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3.9 Freire Cartas A Quien Pretende Enseñar Resumen
3.9 Freire Cartas A Quien Pretende Enseñar Resumen
En esta carta nos habla de que los seres humanos vamos aprendiendo según nuestras
experiencias y las de otros. Los profesores, tienen la misión de guiar a los alumnos hacia la
obtención de conocimientos, desarrollo de habilidades o destrezas, u obtención de ciertas
actitudes y valores. Según, su preparación les acredita como personas que ya cuentan con
las competencias para llevar a cabo esta función. Se supone que ya saben lo que enseñan.
Sin embargo, eso no significa que el profesor lo sabe todo y que ya no hay nada que
aprender.
Los docentes día a día tienen la oportunidad de aprender no solo de los errores de nuestros
alumnos sino también de los propios. Ser profesor no implica saberse todo como una receta
de cocina, porque se trabaja con seres humanos los cuales no siempre piensan, actúan o
responden de la misma forma. Por esta razón, los maestros aprenden en cada una de las
experiencias que tenemos.
No siempre se es posible efectuar los mismos procesos, ni los mimos resultados. En cada
experiencia y contacto que tenemos en el proceso de enseñanza y aprendizaje son caminos
distintos que se recorren, pues no siempre los alumnos tendrán las mismas dudas que
responder ni mucho menos siempre tendrán las mismas respuestas que dar a determinada
interrogante. Es por eso que el “El educador aprende primero a enseñar, pero también
aprende a enseñar al enseñar algo que es reaprendido por estar siendo enseñado”.
En primer lugar reflexiona sobre la importancia y el por qué los profesores deben tener una
constante preparación. Muchos logran reconocer esa necesidad, sin embargo, no hacen nada
para atenderla. Con frecuencia el obstáculo que se debe pasar es el temor o miedo que
provoca la sola idea de regresar al estudio.
Es conveniente señalar, que al estudio lo tenemos que ver como una necesidad y no como
una carga porque de ser así es muy probable que lo abandonemos en cualquier momento.
Tenemos que estudiar por gusto, curiosidad, o por querer ser más competentes, no solo por
obtener más puntos.
Si nos encontramos con dificultades de comprensión de textos es recomendable utilizar
instrumentos auxiliares como: diccionarios, enciclopedias, internet, etc. Pero nunca
cerrarnos a la idea de que no comprendemos y que mejor por eso hacemos a un lado la
lectura. Huir frente a esta primer dificultad, es permitir que el miedo nos paralice.
Aquí nos habla de que hoy en día es muy frecuente encontrarnos con personas que se
dedican a la docencia solo “porque no tuvieron otra posibilidad”. Sin embargo, los profesores
tratan con niños, adolescentes, adultos, es decir, tratan con seres humanos, con los cuales no
pueden estar experimentando haber como lo hacen. Ya que estos tienen la gran
responsabilidad de contribuir en su formación para que su vida tenga éxitos o fracasos. Es
por esta razón que los docentes deben de tener unos valores y actitudes bien definido. Deben
desempeñar su labor con gusto y realizar sus acciones con la seriedad que se merece.
Un profesor debe contar con cualidades fundamentales para poder tener un buen
desempeño. Un buen maestro no solo lo es por el hecho de haber obtenido un título o por que
domina ciertas estrategias de enseñanza y aprendizaje, o bien porque tiene dominio de
contenidos temáticos. Un buen maestro, tiene que ser humilde, amoroso, valiente, tolerante,
con capacidad de decisión, seguridad, sentido de justicia y con parsimonia verbal.
Humildad. Entender que nadie lo sabe todo y que los docentes también son seres
humanos.
Amorosidad. Tener amor a su trabajo y hacerlo con entrega y dedicación.
Valentía. Tener el valor de hacer cosas que muchos no se atreven por temor al
cambio o a las críticas.
Tolerancia. Virtud que nos enseña a convivir con lo que es diferente, a aprender con
lo diferente, a respetar lo diferente.
Capacidad de decisión. Ser capaz de tomar decisiones.
Seguridad. El maestro debe tener una claridad plena de lo que hace, para qué y el
por qué decidió hacerlo de tal forma.
Paciencia e impaciencia. La paciencia en exceso nos puede llevar la espontaneidad.
Parsimonia verbal. Controlar nuestra habla.
Alegría de vivir. Tener las ganas de superar los obstáculos y debilidades.
5º Carta. “Primer día de clase”
En esta quinta carta nos habla de que uno de los principales problemas a los que se ha
enfrentado los docentes en sus primeras experiencias como profesor, es a la inseguridad y al
miedo de no ser capaz de conducir el trabajo. Como se mencionó anteriormente, el miedo es
un sentimiento normal que surge ante lo desconocido y que no se juzga al que lo tiene, sino
al que no es capaz de enfrentarlo. Las sugerencias que nos da el autor, es que deben
enfrentar tal sentimiento con sus estudiantes, haciendo reflexión sobre el hecho de que
también son seres humanos y que el ser maestro no implica saberlo todo. Con ello, se irán
ganando su confianza.
Otra de las sugerencias, es que los docentes hagan registros de sus clases con la intención de
analizar cada uno de los elementos, acciones, actitudes, que se presentan; no solo por
obligación sino con la intención de obtener aprendizajes que les permitan mejoras en su
labor educativa. Para ello, es fundamental que estén atentos en el desarrollo de sus clases,
y sean hábiles en la observación.
El tema de la sexta carta abarca las relaciones que se establecen entre profesores y
alumnos, o lo que es lo mismo, entre educador y educandos. Los conceptos que se exponen
para explicar las relaciones que se establecen entre ambos sujetos son: enseñanza,
aprendizaje, aprendizaje, autoridad, la libertad, la lectura, las virtudes del profesor, la
identidad cultural y el respeto de los alumnos. Aspectos que todos confluyen para
determinar unas relaciones u otras.
El título de esta séptima carta viene a significar que hay momentos en la enseñanza en los
que la maestra, como autoridad al relacionarse con el educando, establece límites necesarios
para que se produzca libertad del educando, y necesaria para que esa libertad no se pierda
en la permisividad. Desde la obra se entiende a la educación como un acto político y en este
sentido se puede entender a la educadora o al educador de dos formas, por un lado puede
adoptar una posición autoritaria con fuerte tradición mandona, con inequívoca inexperiencia
democrática enraizada en nuestra historia puede explicar nuestra ambigüedad frente a la
libertad y la autoridad.
No solo por el hecho de que estamos programados para aprender es cuestión imprescindible
para hacerlo, sino porque enseñan y conocer es cuestión necesaria para no caer en esa
herencia cultural de la que habla Freire. Es aquí donde entra en juego la libertad del
individuo para caer o no en esa herencia cultural, y debe de ser la escuela, quien
democráticamente debe promover esos valores.
No hay disciplina si se produce una situación de movilismo, pero tampoco hay libertad en el
inmovilismo de la libertad a la que la autoridad le impone su voluntad como criterios para la
libertad. Al contrario, sólo hay disciplina en el movimiento, pero nunca sin llegar a la
situación de libertinaje. Es por esto por lo que la autoridad, que produce una situación de
inmovilismo, caiga en una situación de autoritarismo. O que la libertad o movilismo
produzca una situación de libertinaje, constituyendo así una amenaza a la libertad.
Lo que en estas últimas palabras nos quieren trasmitir es que no debemos dejarnos llevar
por las creencias de la mayoría, y que las minorías sean influenciadas por los más
poderosos. Ya que el profesor debe de constituir un instrumento contra la lucha social, que
debe de impedir injusticias como que los alumnos sean arrastrados por los ideales de la
mayoría. Esto es necesario para el desarrollo de una sociedad democrática, en la que es
imprescindible que el alumno adopte una posición crítica, y no una actitud pasiva u
obediente; pero siempre desde el respeto, la escucha mutua y la tolerancia.
Pero como todo hay que buscar un equilibro entre ambas posiciones, sin llegar a ser
autoritario ni ser sumiso, siempre desde una posición responsable en la que prime el respeto
mutuo. En la transmisión de conocimientos es imprescindible la experiencia para que se
produzca la comprensión. Como conclusión a esta obra es necesaria la libertad de tanto
docentes como aprendices, para el uso democrático de la enseñanza. Y para ello el docente
debe de adoptar los valores de: la humildad, la esperanza, la confianza y el amor
Análisis Crítico
Freire ha recopilado de manera muy coherente en este libro diez cartas dedicadas a la labor
docente las cuales fueron escritas en sus últimos años y reflexionan sobre el rol que debe
cumplir el educador, y aplico para ello todo el cumulo de experiencias que adquirió a lo largo
de su vida.
Lo más interesante de este libro está en el lenguaje que utiliza el autor para llegar al lector
de manera amena y clara hasta el punto de lograr que éste se identifique con lo leído, por
ejemplo cuando realiza la comparación de la maestra con la tía, término que a la primera
impresión pareciera ser inofensivo pero que encierra un cumulo de factores que
comprometen al docente a conformarse con su situación laboral, ya que quien ha visto a un
grupo de tías haciendo huelga para reclamar sus derechos, Freire manifiesta ante todo a lo
largo de estos diez libros el incremento de la actitud crítica no solo en los docentes sino en
los alumnos ante la realidad social que nos ocupa en la actualidad, donde la escuela lejos de
ser neutral es el centro de transformador de la actitud de los educandos. Freire al opina que
el docente tiene la responsabilidad constante de reflexionar sobre su práctica pedagógica, y
de cómo mejorarla
En su segunda carta Freire comenta sobre el miedo pero el aquel que nos paraliza y nos
impide ir a los cambios y transformaciones que surgen una vez que nos damos cuenta de
nuestra realidad social; es normal sentir temor ante lo desconocido, pero lo que no podemos
permitir es que ese temor sea un obstáculo para avanzar hacia la novedad. Manifiesta que
para ello es necesario ser objetivo y critico manteniendo las emociones, sentimientos y
deseos a merced de nuestras metas.
Comenta aquí sobre la relación que existe entre el texto y el lector por lo que se hace
necesario que la lectura sea comentada y lo más idóneo sería comentarlo en grupo a lo cual
propone la creación de grupos de discusión para profundizar algunos tópicos importantes
para ser internalizados y aplicados a la realidad.
Hacia la tercera carta se trata de un tema que según mi criterio no ha caducado y es que
tiene que ver con la vocación que se decide ser maestro lo que conlleva a tener ética en el
ejercicio de la profesión docente; y es que en la actualidad sigue de moda la expresión de que
tuve que entrar al magisterio que existía otra opción.
Freire comenta sobre la lucha que debe existir dentro del magisterio para hacer del servicio
de ser maestro una profesión digna y hacer reflexionar al estado sobre el perfil para las
personas que ingresan a la educación, mejorando así el nivel de calidad en los educando.
Pareciera que de manera lógica Freire secuenciara el orden de estas cartas porque después
de inferir sobre la dignificación de la labor docente, en su cuarta carta habla sobre las
cualidades que deben tener las personar que deseen ejercer la profesión docente, explica
sobre las características más importante que considero que debería poseer un maestro; la
humildad es la primera virtud ya que el maestro debe entender que nadie lo sabe todo y
nadie lo ignora todo por consiguiente ninguna persona tiene la verdad absoluta, al
comprender esto el docente está abierto al aprendizaje en cada una de las acciones que
realice. La otra cualidad es la Amorosidad que es el móvil que nos lleva a hacer de la
enseñanza algo que agrada tanto al que enseña como al que aprende, es la cualidad que le
permite al ser humano a sentirse bien y a gustarle lo que realiza, la otra virtud es la
tolerancia que según Freire sin ella no podría hacerse la labor docente en serio, porque no
hay democracia en el ejerció de la profesión docente; la tolerancia implica el poder aceptar al
prójimo con todas sus debilidades y fortalezas y si el maestro no ejerce esta cualidad
difícilmente podría decirse que hay un proceso de enseñanza aprendizaje. Agrupa algunas
cualidades que considera deben ser cultivadas por educadores progresistas como son la
seguridad, la tensión entre la paciencia y la impaciencia y la alegría de vivir.
En su quinta carta titulada El primer día de clases Freire invita a las maestras a despertar
los sentidos de sus alumnos y de sus colegas, a hacerlos consientes de la realidad que los
rodea y a soñar, incentivar en los niños la imaginación para que aprecien la sensibilidad de
la maestra y haya una empatía en la relación docente-alumno, llama a la reflexión
nuevamente la práctica docente invitando a las maestras a evaluarse cada cierto tiempo
para mejorar la calidad de la enseñanza. Comenta nuevamente sobre la transformación del
miedo en valentía, propone desarrollar la disciplina intelectual, fomentando la lectura para
incrementar la escritura, también pide que se lleve un registro diario sobre el
comportamiento de los alumno.
La relación del docente con el alumnos es suma importancia ya que determinara el éxito del
proceso de enseñanza aprendizaje, hacia su sexta carta Freire analiza esta relación
proponiendo que para ello que la maestra tenga presente la relación que existe entre el
discurso y las acciones, porque le dará credibilidad ante sus alumnos ya que si ella dice una
cosa pero hace otra, los niños se confundirán y el efecto ser todo lo contrario a lo que se
espera, por ejemplo la maestra que se queja de lo autocrático que es el director pero en su
salón se hace solo lo que ella dice; esta situación generara en el aula una insubordinación en
los niños por que las ordenes por cuestión lógica en el ser humano deben ir acompañadas de
ejemplos. Reflexiona el autor al respecto en la búsqueda de optimizar los ambientes de clase
y la relación docente alumno para la creación de una verdadera educación liberadora.
En este orden de ideas comienza la séptima carta que tiene que ver con la comunicación
asertiva que debe existir entre el maestro y el alumno el de cómo existe una diferencia entre
hablar para ellos y hablar con ellos, de cómo la jerarquía genera una autoridad mandona
que hace que sea solo el maestro que tiene la voz de mando y el papel del niño es solo
obedecer; ante esto Freire propone la horizontalidad en la comunicación en una escuela
democrática donde la maestra habla a y con el educando, oye al educando, sin importar su
tierna edad o no, y así es oída por él. Manifiesta que no puede limitársele la voz al educando
ya que eso le impide ser crítico y transformar su realidad y hacer de las escuelas verdaderos
centros de cambios para combatirlos flagelos que atacan esta sociedad.
Ejemplifica como el niño puede vivir experiencias que le permitan obtener un aprendizaje
que pudiera llamarse empíricos, y que el docente solo tiene que relacionar con los programas
escolares, se cumple así lo que propone en una de las cartas anteriores donde expresa que
debe existir relación entre la teoría y la práctica. Manifiesta que la enseñanza de los
contenidos no puede ser de manera vanguardista ni autoritaria, aislándose de la realidad
social que envuelve el niño alejándolo y matando el interés que éste pueda presentar para
su aprendizaje. Las maestras deben saber la realidad de los niños sus sueños, anhelos y
deseos la lograr esa integración que plantea Freire en el proceso enseñanza aprendizaje.
El entorno es analizado en su novena carta y tiene que ver con el contexto concreto y el
contexto teórico analizando no la terminología sino cómo se comporta el maestro en cada
uno de los contextos. El contexto concreto tiene que ver con la práctica de lo cotidiano es
decir, es la experiencia que se obtiene con os años a través de la práctica solo que el ser
humano lo toma como algo normal y cotidiano para ejemplificarlo el autor toma un ejemplo
de cómo caza un indígena con la flecha utilizando la refracción como técnica, se puede
apreciar en este caso que aunque el indígena lo ve con naturalidad un científico pudiera
explicar el fenómeno físico que ocurre allí, entonces se pudiera decir que el indígena posee
conocimientos de física, no aplica formulas ni algoritmos pero su praxis le permite hacer un
cálculo preciso; a esto es lo que Freire denomina relación entre la teoría y la práctica. El
contexto teórico nace a raíz de que hombre comenzó la búsqueda de explicaciones a los
fenómenos naturales que ocurrían y a las necesidades que se le presentaban y comenzó a
escribirlas para compartirlas con el mundo. Se hace relevante el análisis de porque ambos
contextos no pueden estar entrelazados en la enseñanza en un salón de clases, de porque la
maestra no puede dar respuestas a las interrogantes reales que el niño trae de su casa o a
eventos que ocurren en su entorno social, culmina con una frase muy asertiva Quien juzga
lo que hago es mi práctica, pero mi practica esta teóricamente iluminada.
En el décimo libro Freire habla de la disciplina como factor determinante del éxito de la
enseñanza, manifiesta que el éxito de toda actividad depende de él orden en que se realice,
debemos tener disciplina al enseñar, al leer, al escribir. El maestro debe enseñar pero no
solo eso sino transmitir conocimiento, se hace necesario que se entrelacen el enseñar y
aprender convirtiéndose en conocer y reconocer. Cuanto más respete el docente a los
alumnos y a su trabajo mejor se da este proceso y eso conlleva a propagar la disciplina como
norma de vida, no solo con los niños sino con los representantes, directivos, y comunidad en
general.
Hacia el cierre de las cartas Freire comenta sobre el saber y el crecer como experiencias del
ser humano, la primera tiene que ver con la cotidianidad con el quehacer diario es decir lo se
hace de manera monótona, el segundo es el acto consiente que hace el ser humano cuando
observa su realidad objetivamente y hace de su interés e objeto de estudio lo que le permite
incrementar su aprendizaje; Estos dos términos están intrínsecamente unidos ya que entre
más se adquiere sabiduría más crecemos, pero los hay que saber diferenciar es que la
sabiduría y el crecimiento no tiene que ver con lo sabelotodo y lo grandioso es decir que
tomando las palabras del mismo Freire todos sabemos algo y todos ignoramos algo. El saber
tiene todo que ver con el crecer, propone el autor la reflexión para que las minorías tomen en
cuenta que su saber está unido al crecer y que nadie puede oprimir su aprendizaje.
Incentiva a los maestros a crecer para mejorar su práctica educativa y a crear en sus
educandos esa conciencia de su realidad para fomentar su crecimiento y mejorar su
realidad.
Por lo anterior, el maestro tiene el reto de estar en constante estudio, porque obtener una
licenciatura no es suficiente para atender estos desafíos. Entendiendo el termino de estudiar
como “alcanzar la comprensión más exacta del objeto, es percibir sus relaciones con los otros
objetos. Implica que el estudioso, sujeto del estudio, se arriesgue, se aventure.
Estas reflexiones no solo son dirigidas a los profesores para que ellos las apliquen en ellos,
sino para que también las lleven a sus aulas. Los estudiantes también debemos de ver y
sentir al estudio como una necesidad. Debemos sentir gusto por ir a la escuela y no solo
porque son obligados o presionados por sus padres.
Y en el conocimiento debe de existir una libertad de escritura o lectura, que siempre debe
estar guiada por principios democráticos de respeto mutuo. Por eso los profesores no deben
de adoptar una situación responsable, y no cómoda e interesada que adoptan algunos
docentes cuando dicen que ellos tiene poco que hacer, cuando los que deciden en lo
importante no son ellos, y son personas poderosas que nunca actúan guiados bajo intereses
y beneficios de todos. Vivimos en una sociedad en la que es sumamente necesaria la
disciplina, y casi todos los ámbitos de la vida. Y esa disciplina obviamente nosotras creemos
que debe de iniciarse en la escuela. Y para ello es precio que el profesor enseñe y que lo
alumnos aprendan, pero en este sentido no únicamente conocimiento teórico.