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Documents - Tips - Elaboracion de Guias Didacticas para Educacion A Distancia Teresa Bardisa PDF
Documents - Tips - Elaboracion de Guias Didacticas para Educacion A Distancia Teresa Bardisa PDF
de
guías didácticas
para
la enseñanza a distancia
2006
Índice
Presentación
1. Introducción
¿Por qué es importante una introducción?
¿Qué elementos se deberían considerar a la hora de diseñar la introducción de un
texto?
¿Qué factores influyen en la determinación del conocimiento previo que se va a
activar?
¿Qué aspectos se deben considerar para activar experiencias previas?
¿Cuáles son las estrategias de activación de los conocimientos previos?
¿Qué estrategias de desarrollo de los conocimientos previos habría que considerar?
¿Qué elementos debería contener una buena introducción?
Ejemplo y contraejemplo
Actividad sobre la introducción a la guía didáctica
Presentación de la guía didáctica
EJEMPLO 1
Presentación de la asignatura
EJEMPLO 2
Bibliografía consultada
Bibliografía
2. Objetivos didácticos
¿Qué es un objetivo?
Una breve digresión teórica
¿Por qué merece la pena redactar objetivos?
¿Cómo es un objetivo bien diseñado?
¿Qué otras características deben reunir los objetivos?
Comentarios finales
Bibliografía
5. Bibliografía
¿En qué consiste la bibliografía que se incluye en las guías didácticas?
¿Qué tipos de bibliografía puede incluirse en las guías didácticas?
¿Qué importancia tiene la bibliografía que se incluye en las guías didácticas para el
estudio de la asignatura?
Bibliografía Básica
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Bibliografía complementaria
6. Actividades
¿Qué son las actividades?
¿Por qué son tan importantes las actividades?
Un poco de teoría: cómo influyen los modelos didácticos en las actividades
seleccionadas
Algunos tipos de actividades
Preguntas de elección múltiple
Actividad de enlace
Completar los espacios en blanco
Secuenciación
Actividades con respuesta de verdadero/falso
Actividades para localizar errores
Actividades para localizar errores
Preguntas de autoevaluación abiertas
Actividades abiertas
Otro tipo de actividades
Actividades según el tipo de estrategia cognitiva
Actividades según el tipo de interacción planteada
Actividades según el tipo de habilidades operativas que debe desarrollar el
alumno
Una lista de comprobación de la calidad de las actividades
Otros puntos de interés
Bibliografía
7. Evaluación
¿Qué es la evaluación?
¿Qué requisitos ha de cumplir un procedimiento de evaluación?
¿Qué elementos debería contener el apartado de evaluación de una guía didáctica?
¿Qué ventajas tienen las pruebas de evaluación?
Autoevaluación
¿Por qué diseñar preguntas autoevaluativas?
Bibliografía
Referencias bibliográficas
Glosario
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PRESENTACIÓN
El manual que aquí presentamos nace en plena expansión de la enseñanza a distancia, que
hasta muy poco permanecía arrinconada en el amplio escenario de los sistemas educativos y
apenas ofrecía empolvados cursos por correspondencia o las limitadas experiencias de
instituciones como la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Es desde la primera
mitad de los años 90, con el auge de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación, cuando muchos de los que hasta el momento habían contemplado con cierto
desdén el modelo a distancia empiezan a valorarlo ya sea con el ardor de auténticos
conversos, ya sea con la desconfianza de quienes se acercan a algo desconocido.
Aquí nos dirigimos a quienes se enfrentan a la tarea de diseñar algún tipo de intervención
educativa a distancia porque, en cualquier caso, como converso o como escéptico, se precisan
herramientas de diseño específicas. En efecto, ante la tesitura de preparar algún curso
presencial cualquiera de nosotros cuenta -más allá de cualquier formación didáctica- con la
experiencia acumulada durante años como alumnos, lo que nos ofrece algunas claves sobre
qué funciona o no en el aula a la hora de facilitar el aprendizaje. Desgraciadamente, este no es
el caso de la educación a distancia, ya que la mayoría de quienes se aproximan a ella carece
de antecedentes significativos.
Un segundo riesgo consiste en desaprovechar las ventajas que brinda la educación a distancia.
Así, en su variante tradicional, algunos diseños caían en el error de convertir las tutorías en
clases presenciales, lo que rompía con el propósito -a menudo declarado desde las
instituciones- de fomentar la autonomía de los estudiantes. Ya en el modelo virtualizado, el
peligro estriba en desatender herramientas de comunicación tales como el correo electrónico,
los chats, los boletines de noticias o, especialmente, los foros de discusión, que permiten
trascender el modelo anterior de independencia y alcanzar uno nuevo de interdependencia, con
una tupida red de relaciones entre la institución, los estudiantes y el entorno para la
construcción de conocimientos de creciente complejidad.
Finalmente, debemos tener en cuenta que mientras la formación presencial permite, hasta
cierto punto, reajustes de la programación dependiendo de la marcha del curso, en educación a
distancia esto no siempre resulta fácil, dadas circunstancias tales como la separación entre
quien elabora el curso y quien lo desarrolla en la práctica. La consecuencia es que el diseño de
un curso a distancia ha de ser, aunque no rígido, sí mucho más riguroso. Parte de la
construcción de un programa a distancia queda fuera de los propósitos de esta publicación, ya
que el diseño de un curso implica tareas más amplias como el análisis sobre las características
de los estudiantes, la pertinencia de los contenidos o los recursos disponibles. No obstante, en
las guías didácticas se cruzan tres elementos críticos -objetivos, actividades y evaluación-, que
habrán de determinar en gran medida las posibilidades de éxito del curso, y a ellos
dedicaremos especial atención.
Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿para qué una guía didáctica? Durante años el ideal
de la enseñanza a distancia en cuanto a materiales didácticos se encontraba en el paquete
autoinstructivo, es decir, un conjunto de instrumentos, básicamente textos intercalados con
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actividades, diseñados ex profeso de manera que fueran suficientes por sí solos para que el
alumno trabajando sobre ellos pudiera aprender. El modelo subyacente no es otro que el de las
máquinas de aprendizaje o, en sus versiones en papel, los programas lineales o ramificados,
que de acuerdo con los postulados conductistas pretendían segmentar las tareas de
aprendizaje en sus componentes elementales, de forma que el estudiante dominara paso a
paso cada una de las habilidades básicas para lograr otras de nivel superior.
Como tendremos oportunidad de señalar en las secciones sobre objetivos y actividades, este
modelo imperante en los años 60 y 70 se ha visto sometido a fuertes críticas desde los años
80. Aunque la perspectiva desde la que se ha redactado este manual es ecléctica y no
renuncia, por tanto, a aquellas aportaciones tradicionales que sigan siendo valiosas, aquí
apostamos por un modelo más abierto, menos rígido, que reconoce que el aprendizaje es
mucho más complejo de lo que se pretendía desde el modelo conductista. Así, asumimos que
el aprendizaje no puede restringirse a la lectura de unos textos, aunque esté acompañada de
actividades sobre estos, sino que ha de abrirse a un contexto de aplicación teórico-práctica. En
consecuencia, hemos de ser conscientes de la imposibilidad de determinar por completo los
posibles resultados de aprendizaje, lo que ha de tener repercusiones evidentes en el
establecimiento de unos objetivos que serán más generales y en unos mecanismos de
evaluación de los estudiantes más abiertos a posibles hallazgos imprevistos. Así mismo y en
paralelo a las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, los actuales modelos
didácticos favorecen las interacciones que transcienden la mera reflexión del estudiante sobre
el texto y fomentan el intercambio con otros alumnos, con los profesores o tutores y con el
entorno, no ya sólo como fuentes de conocimiento, sino como oportunidades para el contraste,
la discusión y la construcción colaborativa de aprendizajes.
El papel de las guías didácticas en este nuevo planteamiento consiste en ofrecer al estudiante
un mapa en el que orientarse, pero sin marcarle un recorrido único y fijo. Un caso habitual es
el de muchos profesores que son conscientes de la dificultad de encerrar en un solo texto unos
conocimientos que se muestran cada vez más polifacéticos, lo que les lleva a recomendar la
lectura de diferentes libros, incluso en la forma tan popular en otros países de readers
(colecciones de textos con los planteamientos de distintos autores respecto a un tema). Pues
bien, una de las funciones de la guía didáctica consistiría en establecer un marco de referencia
para que el estudiante supiera ubicar las distintas aportaciones, de forma que pudiera empezar
a (re-)construir un todo coherente. En paralelo, aquellas instituciones que emplean un sistema
de tutorías pueden servirse de las guías didácticas para facilitar y orientar la labor del tutor.
Para ser coherentes con los principios que animan nuestra propuesta, conviene destacar que el
modelo presentado no pretende en modo alguno ser prescriptivo, sino más bien el punto de
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inicio de una reflexión para que cada diseñador de cursos a distancia lo adapte a sus
necesidades y circunstancias. En este sentido, planteamos actividades como las que podrían
aparecer en cualquier guía para un curso de educación a distancia y que aquí cumplen la
misma finalidad: pautar un proceso de construcción de conocimiento.
Por último, una breve descripción de cómo se ha elaborado este manual. Los autores son
miembros de la Unidad Técnica de Elaboración y Evaluación de Materiales Didácticos (MADI),
que se encuadra dentro del Instituto Universitario de Educación a Distancia (IUED) de la UNED.
Como funciones básicas del IUED se encuentran la formación de los docentes, la investigación
sobre educación a distancia y específicamente sobre la propia Universidad y, finalmente, la
evaluación de los distintos aspectos que conforman la labor de la UNED. Estas mismas tres
funciones corresponden a MADI en el área específica de los materiales didácticos y han
confluido en la redacción del presente manual: una primera fase de autoformación mediante la
revisión de la bibliografía sobre el tema y la consulta a un equipo multidisciplinar de profesores
de la UNED; una segunda fase de investigación a través de grupos de discusión con tutores y
alumnos sobre su uso y valoración de las guías didácticas de la UNED, de la que se
desprendieron valiosas conclusiones teórico-prácticas; en paralelo, una larga tarea de
evaluación de decenas de materiales didácticos que pasan por el IUED para su revisión.
Esperamos que quienes se acerquen a este manual, que pretende ser eminentemente práctico
sin renunciar a un marco teórico, que aparece intercalado en el texto, saquen provecho de
nuestra experiencia y, en el espíritu de comunidad de aprendizaje que nos mueve, compartan
sus hallazgos y nos hagan llegar todas las sugerencias de mejora para la elaboración de
materiales didácticos a distancia de cada vez mayor calidad.
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1. INTRODUCCIÓN
La elaboración de una guía didáctica es fruto de un proceso de reflexión previo a través del
cual el equipo docente va a intentar suplir todas aquellas carencias que el material didáctico
base (unidades didácticas propias u otros textos base elaborados por autores externos) pueda
presentar. Incluso en el caso de que el material didáctico sea autosuficiente, la introducción a la
guía didáctica va a ser esencial como elemento motivador, que sirva para suscitar el interés del
lector (que en este caso no es otro que el alumno), al cual se le va a enganchar mediante las
distintas estrategia que el equipo docente decida incorporar en la introducción. Más allá del
plano motivacional pero estrechamente relacionado con él, la introducción nos va a servir para
estructurar tanto la presentación de contenidos que en la guía didáctica se van a tratar, como el
tipo de interacción didáctica con los alumnos de la asignatura.
La importancia de proporcionar un contexto previo a los alumnos para que éstos alcancen una
adecuada comprensión de los textos, queda bien patente en un experimento clásico dentro de
la Psicología Cognitiva. Bransford y Johnson (1973), desarrollaron investigaciones sobre el
carácter constructivo y contextual de la comprensión. En uno de sus experimentos se presentó
a los participantes el siguiente párrafo:
“Si los globos reventasen, el sonido no llegaría, ya que todo estaría muy lejos del
piso adecuado. Una ventana cerrada también impediría que el sonido llegase, ya
que todos los edificios tienen a estar bien aislados. Puesto que toda la operación
depende de un suministro estable de electricidad, una ruptura en medio del
alambre también causaría problemas. Naturalmente, el individuo podría gritar, pero
la voz humana no es lo suficientemente fuerte como para llegar tan lejos. Un
problema adicional es que una cuerda del instrumento puede romperse. Entonces
no habría acompañamiento del mensaje. Está claro que la mejor situación sería
aquella con menor distancia. Habría menos problemas en potencia. Muchas
menos cosas irían mal en el contacto cara a cara”.
Un grupo de participantes (grupo sin contexto) recibía exclusivamente el párrafo anterior, con
instrucciones de leerlo atentamente. Ese grupo obtuvo bajas puntuaciones en una escala de
comprensión lectora, y además recordó muy pocas ideas en una prueba posterior de memoria.
Otro grupo de lectores, a los que se proporcionaba un contexto previo, consistente en un dibujo
(Figura 1) que pudieron contemplar inmediatamente antes de leer el texto, obtuvo tal y como se
esperaba, un mayor grado de comprensión y de recuerdo.
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Este experimentó demostró no sólo cómo no bastaba que los sujetos tuvieran un
procesamiento gramatical del párrafo y que entendieran el significado de las palabras, sino que
además se requería que se activara en la memoria del participante un esquema de
conocimiento que permitiera integrar y completar la información verbal recibida. Además, se
comprobó cómo los sujetos que no poseían los esquemas adecuados para entender el texto no
podían conectar la información que recibían (la del párrafo) con los conocimientos previos que
ya poseían: les faltaba el contexto a partir del cual interpretar la información recibida en el texto.
En conclusión, este experimento nos sirve de analogía respecto a la introducción, ya que ésta
funciona a modo de contexto necesario para que el alumno ubique el lugar en el que se
encuentra la asignatura que está cursando en ese momento, active los conocimientos previos
necesarios para un aprendizaje óptimo y le sirva de conexión con la información futura que se
le va a presentar.
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¿Qué elementos se deberían considerar a la hora de diseñar la
introducción de un texto?
En primer lugar, el equipo docente debería tener en cuenta todo aquel conjunto de conceptos
clave, de generalizaciones, de ideas o de hechos que sería conveniente que los estudiantes
adquirieran tras leer la introducción al texto y durante el proceso de aprendizaje, y que son
propios de la asignatura que se está abordando. De manera complementaria se debería
atender a la terminología relacionada con lo que se va a aprender, pero que no pertenece
necesariamente a dicha asignatura, sino que forma parte del repertorio de su área de
conocimiento. En último lugar, se debería tener muy presentes los conocimientos previos que
serían adecuados para una alcanzar una correcta comprensión del texto, de sus objetivos y de
las actividades que en él se propongan, conocimientos sobre los cuales se van a construir en
un futuro muchos otros de mayor complejidad. En los siguientes apartados nos detendremos en
los procesos relacionados con la determinación, la activación y el desarrollo de los
conocimientos previos como elementos centrales en torno a los que debe girar el diseño de
una introducción para cualquier guía didáctica.
De esta manera, los textos narrativos se caracterizan por utilizar términos descriptivos
acerca de los personajes, de la acción misma, del escenario en el que transcurre la
acción y del resultado de dicha acción. Este tipo de texto se puede encontrar
habitualmente en textos de índole literaria o en textos de carácter histórico.
Por otro lado, los textos expositivos aportan una serie de ideas y de hechos, que se
centran más en la exposición de los contenidos que en los detalles que rodean a los
mismos. Se utilizan mucho en todas las disciplinas, pero especialmente en asignaturas
de Ciencias e Ingeniería.
Los objetivos que el equipo docente pretende que los alumnos alcancen constituye uno de los
factores clave para determinar los conocimientos previos que deben activarse en los alumnos,
y a su vez los objetivos están en función de los contenidos; es decir, de todo aquel conjunto de
conceptos, de ideas, de vocabulario y de conocimientos específicos que se pretende que los
alumnos posean, desarrollen y utilicen a lo largo de todo el desarrollo de la asignatura.
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En definitiva, todos estos factores nos van a dar pistas acerca de la estrategia docente que en
cada caso concreto ha de ponerse en marcha para facilitar a sus alumnos el aprendizaje de los
contenidos propuestos, ayudándoles por ejemplo a diferenciar la información relevante de la
que no lo es (una habilidad que no debemos dar por desarrollada en todos los alumnos o ante
todo tipo de contenidos).
Por estrategias inconscientes entendemos todo aquel conjunto de ideas o pensamientos que
automáticamente pasan por la cabeza del alumno cuando está leyendo algo que le incita a
mantener una posición activa ante la lectura del texto; tal es el caso de las inferencias o
interpretaciones y de las asociaciones de ideas que hacemos ante la presencia de información
de determinada índole.
Debe quedar claro que cuando los alumnos integran sus conocimientos previos con la
información del texto, tienen más probabilidades de recordarla y, por tanto, el diseñador de una
guía didáctica ha de saber sacar provecho de las estrategias apropiadas e integrarlas de una
forma u otra en su redacción. De nuevo, no debemos dar por supuesto que estas estrategias
serán aplicadas directamente por los estudiantes, lo que nos conduce a la necesidad de
explicitar las relaciones jerárquicas y los procedimientos evaluadores o al diseño de las
adecuadas actividades de aprendizaje que conduzcan al dominio de tales estrategias.
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convencionales, pueden adaptarse a la educación a distancia, especialmente con la ayuda de
las nuevas tecnologías. Entre los procedimientos más habituales se encuentran:
La discusión: se puede incorporar una discusión al texto, de manera que ilustre los
contenidos que se exponen. No es recomendable utilizarlo cuando los estudiantes
tienen un conocimiento muy limitado o no tengan base alguna, dado que requiere
habilidades de alto nivel de abstracción.
El equipo docente debería tener en cuenta las siguientes pautas a la hora de preparar
un ejercicio basado en una discusión:
Las preguntas previas: este tipo de preguntas son muy útiles y sirven no sólo para
activar los conocimientos previos, sino también para captar la atención de los alumnos
respecto al texto, tanto antes de leerlo como a medida que lo leen. Además, sirven
para que el alumno vaya adquiriendo progresivamente un papel más activo en el
proceso de aprendizaje, de manera que se facilite su capacidad de anticipación de todo
aquel conjunto de conocimientos que se van a ir exponiendo. Lo ideal es que este tipo
de preguntas se contesten a lo largo del desarrollo de los contenidos propuestos en el
texto.
Por regla general, las mejores preguntas son aquellas que requieren que el alumno
haga inferencias y juzgue o evalúe el material a medida que va leyendo, de manera
que relacionen sus conocimientos y experiencias previas con los contenidos que se le
vayan presentando.
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acerca de cómo construir la casita de un perro, el organizador avanzado incluiría
explicaciones acerca de cómo utilizar un martillo, o cómo utilizar otras herramientas y
útiles para construirla.
Por otro lado, el resumen previo sirve para condensar las ideas clave que se
concretarán a continuación en el texto (en el apartado Otros elementos de ayuda se
hará referencia de manera más exhaustiva a los resúmenes y a la forma de
elaborarlos).
Son dos tipos de organizadores avanzados, puesto que gráficamente muestran a los
estudiantes la forma en la que las ideas están relacionadas. Tienen la ventaja de
proporcionar relaciones entre ideas, lo cual es algo esencial a la hora de desarrollar un
esquema adecuado o un marco de referencia propio a la hora de comprender un texto.
Como ya se explicará más adelante en el apartado Otros elementos de ayuda, este tipo
de esquemas (aquí utilizado con el ejemplo del vino), para ser efectivo ha de ser
presentado con la mayor claridad posible gracias a los llamados conectores
semánticos, los cuales permiten relacionar las ideas secundarias con las principales a
las que hacen referencia.
Cocina
Comidas
Vino
Bodegas
Cooperativas
Particulares
w
Las fotografías y los dibujos son buenas herramientas de ayuda para ilustrar
determinados conocimientos y para que el alumno comprenda mejor el texto. No hay
nada más gráfico que una foto de una tribu ancestral de África para comprender mejor
sus vestimentas y sus costumbres.
Con la representación de un rol (role playing) se induce a que los alumnos adopten el
papel de alguien en particular en una situación concreta. Por ejemplo, una vez
aprendidas las técnicas de selección de personal, se podría pedir a los alumnos que
ensayen entrevistas de trabajo con otros compañeros y que procuren poner en práctica
lo que han aprendido durante la parte teórica de la asignatura.
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Las lecturas previas
Hacer referencia a las lecturas previas que haya realizado el alumno es importante a la
hora de relacionar los conocimientos previos con aquellos que posteriormente se van a
adquirir, independientemente de la manera con la que se expongan.
Todo este tipo de actividades va a permitir que los alumnos se entrenen y vayan adquiriendo
soltura a la hora de enfrentarse a los ejercicios y actividades que van a tener que desarrollar en
la evaluación formal de la asignatura.
Presentación
asignatura
Contextualización
de la asignatura
Presentación
equipo docente
Conocimientos
previos
Conexiones
externas
Aplicabilidad
En primer lugar, se debería incluir una presentación de la asignatura, que refleje tanto su
denominación como toda aquella información relativa a su contenido, su importancia en
general y cuál es su razón de ser.
En tercer lugar, convendría que se hiciera una presentación del equipo docente, que
incluyera desde información básica del mismo (nombre y apellidos, los datos de contacto y
horario de atención al alumno), hasta una breve reseña de su currículo académico y
profesional (muy importante para aquellas asignaturas y carreras que se encuentran
asociadas al mundo organizacional o al mundo ajeno al académico, dado que poseer
información sobre la posible salida profesional puede ser de un enorme interés para el
alumno y le puede servir de ayuda) y de sus líneas de investigación (muy útiles para
aquellos alumnos interesados en continuar sus estudios en cursos de postgrado).
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En cuarto lugar, sería conveniente que se concretaran qué requisitos o conocimientos
previos son necesarios para abordar correctamente la asignatura. Este epígrafe, tal y como
hemos venido mencionando, hace referencia a los conocimientos anteriores que el
estudiante debería poseer para lograr un correcto abordaje de la asignatura. Esta
información no se debe desestimar y es clave para el alumno, pues en ella se le va a
detallar lo que se le va a exigir y los conocimientos de los que va a partir el profesor.
En sexto lugar, sería bueno que se hiciera mención específica a la aplicabilidad, utilidad y
valor práctico asociado a la asignatura y a las situaciones o contextos en los que se
pueden poner en práctica tanto los conocimientos teóricos como las habilidades prácticas
que el alumno adquiera y se espera desarrolle con la asignatura que en particular esté
estudiando. Tal y como hemos mencionado anteriormente, ello podría dar pistas
importantes al alumno acerca de las futuras salidas académicas y / o profesionales que el
alumno obtendrá tras cumplimentar el currículo académico de la carrera que esté cursando.
Sería una forma muy útil de orientar tanto académica como profesionalmente al alumno.
Por último, dado el papel que juega la introducción como organizador previo de la guía
didáctica, convendría resaltar la importancia de no solapar los contenidos de la guía didáctica y
los del texto base que se tome como referencia para su elaboración. Tal y como hemos
mencionado, la guía didáctica va a suplir todas aquellas lagunas o carencias didácticas que el
texto base presente, sirviendo de poca utilidad tanto la repetición de información como la falta
de referencias y alusiones continuas al material base en la guía didáctica.
Actividad: Imagínese que se ha propuesto elaborar una guía didáctica de una asignatura de la
cual usted es responsable, haga una introducción a la misma: qué elementos incluiría dentro de
ésta, qué contenidos abordaría, etc.
A continuación proponemos dos modelos de introducción a una guía didáctica para ilustrar los
diversos aspectos teóricos que hemos venido comentando en la parte teórica de la sección
anterior. Antes de nada, conviene comentar que en estos ejemplos, a excepción de los datos
biográficos e históricos que se facilitan con respecto a Van Gogh y al Impresionismo, los demás
datos (aquellos relativos al equipo docente y a la asignatura) son ficticios. El texto de la
supuesta guía, que aparece en cursiva, se acompaña con nuestros comentarios para aclarar
puntos en los que merece la pena detenerse
Imaginemos que existiera un Master cuyo título fuera El Impresionismo y los movimientos de
vanguardia posteriores, cuya duración fuera de cuatro años académicos, en el cual se cursaran
diversas asignaturas que recibieran el nombre de los diferentes autores que componen estos
movimientos pictóricos (autores de la talla de Monet, Manet, Renoir, Calleibote, Gaugin, etc.);
en particular vamos a suponer que, dentro del segundo curso, se encontrara la asignatura
anual Van Gogh.
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Ejemplo 1
Me gustaría poder transmitir esa pasión por esta asignatura que ha ocupado gran
parte de mi vida, tratando de hacer disfrutar al alumno de todos los entresijos que
la conforman, no sólo mediante las múltiples actividades que se plantean
(comentario de láminas, foros de discusión en internet, visitas guiadas a través de
los diferentes museos del mundo, etc.), sino también mediante un análisis crítico
de los diferentes aspectos que conjugan la vida de este genial autor.
Presentar información de esta índole sirve, al igual que la que posteriormente vamos a
observar, para captar la atención del alumno y para motivarle, de manera que el profesor
consiga progresivamente activar el interés por seguir leyendo y por sumergirse en los
contenidos referentes a la asignatura que se le vayan ofreciendo. El papel motivador de la guía
didáctica es fundamental, no sólo para el alumno sino también para el profesor-tutor encargado
de mediar la relación entre los materiales didácticos de la asignatura y el alumno; es en la
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introducción a la guía didáctica donde se va a reflejar con mayor énfasis estos aspectos de
motivación sobre los cuales tanto venimos insistiendo.
Al mismo tiempo, tenemos que tener muy en cuenta que dado que muchos alumnos viven lejos
de los centros asociados o trabajan y estudian al mismo tiempo, lo que les impide asistir a los
centros asociados, el diseño de nuestra guía didáctica tendría que servir de sustituto a una
clase magistral en la cual los alumnos guían su aprendizaje no sólo a través del lenguaje verbal
del profesor, sino también a través de su lenguaje no verbal.
Vamos a ver cómo Van Gogh, además de utilizar rasgos característicos del
movimiento impresionista (los motivos, el ángulo visual, los colores y el libre
manejo de la pincelada), utilizó una técnica propia –la de aplicar el color en fuertes
pinceladas, que parece que “acuchillan” el lienzo, y en grandes cantidades-, que
va a ser lo que más le va a caracterizar y diferenciar del resto de autores de su
época.
Dada la enorme influencia de este autor sobre otros autores posteriores, conviene
tener en cuenta diferentes aspectos de su evolución pictórica, desde sus inicios en
los que presentaba un estilo pictórico más convencional y parecido al que venían
realizando otros autores (como por ejemplo Toulouse Lautrec), hasta la formación
de un estilo propio, con un trazado específico y con una particular forma de
trasmitir sensaciones y emociones a partir de la cuales se refleja ese estilo propio
y una vida marcada por muchos desequilibrios psicológicos, palpables en muchas
de sus obras.
Con estos párrafos se hace una buena contextualización de la asignatura que estamos
hablando, de manera que con ello se consiga una buena composición de lugar por parte del
alumno no sólo de los aspectos intrínsecos a la asignatura, sino también de su importancia y
relevancia dentro del marco más general del curso o carrera en la que se puede cursar (en este
caso se trata de un Master).
Contextualizar la asignatura y enmarcarla dentro del currículo académico no es algo vano, sino
que cumple una función motivadora muy importante, pues de esta manera el alumno sabe
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dónde está, se hace su propio “mapa mental” en el que situar la asignatura en cuestión y
anticipa de qué va a tratar la asignatura y cuál es su razón de ser.
Proporcionar información acerca del equipo docente es una manera de acercar el profesor al
alumno. El alumno necesita tener información de contacto con el profesor y en el caso de que
el primero pueda estar interesado en continuar sus estudios de postgrado o de otra índole
puede tener una referencia importante mediante la información que se le facilite en este
apartado.
Vincular la asignatura o los cursos (de enseñanza abierta, de formación de profesorado, etc.)
con otras asignaturas o cursos serviría para no sólo justificar la importancia de la asignatura
dentro de la carrera o programa que está cursando el alumno, sino también para que el alumno
pueda anticipar las similitudes y diferencias entre ellos y conexionar los conocimientos teórico-
prácticos entre ellas.
Como vemos, en este primer ejemplo se abordan todos los aspectos que hemos recomendado
y hemos considerado adecuados a la hora de elaborar una buena introducción a la guía
didáctica, cuyo diseño requiere un proceso de reflexión previo en el cual el profesor se haga
una composición de lugar de qué es lo que quiere incluir en la guía didáctica y de cómo lo
quiere incluir. Para ello, se van a tener muy en cuenta los conocimientos previos que posean
los alumnos y que son los que a lo largo de todo el proceso de aprendizaje van a intervenir en
17
el modelo didáctico empleado por el profesor y en la puesta en marcha de las diferentes
estrategias de interacción didáctica.
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EJEMPLO 2
La pintura impresionista es sin lugar a dudas uno de los estilos más fascinantes de
la historia moderna del arte y también uno de los más apreciados por el público
(de ello dan fe las numerosas exposiciones que de los autores más
representativos de este movimiento se hacen en todos los principales museos del
mundo). A pesar de que ahora es objeto de tan buenas apreciaciones, en su
época fue muy criticada y rechazada, de hecho según Walter (1997) el término
impresionista fue acuñado por la prensa de la época a modo de insulto
despreciativo de este nuevo movimiento pictórico.
El esfuerzo por plasmar sus temas –paisajes, vistas y motivos de la vida cotidiana-
en el lienzo con colores claros y brillantes mediante pinceladas ligeras constituye
lo más vanguardista y revolucionario de esta pintura. Los cuadros se creaban en
frente del motivo que se pintaba, en plena naturaleza, de esta manera el artista
manifestaba su protesta contra el arte de taller promovido por la Academia y
contra los temas que ésta imponía (la historia, la religión y la mitología en su
mayoría), representados generalmente con colores oscuros y de color tierra, con
una iluminación arbitraria.
Al mismo tiempo, este movimiento ejerció una gran influencia sobre otros autores
posteriores y sus respectivas trayectorias pictóricas, las cuales reflejaron un
movimiento de vanguardia que sentó las bases de la pintura moderna y que fueron
fruto de numerosas críticas e innovaciones de diversa relevancia.
Tal y como podemos observar, en ningún momento se hace mención específica en esta
introducción a ninguno de los aspectos que hemos venido comentando y que sería conveniente
incluir en la introducción de la guía didáctica. Una introducción de este tipo no hace referencia
específica a ningún aspecto o peculiaridad de la asignatura a la que se supone está haciendo
alusión. Proporcionar información de esta naturaleza sería apropiado cuando se quiera hacer
una presentación del movimiento Impresionista en general, en este caso del Master sobre
Impresionismo y los nuevos movimientos de vanguardia, pero no serviría de nada cuando
queramos que haga referencia a una asignatura concreta como la de Van Gogh que aquí
hemos propuesto.
Bibliografía consultada
Bibliografía
19
COOPER, J.DAVID. (1986). Improving reading comprehension. Boston. Houghton Miffin
Company. (Capítulos 3 y 8). [Libro de destacable contenido teórico-práctico, cuya finalidad es la
mejora de las habilidades en la lectura]
MANDL, HEINZ; STEIN, NANCY L; TRABASSO; T. (1984). Learning and Comprenhension. London.
Lawrence Erlbaum Associates, Hillsdale. [excelentes aportaciones teórico-prácticas acerca de
la relación existente entre aprendizaje y comprensión]
MONTOLÍO, E. (2000). Manual práctico de escritura académica. Volumen II. Editorial Ariel
Practicum, Barcelona. [libro con una fuerte carga práctica que aborda las estrategias para
mejorar las habilidades a la hora de elaborar material académico]
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2. OBJETIVOS DIDÁCTICOS
Si no sabes adónde vas, es probable que termines en cualquier otra parte.
Robert Mager (citado en Rowntree, 1997:89)
¿Qué es un objetivo?
En primer lugar conviene distinguir entre metas o fines y objetivos. Aunque hay autores que
llegan a separar metas y fines en función de su mayor o menor grado de abstracción, en
nuestra exposición trataremos ambos conceptos como sinónimos, en el sentido de propósitos
genéricos que guían la práctica educativa. De hecho, tal es su amplitud y abstracción que su
consecución a veces resulta difícil de distinguir y a menudo requieren una perspectiva a largo
plazo. No obstante se trata de elementos de la mayor importancia, ya que iluminan y orientan
todo el proceso educativo.
Respecto a los objetivos propiamente dichos son enunciados precisos sobre qué se pretende
que alcancen los alumnos como resultado de los procesos de enseñanza y aprendizaje. En
general, podríamos decir que los objetivos son afirmaciones que permiten a los estudiantes
conocer lo que pueden conseguir tras la realización de alguna actividad. Estas afirmaciones, no
sólo focalizan la atención del estudiante y activan sus conocimientos previos y su preparación,
sino que también contribuyen a la consecución de una mayor comprensión de la actividad
(Cooper, 1986: 82).
En cualquier caso, conviene tener en cuenta que el concepto de objetivo no deja de ser
polémico y adquiere valores distintos dependiendo del modelo didáctico desde el que se
contemple.
a) Discernir cuáles son los fines educativos que desean alcanzarse, para lo cual habrá que
analizar tres elementos básicos: las necesidades y motivaciones del sujeto; el contexto en
que se desenvuelve éste; y los contenidos que los especialistas consideran más relevantes
para ser aprendidos. Tyler propone que estos elementos sean evaluados en primera
instancia por la filosofía para establecer una jerarquía axiológica entre las distintas
opciones que se plantean. En una segunda fase, la psicología del aprendizaje debería
establecer en qué medida esos objetivos son alcanzables y con qué medios.
b) Determinar las experiencias educativas que con mayor probabilidad pueden ayudar a lograr
los fines marcados. Para ello se habrá de procurar que el estudiante tenga oportunidades
de practicar el comportamiento que se desea enseñar. No obstante, la mera práctica no
garantiza el aprendizaje, ya que en este intervienen variables fundamentales como la
motivación y la adecuación de la práctica a las posibilidades y capacidades del alumno.
21
Tyler acepta que una misma experiencia facilita el logro de fines diversos, al tiempo que
distintas actividades pueden confluir para la consecución de un mismo objetivo.
Las bases psicológicas del modelo que hemos denominado tecnológico se encuentran en las
teorías conductistas, cuyo más señalado representante es Skinner (por ejemplo, The
technology of teaching, 1968; cf. Gimeno Sacristán y Pérez Gómez, 1992:37). Su concepción
del ser humano se asienta en el principio de que éste es el producto de las contingencias
reforzantes del medio. En consecuencia, el objeto de la psicología consiste en conocer dichas
contingencias y, en la medida de lo posible, modular sus efectos reforzantes. La educación, en
esta misma línea de pensamiento, se convierte en una tecnología para programar refuerzos en
el momento oportuno: de ahí su interés en segmentar las conductas que se pretenden
configurar hasta sus elementos más básicos, de forma que paulatina y acumulativamente
puedan establecerse rutinas de reforzamiento que conduzcan a los comportamientos
deseados.
Frente a este modelo conductista, se ha levantado una potente batería de críticas (véase
Stenhouse, 1988:113). Una serie inicial de objeciones se centra en los propios objetivos. En
primer lugar se señala el hecho de que al centrarse en metas expresables en términos
conductuales el modelo tiende a primar aquellas que son más fáciles de operativizar, que
suelen coincidir con las más triviales, mientras que se infravaloran los resultados
auténticamente importantes de la educación. En efecto, estos últimos coinciden con resultados
educativos que son difícilmente detectables, que raramente se traducen en comportamientos o
que sólo pueden expresarse conductualmente a largo plazo o frente a determinadas
contingencias. Los efectos de este fenómeno habitualmente se manifiestan, según Stenhouse,
por ejemplo, en los exámenes convencionales, ligados a objetivos conductuales, en los que se
advierte un énfasis en metas limitadas e instrumentales, con el consiguiente riesgo de reforzar
ante los estudiantes un aprendizaje empobrecido. En esta misma línea respecto a la evaluación
educativa, se pone en duda la mensurabilidad de gran parte de los fenómenos de aprendizaje,
lo que es particularmente manifiesto en ciertas áreas de conocimiento como las Bellas Artes y,
en general, las Humanidades.
Una segunda serie de críticas se dirige contra la distorsión que sufre el proceso de enseñanza-
aprendizaje a través del modelo de objetivos. Así ocurre que su rigidez impide aprovechar las
oportunidades que surgen sin estar previstas en la programación, pero que pueden ser tan o
más relevantes que las que se pretendían establecer mediante los objetivos preestablecidos.
De hecho, según Stenhouse, bajo el modelo de objetivos subyace una poderosa desconfianza
hacia la labor del profesorado: todo su conocimiento práctico se minusvalora frente al
conocimiento de los especialistas, hasta el punto de prescribir al detalle objetivos y
programaciones didácticas sistemáticas que eliminen las posibles distorsiones introducidas por
los docentes.
Actividad 2.1: Por supuesto, los modelos alternativos al tecnológico también están sujetos a
críticas. ¿Podría usted comentar algunas? ¿Por cuál de los modelos se decanta? ¿Por qué?
22
¿Por qué merece la pena redactar objetivos?
En vista de las críticas que acabamos de revisar podría ponerse en duda la conveniencia de
elaborar objetivos. No obstante, debemos recordar que se trata de críticas a una forma
particular de enfocar la redacción de objetivos, enmarcada en un modelo didáctico muy
concreto. Incluso los acérrimos enemigos de este modelo están de acuerdo en una serie de
razones para elaborarlos.
Actividad 2.2: No pase aún a los siguientes párrafos ¿Podría adelantar algunas de las razones
por las que merece la pena dedicar cierto esfuerzo a redactar objetivos? Le sugerimos que liste
los beneficios para los estudiantes por un lado y para los profesores o diseñadores de
materiales por otro.
En primer lugar, los estudiantes se benefician de unos objetivos bien diseñados en cuanto:
Les indican qué es lo que se supone deberían hacer, reduciendo en cierta medida las
ambigüedades propias de todo aprendizaje. Para empezar, conviene que el estudiante -
cualquier estudiante, pero especialmente el adulto y más aún el estudiante a distancia,
separado de una fuente de información vital: el profesor- conozca hacia dónde se
encamina y por qué. Resulta imprescindible que el alumno sepa qué nivel de actuación se
espera de él: no es lo mismo identificar un poema de Borges que conocer las
características de este autor hasta el punto de imitar su estilo.
Los objetivos pueden ayudar al alumno a decidir si realmente le interesa el curso, si está
dentro de sus posibilidades o simplemente si ya domina las capacidades que pretenden
lograrse con el curso, módulo o lección. Precisamente una de las propuestas más actuales
en educación consiste en la acreditación de conocimientos previos adquiridos formal o
informalmente, de cara a la certificación de cursos o parte de cursos. Éste sería el caso de
alguien que, por ejemplo, en un curso de auxiliar de clínica pudiera prescindir, dados unos
ciertos controles institucionales, de los módulos relativos a dietética por tener experiencia
laboral previa. Los responsables de los cursos deberían considerar que no todos los
objetivos son relevantes para todos los estudiantes y que parte de la alta tasa de
abandonos -especialmente llamativa en la Educación a Distancia- pudiera estar
relacionada con ese desfase entre objetivos y necesidades de los alumnos.
Nos encontramos ante un elemento clave de motivación: ¿qué hay más frustrante que no
saber dónde se encuentra uno y hacia dónde va, o peor aún, adónde le llevan? Un buen
listado de objetivos facilita que los alumnos aumenten la confianza en sí mismos al
permitirles contemplar su progresión en el aprendizaje, y cuando el proceso de aprendizaje
es largo y complejo, el hecho de verlo segmentado en tareas más asequibles puede
resultar de gran ayuda. Incluso si no se ofrece una temporalización, el hecho de disponer
de unos objetivos facilita la labor de programar el estudio, sobre todo si los objetivos están
comentados (p.ej.:"este objetivo suele presentar dificultades a los alumnos porque...";
"éste, en cambio, es secundario respecto a los anteriores...")
Les proporcionan un marco de referencia respecto al que comprobar sus progresos sin
tener que esperar a la evaluación final, ya que en caso de saldarse ésta con un fracaso el
alumno difícilmente puede volver a encauzar su aprendizaje. Si el objetivo es lo
suficientemente claro debe permitir que el estudiante se autoevalúe de forma continua y
remedie las deficiencias, si es necesario.
Les permiten contemplar el camino recorrido, obteniendo una visión de conjunto de todo el
proceso de aprendizaje, así como de las habilidades adquiridas, que podrán nombrar en
sus justos términos ("Ya sé cómo redactar un objetivo", "he aprendido a formular en
química orgánica, ...").
Desde una perspectiva educativa más abierta, menos convencional, el alumno podría
intervenir en el diseño del curso mediante la selección de sus propios objetivos. Incluso
dentro de un programa con objetivos predefinidos, éste se puede hacer más abierto y
23
flexible en la medida en que los estudiantes puedan elegir al menos parte de los objetivos.
Imaginemos que ante un objetivo actitudinal como disfrutar con la lectura de las
producciones literarias españolas del siglo XIX, es relativamente fácil establecer que el
alumno escogiera la obra que más se ajustara a sus intereses.
De la misma manera, los profesores o diseñadores del material didáctico se sirven de los
objetivos para:
Centrarse, como principio organizativo, en los contenidos y habilidades que se desea que
adquieran los estudiantes, sin perderse en digresiones que en lugar de aclarar, confunden.
Hasta cierto punto, el diseñador debe ir preguntándose a cada momento si los contenidos
que va incluyendo en su material responden o no a los distintos objetivos que se ha
marcado. Si la contestación es negativa merece la pena sopesar si debe eliminarse el
contenido o añadir nuevos objetivos. Obviamente también cabe la posibilidad de que algún
objetivo no corresponda a ningún contenido, lo que debe llevar a plantear la necesidad de
introducir nuevas actividades o materiales.
Tomarlos como criterios para seleccionar los métodos, medios y estrategias de acción. Un
objetivo como observar y describir la germinación de las semillas requiere un método
experimental, de forma que el alumno construya un semillero, posiblemente con una pared
de cristal que permita contemplar todo el fenómeno.
Establecerlos como referente a la hora de la evaluación y cumplir con un principio de
coherencia y transparencia, de forma que el estudiante quede evaluado de acuerdo con los
objetivos que hemos propuesto. Si, por ejemplo, hubiéramos establecido como objetivo que
el alumno distinguiera entre superficies cóncavas y convexas, no sería de recibo que se le
evaluara mediante una prueba en que se le exigiera una definición de convexidad y
concavidad, ya que si hemos sido coherentes con el objetivo habremos programado
actividades que sirvieran fundamentalmente para distinguir entre casos concretos de
superficies y en principio nada nos invita a suponer que el alumno haya adquirido
automáticamente la capacidad para definir aquellos conceptos. Hasta cierto punto
podemos sospechar que parte de las evaluaciones negativas de los alumnos se deben
precisamente a este tipo de incoherencia entre objetivos, actividades y evaluación.
24
Contemplemos más ejemplos:
Como puede comprobarse en estos ejemplos, los objetivos presentan grados de dificultad muy
variados. En los casos presentados nos movemos desde un ejemplo relativamente sencillo de
práctica de habilidades psicomotrices, pasando por un tipo de objetivo cuya consecución no
sólo es más compleja, sino que además resulta más difícil de evaluar, y terminamos con un
objetivo bastante abstracto que incluso requiere la creatividad del estudiante.
Este es el momento de recordar las taxonomías de objetivos que se han propuesto desde hace
años (Bloom, 1971; Mager, 1975; Gagné, 1988). Tomando como modelo las aportaciones de
Gagné, podemos recordar que este autor empieza por distinguir cinco tipos de capacidades
humanas:
habilidades intelectuales, que son aquellas que permiten a los individuos interactuar con su
entorno mediante símbolos o conceptualizaciones;
estrategias cognitivas, que rigen los propios procesos de aprendizaje;
información verbal, referida al tipo de conocimiento que podemos enunciar (conocimiento
declarativo);
habilidades motrices;
actitudes
En principio, estas capacidades no entran en una relación jerárquica entre sí, pero dentro de
cada una de ellas Gagné distingue distintos niveles de complejidad, y donde esto es más
evidente es en el dominio intelectual (véase la figura 2.1). En la base de las habilidades
intelectuales se encontraría la capacidad para realizar discriminaciones, en el sentido de
ofrecer respuestas distintas a estímulos que difieren entre sí en una o más dimensiones (el
alumno distingue entre triángulos y cuadrados). El siguiente escalón estaría constituido por los
conceptos concretos, que permiten que el sujeto identifique un estímulo como miembro de una
clase por tener determinadas características comunes con los otros miembros de esa clase (el
alumno reconoce una serie de triángulos como tales aunque difieran en tamaño, ángulos, color,
etc.). En tercer lugar, los conceptos definidos se adquieren cuando se puede demostrar el
significado de una clase particular de objetos, eventos o relaciones (el alumno puede definir lo
que es un triángulo). En un nivel similar de complejidad se encuentran las reglas, cuya
adquisición se demuestra cuando el estudiante actúa con regularidad ante situaciones
diferentes (por ejemplo, empleamos una regla cuando establecemos concordancia de número y
persona entre el sujeto y el verbo). No obstante, si se utilizan combinaciones complejas de
reglas nos hallaremos en un nivel más alto, el de las reglas de orden superior, como cuando
redactamos frases de cierta complejidad. Finalmente, en la cúspide encontraríamos la solución
de problemas (por ejemplo, si deseamos que se redacte un ensayo sobre la eutanasia), que
suponen el uso de reglas de orden superior combinadas creativamente para formar una nueva
regla de orden más alto que permita superar la dificultad planteada en el problema.
25
SOLUCIÓN
DE
PROBLEMAS
REGLAS DE ORDEN
SUPERIOR
REGLAS
CONCEPTOS DEFINIDOS
CONCEPTOS CONCRETOS
DISCRIMINACIÓN
En cualquier caso, más que de aplicar una determinada taxonomía de objetivos o capacidades
-que por otra parte no dejan de ser controvertidas- se trata de ser conscientes de que los
objetivos muestran distintos niveles de dificultad, y lo que es más importante: algunos objetivos
funcionan como prerrequisitos para otros objetivos en la medida en que aquellos facilitan (o
son imprescindibles en) la consecución de estos. Pensemos simplemente que, por ejemplo, al
aprender a formular en química, antes de aplicar una determinada regla, el alumno ha de ser
capaz de establecer discriminaciones y asimilar conceptos respecto a los elementos químicos.
Recordemos, por otro lado, que se suele distinguir entre objetivos generales y específicos. La
distinción es simple y se basa en el grado de condiciones y rangos de competencia que se
ofrezcan. Si sólo se señala una competencia estaremos ante un objetivo general, mientras que
si se añaden condiciones y rangos nos encontraremos con un objetivo específico. Los mismos
términos se emplean respecto a objetivos que abarcan a todo un curso o módulo (generales)
frente a los que se refieren a unidades menores (específicos).
26
A la hora de presentar los objetivos conviene que:
Según Birkenbihl (1996) los criterios fundamentales para la fijación de los objetivos de
aprendizaje, responderían a las siguientes cuestiones:
1. ¿Cuál es el grado de “madurez humana” de los alumnos? ¿Cuáles son sus necesidades?
¿Cuáles son sus intereses? ¿Qué tipo de motivaciones tienen los alumnos a la hora del
aprendizaje?
2. ¿Cuáles son los problemas de su entorno educativo que les preocupan? ¿Cómo son las
actividades que les podrían ayudar a canalizar su conocimiento teórico? ¿Con qué
problemas se enfrentarán en el futuro próximo? ¿En qué medida se puede contribuir a que
los alumnos solucionen sus problemas futuros de la mejor manera posible?
3. ¿Qué estructura presentan los conocimientos científicos que quiero transmitir a los
alumnos? ¿Qué métodos didácticos debería utilizar para transmitir estos conocimientos
nuevos del modo más fácil y más rápido posible? ¿Qué métodos de evaluación debería
aplicar para indagar en qué medida he tenido éxito con esta transferencia de
27
conocimientos? ¿Qué ejercicios deberá elegir para facilitar la aplicación de los
conocimientos teóricos?
Actividad 2.4.: Teniendo en cuenta los consejos que hemos ido desgranando y las
recomendaciones generales sobre cómo redactar objetivos, comente y critique los siguientes
ejemplos y proponga posibles mejoras si fueran necesarias (obviamente falta su
contextualización, por lo que la crítica en gran parte dependerá de cómo se comprendan los
objetivos y ello merece la pena un comentario):
Comentarios finales
Retomando la exposición teórica al principio de este capítulo sobre objetivos, conviene recordar
que existen dos perspectivas respecto a la enseñanza y el aprendizaje. Por un lado, nos
encontramos con el modelo de diseminación, según el cual hay un corpus de conocimiento que
debe ser transmitido a los estudiantes por los profesores en su función de cuerpo guardián de
dicho conocimiento. Por el contrario, el modelo de desarrollo apunta al crecimiento de la
persona en todos sus aspectos y en especial en su capacidad para dotar de sentido a la vida
del individuo y su entorno, implicándose no ya sólo en su comprensión sino también en su
crítica y reconstrucción. Mientras que los profesores comprometidos con el modelo diseminador
están principalmente preocupados por el producto, a los profesores del modelo de desarrollo
les interesa sobre todo el proceso, es decir, la relación comunicativa con el estudiante. De
nuevo, esto no quiere decir que se desestimen los objetivos, sino que éstos se abren a nuevas
perspectivas, incluyendo la posibilidad de que haya objetivos que superan la barrera de los
contenidos, materias o asignaturas (p.ej: los de auto-actualización de psicólogos humanistas
como Carl Rogers, o los de sentido socio-crítico) o, ya en otro plano, que haya aprendizajes
que se produzcan sin que medie objetivo alguno.
Finalmente, conviene recordar que una de las metas que habitualmente concita más acuerdo
entre los profesionales de la Educación a Distancia es el desarrollo de estudiantes cada vez
más autónomos, y en este sentido el modelo de diseminación resulta especialmente
inadecuado al dejar como inamovibles los objetivos que deben perseguir los estudiantes.
Actualmente se están abriendo nuevas perspectivas al respecto y la negociación de objetivos
no deja de ser una de ellas.
28
Bibliografía
BIRKENBIHL, M., 1996, Formación de formadores. Train the trainer. Paraninfo, Madrid.
[proporciona buenas recomendaciones y casos prácticos dirigidos a todos aquellas
personas responsables de formación]
BLOOM, B., 1971, Taxonomía de los objetivos de la educación, Buenos Aires: El Ateneo. [un
clásico de la definición de objetivos conductistas y de las jerarquías asociadas a ellos;
posiblemente ya desfasado, pero puede servir como referencia]
EVANS T. Y NATION, D. (Eds.), 1989, Critical Reflections on Distance Education, Londres: The
Falmer Press. [una de las primeras formulaciones de la perspectiva socio-crítica
aplicada a la educación a distancia]
GAGNÉ, R.M., BRIGGS, L.J., W AGER, W.W., 1988, Principles of Instructional Design (3ª ed.),
Orlando: Holt, Rinehart and Winston. [una referencia de tipo tradicional al diseño
didáctico que no deja de ser imprescindible]
MAGER, R.F., 1975, Preparing Objectives for Instruction. Belmont, CA: Fearon. [Otro clásico de
los objetivos de tipo conductista]
RACE, P., 1994, The Open Learning Handbook: Promoting Quality in Designing and Delivering
Flexible Learning, Londres: Kogan Page. [un manual sobre cómo diseñar cursos para
educación a distancia; propone múltiples consejos, sin aparato teórico]
RACE, P., 1998, Interesting ways to write open learning materials, London: Technical and
Educational Services Ltd. [excelente guía acerca de cómo diseñar material didáctico
específico de enseñanza distancia, de una manera flexible, activa e interactiva].
ROWNTREE, D., 1992, Exploring Open and Distance Learning, Londres: Kogan Page.
ROWNTREE, D., 1997, Making Materials-Based Learning Work, Londres: Kogan Page. [estos dos
libros de Rowntree son sólo una muestra de su amplia producción sobre educación a
distancia; conviene recordar que Rowntree es uno de los profesionales más respetados
en esta área]
TYLER, R., 1973, Principios básicos para la elaboración del currículum, Buenos Aires: Troquel.
[otra propuesta tradicional y general para el diseño didáctico]
29
Actividad 2.2.: Compare su lista con las propuestas que presentamos en el capítulo.
Posiblemente las discrepancias más que las coincidencias sirven para profundizar en la
comprensión de para qué sirven los objetivos educativos.
Actividad 2.4.:
(a) Peca por ser excesivamente general. Podría ser la meta de un curso monográfico o de un
módulo sobre la diabetes, pero no un objetivo didáctico operativo. Estaríamos en un campo
más seguro si empezáramos a pensar en objetivos como identificar los órganos implicados
en la diabetes, describir los acontecimientos que pueden provocar la diabetes, etc.
(b) Si el anterior ejemplo era demasiado general, este roza el absurdo. Cualquier especialista
nos diría que dicho listado ocuparía páginas y páginas... aparte de que ¿qué sentido
educativo puede tener hacer un simple listado?
(c) Aquí estamos ante un objetivo excesivamente vago. ¿Se trata de comprender el inglés
hablado en cualquier circunstancia: a un ritmo normal entre nativos, con elementos
distractores como ruidos e interrupciones, cualquier tipo de registro (culto, jergas,
especializado,...), cualquier variante diatópica; o más bien de un discurso adaptado, sin
distractores, en una variante determinada y un registro normalizado?
(d) Al fin un buen ejemplo con un verbo que indica la acción que debe realizar el alumno
(competencia: demostrar que algo funciona), sobre qué se lleva a cabo esta acción (un
circuito eléctrico con una bombilla que debe lucir). Quizá podría echarse de menos la
especificación de un rango de actuación, por ejemplo, que se realizara en tres intentos o
menos, aunque el profesor podría argumentar que lo importante no es el número de
intentos sino que el alumno termine por desarrollar esa habilidad.
(e) Obviamente, no es un objetivo didáctico para el alumno, sino un propósito de buenas
intenciones por parte del profesor... ¡o sus superiores!
(f) Estamos ante un caso que demuestra que no es tan fácil redactar objetivos correctos del
todo. A falta de un rango de actuación, que no siempre es necesario, encontramos una
habilidad bastante concreta (distinguir adjetivos y adverbios) y una condición (entre una
lista de palabras), lo que nos llevaría a pensar que es un buen objetivo. Pues bien, aquí el
error es conceptual, pues aunque muchas palabras se distinguen por sí solas como
adjetivos o adverbios, también las hay que sólo pueden distinguirse en un contexto (Juan
llegó temprano: adverbio; Es un fruto temprano: adjetivo). Desde luego son matices que
merece tratar en un curso avanzado de gramática española, pero dejan de ser útiles en
una clase inicial de español para extranjeros: de nuevo volvemos a la necesidad de
contextualizar nuestros diseños didácticos.
(g) Aquí se trata de una redacción farragosa que agobia con detalles. Bastaría con proponer
arrancar el coche en una rampa de entre 5º y 8º sin que retroceda más de 10 centímetros
ni derrape.
30
3. ORIENTACIONES PARA EL ESTUDIO
De manera general podemos considerar dos tipos de orientaciones. Por un lado están las
orientaciones externas al alumno y por otro las orientaciones internas al alumno. Las
orientaciones externas se refieren a las condiciones ambientales para el estudio;
específicamente nos referimos al espacio físico: lugar de trabajo, condiciones de mobiliario,
iluminación y temperatura. Las internas, dan cuenta de una serie de técnicas y hábitos de
estudio que cada alumno emplea para aprender.
Actividad 3.1.: Describa alguna de las orientaciones para el estudio, tanto internas como
externas al alumno, que serían adecuadas para el aprendizaje de su asignatura.
Con respecto a las orientaciones externas para el estudio se deberían especificar aspectos
relacionados con el lugar de estudio, tales como el tipo de mobiliario, la iluminación o el equipo
necesario, sobre todo en casos de contenidos procedimentales tales como las prácticas de
laboratorio.
Con referencia a las orientaciones internas se pueden hacer precisiones en relación a los
hábitos y técnicas de estudio. Los hábitos de estudio se desarrollan por ejemplo mediante una
temporalización o cronograma de actividades para el curso académico, especificando las horas
aproximadas que podría dedicar a cada tema o a la búsqueda bibliográfica de materiales de
consulta, así como a los diversos tipos de pruebas o trabajos, con sus fechas de realización y
entrega.
Actividad 3.2.: ¿De qué manera presentaría la temporalización para las actividades de su
asignatura?
En cuanto a las técnicas de estudio, se pueden distinguir tres etapas o fases para el
aprendizaje de contenidos académicos: aproximación al material de aprendizaje, lectura
profunda y evaluación del aprendizaje.
31
pertinentes. Recuerde así mismo que la bibliografía debe estar comentada para
que facilite al alumno tanto su búsqueda como su aprendizaje (véase el capítulo
dedicado a la bibliografía).
32
Resumen: consiste en una versión breve del contenido de aprendizaje,
que destaca los puntos más importantes del mismo. Equivale a una
síntesis de información que organiza los conceptos clave del tema a
través de ideas principales relacionadas, a la vez que omite
información redundante y secundaria del tema (Un ejemplo de resumen
se presenta en el siguiente capítulo sobre otros elementos de ayuda).
iii) Fase de evaluación del aprendizaje. Para llevar a cabo la autoevaluación del logro
de las metas de aprendizaje, resulta imprescindible que el alumno vuelva a los
objetivos y compare los diversos ejercicios, prácticas o cualquier otra actividad que
haya realizado a largo del tema, unidad o curso. Es fundamental que el alumno
pueda comprobar su grado de avance y aprendizaje de manera progresiva a lo
largo de los temas, así como al final del período académico, de forma que pueda
reconocer tanto los aciertos como las dificultades encontradas y pueda corregirlos.
Actividad 3.3.: Mencione qué técnicas de estudio son las más relevantes para que las adquiera
el alumno y aprenda de manera más efectiva su asignatura.
Es importante que las orientaciones para el estudio, estén claramente relacionadas con los
objetivos de aprendizaje, así como con los contenidos y las autoevaluaciones y
heteroevaluaciones de la asignatura y que las dudas que surjan a lo largo del proceso de
aprendizaje pueda resolverlas con ayuda del profesor o del tutor.
Bibliografía básica
DÍAZ-BARRIGA, F. Y HERNÁNDEZ, G., 1998, Estrategias docentes para un aprendizaje
significativo. Una interpretación constructivista. México: McGraw-Hill. [En esta obra
podemos encontrar dos estrategias de aprendizaje básicas: comprensión de textos y
composición escrita].
Bibliografía complementaria
GALLEGO, J. ,1997, Las estrategias cognitivas en el aula. España: Escuela Española. [Esta obra
nos presenta diversos programas de intervención psicopedagógica para el desarrollo
de capacidades cognitivas en el aula].
33
Respuestas a las actividades
Actividad 3.2: Ofrecemos una posible temporalización de un trabajo práctico para una
asignatura de Pedagogía en la que se requiere el análisis del discurso de los profesores sobre
un tema educativo.
34
4. OTROS ELEMENTOS DE AYUDA
Actividad 4.1.: ¿De qué manera considera que es más útil la presentación de los contenidos de
su asignatura? ¿Qué elementos de ayuda utiliza para facilitar el aprendizaje de sus alumnos?
RESÚMENES
¿Qué es un resumen?
El resumen es una versión breve del contenido de aprendizaje, que enfatiza los puntos más
importantes del mismo; es una versión sintetizada de la información, que se presenta de forma
organizada y que expone los conceptos clave del tema a través de ideas principales
relacionadas, al mismo tiempo que omite contenidos redundantes y secundarios. El resumen se
puede utilizar antes del aprendizaje, se puede ir construyendo durante una secuencia de
aprendizaje o bien se puede utilizar después de la enseñanza de un tema.
1. Subrayar las ideas principales del tema (identificando las palabras clave). Recuerde que
para seleccionar las ideas principales deben seguirse tres procesos generales:
Seleccionar: ideas importantes desechando información secundaria. Generalizar diversos
conceptos aislados en una idea principal (por ejemplo, Monet, Gaugin, Renoir, Calleibot,
estarían incluidos dentro del concepto general Pintores Impresionistas). Construir una idea
principal relacionando la información que explícitamente aparece en el texto con el
conocimiento previo que se posee. Siguiendo nuestro anterior ejemplo, partiríamos de la
idea de que se conocen los rasgos característicos de cada uno de los pintores citados y
desde este conocimiento se podría generar la siguiente idea: el impresionismo es un
movimiento pictórico de vanguardia que se caracteriza por romper con los cánones
académicos de finales del siglo XIX.
3. Escribir el título y redactar el resumen, tratando de que las ideas principales del mismo
estén relacionadas. Sería conveniente escribir el resumen en el orden de aparición de los
35
contenidos del texto o según la secuencia de aprendizaje establecida. Es importante hacer
una o varias revisiones del resumen con la finalidad de identificar otras ideas principales y
posibles relaciones entre ellas que no haya establecido anteriormente.
Actividad 4.2.: Reflexione acerca de los diversos pasos para elaborar un resumen, su utilidad y
aplicación en su área de conocimiento.
Actividad 4.3.: ¿Qué otras ventajas considera que puede tener la inclusión de resúmenes para
la presentación y apoyo para el aprendizaje de sus alumnos?
36
El agua que se encuentra en la naturaleza puede pasar de un estado a
otro formando un ciclo que se produce en el mismo orden y se repite
continuamente. Durante este ciclo, el agua pasa primero del estado líquido al
gaseoso (evaporación) debido al calor de los rayos solares. Después, el vapor
formado se convierte en gotas que forman nubes (condensación) y cuando estas
gotas se unen, caen por su propio peso (precipitación). Una parte de esta agua es
absorbida por la tierra (filtración) y otra corre a través de ella para llegar al mar,
donde el ciclo comienza de nuevo (escurrimiento).
Actividad: Revise nuevamente los pasos que le propusimos para elaborara resúmenes y
analice el ejemplo. ¿Considera que se han aplicado los pasos? ¿Para qué alumnos podría
estar dirigido este ejemplo? ¿Usted cómo lo utilizaría?
Bibliografía Básica
DÍAZ-BARRIGA, F. Y HERNÁNDEZ, G., 1998, Estrategias docentes para un aprendizaje
significativo. Una interpretación constructivista. México: McGraw-Hill. [En esta obra
podemos encontrar de manera resumida los criterios generales para elaborar
resúmenes, así como otras estrategias de enseñanza].
Bibliografía complementaria.
COLL, C. Y OTROS, 1994, El constructivismo en el aula. Barcelona, Graó. [Libro complementario
a la formación constructivista actual y su aplicación en la enseñanza].
COLL, C.; PALACIOS, J. Y MARCHESI, A. (comps.) ,1990, Desarrollo Psicológico y educación, II.
Psicología de la Educación. Madrid: Alianza. [Obra dedicada a la Psicología del la
educación, una compilación amplia de los procesos de aprendizaje e instrucción en el
ámbito escolar].
37
MAPAS CONCEPTUALES
3. Seleccione el tema central o tópico del mapa conceptual, escríbalo dentro del círculo o
nodo superior del mapa y escriba los demás conceptos en los nodos inferiores. Coloque
por niveles de generalidad los conceptos, en los nodos superiores los supraordinados y en
los inferiores los coordinados y subordinados.
4. Escriba las palabras enlace entre los conceptos y represente sus relaciones a través de
líneas. Recuerde que una vez concluido el mapa conceptual, es importante hacer una o
varias revisiones para identificar relaciones que no haya establecido anteriormente.
5. Escriba el título del mapa conceptual y si es pertinente una breve explicación del mismo.
A continuación presentamos un ejemplo de mapa conceptual elaborado a partir del mismo texto
que hemos utilizado para el ejemplo de resumen “El ciclo del agua en la naturaleza”. A manera
de ejercicio le sugerimos que complete en las líneas punteadas los conceptos o palabras
enlace que faltan.
38
El ciclo del agua en la naturaleza
EL orden
AGUA determinado
puede cambiar
de
fenomenos
distribuida
estado ciclo que se
en
repiten en
factores del
mares
medio
cuando cuando
cuando pasa cuando se transforma cuando
de el pasa
el agua cae
el agua a
liquido a vapor a se unen las de las
traves de la
gas gotas partes altas
tierra
a las bajas
39
Bibliografía Básica
DÍAZ-BARRIGA, F. Y HERNÁNDEZ, G., 1998, Estrategias docentes para un aprendizaje
significativo. Una interpretación constructivista. México: McGraw-Hill. [En esta obra
podemos encontrar de manera resumida los criterios generales para elaborar mapas
conceptúales, así como otras estrategias de enseñanza].
NOVAK, J. D. Y GOWIN, D. B., 1988, Aprendiendo a aprender. Barcelona: Martínez Roca. [Libro
básico en la formación teórico-práctica del docente para el diseño y aplicación de
mapas conceptuales en el aula].
ONOTRIA, A., 1992, Mapas conceptuales. Una técnica para aprender. Madrid: Narcea. [Libro
aplicado en el uso de mapas conceptuales en la enseñanza, así como diversos
ejemplos en distintos niveles educativos].
Bibliografía complementaria
COLL, C. Y OTROS, 1994, El constructivismo en el aula. Barcelona, Graó. [Libro complementario
a la formación constructivista actual y su aplicación en la enseñanza].
COLL, C.; PALACIOS, J. Y MARCHESI, A. (comps.), 1990, Desarrollo Psicológico y educación, II.
Psicología de la Educación. Madrid: Alianza. [Obra dedicada a la Psicología del la
educación, una compilación amplia de los procesos de aprendizaje e instrucción en el
ámbito escolar].
Actividad 4.1.:
Las preguntas intercaladas para conceptos o ideas principales; ilustraciones o gráficos para
representar procedimientos, equipamientos complejos y herramientas; resúmenes para
grandes cantidades de contenidos o información; mapas conceptuales para organización
jerárquica de las ideas.
Actividad 4.3.:
La ejercitación en la elaboración de resúmenes favorece el aprendizaje autónomo y el papel
activo del alumno hacia su aprendizaje, lo que a su vez aumenta la motivación,...
40
BIBLIOGRAFÍA
Estar bien identificada y señalada para que el alumno pueda encontrarla fácilmente,
especificando autor o autores, año de publicación, título, editorial y país de edición.
Estar brevemente comentada para que el alumno pueda aproximarse a ella con mayor
precisión. Los comentarios deben ser concretos y especificar las características más
significativas del material.
En caso de que sea material difícil de obtener, se debe señalar el lugar posible de su
localización o en caso de incluir direcciones de páginas WEB, se pueden incluir algunos
comentarios para especificar sus rasgos más importantes.
Bibliografía Básica
CHÁVEZ, M. (trad.), 1998, Manual de estilo de publicaciones de la American Psychological
Association (Adaptada para el español por Editorial El Manual Moderno). México: El
Manual Moderno. [Esta obra es una guía práctica para la elaboración de manuscritos
científicos según los criterios que la American Psychological Association ha establecido
para su diseño y posterior publicación].
Bibliografía complementaria
RAMONEDA, A., 1999, Manual de estilo. Guía práctica para escribir mejor. España: Alianza
Editorial. Esta obra permite solucionar dudas ortográficas y sintácticas más comunes al
escribir.
41
42
6. ACTIVIDADES
“Lo que oigo, lo olvido;
lo que veo, lo recuerdo;
lo que hago, lo entiendo”.
Confucio, s.VI-V a.C.
“Get the activities right and all else will fall into place”.
Rowntree, 1997
Tal es la importancia de las actividades para cualquier tipo de enseñanza, y en particular para
la educación a distancia, que uno de los más conocidos especialistas en esta área, Derek
Rowntree, compara las actividades con las pasas en un plumcake: a nadie se le ocurriría
hornear primero el bizcocho y después ir introduciéndolas una a una en la masa. De igual
modo, las actividades no deberían dejarse para el final, sino más bien partir de las
posibilidades educativas de las actividades para, a partir de ellas y a la luz de nuestros
objetivos generales, ir diseñando paulatinamente el conjunto del curso.
Actividad 6.1.:
Antes de seguir, ¿se atreve a adelantar algunas de las funciones que hacen tan útiles a las
actividades?
Los especialistas en enseñanza a distancia señalan entre las principales funciones de las
actividades las siguientes:
Captan la atención del alumno en la medida en que suponen cierta ruptura con el discurso
docente, que suele ser introductorio, expositivo, descriptivo, argumentativo o evaluador.
Podríamos decir que se pasa la palabra al estudiante, lo que limita la tendencia a que el
profesor monopolice la tribuna; de hecho, pasaríamos del monólogo al diálogo.
En esta misma línea, las actividades evitan la pasividad de los alumnos, que si es un riesgo
en cualquier tipo de enseñanza, lo es todavía más en la educación a distancia, donde
muchos cursos aún se limitan a proponer una serie de lecturas que los estudiantes deben
asimilar según el modelo que contempla al alumno como simple receptor de conocimientos
prescritos por el experto en la materia. En la enseñanza presencial, cuando se producen
tales planteamientos, el alumno puede zafarse del rol asignado mediante distintos tipos de
intercambios con el profesor y sus compañeros, mientras que en la educación a distancia -
al menos en su variante tradicional- la propia separación en el tiempo y en el espacio
dificulta estos intentos de interacción.
De hecho, el primer tipo de interacción que puede producirse a través de las actividades es
el de los alumnos con los contenidos, que dejan de contemplarse como un material inerte,
43
simple objeto de memorización, para convertirse en punto de partida para la puesta en
práctica de habilidades intelectuales de más alto nivel como la reflexión, la evaluación o
incluso la creación de nuevos conocimientos. Por supuesto, no negamos la importancia de
la memorización; en realidad, las actividades se convierten en un potente aliado para el
recuerdo de los contenidos en la medida en que sirven para organizarlos y dotarlos de
sentido. En cualquier caso, nos encontramos con un sólido principio educativo: dar la
oportunidad de aprender haciendo.
Así, las actividades estimulan y facilitan el recuerdo de conocimientos previos que se
consideran importantes para el aprendizaje de nuevos contenidos. Esta función
corresponde a un principio básico del modelo didáctico constructivista que sirve de
fundamento para nuestra propuesta de guías didácticas, según hemos ido desgranando
hasta ahora y tendremos oportunidad de revisar en la próxima sección. En pocas palabras,
el estudiante no es una tabula rasa sobre la que imprimir el conocimiento, sino que acude a
las instituciones educativas con un bagaje más o menos rico, pero que en cualquier caso
no debe ignorarse porque a través de estos conocimientos previos filtrará y construirá los
nuevos aprendizajes. Es, por tanto, labor del profesor o del diseñador de cursos activar
dichos conocimientos ya sea para sacar provecho de ellos, ya sea para modificarlos si se
consideran erróneos.
Del mismo modo que despiertan los conocimientos previos, las actividades también deben
emplearse para establecer las bases sobre las que se construyan conocimientos
posteriores, dentro de un diseño general que establezca las sucesivas etapas por las que
debe transcurrir el proceso de enseñanza-aprendizaje. En este diseño el profesor habrá de
tener en cuenta una variedad de factores que, entre otros, incluyen las características de
entrada de los alumnos (perfil socioeducativo, experiencia previa, intereses, motivaciones),
los objetivos que se persiguen, la naturaleza de los contenidos sobre los que se opera, los
recursos didácticos con los que se cuenta y, en un plano más general, el modelo didáctico
del que se parte.
Si las actividades sirven como principio organizador para el profesor, también pueden
cumplir una función similar de cara a los estudiantes. En primer lugar, marcan el ritmo del
aprendizaje cuando, por ejemplo, tras el discurso expositivo (argumentativo, crítico, etc.)
del profesor se propone al estudiante que realice algún tipo de tarea relacionada con esos
contenidos. En este sentido, las actividades vienen a actuar como subrayados que dan
pistas sobre qué elementos del curso son fundamentales y cuáles están subordinados a
estos, de manera que sirven para atraer la atención de los alumnos. Así mismo, las
actividades en ocasiones establecen guías de aprendizaje al dotar a los alumnos de las
adecuadas herramientas, como puede ser el caso de sucesivas tareas (lectura
comprensiva, esquematización, resumen) que se construyen una sobre otra, se acumulan y
culminan en la redacción de un comentario de texto completo. Por último, siguiendo en la
línea de pautar y subrayar, las actividades deberían dar pistas de qué procedimientos van a
utilizarse para la evaluación, si no es que las mismas actividades incluidas en el curso
forman parte de una especie de evaluación continua o formativa.
En estrecha relación con este último punto, el estudiante debería ser capaz de
autoevaluarse a través del grado de éxito en las actividades propuestas, de manera que
pueda estimar en qué punto del proceso de aprendizaje se encuentra, qué ha dominado y
qué le falta por conocer. Esto supone la necesidad de proporcionar la adecuada
información sobre los resultados de las actividades, con vistas a que el alumno pueda
poner los medios para superar las eventuales deficiencias en su aprendizaje, sin olvidar el
obvio refuerzo que supone tener éxito en las tareas encomendadas.
Todos estos aspectos no constituyen, por supuesto, una lista cerrada, sino de una serie de
opciones en cuya selección influirá en gran parte el modelo didáctico desde el que se opera,
así como las circunstancias en las que se desarrolle el proceso educativo.
44
Un poco de teoría: cómo influyen los modelos didácticos en las
actividades seleccionadas
La revisión de Lockwood (1992:25-40) aporta una perspectiva amplia, con tres modelos
didácticos básicos en su aplicación a las actividades en educación a distancia: tutoría impresa,
guía de acción reflexiva y conversación.
Los dos primeros modelos están representados en la extensa obra de Rowntree. En efecto, sus
propuestas han evolucionado desde posicionamientos más puramente conductistas hacia otros
más abiertos a la visión constructivista de la educación (Rowntree, 1992:134). Las primeras
formulaciones de Rowntree en los años 70 giran en torno al concepto de tutoría impresa
("tutorial-in-print"). La idea básica es que el material didáctico debería reproducir la función de
un profesor que indicara al alumno qué debe hacer en cada momento, no tanto como un
profesor dictando una clase magistral, sino más bien como un tutor individual que mediante las
oportunas actividades (con gran énfasis en la formulación de preguntas) comprobara que se
han entendido las ideas y las comentara o las pusiera en práctica. En definitiva, se trata de que
la tutoría impresa permita el ejercicio de ciertas habilidades de estudio mediante las cuales el
alumno pueda elaborar su propia impresión sobre la materia e integrar lo que acaba de asimilar
con lo que ya había aprendido, antes de que se le proporcione retroalimentación.
El propio Rowntree, ya en los 90, reconoce que el modelo de tutoría impresa resulta más
apropiado cuando se trata de dominar un área de conocimiento en la que se puede predecir el
tipo de respuestas que se han de emitir (por ejemplo, cómo utilizar un procesador de textos o
cómo calcular los estadísticos de tendencia central). El problema reside en que una parte
importante del conocimiento más relevante para el ser humano se caracteriza por estar poco
definido y además se considera que el aprendizaje autónomo es un objetivo educativo
altamente deseable: es en este contexto en el que surge el concepto de guía de acción
reflexiva.
Este modelo asume que una parte importante del aprendizaje puede ocurrir fuera del propio
material didáctico, que proporciona la oportunidad de participar en una serie de actividades
cuyos resultados en términos de aprendizaje resultan muy difíciles -si no imposibles- de
predecir en detalle. De hecho, las actividades de una guía de acción reflexiva se limitan a
ofrecer consejo sobre posibles líneas de acción en contextos reales y variados en los que
puede desarrollarse o refinarse alguna habilidad. La guía adopta, además, un cariz muy
diferente respecto a las directrices tradicionales marcadas en la tutoría impresa, ya que anima
al alumno a implicarse en pensar crítica y reflexivamente sobre su actividad de aprendizaje,
estableciendo sus propios parámetros y estrategias de estudio. Finalmente, estas guías
suponen nuevas demandas organizativas por cuanto exigen mayor dedicación por parte de los
alumnos, no sólo en tiempo consumido y en implicación en su realidad más próxima, sino que
además la retroalimentación, que estaba tasada en las tutorías impresas, resulta imposible de
predecir para todos los alumnos: cada uno deberá reunir y evaluar la retroalimentación por sí
mismo (Lockwood, 1992:34). En cualquier caso, Rowntree (1992:136) advierte que en todo
material didáctico a distancia es natural que coexistan tutorías impresas y guías reflexivas,
siempre que los autores sean conscientes de cuáles son sus objetivos.
Finalmente, el modelo de diálogo parte de la idea de que cuanto más claro y explicativo es un
texto expositivo, menos espacio deja para que el estudiante haga algo: en este sentido algunos
materiales didácticos son tan perfectos que sofocan cualquier posibilidad de auténtica actividad
intelectual más allá del mero recuerdo. Evans y Nation (1989), unos de los primeros defensores
de este modelo, abogan a favor de que los estudiantes estén activamente comprometidos en la
construcción de significados por sí mismos, en vez de ser simples receptores de la información
suministrada por el instructor. Se asume, por tanto, que la auténtica comunicación supone
compartir la creación e intercambio de significados, en contraposición a un sistema cerrado en
que los límites del conocimiento del estudiante sean fijos, en el que se planteen preguntas y se
anticipen respuestas correctas. Por el contrario, este modelo defiende que los estudiantes son
el eje del proceso educativo, y no tanto los materiales, como ocurre en otros paradigmas.
45
Algunos tipos de actividades
Comenzaremos por revisar las actividades de tipo más convencional en educación a distancia,
las preguntas de autoevaluación, para después avanzar hacia propuestas más abiertas. Las
preguntas de autoevaluación corresponden en gran medida al modelo de tutoría impresa, pero
de la habilidad del diseñador depende que su uso se abra a posibilidades más amplias, más
próximas a los modelos de guía de acción reflexiva o incluso de diálogo. En nuestra exposición
iremos desgranando los distintos tipos de preguntas de autoevaluación y ofreceremos consejos
y comentarios respecto a su elaboración.
Se trata de preguntas, aunque también pueden redactarse como frases enunciativas, que se
ven completadas o respondidas por una serie de opciones entre las que tiene que elegir el
estudiante. Una de las opciones es la correcta o la mejor respuesta posible. Las respuestas
incorrectas se llaman distractores y son tan importantes o más que la respuesta correcta. En
realidad, más que distraer lo que hacen es anticipar respuestas incorrectas en las que, según
nuestra experiencia docente, los alumnos suelen caer. A la hora de ofrecer la respuesta
correcta conviene que no sólo se indique y se comente ésta, sino que además se debería
explicar por qué las demás no lo son.
Al igual que otros tipos de actividad cerrada que iremos revisando, las preguntas de opción
múltiple permiten ofrecer a todos los estudiantes respuestas uniformes, atendiendo a las
dificultades más frecuentes, y resultan más fáciles de corregir que otros tipos de actividad
como las preguntas de respuesta abierta o de ensayo.
Actividad 6.2.:
¿Podría señalar, en cambio, algunas desventajas del modelo de preguntas de elección
múltiple?
46
primera lista suelen hacer un enunciado más plausible que las de la segunda lista. Esto es
así porque en pocas ocasiones estamos en disposición de decir definitivamente que algo
ocurre siempre o nunca... normalmente tendemos a pensar o sospechar que hay alguna
excepción.
A veces se ofrecen pistas cuando se repite siempre la misma respuesta correcta -p.ej, la
opción (b)- o hay patrones obvios de secuenciación de las respuestas - (a), (b), (c), (a), (b),
(c), ...-
Actividad de enlace
Consiste en dos listas paralelas de elementos que el estudiante debe relacionar entre sí. Por
ejemplo: Conecte cada una de las localidades de la izquierda con su gentilicio
Badajoz Bilbilitano
Cádiz Gaditano
Huesca Pacense
Calatayud Oscense
Huelva Onubense
Bilbao
Frente a las actividades de opción múltiple, en este caso la retroalimentación a los estudiantes
es más compleja, ante las múltiples posibles combinaciones incorrectas que se pueden ofrecer,
por lo que se recomienda redactar una respuesta que dé cuenta de los errores más comunes,
sin olvidarse de justificar la respuesta correcta. En otro orden de recomendaciones, en cuanto a
la redacción de estas actividades conviene trabajar con listas impares o desiguales para evitar
que la última pareja sea obvia, tal como hemos intentado eludir en el ejemplo ofrecido (donde,
por cierto, se presentan elementos distractores con los términos, Bilbilitano, Calatayud y
Bilbao).
Complete las siguientes frases con las palabras que aparecen más abajo
My name ______ Berta and I ______ in Berlin. My father _____ a taxi driver. I
______ a nurse. I ______ thirty years old.
am is live is am
47
Secuenciación
Consiste en colocar en orden una serie de elementos de acuerdo con un criterio organizador
(tiempo, tamaño, prioridad, etc.). Conviene evitar la presentación de demasiados elementos, ya
que desmotiva a los estudiantes al hacer la actividad excesivamente compleja. Así mismo,
debería existir una sola respuesta posible, de forma que el instructor pueda ofrecer
retroalimentación adecuada.
Coloque en el orden correcto los siguientes pasos para cambiar el nombre de un archivo con el
Explorador de Windows:
(a) Pulsar la tecla <intro> para validar los cambios
(b) Escribir el nuevo nombre para la carpeta o archivo
(c) Seleccionar el archivo o carpeta cuyo nombre se desea cambiar
(d) Hacer nuevamente clic sobre el nombre de la carpeta o archivo
(e) Pulsar la tecla <esc> para cancelar los cambios
(f) Haga clic sobre el nombre
El problema básico de estas actividades es que cuentan con un factor de azar del 50%. No
obstante, tienen su utilidad. Pensemos, por ejemplo, que deseamos que se aprenda una
determinada definición en la que los alumnos suelen cometer un error fundamental; una
pregunta de verdadero/falso puede plantearles ese pequeño matiz que hace que la definición
sea correcta o no.
En cualquier caso, conviene que los enunciados verdaderos lo sean con toda seguridad, y esto
no es siempre tan fácil como parece. Con frecuencia se pueden encontrar excepciones que
anulan una respuesta que se plantea como verdadera. Por ejemplo, ante la afirmación “El
desarrollo lingüístico del niño llega a su cumbre a los siete años”, la respuesta no deja de ser
ambigua porque, siendo cierto que la maduración psicolingüística se alcanza en torno a esa
edad, también es verdad que durante toda nuestra vida no dejamos de desarrollar nuestras
capacidades lingüísticas.
Se trata de actividades que los alumnos suelen disfrutar en gran medida y se prestan
especialmente a presentaciones visuales (encontrar fallos en un diagrama, en un mapa, en
esquemas, etc.). En todo caso conviene dejar claro a los estudiantes el tipo y el número de
errores que deben localizar, de forma que tengan un marco de referencia más evidente. Así,
por ejemplo, en lugar de preguntar ¿Qué falla en este diagrama? resultaría más factible decir
Encuentre cinco errores en este diagrama de forma que el circuito eléctrico pueda funcionar.
48
Ponencia
COMISIÓN CONSTITUCIONAL
(CONGRESO)
Debate general
Anteproyecto
de
dictamen Constitución
Resuelve
artículos en
desacuerdo
dictamen
REFERÉNDUM SANCIÓN/PROMULGACIÓN
BOE
Fuente: Paniagua, J.L., (1982), España, 1978: una Constitución para el pueblo, Salvat:
Barcelona
Con este tipo de actividades dejamos el territorio de las que hemos visto hasta ahora, que
ofrecían la posibilidad de suministrar respuestas acertadas y errores comunes, todo ello
acompañado de comentarios. En el caso de las actividades abiertas nunca podremos estar
seguros de lo que vayan a responder los alumnos. La posibilidad de ofrecer una respuesta
modelo no deja de ser insatisfactoria porque sólo es una de las posibles respuestas y no
explica en qué consisten los aciertos y los fallos. En cambio, puede resultar más útil suministrar
a los estudiantes un esquema de puntuación, especificando qué elementos se espera que
surjan en la respuesta y con qué peso cada uno: de esta manera, el alumno podrá tomar
conciencia más clara de su actuación. En cualquier caso, el esquema debe prever la
posibilidad de aceptar respuestas alternativas, así como atender no sólo a resultados sino
49
también a los procedimientos empleados por los estudiantes para llegar a ellos (p.ej. en el caso
de cálculos, podría no darse por totalmente incorrecta la respuesta si los pasos que se han
seguido han sido los adecuados a pesar de no obtener un resultado correcto).
Actividades abiertas
En este caso nos encontramos plenamente ante las propuestas de guía de acción reflexiva o
de conversación, tal como expusimos al principio de este módulo. El tipo de actividades que
cubre esta categoría es muy amplio y va desde la elaboración de diarios, los estudios de
campo, las discusiones o debates, las simulaciones, los boletines de noticias, los talleres, hasta
llegar al modelo más complejo, que vendría representado por los proyectos. Brevemente,
recordemos que en el caso de los proyectos los estudiantes se encuentran ante el reto de
investigar un tema propuesto por el profesor o por ellos mismos, para lo cual despliegan toda
una serie de actividades, a menudo en grupo, encaminadas a lograr una puesta al día sobre el
conocimiento nuevo que se desea adquirir y que después puede llegar a plasmarse en
propuestas más o menos creativas y prácticas.
De nuevo, la ventaja de este tipo de actividades es que ponen en marcha habilidades múltiples
y del más alto nivel, como por ejemplo: ejercitar al alumno en la capacidad para identificar
problemas e implicarse en intentos para su resolución; planificar acciones de muy diverso tipo;
recoger información de forma inteligente; decidir prioridades; relacionar los contenidos de un
curso con las necesidades del alumno más allá del ámbito académico; evaluar sus propios
procesos de acción y aprendizaje; comunicar sus hallazgos; colaborar con otras personas, etc.
Todas estas ventajas no nos deben dejar olvidar algunas dificultades para su puesta en
práctica. La más básica es que algunos alumnos se encuentran desorientados ante este tipo de
actividades abiertas ya que han estado socializados en modelos cerrados durante gran parte
de su educación formal. Ante este problema la estrategia más adecuada consiste en formar
paulatinamente a los alumnos en este tipo de trabajo, lo que requerirá en un primer momento
grandes dosis de información y orientación respecto a posibles temas de investigación,
alternativas de acción, elementos que deben cubrir necesariamente, sucesivas fechas de
entrega para distintas partes del trabajo, borradores y versiones finales, etc. En estas tareas la
labor de un buen sistema de apoyo o tutoría resulta ineludible.
Tal y como ya hemos visto en el apartado de objetivos, las estrategias cognitivas que
pretendemos desarrollar con nuestros alumnos pueden ir desde las más sencillas, como
observar fenómenos para descubrir en ellos algo singular o desconocido; comprobar hechos o
principios; reunir datos para formular problemas e hipótesis y comprobarlos en la realidad;
realizar comparaciones, recopilaciones, exclusiones o caracterizaciones; recopilar datos para
llegar al enunciado de principios o leyes, o para caracterizar hechos; hasta las más complejas
como resolver, explicar o esclarecer investigaciones relacionadas con dificultades y dudas que
puedan surgir; buscar nuevas soluciones para antiguos problemas; solucionar cuestiones
nuevas, para desarrollar la creatividad; criticar hechos y argumentos para lograr una mayor
eficiencia, economía o estética; elaborar deducciones a partir de premisas dadas; formular
inducciones a partir de hechos o datos particulares presentados o recogidos por los propios
alumnos y descubrir analogías entre fenómenos diferentes.
50
Estas actividades van a variar en función del tipo de exigencia interactiva que se demande, de
tal manera que se ofrezcan actividades que fomenten tanto el trabajo individual como el
trabajo grupal; es decir, actividades que exijan debates y discusiones, de modo que se
favorezca la cooperación intelectual de los alumnos entre sí y de estos con el equipo docente,
sin olvidar la figura del profesor tutor.
Aquí se incluirían aquellas actividades que lleven al alumno a optar, elegir o decidirse, de forma
que desarrolle la iniciativa personal, asuma responsabilidades y gane confianza en sí mismo; o
actividades a través de las cuales establezca relaciones, cuando sea posible, entre los temas
en estudio y las diferentes realidades de la vida social; o trabajos de elección libre en los que el
educando, por sí solo o con otros, pueda desarrollar planes de trabajo bajo su propia iniciativa;
o emprender cualquier tipo de estudio que esté en contacto con la realidad, siempre y cuando
se den las condiciones adecuadas.
Podemos considerar que las actividades están bien diseñadas en la medida en que, según
Rath (Beltrán J., García Alcañiz E. et al., 1992:518), poseen las siguientes características:
Son realmente evaluables y, llegado el caso, autoevaluables.
No son excesivamente redundantes.
Son variadas, no sólo para evitar el tedio, sino también para atender a distintos
intereses y estilos cognitivos.
Se relacionan con objetivos relevantes.
Están redactadas en un estilo claro, conciso y correcto.
Son coherentes de forma que haya una continuidad por un lado externa, es decir, con
los conocimientos previos, y por otro lado interna, de forma que faciliten que el
estudiante construya su conocimiento como un todo congruente e integrado.
Corresponden a contenidos apropiados, pertinentes, bien estructurados, actualizados
y equilibrados.
Son útiles para el estudiante por cuanto producen aprendizaje (en parte al menos
debido a la retroalimentación que suponen los comentarios a las respuestas).
Proporcionan oportunidades para que los estudiantes comprueben el estado en que se
encuentra su proceso de aprendizaje.
Implican al alumno en la realidad: tocando, manipulando, aplicando, etc.
Estimulan a los estudiantes a examinar ideas o aplicar los procesos intelectuales en
nuevas situaciones.
Inducen a que los estudiantes exploren temas o aspectos en los que no suelen
detenerse normalmente.
Obligan a aceptar un cierto riesgo de éxito, de fracaso o de crítica, lo que supone
salirse de caminos trillados.
Animan a los estudiantes a continuar en su esfuerzo.
Entrenan para los procedimientos de evaluación final, si es que existen.
Sus demandas intelectuales están ajustadas a las necesidades y características de los
alumnos: no son ni tan difíciles que desanimen, ni tan sencillas que simplemente
aburran.
Se pueden realizar en un tiempo razonable.
51
Lista de comprobación para la calidad de las actividades Sí No
¿Son evaluables?
¿Son redundantes?
¿Son variadas?
¿Se relacionan con objetivos relevantes?
¿Son coherentes con conocimientos previos?
¿Son coherentes con los nuevos conocimientos?
¿Se corresponden con los contenidos?
¿Están redactados con estilo claro, conciso y correcto?
¿Son útiles para el aprendizaje de los alumnos?
¿Facilitan la autoevaluación de los alumnos?
¿Implican al alumno en la realidad?
¿Fomentan la aplicación práctica a nuevas situaciones?
¿Tratan temas o aspectos nuevos para los estudiantes?
¿Estimulan la capacidad de autocrítica del estudiante?
¿Alientan a que los estudiantes continúen su esfuerzo?
¿Entrenan para la evaluación final?
¿Se ajustan sus demandas a las necesidades y características
de los alumnos?
¿Se pueden realizar en un tiempo razonable?
La investigación (Lockwood, 1992) muestra que hay una serie de elementos que favorecen la
realización de las actividades propuestas, lo que contrarresta cierta tendencia de los
estudiantes a obviar parte de ellas:
52
53
Bibliografía
EVANS T. Y NATION, D. (Eds.), 1989, Critical Reflections on Distance Education, Londres: The
Falmer Press. [una de las primeras formulaciones de la perspectiva socio-crítica
aplicada a la educación a distancia]
GAGNÉ, R.M., BRIGGS, L.J., W AGER, W.W., 1988, Principles of Instructional Design (3ª ed.),
Orlando: Holt, Rinehart and Winston. [una referencia de tipo tradicional al diseño
didáctico que no deja de ser imprescindible]
RACE, P., 1994, The Open Learning Handbook: Promoting Quality in Designing and Delivering
Flexible Learning, Londres: Kogan Page. [un manual sobre cómo diseñar cursos para
educación a distancia; propone múltiples consejos, sin aparato teórico]
RACE, P., 1998, Interesting ways to write open learning materials, London: Technical and
Educational Services Ltd. [excelente guía acerca de cómo diseñar material didáctico
específico de enseñanza distancia, de una manera flexible, activa e interactiva].
ROWNTREE, D., 1992, Exploring Open and Distance Learning, Londres: Kogan Page.
ROWNTREE, D., 1997, Making Materials-Based Learning Work, Londres: Kogan Page. [estos dos
libros de Rowntree son sólo una muestra de su amplia producción sobre educación a
distancia; conviene recordar que Rowntree es uno de los profesionales más respetados
en esta área]
TYLER, R., 1973, Principios básicos para la elaboración del currículum, Buenos Aires: Troquel.
[otra propuesta tradicional y general para el diseño didáctico]
Actividad 6.2.:
A menudo no existen respuestas uniformes.
Los errores (y todavía más sus motivos) pueden ser tan distintos que resulta difícil ofrecer
una realimentación homogénea y adecuada.
Este tipo de actividades no siempre permiten el desarrollo de capacidades intelectuales de
alto nivel (análisis, síntesis, evaluación, pensamiento creativo) o es difícil saber si se ha
operado a tales niveles.
Actividad 6.3.:
El problema se encuentra en que, aparte de ser un procedimiento farragoso para el que existen
alternativas más sencillas, la actividad (cuya respuesta sería: c, f, d, b, a, e) omite el hecho de
que hay otras opciones para cambiar el nombre de los archivos:
(b) Seleccionar el archivo o carpeta cuyo nombre se desea cambiar
(c) Abrir el menú archivo, haciendo clic sobre su nombre o pulsando la combinación de teclas
<Alt+A>
(d) Ejecutar el comando cambiar nombre haciendo clic sobre su nombre o pulsando la tecla
<B>
54
(e) Escribir el nuevo nombre.
(f) Pulsar la tecla <intro> para validar los cambios o <esc> para cancelarlos
Actividad 6.4.:
Después de pasar por la Comisión Constitucional del Senado, el dictamen se presentó al Pleno
del Senado y no al del Congreso, como aparece en el diagrama. Este procedimiento pretendía
ofrecer un conjunto de garantías para que intervinieran ambas Cámaras.
55
7. EVALUACIÓN
El tratamiento sobre la evaluación en las guías didácticas para educación a distancia está muy
vinculado con otros capítulos de este manual, ya que gran parte de lo que se refiere a
evaluación ha quedado reflejado en los comentarios sobre objetivos y actividades. En efecto,
como señala Gagné (1988:240-264), ésta ha de quedar estrechamente relacionada con los
objetivos que se han marcado y versará sobre los contenidos que se han practicado mediante
las actividades. De hecho, los objetivos pueden y deben servir de referencia al diseñar los
elementos (exámenes, tests, observación de la actuación de los alumnos, etc.) que van a servir
para comprobar que los estudiantes han adquirido las nuevas capacidades que se pretendían
mediante la instrucción. En este sentido podemos afirmar que los procedimientos de evaluación
tienen validez en la medida en que coinciden con la actuación prescrita en el objetivo. Por
ejemplo, si tenemos un objetivo que propone que al final de los procedimientos de enseñanza
el alumno sea capaz de sumar números positivos y negativos resolviendo un ejemplo
presentado verbalmente, un posible elemento de la prueba de evaluación podría ser: La
temperatura media en Groenlandia por el día es de 8ºC y decrece en 20ºC por las noches.
¿Cuál es la temperatura media nocturna? En cambio, no sería de recibo que se planteara un
elemento de evaluación simplemente como 8-20=?, ya que lo que pretendíamos era que el
alumno pusiera en relación un enunciado con una operación aritmética.
La evaluación va a ejercer una enorme influencia en cómo y qué estudian los alumnos. La
responsabilidad del equipo docente es asegurarse de que son los objetivos claves los que van
a ser evaluados, y de que los alumnos conozcan en qué va a consistir el proceso de
evaluación: cuáles serán los criterios de evaluación de la asignatura que empleará el profesor,
qué procedimiento concreto se empleará para evaluar su aprendizaje, qué nivel de asimilación
de contenido se va a exigir, etc.
¿Qué es la evaluación?
En términos generales, es el procedimiento o conjunto de procedimientos para la obtención y
análisis de información relevante en que apoyar un juicio de valor sobre un objeto, un
fenómeno, un proceso o un acontecimiento, como soporte de una futura decisión acerca de
ellos.
Ciclo de instrucción
Diseño de la Ejecución de la
Evaluación
intervención
intervención
Pero la evaluación, aunque formalmente conceptualizada como la fase final del ciclo instructivo,
está actuando permanentemente en todo el proceso. Está presente en el diseño y la
intervención educativa. Puede, de hecho, afirmarse que toda decisión didáctica, orientadora y
organizativa se apoya implícita o explícitamente en la evaluación. En otras palabras, la
evaluación es un componente intrínseco del proceso educativo en su conjunto, en la medida en
que la educación sea una actividad sistemática intencional.
c) ¿Para qué evaluamos? Consiste en determinar y clarificar las decisiones que han de
ser adoptadas como resultado de la evaluación, en concreto, para fijar los usos de la
evaluación o las alternativas de acción posibles: ¿Para aprobar o suspender a los
alumnos? ¿Para mejorar el proceso didáctico? ¿Para otorgar un título?
Podemos distinguir varios tipos de evaluación educativa en función del objeto o el sujeto que va
a ser evaluado, del momento en que se va a realizar la evaluación o del tipo de referente que
se va a determinar. Así, respecto al objeto o sujeto que va a ser evaluado, podemos
establecer tantos tipos de evaluación como elementos intervienen en la educación, si bien
siempre girarán en torno al proceso de enseñanza, al proceso de aprendizaje o bien a la
interacción entre ambos.
En función del momento en que se realiza, podemos diferenciar tres tipos de evaluación:
La evaluación inicial o diagnóstica nos va a servir para establecer el punto de partida
del proceso instructivo, y su principal función es fundamentar el diseño de la
intervención educativa más adecuada.
La evaluación continua es aquella que se realiza a lo largo del proceso de enseñanza-
aprendizaje con el objeto de permitir, mediante la retroalimentación inmediata, que se
introduzcan reajustes en dicho proceso durante su desarrollo. Si bien se atribuye el
calificativo de continua a la evaluación que presenta matices progresivos en su
conjunto, atendiendo al momento en que se produce, tiende a diferenciarse la
evaluación continua de la evaluación inicial y final. Si la evaluación inicial permite
conocer el punto de partida del proceso, y la final el punto de llegada, la evaluación
continua, así considerada, permitirá tomar el pulso en cada momento de la actividad
educativa. No puede por ello confundirse con un simple aumento en el número de
pruebas o ejercicios de evaluación, sino que habrá de formar parte de cada una de las
actividades que se desarrollen. Está por tanto, basada en la previa programación de
objetivos, contenidos y actividades, y adquiere su máxima eficacia cuando va
introduciendo modificaciones en ella, en virtud de la información que se va obteniendo.
La evaluación final se centra en la comprobación de los resultados del aprendizaje, y
se identifica con el concepto tradicional de evaluación, por lo que no nos detendremos
en su descripción. Su principal función es servir de base para la toma de decisiones, ya
sea con respecto al proceso de enseñanza o con respecto al proceso de aprendizaje.
57
En función del referente que utilicemos para efectuar la valoración, podemos distinguir dos
tipos de evaluación. Mientras que la evaluación normativa supone la comparación de los
resultados obtenidos por el alumno con los del grupo al que pertenece, la evaluación criterial
supone comprobar hasta qué punto los alumnos han adquirido una serie de capacidades
establecidas previamente.
Independientemente del tipo de evaluación por la que nos decantemos, debemos ser
conscientes de que la evaluación va a ejercer una poderosa influencia en cómo y qué estudian
nuestros alumnos. No se trata sólo de aquellas personas que se encuentran con la necesidad
de lograr un título y se someten a un examen que acredite unos ciertos conocimientos, sino
que incluso en el caso de los que estudian sin buscar una titulación, por puro placer o por
adquirir unos conocimientos que no precisan acreditar, la evaluación marca el aprendizaje,
condicionando qué, cuándo y cómo se aprende. Se ha llegado a decir que lo que no es
evaluable y evaluado queda degradado de cara al alumno. De hecho, el factor tiempo corre
contra los procesos de aprendizaje y los alumnos tienden a concentrarse en aquello que va a
ser evaluado y desdeñan el resto.
Las pruebas de evaluación cumplen un papel esencial en el proceso educativo, que va más
allá de la acreditación del conocimiento adquirido por los alumnos. Ayudan al alumno a centrar
la atención en la consecución de los objetivos, a fijar un ritmo de estudio, a organizar y fijar los
contenidos aprendidos, a obtener retroalimentación sobre su propio progreso y a detectar
errores y lagunas que se hayan producido en el proceso de aprendizaje. La retroalimentación
es una parte esencial de cualquier sistema de enseñanza a distancia, y para que sea
realmente efectiva, debe proporcionar comentarios personalizados y significativos sobre las
tareas realizadas, de manera que justifique las calificaciones atribuidas, haga propuestas de
mejora y anime al alumno, sin ofrecer sólo una nota numérica. Por otra parte, ayudan al
profesor a obtener retroalimentación sobre el grado de aprendizaje conseguido por sus
alumnos y a detectar posibles fallos cometidos en el proceso de enseñanza.
Es, por tanto, responsabilidad del evaluador asegurarse de que es precisamente el grado de
adquisición de los objetivos claves lo que va a ser evaluado. Como señala Rowntree (1997:16)
(citando a Robert MacNamara cuando era presidente del Banco Mundial): "Debemos
esforzarnos en hacer medible lo importante, no en importante lo medible”. Para ello es
fundamental delimitar qué objetivos pretendemos alcanzar mediante la evaluación: los
objetivos de la evaluación consisten en definir lo que se espera medir, y van necesariamente
ligados a nuestros propósitos y metas en la experiencia educativa. Antes de seleccionar la
metodología y las técnicas para una evaluación, se requiere que exista un programa del curso
planeado en su totalidad, con objetivos generales, específicos, actividades y recursos
didácticos. Estos objetivos nos permiten tener una idea clara de nuestra intención, tanto al
enseñar como al evaluar lo aprendido. Es muy importante que exista congruencia entre lo que
se enseña y lo que se evalúa. Para ello es preciso realizar una reflexión previa acerca del tipo
de capacidades que pretendemos desarrollar en los alumnos a través del proceso educativo,
para, en función de dichas pretensiones, explicitar qué y cómo vamos a enseñarlas y
evaluarlas.
Una herramienta de gran ayuda para el diseño de pruebas de evaluación puede ser la
taxonomía de Bloom, que, tras definir las capacidades cognitivas que son objeto del proceso
educativo, y los tipos de habilidades en que se hacen explícitas, precisa las instrucciones
concretas que se pueden utilizar tanto en las pruebas de evaluación como en las actividades.
Este autor describe las capacidades cognitivas en orden jerárquico, desde la que requiere
menos demanda al estudiante hasta la que exige un mayor grado de exigencia cognitiva. De
esta manera, la taxonomía de Bloom puede resultar un instrumento útil tanto para el diseño de
actividades y pruebas de evaluación como para que el docente reflexione sobre el tipo de
aprendizaje que espera que sus alumnos alcancen. Recordemos de nuevo que, en gran
medida, el alumno ajusta su forma de estudiar y el contenido de lo que estudia a aquello que
se le va a exigir en la evaluación.
La primera de las capacidades que trata y por tanto, la que exige menor elaboración cognitiva,
es el conocimiento, definido como la capacidad de recordar hechos específicos y universales,
58
métodos y procesos, esquemas, estructuras o marcos de referencia sin elaboración de ninguna
índole, puesto que cualquier cambio ya implica un proceso de nivel superior. Requiere que el
alumno repita algún dato, teoría o principio en su forma original. Se trata por tanto de
habilidades relacionadas específicamente con la capacidad de asimilar información
memorísticamente: observar, recordar información, conocer fechas, eventos, lugares, ideas
principales, términos, definiciones, conceptos y principios.
59
reconocimiento de los principios de organización de la situación problemática (distinguir la
estructura explícita e implícita; reconocer las formas, los modelos, las técnicas generales
utilizadas, etc.), identificación de conclusiones y fundamentación de enunciados (ver patrones,
organizar partes, reconocer significados ocultos, identificar componentes, descomponer
material en sus partes y explicar las relaciones jerárquicas). La comprobación de la adquisición
de la capacidad de análisis se puede realizar mediante las siguientes instrucciones: analice,
separe, ordene, conecte, clasifique (analizando), explique (analizando), compare, infiera,
¿Cómo se aplica? ¿Por qué trabaja (...) de tal manera? ¿Cómo se relaciona?
La última de las capacidades, y la que, por tanto, requiere mayor exigencia cognitiva es la
evaluación; se mide a través de los procesos de análisis y síntesis.
Requiere formular juicios sobre el valor de materiales y métodos, de acuerdo con determinados
propósitos. Incluye los juicios cuantitativos y cualitativos de acuerdo a los criterios que se
asignen: juicios en función de evidencia interna (de exactitud lógica, consistencia o criterio
interno), o juicios en función de criterios externos (criterios seleccionados; comparación de
teorías, comparación de un trabajo con respeto a normas, etc.). La evaluación supone
comparar y discriminar entre ideas, valorar teorías y presentaciones, escoger basándose en
argumentos, verificar el valor de una evidencia, reconocer subjetivamente o juzgar en función
de criterios pre-establecidos. La capacidad para evaluar se puede comprobar a través de las
siguientes instrucciones: valore, decida, seleccione, evalúe, verifique, recomiende, juzgue,
discrimine, apoye, concluya, resuma con argumentos. ¿Qué juicios puede hacer acerca del
siguiente contenido? , compare y contraste los siguientes criterios para llegar a una conclusión
determinada.
Actividad 7.1.: Recogiendo la información de este capítulo y de los anteriores, ¿sería capaz de
redactar una lista de comprobación para estimar la calidad de las actividades de evaluación?
Mediante las preguntas autoevaluativas los alumnos comprueban cómo avanza su aprendizaje:
si están utilizando estrategias adecuadas, si su atención se está centrando en los aspectos
60
más relevantes, etc. Para los alumnos a distancia ésta es una fuente de retroalimentación
esencial.
Por otro lado, las preguntas autoevaluativas posibilitan un proceso de aprendizaje activo.
Según Race, es más importante aprender “haciendo” que los contenidos de la materia. Desde
el punto de vista constructivo, la calidad del aprendizaje es mayor cuando los estudiantes
participan cognitivamente de forma activa que cuando el estudio se basa exclusivamente en la
lectura de contenidos. Las preguntas autoevaluativas son una oportunidad para reflexionar
sobre las estrategias de aprendizaje que se están utilizando y para aplicar lo que se ha
aprendido. Las actividades de autoevaluación son un medio perfecto para focalizar la atención
de los alumnos en aquellos logros que se pretende que alcancen a través del estudio de la
materia. De este modo, la autoevaluación contribuye a clarificar tanto los objetivos como los
criterios de evaluación.
Una gran utilidad de las preguntas autoevaluativas radica en el hecho de que desarrollan la
confianza que el estudiante tiene en lo que sabe, proporcionándole un sentimiento positivo
acerca de su capacidad para autorregular su aprendizaje, aspecto especialmente relevante
cuando nos referimos a la educación a distancia. Cada vez que el alumno contesta
correctamente a una pregunta autoevaluativa, sobre todo cuando el tema con el que se
enfrenta es complejo, comprueba que ha empleado estrategias de aprendizaje adecuadas, lo
que a su vez le sirve de motivación para enfrentarse a aprendizajes posteriores.
61
hombro" vacías de significado. El alumno valora positivamente los comentarios que le
animan a avanzar en su aprendizaje.
Para concretar qué aspectos debería recoger la guía didáctica en lo relativo a la evaluación,
vamos a presentar una serie de ejemplos que iremos analizando en función de su valía como
elemento orientador y facilitador del aprendizaje. Dichos ejemplos son adaptaciones
elaboradas a partir de orientaciones que figuran en guías didácticas reales:
62
La calificación de este examen tipo test se obtendrá sumando 0,67
puntos por respuesta acertada y restando 0,27 puntos por respuesta
equivocada. Las preguntas no contestadas no se puntuarán.
En este ejemplo, además de la información sobre los criterios de evaluación que se van a
emplear, se incluye una descripción del tipo de prueba presencial con el que se evaluará a los
alumnos, aunque se trata de una descripción puramente formal que no proporcionan a los
alumnos datos sobre el contenido de la prueba.
Criterios de evaluación:
Se tendrán en cuenta los siguientes criterios para valorar el trabajo
del alumno:
a) Responder tanto a los temas del programa como a los comentarios
sobre las obras de lectura obligatoria. Estos últimos son
indispensables (es decir, no se omitirá, en ningún caso) para que el
examen pueda ser calificado de APTO.
b) Nivel de la interpretación ofrecida, tanto de los temas como de los
comentarios, medido por el volumen de información que se hace
entrar en juego.
c) Adecuación de la respuesta a la temática de la pregunta o de la
cuestión planteada.
d) Estructura y coherencia interna de las respuestas.
e) Precisión en el empleo del vocabulario y en el uso de conceptos.
En este ejemplo, se ofrece e los alumnos información acerca de qué criterios de evaluación se
tendrán en cuenta para valorar el aprendizaje de los alumnos, medido a través de la prueba
presencial. En este caso, la información resulta más útil para los alumnos, puesto que se les
proporciona información concreta sobre la naturaleza y características de las respuestas a
través de las cuales se valorará su grado de aprendizaje.
63
5. Ahora bien, si la comprensión de la pregunta no es total, la prudencia del alumno
deberá ser mayor aún que en el caso anterior, pues podría tratarse de un ítem
difícil.
6. Sin que lo que sigue sea otra cosa que la simple constatación de las
observaciones realizadas por el Equipo Docente, en términos generales, cabría
afirmar que los alumnos tienden a ser consistentes con sus propias estrategias
de afrontamiento durante la ejecución de los exámenes, suelen alcanzar
calificaciones más acordes con el esfuerzo realizado. Por ejemplo, aquellos
alumnos que tienen en la memoria su mejor aliado, parece que suelen fracasar
más cuando, en la situación de examen y ante un ítem dudoso, tratan de
establecer inferencias, mientras que aquellos otros alumnos que tienen en el
análisis y la deducción su estrategia mejor, parece que suelen cometer más
errores cuando, durante el examen y ante una duda, invocan a la memoria.
7. En el caso de que una pregunta no resulte inteligible a causa de un error
imputable al Equipo Docente, dicha pregunta quedará anulada y su valor será
repartido entre las restantes.
8. Las papeletas que el alumno recibe con la calificación de cada una de las
pruebas personales están informatizadas, y contienen información acerca de la
ejecución del alumno en las pruebas.
Concretamente el alumno encontrará en la papeleta la siguiente información: el
tipo de examen realizado, la plantilla de corrección correspondiente a ese tipo de
examen y sus contestaciones en dicha prueba. A través de esta información el
alumno puede identificar los errores cometidos. Una vez identificados los fallos
se recomienda que el alumno analice el origen de dichos fallos, con objeto de
que no se repitan en convocatorias sucesivas.
En este último ejemplo, se intenta responder a dos preguntas que los estudiantes se plantean
frecuentemente con respecto a la evaluación: cómo abordar las pruebas personales y cómo
preparar la realización de las pruebas personales. De esta forma, se intenta facilitar a los
alumnos tanto la forma de preparar la asignatura como de realizar el examen. En este caso, se
orienta le ejecución de un examen tipo test, pero, ¿qué tipo de información facilitar en el caso
de que los alumnos realicen preguntas de desarrollo o comentarios de texto?
Al igual que en el ejemplo anterior, es posible ofrecer orientaciones sobre este tipo de pruebas
de evaluación proporcionando modelos de exámenes o de pruebas, o bien un esquema o
guión que facilite a los alumnos su realización. De esta manera se proporcionan referencias
concretas acerca del tipo de ejecución que se espera que los alumnos realicen, reduciendo la
incertidumbre que genera tener que desarrollar una respuesta compleja:
64
- Estudio minucioso de personajes, instituciones, referencias geográficas y
su valoración.
- Ubicación de estas referencias en el contexto histórico, lo que permite
conocer el grado de madurez alcanzado por el alumno, al margen de
fáciles divagaciones.
e) El autor:
- Características de su obra.
- Circunstancias en las que el texto fue redactado.
- Idioma empleado
f) Conclusiones:
Entre otras:
- Utilidad para el estudio de la historia.
- Posibles comparaciones a establecer entre las situaciones expresadas en el
documento y otras anteriores o posteriores.
- Proyección de las situaciones expresadas en el documento en relación a
momentos posteriores o incluso actuales.
- Posturas de los historiadores ante el tema.
- Términos oscuros o contradictorios.
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En este último ejemplo, los alumnos cuentan con un supuesto real de comentario de obra de
arte, que pueden utilizar como referencia para realizar sus propios comentarios.
66
BIBLIOGRAFÍA
BIRKENBIHL, M., 1996, Formación de formadores. Train the trainer. Paraninfo, Madrid.
[proporciona buenas recomendaciones y casos prácticos dirigidos a todos aquellas
personas responsables de la formación de otras personas]
BLOOM, B., 1971, Taxonomía de los objetivos de la educación, Buenos Aires: El Ateneo. [un
clásico de la definición de objetivos conductistas y de las jerarquías asociadas a ellos;
posiblemente ya desfasado, pero puede servir como referencia]
CARRASCO, J.B, 1997, Técnicas y recursos para el desarrollo de las clases. Ediciones RIALP,
Madrid. [aborda el diseño de las clases bajo una buena fundamentación didáctica]
COOPER, J. D., 1986, Improving reading comprehension. Houghton Miffin Company, Boston.
[Libro de destacable contenido teórico-práctico, cuya finalidad es la mejora de las
habilidades en la lectura]
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Falmer Press. [una de las primeras formulaciones de la perspectiva socio-crítica
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didáctico que no deja de ser imprescindible]
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estudio sobre cómo diseñar actividades para educación a distancia, con gran aporte de
fundamentación científica y teórica]
MAGER, R.F., 1975, Preparing Objectives for Instruction. Belmont, CA: Fearon. [otro
clásico de los objetivos de tipo conductista]
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Programación Neurolinguística al diseño de cursos de formación en organizaciones].
RACE, P., 1994, The Open Learning Handbook: Promoting Quality in Designing and Delivering
Flexible Learning, Londres: Kogan Page. [un manual sobre cómo diseñar cursos para
educación a distancia; propone múltiples consejos, sin aparato teórico]
RACE, P., 1998, Interesting ways to write open learning materials, London: Technical and
Educational Services Ltd. [excelente guía acerca de cómo diseñar material didáctico
específico de enseñanza distancia, de una manera flexible, activa e interactiva]
ROWNTREE, D., 1992, Exploring Open and Distance Learning, Londres: Kogan Page.
ROWNTREE, D., 1997, Making Materials-Based Learning Work, Londres: Kogan Page. [estos dos
libros de Rowntree son sólo una muestra de su amplia producción sobre educación a
distancia; conviene recordar que Rowntree es uno de los profesionales más respetados
en esta área]
TYLER, R., 1973, Principios básicos para la elaboración del currículum, Buenos Aires: Troquel.
[otra propuesta tradicional y general para el diseño didáctico]
67
Actividad 7.1.:
Compare su lista con las características que se proponen en este capítulo.
68
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BLOOM, B., 1971, Taxonomía de los objetivos de la educación, Buenos Aires: El Ateneo. [un
clásico de la definición de objetivos conductistas y de las jerarquías asociadas a ellos;
posiblemente ya desfasado, pero puede servir como referencia]
COLL, C.; PALACIOS, J. Y MARCHESI, A. (comps.) (1990) Desarrollo Psicológico y educación, II.
Psicología de la Educación. Madrid: Alianza. Obra dedicada a la Psicología del la
educación, una compilación amplia de los procesos de aprendizaje e instrucción en el
ámbito escolar.
EVANS T. Y NATION, D. (Eds.), 1989, Critical Reflections on Distance Education, Londres: The
Falmer Press. [una de las primeras formulaciones de la perspectiva socio-crítica
aplicada a la educación a distancia]
GAGNÉ, R.M., BRIGGS, L.J., W AGER, W.W., 1988, Principles of Instructional Design (3ª ed.),
Orlando: Holt, Rinehart and Winston. [una referencia de tipo tradicional al diseño
didáctico que no deja de ser imprescindible]
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los objetivos de tipo conductista]
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Lawrence Erlbaum Associates, Hillsdale. [excelentes aportaciones teórico - prácticas
acerca de la relación existente entre aprendizaje y comprensión]
MONTOLÍO, E. (2000). Manual práctico de escritura académica. Volumen II. Editorial Ariel
Practicum, Barcelona. [libro con una fuerte carga práctica que aborda las estrategias
para mejorar las habilidades a la hora de elaborar material académico]
NOVAK, J. D. Y GOWIN, D. B. (1988) Aprendiendo a aprender. Barcelona: Martínez Roca. Libro
básico en la formación teórico-práctica del docente para el diseño y aplicación de
mapas conceptuales en el aula.
69
ONOTRIA, A. (1992) Mapas conceptuales. Una técnica para aprender. Madrid: Narcea. Libro
aplicado en el uso de mapas conceptuales en la enseñanza, así como diversos
ejemplos en distintos niveles educativos.
RACE, P., 1994, The Open Learning Handbook: Promoting Quality in Designing and Delivering
Flexible Learning, Londres: Kogan Page. [un manual sobre cómo diseñar cursos para
educación a distancia; propone múltiples consejos, sin aparato teórico]
RACE, P., 1998, Interesting ways to write open learning materials, London: Technical and
Educational Services Ltd. [excelente guía acerca de cómo diseñar material didáctico
específico de enseñanza distancia, de una manera flexible, activa e interactiva].
RAMONEDA, A. (1999) Manual de estilo. Guía práctica para escribir mejor. España: Alianza
Editorial. Esta obra permite solucionar dudas ortográficas y sintácticas más comunes al
escribir.
ROWNTREE, D., 1992, Exploring Open and Distance Learning, Londres: Kogan Page.
ROWNTREE, D., 1997, Making Materials-Based Learning Work, Londres: Kogan Page. [estos dos
libros de Rowntree son sólo una muestra de su amplia producción sobre educación a
distancia; conviene recordar que Rowntree es uno de los profesionales más respetados
en esta área]
TYLER, R., 1973, Principios básicos para la elaboración del currículum, Buenos Aires: Troquel.
[otra propuesta tradicional y general para el diseño didáctico]
70
GLOSARIO
Aprendizaje: cambio permanente en el comportamiento que refleja la adquisición de
conocimientos o habilidades a través de la experiencia y no debido a la maduración o
respuestas innatas del organismo.
Conocimientos previos: corresponden a los diversos conocimientos que poseen los alumnos
acerca del mundo, de las personas y sus acciones, así como conocimientos disciplinares y
científicos de temas diversos, y que anteceden el aprendizaje de un tema.
Evaluación: proceso sistemático que permite obtener los avances (evaluación formativa) y
resultados del aprendizaje (evaluación sumativa) que permite la toma de decisiones respecto a
las dimensiones y componentes del aprendizaje.
Psicología Cognitiva: disciplina psicológica que estudia los diversos procesos mentales para
comprender la conducta y el comportamiento humano a través de la adquisición,
almacenamiento, manipulación y utilización de la información.
Resumen: versión sintetizada de la información, que expresa las ideas principales de manera
relacionada y coherente.
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Unidades Didácticas: textos para alumnos que estudian en un sistema de educación a
distancia.
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