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Hiley, D. R.

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Princeton: Princcton Press. Jürgen Habermas (1929) estudió filosofla, historia, y literatura
Saussure, F. (1959): Course in General Londres: Petor Owen. [Ed. alemana en las universidades de Gotinga, Zúrich y Bonn. Al terminar su te-
cast.: Curso de Madrid: Alianza Editorial, 1995.] sis doctoral sobre Friedrich Schelling en 1954, se hizo periodista, antes de
Sheridan, A. (1990): lvlichel Toucault; The Will to Truth, Londres: Routledge. aceptar una de ayudante de Theodor Adorno en el Instituto de llIV~,"'-
Skinncr, Q. (ed.) (l The Return on the Human Scienees, Cam- gación Social de Frankfurt en 1956. Después dio clases en du-
bridge: Cambridge Univcrsity Press. rante un par de anoS y posteriormente se convirtió en titular de fi-
Smart, B. ( Foueault, Marxism ami Londres: Routledge. losofía y sociologia en la Universidad de Frankfurt. En 1971 fue nombrado
.- (1988): Miehel Foueault, Londres: Routlcdgc. codirector del Instituto Max Planck, y once anos más tarde volvió a la Uni-
Taylor, C. (1981): «Foucault on freedom and trutb», Politieal 12, pp. 152- versidad Johann Goethe de Frankfurt para ocupar una cátedra de
183. sOI:lOlo¡~la y filosotla. Desde principios de los setenta Habermas ocupa un
Wacquant, L. (2006): PriSOJ1S of of Minncsota
lugar prominente en la filosotla y la teoria y escribe con profusión
Press en l1'ancés, 1999). [Ed. cast.: Las cárceles de la miseria,Madrid,
sobre temas cruciales de estas áreas. A pesar de su opaca forma de escribir,
Alianza Editorial, 2001.]
de su alto nivel de abstracción y, a veces, de los conocimientos que
presupone en el lector, su inf1uencia a fínales del xx rebasa con creces
los límites de los países de habla alemana. En particular, a llabermas se le
conoce por ser uno de los más renombrados de la «teoría críti-
ca» del siglo xx. Los teóricos críticos, como Adorno, Max Horkheimer y
Habermas, no quieren explicar únicamente el mundo social. Más bien pre-
tenden evaluar el potencial de la sociedad moderna y sus y su
fin último es participar en la autoemancipación humana.
Al igual que Karl Popper, Habermas está convencido de que el conoci-
miento avanza mediante discusiones y críticas abiertas. En este se11tl'clo,
Habermas ]]eva a la práctica lo que predica. De hecho, se ha visto envuelto lo que Mannheim denominaba «racionalidad sustantiva» ha sido sustituido
en varios debates alglU10s de e]]os han de por la «racionalidad funcional». Esto significa que los valores últimos ri-
sus escritos, y la mayoría le han llevado a volver sobre sus ideas y concep- gen menos las prácticas políticas que antes. Por el contrario, la política está
tos anteriores para redefinirlos. Entre las polémicas más memorables ha- cada vez más orientada a evitar problemas técnicos que amenacen el
llan sus debates con filósofos de la ciencia positivistas y falsacionistas, con brio o el adecuado funcionamiento del sistema social y económico. Es evi-
partidarios de filósofos alemanes como Martin Heidegger, con el herme- dente que las ideas de los libros antcriores no se apartan mucho de los dos
néutico Hans-Georg Gadamer y con el teórico de sistemas Niklas JLuh- mentores de Habermas: Adorno y Horkheimer.
mann, así como con el movimiento estudiantil alemán y con los Dose~;tnjc­ La originalidad de este autor se manifiesta en primer lugar en su meto-
turalistas o franceses]. Hay muy pocos filósofos o tcóricos dología y en su filosofía de las ciencias sociales. En Teoría y praxis (Theo-
que hayan expresado un interés tan constante en puntos de vista tan diver- ríe und Praxis), Conocinúento e interés und y La ló-
sos. y todavía hay menos que se hayan mostrado tan dispuestos como Ha- gica de las ciencias sociale,) Logik del' la
bermas a incorporar contraargumentos. En consecuencia, su filosofia no es atención se centra en los fundamentos epistemológicos de la teoría crítica.
en absoluto estática. siempre está evolucionando. Habermas plantea una explicación crítica tanto del funcionalismo como de
La Habilitationsschrift de Habermas se publicó con el título de Struk- la teoría de sistemas, intenta situar la tcoría crítica en relación con la her-
turwandel del' en 1962 2 y retrata la aparición y expansión de menéutica y con la epistemología positivista y se distancia de ciertas ten-
una «esfera pública» de discusión en el siglo XVIII. También se ocupa de la dencias positivistas de la teoría marxista de la sociedad (véase el capitulo
decadencia paulatina de esa pauta cultural en las sociedades capitalistas 8). Hay un vínculo evidente con su obra anterior: la racionalidad técnica va
avanzadas. Este libro, al contrario que otras obras posteriores de Haber- de la mano de los tipos de análisis que son herederos de marcos positivistas
mas, es sorprendentemente fácil de leer. Sin embargo, es por completo ha- o funcionalistas. Sin embargo, Habermas no rechaza del todo los puntos de
bermasiano, ya que pone de manifiesto la fascinación del autor por las di- vista de sus oponentes. Incorpora a su teoría social general algunas ideas
mensiones comunicativas de la democracia liberal\Para Habermas, la de la de sistemas y, a pesar de las sospechas que suscitan en él las formas de
«esfera pública» expresa una «formación de voluntad o debate conocimiento «empírico-analíticas», éstas siguen siendo un ingrediente
libre de coacciones entre iguales, que habría de convertirse en elemcnto esencial en su reconstrucción de la teoría crítica.
esencial de su concepto de teoría crítica:\Su interés en un debate abierto, Durante la primera mitad de la década de los setenta, Habermas se cen-
libre de le finalmente a su concepto de racionali- tró en varios asuntos fundamentales. En Legitimation.sprobleme im 0I1UUIH-
dad comunicativa, que se basa en una profunda lectura de la filosofía pitalismus dirigió su atención a problemas sociales relacionados con la lle-
pragmática estadounidense Habermas denomina «hegelianismo radi- gada de la modernidad. En concreto, se ocupó de los diferentes tipos de
cal democrático»). crisis que se producen en el capitalismo avanzado y, especialmente, de las
Poco después de la de su se tradujeron al inglés varios relativas al compromiso de la motivación y a la integración normativa. Des-
artículos y ensayos, publicados con el título de Towards a Rational v.
UUl[<;' pués llegó La reconstrucción del materialismo histórico (Zur Rekonstruk-
Student Protest, and Politics (originalmente, dos libros: Protestbe- tion des Historischen que intentaba ser un reinterpretación
wegung und y Technik und Este libro co- contemporánea de la teoría marxista de la historia y ocuparse de la homolo-
menta, entre otras cosas, el movimiento estudiantil alemán y el aumento y gía o identidad estructural que existe entre el desarrollo dc la personalidad
dispersión de la racionalidad instrumental en diversos aspectos de la vida y los cambios en el nivel social. Sin embargo, el interés de Habermas fue
(l987d). En sus primeras obras subyace la idea de que, en la arena política, volviéndose de forma gradual hacia los logros de la tendencia lingüística en
filosofía y en tomo a mediados de los setenta había establecido las piedras
angulares de su teoría de la pragmática universal, que preludia la de la ac-
I Adorno et al. (1976), Habermas (1987b; 1987c, pp. ] -49; ] 987d) Y Habe111laS y Luh-
ción comunicativa.
mann (1971). Para un repaso la de Habel111aS en debates públicos, véase
En 1981 Habermas publicó su obra magna: los dos volúmenes de Teoría
Holub (1991). de la acción comunicativa (Theorie des Kmnmunikativen Han deln\) , que
2 Habermas (1989). Al que el Doctorat francés, la ale- constituye una auténtica hazaña dentro de la gran teoría social y en la que,
mana es Llna extensa tesis doctoral. entre otras cosas, reelabora el concepto de racionalidad, superando a la vez
.........
algunos de los inconvenientes de una filosof1a de la conciencia inicialmente pe(~íalm'ente los Estados pero algunos, entre e110s volvie-
cartesiana Yde su idea de cognición concomitan- ron a Alemania de la Segunda Guerra Mundial. Se considera a Ha-
te, que se basa en la dicotomia sujeto-objeto (l 1991) La idea de,ra- UC"L 11lU", que habia sido estudiante de Adorno y su el
cionalidad comunicativa de Habermas no es ajena a sus críticas a Marx. Este heredero de esta generación y también un intelectual destalca,do
se ocupó en exclusiva del concepto de «trabajo», y Habermas insiste en que aunque de diversas fuentes, fiel en
la interacción lingüisticamente mediatizada es tan vital para la reproducción sentidos al de la primera Escuela de Frankfurt.
social y para la evolución como el trabajo, En consecuencia, el concepto de ciertas continuidades que pasan desde dicha escuela hasta la obra
trabajo tiene que completarse con el de «interacción>l, Mientras que el traba- de Habermas, Para el carácter de Haber-
jo está relacionado con la razón instrumental, la interacción hace referencia mas hace su obra se acerque a las lleva-
a la comunicación que se articula para llegar a un entendimiento mutuo das a cabo el Instituto de Social de Frankfmt en sus
(1987a, pp. 25-63). Del mismo modo, el concepto de racionalidad comuni- ros ailos de existencia (Outhwaite, 2009). Lo que es aún más 'n'''(\1rt"""tp
cativa de Habermas (crucial en su intento de desarrollar una teoría crítica) Habermas con Adorno y Horkheimer la por deter-
está enraizado en una interacción lingüísticamente mediatizada. minar hasta ]a a pesar de su liberador, ha
Después de ciertas críticas, Habermas ha rectificado algunos de los pos- llevado a la de la racionalidad de los fines y los me-
tulados Inás extremos de su Teoría de la acción comunicativa. A pesar de dios en Occidente 1991, pp, tanto ]a prime-
ello, hay que decir que aún mantiene el esquema general de su teoría. De ra Escuela de Frankfurt como Habermas son muy críticos con los presu-
hecho, sus aportaciones más recientes comparten más o menos los mismos puestos de sociologia Insisten en su
presupuestos, Por ejemplo, El discurso de la modernidad desprecio por carácter técnico del conocimiento (l pp,
{-'hilo'sophisc'he Diskurs del' es una firme defensa del proyecto 51-122; pp. 71-90; véase también el Habermas recibe
ilustrado, frente a autorcs antimodernos, posmodernos y posestructuralistas de Adorno y dc los demás autores de la Escuela de Frankfurt una concep-
como Heidegger, Foucault, Derrida y .lean Lyotard (véa- ción de la teoría crítica la cual ésta se orienta hacia la autoemancipa-
se el capítulo 6). Para lo fundamental de estas críticas a la Ilus- ción de seres humanos, En este sentido, el conocimiento científico de la
tración es que no han logrado captar su potencial emancipador. Los pensa- sociedad tendria que ayudar a levantar las restricciones sociales y OSI,C01O-
dores ilustrados defendian el debate abierto y la crítica, y, por tanto, la gicas del l}(lrlauu.
racionalidad comunicativa, Más recientemente, l-labermas ha hecho su Entre las diferencias que entre Habermas y, por Adorno,
aportación a la ética ya la teoría jurídica con zur Diskur:;et- está el hecho de que la que muestra el hacia el desarro-
hile. Esta obra también está bastante en la línea del marco teórico de su teo- llo de una «gran teoria social» un molde tradicional no casa bien
ría de la acción comunicativa, con las críticas que formuló el contra el identitario,
Adorno acuñó esta para referirse a intento de imponer
un sistema único y unas definiciones a la pat'ti<:ulan
Influencias y primeros escritos dad e idiosincrasia de los objetos (Adorno, 1973, pp. 146-161), Esto se re-
laciona con diferencia: mientras que la idea de racionalidad de Adorno
La primera Escuela de Frankfurt, de la que Adorno y Horkheimer fueron sigue estando enraizada en la filosofía de la conclerlcia,\JiElbc~rnlas nH"l1l"n'
los miembros más eminentes, se fundó a principios de los años veinte y se basar la el contexto de los usos cotidia-
disolvió unos diez años después, por los cambios radicales que se estaban {'>.ctorno cree que el único seguro que tiene la razón frente a la
prcldu.cIcmd,o en el ambiente político alemán del momento. Adorno y los de- eX]paJ:1SIÓn de la racionalidad instrumental reside el ámbito pero
más autores se embarcaron en un ambicioso que pretendía recons- Habermas por una dialógica de la razón. mIen-
truir la teoría social marxista, pero incorporando algunas ideas de Weber y tras que la Escuela de siguicndo a describe una dirección
de Nietzsche. Consideraban que Marx estaba demasiado inmerso en el pro- única e irreversible que conduce a un aumento la instru-
yecto ilustrado y que, en consecuencia, no era lo suficientemente crítico mental en Habermas señala el carácter am-
con éL Los miembros de la Escuela de Frankfurt abandonaron su de bivalente del proceso de racionalización. De Haber-
origen a mediados de los ailos treinta en busca de lugares más seguros (es- mas, dentro de este proceso, una cosa es la de los
fines y los medios y otra la de las libertades legales y de la ra. simbólico e intersubjetiva. En este sentido, \¡-1abermas introduce dos con-
cionalidad comunicativa. La última es la que vale la pena defender ceptos cruciales: el de «sistema socia1» y el d'e «mundo de la vida» (el Le-
Adorno y 1 pp. 1-119, con Habermas, 1 pp. 06- be¡lS>1;ett de SchlltZ). Este último hace alusión a los significados ('n:rnnCl.-t,_
130). Finalmente, que los primeros teóricos críticos parecen re- dos de nuestras actividades diarias y al hecho de que éstas se den por
chazar la sociedad en su totalidad, Habermas señala que sus supuestas. Habermas afirma que el mundo de la vida es crucial para la re-
tuciones tienen rasgos que merecen conservarse. Frente a producción social, y con esto quiere decir que la sociedad se hace y rehace
Horkheimer y Adorno, demuestra realmente que su idea de ra- constantemente mediante esas prácticas rutinarias. El mundo de la vida ha
cionalidad ya cstá implícita en las principales de recibido una atención especialmente atenta de tendencias «internalistas»
nuestra democracia liberal y también cómo se hace lo como la fenomenología y la etnometodología el El siste-
que se deba, una crítica de la sociedad contcm¡loránca I "n~~0n ma social se relaciona con la forma que tienen las estructuras sociales y los
también 1986, pp. 01 Y ss.; Wellmer, 1 pp. 52 Y SS.; imperativos funcionales de condicionar las acciones humanas a través del
1985, pp. 176 Yss.; 1987, pp. 356-376). dinero y del poder. Ha sido objeto de estudio de perspectivas «externalis-
Habermas también tiene un amplio conocimiento del de la tra- tas» como el estructural-funcionalismo o la teoría de sistemas (véanse los
dición filosófica sus estudios se tar11l IIarí- capítulos 1 y 2). Mientras que el mundo de la vida plantea cuestiones relati-
zó con Immanuel Schelling, .1ohann Gottlieb Marx y vas a la comunicación, el sistema social se relaciona con las fuerzas y rela-
Georg Lukács. Entre sus sociológicas se encuentra el materia- ciones de producción. La obra de Habermas presta atención a ambos con-
lismo histórico de la teoría durkheimíana de la transición desde la ceptos y pretende demostrar la interacción que hay entre los dos. El mundo
solidaridad mecánica hasta la la teoría de la de de la vida depende del adecuado funcionamiento del sistema social y, en
Weber, el concepto de diferenciación social y la ctl10111etoc1010- particular, de que sean eficientes tanto la utilización de los recursos como
gía de Garfinkel. También como el pragmatismo eSltadlouni<:lerlse la organización y coordinación de las actividades dirigidas por el Estado. El
de Peirce, y la hermenéutica de Gadamer, la posw'ittgell1stei- sistema social necesita individuos bien socializados y un cierto grado de es-
niana del común» de los oxonienses J L tabílidad en el nivel cultural. Esto es lo que proporciona el mundo de la
Searle y Peter Strawson, así como la teoría de los estadios de .lean y vida (1976, pp. 1 pp. 113-197).
Lawrence Kohlberg. No resulta sorprendente que el proyecto d~ Para Habermas, debe considerarse que la teoría crítica reside en la inter-
Habermas goce de unidad temática a pesar de la gran variedad de sus filen .. sección entre filosofía y ciencia. Esta teoría pretende revelar las condicio-
tes. En su obra una fe ardiente en el proyecto nes estructurales de las acciones humanas, y su fin último es
ilustrado y en los liberalismo independientemente Habermas se esfuerza bastante por definir la teoria crítica y por especificar
de que esté analizando el de racionalidad de Weber o la que de qué manera se relaciona con otras formas de conocimiento. Basándose
Mead tenía de un mundo social simbólicamente de que se en parte en la filosofía pragmática de Peirce y en el vínculo entre ciencia y
oponga a los excesos del lógico o a las lI1C:1UJaclol1es re¡,ami1S- acción que conlleva, las primeras obras de Habermas distinguen tres for-
tas de la onda Gran parte de sus escritos se centran mas diferentes de conocimiento: el empírico-analitico, la hermenéutlca y la
en esta profunda convicción.
teoría crítica. Éstas se relacionan con tres tipos de intereses antropológicos
Ya debería estar claro que, en algunos as!)ec;tos, a priori. Los intereses se conciben como «orientaciones básicas» enraizadas
mas no difiere del de Giddens (véase el capítulo en «condiciones fundamentales» de la reproducción y de la autoconstltu-
tentan integrar una gran variedad de tradiciones con el fin de ción de la especie humana (1 pp. 196 Y . Mientras que el
hacer una aunque explícitamente no a empírico-analítico o se relaciona con el control técnico y la pre-
la teoría de que Dl(1mt(~a dicción a través del conocimiento nomológico, la hermenéutica pretende
adoptar argumentos independientemente de que se les dé comprender dentro de un contexto de significado intersubjetivo. Finalmen-
una denominación con la estructura o con el actor. Ambos pre-
tenden relacionar niveles de análisis social y superar ciertos dua-
lismos que antes se al igual que Giddens, intenta ir
3Para un resumen crítico de la teoría de los intereses cognitivos de Habermas, véase,
más allá de la entre el del sistema y el del ámbito
por ejemplo, Ottmann (1
te, la teoría crítica, al combínar la hermenéutíca y los tipos de conocímien- ciencias humanas Dilthey articuló con claridad la
to empírico-analíticos, aspira a la emancípación. Procura cuestionar los posición hermenéutica en el denominado lv1cthodcnstrcit de finales del si-
presupuestos que antes se daban por hechos y elíminar los condicionantes y glo XIX. Para este autor, mientras que las ciencias naturales se enfrentan a
dependencias de tipo psicológico o social. Hay que señalar que cada uno de pre:gunüls como «por qué» y «de qué manera», las sociales y la historia in-
estos intereses está relacionado con diferentes formas y medios de organi- tentan preguntas al «qué». al Dilt-
zación social. Los tipos de conocimiento empírico-analíticos son afines a la hey una versión individualista del método de la en el
«acción instrumental» o «trabajo», la hermenéutica es importante para el que la recreación ocupaba un preferente, reconoció
«lenguaje» o «interacción» y la teoría crítica se ocupa de las «relaciones los rasgos lingüísticos de este proceso. Habermas se-
asimétricas» o «poden> (ibíd., pp. 308-315). ñala que la hermenéutica de Dilthey, al insistir en este COm¡1011erlte ue:icrlD-
Nos ocuparemos una por una de cada forma de conocimiento. Lo que tívo, es de valorar de forma crítica la validcz de los enunciados.
Habermas denomina «conocimiento empírico-analítico» es, fundamental- AlLCI!lm:" Habenmls, frente a esta recreación neutra y del ¡J'"'Xl'.lV,
mente, una idea positivista del conocimiento. El positivismo es un amplio que concuerda con el de prejuicio de Gadamer
concepto que engloba, por ejemplo, el pensamiento totalizador de Comte y tur), señala que dicho sólo se puede utilizando concep-
su evolucionismo unilineal, asi como el individualismo metodológico de ciones previas implicitas. Para la evolución más reciente de la henl1e-
Mill y su enfoque ahistórico. El ejemplo más reciente de positivismo es el néutica la sociológica que hace Schutz de la
modelo deductivo-nomo lógico de Hempel o Nagel. Aunque el positivismo Husserl, la que realiza Peter Winch de las In\!eSllgaclO-
fUe en sus origenes un ambicioso intento de eliurinar por completo la meta- Wlttgen~;teln o la etnomctodología de no supe-
física y la religión, en la actualidad abarca un gran número de afirmaciones cu¡.;u",,,., de los purltos débiles de la obra de Habermas
y temas diferentes. Entre ellos se encuentra el presupuesto de que existe encuentra en el de Gadamer, en su
una unidad de método entre las ciencias sociales y las naturales; la idea de Verdad y Inétodo. Gadamer se opone al concepto de conocimiento
que las primeras tendrían que buscar generalizaciones eternas similar~ a carente de valor e independiente de la teoría. Para él, la tradición y el pre-
leyes; la creencia en que el mismo formato que permite explicar unos fenó- juicio no c\(;lben considerarse obstáculos para la de conocimien-
menos también permite predecirlos, y al el rechazo de explicaciones to sino para que sea posible su existencia. Como la historicidad
que se remiten a estados individuales como los motivos o los de las tradiciones es intrínscca a la formación del éste es
propósitos; la predilección por la cuantificación, y la idea de que las cien- ternpor"ll y se encuentra abierto a futuras revisiones. el mundo
cias sociales se orientan exclusivamente a la solución de problemas sociales no es un proceso unilineal: nuestras propias previas se re-
de tipo técnico (véase el capitulo Habermas rechaza la pretensión del eOJllstrujíen al encontrarse con él. Habermas la de estos
positivismo de ser la única forma válida de conocimiento y también se opo- conceptos, a la vez que critica a Gadamer por su falta de dimen-
ne a su tendencia a prescindir de las dimensiones intersubjetiva y social del sión critica. Para el conocimiento o la Se basan
conocimiento cientifico (ibid., pp. 71 Para él, en el marxismo necesariamente en implícitos que están enraizados en la histo·
hay un positivismo residual, en la medida en que reduce la interacción so- ria y en la pero de esto no se desprende que los diferentes con-
cial a un simple (cuando no exclusivo) resultado mecánico de las fuerzas de sean igualmente válidos. Lo que hay que añadir a la
productivas (véanse también Bernstein, 1 pp. 188-1 Giddens, 1985a, SO(;lOJop;la, continúa es una «hermenéutica de la pn)tlll1eildad»
pp. 125 Y ss.). Al igual que Giddens y Bourdieu, Habermas reconoce que que proporcionc un patrón con el que evaluar tradiciones diferentes de for-
hay varias ideas procedentes de la hermenéutica que son importantes para ma critica e identificar distorsiones ideológicas, asi como su vínculo con
el funcionamiento del mundo social: las personas atribuyen un significado las relaciones de poder (1 pp. 140-160, 309-310; 1988, pp. 89-170).
a lo que les rodea y actúan en consecuencia (véanse los capitulos 1 y 5). La hermenéutica de la profundidad de Habermas pertenece al tercer tipo
Esto nos lleva al segundo tipo de conocimiento. La hermenéutica, o mé- de conocimiento: la teoría que descansa en una combinación de ex-
todo del postula la existencia de una diferencia cualitativa plicación causal y y cuyo fin último es la autoc;manclllaellón.
entre los métodos de las ciencias sociales y los de las naturales. Este argu- Ésta tiene lugar alE donde las personas son capaces de cuestionar restric-
mento se remonta a la reivindicación que hizo Wilhelm Dilthey de un mé- ciones que proceden de una comunicación distorsionada (1987a,
todo característico de entendimiento interpretativo para las pp. 310-311). Aunque Freud definió su teoría en íntima asociación con las
ciencIas Habermas cree que el psicoanálisis es e] ejemplo de teo- Chomsky, la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget y la del desarrollo
ría crítica por excelencia. La dimensión hermenéutica se encuentra con el mora] de Kohlberg. Estas ciencias ponen de manifiesto las
psicoanálisis cada vez que el ayuda al paciente a recrear recuer- reglas subyacentes de nuestro «saber haceD> preteórico. La teoría de la ac-
dos y experiencias antes Habermas se refiere aqui la «herme- ción comunicativa o pragmática de Habermas también es una
néutica de la porque el psicoanalista pretende a un lado ciencia rcconstmctora y le permite el concepto kantiano de
el significado y ahondar en el nivel de las necesidades deseos reflexionando acerca de las condiciones universales de su propio funciona-
reprimidos. Por uno de los de esta interacción miento y evitando, a la vez, el carácter apriorístico de la empresa kantiana
al paciente mecanismos causales que, hasta entonces, habían estado ocultos (ibíd., pp. 15 Y
e influyendo en sus de entonces, ésta es la dimen-
sión Sin el fin último de] encuentro pSIcoana-
lítico es librarse de estas restricciones del y esto es lo que Haber- la teorla de la acción comunicativa
mas denomina «dimensión del pp. 220
Y ss.). Otro ejemplo de teoría pero en un nivel más social quc Esto me lleva a su obra fundamental sobre la racionalidad.',\ara Habermas,
analítico, es el materialismo histórico. al que el se una acción o enunciado es racional si puede, en principio, justificarse a par-
orienta hacia la reflexión y la conciencia crítica. tir de un debate abierto en el que cada individuo participa de forma cquipa-
Los primeros textos de y especialmente Conocimiento e inte- rable\Esta definición operativa puede utilizarse para abordar tres aspectos
rés, adolecen de ciertas debilidades. En primer lugar, como el mismo autor del concepto de racionalidad. Uno de sus componentes es epistemológico,
reconocerá más tarde, su pensamiento inicial todavía está imbuido lo y su pregunta principal es si cada cultura tiene o no su propia racionalidad.
que denomina una «filosofía de la consciencia» de tipo cartesiano (o filo- La conceptualización procedimental que Habermas hace de la racionalidad
sofía del sujeto), en el sentido de que pasa por alto el carácter social de las le lleva a rechazar conceptos rclativistas como los de Winch, que se basan
prácticas comunicativas. En segundo lugar, aunque Habermas demuestra de en las de Wittgenstein. Hay un segundo compo-
forma que e] puede ser para el nente de la racionalidad que opera en el nivel de la teoría social y que se
individuo, esto no implica, como él parecc presuponer, que sea un IraJl1]JO- ocupa de las pretensiones dc racionalidad que tienen las indi-
lín hacia una teoría crítica de la sociedad. Desde entonces han mu- viduales sobre ]a conducta social (véase el capítulo 4). El tercer componen-
chas dudas relativas a ese potencial dcl (Pusey, 1987, p. te, al que Habermas presta más atención, tiene que ver con la de
En tercer lugar, el primer Habermas combina de forma regular la reflexión la cultura y especialmente con el proceso de transición cultural por el que
sobre los condicionantes socialmente inducidos con el hecho dc liberarse el mundo occidental ha venido más o menos desde el siglo XVI.
de ellos. Cuando se ]e presiona en este sentido, reconoce Al centrarse en este tercer componente, Habermas reacciona en
que la autorreflexión es una condición necesaria pero no suficiente para ne- contra cl concepto weberiano de desencanto y contra de
gar las restricciones Sin embargo, en sus primeros escritos la dis- razón instrumental de Adorno y Horkheimcr. Según estos autores, la civili-
tinción entre los dos no siempre está bien definida. En cuarto zación moderna se por un aumento de la racionalidad de los fi-
gar, Habermas utiliza el término «reflexióD» al menos con dos ~"'n!t Ir"."¡'''· nes y los medios. En consecuencia, se muestran muy críticos con el proyec-
diferentes. Uno se refiere al concepto kantiano de como reflexión to moderno. Sin embargo, para Habermas, la no es un
sobre ]a situación de las de conocer o actuar. El otro sc remite proyecto único, sino doble. Por una parte, sí que una racionalidad
a ]a idea emancipadora de como reflexión sobre condi- instrumental, tal como ha sido conceptual izada por Weber y por los autores
cionantes que hasta el momento eran inconscientes o subyacentes de la Escuela de Frankfurt. Al igual que Habenllas critica bastante la
Bernstein, ]985b, pp. 12-1 Habermas reconoce después la amblg.üe(lad existencia de una racionalidad de los fines y los medios. Por otra
presente en estos textos, denominando al segundo significado «a;utc)crltI<;a» parte, el proceso de racionalización occidental tiene sin duda un componen-
y al «reconstrucción raciona!». En los años noventa ha dcdicado te más positivo. Habermas decide denominar este lado pOSitIVO dc la Ilus-
gran parte de su trabajo, incluida Teoría de la acción al fenó- tración «racionalidad comunicativa», y ésta tiene que ver con la mstltuclO-
meno de la reconstmcción racional. En este contexto, se basa en las «cien- nalización de mecanismos abiertos de crítica y Mientras que la
cias reconstructoras», entre las que incluye la gramática de racionalidad instrumental se relaciona con el de] sistcma
la comunicativa tiene que ver con el nivel del mundo de la vida y va a con- desde el punto de vista cultural, que son: «rec-
vertirse en la piedra angular de la contribución de Habermas a la teoría crí- titud moral» y «sinceridad». La inteligibilidad tiene que
tica (1991, pp. 1-141). ver con el dc que, que se habla, lo que se dice tiene
En la «pragmática universal» de Habermas es crucial el concepto de significado y no es una tontería. Como la se dentro
competencia. El autor señala que las personas tienen determinadas habili- del propio uso del no forma del de atención de la
dades prácticas que les permiten establecer ciertas difercncias. Una de ellas pnlgrnática universal de Habermas. La verdad /W:~J¡"·¡,,,i!
es la que distingue tres tipos de acciones: la la «e:str:ltégl- sión de se refiere a que en el hecho de decir está la
ca» y la «comunicativa». La instrumental y la se orientan hacia idea de que el «contenido fáctico» de lo que se dice es cierto. La rectitud
el éxito, pero la primera tiene que vcr con la naturaleza externa, y la segun- moral se basa en la implícita al decir algo,
da, con las situaciones que dan entre las personas. La estra- se tiene el derecho de decirlo en un determinado y en cierto con-
tégica y la comunicativa son sociales, pero la segunda es una acción social texto. la sinccridad
orientada hacia el «entendirniento» de las «pretensiones de de que, al decir lo que se dice, no se pretende al resto de los que
valIdez» (ibid., pp. 328 Y evidente- ~""¡""r,,,~ en la interacción.

mente influido por Popper, sefiala que, además, las personas pueden, en capaclclad de las personas para di ferenciar los tres mundos está rela-
principio, distinguir tres mundos diferentes: la naturaleza externa, la socie- cie)1l2lda con las últimas tres de validez. La verdad al
dad y la naturaleza interna. Mientras que el mundo de la naturaleza externa mundo de la naturaleza externa que Habermas denornina «esfera c0í211iti'Ja-
tiene que ver con cuestiones relativas a la correcta de los he- instrumental». La rectitud está vinculada al mundo que en la
chos, la sociedad se relaciona con la rectitud moral y las reglas sociales, y jerga habermasiana es la esfera La sinceridad al
la naturaleza externa, con la sinceridad (ibid., pp. 236 Y Como quedará mundo de la naturaleza que para Habermas es la «esfera evaluativa
claro a continuación, la capacidad de las personas para hacer estas distin- o se presupone que las de validez se ha-
CIones es cruCIal para el concepto habermasiano de acción comunicativa. imlPlícitas en la también se encuentran potellclalrneJi1te
Una de las afirmaciones más importantes de Habermas es que el con- arf~urneJl1ta.c¡(m. Cada una de ellas se con una forma de
cepto de racionalidad presupone la existencia de comunicación. Para arf~ulllent:lción diferente. El discurso teórico se refiere a la verdad-validez
cal' este argumento se basa en la teoría del acto de habla y se remite bastan- de las a la eficacia de las Habermas denomina
te a la distmción que establece Austin entre actos de habla ilocucionarios y a esta forma de discurso «uso cognitivo del lenguaje». El discurso práctico
10cuclOnanos. Austin introduce estos términos para diferenciar entre decir tiene que ver con la rectitud de las normas, y, para Habermas acuña la
algo y haccr algo al decir algo. Habermas, siguiendo a señala que expn:si,ón «uso interactivo del lenguaje». La crítica estética la te¡'ap,éutica
todo acto de habla puede dividirse en un nivel proposicional y en otro ilo- hacen referencia a la suficiencia de los estándares de valor y a la veracidad
CUClOnano. Combina este argumento con el mareo de los tres mundos, se- y sinceridad de las éste es el «uso del lenguaje»
gún ~l cual hay tres usos para el lenguaje: cognitivo, interactivo y expresi- (1979, pp. 1 pp. 1-40).
vo. El apunta a algo que está en el mundo y utiliza La «comunicación distorsionada» se diferencia de la «comunicación
comprobadores como forma de acción de habla. El uso interactivo se refie- distorsionada» porque la primera las personas defender o criticar
re al mundo social, aspira a establecer relaciones interpersonales legítimas abiertamente todas las de validez. éste es el
y utIliza reguladores (como son las órdenes o las promesas). Finalmente, el caso ele la «situación de habla que es un debate sin coacciones entre
uso expresivo tiene que ver con el mundo con la intención o au- individuos libres e y que, como está dominado
torrepresentación del hablante, y usa confesiones. Como se verá claramente por el principio de la «fuerza del argumento». Además, todos los in-
a continuación, estos tres usos del lenguaje se relacionan con «pretensiones dividuos participantes tienen el mismo derecho a entrar en la y
de validez» \1979, pp. 1-59; 1991, pp. 286-328). no existen razones reprimidas o autoengaños que influir en el resul-
. Ahora estamos en una buena posición para profundizar en la parte esen- tado. Esta situación de habla ideal lo es en el sentido weberiano del térmi-
CIal de la teoría de la acción comunicativa de Habermas. Una de sus afir- no, y Habermas hace una de sus afirmaciones más audaces cuando sefiala
maciones clave es que siempre que las personas hablan con los demás, se que tal situaeión es inherente a la naturaleza del Para Ilell"'rn,,,"
presuponen implícitamente cuatro «pretensiones de validez», invariables éste es un ideal «contrafáctico» que puede funcionar como criterio para
evaluar críticamente situaciones de la vida real y compararlas, y también modemo, en el mítico las ideas no permitcn a las personas distinguir entre
para criticar la comunicación distorsionada (1970a; ]97üb). De las cuatro mundo externo, mundo social y naturaleza interna: se suele mezclar la na-
pretensiones de sólo la verdad y la rectitud moral pueden cU1llplir- turaleza con la cultura, o el lenguaje con el mundo. De forma similar a
se en diseursos que se a la situación de habla ideal. La 11 II.C" " 1- como ocurre en el desarrollo individual, en la transición desde sociedades
bilidad de una afirmaeión tiende a demostrarse cambiando su eI11LJn<:ia,do, mitopoiéticas, cosmológicas y hacia otras metafísicas y moder-
la sinceridad sólo ponerse de manifiesto en acciones nndl'rJ¡"rF'C nas, se tiende hacia una mayor racionalidad discursiva. Habermas participa
pero la verdad y la rectitud moral pueden en el discurso. De esto de un evolucionismo unilineal en el sentido de que considera que esta ten-
se infiere que Jos habermasianos de racionalidad y de verdad son dencia hacia el aumento de la racionaliyJad es el resultado inevitable e irre-
de tipo su idea de racionalidad no se fundamenta en las ba- versible de un proceso de aprendizaje colectivo (ibid., pp. 69-177). La ra-
ses absolutas del sino en los para él cionalidad se hace posible cuando se la diferenciación entre
(véase también Giddens, l pp. 114-1] 6). Una de las consecuencias de sistema y mundo de la vida, asi como la que afecta a las esferas cognitiva-
esto es que, de forma similar al rechazo popperiano de una filoso- instrumental, moral-práctica, y exnncsiva.
fía», nuestro conocimiento . se mantiene hasta que un nuevo ar- Sin embargo, al diferenciarse el sistema del mundo de la vida, surgen
gumento nos lleva a pensar de otra manera. La teoría consensual de la dos problema;. En primer lugar, el mantenimiento de las dimensioncs eco-
dad ele que hace referencia a los acuerdos que se a nómica y política del sistema social puede erosionarse. Esto se relaciona
de un debate abierto y sin restricciones entre se opone, por con una «crisis de motivación» en la esfera laboral y con una «crisis de le-
plo, a la teoría de la verdad de que se basa en la corresp,on,:!e11cia gitimidad» en el nivel politico. Para decirlo de un modo general, el argu-
Hasta ahora, nos hemos principalmente del concepto haberma- mento de Habermas es que, en el capitalismo avanzado, la política se redu-
siano de «conducta de vida» racional pero decir de ce a su dimensión pragmática: se encarga principalmente de los asuntos
las diferencias que se dan entre las sociedades en lo tocante a si su «fórma macroeconómicos. Sin embargo, si no desempcña sus funciones económi-
de vida» da a esa conducta racional? Para Héllbenr:as. cas, no puede contar con la autoridad legítima, ni con la lealtad o compro-
algunas sociedades están más la que miso de la ciudadanía. Cuando la política se reduce, en gran parte, a solu-
En partícular, la de las civilizaciones parece menos cionar problemas económicos, bastan las crisis económicas recurrentes
conducente a la racionalidad. En este contexto, Habem1as desarrolla una para erosionar su legitimidad (l pp. 1 pp. 178-205). En se-
fía sobre la o identidad estructural que existc entre el desarrollo gundo lugar, los imperativos del sistema tienen a instrumental izar el mundo
individual y el de la sociedad. Para ello se en en la obra de de la vida, y esta conduce a lo que Durkhellll dIagnostIco
get acerca del desarrollo y moral infantil, y al como «anomia», y Weber, como una pérdida general de significado. La su-
el autor suizo, cuatro estadios en la evolución del niño: el sunblOtJC(), bordinación del mundo de la vida a los imperativos del sistema se ejempli-
egocéntrico, el sociocéntrico y el universal ista. Cada una de estas fica en la teoría marxista del trabajo, scgún la cual la mercantilización del
«descentra» una visión del mundo distorsionada. El nif¡o mismo socava la dimensión que lo relaciona con el mundo de la vida. Sin
va aprendiendo a diferenciar distintos ámbitos: el el embargo, merece la pena mencionar que la teoría de la colonización de Ha-
social y el Antes de entrar en el estadio egocéntrico, los niílos bermas difiere considerablemente de la de los teóricos sociales cláSICOS y
son incapaces de diferenciar entre ellos mismos y el mcdio, y sólo durante de la de sus seguidores. Habermas se diferencia de Weber porque no consi-
el estadio sociocéntrico van poco a poco a distinguir entre rea- dera que la colonización del mundo de la vida forme parte de la lógica in-
lidad física y social. durante el estadio a terna de la modernización. Para él, esta colonización no es inevitable. En
reflexionar críticamente sobre acciones o valores a partir de ar!~urnentc)s esto se aparta de la perspcctiva marxista, porque su espcranza reside en ]os
altemativos. Esta unilineal concuerda con Jos tres estadios de nuevos movimientos sociales, que no operan dentro dcl marxIsta
consciencia que en la ontogénesis: el el tradicional. A estos nuevos les preocupan asuntos relativos a la calidad de
convencional y el 1 pp. 69-1 vida ya la autorrealización. Aunque estos valores no son incompatibles con
Habermas, de acuerdo con su interpretación de, entre otros, Lévi- los primeros escritos de Marx, los marxistas actuales se muestran reacIOS a
Strauss, Piaget y Kohlberg, scñala que el desarrollo social pasa por estadios conceder prioridad a tales (1 pp. 332-373).
análogos a la evolución En contra de lo que ocurre en el mundo

250
Entre facticidad y validez A continuación veremos cuatro de los aSjJer:tc's más recientes de esta cons-
trucción.
Tras la publicación de Teoría la acción Habermas publicó El tW1l11f'!'{) está relacionado con la dc Habermas
copiosamente sobre temas de filosofía moral, teoría social y análisís políti- Karl-Otto sobrc la ética del discurso (l
co (véase 1 1990; l En libros como Conciencia moral y acción En lo que refiere al nivel de la ética
cormmicativa o Habermas sigue apartándose PO::;¡CI10n intermedia en cl edificio intelectual de Habennas. El ni-
de definiciones del «bien» o el «progreso» (una característica evi- vel más v lo ocupa la universal que nrp.jp¡,rL'
dente de sus escritos) hacia un enfoque más procedimentalista de reconstruir las condiciones para comunicación orientada a la
la moral del y de la política procedimental de c01mrlrell1S1Ón mutua ( 1 1 véase también 1 La pr2Ign1á-
la democracia deliberativa). La filosofía moral y la política deben centrarse tica un¡vers:JIL también llamada formal, es un esfuerzo interdisci-
por tanto en identificar los procedimientos adecuados en las institueiones pllnano que se en varias como la la semiótica
que fomenten la eliminación de prejuicios particularistas decir, no gene- y la filoso11a del entre muchas otras. En un nivel menos abstracto
ralizables) e íntereses estratégicos. El último gran tratado de Habermas del edificio encontramos la teoría de la acción COr1111mcatlva,
Facticidad y validez pretende construir el marco teórico en el que se pue- ción teórico·social sobrc los distintos de racionalidad y comr1or'taJl1i,en-
den identificar dichos procedimientos e instituciones. Sin duda,Habermas t0 4 El de Habermas a cste nivel es mostrar la rclativa
permanece fiel a su estrategia de construcción de teorías. Primero polariza de la acción es un de orientada a la
las múltiples del debate; a continuación evalúa ambos polos comrlrcnsl,ón mutua solucionando los problemas de coordinación e integra-
identificando los puntos débiles y fuertes de cada uno, y finalmente presen- ción a nivel del rnundo de la vida. Entre estos dos está la ética del
ta su propia propuesta como síntesis de los elementos positivos de cada discurso. En pocas es un intento de una respuesta
polo. De esta forma se pone en práctica una estrategia dialógica, racional para los desde la de la razón comu-
Dr<)gresiva de construcción de teorías. En Facticidad los polos teó- nicativa. No resultados sino los cri-
ncos que Habermas son el liberalismo y el republicanismo cívi- terios de racionalidad y normas procedimentales derivados de la razón co-
co. Si el ha subrayado el papel de los derechos individuales a costa municativa. Entre éstas se las normas y de la
de la solidaridad, el último ha refrendado una concepción de la soberanía comunicación y abierta. La ética del discurso se refiere a los
popular que tiene que traducirse en términos comunicativos para evitar los prcKe:l1rl:m1entos, no a los resultados. Para ser los tienen
excesos del nacionalismo y del particularismo étnico por ejemplo, que tres condiciones: las intencioncs del hablante deben ser honra-
1996, p. L,a alternativa de Habermas es una «teoría del discurso de la das; el hablante tiene que asegurarse de que cl 'H!';WllUllLV
política (ibíd., p. 286). Como indica el título, dicha teoría sus- con la el hablante no puede utilizar Una
tituiría la tensión entre facticidad (por ejemplo, el materialismo del derecho breve referencia al U» (principio de de Haber-
mercantil) y validez (por ejemplo, el idealismo del derecho constitucional) mas a comprender qué es lo que está en juego aquí. El
intrínseca del derecho. Pero no se trata de un problema puramente jurídico. declara que una norma moral es válida y sólo si, «las conse-
La tensión entre «facticidad y validez» está estrechamente relacionada con cuencias y efectos secundarios de su observación por el
la teoría social. Pensemos, por ejemplo, en el sistema de derechos. Si bien interés y orientaciones de valor de cada individuo ser con-
adquiere forma en las constituciones (validez), se implanta a través de di- tw.lt(l}ne!~le por todos los afectados sin coacciones» (1 p. 42). Ésta es la
versas instituciones (facticidad). El fin último de Habermas es una teoría versión de Habermas del famoso imperativo kantiano. Se difcren-
social crítica que resuelva la tensión entre hechos y normas reconstructiva- cia de la definición dc Kant en la medida cn que se refiere los dis-
mente, es mediante procedimientos e instituciones, y no constructiva- cursos (Habermas los denomina «discursos No se trata de un
mente, es decir, mediante definiciones positivas sustantivas del bien. Como mero ejercicio intelectual, sino que tiene un punto de apoyo real en la vida
Habermas ya no cree en la «epistemología como via (Dews, 1980,
p. 150), es decir, como forma primaria de justificación de la construcción
de adopta, en cambio una estrategia conceptual. Como hemos vis- 4 Para un estudio prc:lin1inar sobre la teoría de la acción cornunicativa, véase Habermas
to antes, esta estrategia gira cn tomo al concepto comunicativo de razón. (2üü1b). Véase por Honneth y Joas (1991).
social. un acalorado «discurso sobre el aborto, mayoría, si no va precedida de una deliberación política, está vacía de cual-
Habermas, el carácter dc juicios como «el cariíctcr sagrado de la vida quier significado sustantivo (1996, p, 304), Los mecanismos plp,(,t(lr~11pc
hace del aborto una práctica inmoral» viene determinado no sólo por su na- eomo el voto son importantes para earacterizar un régimen político como
turaleza intersubjetiva que ser el producto de una participación hones- «democrático» sólo mientras midan los resultados del debate político sin
ta y abierta en un sino porque ha sido capaz dc conseguir un acuerdo cortapisas y enriquecedor quc la democracia como forma de
razonable de todos los irm1ediatamente afectados, Aquí vemos una vida, Un importante elemento del pensamiento político de Habermas es la
limitación de la de Habermas: en cl debate sobre el aborto, al!';UllU' idea de esfera pública pp, 329-387; véase también Calhoun, 1992;
de los afectados no han todavia y quizás no nazcan nunca, Conscien- Crosslcy y Roberts, 2004), En su sin una esfera pública vibrante la
te de este tipo de Habermas ha buscado pruebas para democracia no puede sobrevivir mueho Tomemos la funda-
apoyar la ética del discurso en varios campos, desde la antropologia social mental de la tematización, es la eleceión de lo que va a debatir, Se-
hasta la psicologia social de Mead el capítulo 3), La ética del discur- gún Habermas, la tematización debe corresponder a los de la
so, a pesar de las numerosas críticas que ha sigue siendo una de esfera política no a los directores de las empresas de me-
las propuestas más de la filosofia moral contcmjJo¡-ánea, dios de comunicación si se quiere eliminar los intereses de la
El segundo de la teoría social critica de Habermas que deseamos formación de la opinión democrática,
tratar es el modelo de que propone, la noción de demo- El tercer aspecto ele la obra de Habermas que nos presentar se
cracia ya estaba implicíta en primeros escritos sobre la esfera li- refiere a su eosmopolitismo. Especialmente en los at'ios noventa y
beral, no teorizó esta idea hasta la publicación Habermas se ha dedicado a analizar las consecuencias sociales y Doliti,cas
dad y validez (1996, pp, En esta obra ¡labermas desarrolla una de la globalización y de la llamada «guerra contra el terrorismo» en la
concepción procedimcntal dc la deliberativa que, el agenda polítiea de Oceidente (Habermas y Derrida, 2004), Un c0l1cepto
argumento de Rawls para la noción afln de «razón pública» en El libendís- central en esta fase de la carrera de Habermas era la noción de «p;atnlot¡StrIO
r,
mo político (1993 ha demostrado ser crucial para poner modelo de constitucional» (200 I Teniendo en euenta el
democracia en el centro de la agenda de la teoría política desde princlipi<)s trágico historial del «naeionalismo étnic(»t, Habermas prefiere el n~tr;,.ti,,_
de los años noventa, El auge de la democracia deliberativa está estrecha- mo constitucional como fLwnte de integración social. La solueión que pro-
mente relacionado con la de la democracia que ha afli- pone para el problema de la cohesión soeial en sociedades y étni-
gido a los regímenes occidentales desarrollados desde los eamente plurales como las nuestras--Ia formulación contemporánea del
años setenta,\fl constante retroceso de la participación en las elecciones clásico «problema del ordem> es dar rienda suelta al poten-
planteó serias dudas sobre la legitimidad democrática de diehos re!si lTlellles, eial emancipatorio que ya está presente en las institueiones democráticas
Una solución ha sido fomentar otras formas complementarias de n'1r1,,"~~ .. constitucionales. Según Habermas, la experiencia de vivir una consti-
ción polítiea, en de deliberativo, Ésta es ciertamente la tución democrática, que protege los dcrechos e intereses comunes,
nión de para la eomunicación lingüística y formas direc- potencialmente a todos los ciudadanos un sentimiento de pertc:neneia
tas de participaeión han estado siempre en primera línea de sus ca, con independencia de sus antecedentes o culturales,
intereses inteleetuales y Según la versión de Habermas de la de- El patriotismo constitucional se refiere a este proceso de identifieación con
moeracia los deberían considerar legitimas las le- un sistema político-legal del Estado demoerático constitucional. Un ejem-
yes que deben obedecer y sólo si el proceso democrático se ha or!?arlÍzildo plo afortunado es la Unión Europea, Un posible problema de esta solución
procedimentalmente para que los resultados sean producto de un proceso es, por supuesto, que la distineión clara entre los modos étnico y cí-
deliberativo de y formación de voluntades, Siguiendo las ideas de- vico (ligero) de adhesión política tiende a desdibujarse con el tiempo (véa-
mocráticas de (1927), Habermas sei'íala que la de la se Markell, 2000), El actual patriotismo constitucional del sistema legal y
político de la Unión puede eonvertirse fácilmente en un naciona-
5 Véanse también el dcbate entrc Habermas y Rawls (1997) y el análisis comparativo de lismo paneuropeo agresivo en el futuro, A pesar de sus el cosmo-
Baynes (1992), politismo de Habermas ha desempeñado un papel fundamental en los re-
(, Sobre la influencia del pragmatismo amerieano clásico en Habermas, véase Aboulafia eientes debates sobre las posibilidades de regulación política de la
et al. (2002), globalizaeión. Por ejemplo, su propuesta de una «democraeia Dosn:1cional!>
es un intento de extender su procedirnental de la democracia minado por una tensión centraL Por una parte, en últimas décadas he-
deliberativa a nivel internacional. Es más ambiciosa y democrática que el mos avances científicos asombrosos en campos de la inves-
derecho de gentes de Rawls (1999) Y menos optimista que la propuesta de tigación y en biogenética. Por en el del
David Held (1 para una democracia cosmopolita. Va más allá de la gcnorna humano halló la secuencia del ADN de la huma-
Drcmules1.a de Rawls en el sentido de que apunta a la necesidad de tener un na y las del cerebro son al menos
orden global legitimo. A diferencia de Helc!, sin embargo, 1laber- en los de los desarrollados. Por otra la religión se ha
mas no tiende a limitar la democracia deliberativa (pero no el patriotismo revitalizado hasta el extremo de cuestionar la teoría de con-
al nivel del Estado-nación. Más allá de ese sostiene vencional. En filosófico esta vuelta a la asume a menudo
Ha.bermlas, la autolegislación no reúne todavía las condiciones el carácter de una crítica fundamentalista a la modernidad occidental pos-
políticas y necesarias. Distinguc entre tres escalas de gobierno dile- metafísica. Las de Habermas al doble desat10 del naturalismo
rcntes. El primero es el nivel del Estado-nación en cl que la democracia científico del fundamentalismo son coherentes con los princi-
como autolegislación puede darse en determinadas condicio- pios fundamentalcs de su A del conductismo posi-
nes. Una segunda escala es transnacional y, de acuerdo con Habermas, tivista de del que motivó la social del yo de
«con una creciente necesidad de regulación y L a escala Ihbermas detccta el de que un reduccionismo similar pueda
más general de gobierno abarca todo el globo pero, a este nivel, el Estado afectar actualmente a la neurociencia. Llevados por los impresionantes
de derecho internacional está lejos aún de estar «constitucionalizado» avances nuestro la tendencia entre los neurocientí-
(2006a, p. 1 En rcsumen, el cosmopolitismo de Habermas es todavía ricos de reducir la conciencia humana a interacciones qui-
una idea en desarrollo que todavía tiene que dar una respuesta convincente micas en el cerebro es tan y equivocada como hace un siglo. De ahí
a la pregunta clásica dc Kant sobre cómo puede la «paz perpe- la de Habermas para que los científicos sociales demuestren las di-
tua» entre naciones en un mundo cada vez más global izado. mensiones cultural y normativa de la conciencia humana a sus de
El cuarto aspecto y el más reciente de la carrera de Habermas trata del las ciencias naturales. Su está claro. La mente humana posee un
resurgimiento de la religión. Habermas, un «ateo metodológico» (2002, p. carácter normativo que no es menos que su quími-
]29), se sitúa entrc aqucllos que, como Rawls o Robert Audi, sostienen que ca y Su respuesta a la revitalización de la no es menos
los motivos religiosos deben traducirse en argumentos seculares para que clara. Habermas propone que que diferenciar entrc las posturas relH?lO-
entren en el debate púbico y aquellos que argumentan que dicha traducción sas y las ilustradas: al contr'aniO
no es necesaria. Tal como expliea en religión y la esfera pública», que las estas últimas han sido aliadas en la lucha por
Rawls y Audi echan a la espalda de los una earga excesiva: no de- los derechos humanos y las formas de vida democrática p. 124). Su
berían ellos sino los funcionarios públicos y los políticos quiencs se res- ateísmo lo sitúa más cerca de estas de ilustra-
ponsilbilizanrn de la traducción de las reivindicaciones en secula- da, lo que supone un obvio de sus anteriores. Ahora
res. Pero la de no necesitar dicha traducción que sostienen critica abiertamente la secularista del naturalismo por evitar que
autores como Paul Weithmann y Nicholas Wolterstorff conlleva consecuen- las ilustradas en la esfera
cias aún más graves. Esta situación podría suponer la desaparición de la se- Sin para nosotros, el más dc csta ín"v,d"ln1p
paral:ió,n entre Iglesia y Estado, poniendo en peligro el principio dc neutra- colección de articulas se refierc a su naturaleza parcialrnente auto!nogritll-
lidad que los regímenes constitucionales democráticos. Habermas ca. En el articulo Habermas oti"ece a los lectores una digresión bio-
es muy claro en este punto. Aunque reconoce la inmensa intluencia del detallacü¡ y f~lscinante. En él nos cuenta de forma ciertos rasgos
cristianismo en el pensamiento filosófico y político occidental (Ratzinger y haber tenido un fundamental en su interés por la
es tajante en cuanto a que «todas las decisiones pollticas comunicación lingüistica humana (de niño le operaron el lo que le
ejecutables deben formularse en un lenguaje que sea igualmente accesible a pnw()co un grave impedimento para hablar). Para que ha
todos los ciudadanos y deben poder justificarsc en este lenguaje también» do en tantos debates como Habermas durante más de medio siglo, esta re-
(2006b, p. 12). En Entre naturalismo y religión, una serie de articulas tra- velación no es tan como la confirmación de su pn=oc;Ul)aC;lÓn
ducidos al inglés en Habermas desarrolla sus ideas sobre la religión. vital con la «esiera como un de comunicati-
Su principal argumento es sencillo. El actual panorama intelectual está do- vos razonados»
EvaLuación y no've(iadles según él mismo, es Handeln. Sin embargo, la
palabra alemana es confusa, porque conlleva tanto la idea de
No hay duda de que la empresa de Habermas es valiente. En un momento entendimiento como la de acuerdo. Por supuesto, se podría señalar que un
en el que la influencia del individualismo liberal es hegemónica en deter- acuerdo presupone, al menos, un minimo de entendimiento. Cuando dos
minadas ciencias y la agenda posmoderna sigue dominando en personas se ponen de acuerdo sobre algo, es necesario que cierto en-
otras, la obra de Habermas destaca por pretender encontrar nuevas bases fi- tendimiento de lo que acuerdan. Sin embargo, el entendimiento no presupo-
losóficas para la teoría crítica por ejemplo, Honneth et I A ne acuerdo: del hecho de que dos personas se entiendan no se de:spr'ende
pesar del carácter de la obra de Habermas, su pura de que l1eguen a un acuerdo sobre lo entendido (véase también Roderick,
miras y en sí rnismas que, probablemente, no ten- 1986, pp. 158-1 Esto debilita el argumento de Habermas, según el cual
ga parangón en el siglo xx. Habermas combina un abanico la comunicación presupone la posibilidad de Puede que ten-
de filosofías y teorías Se ocupa de un pro- ga razones convincentes para seüalar que la comunicación no puede darse
blemas, que van desde los filosóficos tradicionales hasta la c01rn¡:lle]i- realmente si no existe la posibilidad de entendimiento, pero esto no implica
dad de la Como el alcance de su obra enorme y que el vinculo entre ambos elementos sean tan fuerte como él piensa. Este
difíciles las tareas que se propone realizar, sería inconcebible que su pro- problema surge especialmente cuando la comunicación se entre in-
yecto careciera de lagunas significativas. Ni siquiera vamos a intentar hacer dividuos que pertenecen a diferentes culturas, y esto nos lleva al punto si-
una lista exhaustiva de todas las críticas que sus escritos han recibido. Sería guiente.
demasiado y, en caso, Habermas ha incorporado al¡;~urlos Hay críticas más profundas relativas a los conceptos de racionalidad co-
de esos obra. Más bien mencionaremos lo que para noso- municativa y de situación de habla ideal, tal como los concibe y conceptua-
tros son las principales debilidades de su Nos ocuparemos cspe- liza Habermas. Aunque, hipotéticamente, uno pueda imaginarse que existe
cialmente de sus clave sobre la racionalidad comunicativa porque, una situación de habla ideal, resulta bastante dificil comprender de qué ma-
hasta el momento, han sido los más influyentes. nera podrían las personas llegar a un entendimiento, y no digamos a un
En primer lugar, está un asunto fastidioso pero as- consenso, cuando están en juego formas de vida radicalmente distintas
pectos de su obra carecen de fundamentos empiricos sólidos. Su contribu- en consecuencia, diferentes presupuestos subyacentes). En estas condicio-
ción a la teoría crítica sc basa en determinadas «ciencias reconstructoras», nes, resulta problemático incluso el concepto habermasiano de «la fuerza
que han sido constante críticas por razones y con ra- del mejor argumento», independientemente de lo inocuo que pueda parecer
zón. Por la base de la de Piaget o dc Kohlberg no ha a primera vista. De hecho, las propias reglas de una argumentación válida
dejado de ni la de Lévi-Strauss el l). forman parte de una herencia y tradición de tipo cultural y, por lo tanto, uti-
La falta de fundamento para estas teorías puede poner en lizando los términos de Habermas, están abiertas al debate y a la crítica.
la esencia de la teoría habermasiana de la acción que, en su Aquí entramos en un círculo vicioso, ya que decidir cuál es el mejor argu-
procedimiento de reconstrucción racional, se basa bastante en ellas. Una mento depende de la «fuerza del mejor argumento» de Habermas y a
crítica similar afecta a la de la evolución social de él su vez, se elegirá en función de la fuerza del mejor argumento, y así sucesi-
respalda con sus lecturas selectivas de la obra de otros teóricos de vamente, hasta el infinito. Dejando a un lado estos problemas analíticos,
la evolución y por citar sólo unos basta con señalar que la situación de habla ideal no sirve a sus obietivcls
nes, a su vez, solían basarse en fuentes secundarias. La reconstrucClón que prácticos cuando existe una confrontación entre diferentes ámbitos cultura-
hace Habermas de las dadas por otros a la evolución clarifica les, lo cual resulta especialmente evidente en el mundo científico, cuanclo
e ilustra realmente bien su propia posición, pero, como defensa de es hay sistemas teóricos o paradigmas opuestos.
inevitable que no resulte Con esto no queremos decir en abso- Si Habermas es el representante más influyente de la segunda genera-
luto que el marco teórico de Habermas no pueda sostenerse con nn"'r'~, ción de la Escuela de Frankfurt, Claus affe y Axel Honlleth son realmente
empíricas, sino que se necesita más investigación para poder juzgarlo a este
respecto.
En segundo el hecho de que este autor señale que el fin de la ac- 7 Para un argumento similar, véanse también Held (1980, pp. y Giddens
ción comunicativa es el entendimiento o el acuerdo plantea y, (1985b, pp. 114-1
los más importantes de la tercera. Para empezar, ambos son alumnos de lidad y condiciones de confianza» p.
Habermas. Han de forma coherente las lineas de investigación ini- lo Consideremos el de la esfera pe'lítIea nllhI11{''l
ciadas por Habermas o al menos a las que él ha de forma im- tanto alaba.
portante. Aun Offe y Honneth han hecho onginales al dlstm~~ue entre la democracia lV'IlWIl, n~pfi~~scnta.tiva, y
DrcJVecto de una teoría crítica de la con Claus Orre directas y de vida democrática. La se pone de mani-
(1940). Su campo de principal es el Ei.stado del bienestar. Offe fiesto en las elecciones En este caso, del acto
ha sido uno de los principales científicos sociales europeos en este campo individual de votar pueden ser e im:tnlmentales, como
desde los años setenta. Su análisis abarca el augc la caída de la literatura la literatura influida por la teoría de la elección las condicio-
sobre los nuevos movimientos sociales (1 la caida del socialismo y los nes contextuales institucionales de esfera o asociativa»
desafíos actuales que la econórmca Más que p. por otra suelen de
Habermas o Honneth, Ofre ha confiado en los análisis empíricos detallados y solidaridad. Fiel a su interés de toda la vida por
para sus tesis s. Partidario de una estrategia de neoms- les» y formas asociativas de
titucionalísta el 4), Offe pretende hacer la ética del discurso convencido de el crítico de la ética
de Habermas más abierto al anúlísis empírico. El hecho de que críticos teó- berarse en determinadas condiciones concretamente las que
ricos como Offe se inspiren en el nuevo instituclOnalismo demuestra la me- pnJp,Jn:JOnan las «relaciones asociativas». En resumen, la última aDOrla-
dida en que esta metodológica no se asocia exclusi- eión de OlTe la teoria crítica de la sociedad es una sobre las
vamente con las premisas individualistas de la teoría de la elección d¡';PC)SlC¡C)!1C;S institucionales de las sociedades desde la
racional. También demuestra que la rama de la teoría crítica que representa pel'speetlva pltmt1caCla por la ética del discurso dc pues, pro-
Offe está abierta a otras perspectivas analíticas de las que se suelen asociar de tcoría de «alcance rnedio» que Habermas no ha eonse-
tradicionalmente con la Escuela de Frankfurt, como el psicoanálisis freu- por lo que se le critica.
diano o el análisis de clase marxista. El argumento de Orfe es sencillo. Ha- La contribución de Axel Honnetb I al «teoría crí-
bermas ha identificado correctamente dos elementos que son necesarios tica de la sociedad» es marcadamente distinta de la de Offe. Honneth no
para que se desarrolle un cívico fuerte: las garantias constituciona- cree que la teoría crítica deba conceder un estatus a los «movi-
les (procedimientos) y el valor cívico morales posconvencionales). mientos sociales» ni a otro grupo social en realidad. Ni el proleta-
Sin embargo, la de estos dos elementos en el «patriotismo constitu- riado, corno muchos autores de orientación creían durante tanto
ciona1» no garantiza por sí misma el desarrollo de la «solidaridad», el me- 'H.. IllIJV, ni los nuevos movimientos sociales de los años setenta y ochenta

canismo de dirección que los teóricos sociales críticos desean fomentar a la teoría crítica como un de hilo conductor empírica-
contra el «dinero» y el administrativo». Según las condiciones mente visible para normativamente rele-
eonstitucionalcs y de socialización decir, educativas) de una sociedad lion1l!ctn y p. 1 En de las bases
pueden estar desarrolladas, pero «en ausencia de las instituciones corres- normativas de la teoría crítica deben situarse a más fundamental
pondientes que representen las identidades colectivas ... el potencial de ca- que el que grupo social concreto. Desde este punto
pa(~¡d:adt~s morales no se materializará» (1 p. 81). Offe piensa en de se acerca más al de Habermas. Sin no es
la red de 0l")sal11zaCJOlles que fomentan las «relaciones asociativas», por menos con la solución propuesta por Habermas que con la de Offe.
ejemplo, no gubernamentales y asociaciones voluntarias Honneth sostiene que la teoría crítica de Habermas -basada en la húsque-
re,:pemsables de la representación social y la mediación de intereses. Las da de la es defectuosa. En antes que la
«relaciones asociativas» son especialmente importantes porque realizan la uU~"j'."'AW de Flabermas hay un modo más universal y fundamental de inte-
función catalizadora de activar las capacidades para un juicio moral. Lo ha- racción humana: la «lucha por el reconocimiento». En dos últimas déca-
cen, explica Ofre, «generando como subproducto [... ] la garantia de estabi- das su ha sido reconstruir ese nivel fundamental mediante la teoría
social del reconocimiento.
Tras varios libros que ahora se pueden considerar pasos preli-
'Un buen es su debate sobre la del bienestar socia] en OITe (1996, pp. minares hacia su teoría del reconocimiento, en 1992 Honneth La
105-223 ). lucha por el reconocimiento, su por Habermas
(la traducción al castellano se publicó en 1997). Si bien la influencia de Ha- Lukács, Hcidcgger y Dewey para apoyar su afiúnación de que la «actitud de
bermas es obvia en esta obra ejemplo, la forn1a en que Honneth conci- compromiso empático en el mundo [... ] es anterior a nuestros actos de cog-
be el pragmatismo filosófico estadounidense como una forma de ne¡S(elJa- nición. imparcial» (2008, p. Para reforzar la demostración de que el re-
nismo de izquierda), Honneth también se distancia de su director dc COnOC1l11lento es antenor al COnOClll1lento en el ámbito de la actividad
Honneth recurre a la social de Mead para complementar el mo- Honneth recurre a las recientes investigaciones de psicología evolutiva nara
delo de reconocimiento desarrollado por el Hegel (l p. 71). Man- demostrar que la identificación emocional es «absolutamente necesaria ~ara
tiene que Hegel fue el en identificar las condiciones para la adoptar la perspectlva dc otra persona, que a su vez lleva al desarrollo la
autorrealización en las sociedades postradicionales y fueron desa- capacidad de pensamiento simbólico» p. También se apoya en la
rrolladas, en términos por Mead, Ún concreto se interesa idea de Stanley Cavell de «reconocimiento» para demostrar que éste pnx(:de
por la noción de «otro de Mead, la actitud del grupo social al conocimiento en sentido Por ejemplo, cuando A dice
que permite a los niños de la etapa del a la de sufriendo» y B contesta «Sé que estás no se trata de una expre-
zado» el De los tres tipos de relación de reconocimiento sión de conocimiento cognitivo sino de «una de simpatía»: sólo
identificados por ~amor, derecho y solidaridad-- Honneth cree que porque B es capaz de rcconocer el sufrimiento de A se pucde dar una rela-
la idea del «otro de Mead sirve para aclarar el segundo, el re- ción social (ibid., p. Por supuesto que esto no descarta otras posibilida-
conocimiento legal p. A diferencia de sin el des. No es dificil imaginar un caso en el que alguien «Sé que sufres»
análisis de las relaciones mutuas de Mead no trata de la «relación amorosa» sin que esto suponga una expresión de simpatía. El ejemplo límite sería el de
ni de la relación de solidaridad. Las sociedades modernas han cambiado ra- un torturador. Aun el argumento se sostiene: es necesario haber
dicalmente en los últimos 200 afios y los análisis de Hegel de Mead han mentado el sufrimiento para poder pensar y hablar sobre él.
quedado obsoletos. Un buen es la categoría del ;econocimiento le- Después de diversas pruebas para demostrar la del re-
gal. Tanto como Mead sólo tenian en cuenta los «derechos civilcs li- conocimiento sobre el conocimiento en las relaciones humanas. Honneth
berales». Como sefíala en la mayoría de los paises desarrollados presenta la idea de el punto culminante de estas conferencias.
ha habido una de los derechos humanos para abarcar los dere- Honneth recupera esta normalmente asociada a la primera ge-
chos económicos y sociales en la segunda mitad del siglo xx, Hasta neración de teóricos para designar el proceso de «olvidar» el hecho
época los derechos humanos incluían sólo derechos políticos y civi les de que el reconocimiento precede al conocimiento. La reificación como «ol-
derecho de derechos de libertad de expresión, Con la vido del reconocimiento» pretende captar una amplia gama de situaciones
ratificación por en 1966 del Pacto Internacional de Dere- en las que los actores preocupados unidimensionalmente con con-
chos Económicos. Sociales Culturales, se produjo un profundo cambio. seguir un objetivo, pierden de vista otros motivos y objetivos posiblemcnte
Los derechos humanos ahora una serie de derechos más más importantes. Pone el ejemplo de la tenista tan obsesionada por ganar
sustantivos, como el derecho la educación o el derecho a la salud fisica y que olvida que su oponente es su mejor amiga (ibld., p. 59). es la reIfi-
mental. Honneth sostiene que los requisitos previos para el autorreconoci- cación de otras personas (o «reifíeación Pero la reificación
miento ahora un fundamental, concretamente la espe- puede darse de otra forma. Se puede negar el acceso al hecho del reconoci-
cificación de las condiciones para su aplicación (ibid., p. ] 77). miento antecedente por una serie de «esquemas mentales» que disminuyen
Más recientemente Honneth ha desarrollado su teorla del reconocimien- en gran medida nuestra capacidad para ver la situación más allá de
to en dos direcciones distintas. En primer en las conferencias Tanner cios y estereotipos. Pcnsemos en la tenista que está tan centrada cn ganar el
de 2005 que ofreció en la Universidad de California en Bcrkeley, Dunnlc:a- siguiente torneo que olvida que también es una mujer que sólo recientemen-
das titulo de se exponen los arp~un1entos te ha obtenido la garantía de sus derechos. Este es un caso de autorreifica-
para la prioridad del reconocimiento sobre el conocimiento. Como hemos ción. Equipado con estos dos modelos de reificación, el último paso de
visto, la teoría de la elección racional y las perspectivas individualistas afi- Honneth consiste en identificar las fuentes sociales de los actuales procesos
nes comienzan con el de un actor razonable capaz de de reificación. Rechazando la explicación sociológica de Lukács sobre la
el capitulo 4). El objetivo de Honneth es demostrar que esta premisa reificación (que señalaba la «sociedad capitalista del libre mercado» como
tivista no es tan fundamental como pretende. Su argumento central es que fuente de todo tipo de reificación), Honneth sostiene que los dos de
el conocimiento en realidad precedido del reconocimiento. a reificación indicados anteriormente tienen origenes sociales distintos. La
ideología del libre mercado que ha dominado las relaciones de en los
reconocimiento Honneth defiende la expansión del «reconocimiento
países muy industrialízados desde los años ochenta es, según Honneth, el
global de los derechos humanos»: «Ya no se pueden reivindicar solamente
«esquema mental» responsable de los procesos actuales de reificación inter-
ejerciendo la influencia diplomática o ejerciendo económica en de-
subjetiva. Un buen ejemplo de estos procesos es el auge de la industria del
lo que se necesita es la cooperación directa con movi-
sexo, una esfera de trabajo en la que la mercanti1ización del cuerpo humano
mientos civiles de alcance internacional» (ibíd., p. 2 Desde este
está alcanzando niveles de aceptación social sin precedente. Aquí vemos la
de vista, Honneth parece más cercano al entusiasmo mostrado por otros teó-
utilidad del concepto de reificación intersubjetiva de Flonneth. Este conceD-
rícos críticos como Benhabib hacia las
to desenmascara contundentemente la natur~leza contradictoria del neolíb'e-
de una emancipatoria global que a las ideas más so-
ralismo, una mezcla ínestable de conservadurismo moral y políticas econó-
brias de Habermas.
micas del libre mercado (ibíd., p. 81). Volviendo a la autorreificación,
Más que un rasgo esto refleja el vital de Haber-
algunas prácticas institucionalizadas, como las entrevistas de trabajo, fo-
mas con el ideal de la sociedad comunicativamente cuya naturale-
m~ntan los autorretratos simulados y por tanto son obstáculos para Ul~a rela-
za altamente abstracta refleja sin embargo la escala territorial del Estado-
ClOn adecuada con uno mismo. ¿Hay algo más tristementc irónico que inten-
nación. es un fundamental. Peter Sloterdijk, uno de los
tar conseguir tu trabajo soñado a costa dc retratarse como uno realmente es?
críticos más furibundos de Habermas en Alemania de hecho
En resumen, la explicación que Honncth da de la reificación pretende pro-
ha basado su de una teoría crítica post Escuela de Frankfurt en la
porCIOnar a la teoría social contemporánea las herramientas que le permitan
idea de un «giro es decir, un movimiento de alejamiento de las
anahzar críticamente cualquier comportamiento racional que trate a los de-
relaciones temporales hacia las espaciales. Además, un debate central de la
más (o a uno mismo) como meros objetos. De esta forma se puede corregir
teoría social actual se refiere al «nacionalismo el ca-
conceptualmente el olvido del reconocimiento.
pítulo 8). Sin embargo, no hay razones para creer que el de la crí-
La scgunda dirección en que Honneth desarrolla su teoría del reconoci-
tica racional realizado por Offe y llonneth necesariamen-
miento, c~mo. se v~ en Reconocimiento y en la que explora
te los temas Al contrario, como demuestra este capítulo, la
la v101ac10n slstematrca de las condiciones de reconocimiento. Su teoría so-
última generación de los teóricos críticos de Frankfurt trata activamente de
cial crítica se centra en las causas sociales responsables de la distorsión de
afrontar los desafíos que plantea la globalización así como los
las relaciones sociales del reconocimiento (2007, p. 72). Si en Reificación
pnJb]¡enms políticos y éticos asociados a la descentralización gradual de la
lIormethtrata del proceso de olvido de que el reconocimiento p1:ecede al
escala nacional (por ejemplo, cómo garantizar el respeto de los derechos
COnOC1ll1lento, en Reconocimiento y trata las circunstancias en
humanos tradicionalmente impuestos por los Estados democráticos consti-
las cuales se niega el reconocimiento. Según 1"lonneth, los científicos socia-
tucionales en contextos transnacionales). Las teorías sociales críticas de
les de orientación critica deberían dirigir sus investigaciones a una serie de
Habermas y sus más jóvenes Offe y 110nneth traen de esta forma la
áreas asociadas a una forma específica de reconocimiento social. Su pro-
tradición de la Escuela de Frankfurt al siglo xx!. Está por ver si van a tener
grama de investigación debería incluir en primer lugar estudios sobre prác-
una influencia en la sociología tan duradera como Habermas.
tIcas de SOCIalización, formas familiares y relaciones de amistad. La inHu-
yente obra de R. W Connell sobre las masculinidades (1 parece ilustrar
lo que Honncth. En segundo lugar, deberían centrarse en el conteni-
lecturas recomendadas y bibLiograña
do, y del derecho positivo: por ejemplo, inHuye la legisla-
~lon promulgad¿; en un país en la vida de aquellos a los que afecta? Y, por
Los que una introducción histórica a la Escuela de Frankfurt pue-
ultlmo, los c1ent1f1eos socur!es deberían centrarse en «modelos reales de es-
den consultar lntroduction to Critical TheOlY de Held. Para una buena
tima socia!» (Honneth, 2007, p. 75). En relación con esta última forma de
apro;\lrnai:iéll1 analítica al proyecto de la teoría crítica, recomendariamos el
reconocimiento social, Honneth se refiere a la esfera del trabajo. Efectiva-
excelente libro de Geuss The Idea ola Critical Si se desea una in-
mente: no es difícil ver por qué el desempleo pone en peligro la estima so-
trodueción breve pero comprensible a] conjunto de la obra de Ha.bermas,
CIal: SI se impide a una persona buscar una ocupación económicamente gra-
dos buenos de son la introducción de Bernstein a Habermas
trf1cante, la estima social de esa persona respecto a sus logros y habilidades
y la volumen que él mismo compila, y la de Gid-
md1v1duales se verá gravemente dañada. En el caso de la segunda forma de
dens a este mismo libro (titulada «Razón sin También es re-
Bernstein, R. J (1978): The KCI'triuCl'ur,inv of Social and Political Filade1-
comendable, aunque sea más difícil, el libro editado por Dews Autm,ton¡y
fia: University of Pennsyl vania Press.
and Solidarity, que reúne varias entrevistas con Habermas. La tercera ~ (ed,) (1985a): Habennas and !V/(JaE'l'rlIIv, Camt1ndge: Press. [Ed. cast:
de to Critical de Held analiza la obra de Habermas Habermas la Madrid: Cátedra, 1991.]
dentro del contexto de la teoría crítica en general. La teoría crítica de (19851): en R. J. Bernstein Habennas and l'v1i)ch'rnilv.
gen Habermas de una excelente intro¿ucción a los nrlmpnl.' Cambridge: pp. 1-32.
escritos del autor, pero no del todo su teOrIa de la aCClOn comUJ1l- Calhoun, C. Habermas and the Pub/ie MIT
cativa. Ésta queda muy bien resumida en Habennas and the Dialectic Press.
Reason, de Ingram. El libro editado por Thompson Held, Habermas. Cri- Connell, R. W. ( 1
tical Debates, evalúa de forma crítica la pragmática universal de Habermas. Cooke, M. (1
Jürgen de es un sólido y equilibrado repaso la Cambridge
obra de Habemlas en el que incluyen no sólo sus escritos sobre la racio- Cross1ey, yJ ¡he
nalidad sino últimos trabajos sobre teoría Haber- Public Oxfórd: BlackwelL
mas y la libro editado por Bemstein, reúne una excelente co- Dallmayr, F R" Y T A. Ur,ldeTslúndillg and Social Notre
Dame: University ofNotre Dame Press.
lección de artículos centrados en la defensa habermasiana del de
Dewey, 1 (1 [1 The Public and lts Problems, en J. A. Boydston
la Ilustración. Resulta irónico que Habermas, que basa principalmente su
Jolm The Later Works, vol. 2: 1925-1927, Carbolldalc: Southern Illinois
teoría crítica en comunicativas orientadas al se University Press, pp. 235-372. east.: La y sus ¡m:>bt'en:ras,
haya dirigido a su audiencia de forma ininteligible, en absoluto accesible. Madrid: Morata,
No obstante, sus primeros como Historia Ji crítica de la 0pulIon Dews, P (1986) Autol'i'(JIJ!lyand \()/I/Ull',!'" Inl,erVZel1,iS with
pública: la estructural de la vida y Tbwards a Ra- . Londres: Verso.
tional Society e interés), son más accesibles, al que Fahrenbach, H (1973): W7rkliehkeit Ff/aller
sus escritos más recientes sobre la globalización y la Unión Europea. Reco- Schulz, Pfüllingen Neske.
nocimiento y y de Honneth son de fácil lectura y Geuss, R. (1981): The Idea Critical Cambridge: LamtlrJclge
suponen una excelente introducción al programa intelectual de la tercera Press.
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