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Introducción
Este deterioro también se puede presentar en etapas relativamente tempranas de la vida sin que
llamen la atención, tales como una leve disminución en la velocidad, o una fatigabilidad que hace
evitar esfuerzos mayores, pero que no es interpretada como un problema ya que no impiden el cum-
plimiento de las actividades de la vida diaria. Pero que sí se traducen en una disminución de las
metas habitualmente cumplidas al realizar ejercicio; tales como disminuir las marchas prolongadas,
abandonar excursiones en terreno difícil, emplear con mayor frecuencia medios de transporte. Tam-
bién pueden presentarse síntomas leves de patología que no recibe mayor atención como pequeños
dolores articulares, los que no alcanzan a motivar la busca de atención profesional para solucionar-
los.
Por otra parte, los trastornos de la marcha y las caídas son una manifestación clínica de muchas
enfermedades o al menos de deterioro de los sistemas que participan en el desplazamiento de una
persona. Por ello, siempre deben ser evaluados de forma preventiva o ante cualquier alteración que
éstos presenten (1,3).
La marcha es una serie de movimientos coordinados y rítmicos del tronco y las extremidades con
actividad alternada de los miembros inferiores, que se caracteriza por una sucesión de doble apoyo
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y de apoyo unipolar, que resultan en un desplazamiento del sujeto sobre una superficie. En ella par-
ticipan dos componentes: el equilibrio y la locomoción.
Ciclo de la marcha
Cuenta con una fase estática que es cuando una pierna sufre carga y se mantiene en contacto con el
piso y una fase dinámica que es cuando la otra pierna avanza para dar el siguiente paso. Las extremi-
dades superiores, simultáneamente, se mueven el sentido opuesto al de las piernas.
Los componentes articulares básicos de la marcha son: flexión de cadera, flexión de rodilla, interac-
ción de rodilla y tobillo, rotación de la pelvis en torno a un eje vertical y basculación lateral de la
pelvis.
1. Despegue:
Con la rodilla bloqueada en extensión, el sóleo y los gemelos levantan el talón del suelo y simultá-
neamente, el cuádriceps y la musculatura abductora de la extremidad contralateral mantienen la
pelvis fija, evitando que bascule.
2. Avance:
Una extremidad soporta toda la carga y la otra avanza hacia adelante, flectando la cadera y la rodilla,
en tanto le tobillo y el pie se extienden progresivamente, evitando el roce con el suelo.
3. Apoyo:
El talón toca el suelo y luego lo hace toda la planta del pie. Al mismo tiempo la extremidad contra-
lateral inicia su etapa de despegue.
En el estudio de la marcha de una persona podemos fijar nuestra atención en diversos componentes
temporales y espaciales que se definen a continuación:
Apoyo unipodal:
Apoyo bipodal: es el tiempo en que ambos pies están en el suelo durante un ciclo de marcha.
Cadencia: es el número de pasos durante una unidad de tiempo. Es menor en sujetos más altos y
mayor en personas más bajas. Fluctúa entre 90 a 120 pasos/ min.
Variables de distancia:
Amplitud de la base: es la distancia lineal entre ambos pies, medida en el punto medio de los talo-
nes. Se aproxima a 5 ó 10 cm.
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Longitud del paso: distancia entre puntos sucesivos de contacto entre pies opuestos. Por ejemplo:
desde el punto de apoyo de un talón al punto de apoyo del contralateral. Depende de la estatura y
se aproxima a los 40 cm.
Longitud de la zancada: es la distancia lineal entre dos fases sucesivas de la misma extremidad. Por
ejemplo es la distancia entre el punto de apoyo de un talón hasta el punto de apoyo del mismo talón
en el siguiente paso.
Grado de salida de la punta del pie: ángulo de localización del pie durante la marcha. Al aumentar
la velocidad se reduce.
En la marcha de los mayores se produce una discreta proyección de la cabeza hacia adelante. Tam-
bién se flectan levemente el tronco, las caderas y las rodillas. El tronco reduce el desplazamiento
horizontal y la fase de bipedestación aumenta, en tanto que la fase de balanceo se reduce.
Las mujeres tienen cambios que son propios: base de sustentación más pequeña, pasos más cortos y
menor velocidad. La cadera tiende al valgo, con mayor riesgo de fracturas.
Caída es un acontecimiento involuntario que hace perder el equilibrio y dar con el cuerpo en tierra u
otra superficie firme que lo detiene.
Ante una caída siempre se deben cumplir las siguientes tareas. El ideal es que este enfrentamiento
debe realizarse con un equipo interdisciplinario, donde participan diferentes profesionales: Enfer-
mera, Kinesiólogo, Terapeuta Ocupacional, Asistente Social, Nutricionista, Psicólogo, y Médicos no
especialista y especialistas: (Geriatra, Neurólogo, Traumatólogo, Fisiatra, etc).
Siempre resulta adecuado considerar las caídas como de causa multifactorial. Suelen ser el pro-
ducto de la combinación de causas intrínsecas, extrínsecas y de factores circunstanciales. El riesgo
aumenta al aumentar el número de factores presentes. En los vigorosos, predominan los factores
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extrínsecos, es decir son caídas accidentales. En los frágiles o con deterioro funcional predominan
los factores intrínsecos, es decir se consideran caídas sintomáticas, consecuencia de alguna enfer-
medad que afecte la marcha y el equilibrio. Por eso lo correcto es analizar la presencia de distintos
factores ya que en un solo evento de caída puede haber varios de ellos participando.
Factores intrínsecos
Son cambios o patologías frecuentes en el envejecimiento que pueden afectar los componentes del
equilibrio: visión, propiocepción, función vestibular. Además la cognición y el aparato locomotor. La
atrofia muscular y el enlentecimiento de los reflejos.
Vestibulares: el oído interno pierde cilios, sufre daño vascular y falla la conducción neuronal. Meno-
res reflejos vestíbulo ocular y de enderezamiento (4,5).
Patología degenerativa articular: dolor, rigidez, patología del pie, dedos en garra, hallux valgus.
Neuropatía periférica
Existen diferentes patologías que presentan marchas muy características, observables al examen
físico (Ver anexo Nº3)
Factores extrínsecos
Son elementos ambientales que actúan como condicionantes o coadyuvantes de los factores intrín-
secos. Una persona frágil puede caer aún en un ambiente seguro.
Domicilio: suelos irregulares, muy pulidos, desniveles, calzado inadecuado, abierto o sin sujeción,
iluminación insuficiente o demasiado brillante, cables, alfombras, juguetes, mascotas, lavatorios
muy bajos, tinas y duchas sin barra, muebles con ruedas o muy bajos (6).
Vía pública: veredas estrechas, irregulares o deslizantes, semáforos breves, bancas muy altas o muy
bajas.
Medios de transporte: accesos altos, superficies deslizantes, movimientos bruscos, paradas muy
breves.
Consecuencias Físicas
Aunque muchas caídas no tienen consecuencias, éstas pueden ser desde simples contusiones, heri-
das, fracturas, traumatismos encéfalocraneanos, torácicos, abdominales, etc.
Es importante considerar que si ocurre una estancia prolongada en el suelo, ésta puede provocar
hipotermia, rabdomiolisis, insuficiencia renal secundaria, deshidratación, úlceras por presión, trom-
bosis venosas profundas, infecciones, hipoglicemia, delirium, etc.
Las fracturas son una consecuencia menos frecuente pero siempre son serias. Las más comunes son
fractura de muñeca, de columna (por aplastamiento vertebral), pelvis y cadera.
La más grave suele ser la fractura de cadera (1 % de las caídas). Los factores de riesgo para ella son:
caídas a repetición, osteoporosis, tabaquismo, IMC bajo, sarcopenia, vitamina D baja, psicofármacos,
enfermedades neuropsiquiátricas, institucionalización.
También deben considerarse las consecuencias a largo plazo causadas por la inmovilidad: rigidez
articular, pérdida de fuerza y de destreza en lo movimientos y el desplazamiento, provocando un
deterioro progresivo de la persona. Y los problemas en otros sistemas (Ver síndrome de inmovilidad).
Consecuencias Psicológicas
Las consecuencias psicológicas pueden presentarse aún en ausencia de lesiones físicas. Las caídas
pueden desencadenar el miedo a caer, miedo al dolor, ansiedad, cambios conductuales, pérdida de
seguridad en sí mismo, disminución de actividad física. La familia o cuidadores pueden ejercer so-
breprotección, disminuyendo la movilidad, la marcha, y la realización de actividades básicas e ins-
trumentales de la vida diaria.
Consecuencias Socioeconómicas
Se requieren mayor cantidad de atenciones médicas, atenciones de urgencia, hospitalización, re-
habilitación. Además aumenta el ingreso a establecimientos de larga estancia. Ocupan numerosas
camas en servicios de traumatología. Más rehabilitación y controles. Requieren mayor número de
cuidadores ya sea formales o informales. Y si presenta secuelas, los costos aumentan en la medida
que exista un mayor compromiso funcional.
Aumento de la mortalidad
Las caídas son una causa de mortalidad. Se asocia a edad avanzada, pluripatología, plurifarmacia,
comorbilidades, complicaciones de la cirugía, permanencia prolongada en el suelo. La causa única
de mayor asociación con mortalidad es la fractura de caderas. Y la mortalidad es mayor en mujeres.
Debe ser acuciosa y detallada. Se deben cumplir todos los siguientes puntos. No olvidar que ante una
caída, es muy probable que existan varias causas y todas deben ser descubiertas.
1. Anamnesis detallada.
Se debe conocer la evolución de trastornos de la marcha, coexistencia con otros síntomas
como: vértigo, caídas, temblor, síncopes, deterioro sensitivo, artralgia u otro dolor, deformi-
dad en pies, alteración de la planta, actividades de riesgo o miedo a caer. Limitaciones fun-
cionales. Capacidad de marcha dentro y fuera del domicilio.
Síntomas prodrómicos y acompañantes, circunstancias de caída, consecuencias inmediatas y
posteriores, permanencia en el suelo.
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Prevención Primaria
Requiere la mayor atención y esfuerzo. Se debe considerar que las personas que no han sufrido caí-
das muchas veces no creen que puedan sufrirlas y no se involucran en la prevención.
Prevención Secundaria
Son medidas que se toman para prevenir caídas futuras en personas que ya las han sufrido. Se buscan
las causas de caídas previas. Se buscan todos los factores intrínsecos y extrínsecos que puedan estar
presentes.
Se sugiere al lector complementar con la Guía de Prevención y manejo de caidas del Minsal y Más
Persona Mayor Autovalente:
http://ssmaule.redsalud.gob.cl/index.php/component/jdownloads/send/118-programa-
mas-am-autovalentes/394-orientacion-tecnica-programa-mas-adultos-mayores-
autovalentes?option=com_jdownloads
http://web.minsal.cl/portal/url/item/ab1f8c5957eb9d59e04001011e016ad7.pdf
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Anexos
Anexo Nº 1
Anexo Nº 2
Anexo Nº 4
La movilidad, entendida como la capacidad de «ir a donde uno quiera ir, como y cuando quiera» de
manera segura y confiable, es un componente esencial para el envejecimiento positivo (1). Existe la
percepción generalizada de que el envejecimiento está estrechamente ligado a la disminución de
la movilidad. Esto es cierto en alguna medida, pero lo inmovilidad que afecta las capacidades fun-
cionales afecta sólo a una parte de los mayores. A los 65 años 18 % de los mayores requieren ayuda
para desplazarse. Y la presentación de inmovilidad de inicio brusco en un importante predictor de
morbilidad y mortalidad.
Síndrome de inmovilidad: Es una forma común de presentación de enfermedad, generada por una
serie de cambios fisiológicos y patológicos en múltiples sistemas. Es un cuadro clínico de causa
generalmente multifactorial, potencialmente reversible (tratable) y especialmente, prevenible (2).
La inmovilidad también es definida como la disminución del espacio vital, es decir, del espacio en
que una persona vive sus días y sus noches. En una persona joven el espacio vital puede incluir la
ciudad donde vive, estudia o trabaja, los lugares que pude visitar en un viaje, o largas distancias que
puede alcanzar caminando o corriendo. El espacio vital llega a su máximo en la tercera década de la
vida y empieza a disminuir. Primero reduciendo las grandes distancias de un viaje o de una jornada
de caminata, luego limita las áreas en que se desplaza en la cuidad, luego sólo su barrio, más tarde
su casa y finalmente su habitación y su cama (3).
Mantener un estilo de vida saludable, previniendo la aparición de enfermedades que afecten la movi-
lidad y manteniendo actividad física y mental hasta edad muy avanzada, previenen la inmovilidad (5).
• S
istema cardiovascular: Disminución del flujo sanguíneo que puede provocar tendencia a li-
potimia o sincope, fatigabilidad, reducción de la volemia con aparición de ortostatismo, in-
tolerancia al ejercicio y riesgo de complicaciones tromboembólicas: TVP (trombosis venosa
profunda), tromboflebitis y TEP (tromboembolismo pulmonar).
• S
istema musculoesquelético: Es de rápida instalación. La fuerza muscular puede disminuir en
1 – 3 % cada día y llegar a un 55% a las seis semanas de inmovilización. La recuperación es
lenta: un 6% a la semana. Sarcopenia: la atrofia muscular predomina en los músculos flexores
y en extremidades inferiores. La masa ósea se reduce y aparecen osteopenia y osteoporosis.
Aparecen contracturas musculares y osificaciones heterotópicas con predominio en articula-
ciones. Las articulaciones más afectadas por la inmovilidad son el tobillo y cadera (flexión).
• S
istema respiratorio: Desacondicionamiento y atrofia de la musculatura ventilatoria: diafrag-
ma y musculatura accesoria. Disminuyen el volumen corriente y el VEF1. Se observa desatura-
ción y riesgo de aparición de atelectasias y neumonías (en especial, neumonías por aspiración).
• S
istema nervioso: Con la disminución de la actividad motora también ocurre un desacondicio-
namiento de las estructuras del sistema nervioso: a nivel cortical, vías aferentes y eferentes,
etc. Disminuye la coordinación, se pierden las destrezas y aparece inestabilidad en bipedes-
tación. También puede existir deprivación sensorial, depresión y aislamiento social. En forma
secundaria se afecta la cognición.
• S
istema digestivo: Disminuye el apetito, predispone al reflujo gastroesofágico, al estreñimien-
to y la impactación fecal.
• S
istema genitourinario: Se favorece la aparición de cálculos vesicales y renales, incontinencia
urinaria, retención urinaria e infecciones del tracto urinario.
• Sistema endocrino: Puede haber hiperglucemia por resistencia a insulina.
• M
etabólico: disminuye el volumen plasmático, se produce balance nitrogenado negativo y en-
lentecimiento en la metabolización de los fármacos.
• Piel: atrofia cutánea, aparición de úlceras por presión. Predisponentes extrínsecos.
• S
istema inmune: aumento de mediadores inflamatorios plasmáticos: Interleuquina, leucocitos,
factor de necrosis tumoral α (2, 3, 5, 8).
Predisponentes: Son factores que predisponen a la inmovilidad en los mayores, actuando solos o,
generalmente, en combinación.
a. Predisponentes extrínsecos.
Factores yatrogénicos: prescripción de reposo, medidas de restricción física, sobreprotección.
Fármacos: principalmente neurolépticos, benzodiacepinas, inductores del sueño, relajantes mus-
culares, fármacos con efecto anticolinérgico, antihipertensivos y diurético).
Factores ambientales: hospitalización, arquitectura no amigable tanto en la residencia como en
ambientes urbanos e institucionales.
Factores sociales: falta de apoyo social y estímulo.
b. Predisponentes intrínsecos.
Enfermedades musculoesqueléticas: osteoartrosis, fractura de cadera, osteoporosis, aplastamien-
tos vertebrales, artritis, polimialgia reumática, patología podológica, entre las más frecuentes.
Enfermedades neurológicas: Accidente cerebrovascular, neuropatías periféricas, enfermedad de
331
Valoración de la Inmovilidad
El paciente debe llevar su vestuario habitual y accesorios de apoyo: lentes audífonos, bastón, etc.
Se preguntará por: tiempo y tipo de evolución, impacto en actividades de la vida diaria, condiciones
clínicas que contribuyen a la inactividad, factores de riesgo, fármacos, factores psicosociales, aspec-
tos ambientales
Movilidad en cama: cambios e posición acostado, decúbito lateral, incorporarse a posición de se-
destación y luego, de bipedestación.
Transferencia: paso de la cama a una silla, y de ésta, al baño. Evaluar si lo hace solo, con supervisión,
con escasa ayuda o sin ayuda.
Marcha: tipo, velocidad de la marcha, caminar tres metros, levantarse de una silla sin apoyarse, Tests
up and go o get up and go, aplicar escala de Tinetti.
Hay conductas que se han considerado normales pero ante un análisis más estricto, se consideran
como rasgos patológicos. Un ejemplo es la marcha senil: lenta, arrastrando los pies, titubeante, que
se asocia a mayor riesgo de demencia y menor supervivencia. Adicionalmente cambios menores en
la marcha se asocian a fallas en las funciones ejecutivas (5).
Tratamiento de la Inmovilidad
El pronóstico está dado por la funcionalidad basal (2,6), la previa a la causa que ha generado la in-
movilidad. El objetivo es llegar, al menos, a esta situación funcional basal. Para iniciar la terapia hay
que tener un buen control del dolor, hidratación y nutrición.
En cama:
Ante una inmovilidad severa se empezará por cambios posturales, luego movimientos articulares
pasivo y más tarde por movimientos activos.
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Actualización Manual de Geriatría para Médicos - 2019
Transferencias: Es el paso de la cama a una silla o de ésta al retrete con menor o mayor ayuda o sin
ella.
Bipedestación: Inicialmente con apoyo de personas o ayudas técnicas. Corrigiendo errores postu-
rales.
Deambulación: Inicialmente con ayuda técnica: andador, muleta, bastón y finalmente sin ayuda.
Ayudas técnicas: Para conseguir aumentar la movilidad se necesitan bastones, muletas, andadores
y sillas de rueda. Cada uno con diseño y adaptaciones según la necesidad de cada paciente (1,2,4,5).
Inmovilidad Ejercicio
Pérdida de acondicionamiento Controla presión arterial
Hipotensión ortostática Baja resistencia periférica
Cardiovascular
Enfermedad tromboembólica Mejora contractilidad miocárdica
Mejora riego miocárdico
Falta de acondicionamiento muscular Impide la atrofia muscular
Contracturas Mejora la fuerza muscular
Disminución de masa ósea Mejora la masa ósea
Mejora la alineación raquídea
Osteomuscular Mejora funciones neuromusculares
Destrezas
Reacciones posturales Coordinación de los
movimientos
Equilibrio y marcha Funcionalidad general
Atrofia cutánea Mejora trofismo de la piel
Piel
Úlceras por presión
Descenso de la ventilación Aumenta la capacidad ventilatoria
Atrofia de musculatura accesoria Aumentan la capacidad vital y el volumen
Desacondicionamiento del diafragma corriente.
Respiratorio Atelectasias Mantiene elasticidad del parénquima
pulmonar y la capacidad de la musculatura
Neumonía por aspiración
ventilatoria
Mejora el consumo tisular de oxígeno y la
resistencia a la fatiga
Anorexia Mejora la movilidad intestinal
Digestivo Estreñimiento Reduce el estreñimiento
Impactación fecal
Infección urinaria Reduce litiasis urinarias
Retención urinaria Reduce infecciones urinarias
Genitourinario
Cálculos vesicales y renales Mejora trofismo de piso pelviano
Incontinencia urinaria Reduce incontinencia urinaria
333
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335
Introducción
Una de las condiciones que más impacto tiene en la autonomía de las personas mayores es la Incon-
tinencia Urinaria, sin embargo, hay un sesgo en los pacientes en consultar prontamente, y más aún
en el personal de salud, en proponer estudio y manejo a dicha condición. Es objetivo de esta guía,
orientar al profesional de Atención Primaria, a enfrentar estos casos, y sobretodo, prevenir las con-
secuencias que la incontinencia puede conllevar.
Definicion y epidemiología
Toda pérdida involuntaria de orina, es considerada como incontinencia urinaria, y en la medida que
avanzan los años de vida, se va haciendo más frecuente. En mayores de 65 años, 1 de cada 3 personas
sufre de algún tipo de incontinencia, haciéndose más prevalente en edades avanzadas, y en cuanto a
género, en edad media, afecta más a las mujeres, pero en la población mayor, se igualan.
Constituye un problema de salud altamente prevalente en la población mayor, afectando sobre todo
a los pacientes con mayor comorbilidad y deterioro funcional.
Como se mencionó antes, solo el 50% de los pacientes consultan por el cuadro, sin embargo, solo
una cuarta parte, llega a recibir algún plan de estudio y/o terapia. Esto implica que existe una subva-
loración del cuadro por el personal de salud.
Clasificación
La incontinencia transitoria, se refiere a todo cuadro que lleva menos de 3 meses de inicio, y la
cual es reversible una vez manejada su etiología. Las causas principales en que se debe pensar son:
Infección
Delirium AVE
Urinaria
Diabetes
Fármacos Mellitus Hipercalcemia
descompensada
Uretritis /
Diabetes
Vaginitis Fecaloma
Insípida
Atrófica
Sobrecarga
Volumen
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Actualización Manual de Geriatría para Médicos - 2019
Incontinencia de urgencia: debida a hiperactividad del detrusor, que lleva al paciente a una sensa-
ción imperiosa de orinar y que no puede controlar.
Incontinencia por rebosamiento: es aquella que se caracteriza por una pérdida constante de orina
y en pequeñas cantidades producto de un vaciamiento incompleto y un residuo vesical cada vez
mayor, lo que lleva al rebalse.
Incontinencia mixta: combina la hiperactividad del detrusor junto con la incontinencia de esfuerzo.
Incontinencia total: ocurre por una falla intrínseca en la función del esfínter o por la presencia de
una fistulización anormal en el tracto urinario.
Diagnóstico
A estos cambios, como mencionamos, se suman diversos factores de riesgo, entre los que podemos
incluir:
• Antecedentes de cirugías tracto urinario o ginecológicas, radioterapia. Pueden dañar la función
del esfínter.
• Ataque (accidente) cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, demencias: Se asocian frecuen-
temente a incontinencia de urgencia.
• Cistitis crónica, favorece la hiperactividad del detrusor.
337
Todo esto, es posible detectarlo con una adecuada Valoración Geriátrica Integral, y posteriormente
evaluar al paciente físicamente, orientando el examen a buscar causas potencialmente reversibles.
Al indagar sobre la incontinencia, se debe ser preciso en el tipo, la duración en el tiempo, la severidad
del cuadro, y su repercusión en la funcionalidad y la calidad de vida de una persona mayor. Para esto,
se sugiere seguir el siguiente algoritmo:
SÍ NO
¿Es constante?
Descarta
¿Afectan su vida diaria?
presencia de
¿Ha afectado su salud?
incontinencia
¿Interfiren con su funcionalidad?
SÍ NO
Incontinencia Permanente Incontinencia Transitoria
SÍ NO NO
Incontinencia ¿Sensación frecuente de orinar, Se pierde orina sin mediar
de Esfuerzo necesidad imperiosa de ir al esfuerzo y sin sensacion de
baño y si no va se pierde orina? urgencia vesical
SÍ SÍ NO
Incontinencia Incontinencia Deterioro cognitivo,
de Urgencia de Reblase incapacidad funcional
u otra condición que
impida desplazarse
Incontinencia Funcional
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Actualización Manual de Geriatría para Médicos - 2019
Una vez realizada la historia y el examen físico, según la sospecha diagnóstica, puede apoyarse en
diversas ayudas diagnósticas como exámenes de laboratorio (sedimento de orina, urocultivo, fun-
ción renal, electrolitos, hemoglobina glicosilada, perfil bioquímico) e imágenes (ecografía, tomogra-
fía o resonancia pélvicas, RMN cerebral).
En esta fase, se puede derivar al especialista (urólogo, ginecólogo, unidad de piso pélvico), quien
definirá estudios a seguir, como son nuevas imágenes, una cistometría (examen invasivo que ayuda
a diferenciar tipo de incontinencia permanente), un estudio urodinámico, o una cistoscopía, y así
definir si el manejo será médico o quirúrgico.
Complicaciones
Entre las consecuencias de presentar incontinencia urinaria en una persona mayor, y que generan
un deterioro en la salud y la calidad de vida, se encuentran: fragilidad, un mayor riesgo de caídas,
fracturas, tendencia al inmovilismo, aislamiento social, depresión, dependencia, institucionalización.
Tratamiento
Es relevante que el médico se asegure que el cuadro de incontinencia, no sea parte de un proceso
crónico, ya que los cuadros transitorios o temporales, son reversibles al dar una terapia específica.
En todo caso, siempre un abordaje interdisciplinario, junto con enfermería u obstetricia, kinesiología,
terapia ocupacional, trabajadora social, químico farmaceuta y médico, permitirá un enfoque integral
al caso, realizando intervenciones tanto en lo farmacológico como en lo no farmacológico. En esta
última, podemos incluir:
• Educar al paciente y a la familia en cuanto a la enfermedad y su impacto. Esto debe enfatizarse
en todo paciente que posea un factor de riesgo.
• En personas con limitaciones físicas, tratar de promover el uso de sustitutos del sanitario.
• Evitar consumo de bebidas alcohólicas o con contenido de cafeína.
• Reducir consumo de líquidos antes de salir y en horas de la tarde.
• Aseo periódico y lubricación de la piel del área genital.
• Uso de protectores o pañales según la pérdida de orina.
• Modificar el medio ambiente. Corregir barreras ambientales.
• Controlar el uso de fármacos. Figura 1.
Existen diversos fármacos a usar, sin embargo, se debe ser cauto en el momento de indicarlos, ya que
por sus efectos adversos pueden generar complicaciones al paciente. Entre ellos podemos incluir:
• Oxibutinina, Trospio, Tolterodina, Antidepresivos Tricíclicos, son útiles para la incontinencia de
urgencia. Estrógenos también ayudan en éste tipo de incontinencia.
• Si se trata de una incontinencia por rebosamiento, debido a hipertrofia prostática, bloqueado-
res alfa adrenérgicos como el dulasteride o Finasteride.
Cuando hablamos de este término, se refiere a toda solución de continuidad de la piel, relacionada
a los sitios de contacto o mayor presión. Si bien afecta a un grupo de pacientes en particular, es uno
de los grandes temores que tanto los pacientes, como sus familiares tienen, en especial cuando son
hospitalizados. Por ello es importante no solo saber como manejarlas, sino saber cómo prevenirlas.
Epidemiología
Dependiendo del nivel asistencial, existen una incidencia y una prevalencia distinta para un nivel y
otro:
• A nivel Hospitalario: Incidencia del 7% y Prevalencia del 15%.
• A nivel domiciliario: Incidencia de hasta un 17%.
• Establecimientos de Larga Estancia: Incidencia de hasta 25%.
La presencia de una úlcera por presión (UPP), tiene un impacto directo sobre la mortalidad del pa-
ciente, considerando obviamente sus distintos factores de riesgo. Es así como a nivel intrahospitala-
rio, se asocian a una mortalidad entre el 23 al 25%, y aumenta el riesgo de muerte entre un 2 a 5 %.
Fisiopatología
Las Ulceras se desarrollan en puntos donde prominencias óseas se ven más expuestas sobre superfi-
cies de apoyo, y se favorece su presentación si se asocian a los siguientes factores de riesgo:
• Edad Avanzada.
• Enfermedades crónicas: insuficiencia cardiaca, EPOC, diabetes mellitus, insuficiencia hepática
y renal, etc.
• Desnutrición, bajo peso.
• Demencia avanzada.
• Incontinencia urinaria o fecal.
• Inmovilismo, hospitalizaciones prolongadas, requerimiento de sondaje permanente.
• Mala higiene, estrés del cuidador.
Para evaluar el riesgo y grado de la úlcera, se cuentan con diversas escalas, sin embargo la de Braden
(figura 2), tiene validación a nivel local, y la de Norton (figura 3), que estratifica el riesgo.
341
Percepción
sensorial
1. Limitado 3. Limitado 4. Sin
Capacidad de 2. Muy limitado
completamente levemente impedimento
respuesta a
estímulos dolorosos
Humedad
1. Constantemente 3. Ocasionalmente 4. Raramente
Grado de humedad 2. Muy húmeda
húmeda húmeda húmeda
de piel
Actividad
1. Confinado a la 2. Confinado a la 3. Ocasionalmente 4.camina
Grado de actividad cama silla camina frecuentemente
física
Movilidad
1. Completamente 3. Levemente 4. Sin
Control de posición 2. Muy limitada
inmóvil limitada limitaciones
corporal
Nutrición
1. Completamente 2. Probablemente
Patrón de ingesta 3. Adecuada 4. Excelente
inadecuada inadecuada
alimentaria
Fricción y rose
2. Potencialmente
Roce de piel con 1. Presente 3. Ausente
presente
sabanas
Se considera como riesgo de desarrollar Úlceras un puntaje menor o igual a 16
Estado Físico
Estado Mental Actividad Movilidad Incontinencia Puntos
General
Bueno Alerta Ambulante Total Ninguna 4
Camina con
Mediano Apático Disminuida ocasional 3
Ayuda
Regular confuso Muy limitada sentado Urinaria o fecal 2
Estuporoso
Muy Malo Inmóvil Encamado Urinaria y Fecal 1
comatoso
Clasificación de Riesgo
Puntuación de 5 a 9 Riesgo muy alto
Puntuación de 10 a 12 Riesgo alto
Puntuación de 13 a 14 Riesgo medio
Puntuación mayor de 14 Riesgo mínimo/ no riesgo
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Actualización Manual de Geriatría para Médicos - 2019
Diagnóstico y evaluación
Una vez detectada la lesión, es importante diferenciar si realmente es una UPP de una úlcera por
humedad, o de origen arterial, venosa, neoplásica o neuropática.
Complicaciones
A nivel local se puede presentar infección de la úlcera la cual, según su severidad, puede generar
hasta osteomielitis o comprometer articulaciones, llevar a anemia o a una sepsis. Adicionalmente
el dolor es un síntoma que puede afectar a los pacientes, y que debe enfrentarse sin temor, usando
incluso opiáceos en su manejo.
Indirectamente, el curso del cuadro conlleva a altos costos desde el punto de vista económico, hos-
pitalizaciones repetidas o de larga duración, con sus riesgos adicionales, como es el retraso en la
rehabilitación, entre otras complicaciones.
Prevención
Además de las medidas preventivas, es importante considerar un adecuado manejo de las patologías
crónicas concomitantes, además de mantener una óptima nutrición.
Dependiendo del grado de ulceración existen diversas medidas que son relevantes de aplicar. Entre
estas, manejar infecciones, desbridamiento del tejido necrótico, aseo periódico de la úlcera (suero
fisiológico), uso de apósitos como son: hidrocoloides, alginato, poliuretanos, silicona, carbón acti-
vado, parafinados y apósitos de plata. Cada uno está indicado de acuerdo al grado de compromiso
tisular de la herida.
El tratamiento antibiótico solo está indicado en úlceras infectadas (celulitis periférica, supuración,
olor fétido, zonas de necrosis, fiebre). La etiología es polimicrobiana por lo que deben utilizarse an-
tibióticos de amplio espectro. Los gérmenes presentes son cocos gram positivos (Staphylococcus
spp., y Enterococcus spp.) y bacilos gram negativos (Echerichia coli, Proteus mirabilis, Pseudomonas
aeruginosa, etc.) aerobios y anaerobios (Bacteroides del grupo fragilis y Clostridium spp.).
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