Está en la página 1de 12

A PROPÓSITO DE LOS CLÁSICOS DE LA SOCIOLOGÍA

Hésper Eduardo Pérez Rivera

Norbert Elias recrea en sus notas autobiográficas el ambiente intelec-


tual en el cual se formó en los años veinte y comienzos de los treinta del
siglo xx en Alemania. Registra la gran influencia de Marx y Weber y
aunque no desconoce, por cierto, los aportes de Simmel y Tónnies, de
Alfred Weber y de Mannheim, apreciaba el conjunto y concluía que
aún no existía —y no sólo en su país— la sociología como ciencia. De-
cidida su vocación, luego de sus estudios académicos en otras áreas,
consideró que el objetivo de su labor como sociólogo era la de empe-
zar a abrir la brecha a esa ciencia que estaba por construir 1 .
Por esos mismos años, en Inglaterra y Francia se cultiva la socio-
logía. En Inglaterra, en forma reducida, por unos pocos autores, el
más importante de los cuales fue T Hobhouse, introductor de la dis-
ciplina en la London School of Economics. Después de él se destaca
M. Ginsberg, su sucesor en aquella universidad. En Francia, Durkheim
funda la primera cátedra universitaria de sociología. Sus discípulos,
M. Mauss, M. Halbwachs, F. Simiand, M. Granet, C. Bouglé, P. Fau-
connet y G. Davis, desarrollaron las ideas del maestro en la antropo-
logía y en varios campos de la sociología.
En los Estados Unidos surge a finales del siglo xix una generación
de sociólogos que fundan asociaciones y revistas, publican libros y
manuales de sociología. Pertenecen a esos pioneros L. F. Ward, A. Small,
F. H. Giddings, C. H. Cooley2 y los sociólogos que trabajan en la 11a-

i. Ver N. Elias, Mi trayectoria intelectual, Ed. Península, Barcelona, 1995.


2. Estos autores se interesaron en delimitar el campo de la sociología, descono-
cida por entero en los medios académicos de la época. Así Ward, en colaboración

1131
HÉSPER EDUARDO PÉREZ RIVERA

mada Escuela de Chicago. No obstante su gran producción, no influ-


yeron fuera de su país ni sus teorías se prolongaron en elaboraciones
teóricas posteriores, tal vez con la única excepción del interaccionismo
simbólico, surgido en la Escuela de Chicago e inspirado en el pragma-
tismo de Dewey y la ideas de G. H. Mead 3 .
Una mirada al panorama de la sociología en la primera mitad del
siglo xx muestra a todas luces que aún no ha alcanzado a consolidarse
como ciencia. No por casualidad los pensadores que más tarde se con-
vertirán en los clásicos de la disciplina provienen de otras áreas del
saber. Lo cierto es que habrá que esperar hasta mediados del siglo
para que logre su estatus de ciencia social. Fue a partir de entonces,
dice Giddens, que "la sociología conoció un crecimiento académico,
su reputación como disciplina floreció aunque siguiera siendo impo-
pular en muchos círculos". Pero dicho progreso, según este autor, se
corresponde con el dominio en el plano internacional de la sociología
norteamericana y con la indiscutible influencia en la teoría social de
Talcott Parsons 4 .
No era, al parecer, gratuito ese prestigio de Parsons. Giddens desta-
ca el hecho de que La estructura de la acción social, publicada en 1937,
ganó enorme ascendiente en el período de la postguerra y "fue una
obra clave, en más de un sentido para la formación de la sociología
moderna" 5 . Cabe anotar que Parsons no toma en cuenta en esa su

con J. Q. Dealey, escribió un Manual de sociología; Sumner, La ciencia de la sociedad;


Small, Sociología general; F. H. Giddings, Principios de sociología y Cooley, Naturale-
za humana y orden social. Ginsberg, por su parte, escribió varios libros sobre el
mismo tema; Estudios en sociología. Sociología, Ensayos en sociología y filosofía social.
3. Sobre las ideas de estos autores pueden consultarse los libros que se ocupan
de la historia de la sociología, por ejemplo el de G. Gurvitch, Traite de sociologie,
PUF, París, 1962, pp. 60-64. Para su ubicación en el marco de las corrientes socioló-
gicas da muy buena orientación P. Sorokin, Teorías sociológicas contemporáneas, Ed.
Depalma, Buenos Aires, 1951. En su artículo "Interaccionismo simbólico" (en A.
Giddens, J. Turner y otros, La teoría social hoy, Alianza Editorial, Barcelona, 1990),
Hans loas da una información precisa sobre los orígenes de esta teoría, desarrollada
contemporáneamente a partir de los años sesenta.
4. A. Giddens, La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la es-
tructuración, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1995, p. 15.
5. Ibid., p. 15.

|14I
A P R O P Ó S I T O DE LOS CLÁSICOS DE LA SOCIOLOGÍA

fundamental conceptualización las teorías de sus compatriotas arriba


mencionados. Se separó por entero de la tradición sociológica de su
país y se apoyó en autores europeos. Hans Joas considera, en el artícu-
lo anteriormente citado, que suprimir esa tradición era el precio que
había que pagar para sostener la imagen de la sociología norteameri-
cana que entró después de la Segunda Guerra a imperar en el mundo.
Conviene señalar, además, que el predominio casi absoluto de
Parsons tuvo un efecto especialmente negativo para el desarrollo de la
sociología, pues al podar de ella la historia le eliminó su carácter
genético. Bertrand Badie y Fierre Birnbaum comentan este hecho con
las siguientes palabras: "La sociología —dicen en la introducción de
su libro Sociologie de l'État— se encuentra en nuestros días por entero
confrontada a la historia. Constituida en la época contemporánea
como una disciplina científica, tuvo la tendencia a olvidar la dimen-
sión histórica que algunos de sus padres fundadores habían dado a
sus trabajos. Estuvo desde entonces dominada por una perspectiva de
origen organicista que la comprometía en los análisis sobre el sistema
social considerado como un conjunto en equilibrio que permanece
idéntico a sí mismo, o en la aproximación microsociológica que la
conducía a los estudios de pequeños grupos en el seno de los cuales se
desenvolvían múltiples formas de interacción social. En uno como en
otro caso, la sociología se volvía indiferente a la historia y se separaba
al mismo tiempo de los fenómenos de dominación. Esta ruptura se
reveló particularmente profunda en una gran parte de la sociología
americana contemporánea que, a pesar de su gran riqueza, ha perma-
necido deliberadamente ahistórica" 1 .
Badie y Birnbaum comentan que por la época en que escriben
(1979) está avanzando en Europa un movimiento en el campo de la
sociología política hacia la aplicación de los modelos de la sociología
a los datos históricos, con los ingleses, apoyados en Weber, a la cabeza
del mismo, y afirman taxativamente que "Es urgente que a su turno la
sociología francesa redescubra la historia"7. En la primera parte del

6. B. Badie y P. Birnbaum, Sociologie de l'État, Grasset, París, 1982, p. 7.


7. Ibid., p. 8.

[151
HÉSPER EDUARDO PÉREZ RIVERA

primer capítulo de su libro analizan las "intuiciones de la teoría clási-


ca": Marx, Durkheim y Weber; en la segunda parte examinan lo que
llaman "El fracaso de la teoría sociológica contemporánea", e incluyen
allí la crítica a Parsons.
En el mismo sentido Norbert Elias, en la introducción que redac-
tó en 1968 para la publicación de El proceso de la civilización, hace la
crítica de Parsons, de quien dice: "pasa por ser hoy día el teórico más
destacado de la sociología". Reacciona un tanto con sorpresa al descu-
brir que su investigación de 30 años atrás sigue "teniendo el carácter
de adelantada", habida cuenta del predominio de la teoría parsoniana
en la sociología. Contrapone la larga duración de su investigación a
las "conceptualizaciones estáticas" de Parsons .

RAZÓN DE SER DE LOS CLÁSICOS

Dos importantes sociólogos contemporáneos, Anthony Giddens y Je-


ffrey Alexander, se han interesado en establecer el significado de los
clásicos de la disciplina.
Anthony Giddens ha construido una teoría propia, la teoría de la
estructuración, realizando una laboriosa y detenida investigación de
las distintas tendencias del pensamiento sociológico. Dan cuenta de esa
investigación, entre otras publicaciones, los siguientes libros: Capi-
talism and Modern Social Theory. An Analysis ofthe Writings ofMarx,
Weber y Durkheim (1971); Central Problems in Social Theory. Action,
Structure and Contradiction in Social Analysis (1981); A Contemporary
Critique of Historical Materialism, vol. 1 (1981), vol. 2 (1987); La consti-
tución de la sociedad (1984); Política, sociología y teoría social. Reflexio-
nes sobre el pensamiento social clásico y contemporáneo (1995).
Jeffrey C. Alexander también ha creado su propio campo teórico,
en su caso a partir de Parsons. Son varios sus libros sobre teoría. Entre

8. N. Elias, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicoge-


néticas, FCE, México, 1984, p. 15 y ss.

fi6l
A P R O P Ó S I T O DE LOS CLÁSICOS DE LA SOCIOLOGÍA

ellos: Theoretical Logic in Sociology, cuatro volúmenes. El primero pu-


blicado en 1982, el cuarto titulado The Modern Reconstruction ofClassi-
cal Thought: TalcottParsons (1983); TheAntinomies ofClassical Thought:
Marx and Durkheim (1982); Neofunctionalism (1985).
Anthony Giddens plantea en la introducción de uno de sus li-
bros, de reciente publicación 9 , su punto de vista sobre los clásicos de
la sociología. Recuerda allí que fue Parsons quien en su Estructura de
la acción social (1937) empezó a hablar de fundadores característicos
de la sociología, idea que su discípulo Merton retomó años después.
Uno de esos fundadores era Weber, cuya introducción en el mundo
anglosajón se le atribuye a Parsons. Otro era Durkheim, con menor
recepción en Gran Bretaña.
Comenta, por otra parte, Giddens que cuando escribió en 1971
Capitalismo y teoría social moderna. Un análisis de los escritos de Marx,
Weber y Durkheim, la influencia de Parsons estaba en su apogeo y
"poca gente en ese momento pensaba en términos de la tríada de clá-
sicos que más tarde se convertirían en la parte central en los cursos de
licenciatura en sociología"10.
Para Giddens hay diferencia entre fundadores y clásicos. Dice que
aunque en todas las disciplinas intelectuales existen fundadores reco-
nocidos, no en todas se los tiene como clásicos. Sustenta la diferencia
con las siguientes palabras:"... los clásicos son los fundadores que nos
hablan de algo que aún se considera pertinente. No se trata simple-
mente de anticuadas reliquias, sino que se les puede leer y releer, y
constituyen un foco de reflexión sobre los problemas y las cuestiones
de la actualidad"11.

9. A. Giddens, Política, sociología y teoría social. Reflexiones sobre el pensamiento


social clásico y contemporáneo, Paidós, Buenos Aires, L997.
10. Ibid., p. L2. Valga anotar que por esa época (1969) contábamos en nuestro
país con un científico social bien informado, el profesor Darío Mesa, quien ubicó en
el eje del nuevo plan de estudios de la Carrera de Sociología en la Universidad Na-
cional la mencionada tríada, junto con Parsons y Merton, anticipándose así a lo que
años después se volvió corriente en Europa y Estados Unidos.
IL. Ibid., p. 16.

[17]
HÉSPER EDUARDO PÉREZ RIVERA

Aparece en la anterior definición la razón de ser de los clásicos:


no importa cuánto tiempo haya transcurrido desde su muerte, lo que
importa es que su lectura hoy provoque reflexiones sobre problemas
y cuestiones actuales. Es esto mismo lo que se desprende de la expre-
sión de Niklas Luhmann cuando dice que "Un clásico reduce la com-
plejidad". En desarrollo de esta idea Alexander observa que el clásico
es "un símbolo que condensa —'representa'— diversas tradiciones
generales"12. La condensación supone que el clásico "simplifica y por
tanto facilita la discusión teórica. Simplifica al permitir que un nú-
mero muy reducido de obras sustituyan —es decir, representen me-
diante un proceso de estereotipación o estandarización— la miríada
de formulaciones matizadas que se producen en el curso de la vida
intelectual contingente"13.
En coincidencia con Giddens, Alexander plantea que los clásicos
dijeron cosas que tienen actualidad y las dijeron —añade— de una
manera condensada, de tal forma que permiten al sociólogo orientar-
se en medio de la infinita cantidad de formulaciones que se producen
en su área de conocimiento. En su propia definición de los clásicos
precisa estas ideas: "Los clásicos son productos de la investigación a
los que se les concede un rango privilegiado frente a las investigacio-
nes contemporáneas sobre el mismo campo. El concepto de rango
privilegiado significa que los científicos contemporáneos dedicados a
esa disciplina creen que entendiendo dichas obras anteriores pueden
aprender de su campo de investigación tanto como pueden aprender
de la obra de sus propios contemporáneos. La atribución de semejan-
te rango privilegiado implica, además, que en el trabajo cotidiano del
científico medio esta distinción se conceda sin demostración previa;
se da por supuesto que, en calidad de clásica, tal obra establece crite-
rios fundamentales en ese campo particular. Es por razón de esta posi-
ción privilegiada por lo que la exégesis y reinterpretación de los clási-
cos —dentro o fuera de un contexto histórico— llegan a constituir

12. J. C. Alexander, "La centralidad de los clásicos", en La teoría social hoy, Alianza,
Madrid, 1990, p. 42.
13. Ibid.,p. 43.
A P R O P Ó S I T O DE LOS CLÁSICOS DE LA SOCIOLOGÍA

corrientes destacadas en varias disciplinas, pues lo que considera el 'ver-


dadero significado' de una obra clásica tiene una amplia influencia"14.
El criterio de vigencia de los clásicos a través del tiempo lo for-
mula Wolin denominándolos "teóricos épicos", queriendo decir con
este término que su trabajo contiene saberes "que aluden a aspectos
de larga duración de la existencia humana". Giddens, comentando a
Wolin, subraya la larga duración: "Algunos 'teóricos épicos' ... supe-
ran la 'prueba del tiempo' precisamente debido a la magnitud de sus
logros, en comparación con los pensadores anteriores o subsiguien-
tes .
En resumen, los clásicos han descubierto el núcleo explicativo de
las pocas, muy pocas, cuestiones en las que descansa el problema del
conocimiento de la realidad social. Por haber llegado a las raíces resis-
ten la prueba del tiempo. Si ello es así, no hay otro camino para quien
aspira de veras a convertirse en sociólogo, que asimilar sus teorías y
sus métodos, penetrar en la estructura de sus sistemas teóricos. Sin
esta apropiación no es posible aprovechar sus logros ni comprender
cabalmente las teorías sociológicas contemporáneas que, de una u otra
manera, abrevan en los clásicos.

ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS

Un balance, que no es, por supuesto, exhaustivo, pero que sí puede


dar indicios suficientes del estado en que hoy se encuentra la lectura
de Marx, Weber, Durkheim y Parsons, es tal vez necesaria para sope-
sar si son ciertas algunas aseveraciones acerca de la pérdida de vigen-
cia de alguno, o algunos, de ellos.

Marx

A finales de los años sesenta y comienzos de los setenta surgió en los


Estados Unidos una corriente sociológica que se llamó sociología his-

14. Ibid., p. 23.


15. Giddens, Política, sociología y teoría social..., op. cit., p. 16.

1191
HÉSPER EDUARDO PÉREZ RIVERA

tonca, cuyos exponentes reconocidos son Barrington Moore, Theda


Skocpol, Charles Tilly e Inmanuel Wallerstein. Las tres tendencias prin-
cipales en las que se plasmó dicha corriente se inspiran en mayor o
menor grado en Marx y dos de ellas además en Weber1 . De Marx y
Weber, según la Enciclopedia de las ciencias sociales, parten las dos in-
terpretaciones básicas de la sociología política moderna. Teóricos de
la sociología contemporánea han dedicado extensos estudios a Marx:
Habermas 17 ; Giddens 1 ; Alexander19. John M. Maguire hizo un agudo
escrutinio de la teoría política de Marx en su libro Marx's Theory of
Politics (Cambridge University Press, Nueva York, 1978). En la obra de
Norbert Elias hay frecuentes referencias a las ideas de Marx (y a las de
Weber) y apoyo explícito e implícito en ellas para sus propias inter-
pretaciones. En 1992 la Universidad de Cambridge inició una colec-
ción de autores clásicos del pensamiento social con un libro dedicado
a Marx, con ensayos de sociólogos norteamericanos e ingleses que
abordan distintos aspectos de su teoría 20 . En el mismo año de 1992 se
presentó una tesis doctoral en la universidad de Oxford titulada Marx

16. Un análisis detenido de estas tendencias puede consultarse en D. Smith,


The Rise of Historical Sociology, Temple University Press, Philadelphia, 1991; y en T.
Skocpol (ed.), Vision and Method in Histórica} Sociology, Cambridge University Press,
Nueva York, 1995.
17. J. Habermas, La reconstrucción del materialismo histórico, Taurus, Madrid,
1983 (edición en alemán, 1979). En otros libros de este autor hay capítulos dedicados
a Marx, por ejemplo, en Teoría y praxis, Editorial Tecnos, Madrid, 1987 (edición
alemana, 1962) y en Teoría de la acción comunicativa, Taurus, Madrid, 1988, t. 11
(edición alemana, 1981).
18. A. Giddens, A Contemporary Critique of Historical Materialism, Macmillan,
Londres, 1981, vol. 1, University of California Press, Berkeley, 1987, vol. 11. También
este autor tiene varios ensayos dedicados a Marx, por ejemplo, en Capitalism and
Modern Social Theory, an Analysis ofthe Writings ofMarx, Durkheim and Max Weber,
Cambridge University Press, Nueva York, 1971, y en Politics, Sociology and Social
Theory. Encounters with Classical and Contemporarary Social Thought, Cambridge
Polity Press, 1995.
19. The Antinomies of Classical Thought: Marx and Durkheim, University of
California Press, Berkeley, L982.
20. Terrel Carver (ed.), The Cambridge Companion to Marx, Cambridge
University Press, Nueva York, 1995.

20
A P R O P Ó S I T O DE LOS CLÁSICOS DE LA SOCIOLOGÍA

and Engels on Nationalism and National Identity: A Reappraisal, de


Erica Benner21.

Weber

Max Weber, por su parte, tiene una inmensa presencia en la disciplina.


Son innumerables los trabajos realizados sobre su obra y las traduc-
ciones a otros idiomas. Es, sin lugar a dudas, el clásico por excelencia,
cuya fertilidad sigue produciendo nuevos desarrollos en diversas direc-
ciones22.

Durkheim

El sociólogo inglés Steven Lukes publicó en 1973 la que es tal vez la más
completa biografía intelectual de Durkheim, en un volumen de más
de 600 páginas. En el prefacio a la edición de 1985 da cuenta del "renaci-
miento de los estudios sobre Durkheim" que ha tenido lugar entre
1973 y 1985. Comenta en el mismo prefacio que a un año de publicado
su libro aparecieron seis libros sobre Durkheim. Considera central en
ese renacimiento al Grupo de Estudios Durkheimianos fundado en
1975, con sede en París, que se ocupa de la documentación, la comuni-
cación y la investigación y publica los Études durkheimiennes13.
Dice Lukes que en el mismo período (1973-1985) se hicieron tra-
ducciones en varios idiomas y se completó la traducción de todos los
libros de Durkheim al inglés. En relación con el aumento de las tra-

21. Citada en David Miller, Sobre la nacionalidad, Paidós, Buenos Aires, 1997, p. 18.
22. En la línea de la relación de la sociología weberiana y la historia pueden
registrarse, entre otros, tres importantes trabajos: G. Roth y W. Schluchter, Max
Weber's Vision of History, University of California Press, Berkeley, 1979; W. J. Momm-
sen, The Political and Social Theory ofMax Weber, University of Chicago Press, Chi-
cago, 1989, y S. Kalberg, Max Weber's Comparative Historical Sociology, University of
Chicago Press, Chicago, 1994.
23. En 1975 se editaron tres volúmenes con escritos no publicados de Durkheim,
algunos inéditos en Francia: E. Durkheim, Textes, Les Editions de Minuit, París.
HÉSPER EDUARDO PÉREZ RIVERA

ducciones, registra el creciente interés por el autor en Japón 24 y Ale-


mania. Lukes menciona algunas de las principales contribuciones en-
tre 1973 y 1985: estudios generales sobre Durkheim, los de LaCapra,
Wallwork, Nisbet, Giddens, Thompson, Szachi, Tiryakian y Alexander;
trabajos en áreas particulares: de Habermas en su Teoría de la acción
comunicativa; en la sociología política, de Filloux, Lacroix y Hawkins;
en la teoría del cambio social, de Sheleff y de Rueschemeyer; en la me-
todología, de Hirst y de Lukes; sobre El suicidio y la teoría de la anomia,
de Besnard, Marks, Pope y Taylor; en la educación, de Cherkaoui; en
la teoría de la religión, de Pickering, Jones y de Isambert, en la socio-
logía del conocimiento, de Bloor, Fournier y Gieryng; sobre el impac-
to en la sociología moderna, de Fenton. También registra Lukes el
creciente interés en los durkheimianos: varios escritos de Mauss,
Halbwachs y Granet fueron traducidos al inglés25.

Parsons

Después de las décadas de dominio de su sociología, sobrevino un pe-


ríodo en el que, al parecer, se dejó de leer a Parsons. Este hecho dio pá-
bulo a que se hablase de su desaparición del panorama de la discipli-
na. Sin embargo, los hechos desmintieron esta pretendida defunción.
Sociólogos de las nuevas generaciones, en particular en los Estados
Unidos y en Alemania, en la misma época en que declinaba la influencia
general de Parsons se aplicaron al estudio de sus obras y desarrollaron
sus ideas en distintas direcciones. Algunos de ellos lograron notorie-

24. Según Kazuta Kurachi, Durkheim se estudió en el Japón desde comienzos


del siglo xx. En su opinión, existe una gran afinidad de la cultura japonesa con su
pensamiento. En 1928 se tradujo El suicidio, y en 1932, De la división del trabajo social
y Educación y sociología (véase K. Kurachi, "Durkheim's on Japonese Sociology", en
Essays on Sociology & Philosophy byEmile Durkheim et al. With Appraisals ofhis Life
and Thougth, editado por Kurt H. Wolff, Harper Torchbook, Nueva York, 1960, pp.
296-308).
25. Ver para esta información: S. Lukes, Emile Durkheim. His Life and Work. A
Historical and Critical Study, Stanford University Press, Stanford, 1985.

22
A P R O P Ó S I T O DE LOS CLÁSICOS DE LA SOCIOLOGÍA

dad en el campo de las teorías sociológicas contemporáneas. Niklas


Luhmann, tal vez el más importante de los parsonianos, realizó una
obra considerable y creó un campo teórico propio. Pero también Münch
y Alexander avanzaron notablemente en su elaboración neoparsonia-
na2 . Por otra parte, sociólogos dedicados a la construcción de teorías
desde otras perspectivas de análisis, le han dado gran importancia al
pensamiento de Parsons. Es significativo que alguien como Habermas
haya afirmado que "hoy no podría tomarse en serio ninguna teoría de
la sociedad que no intente al menos ponerse en relación con la de Par-
"27

sons .
En Francia Francois Borricaud, discípulo de Parsons en Harvard
y orientado hacia la sociología política (realizó algunos trabajos en
Perú, entre ellos uno sobre la oligarquía peruana), publicó en 1976
L'individualisme institutionel: Essai sur la sociologie de Talcott Parsons
(Presses Universitaires de France, París). En el mismo campo de la es-
pecialidad, William Buxton publicó dos libros: Parsonian Theory in
Historical Perspective (University of New Brunswick, Fredericton, 1982)
y Talcott Parsons and the Capitalist Nation-State. Political Sociology as
a Strategic Vocation (University of Toronto Press, Toronto, 1985).
De la anterior reseña se deduce la indudable actualidad de los
cuatro autores clásicos. No otra cosa indica el gran número de espe-
cialistas que se dedican al escrutinio de sus obras y a sacar de ellas ideas
para sus propias conceptualizaciones. Ratifican así con sus trabajos
que esas obras se mantienen aún hoy como el cuerpo teórico funda-
mental de la sociología.

26. De N. Luhmann hay traducidos varios libros al español, entre ellos Siste-
mas sociales (1991), Teoría de la sociedad (1993), Poder (1995). Sobre el pensamiento
de R. Münch puede leerse su propia versión en R. Münch, "Teoría parsoniana ac-
tual: en busca de una nueva síntesis", en A. Giddens, J. Turner y otros, La teoría social
hoy, Alianza Editorial, Madrid, L990. Münch registra en su ensayo una extensa bi-
bliografía sobre la teoría parsoniana. En la publicada a partir de los años setenta
hasta 1985 se contabilizan diez libros y numerosos ensayos. De Alexander, ver las
obras reseñadas más arriba.
27. J. Habermas, Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1988,1.11, p.
282.

I ¿31

También podría gustarte