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El conocimiento y la verdad en el realismo.

Por la senda de la metafísica se ha entrado al campo dela filosofía. No se habían hechos las
preguntas fundamentales de la metafísica, que es la pregunta: ¿Qué existe?, y habíamos tropezado
en mediatamente con la respuesta que el espíritu humano es espontanea. Pues existen las cosas, el
mundo de las cosas y yo en ella. Habíamos visto que esa contestación dada por el realismo implica
que el mundo es lo que existe.

Para conocerlas empezamos por formar conceptos cuando tenemos un concepto de una cosa,
entonces ya estamos armados por ir por el mundo y entonces formular juicios de conocimiento. El
conocimiento, pues, refleja en la mente la misma realidad, y esto quiere decir que entre el y la
cosa—objeto del pensamiento—existe una perfecta educación. La verdad se define en el realismo,
por la educación entre el pensamiento y la cosa, la educación se da por medio de conceptos. El trato
continuo en nuestra vida con las cosas que hace que la mente forme los conceptos.

Parménides lanza una primera tentativa de formación que luego es perfeccionadas por Platón, pero
a su vez se perfecciona por tercera vez por Aristóteles; en la cual llega a una ramificación de
conceptos por su flexibilidad de reproducir de la manera más exacta,

La inteligibilidad de las cosas mismas es, uno de los postulados esenciales del realismo, en la cual
el realismo despliega el máximum de sus posibilidades. A partir de este momento en el realismo
se adueña completamente de los espíritus. Así, pues, el hombre espontaneo y natural es
aristotélico.

Crisis histórica al principio de la edad moderna.

En la historia del pensamiento humano el realismo aristotélico empieza a sufrir menoscabo a partir
del siglo XV.
Esos hechos históricos son en primer lugar, la destrucción de la unidad religiosa, las guerras de
religión el advenimiento al mundo del protestantismo. L a lucha entre los hombres por distintos
credos religiosos, hacen temblar la fe en una verdad única y esto toma un cambio de actitudes en los
espíritus. Pero además de las guerras de religión, que destruyen la creencia en la unidad o en la
unicidad de la verdad, otros hechos históricos contribuyen notablemente a menoscabar la creencia
en la metafísica aristotélica. Estos hechos son: el descubrimiento de la tierra, y el otro es el
descubrimiento del cielo. Por primera vez se dan cuenta de lo que es la tierra.

Pero además de haber descubierto la tierra, el hombre del siglo XVI descubre el cielo y Kepler y
Copérnico cambian por completo la idea de los hombres que tenían en los astros y dejaron de creer
que la tierra es el centro del universo y que la tierra es un granito de arena perdida en lo infinito del
universo.

Estos hechos históricos las guerras de las religiones. El descubrimiento de la rotundidad del
planeta, el descubrimiento de la posición de la tierra en el universo astronómico son tantos golpes
terribles a la ciencia de Aristóteles. En este momento se puede decir que el saber humano entra en la
crisis más profunda.
Necesidad de plantear de nuevo los problemas.

Han transcurrido veinte siglos desde entonces, y esos siglos que hjan transcurrido no han
transcurrido en vano: sino acumulando tesoros delas experiencias y de la teoría filosófica del
pasado, este tesoro presiona sobre el presente. En el tiempo de Parménides la filosofía nace; la
filosofía piensa por primera vez: la filosofía no tiene un pasado donde apoyarse sino que es libre se
vínculos de la historia.

Parménides se encuentra con el descubrimiento de la razón, del pensamiento humano íntegramente


la misión de descubrir el ser. Porque inevitablemente piensa también que el ser se deja descubrir por
la razón: que el ser es inteligible; que las cosas, en ausencia, son inteligibles.

El pensamiento filosófico de Parménides es, pues, un pensamiento espontaneo, autóctono, libre.


Pero el pensamiento de Descartes, es el pensamiento de los hombres del siglo XVI, ya no es
autóctono, ni libre, ni espontaneo, y que el hombre no puede borrar de la realidad porque ella existe
históricamente ahí.

Comienza en este momento la segunda navegación de la filosofía. La primera la comienza


Parménides; esta segunda la inicia Descartes. Pero aquellos navegantes Parménides, Platón,
Aristóteles eran navegantes inocentes.

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