver y liquidar la sociedad cuando había causa para ello no estando en
consecuencia, subordinada ni supeditada a la concurrencia de un nexo causal entre ese incumplimiento y el
daño producido al acreedor social ante el impago de su crédito, pues lo que el legislador ha pretendido con
ella, según claramente se advierte por el redactado de sus preceptos reguladores, ha sido añadir a la garantía
patrimonial que ofrezca la sociedad, una responsabilidad solidaria personal e ilimitada de los administradores
frente a los acreedores sociales".
Frente a ambas acciones, o junto a ellas, existe la acción social de responsabilidad, también ejercitable contra
los administradores, pero que se encamina a recomponer o reconstituir el patrimonio social que ha sido dañado
por la actuación de aquellos.
SEGUNDO: Objeto del procedimiento. Valoración de la prueba. Solución del caso. La demanda debe ser
estimada.
En el presente asunto se ejercita por el actor una acción de condena contra la entidad deudora y su
administradora social, en virtud de la acción de responsabilidad objetiva del artículo 363 y 367 de la Ley de
Sociedades de Capital.
El demandado no se opone ni efectúan alegaciones en su defensa.
Aunque el demandado no comparece, de acuerdo con la regulación contenida en el artículo 496 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, la declaración de rebeldía no implica allanamiento ni admisión de los hechos, de forma que
el actor sigue manteniendo la misma posición procesal, estando sometido al régimen general de distribución
de la carga probatoria contenida en el artículo 217 de la citada norma procesal cuyo apartado segundo dispone
que corresponde al actor la carga de probar la certeza de los hechos de los que ordinariamente se desprenda,
según las normas jurídicas a ellos aplicables, el efecto jurídico correspondiente a las pretensiones de la
demanda.
Para acreditar la deuda, el actor aporta las facturas correspondientes, las cuales pese a ser documentos
de creación unilateral han sido considerados suficientes para probar la relación comercial entre las partes.
En el presente caso, además, la deuda y relación comercial queda acreditada por el contrato firmado por el
demandado.
En el caso que nos ocupa se ha acreditado que la empresa deudora, AGOSTYRE SL, se constituyó el 29 de
mayo de 2013, siendo administrador único desde dicha fecha, el demandado, Don Plácido . Dicha Sociedad no
presenta cuentas anuales del 2017, y según el registrador no se encuentra disuelta ni en situación de concurso.
La falta de presentación de las cuentas anuales coloca al actor en una imposibilidad de probar la situación
económica de la empresa, trasladando al demandado la carga probatoria de su solvencia.
Existe profusa jurisprudencia que determina que la falta de depósito de cuentas es un indicio de desbalance
patrimonial. En efecto, en relación con el depósito de las cuentas, la reciente sentencia de la AP de Pontevedra
de 18 de mayo de 2017 y 29 de abril de 2015 (ponente Sr. Pérez Benítez) recordaba:
" Venimos afirmando desde este órgano jurisdiccional que la falta de presentación de cuentas anuales opera
una inversión de la carga probatoria, que se desplaza sobre el demandado, de suerte que será éste el que

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soporte la necesidad de convencer sobre la ausencia de concurrencia de la situación de desbalance (vid.


por todas, sentencia de la AP de Pontevedra de 19 de abril de 2007 ), afirmación que se sostiene sobre el
argumento de que con tal comportamiento omisivo los administradores, además de incumplir con un deber
legal, imposibilitan a terceros el conocimiento de la situación económica y financiera de la sociedad, lo que
genera la apariencia de una voluntad de ocultación de la situación de insolvencia. Como hemos indicado
en otras ocasiones, la obligación de depositar en el Registro Mercantil las cuentas anuales dentro del mes
siguiente a su aprobación por la junta general cuenta con una sanción específica, prevista en el art. 221 LSA
(y en el art. 282 de la vigente LSC), consistente en el cierre de la hoja registral frente a cualquier documento
referido a la sociedad, con la excepción de los títulos relativos al cese o dimisión de administradores o gerentes,
la revocación o renuncia de poderes, o la disolución de la sociedad o nombramiento de liquidadores, a lo que
se añade la previsión de una sanción económica, que será impuesta por el ICAC ( art. 283 LSC). Declarado el
concurso, dicha omisión se tipifica como presunción de dolo o culpa grave a efectos de culpabilidad concursal,
en el art. 165.3º LC .
Es cierto que la ley no establece que el incumplimiento por los administradores de la obligación de depósito
de cuentas determine sin más la obligación de responder frente a las deudas sociales, ni tampoco que de
dicha conducta omisiva haya de presumirse la paralización de la sociedad o la imposibilidad de cumplimiento
del fin social. Lo que sucede es que la prueba de la existencia del déficit patrimonial o de inactividad social
puede verse favorecida en situaciones de dificultad por hechos periféricos, entre los que la jurisprudencia
viene considerando la omisión del depósito de cuentas como factor relevante. Tal situación, unida a la doctrina
general derivada de la aplicación del principio de facilidad probatoria (cfr. art. 217.7 LEC ), lleva a estimar la
concurrencia del desbalance patrimonial cuando, acreditados por el actor los hechos base de su pretensión,
-en la medida en que le fuera posible y habiendo agotado un grado de diligencia suficiente en la aportación
del material probatorio-, la conducta de los demandados haya impedido conocer el estado patrimonial de la
sociedad. En tales casos, se insiste, operando con criterios de facilitad probatoria, se ha acudido, como hecho
base de la presunción de la existencia de desbalance, junto con otros indicios, a la circunstancia de haber
ocultado al conocimiento público las cuentas de la sociedad (cfr. sentencia AP Pontevedra de 19 de abril de
2007 , en un caso en el que se había constatado la absoluta carencia de bienes de la sociedad)..."
Esta línea de interpretación es seguida por la mayoría de las Audiencias Provinciales, que atribuyen a la falta
de presentación de las cuentas anuales, bien el carácter de presunción iuris et tantum de desbalance, bien la
fuerza inherente a un serio indicio de la concurrencia de la causa de disolución por pérdidas patrimoniales
graves.
A este respecto cabe citar, entre las dictadas este mismo año 2015, las sentencias de la AP Barcelona, sec.
15ª, de 9 de junio de 2015 y 6 de abril de 2015 : " Finalmente, y en lo que se refiere a la responsabilidad de los
administradores por el incumplimiento de aquella obligación, la Ley no sanciona expresamente a los mismos
con unas consecuencias directas y concretas, pero hemos venido considerando este incumplimiento como un
indicio razonable de responsabilidad que, unido a otros incumplimientos, puede traer como consecuencia la
declaración de la responsabilidad personal de los administradores por deudas ".
Análogamente, la SAP Zaragoza, sec. 5ª, de 21 de mayo de 2015, declara: " Sabido es, y no requiere mayor
insistencia su comentario, que la falta de presentación de las deudas en el Registro Mercantil no es hecho
sin más demostrativo de su insolvencia, ni constituye prueba en principio de la despatrimonialización social,
ni ha de provocar su disolución previa convocatoria de sus administradores, o en su caso la responsabilidad
de éstos, siendo en principio hecho inocuo, sin contenido significativo ni mayor trascendencia, pero - así lo
señala constante Jurisprudencia- al no poderse comprobar dichas cuentas por la persona interesada con su
simple personación en el Registro, que provoca la lógica imposibilidad de conocer su estado económico por
un posible acreedor, se produce una inversión de la carga probatoria, debiendo corresponder a la sociedad
la prueba sobre que tiene bienes suficientes para hacer frente a sus deudas, teniendo además una innegable
facilidad probatoria para presentar la documentación que acredite su solvencia, de la que carece el tercero
que pretendiera entablar litigio contra ella, pues no tiene medios para averiguar su situación. Debería haber
acreditado el demandado que la sociedad tenía medios económicos para el pago de la deuda que contrajo,
y si no la satisfizo en su momento fue por otras razones, pero no lo ha hecho, siendo responsable del
incumplimiento de las obligaciones que le correspondían como administrador social. Respecto de esta falta
de presentación de las cuentas anuales en el Registro Mercantil ".
La SAP Baleares, sec. 5ª, de 12 de mayo de 2015, apunta en relación con esta cuestión: "(...) la doctrina
jurisprudencial es constante a la hora de establecer que la falta de presentación de las cuentas anuales traslada
al administrador la carga de probar que la sociedad, cuando contrajo la deuda, no estaba incursa en causa
de disolución por lo que tenía el deber de convocar a la junta general conforme al precepto citado ( STS
20-02-2007 ), bien entendido que si bien es cierto que una falta de depósito de cuentas no es suficiente para

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acreditar la situación societaria, también lo es que su falta unido a dicha inactividad de la parte demandada,
determina el hecho mismo de no poder comprobar la realidad de la sociedad y la averiguación de su situación."
Igualmente, la SAP Valladolid, sec 3ª, de 8 de mayo de 2015, declaraba: " La cuestión esencial se encuentra
en determinar si esta falta de formulación de las cuentas puede ser motivo suficiente como para derivar
la responsabilidad por impago de las deudas sociales al administrador de la sociedad. En nuestra opinión,
el incumplimiento absoluto, como es el caso, de las obligaciones contables de un ordenado y diligente
empresario ( arts. 25 y ss del Código de Comercio y art. 253 LSC), y la evidente facilidad probatoria de la que
dispone el administrador social ( art. 217.6 LEC ), debe conllevar una inversión de la carga de la prueba, siendo
el administrador quien deba acreditar el estado de solvencia de la sociedad por él administrada, o el equilibrio
patrimonial exigido por la norma, debiendo pechar con las consecuencias negativas de la falta de prueba de
tales hechos en caso contrario ".
Y la SAP Murcia, sec. 4ª, de 30 de abril de 2015, insiste: " (...) como ya este Tribunal ha manifestado en
precedentes sentencias que la ausencia del correspondiente depósito de cuentas, es justificativo de un
evidente oscurantismo en relación con el funcionamiento económico de la sociedad y asimismo de la falta
de transparencia de su contabilidad, lo que vendría a reforzar esa situación de insostenibilidad financiera.
Y ello aún en mayor medida cuando es precisamente dicha mercantil, conforme al principio de facilidad y
disponibilidad probatoria previsto en el art. 217.6 Lec , quién vendría obligada a acreditar que su situación
económica no responde a los términos que hechos señalado. Y es que como dice la Sentencia del Tribunal
Supremo de 4 octubre 2004 ... la prueba de que la sociedad no ha sufrido disminución de su patrimonio
en términos que obligasen a sus administradores a proceder conforme al artículo 262.5 L.S.A ., le hubiera
correspondido a la parte demandada, por serle más fácil y accesible que a la actora, supuesto este último
que invierte el "onus probandi" hacia la parte que está en esas condiciones a fin de evitar la indefensión de
la contraria ".
Finalmente, las SSAP Valencia, sec. 9ª, de 1 de abril y 16 de marzo de 2015, se pronuncian en el mismo sentido:
" No está recogida en la colación legal ( artículo 363 de la Ley de Sociedades de capital) como causa de
disolución, la falta de presentación de las cuentas sociales, por lo que tal ausencia no implica que la entidad
que no las ha presentado o carezca de su depósito, esté de por si en causa de disolución; cuestión diferente es
que el incumplimiento de tal obligación, signifique caso de abanderar como causa de disolución la del artículo
363,1 apartado e) de la citada Ley , (déficit patrimonial por pérdidas sociales) una presunción de tal situación
(que no su justificación) y es en tal sentido cuando surge la inversión de la regla de la carga probatoria pues
con la omisión de ese deber se priva a la parte que tiene que justificar tal déficit de la prueba documental
directa para su acreditación, entrando en juego el artículo 217-7 de la Ley Enjuiciamiento Civil porque en esa
situación quien tiene a su fácil disponibilidad y los medios para fijar que no concurre ese déficit patrimonial
es el administrador demandado. "
En consecuencia, concurren los requisitos de la acción objetiva de la responsabilidad pues presunción de
desbalance patrimonial, derivada de la falta de depósito de las cuentas no se practica la disolución ordenada
por el administrador social.
En consecuencia, la sentencia ha de ser condenatoria.
TERCERO.-Intereses
El artículo 5 de la Ley de Lucha contra la morosidad de 3/2014, de 29 de diciembre, establece que el obligado
al pago de la deuda dineraria surgida como contraprestación en operaciones comerciales incurrirá en mora
y deberá pagar el interés pactado en el contrato o el fijado por esta Ley automáticamente por el mero
incumplimiento del pago en el plazo pactado o legalmente establecido, sin necesidad de aviso de vencimiento
ni intimación alguna por parte del acreedor.
En el presente caso ha lugar a la condena a dichos intereses.
CUARTO.- Costas.
El artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil dispone que en los procesos declarativos, las costas de la
primera instancia se impondrán a la parte que haya visto rechazadas todas sus pretensiones, salvo que el
tribunal aprecie, y así lo razone que el caso presentaba serias dudas de hecho o de derecho.
Si fuera parcial la estimación o desestimación de las pretensiones, cada parte abonara las costas causadas a
su instancia y las comunes por mitad, a no ser que hubiera méritos para imponerlas a una de ellas por haber
litigado con temeridad.
Puesto que la estimación de la demanda es total, las costas se imponen a las demandadas

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FALLO
Que debo ESTIMAR Y ESTIMO la demanda interpuesta por el Procurador Don Don Ulises Manuel Varela
Ruibal, en nombre y representación de XENERA COMPAÑÍA ELECTRICA S.A., contra AGOSTYRE y Don Plácido
CONDENANDO SOLIDARIAMENTE a ambos a la cantidad de 544, 41 euros, intereses de demora de la Ley de
lucha contra la morosidad y costas.
Notifíquese a las partes esta sentencia, con la advertencia de que la misma es firme y no se puede interponer
recurso alguno, según la redacción dada al artículo 455 de la Ley de Enjuiciamiento Civil por la Ley de
Agilización procesal de 10 de octubre, con entrada en vigor el 1 de noviembre de 2011.
Llévese testimonio de la presente a los autos de su razón con archivo del original en el Libro de Sentencias.
Así por esta mi sentencia, la pronuncio, mando y firmo

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