The Zoran's Mate

Barbarian Brides 02 - The Zoran's Mate
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Traducción
Corrección
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Debo tenerla. ¡Y lo que quiero, lo tomo!
Cuando su mejor amiga Sarah Granger le pide a Ava Payne si va a

dar una clase en su lugar, Ava acepta felizmente. Después de todo, su
mejor amiga está embarazada de un bebé Zoran, y después de escapar
por los pelos del horrible Nezdek en su misión anterior, este debería ser
un cambio de ritmo bienvenido.
Ava lamenta rápidamente esa decisión cuando los Nezdek invaden

la Tierra, la secuestran y la desnudan. Los terribles y pálidos
alienígenas quieren procrear con Sarah, pero se conformarán con Ava.
Cuando su nave es atacada, los extraterrestres la abandonan en un

planeta al azar, aparentemente deshabitado, y prometen regresar más
tarde. Parece que no hay salida para ella. Pero cuando Ava tropieza con
una cueva para encontrar refugio, se encontrará con una gran sorpresa..
Turnon ha estado viviendo en este mundo desde que tiene memoria,

completamente solo. El alto guerrero alienígena cree que es el único de
su especie que queda vivo... hasta que una mujer humana con curvas
deambula por su cueva y pone patas para arriba su mundo.
El bárbaro y posesivo extraterrestre no comprende completamente

sus complejos sentimientos por Ava, pero sabe una cosa con certeza: la
quiere. ¡Y lo que quiere, lo toma!
The Zoran's Mate es el segundo libro de la serie Barbarian Brides. Es

un romance de compañeros destinados con una mujer humana
curvilínea y un hombre de las cavernas alienígena arrogante y
testarudo que hará cualquier cosa para proteger a su pareja. ¡Un Feliz
por siempre garantizado!
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Ava
—Buenos días clase. Mi nombre es Ava Payne y hoy seré tu

maestra sustituta.
Un gemido colectivo atraviesa el aula, y ya puedo ver a
algunos estudiantes cerrar sus computadoras portátiles y
dirigirse a las puertas. Un gran comienzo...
—No tan rápido—, protesto. —Sé que todos vinieron a ver a
la Dra. Granger, pero desafortunadamente, ella no puede estar
aquí hoy. O mañana. O el resto del semestre, para el caso.
—¿Por qué no?— Protesta una chica rubia en la primera fila
mientras empuja sus lentes por el puente de su nariz. —¡Todos
tomamos esta clase especialmente para conocer a Sarah
Granger!
—Ella está de baja por maternidad—, le digo.
Mi mejor amiga se quedó embarazada de un gran guerrero
azul Zoran, y yo tengo que hacer de todo para que la situación
vuelva a la normalidad.
—Sin embargo, yo también estaba en el Spearhead —,
continúo. —Viajé junto a los Suuna. Estoy segura de que te
mueres por interrogar a la Dra. Granger, pero también puedo
responder a todas tus preguntas.
—¡¿Ah sí?!—, dice la rubia remilgada de enfrente. Ella toma
una copia de su libro de texto y lo sostiene para que lo vea. Mi
vida en Arconte: 24 horas con los Nezdek o Cómo aprendí a dejar de
preocuparme y amar al Zoran. El libro que Sarah escribió sobre
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sus aventuras en Archon, tratando con los Nezdek, se ha

convertido en un gran éxito. —¿Fuiste esclavizada por
extraterrestres? ¿Te enfrentaste al Demogorgon en el pozo?
¿Derribaste a la bestia de otro mundo con tus propias manos?

¿Has sido abrazada por un Suuna o visto Drua, señorita
¿Has encontrado el amor en manos de un guerrero alienígena
herido?
Sabía que esta no iba a ser una clase fácil de enseñar, -Sarah
es alguien difícil de reemplazar, -no porque sea culpa suya, -
pero realmente me están haciendo pasar un mal rato. Cientos
de ojos me están mirando, cada uno con el ceño fruncido,
lleno de desilusión y enojo.
—No—, le digo. —No, no he sido embarazada por un
Zoran, si eso es lo que quieres saber.
Y espero no estarlo nunca. Sí, son sexys, altos, fuertes, pero
también son engreídos, arrogantes, imposibles. Posesivos. No
puedo estar atada así, soy un pájaro. Necesito volar.
—Pero, soy la mejor amiga de Sarah, lo creas o no.
Comencé como su asistente de investigación, pero han
pasado muchas cosas desde entonces, como estoy segura de
que ya han leído todos. Fui parte del Spearhead, de la misión,
y aunque no he pasado por las mismas pruebas horribles que
ella, sigo siendo la persona más adecuada para enseñar esta
clase. Después de todo, est{s aquí para aprender ‘Etiqueta
alienígena’—, le digo, señalando el título de la clase en el
proyector detrás de mí. —Están aquí para convertirse en
diplomáticos y embajadores, ¿verdad?
—Sí—, la clase responde sin entusiasmo.
—Bien, entonces comencemos.
Nuestra misión a bordo de la nave espacial HF Spearhead
era encontrar un nuevo hogar para los Zorans; los gruñones
guerreros alienígenas de siete pies de altura que han hecho
de la Tierra su hogar desde que su mundo fue destruido,
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hace varias décadas. En cambio, terminamos sin combustible

en el medio de la nada, y Sarah y su guardaespaldas Zoran,
Kazim, tuvieron que ir a pedir ayuda a los alienígenas locales.

Los extraterrestres locales resultaron ser esclavistas,
violadores y asesinos. Son llamados Nezdek: altos, delgados,
pálidos como un fantasma, con ojos blancos y cabello largo, y
una inclinación por la tortura. Sarah y Kazim apenas escaparon
con vida, y nos apresuramos a casa, liberando a sus esclavos
Suuna en el proceso.
Ahora, Sarah y yo somos profesoras en la Academia de la
Federación, preparando el último grupo de caras nuevas de
reclutas para los horrores que podrían enfrentar en el espacio
profundo.
Al menos, eso es lo que estoy tratando de hacer. En cambio,
todo lo que parece importarles es la audaz fuga de Sarah, o
cómo Kazim pasó de ser un boxeador sin guantes a un héroe,
como si fuera una aventura, una historia divertida.
Esa no fue una historia para mí y para Sarah. ¡Esa fue nuestra
vida!
—Ahora, pasen al 'Capítulo Tres: Primer Encuentro' en sus
tabletas. ¿Quién ha leído este?
Todas las manos se levantan en un instante. ¡Al menos han
hecho su tarea!
—¡Bien! ¿Alguien puede decirme de qué trata este capítulo?
Una chica de cabello oscuro con un suéter rojo levanta la
mano. Me doy cuenta de que debería saber todos sus nombres,
pero esta es mi primera clase, y hay cientos de ellos. Prendas de
vestir será entonces.
—¿Sí, suéter rojo?
—¡Se trata de lo desafiante que es Sarah cuando se enfrenta a
los esclavos alienígenas!
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—No—, interrumpe la rubia remilgada. —¡Obviamente se

trata de lo valiente que es Kazim! Dios, ¿Sabes siquiera leer?
—Sé amable, chaqueta blanca—, le digo. —Ambas están

equivocadas, de hecho. No se trata de coraje o desafío. ¡Se
trata de adaptarse a la situación! Los Nezdek consideran a las
mujeres como una mercancía. Para ellos, somos esclavas.
Sirvientas. Ganado. Reproductoras. Podríamos decir que
estábamos conmocionadas, indignadas y horrorizadas, y
créanme, tendrían buenas razones para estarlo, pero también
pueden decir: ahora que sabemos esto, ¿cómo lidiamos con
ellos? Ante este prejuicio, Sarah y Kazim se adaptaron a la
situación. Kazim tomó la delantera en las negociaciones,
aunque Sarah técnicamente lo superó. Eso, para mí, es el
núcleo de este capítulo.
La mujer del suéter rojo levanta su mano otra vez.
—¿Sugieres que nosotros aceptemos su moral retrógrada?
Quiero decir, ¡son esclavistas! ¿No deberíamos estar
luchando contra ellos?
—Entonces, ¿estás sugiriendo que nosotros, como
humanos, siempre tenemos razón? ¿Que nuestra brújula
moral es infalible?
La chica arruga la nariz. —Bueno, en este caso... sí.
—En este caso, tienes razón—, le digo. —Por supuesto, las
ideas de los Nezdek son bárbaras. Sin embargo, debes
recordar que Sarah y Kazim quedaron varados en el espacio,
sin combustible. Estaban indefensos y completamente a
merced de los extraterrestres. No tenían otra opción que
cooperar, de verdad. Y al final, usaron las reglas de los
Nezdek contra ellos, usando una antigua ceremonia para
liberar a los Suuna y a ellos mismos. Justicia poética.
La clase garabatea notas furiosamente, y siento que
finalmente estoy llegando a alguna parte. De antemano
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estaba tan nerviosa que tuve calambres estomacales.

¡Enfrentarse a extraterrestres malvados es una cosa, enfrentar
una clase llena de críticos estudiantes es otra!
—Excelente. Ahora, pasen al Capítulo Cuatro y...

Antes de que pueda terminar mi oración, mi mundo se pone
del revés.
Literalmente.
Estoy flotando, mis pies erguidos en el aire, mi cabello oscuro
tocando el suelo. Por un segundo me pregunto si estoy teniendo
un mal sueño; si todo esto ha sido una especie de pesadilla
extraña y estresante y estoy a segundos de despertar, pegajosa y
enredada en las sábanas, pero luego toda la clase grita. El ruido
agudo hiere mis oídos, y los cubro con ambas manos, mis pies
patean en el aire, sin sentido.
El techo de la universidad se levanta con un sonido infernal
que hace temblar a todo el edificio. Una luz blanca y cegadora
me rodea, y estoy flotando en el aire.
Esto debe ser un mal sueño. Tiene que serlo.
Cuando estoy en lo alto, puedo ver el resto de la ciudad, y se
está incendiando. Miles de naves espaciales están abriendo
fuego, aparentemente al azar, disparando, quemando, matando.
El sonido de la destrucción sin sentido se apodera de mí
como un océano, y estoy demasiado aturdida como para
reaccionar. En cambio, solo miro, mi boca abierta, mis ojos muy
abiertos. Un solo pensamiento cruza mi mente.
Esas naves alienígenas tienen el mismo diseño de tres puntas
que las naves Nezdek.
Nos siguieron
Y están invadiendo la Tierra.
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Ava
ESTABA TENIENDO el sueño más horrible. Del tipo lleno

de extraterrestres malvados invadiendo la Tierra, y siendo
absorbida por el cielo, y viendo a toda la ciudad arder en
llamas.
Me alegra encontrarme de vuelta en la cama, con una
manta acogedora cubriéndome. La oscuridad me rodea, y
respiro aliviada. Hora de levantarme y prepararme para mi
conferencia de esta tarde. Los estudiantes estarán
decepcionados de no tener a 'Sarah Granger' como maestra,
pero no puede ser peor que mi jodido sueño.
Intento abrir los ojos... pero no puedo.
Extraño.
¿Todavía estoy dormida?
Intento levantar las manos, estirar los brazos por encima de
la cabeza, pero tampoco puedo moverlos. Algo que se siente
como correas de cuero parecen estar manteniéndolos en su
lugar. Intento mover el dedo gordo del pie, pero tampoco
puedo mover los pies.
Oh Dios.
¿Qué está pasando?
¿Me golpeé la cabeza en la ducha o algo así? ¿Estoy en
algún tipo de coma?
— Er slkave est woch.
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La voz alienígena envía un escalofrío por mi columna

vertebral, ¡o lo haría si pudiera moverme lo suficiente como
para temblar! Se siente cerca, como si casi me susurrara al oído.

No puede ser...
— Nem die nadel.
— Stimmt.
Un zumbido, como un ejercicio de dentista pero mil veces
peor, hace que cada fibra de mi ser se llene de pánico.
No fue una pesadilla.
He sido secuestrada por extraterrestres.
Mis ojos se abren y lo que veo es aún peor de lo que podría
haber imaginado. Dos Nezdek están encorvados sobre mí, y sus
ojos gigantes, blancos y fantasmales me miran. Los
extraterrestres son altos y delgados, su piel tan pálida que es
casi translúcida. Su cabello blanco está atado en una cola de
caballo que les llega hasta la parte inferior de la espalda, y están
vestidos con una armadura del color del sol.
El de la izquierda sostiene en su huesuda mano un taladro
masivo que zumba furioso, como un enjambre de abejas. Mi
parálisis se desvanece y siento que el control de mis músculos
vuelve a mí. Debieron haber usado algún tipo de droga en mí
para mantenerme tan sedada.
Solo ahora me doy cuenta de que estoy total y
completamente desnuda. Las tiras de cuero están atadas
firmemente a mi cuerpo, manteniéndome presionada contra la
fría losa de metal.
Grito. Grito tan alto y tan fuerte que los dos Nezdek hacen
una mueca de dolor y retroceden, arrugando sus aterradoras
caras.
No voy a dejar que ellos me diseccionen como a un insecto.
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Lucho tanto como puedo, pero no sirve de nada. Estoy atada

demasiado fuerte. Los alienígenas se acercan a mí con un
dispositivo extraño que intentan colocar en mi oído. Giro la
cabeza, pero luego me colocan un cuchillo quirúrgico afilado

en la garganta.
— Net bewgen.
Se me hizo un nudo en el estómago cuando siento que la
cosa extraña se desliza dentro de mi oído... y al momento
siguiente, de repente entiendo su extraño lenguaje gutural.
—¿Puedes oírme, esclava?
Giro la cabeza hacia el Nezdek. Me está frunciendo el ceño
con sus grandes cejas pobladas. No voy a dignificar esa
pregunta con una respuesta.
Irritado, chasquea los dedos.
—¿Estas escuchando?
Se gira hacia el otro alienígena.
—Ésta está rota, Matif—, dice. —Mírala a los ojos. Muerte
cerebral. Estos humanos son débiles.
—No, imposible, Lord Erran—, responde el alienígena. —
Según mis lecturas, ella puede escucharnos perfectamente.
¿Puedes hacerlo, humana?
Miro fijamente a los dos Nezdek, rezando para que sea
suficiente para convertirlos en vapor. Lamentablemente, no
lo es.
—¡Responde mi pregunta entonces, esclava!— Ladra Lord
Erran. —¿Dónde está la que llamas 'Sarah Granger'?
Oh Dios.
Como si tener un grupo de estudiante gritándome porque
querían ver a Sarah no hubiese sido lo suficientemente malo...
¡¿ahora me están secuestrando estos cretinos porque la estoy
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reemplazando?! Esta es la última vez que estoy haciendo una

sustitución, ¡eso es absolutamente seguro!
—Puedes comenzar por usar mi nombre—. Frunzo el ceño.
Lord Erran se ríe altivamente. Toma el taladro, y el sonido

que produce hace que mi estómago vuelva a hacerse un nudo.
—Habla, esclava, o cortaré tu tronco cerebral y obtendré la
respuesta de tu materia gris directamente.
Me trago el nudo de mi garganta.
¿Realmente puede hacer eso?
—No sé—, le digo.
El alienígena me mira furioso. —¡Se suponía que ella debía
estar allí!
—Bueno, me tienes a mí en su lugar. Apesta, ¿verdad? No
eres el único decepcionado, si puedes creer eso.
El pálido alienígena levanta sus pobladas cejas
inquisitivamente.
—Olvídalo—, le digo. —De todos modos, ahora que ambos
sabemos que tenemos una confusión aquí, no hay vergüenza en
llevarme de regreso, ¿verdad? No es necesario que me lleves a
casa, solo a cualquier parte de la Tierra estará bien.
—¡Bah!— Escupe el alienígena. —El Czar tendrá mi cabeza
por esto. Le prometí a la ardiente rubia.
Sus ojos espeluznantes escanean mi cuerpo desnudo.
—Quizás ella sirva—, murmura para sí mismo. —Matif,
sédala. Su balbuceo me molesta.
Oh diablos no. No voy a volver a quedar inconsciente.
Usando cada onza de fuerza que tengo, me las arreglo para
sacar mi mano de sus ataduras. Con mi mano libre, aflojo las
envolturas alrededor de mi cuerpo desnudo tan rápido como
pudo. Los Nezdek son tomados por sorpresa, y antes de que
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puedan detenerme, salto, agarro un cuchillo quirúrgico del

mostrador y apunto directamente a los dos alienígenas.
El Nezdek sisea algo, apuntándome con ese aparato

ruidoso gigante, y el zumbido taladra un camino hasta mí.
—No te muevas—, le digo. —¡Da la vuelta a esta nave!
Los dos alienígenas se ríen, y la ira hace que mis mejillas se
ruboricen de un brillante rojo.
—¡Basta!
—Eres tan ardiente como Sarah—, dice Lord Erran. —El
Czar disfrutará quebrantándote.
Los dos Nezdek me rodean, y mis ojos se mueven de uno a
otro. Enfrentarse a un alienígena sería difícil, ¿pero dos?
¿Estando desnuda? Esa es una historia completamente
diferente.
Erran se lanza hacia mí con sus brazos largos y huesudos.
En pánico, lo acuchillo, y él deja escapar un grito penetrante.
La sangre brota de su rostro pálido, un profundo corte en el
lado izquierdo de su rostro, a través de su ojo.
—¡Perra!—, Grita, cubriéndose la cara con las manos.
Lo miro aturdida, mis manos aún agarran el cuchillo
quirúrgico. ¿Acabo de hacer eso?
Entonces siento un pinchazo en el hombro izquierdo, y un
dolor sordo recorre instantáneamente mis venas.
Ya lo sé antes de verlo: una aguja esta sobre mí.
El maldito Nezdek me drogó de nuevo.
Tropiezo y caigo al suelo, tirando una mesa de material
quirúrgico, luchando contra la droga tan duro como puedo...
y fallando miserablemente.
Lo último que veo antes de desmayarme es la cara pálida
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del doctor Nezdek sonriéndome, mostrando sus afilados

dientes. Siento que la última esperanza que me quedaba
desaparece junto con mi conciencia.
Ava
ESTOY SIENDO SACUDIDA. DESPIERTO. Me siento

derecha y mis manos se deslizan por mi cuerpo.
Brazos. Piernas. Tetas. Todo sigue ahí.
Gracias a Dios.
Afortunadamente, ya no estoy desnuda. Una bata quirúrgica
blanca ahora cubre mi cuerpo. No es mucho, pero es mejor que
nada.
—Buenos días—, dice una voz gutural.
Con los ojos muy abiertos, me giro. Un guardia Nezdek me
está sonriendo detrás de las rejas. Sus ojos son tan blancos como
la leche, sin iris a la vista. Es increíblemente inquietante.
La habitación en la que estoy está tan oscura que apenas
puedo ver nada, excepto la cara del Nezdek. Parpadeo un par
de veces y poco a poco puedo comenzar a distinguir formas en
la oscuridad. Estoy en una celda de algún tipo. Sola.
—¿No vas a decir algo?
—Vete a la mierda—, gruño. Mi voz es ronca y me duele la
garganta, como si acabara de pasar horas gritando.
El alienígena se ríe. —Erran dijo que eras luchadora. Puedo
ver que no estaba equivocado. —Él se lame los delgados labios,
y yo levanto mis rodillas contra mi pecho, tratando de hacerme
lo más pequeña posible. —Tienes suerte de que el propio Czar
te quiera, ya sabes… intacta. Porque no me importaría probar la
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mercancía. He estado esperando probar a los humanos.

Sus ojos viajan sobre mi cuerpo, y me siento violada solo por
su mirada espeluznante.
—¿Cómo te sientes, humana? Un poco atontada, ¿no? Las

drogas te harán eso. Matif te dio una mega dosis. Has estado
fuera por casi un día, ya sabes. Era la única forma en que
podían mantenerte quieta.
Él sonríe, mostrando sus colmillos hacia mí.
—Qué buen premio serás... el Czar estará encantado.
Cierro los ojos y los mantengo cerrados, tratando de
bloquear todo. La voz chillona de mi captor, el suave
zumbido del motor de la nave, mi ruidoso estómago. Si me
concentro lo suficiente, podría despertarme en casa...
No. Céntrate, Ava. Desear no va a mejorar esto. Estoy en lo
más profundo, pero siempre hay una salida. Siempre hay un
plan.
Todo lo que necesito hacer es concentrarme.
Sin embargo, es difícil concentrarse con la vejiga pidiendo
atención desesperadamente. Y no veo un baño agradable y
cómodo en ningún lugar cercano en esta pequeña celda...
—Necesito usar el baño—, le digo.
—Ah, ¿así que puedes hablar?— Dice mi captor.
Ahora que mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad,
puedo ver un rifle atado a su espalda. Un plan comienza a
formarse en mi mente.
—Sin embargo, no tienes suerte—, gruñe.
—¿Qué quieres decir? Necesito usar el baño. Énfasis en
‘necesito’. No sé cómo funcionan las tuberías de tu especie,
pero los humanos tienen ciertas necesidades. Te ahorraré los
detalles, pero digamos que puede ser complicado si no voy.
El Czar me quiere ‘intacta’, ¿verdad?
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El guardia me frunce el ceño, sus cejas pobladas se

arrugan. Mi plan arrogante podría funcionar.
—Si no uso el baño, estaré arruinada. Increíble... ¡Estaré

echando a perder el wazoo!
—¿Qué es el wazoo?
—No quieres saberlo. Créeme. Es malo. ¿O quieres que Lord
Erran descubra que te equivocaste?
El alienígena me fulmina con la mirada.
—No confío en ti—, dice, —pero si dices la verdad, Erran
tendrá mi cabeza. ¡Bah!
Toma un par de llaves y abre la puerta de mi celda. ¡Sí! He
logrado el primer paso: conseguir que el carcelero alienígena
abra mi celda. Ahora la segunda parte crucial de mi plan
maestro: desarmarlo.
¿Cómo voy a hacer eso?
Mierda. No tengo ni idea.
No pensé que llegaría tan lejos.
Mientras estoy debatiendo furiosamente conmigo misma, el
Nezdek abre la puerta y me mira.
Oh mierda, no tengo tiempo. Solo tengo una oportunidad.
Necesito hacer que esto valga la pena. Respira, Ava. Tienes esto.
Un paso a la vez.
—Gracias—, le digo mientras me levanto y camino hacia mi
carcelero alienígena. En el momento en que estoy a su lado,
hago lo único en lo que puedo pensar: le doy un rodillazo justo
entre las piernas.
¡Clunk!
Mi rodilla rebota en su armadura. El Nezdek ni siquiera se
estremece, pero me duele la rodilla como loca. Me tropiezo
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hacia atrás, teniendo que agarrar las barras de la celda para

apoyarme.
—Tramposa—, gruñe el alienígena. — ¡Te voy a enseñar

una lección!
Sus dedos largos y delgados me rodean la garganta,
asfixiándome. Él me levanta, mis pies pateando nada más
que aire. Puedo ver su expresión cambiar de odio a lujuria
cuando sus dedos tocan mi piel desnuda. Me abraza
fuertemente, oliendo mi cabello, presionando su figura
huesuda contra la mía.
—Por Nao—, respira en mi oído. —¡Tan suave! ¡Tan
deliciosa! ¡El Czar puede perdonarme! ¡Debo tenerte!
Oh no. No, no, no, no. Diablos no.
Alcanzo detrás de mí asaltante alienígena y suavemente
saco el rifle láser de la correa en su espalda. Está tan ocupado
oliéndome que ni se da cuenta. Hago mi mejor esfuerzo para
apuntar el arma en su dirección, cierro los ojos con fuerza y
aprieto el gatillo.
¡Zap!
Un estallido de luz blanca, tan brillante que puedo verlo
con los ojos cerrados, ilumina la habitación. El carcelero me
deja caer y tropieza hacia atrás, y un olor a quemado llena la
habitación.
Me mira sorprendido y disgustado. Todavía puedo sentir
su toque en mi piel, y la ira pura fluye a través de mí. Apunto
el rifle hacia él y disparo. Otra vez. Y otra vez. Y otra vez.
Cuando abro los ojos, lo único que queda en su lugar es un
montón de cenizas.
Lo hice.
Descanso la espalda contra el frío de las barras de metal,
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inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Santo cielo.

Lo hice. Yo maté a un extraterrestre.
Sólo queda una nave entera.
Una vez que recuperé parte de mi compostura, asomo la

cabeza por la puerta. El pasillo está vacío. Agarrando el rifle
con fuerza, me dirijo por el pasillo, tratando de ser lo más
sigilosa posible.
Hay una puerta a mi izquierda. Me asomo, pero no veo a
ningún Nezdek. No, lo que veo es mucho peor.
Filas y filas de cápsulas de sueño criogénicas están alineadas
a ambos lados de esta enorme bahía de carga. Pongo el rifle a
mi lado y me apresuro a entrar en la habitación. A través del
pequeño cristal puedo ver los rostros dormidos de
innumerables mujeres humanas.
Mis propias palabras vienen a mi mente. Para ellos no somos
más que ganado. Reproductoras.
Cuánta razón tenía. Las están transportando como ganado.
Reconozco algunas caras del aula. La chica del suéter rojo está
entre ellas.
Oh Dios.
Ya no solo estoy tratando de salvarme. El destino de todas
estas mujeres depende de mí.
Agarro el rifle con un renovado sentido de propósito. Esto es
más grande que solo yo ahora. Tengo que dejar de lado mi
miedo, por ellas.
Las voces graves y guturales que bajaban por el pasillo me
sacan de mis pensamientos. ¡Ellos vienen! Tengo que tomar una
decisión en una fracción de segundo. ¿Los espero con las armas
desenfundadas? ¿O me escondo?
Mi respuesta de fuga gana, y me agacho detrás de una de las
cápsulas, maldiciéndome por ser tan cobarde. Varios guardias
Nezdek entran a la habitación y charlan entre ellos.
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—Wow—, escuché a uno de ellos decir. —Solo mira.

—Agradable.
—Joder, no puedo esperar a tener mis manos en una de

ellas.
—Sí, como si alguien de tan bajo rango como tú pudiera
obtener su propia esclava personal. Estas van directamente a
los Lores.
—Ah, vamos. No es como si no se les fuera a perder una.
—¿Estás seguro de eso?
—No, pero estoy dispuesto a arriesgarme si ustedes dos lo
están.
Su voz suena presumida y llena de autosatisfacción. Me
está haciendo hervir la sangre.
— Estás fuera de tus cabales. No arriesgaré mi cabeza por
ninguna humana, no importa cuán jugosas puedan ser.
— Tú te lo pierdes. Escuché que tienen a una viva justo al
lado. Nos ahorra la molestia de tener que despertarlas.
—Esa es específicamente para el Czar—, responde su
compañero.
Mi corazón da un vuelco cuando me doy cuenta de que
están hablando de mí.
—Estás más loco de lo que pensaba si quieres probarla. El
Czar te hará derretir y descuartizar.
—Oh, vamos, solo un vistazo no hará daño.
Las voces se desvanecen cuando los Nezdek bajan por el
pasillo. Mi corazón late tan rápido que me temo que solo su
sonido me delatará, y mis palmas están sudorosas y
pegajosas. Tengo que luchar contra el impulso de correr por
el pasillo y dispararles a los Nezdek, no tengo idea de
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cuántos eran. Tenía demasiado miedo de mirar, pero conté al

menos tres voces diferentes.
No puedo creer que hablaran de nosotras como si fuéramos

animales. Menos que los animales, incluso. Y en cualquier
momento, se darán cuenta de que ya no estoy en mi celda, y mi
escondite será descubierto.
¿Qué haría Sarah ahora?
Oh, ¿a quién estoy engañando? No soy Sarah. No puedo
destruir una nave entera de extraterrestres. Apenas puedo
abrirme camino a través de un paquete de mantequilla. No hay
esperanza.
Cierro los ojos y respiro hondo. Vamos, Ava. Piensa. Todas
sus vidas dependen de ti ahora. Este no es momento para sufrir
un colapso.
Necesito enviar una llamada de socorro de algún tipo. Alertar
a la Federación de nuestra ubicación. Esa es la única esperanza
que me queda: que puedan interceptar la nave antes de que
llegue al planeta de los Nezdek, Archon.
Asumiendo que queda una Federación para salvarnos...
Tengo que asumir que la hay, o de lo contrario nuestra
situación será catastrófica. Y la esperanza es todo lo que me
queda en este momento. Si los Nezdek son como nosotros,
tendré que llegar al puente, y eso estará en el último piso.
Respiro profundamente una última vez.
Que comience la función.
Corro por el pasillo e instantáneamente escucho gritos
provenientes de atrás. Demasiado para una misión sigilosa.
Disparo hacia atrás sin mirar, sin reducir ni un segundo la
velocidad. Por suerte, me encuentro con un ascensor, y ya está
en mi piso.
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Entro y presiono el botón del último piso. Unos treinta

segundos después, las puertas se abren de golpe y me
encuentro justo en medio del puente, rodeada de pilotos e
ingenieros desarmados.
—¡Todo el mundo al suelo!— Grito mientras levanto mi

arma.
Los Nezdek retroceden, sobresaltados. Corro hacia un
panel de control... y toda la esperanza que tengo se
desvanece.
El hecho de que implantaran algún dispositivo de
traducción en mí y pueda entender su idioma hablado no
significa que pueda leer su extraña escritura. El panel frente a
mí está lleno de símbolos alienígenas intermitentes, ninguno
de los cuales tiene sentido para mí.
Mierda.
En un último esfuerzo, empiezo a golpear teclas al azar,
esperando que por un golpe de suerte, pueda enviar una
llamada de socorro.
—No te podías quedar quieta, ¿verdad?
Una voz ronca me hiela la sangre. Me doy la vuelta y veo a
Lord Erran frente a mí. El líder Nezdek ahora está usando un
parche en el ojo, y su sonrisa es fría y sin vida.
—Yo puedo arreglar eso. Voy a hacerte pagar por lo que
me hiciste.
Sus ojos recorren mi cuerpo.
—No necesitarás esas piernas tuyas para reproducirte. El
Czar preferiría un espécimen perfecto, pero se puede hacer
una excepción por alguien tan peligroso como tú.
Mierda.
De repente, la nave se tambalea a la izquierda. La alarma
comienza a sonar, y la habitación es bañada por una fuerte
luz roja. Los ingenieros que me rodean están peleándose,
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gritándose entre ellos.

¿Lo hice? ¿Logré enviar una llamada de socorro con mi
torpeza? Pero, ¿cómo habían llegado tan rápido?
—¡Los Asir! ¡Estamos bajo ataque! —Grita uno de los pilotos.

—¡Maldita sea!— Lord Erran maldice. —¡Maniobras
evasivas! ¡Ahora!
Oh, es otra especie alienígena que viene a rescatarme. Ah,
bueno, los mendigos no pueden elegir, ¿verdad? No pueden ser
mucho peores que los Nezdek.
Una explosión sacude la nave, y soy arrojada por el aire.
Golpeé el frío piso de metal con un fuerte golpe. Si estos Asir no
tienen cuidado, nos matarán a todos. ¿Qué tipo de rescate sería
ese?
—¡No podemos despistarlos, mi señor!—, Dice uno de los
pilotos. —¡Son demasiado rápidos!
—Tírala a la bodega—, Erran gruñe a uno de sus soldados
mientras me señala. —La carga nos está frenando. Tíralas en el
planeta habitable más cercano. ¡Volveremos por ellas más tarde!
Dos soldados me agarran de los brazos y me levantan,
quitándome mi rifle. Lucho contra ellos lo más fuerte que
puedo, pero no sirve de nada. Me llevan fácilmente y me
arrojan de vuelta en mi celda, cerrando la puerta detrás de mí.
Me espera un duro aterrizaje.
Página23
Ava
UN FUERTE CHIRRIDO es todo lo que escucho: los pernos

de la bodega de carga se están soltando. Al momento
siguiente estoy cayendo, la gravedad artificial de la nave se
ha ido. Engancho mis brazos a las barras de metal de mi
celda, aguantando lo mejor que puedo.
Toda la habitación comienza a vibrar, y me temo que toda
la maldita lanzadera se desbaratará sola. Ya puedo sentir el
ligero tirón de la gravedad, y sé lo que eso significa. Estamos
a punto de entrar en la atmósfera de un planeta.
Solo he viajado al espacio a bordo del HF Spearhead. Esa
nave es del tamaño de un crucero, con toda la comodidad y el
lujo que ofrece su enorme tamaño. El aterrizaje forzoso en un
planeta a bordo de una desvencijada bodega de carga como
esta es más parecido a enfrentar un huracán en un bote de
goma.
No estoy deseando que llegue.
La presión sobre mi pecho aumenta, despacio pero
firmemente. Hay un fuerte golpe fuera de la bodega, como si
alguien estuviera parado afuera y tratara de golpear las
puertas con un mazo.
Trato de recordar todo lo que nos enseñaron sobre los
aterrizajes de emergencia en la Academia, pero en este
momento apenas puedo recordar nada.
Flotar en el aire hace que sea un poco difícil concentrarse.
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Mi estómago se revuelve cuando siento un tirón masivo y

repentino. Me estrello contra el suelo. Bien, ese debe haber
sido la apertura del paracaídas para frenar nuestro descenso.
Recuerdo esa parte ahora. ¡Ojalá lo hubiera recordado hace un

momento, para poder haberme preparado!
Tiempo para prepararse para el impacto. Me cruzo de brazos
y espero, tensa. Mis oídos palpitan mientras la adrenalina corre
por mis venas, mientras el viento azota la lanzadera, el sonido
es tan agudo y fuerte como un silbido, mientras espero el
momento, el impacto, el momento en que...
¡BOOM!
Es como un accidente automovilístico, pero diez veces peor.
Todo el transbordador tiembla violentamente, y siento que cada
centímetro de mi cuerpo grita de dolor.
Y luego... silencio.
El sonido del viento ha desaparecido. No más golpes, no más
temblores. Tengo algunos rasguños y algunos golpes, pero
nada importante.
Otra victoria: la puerta de mi celda no ha sobrevivido al
accidente. Está de lado, y la libertad llama. La única pregunta es
qué me estará esperando afuera...
Me arrastro y salgo corriendo hacia la bahía de carga. Estoy
intensamente aliviada al descubrir que las cápsulas de sueño
también han sobrevivido al choque. Las chicas se ven muy
tranquilas mientras duermen, no tienen idea de en qué tipo de
problemas están metidas.
Casi quiero despertar a una de ellas, solo para no estar sola,
pero decido no hacerlo. Probablemente estarán más seguras allí
que conmigo. Estoy varada en un planeta desconocido, sin
comida, sin agua. Sus vainas se ocupan de todas sus
necesidades.
Hablando de necesidades, realmente necesito ir al baño esta
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vez.
Busco un baño a mí alrededor, pero no encuentro nada.
Tampoco veo ningún panel de comunicaciones, por lo que
enviar un SOS está fuera de discusión. No sé cómo hacen sus

negocios los Nezdek, y tampoco tengo intención de
averiguarlo. Supongo que tendré que salir afuera.
Hacia lo desconocido.
Mierda.
No tengo otra opción. Los Nezdek volverán por nosotras, y
no quiero estar aquí cuando regresen. O perdieron la batalla
y no volverán, lo que podría ser peor, ya que no hay comida
ni agua para mí aquí.
Supongo que podría probar una de las cápsulas
criogénicas... pero esa idea me da escalofríos.
Necesito moverme. Pongo mi espalda recta, respiro hondo
y me dirijo hacia la escotilla de metal, mientras estoy
completamente cagada de miedo. Cualquier cosa podría estar
esperándome al otro lado de esa puerta. Un paisaje helado.
Un desierto abrasador. Bestias enormes, todas con colmillos y
cuernos, o arañas gigantes y venenosas...
O podría ser un pequeño prado tranquilo salpicado de
manzanos, me recuerdo. No estoy descartando eso todavía.
Respiro profundamente, agarro la gran palanca roja y tiro.
La puerta se abre de golpe.
Síp.
Definitivamente ya no estamos en la Tierra.
Página26
Ava
ME ESTOY BAÑANDO A LA LUZ DEL SOL. Soles gemelos

brillan sobre mí, uno grande y uno pequeño, y una suave brisa
hace que mi bata blanca se agite al viento.
Mis brazos se estiran ampliamente mientras lo absorbo todo.
No hay tundra congelada, no hay desierto árido, sino un
mundo exuberante y fructífero, lleno de vida. A lo lejos escucho
el canto de los pájaros y el zumbido de las abejas. Nuestro
transbordador aterrizó en un claro, al borde de una vasta selva,
un bosque primitivo.
No es exactamente el paraíso, pero está cerca.
La hierba se siente maravillosa entre mis dedos. Estaba
mentalmente preparada para lo peor, así que esta es una
sorpresa más que bienvenida.
¡YAWK!
Un pájaro gigante vuela por encima, chasqueando su pico al
pasar. Su envergadura masiva proyecta una gran sombra, y un
escalofrío recorre mi columna vertebral. ¿Qué tan primitivo es
este mundo, de todos modos?
Para mi alivio, pasa de largo, sin pensarlo dos veces. Bien. No
puedo lidiar con pájaros malvados en este momento. Mi vejiga
me está llamando la atención una vez más, y me dirijo al
bosque cubierto frente a mí. El follaje es tan grueso que casi
bloquea los dos soles. El aire aquí es decididamente más fresco,
y en la distancia escucho el suave y gentil rumor de agua
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corriendo. Me permito un momento para relajarme.

Después de tomar mi merecido descanso para ir al baño, me
dirijo hacia la corriente de agua. Después de hurgar en algunos
arbustos, me encuentro con un pequeño y pintoresco arroyo

que atraviesa el bosque. El agua es tan clara que es
transparente y, sin dudarlo, meto ambas manos y trago la
mayor cantidad de agua que puedo.
Es fría y refrescante, y sabe más limpio y mejor que
cualquier agua que haya probado en la Tierra. Cuando
levanto la vista, mis ojos se posan en un árbol lleno de las
frutas más grandes y jugosas que he visto. Parece que las
muchas ramas de los árboles están a punto de romperse
porque las frutas moradas son muy pesadas.
Simplemente debo probarla.
Arranco una de las frutas y muerdo, y la cosa púrpura es
tan jugosa como esperaba. Me baja por la barbilla mientras
me mancha la cara y me limpio la boca con el dorso de la
mano.
Creo que me he ganado el derecho a comer como un
hombre de las cavernas.
Si todo sabe tan bien como esta fruta en este planeta,
entonces este podría no ser un lugar tan malo después de
todo. A lo lejos, a través del espeso follaje, veo más árboles,
con diferentes colores de frutas: rojo, amarillo, rosa.
No puedo resistir la tentación.
Me dirijo a través del denso bosque, asombrada por el gran
tamaño de los árboles y de los frutos que dan. Estoy tan
perdida en mis pensamientos que pierdo mi sentido de la
dirección, y me detengo en seco cuando me encuentro frente
a la boca abierta de una cueva.
Por dentro está completamente negro, y un viento frío
sopla desde las profundidades, haciendo que el cabello en la
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parte posterior de mi cuello se erice. Con un sobresalto, me

doy cuenta de lo tonta que estoy siendo, varada en un mundo
alienígena y lo primero que hago es vagar por un bosque
oscuro y amenazador.
Me doy la vuelta, totalmente decidida a encontrar mi camino

de regreso siguiendo la línea de árboles frutales, pero mi plan
se detiene cuando una bestia alienígena masiva sale de la alta
hierba y me gruñe, exponiendo sus imponentes colmillos.
Oh mierda.
La bestia parece una cruza entre un oso y un perro, solo que
con cuernos. Sus ojos rojos y amenazantes me miran
directamente mientras lame sus afilados colmillos.
Mierda, mierda, mierda.
—Tranquilo, muchacho—, le digo.
La bestia gruñe y chasquea sus dientes hacia mí. Sé cómo
captar una indirecta, no le gusta que le hablen. Doy un paso
atrás, ya que es la única dirección que puedo tomar, pero por
cada paso atrás que doy, la bestia da un paso adelante.
Mi corazón late como un tambor de guerra, mis ojos están
muy abiertos mientras busco una salida, pero no veo ninguna.
La luz a nuestro alrededor se atenúa a medida que nos
adentramos en la cueva, pero aún puedo ver los ojos rojos de la
bestia, como si estuvieran brillando.
Golpeo mi espalda contra una pared enorme y dura.
Fin del camino.
Mierda. Devorada por un perro oso alienígena. No es la
manera como yo quería irme.
—¡Abajo!
Cada fibra de mi ser salta de sorpresa cuando escucho una
voz fuerte y atronadora, que viene justo de detrás de mí.
El animal salvaje se sienta obedientemente sobre sus patas
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traseras, con la lengua colgando de su gran boca.

Me doy la vuelta y mi cerebro tarda más de unos segundos
en procesar lo que estoy viendo.
No había retrocedido hacia una pared. ¡Mi cuerpo apenas

vestido estaba presionado contra un guerrero Zoran! Solo
que es diferente a cualquier Zoran que he visto. Su piel es de
color púrpura, como la amatista, y lo único que cubre su
imponentemente cuerpo alto y ancho es un taparrabos
envuelto holgadamente alrededor de su fina cintura.
Lo que significa que la cosa con la que me topé no era una
roca que sobresalía, sino su...
Aparto mis ojos del impresionante bulto en su taparrabos,
mis ojos viajan por su esculpido cuerpo purpura. Es grande en
todos los sentidos de la palabra. Sus ojos, de un naranja
impresionante, están estudiando mis rasgos. Me frunce el
ceño y es el ceño más sexy que he visto.
Las preguntas inundan mi mente mientras trato de darle
sentido a todo.
¿Qué está haciendo un Zoran en este planeta deshabitado?
¿Por qué solo lleva un taparrabos como un bárbaro? ¿Por qué
me está mirando así?
Y m{s importante…
¿Estoy siendo salvada... o estoy en más problemas?
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Turnon
LA CURVILÍNEA alienígena me mira con los ojos bien

abiertos. Está temblando y su boca se abre en estado de shock.
Reconozco su tipo de los videos. Creo que es humana.
¿Ella vino del cielo? Escuché un retumbar y vi un extraño
bloque en el aire, cayendo hacia el suelo. ¿Fue enviada por los
creadores?
—¿Humana?— le digo.
Ella asiente con la cabeza, cruzando los brazos sobre su
pecho. Lleva una extraña tela, que apenas cubre su hermosa y
pálida piel.
Un sentimiento como ningún otro se apodera de mí cuando
la miro. Mi pecho se siente en llamas y mi estómago está lleno
de mariposas. Mi corazón se acelera y me siento tan duro como
una roca.
¡Mi compañera!
Toda una vida en soledad, y ahora los creadores me han
bendecido con una compañera. Y no cualquiera, sino una mujer
humana sorprendentemente hermosa. Ella ha caído del cielo.
Un regalo de arriba.
El impulso innegable y primordial de aparearme con ella justo
en el suelo de la cueva se apodera de mí.
Debo tenerla, y lo que quiero, lo tomo.
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—¿Q… quién eres?— Ella tartamudea. —¿Dónde estamos?

¿Puedes ayudarnos? Nos estrellamos, después de que los
Nezdek nos secuestraran, y realmente podríamos usar tu
ayuda. Las otras son...
Demasiadas preguntas. Demasiadas palabras. No estoy

acostumbrado a hablar.
—Silencio.
Doy unos pasos más cerca. Debo inspeccionarla primero.
Nunca antes había visto una criatura como ella; tan hermosa,
tan suave, tan curvilínea, tantas características finas y
delicadas. Ella retrocede, pero se congela cuando se apoya en
el hocico de mi perro. Lo único que teme más que yo es a mi
mascota.
Estoy tan cerca que mi pecho está presionado contra ella.
Paso mis dedos por su cabello, tan oscuro pero tan suave.
Huele a fruta fresca. Dulce.
Ella tiembla debajo de mí, con los ojos muy abiertos y
llenos de terror.
—Calma—, gruño.
Mis palabras no tienen el efecto deseado, porque ella solo
tiembla más.
Mientras bebo su aroma, mi polla se endurece aún más.
Presiona a través de mi ropa, el bulto presionando
directamente contra su piel suave. Puedo escuchar el latido
de su corazón mientras mira hacia abajo, y el aroma de su
excitación llena mis fosas nasales.
Está lista.
Sin previo aviso, la agarro por la cintura y la levanto,
arrojándola sobre mi hombro. Ella chilla y grita,
golpeándome la espalda con sus pequeños puños.
Su vestido se abre, exponiendo sus largas y desnudas
piernas y las curvas de su trasero hacia mí. Mis dedos se
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hunden en su piel suave, y mi polla palpita con aprobación.

—¡Bájame!—, Grita ella. —¡Bájame en este instante, bruto!
La llevo a mi cueva. Después de varios metros de oscuridad,

la luz se filtra nuevamente a través de pequeños huecos en el
techo de la cueva. Me siento en una roca que uso como silla y
coloco a la humana sobre sus pies.
Su cara está tan roja como el sol.
—¿Qué es lo que te pasa?—, dice ella. — ¡No puedes hacer...
lo que sea que esto sea!
Agarro su vestido con un puño y lo arranco de su cuerpo. Sus
ojos se abren, como si no pudiera creer lo que acabo de hacer,
antes de darme una bofetada en la cara.
Apenas registro el pequeño golpe.
Luego, sus manos se mueven para cubrir su cuerpo desnudo,
pero apenas puede contener sus grandes senos debajo de sus
palmas.
—No—, le digo.
Agarro sus muñecas y las jalo hacia un lado. Quiero ver sus
senos, sus pezones rosados e hinchados. Son hermosos. Sexys.
Hipnotizantes.
Ella se suelta de mis manos y me golpea de nuevo.
—¡Bárbaro!
Ya es suficiente. Con un movimiento rápido, la jalo sobre mi
regazo, y antes de que pueda reaccionar, mi mano abierta
golpea su trasero redondo y desnudo.
¡SLAP!
Su cuerpo está congelado en un silencio de asombro durante
un momento antes de que ella intente liberarse, luchando,
pateando, gritando. Por cada vez que me patea, le doy una
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palmada en su trasero redondo y desnudo nuevamente. El

sonido agudo reverbera en las paredes de la cueva.
Me encanta ese sonido
—¡P… para!—, dice ella, aunque su voz carece de

convicción. —No puedo creer que tú...
La azoto hasta que sus mejillas están rojas y tienen mi
mano impresa en ellas. Mi polla esta tan dura como una roca
y presiona contra su vientre desnudo, mi tela no hace nada
para ocultarlo.
Mis dedos se deslizan entre sus piernas y siento su
humedad. Uno de mis dedos se desliza fácilmente, y la
humana gime.
—Ni… Ni siquiera sé tu nombre—, jadea ella. —E… esto es
increíble...
—Turnon—, gruño mientras deslizo mi dedo en su coño
mojado.
—¿Qué?— Ella tartamudea. —S… sí, estoy excitada1, pero
no es por...
—No. Mi nombre es Turnon.
En otro movimiento rápido me levanto, la alzo y la coloco
en la roca en la que estaba sentado. Sus mejillas todavía están
sonrojadas, pero ahora con excitación, en lugar de ira. Su
pecho desnudo se agita con cada respiración, y no hace
ningún intento de cubrir su hermoso cuerpo.
—Bueno, Turnon, soy Ava. Me alegra saber que puedes
decir más de una palabra a la vez —, me plantea, mirándome.
Agarro el costado de mi taparrabos y lo arranco. Mi polla
dura y desnuda es liberada, meneándose hacia arriba y hacia
abajo en el aire. Mi miembro es naranja, del mismo color que
mis ojos. La cabeza es amarilla, como el sol, y brilla con el
líquido pre-seminal.
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1 Excitada: en inglés ‘Turn on’.

La humana mira mi polla dura con una mezcla de conmoción

y deseo. Su lengua rápidamente humedece sus labios, y puedo
escuchar su corazón latir desde aquí.
—Esposa—, le digo, señalándola.
Ella aparta sus ojos de mi brillante polla y me mira.
—Oh no—, dice ella. —No, no, no, no. No soy tu esposa. Esto
NO está pasando.
—Sí—, gruño. —Probaré.
Aunque nunca he estado con una mujer, instintivamente sé
qué hacer. Me arrodillo, agarro sus piernas y las empujo hacia
su pecho, exponiendo su brillante y húmedo coño hacia mí. El
aroma es intoxicante, y mi boca ya se está haciendo agua.
Coloco sus piernas sobre mis hombros mientras avanzo,
besando su suave muslo.
—Oh, Dios—, protesta la humana.
Ella trata de escapar, pero mi agarre es demasiado fuerte. La
acerco y paso la lengua por sus labios húmedos. Su sabor es
dulce y mejor que cualquier cosa que haya probado.
—Oh, carajo—, jadea mientras le paso la lengua por sus
pliegues húmedos, explorando cada centímetro de su coño.
Sus manos ya no intentan pelear conmigo, sino que sus dedos
se clavan en mi piel, atrayéndome mientras echa la cabeza hacia
atrás en éxtasis.
—Jodido infierno—, gime. —¡Oh, Dios, oh, justo ahí, oh,
joder!
Meto mi lengua en su coño, dando golpes largos y
profundos. Cuando la beso justo encima de su coño, justo en su
clítoris hinchado y palpitante, todo su cuerpo se sacude.
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—C… cuidado—, jadea ella. —Es sensible.

La beso de nuevo, justo allí, y ella tiembla de nuevo.
Me gusta eso.
Me gusta la forma en que cierra los ojos, la forma en que su
boca se abre, la forma en que jadea, la forma en que se ve su
cara, la forma en que lucha contra las olas de placer que
corren por sus venas. Me gusta cómo está fallando
miserablemente.
Me gusta la forma en que la estoy conquistando, la forma
en que la hago mía. Me gusta cómo sabe, cómo se sienten sus
jugos en mi boca, cómo se siente todo mi cuerpo, tan listo, tan
duro, tan concentrado, tan vivo.
Lo que quiero, lo tomo. Y no hay nada en este mundo que
quiera más que a ella.
Apretó su clítoris con gusto, mi lengua se mueve rápida y
rítmicamente mientras me ahogo en sus jugos.
—Joder—, jadea ella. —¡Voy a c… c… correrme!
Ella grita mi nombre, todo su cuerpo tiembla tan
ferozmente que casi se cae de la roca. Agarro su trasero con
mis dos manos y la levanto fácilmente, de modo que sus
piernas se envuelven alrededor de mi cuello y mi boca está
en su coño. Sus dedos están cavando en la parte posterior de
mi cuello, rogándome para que me detenga, pero estoy lejos
de hacerlo.
Sigo besando, lamiendo, chupando sus labios mojados. Su
coño es adictivo. Nunca quiero comer otra cosa.
—P… por favor—, ruega, su pecho se agita con cada
respiración. —Necesito un m… momento.
Subo por aire. Cumpliré su petición, solo por esta vez. La
levanto de mi cara y la coloco en mi cama, una losa dura
como una roca con pieles de animales que la cubren.
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—Mírate—, se ríe la humana mientras me limpio los jugos

de la cara con el dorso de la mano.
Me lamo los dedos y ella sacude la cabeza. Cruza las piernas

y descansa los brazos detrás de ella.
—No puedo creerlo—, dice ella. —Eres un animal.
—No—, gruño. —Soy Turnon.
—Sí, dijiste eso. Eso es todo lo que has dicho. Apenas te
conozco, y me tienes gritando tu nombre, llamándome tu
esposa... Normalmente nunca hago esto. Solo quiero que eso
quede registrado.
Agarro su mano y la coloco sobre mi polla dura y palpitante.
Puedo ver una emoción recorrerla cuando siente el pulso de mi
miembro.
Me acaricia lentamente, pasando sus dedos por mi longitud,
hasta mis bolas. Están llenas de semillas, para ella y solo para
ella. Voy a llenarla con mi semen hasta que su barriga esté
redonda.
—Dios mío—, susurra mientras sus dedos sienten el pulso de
mi polla como un depredador. —Si Sarah alguna vez se entera
de esto, nunca escucharé el final... Le dije que disfrutara de
Kazim pero... No tenía idea de que estaba empacando esto... Sé
que son grandes, pero... wow...
Isto, mi mascota que hace guardia afuera, ladra.
Intrusos
¡Maldita sea! Quiero hacer mía a la humana, abrirle las
piernas, deslizar mi polla dura en su coño mojado, aparearme
hasta que el sol se ponga y vuelva a salir, perderme dentro de
ella....
Pero esto debe esperar.
Retrocedo y agarro mi palo de madera.
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—Quédate—, le gruño a la humana.

¿Quién se atreve a interrumpir mi apareamiento?
Ava
—E… ESPERA—, tartamudeo cuando el gigante Zoran

retrocede. Hace unos minutos todavía estaba luchando contra
él, y ahora siento que me quitaron mi juguete favorito cuando
su polla se liberó de mi agarre. Su miembro es de color
naranja brillante, que contrasta maravillosamente con su piel
purpura, y siento la necesidad de lamerlo como una paleta.
—¿A dónde vas?
Agarra un palo enorme y lo levanta con una sola mano.
—Quédate—, gruñe, su voz baja resonando en las paredes
de la cueva.
El Zoran sale, deslizando su taparrabos alrededor de su
cintura, e irrumpiendo en el oscuro túnel de la cueva que
separa este acogedor agujero del exterior.
Tomo algunas respiraciones profundas para estabilizarme
y recuperar una apariencia de autocontrol. ¿Qué demonios
acaba de pasar? ¡Este Zoran apareció de la nada, vestido
como un hombre de las cavernas, y todo lo que hizo fue
gruñir algunas palabras antes de arrastrarme a su cueva para
hacerme suya!
Nunca he conocido a nadie tan directo, tan contundente,
tan agresivo.
Y tengo que admitir que mi cuerpo respondió de la misma
manera.
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Traté de luchar contra él, pero eso fue solo una actuación.
Si soy completamente honesta conmigo misma, estaba muy
de acuerdo con lo que estaba sucediendo, y eso me asusta un
poco. Su lengua me ha dado un orgasmo estremecedor que
todavía me marea... pero, después de todo, ¡apenas conozco a

este tipo!
Y sin embargo, siento que lo he conocido toda mi vida.
Cuando miro a sus ojos del color de la puesta de sol, hay una
conexión, una que va más allá de lo físico. No puedo explicarlo,
pero parece que esto fue algo así como el destino.
Respiro hondo y la realidad de mi situación se filtra
nuevamente. Todavía estoy desnuda, mojada, y aún acostada
en su cama con las piernas abiertas, esperando que regrese.
¿Qué me ha pasado?
Agarro las pieles de su cama y las envuelvo alrededor de mi
cuerpo; él rompió esa bata en pedazos como si estuviera hecha
de papel. El pelaje pica un poco, pero también es bastante
cálido.
Mi tren de pensamiento es interrumpido por un fuerte
gruñido.
¡Turnon!
¿Podrían ser los Nezdek? ¿Han vuelto por mí? Oh, ¿por qué
estoy perdiendo tanto tiempo? Las chicas están atrapadas en
sus vainas, los esclavistas alienígenas nos están acechando, y
aquí estoy, enamorada del amplio y desnudo cuerpo del Zoran.
En el momento en que lo vi, es como si hubiera olvidado lo que
estaba haciendo aquí en este planeta.
Salgo corriendo de la cueva, tropezando a través del túnel
oscuro. ¿Era hacia la izquierda o hacia la derecha? Turnon me
tenía sobre sus hombros y estaba demasiado desorientada para
seguirle el rastro.
Otro fuerte gruñido me alcanza, esta vez viniendo de mi
izquierda. Sigo el ruido y el resplandor de bienvenida de la luz
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del día me saluda.

—¡Quédate atrás!— Turnon me grita.
El guerrero Zoran está de pie en la boca de la cueva,

saludando con su garrote a las bestias que lo rodean. Hay tres
tigres gigantescos con colmillos enormes rondando, sus
gruñidos feroces hacen que el cabello en la parte posterior de
mi cuello se erice.
Sus gigantes ojos amarillos se vuelven hacia mí y muestran
sus dientes. Empujo mi espalda contra la pared de la cueva,
tratando de hacerme lo más pequeña posible. ¿Siguieron mi
olor?
El perro oso que me obligó a entrar en la cueva está
sentado entre las piernas de Turnon, gruñendo a los intrusos.
Entonces, todo parece suceder a la vez. Uno de los tigres salta
hacia mí, y el perro oso salta para encontrarse con él en el
aire.
—¡No!— Turnon grita, pero es demasiado tarde.
El tigre hunde sus enormes colmillos en el cuello del
animal y lo sacude. La sangre está salpicando el suelo, y el
grito agudo corta mis huesos. La mascota de Turnon cae al
suelo, gimiendo y sangrando profusamente.
El guerrero Zoran lo pierde.
Con un poderoso rugido que siento muy profundo en mi
ser, él carga hacia adelante, con su palo en alto. Sus ataques
son tan rápidos que apenas puedo registrarlos; todo lo que
veo es un borrón púrpura.
Cuando se detiene, los tigres yacen muertos a sus pies. Está
respirando con dificultad, y yo tomo un poco de aire entre
mis dientes cuando veo rasguños de color rojo oscuro en su
espalda.
—Estás herido—, jadeo.
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Se da vuelta para mirarme y sus ojos anaranjados están

llenos de tristeza. Deja caer su palo en el suelo y cae de
rodillas, envolviendo sus brazos alrededor del animal herido.
Entierra la cara en el cuello de la bestia, y veo unas lágrimas

rodando por sus mejillas.
Me acerco lentamente, manteniendo un ojo en la jungla, pero
parece que ya no hay más bestias al acecho. Pongo suavemente
mi mano sobre su hombro desnudo, pero Turnon se aleja,
mirándome con ira.
—¡Te dije que te quedes atrás!
Su voz está llena de dolor, y me atraviesa. Este animal, esta
mascota, obviamente significa el mundo para él, y dio su vida,
por mí.
¿Merezco eso?
—Lo siento—, le digo, luchando por contener las lágrimas. —
No quise...
Mi disculpa se siente débil y forzada. Por lo que sé, este fue
su mejor amigo, y todo lo que puedo decir es 'lo siento'. Me
siento inútil.
—¿Puedes salvarlo?
Turnon sostiene a la bestia con fuerza, hasta que deja de
respirar. Se acabó. Mi intestino se siente como si estuviera
siendo arrancado.
El Zoran morado se levanta y se limpia la cara con los dedos.
—No es tu culpa—, gruñe con la mandíbula apretada. —Los
animales atacan... extraño. Normalmente no se aventuran cerca
de la cueva.
Me trago el nudo de la garganta. — ¿C… crees que me
siguieron?
Turnon se vuelve hacia mí, pero sus ojos no contienen nada
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de su anterior encanto, lujuria o felicidad. —Tal vez.

Coloco mi mano sobre su brazo. —Una vez más, lo siento
mucho, nunca quise que esto sucediera...
—Así es la vida—, dice bruscamente Turnon. —Isto murió

peleando. Estoy orgulloso.
Nos quedamos en silencio por un momento. No sé qué
hacer conmigo misma, así que cruzo los brazos torpemente y
espero a que el Zoran haga un movimiento.
Él mira hacia el cielo. El azul claro ahora se desvanece en
un rosa brillante a medida que los soles gemelos comienzan a
descender.
—Muy extraño—, reflexiona. —Debo preguntarle a Maker.
—¿Creador2?—
—Sí—, asiente. —Creador tiene respuestas.
Debe estar refiriéndose a su tribu o algo así. Por supuesto
que no vive solo aquí afuera. ¿Por qué lo haría? ¿De dónde
habría salido? Ahora que lo pienso, ¿de dónde salió? ¿Por
qué hay una colonia de Zorans en este mundo antiguo?
¿Cómo son? A juzgar por su atuendo y armamento primitivo,
no es probable que tengan los medios para enviar una
llamada de socorro a la Federación...
En este momento tengo más preguntas que respuestas, y
todo lo que he logrado desde el aterrizaje forzoso aquí es un
orgasmo alucinante, cortesía de ese imponente guerrero.
—Todavía estás sangrando—, le digo cuando veo un
pequeño hilillo de sangre corriendo por la espalda del Zoran.
—Deberías dejarme ver eso.
—No—, dice con decisión. —No tuve cuidado. Enojado.
Sanará —.
Él deja escapar un gran suspiro y se queda callado, y no
quiero nada más que seguir hablando, porque el silencio y la
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culpa pesan sobre mí como una tonelada de ladrillos.
2 Creador: en inglés ‘Maker’. De aquí en adelante ‘Creador’.

—¿Quieres enterrarlo?
Turnon levanta las cejas. —¿Enterrarlo?
—Sí—, lo digo. —Debes tener algún tipo de ritual de entierro,
¿verdad? ¿Alguna forma de decir adiós?
El guerrero sacude la cabeza. —No. Isto, primer amigo
perdido.
Guau. Hablando de un puñetazo en el estómago.
—De donde soy, tenemos varias formas diferentes de decir
adiós a los amigos fallecidos, dependiendo de dónde seas. Hay
entierro, cremación, un entierro en el mar...
Turnon no me mira y siento que estoy divagando. No hay
nada que pueda hacer para aliviar la tensión, para aliviar el
dolor. Me doy cuenta de que es mucho más que un guerrero
brutal. Tiene un gran corazón, y le duele.
—Ayudaré—, espeté. Solo quiero ayudar, hacer algo. Me
siento tan inútil.
—Está bien—, dice Turnon. —Entiérralo tú. Yo preparo la
comida.
Agarra a uno de los tigres por la cola y lo arrastra a la cueva,
dejándome estupefacta. No tengo idea de cómo cavar un hoyo
sin una pala, pero no quiero pedirle ayuda al Zoran. Acaba de
salvarme la vida, es hora de que haga algo a cambio.
Busco un buen pedazo de tierra, uno que haga un buen lugar
de descanso. Cerca de la entrada a la cueva hay un hermoso
lugar, a la sombra de un árbol alto, con flores de colores
brillantes que florecen a su alrededor.
Me pongo a trabajar, quitando la tierra con mis propias
manos. Es un trabajo duro, y pronto estoy cubierta de una capa
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de sudor, mis manos negras, y mis uñas sucias... pero el trabajo

me resulta extrañamente reconfortante. Pongo toda mi energía
en ello. No tengo tiempo para pensar en mi situación, en mi
secuestro, en las chicas congeladas en sus cápsulas, en el

hermoso guerrero alienígena al que le confío mi vida.
Me concentro en mi trabajo, moviendo la tierra con mis
propias manos. Es motivador. Estoy haciendo un cambio
positivo.
Cuando termino, han pasado horas y los soles gemelos se
han puesto, y el cielo oscuro está salpicado de pequeñas luces
de estrellas distantes. Busco constelaciones familiares, pero
no puedo encontrar ninguna.
Una manta de espesa oscuridad cubrió el bosque. He
olvidado lo oscura que puede ser realmente la noche. En la
Tierra siempre hay luz. Desde los rascacielos, desde los
aerodeslizadores que pasaban zumbando, desde la estación
espacial hasta el cielo. No queda un lugar en la superficie que
no esté cubierto de luz perpetua.
Este lugar no podría ser más diferente.
Cierro los ojos por un momento y escucho. El susurro de la
hierba, el canto de los pájaros nocturnos, el viento que mueve
los árboles, la ramita que se rompe detrás de mí... espera,
¿qué?
Me doy la vuelta, mi corazón salta a mi garganta, pero solo
es Turnon. Lleva dos cuencos.
—Come—, dice mientras me entrega uno.
—¿Es la fruta morada?— Pregunto emocionada. Mi
estómago retumba ante el mero pensamiento de la comida.
He estado trabajando tan duro que olvidé parar para cenar,
eso es algo que nunca antes había sucedido.
—No, Tuka—, responde crípticamente.
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Miro dentro del tazón y veo un caldo carnoso. Si bien no se

ve muy bien, el olor es delicioso y mi boca se hace agua al
instante. Agradecida acepto su oferta y trago las cosas
calientes. Es picante y sabroso.
—¿Qué es 'Tuka'?
Turnon asiente con la cabeza a uno de los animales muertos
similares a un tigre. Correcto. Me hace sentir un poco enferma,
pero lo mantengo en el estómago. En la Tierra obtengo la mayor
parte de mi comida directamente del replicador; y no podría
estar más lejos de un animal muerto en la cadena alimentaria.
Todo en este planeta es tan... crudo. Peligroso, pero también
real. Eso incluye a los hombres, pienso para mí mientras miro a
Turnon por el rabillo del ojo.
Su piel púrpura es difícil de ver en la oscuridad, pero sus
hermosos ojos naranjas brillan a la luz de las estrellas. Siento un
pequeño latido en mi clítoris cuando, inadvertidamente, pienso
en lo que hizo en el momento en que me vio.
Me arranco la ropa y zambullo su cabeza entre mis piernas.
Una parte de mí quiere continuar donde lo dejamos... pero
hay asuntos más urgentes que atender.
—¿Podemos…?— Pregunto cuando termino con la comida.
Turnon asiente. Juntos levantamos el cuerpo de Isto del
suelo, lo bajamos a la tumba y lo cubrimos. Arranco algunas
flores y las coloco en el lugar de descanso final de la mascota.
—Gracias, Isto, por todo lo que has hecho—, le digo. —
Apenas te conocía, pero diste tu vida por mí. Nunca olvidaré
eso.
El Zoran se arrodilla frente a la tumba y dibuja un símbolo en
la tierra con los dedos.
—Un buen lugar—, dice. —A Isto le gustaba estar aquí.
Se pone de pie y asiente con la cabeza.
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—Gracias.
Agarro su mano y la aprieto. —De nada.
Nos mantenemos juntos en silencio por un momento.

Todavía me siento culpable, pero al menos a Turnon le gusta
este homenaje a su amigo caído.
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Turnon
LA MANO SUAVE DE LA HUMANA se siente bien en la

mía. La aprieto con fuerza, frotando su palma con mi pulgar.
Isto era mi mejor amigo. Mi único amigo.
El vacío que siento por dentro es interminable, pero la
presencia de la humana alivia un poco el dolor. No sé qué
extraño ritual está realizando, pero me gusta la idea de que mi
amigo tenga un lugar de descanso eterno cerca de la cueva
donde jugamos, luchamos y cazamos.
Sopla una pequeña brisa y Ava tiembla. Está cubierta de
sudor frío y suciedad, trabajó durante horas. La miré desde la
cueva para ver si se rendía, pero siguió con ello, nunca se quejó,
nunca se detuvo, no se detuvo ni a comer.
La persistencia de un guerrero.
—Ven—, le digo mientras la guio hacia la cueva. —Baño.
Ella me sigue adentro. La cueva donde he hecho mi hogar
está hecha de muchos túneles y habitaciones diferentes que se
extienden bajo tierra, y entre ellos se incluye una fuente termal.
Los ojos de Ava se agrandan cuando entramos en la
habitación.
—Wow—, dice ella. — ¡Es precioso!
El agua es tan clara que puedes ver las rocas en el fondo, y el
calor que sube desde las profundidades le da a la habitación
una temperatura muy agradable.
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Me quito mi ropa y desenvuelvo las pieles que cubren el

cuerpo de Ava. Ella se congela ante mi toque, mirándome con
sus grandes ojos marrones, una mirada inquisitiva en sus ojos.
—No podemos—, susurra. —Tenemos que hablar de todo.

Hay tantas cosas que tengo que decirte...
—Silencio—, digo, mientras me meto en el agua caliente y
la guio. —Cuidado con las rocas. Afilado.
Ella me entrega su cuerpo desnudo y me deja llevarla al
agua tibia. Envuelvo mis brazos alrededor de su suave
cintura y la abrazo con fuerza. Ava cierra los ojos y apoya la
cabeza sobre mi hombro.
No sé qué significa la llegada de la humana. Maker tendrá
respuestas; partimos mañana. En este momento, todo lo que
quiero hacer es disfrutar de su presencia, la sensación de su
piel cálida y desnuda sobre la mía, su aliento sobre mi
pecho…
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Ava
DEJO QUE el guerrero alienígena sostenga mi cuerpo

desnudo. Debo estar loca, dejando que me desnude
nuevamente, después de que no mostró absolutamente ninguna
restricción la última vez, pero esta vez es diferente.
No está agarrando mi garganta o tirando de mí cabello como
lo haría un hombre de las cavernas. El toque de Turnon es firme
pero gentil. Sus dedos acarician la parte posterior de mi cuello,
y me permito un momento de relajación.
El agua está tibia y se siente muy bien en mi piel cansada y
sucia. Me duelen los músculos después de las horas de trabajo
duro, y un baño largo en una fuente termal natural es
exactamente lo que recetó el médico.
Siento algo pinchando mi muslo, y no puedo evitar mirar
hacia abajo. El agua es cristalina, así que puedo ver cada detalle;
cada vena en la polla dura y de colores brillantes de Turnon.
Está siendo gentil, pero eso no hace que su polla sea menos
dura. Mis mejillas se vuelven del mismo color que su miembro:
un naranja feroz. Podría tomarme si quisiera, pero no lo hace, y
su moderación solo hace que lo quiera más.
Maldición.
Tengo que mantener la cabeza clara y concentrarme. Se lo
debo a las chicas. Sus vidas están en mis manos.
—Necesito tu ayuda—, digo, haciendo mi mejor esfuerzo
para ignorar el latido del miembro contra mis muslos, y cómo
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hace que mi clítoris palpite con cada latido de mi corazón. —

Estoy varada aquí con mis amigas. Fuimos secuestradas por
extraterrestres. Podrían regresar en cualquier momento por

nosotras.
Sus ojos se iluminan. —¿Más humanas?
Un pequeño pozo de celos se forma en mi estómago. No sé
por qué, pero quiero ser la única humana para la que tenga
ojos. No es como si realmente me estuviera enamorando del
hombre morado de las cavernas, de hombros anchos y sexy...
De ninguna manera.
A pesar de que salvó mi vida, y estoy agradecida por eso, y
estamos solos en este planeta alienígena, y solo vivimos una
vez, y...
Maldita sea. Me estoy enamorando de él.
—Sí, hay más humanas—, respondo. Mi mano se desliza
hacia el agua y rodea su enorme virilidad. —Pero esto me
pertenece solo a mí.
Sus ojos naranjas se iluminan cuando aprieto su polla. No
pude resistirme. Mi cuerpo se está quemando, y sentir su
polla latir contra mi muslo desnudo sin hacer nada al
respecto es una dulce tortura.
Me agarra la nuca y me acerca, cubriendo mis labios con
los suyos. Su lengua se desliza dentro de mi boca y rodea la
mía, y el sentimiento es celestial. Definitivamente ha hecho
esto antes.
—Eres mía—, gruñe, su voz baja y protectora.
—Sí—, suspiro. —Sí, Turnon, soy tuya.
A la mierda. Me rindo. Antes de que vengan los Nezdek y
me lleven, quiero sentirlo dentro de mí. Una última cogida,
para sacarlo de mi sistema.
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Sus manos están sobre mí, tocando, sintiendo, agarrando,

apretando. Me encanta lo ingrávida que me siento en sus
manos, él puede hacer todo lo que quiera conmigo.
Estoy a horcajadas sobre sus caderas. Sus manos se mueven

por mi cuerpo, agarrando firmemente mi trasero. Mis manos se
vuelven borrosas mientras acaricio su polla, el agua
chapoteando a nuestro alrededor mientras mis manos viajan
por su inmenso tamaño. Puedo sentir cada vena, cada latido,
cada centímetro de él, y me encanta la sensación.
Sus manos se deslizan entre mis piernas, y estoy más que
lista para él. Un dedo se desliza dentro de mí, y gimo sin
sentido en su boca, abrazando completamente mis impulsos
animales. Hay algo en Turnon que hace que salga mi bestia
interior.
Él entiende la indirecta y levanta mis caderas. Coloco la
cabeza de su polla en mi entrada, mi corazón late en mi
garganta. Estoy nerviosa. Nunca antes había visto algo de su
tamaño, y mucho menos lo sentí dentro de mí, pero sé que mi
cuerpo está listo para él.
Suavemente me relajo. La cabeza bulbosa separa mis labios
húmedos y me muerdo el labio inferior mientras me llena. El
dolor y el placer se mezclan en un ardor lento y celestial
mientras su gran polla alienígena se desliza dentro de mí, un
centímetro a la vez.
Se inclina hacia adelante y me besa, mordisqueando mi labio
inferior, mientras nuestros cuerpos se vuelven uno. Nunca he
sentido algo así; en este instante, una conexión total, como si
nuestros espíritus se fusionaran.
El guerrero alienígena agarra firmemente mis caderas y sin
esfuerzo me saca del agua. Él empuja sus caderas y otro
centimetro entra en mí. Cierro los ojos con tanta fuerza que veo
estrellas mientras gimo su nombre. Puedo sentir cada cresta,
cada golpe, cada centímetro de su ser dentro de mí, y es de otro
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mundo.
Nunca he tenido sexo así antes.
Me clava los dientes en el hombro como un animal y lloro,

el dolor se mezcla con el placer de su dureza dentro de mí y
me folla duro, áspero y crudo. Estoy indefensa mientras
reboto en su regazo, mis manos colocadas en su pecho ancho
y desnudo, mis dedos clavándose en su piel. Puedo sentir el
latido de su corazón, y nunca me he sentido más cerca de
nadie que en este momento con este brutal guerrero
alienígena.
El sonido de nuestro amor se mezcla con las salpicaduras
de agua y nuestros gemidos resonando en las paredes,
uniéndose para crear una orquesta hermosa y lasciva.
Grito su nombre cuando siento que su miembro se hincha
dentro de mí, empujándome más allá del punto de no
retorno. Me encuentro viniéndome en su polla, pura felicidad
se extiende desde mi núcleo a cada fibra de mi cuerpo, y cada
empuje de sus poderosas caderas enciende otro orgasmo
mientras monto una ola interminable de placer.
Turnon me besa de nuevo, su lengua demanda mi
atención. Le devuelvo fácilmente su apasionado beso, y
cuando siento su polla explotar dentro de mí, echo la cabeza
hacia atrás y grito su nombre. El latido de su polla me hace
caer de cabeza al orgasmo más fuerte de mi vida, y todo lo
que veo son estrellas cuando siento que su semilla me llena,
una explosión tras otra.
Me derrumbo sobre él, descansando mi cabeza sobre su
hombro mientras su polla termina de depositar cada gota de
su semilla dentro de mí.
—Oh, Dios mío—, jadeo. —Eso fue increíble.
Él inclina mi cabeza hacia arriba y me besa suavemente,
una sonrisa plasmada en su hermoso rostro. Con una sonrisa
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indecente, mueve su polla aún dura, y un gemido sale de mi

boca.
—Mi esposa—, gruñe.
Por una vez, no tengo la energía para resistirme. Los

orgasmos devastadores que el guerrero alienígena me acaba de
dar han mermado toda mi determinación.
—Seguro—, suspiro mientras cierro los ojos. —Lo que
quieras. Siempre y cuando sigas haciendo lo que estás
haciendo.
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10
Ava
CUANDO ME levanto a la mañana siguiente me siento

completamente revitalizada. Ese largo baño en las aguas
termales, y los fuertes golpes que he recibido allí, han
revitalizado mi cuerpo cansado y mi espíritu caído.
Ese sexo fue alucinante. Nunca he experimentado algo así.
Demonios, ¡no sabía que nada de eso fuera posible! Casi hace
que el aterrizaje forzoso aquí valga la pena.
Me siento culpable al instante ante ese pensamiento. Hay
docenas de chicas congeladas criogénicamente en sus vainas
claustrofóbicas, y aquí estoy yo, disfrutando de todo lo que
los guerreros alienígenas tienen para ofrecer. Vaya líder que
soy.
Un pelaje cubre mi forma desnuda. Me doy la vuelta en la
cama para encontrar el otro lado vacío y frío, y siento un
toque de tristeza por ese hecho.
Realmente estoy empezando a enamorarme de Turnon,
¿no?
Me siento casi decepcionada de que no me haya
despertado para un rapidito matutino. Cada minuto que paso
en sus brazos es uno que no tengo que preocuparme por los
Nezdek, por sus taladros de miedo, y por Lord Erran que
quiere cortarme las piernas.
Cada vez que estoy en los brazos de Turnon, me siento
feliz. Segura. Protegida. Claro, él no habla mucho. Sí, no sé si
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me entiende la mitad del tiempo. Pero veo en sus ojos que le

importo, y sus acciones hablan por sí mismas.
Cuanto más tiempo paso con él, más me estoy

acostumbrando a vivir en este extraño planeta selvático. Solo ha
sido, ¿qué, un día? ¿Tal vez ni siquiera eso?
Turnon vive como un rey, con un bosque en su patio trasero,
una fuente termal debajo de su cueva, sin bocinazos, sin
contaminación, sin teléfono constantemente rogando por tu
atención...
Estoy segura de que hay algunas cosas que olvido
convenientemente por ahora, como por ejemplo, no ver a mis
amigos y familiares nunca más, pero trato de concentrarme en
lo positivo. Tengo que seguir adelante, después de todo.
Me estiro y espero a que Turnon regrese y me reclame
nuevamente, pero el hombre de las cavernas no se ve por
ningún lado. Sin embargo, detecto el olor a carne frita
proveniente de la entrada, y mi estómago me ordena actuar.
Me arrastro fuera de la cama, envuelvo una de las pieles
alrededor de mi cuerpo y salgo afuera. No cubre mucho, pero
bueno, somos las únicas dos almas aquí afuera. Encuentro a
Turnon afuera, donde ha creado un pequeño fuego sobre el cual
está asando tiras de carne. Un animal muerto yace a su lado.
¿El salió y cazó mientras yo dormía?
—Aquí—, dice mientras me da un tazón. Está lleno de
jugosas piezas de fruta, exactamente las que pedí anoche. ¡Él lo
recordó!
—Gracias—, le digo mientras me siento en una roca y ataco.
Los soles gemelos están subiendo, y el cielo tiene un color
dorado hermoso a medida que se elevan sobre las colinas en la
distancia. Los pájaros del bosque cantan alegremente y, por un
breve momento, me imagino que estoy aquí de vacaciones, en
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lugar de estar varada.

Poco a poco me estoy permitiendo ser optimista sobre mi
situación. Cuando me estrellé por primera vez, tenía miedo de
morir de hambre o sed antes de que los Nezdek me

encontraran, pero este guerrero alienígena es un proveedor
fantástico.
—Turnon, ¿puedo preguntar de dónde sacaste tu nombre?
—Maker me lo dio—, dice.
Intento interrogar al guerrero silencioso un poco más sobre
su pasado, su tribu y su vida aquí en este planeta, pero él solo
responde gruñendo. Limpia su cuchillo y mira al sol cada
pocos minutos, como si estuviera esperando algo.
—¿Puedo llevarte a mi lanzadera estrellada?— Quizás si la
ve con sus propios ojos, lo entenderá.
Él sacude su cabeza. —Debo ver a Maker hoy.
Quiere que conozca a su tribu. Un escalofrío me recorre la
espalda ante ese pensamiento. Tenemos algo bueno aquí,
¿por qué arriesgar eso al traer más guerreros a la mezcla?
No tengo idea de que esperar. ¿Son todos como él? ¿Cuál
es su posición en la tribu? ¿Qué pasa si deciden que no les
gusto, que no confían en mí... o peor, que todos me quieren?
Un guerrero Zoran puedo manejarlo, pero toda una tribu...
Me pregunto qué haría Sarah. Extraño a mi mejor amiga.
Ella siempre se las arregla para poner una sonrisa en mi cara.
Probablemente me regañaría por estar tan absorta en mí
misma como para pensar que toda una tribu de bárbaros se
volvería loca por mi cuerpo, pero...
Eso es exactamente lo que hizo Turnon.
Respiro profundamente y empujo mis hombros hacia atrás.
Sarah logró no solo sobrevivir en el mundo natal Nezdek,
sino también escapar y liberar a una raza alienígena
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esclavizada en el proceso. Si mi mejor amiga puede hacer eso,

seguramente puedo sobrevivir aquí en la jungla. Puedo
encontrar una manera de enviar una llamada de socorro a la
Tierra, o establecer una emboscada para los Nezdek cuando

regresen.
Con o sin la ayuda de Turnon.
—Vamos al transbordador—, digo, tratando de forzar tanta
confianza en mi voz como puedo, —y eso es definitivo.
Necesito ver a las chicas.
Camino derecho hacia el bosque, dejando a Turnon atrás,
atónito. Si doy el ejemplo, él me seguirá. ¿Correcto?
—¡Detente!
Ignoro su orden y sigo caminando.
Lanza un grito de guerra atronador y arremete contra mí. Eso
es un poco demasiado, ¿no? Sé que los Zorans pueden ser
posesivos, pero no estoy a sus órdenes.
De repente se me ocurre que dije ‘Seguro’ anoche cuando me
dijo que era su esposa. Todavía estaba en medio de la pasión, y
mi cerebro estaba nublado. ¿Piensa que ahora soy suya para
mandar? Si es así, necesitamos tener un verdadero corazón a
corazón, y no me refiero a más sexo...
Me pasa corriendo con el cuchillo medio firme en sus manos.
Con una mano me empuja hacia atrás y casi me caigo.
—¡Oye, cuidado!
Un gruñido bajo proveniente de encima de mí hace que el
cabello en la parte posterior de mi cuello se erice. Mi cuello se
estira lentamente hacia arriba, escaneando la copa de los
árboles.
Dos ojos rojos infernales me devuelven la mirada. Jadeo, y las
monstruosas bestias se lanzan desde un árbol hacia mí,
extendiendo sus extremidades.
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La bestia tiene la forma de un chimpancé, pero está cubierta

de un pelaje blanco y pesado, y tiene colmillos gigantes y garras
enormes.
Y está a unos minutos de aplastarme hasta la muerte.

Incluso antes de que tenga tiempo de levantar las manos en
un lamentable intento de defensa propia, una mancha
púrpura aparece frente a mis ojos. Al momento siguiente, la
bestia cae al suelo con un ruido sordo.
Su pelaje blanco está cubierto de sangre carmesí.
Turnon respira pesadamente, su pecho se eleva con cada
respiración. El cuchillo en su mano está goteando sangre, y
sus ojos naranjas están fijos en mí.
—¿Estás bien?
Dejo salir el aire que no sabía que estaba conteniendo.
Cuando vi esos ojos rojos que venían hacia mí, pensé que era
el final. Asesinada por mi propia terquedad. ¿En qué estaba
pensando?
Por supuesto, esta jungla, este mundo, todo este planeta es
peligroso. El hecho de que parezca idílico no significa que no
haya criaturas al acecho en cada esquina que quieran
hacerme pedazos.
Si no fuera por Turnon, ese chimpancé habría hecho un
trabajo rápido conmigo.
—Sí—, respondo. —Estoy bien. Gracias.
Turnon se inclina y limpia su cuchillo sobre el pelaje blanco
del animal, dejando más vetas rojas por todas partes.
—Lo siento.
—El bosque es peligroso—, dice. —Ava, quédate cerca.
Asiento con la cabeza. —Pero tengo que ver a las chicas.
¿Vendrás conmigo?
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El guerrero piensa por un momento antes de asentir. —

Sígueme.
11
Turnon
LA HUMANA ES MUY TORPE. Caminando hacia la jungla

como un joven Taku. ¡La blanca Panit casi le arranca la cabeza!
Solo logré intervenir justo a tiempo.
Ella es mi compañera, y si algo le sucediera, nunca me lo
perdonaría. Ava es una bendición, un regalo de Maker. Para ser
apreciada, protegida, adorada.
Sin embargo, no entiendo la gran caja de metal en la que
llegó, o sus afirmaciones sobre extraterrestres blancos que la
llevaron de su casa.
Debo preguntarle a Maker. Encontraré las respuestas allí.
Afortunadamente, la experiencia cercana a la muerte de Ava
le ha otorgado un respeto apropiado por la jungla. Ella sigue
mis pasos, una de sus manos siempre toca la parte baja de mi
espalda.
Me gusta sentir sus suaves manos sobre mí. No puedo
esperar para sentirlas sobre mí una vez más...
La pasión que compartimos anoche era fuera de este mundo.
Era mi primera vez, y superó todo lo que pensé que fuera
posible. Mi polla irradiaba puro placer, y ella estaba tan
mojada, tan cálida, tan suave, tan agradable. La sensación de
explotar dentro de ella es algo que atesoraré por siempre.
Es un recuerdo del que tengo la intención de crear muchos
más.
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—¿Sabes que tienes un lindo trasero?— Ava susurra detrás

de mí. —Probablemente no lo sabes. Sin espejos y todo eso. A
veces, me pregunto cuánto puedes entender realmente.
Asientes, gruñes y dices algunas palabras aquí y allá... y eso
está bien. Quizás sea más fácil si no entiendes todo lo que

digo. De esa manera, puedo decirte qué gran mierda eres sin
que todo sea incómodo. Oh, mírame, estoy divagando.
Entiendo cada palabra perfectamente, pero Ava no necesita
saber eso. Aún no. Estoy disfrutando escucharla murmurar
demasiado para sí misma.
Antes de que ella llegara de los cielos, no había dicho una
palabra en años. Después de rezarle a Maker, y hacer que mis
llamadas fueran ignoradas una y otra vez, me fui en un
ataque de ira a recorrer las planicies con Isto a mi lado. Hace
poco regresé a mis viejos terrenos cuando Ava cayó del cielo
como un ángel.
Su comprensión del lenguaje es mucho más fuerte que la
mía. A veces me cuesta seguir sus rápidas charlas, pero estoy
empezando a comprender. Por ahora, sin embargo, disfruto
jugando a ser bruto.
—Mira—, gruño mientras empujo algunas hojas a un lado.
—Tu caja.
La mano de Ava deja mi espalda mientras corre hacia el
objeto gris gigante.
—¡Oigan! ¡Salgan de ahí! ¡Fuera!
Unos pocos animales pequeños están olfateando la caja. No
son una amenaza, y se dispersan en el momento en que Ava
abre la boca.
Había explorado el área antes, mientras mi compañera
dormía, pero no entré. Ava entra directamente en la cosa.
—Ven—, hace señas.
Un guerrero tan feroz como yo no debería temer a una caja
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extraña. Sin mostrarle mis dudas a Ava, entro en la

oscuridad.
Lo primero que noto es el aire: es mucho más fresco por

dentro. Los pisos de metal se sienten fríos sobre mis pies
descalzos. Las paredes están vacías, frías, sin vida, solo líneas
rectas en todas partes. Sin belleza.
Siento lástima por las especies que se llevaron a las estrellas y
decidieron que esta sería su carroza.
—Vamos, no hay tiempo que perder—, me insta Ava.
Ella me lleva más allá, hacia las entrañas de esta
monstruosidad. Mantengo una mano en mi cuchillo, solo para
asegurarme, a pesar de que nada podría acercarse
sigilosamente a mí en estos estrechos pasillos.
—Aquí estamos—, dice Ava cuando abre una puerta.
Se abre a una vista terrible.
—Por Maker—, gruño. —¿Están muertas?
Veo filas y filas de vainas extrañas que contienen hembras
humanas. Parecen estar acunadas dentro de una especie de flor
de metal. Sus rostros están iluminados por una luz azul
fantasmal, con los ojos cerrados.
Nunca he visto algo tan perturbador.
—No lo están... espero—, agrega Ava. —Déjame revisar.
Ella se acerca a las máquinas extrañas y las inspecciona,
mientras yo miro asombrada la escena frente a mí.
—Las cápsulas funcionan según lo previsto, por lo que puedo
ver—, dice mi compañera. —Estas chicas están profundamente
dormidas, ajenas al mundo que las rodea. Las vainas tienen
suficiente jugo para funcionar durante unos meses más, por lo
que no tenemos que preocuparnos por alimentar a una colonia
entera de niñas. Todavía.
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—¿Quién hizo esto?— Gruño.

—Los Nezdek, como intenté decirte—, responde Ava. —

Volverán por nosotros. Por mí. Vi puro odio en los ojos de
Lord Erran. Él está regresando, ¿sí? Por eso necesito tu
ayuda. ¿Estás empezando a entender?
Asiento con la cabeza. Entiendo. Entiendo que quien hizo
esto es pura maldad. Entiendo que quien intente dañar a mi
pareja tendrá que pasar sobre mí.
—Debemos ver a Maker—, gruño. —Marchémonos ahora.
Agarro su muñeca. —Ven.
Página62
12
Ava
EL ALIENÍGENA GUERRERO PÚRPURA camina a través

de la jungla con pasos grandes y decididos. Tengo que
esforzarme solo para mantener su ritmo. Sus ojos se mueven
constantemente de un lado a otro, sin duda buscando
depredadores.
No me queda energía para estar vigilante: simplemente
igualar su paso es más de lo que puedo manejar. Estoy
agradecida de que no hayamos encontrado más tigres, monos u
otros bichos locos y sedientos de sangre que puedan desearme
hacer daño por molestar sus hogares.
Turnon se detiene de repente y camino directamente hacia su
espalda. Reboto hacia atrás y caigo de bruces.
¡Muy elegante, Ava!
—Ow—, le digo. —¿Por qué fue eso?
Me froto los tobillos, que comienzan a dolerme. He estado
caminando descalza desde que el Nezdek me secuestró. ¿No
podrían al menos haberme dado unos zapatos para combinar
con esa espeluznante bata médica?
—Shh—, dice Turnon.
Él escucha atentamente los sonidos de la jungla. Levanto las
cejas y escucho, pero todo lo que escucho es el canto de los
pájaros y el susurro de los árboles, como lo han hecho durante
la última hora.
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Sin previo aviso, Turnon lanza un fuerte y profundo grito

que no creía que fuera capaz de producir. Suena como la bocina
de un barco, y reverbera dentro de mi pecho como si estuviera
parada justo al lado del motor de una nave espacial.
Todas las copas de los árboles tiemblan cuando los pájaros

se lanzan al aire, huyendo tan rápido como pueden. Un
momento después, la jungla se queda en silencio, como si
todos los animales tuvieran miedo de respirar. Turnon
incluso ahuyentó al viento.
—¿Qué acabas de hacer?— Susurro, temerosa de romper el
silencio.
—Llamada de Darkclaw—, dice. —Asusta a todos los
animales.
—¿Qué es un Darkclaw?
Turnon me mira con una expresión sombría en sus ojos
naranjas.
—No quieres saber.
Un escalofrío me recorre la espalda. Con tal nombre, deben
ser malas noticias.
—Ven—, dice mientras me pone de pie. —Debemos seguir
moviéndonos.
—¿Hay depredadores?
Turnon no responde: ya está cinco pasos por delante de mí.
Me desempolvo y continuamos nuestra caminata. Mis pies
me están matando y tengo una sed infernal, pero no quiero
decirle eso a Turnon. Lo último que quiero es que piense que
soy débil.
Tiene una bolsa de cuero atada a su cintura, y me sigo
preguntando qué hay dentro. Espero que sea comida, pero
tengo miedo de sonar codiciosa si pregunto. Yo escogería el
subidón de azúcar de una de esas frutas grandes, gordas y
púrpuras...
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Tomo una nota mental para preguntarle a Turnon cómo se

llaman la próxima vez que descansemos. ¡Podría hacer una
fortuna vendiéndolas en la Tierra!
Si volvemos a casa, eso es...

Las horas pasan mientras nos abrimos paso a través de la
espesa jungla cubierta de vegetación. La extraña llamada de
Turnon funcionó: no encontramos más bestias en nuestro
camino. Me encuentro deteniéndome algunas veces solo para
admirar la belleza de este mundo. Los árboles centenarios, las
flores de colores brillantes, las pequeñas corrientes de agua
clara que atraviesan la espesa jungla.
Es fácil olvidar que hay depredadores extremadamente
peligrosos acechando, porque cuando estoy de pie junto a
Turnon, me siento perfectamente segura.
Incluso a través del dosel de los árboles, la luz brillante de los
soles gemelos se filtra y siento que mi piel comienza a arder.
Avanzo hasta que no puedo dar un paso más, y con un
profundo suspiro apoyo la espalda contra un gran árbol.
—Necesito descansar.
Turnon se da vuelta. —No—, es su respuesta gruñona.
—Entonces tendrás que cargarme.
Me siento en el suelo del bosque y me froto los pies
doloridos. Tienen tanta suciedad que parecen pertenecer a un
hobbit.
El guerrero alienígena se arrodilla junto a mí. Me agarra el
tobillo y al instante grito de dolor.
—Estás herida—, dice. —¿Por qué no lo dijiste?
—Querías seguir adelante.
—Así no.
Metió la mano en su misteriosa bolsa y sacó una hierba.
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—Frota esto—, dice, imitando el movimiento para mí. —

Volveré.
Antes de que pueda agradecerle, él también desaparece

entre los espesos arbustos, y así, me quedo sola en este
antiguo y atemorizante bosque. Cuidadosamente froto la
hierba en mis tobillos doloridos, murmurando para mí
misma.
En el momento en que regresemos a la Tierra, estoy
reservando un turno con la madre de todas las pedicuras, eso
es absolutamente seguro.
La hierba huele a menta, y después de unos minutos siento
que el dolor físico disminuye. ¡En realidad funciona! Una vez
más, Turnon demuestra ser un gran proveedor. Ahora, si solo
aliviara mi dolor emocional, sería perfecto. Odio sentarme
aquí en el suelo, sentirme inútil.
Si uno de esos bichos apareciera ahora, estaría
completamente indefensa...
Miro a mi alrededor buscando algo para usar como arma
de defensa. ¿Por qué Turnon no me dio un arma? Ese cuchillo
suyo seguramente sería útil en este momento. Lo único que
puedo alcanzar es una pequeña roca, y la sostengo en la
palma de mi mano mientras miro las copas de los árboles.
Ningún mono me sorprenderá de nuevo.
Los arbustos tiemblan y con un grito lanzo la piedra en
dirección al ruido.
¡En el blanco!
Ups, golpeé a Turnon justo encima de su ceja izquierda. Un
pequeño chorro de sangre corre por su rostro, su ceño está
fruncido.
—Lo siento— grito, juntando mis manos frente a mi cara.
—¡Dios mío, lo siento! ¡Pensé que eras una de esas bestias!
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Para mi gran alivio, Turnon se echó a reír. Su voz profunda

llega muy lejos. No creo haberlo escuchado reír tanto antes.
¡No me había dado cuenta de que todo lo que tenía que hacer
para hacerlo reír era tirarle una piedra a la cara!
Lleva en sus manos un animal recién muerto, la cena sin
duda, que dejó caer al suelo. Se arrodilló a mi lado para revisar
mi tobillo, y mis manos se movieron hacia el corte en su rostro.
—Por favor, déjame limpiarlo—, le digo mientras me mojo el
pulgar y le limpio la sangre.
—No es nada—, dice. —¿Cómo está el tobillo?
—Mejor—, sonrío. —Gracias.
—Hay un refugio cerca—, dice, asintiendo a la distancia. —
Te llevaré.
—Tonterías, ¡oh!
Antes de que pueda protestar, el guerrero alienígena ya me
ha recogido en sus poderosos brazos. ¡Es endemoniadamente
rápido! En una mano lleva su presa fresca, mientras que la otra
soporta mi peso, aparentemente sin esfuerzo.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, bebiendo su
aroma varonil mientras dejo que me cargue. Mi madre me crio
para ser una mujer independiente. Si ella me viera ahora,
sacudiría la cabeza en desaprobación, sin duda. Sin embargo, a
pesar de mi educación, debo admitir que me encanta la
sensación de estar en sus brazos, de que me cuide, me proteja...
¿me atrevo a decir, que me ame?
Es un poco temprano para eso, tal vez, pero así es como se
siente. La forma en que me mira con esos ojos radiantes suyos,
la forma en que mi corazón late cada vez que nuestros dedos se
tocan...
No puedo decir que alguna vez me haya sentido así por
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ningún hombre, humano o alienígena.

Cuando Turnon me baja, siento un poco de pesar, y por un
breve momento no lo dejo ir. Quiero descansar mi cabeza
contra su pecho, dejar que sus músculos masivos me

sostengan por un breve segundo más.
Cuando finalmente abro los ojos, encuentro que estoy
descansando contra un acantilado. Saca una lona delgada
hecha de piel de animal de su bolsa y la cuelga por encima de
nosotros, creando un refugio improvisado. Un momento
después, enciende un fuego, y segundos después estamos
disfrutando de su cálido resplandor.
Me asombra la velocidad con la que se mueve. Si tuviera
que hacer algo de esto, lucharía por horas. Turnon, sin
embargo, ni siquiera tiene que pensarlo. El solo lo hace.
Me parece una sorpresa lo confiado y capaz que es.
—Bebe.
El guerrero alienígena me entrega un saco lleno de agua
limpia. El saco en sí probablemente esté hecho del interior de
algún animal; trato de no pensar en eso mientras trago el
agua fría y limpia.
Miro con una mezcla de asombro y excitación mientras
Turnon quita la piel de la bestia que mató. Le quita la carne y
la ensarta con una ramita afilada antes de suspenderla sobre
el fuego. El olor hace que mi estómago retumbe. Al principio
no era fanática, pero estoy empezando a disfrutar el sabor
primitivo de las comidas de Turnon.
—Voy a recoger frutas. ¿No habrá rocas esta vez? —, Dice
con una sonrisa.
—Sin rocas—, le prometo. — Juramento de meñique.
Carne fresca, fruta fresca, agua clara, un guerrero
alienígena sexy que se ocupa de todas mis necesidades... si
los Nezdek no me estuvieran cazando, podría decir que
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encontré el paraíso.
Turnon regresa con las ciruelas moradas que disfruto
tanto. Él mira con una sonrisa mientras las trago, los jugos
corriendo por mi barbilla. Lo siguiente es la carne, que

comemos con nuestras manos desnudas como un par de
hombres de las cavernas.
Me siento tan en sintonía con la naturaleza en este momento,
y hay un acto natural más primitivo que me gustaría realizar
con el guerrero alienígena... No puedo dejar de pensar en esa
noche en las aguas termales.
Fue algo fuera de este mundo.
—Ven acá. Quiero ver mejor ese corte.
—No es nada—, Turnon gruñe de nuevo con una sonrisa.
—Deja de protestar y ven aquí.
El guerrero alienígena se mueve hasta que se sienta a mi lado.
El sol está empezando a ponerse, y el fuego humeante está
cubriendo su piel púrpura con su brillo rojo, creando una
hermosa paleta de colores que no me importaría pasar por mi
lengua.
El corte en su frente ya está comenzando a sanar. Su cuerpo
trabaja rápido.
—Tengo las manos sucias de la barbacoa—, le digo. —No
puedo tocarte así.
Turnon toma mi mano y lentamente desliza mi dedo índice
en su boca, mientras sus ojos nunca dejan los míos. Su lengua se
siente perfecta en mi dedo, y me siento cada vez más húmeda.
Él lame todos mis dedos limpiándolos de ese modo, en ambas
manos, burlándose implacablemente de mí.
—Ahí—, dice con ese ronco y bajo gruñido suyo. —Limpia.
—G… gracias—, tartamudeo.
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Busqué en su bolsa y recuperé algunas de las hierbas que él

había usado antes. Las aplasté en mi palma y las apliqué en su
frente. Turnon hizo una mueca e intentó escapar, pero no lo
dejé.
—Siéntate quieto—, le digo. —No puedo alcanzarte así.

Me subo a su regazo, a horcajadas sobre él.
—Ahí. Mucho mejor.
Sus manos rodean mi cintura y descansan sobre mi trasero.
—Sí. Mucho mejor —, sonríe.
Descanso mi frente contra la suya, asegurándome de no
tocar su herida, por supuesto, y miro sus ojos radiantes.
—¿Qué va a pasar después?— pregunto. Desearía que
nada cambiara. Ojalá pudiéramos quedarnos acampando
aquí para siempre. Aprendería a encontrar bayas, qué hierbas
arrancar, tejer cestas, mientras que Turnon se encargaría de la
caza. Aquí podríamos ser nuestra propia pequeña familia,
perfectamente segura, perfectamente contenta.
Si no fuera por los extraterrestres que están cazándome, la
guerra galáctica que se está gestando y la tribu de Turnon...
—¿Qué quieres decir?
—Ojalá pudiéramos quedarnos así. Sólo nosotros dos. Sé
que quieres ir a tu tribu, pero no puedo evitar preocuparme
por lo que significa para nosotros. Los suegros nunca me
quisieron, si puedes imaginar tal cosa.
Frunce el ceño, y es tan sexy que hace que mi coño palpite
de deseo. Estoy tratando de tener una charla de corazón a
corazón aquí, así que trato de ignorarlo, pero mi cuerpo
quiere lo que mi cuerpo quiere. Y ahora, lo que quiero es
presionarme contra él. Solo una delgada capa de pieles
separa nuestros dos cuerpos desnudos, perfectamente
compatibles.
—¿Tribu?
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—Sí, tu tribu. El Creador. Así es como llamas a tu tribu,

¿verdad?
Él sacude su cabeza. —No tribu. Solo Turnon. Solo Creador.

—No entiendo. ¿No tienes una tribu?
—No.
—¿Entonces solo eres tú?
—Sí.
—¿Pero cómo?— Pregunto —Esto no tiene sentido. No saliste
arrastrándote de un huevo. Debes haber venido de alguna
parte.
—Sí—, dice, mirando hacia el cielo. —El Creador.
Estoy más confundida que nunca. ¿Está solo? Una miríada de
emociones me llena. Me alivia no tener que lidiar con una tribu
entera de guerreros alienígenas que tal vez no me acepten, pero
al mismo tiempo, la comprensión de que realmente estamos
solos aquí me asusta.
Me doy cuenta de que en el fondo de mi mente pensé que su
tribu podría tener alguna forma de contactar a la humanidad. El
hecho de que estoy realmente varada aquí era algo que
simplemente no podía aceptar.
Pero ahora sé que es la verdad.
Estoy varada.
Puede que nunca vuelva a ver mi hogar. Mis padres. Sarah.
Su bebé no nacido. Nunca volveré a ver a ninguno de ellos. La
nave Nezdek podría haber sido destruida por los Asir. La
humanidad podría estar atrapada en una guerra masiva con los
Nezdek; y yo sería sólo una de los muchos humanos perdidos.
Las chicas de la lanzadera probablemente no se registran en la
escala galáctica de esta guerra.
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Puede que no venga nadie.

—¿Estás bien?—, Pregunta Turnon.
—Yo, yo necesito un momento—, le digo. Mi pecho se

siente pequeño, como si no pudiera respirar. Todo me golpea
a la vez, como una tonelada de ladrillos. Puede que no venga
nadie. Pensé que eso era lo que quería: comenzar nuestra
propia pequeña familia, libre de toda preocupación, libre del
trabajo, del estrés, del tráfico y del ruido, solo yo, él, la
naturaleza y un bebé o dos o tres, pero ahora eso se está
haciendo realidad. Me siento abrumada.
Me siento atrapada.
No puedo respirar.
—Cálmate—, dice Turnon. —Respira por la nariz, exhala
por la boca. Te tengo.
Me abraza fuertemente, pasando su mano por mi espalda
mientras yo hiperventilo. Sigo sus instrucciones, y los puntos
negros en mi visión desaparecen.
Bien, puede que esté atrapada aquí.
Para siempre.
Pero al menos tengo a Turnon.
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Ava
ME DESPIERTO con el sol brillando en mi cara. Entrecierro

los ojos y veo el vago perfil de Turnon, encorvado sobre un
fuego, preparando otra comida exquisita para los dos.
Llegan los recuerdos de la noche anterior. Recuerdo lo
aterrada que estaba, y mi ritmo cardíaco se acelera
instantáneamente.
También recuerdo cómo Turnon me abrazó, cómo me
acarició la espalda, cómo me dejó dormir en sus brazos,
manteniéndome abrigada, segura y protegida.
El guerrero alienígena es del tipo silencioso. Sé poco sobre su
pasado, sobre su vida aquí, lo que lo hace avanzar. Sé que es un
excelente besador, cazador, guerrero y proveedor. Quizás estoy
loca por poner mi vida en sus manos capaces, pero realmente
no tengo otra opción.
Me siento derecha, respiro hondo y encuentro mi centro.
Anoche dejé que mis emociones se apoderaran de mí. No dejaré
que eso vuelva a suceder. Soy una mujer capaz. Una científica.
Puedo aprender a cuidarme y tengo al mejor leñador para que
me enseñe lo que tengo que hacer. Por supuesto, pensé que mi
vida se centraría más en publicar documentos y dar
conferencias que cazar animales salvajes, arrancar bayas y tejer
cestas, pero se aplican los mismos principios.
Todo se trata de aprender.
—Buenos días—, dice Turnon. —¿Dormiste bien?
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O estoy empezando a entender más los resoplidos y gruñidos

del guerrero, o él se está volviendo más elocuente cada día.
—Dormí bien, gracias—, digo, estirando los brazos por

encima de mi cabeza. —¿Qué hay en el menú de hoy?
— Satik fresco del arroyo—, dice mientras me da un
pescado a la parrilla. Como en silencio mientras veo a Turnon
trabajar en el fuego.
No puedo dejar que me consienta así, por muy tentador
que sea. Quiero ser capaz de hacer mi propio esfuerzo. En
lugar de dejar que sus músculos sexy me distraigan, voy a
concentrarme en ver cómo hace todo lo que hace.
—¿Cómo está el tobillo?
Muevo los dedos de los pies y lo pruebo. —Se siente bien—
, respondo. —Todavía me duele un poco, pero debería poder
caminar bien.
El asiente. — Creador no muy lejos. Medio día. Tal vez
menos.
Al principio pensé que íbamos a ver a su tribu, pero ahora
no tengo ni idea de qué es realmente 'el Creador'. Cada vez
que le pregunto al respecto, señala el cielo. Mi mejor apuesta
es que nos dirigimos a algún tipo de santuario donde él reza
a su dios.
Podríamos usar alguna intervención divina ahora mismo.
—¿Hay algún lugar cercano donde pueda refrescarme?
Turnon levanta una ceja. Tal vez algunas cosas se pierden
en la traducción. Imito lavarme, y finalmente capta la
indirecta y me señala hacia un pequeño arroyo.
Le doy las gracias y me dirijo al agua. Hace un frío
sorprendente y ya echo de menos las aguas termales de
Turnon. A pesar del frío, trato de limpiarme lo mejor que
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puedo.
Cuando regreso al campamento, encuentro que Turnon

apagó el fuego, volvió a enrollar la lona y limpió el
campamento. Es como si nunca hubiéramos estado allí.
—¿Lista?—, Pregunta.
Asiento con la cabeza. —Lidera el camino.
Sigo su lindo trasero de regreso a la jungla. Hoy está mucho
más fresco que ayer, aunque está lejos de hacer frío. El cielo está
nublado, los dos soles ocultos detrás de gruesas capas de nubes
grises.
Sé lo que eso significa.
Apenas treinta minutos después de nuestra caminata,
gruesas gotas de lluvia comienzan a caer del cielo. Al principio,
las hojas y ramas de los árboles que están sobre nosotros nos
mantienen secos, pero pronto el agua comienza a gotear
también entre ellas. Miro hacia arriba para ver un hermoso
arcoíris atravesar el cielo.
—¡Mira!—, Señalo.
Miro hacia abajo y veo que Turnon está completamente
desnudo y metiendo su taparrabos en su bolsa.
—G…guau—, tartamudeo mientras veo gruesas gotas de
agua deslizarse por su pecho púrpura. Es un espectáculo que no
esperaba ver. —¿Q… qué est{s haciendo?
El guerrero alienígena camina hacia mí, su polla de color
naranja, ya de un tamaño impresionante incluso cuando no está
completamente duro, moviéndose de un lado a otro de manera
fascinante.
Agarra mis pieles y me desnuda. Estoy demasiado
estupefacta para protestar. También mete mis pieles en su
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bolsa, es impresionantemente elástica.

—Lluvia—, gruñe Turnon. —Las pieles se mojan, tardan en
secarse. Es mejor caminar sin ellas.
—¿Quieres decir desnuda?— Se me escapa—. ¿Esperas que

camine desnuda por la jungla?
Él frunce el ceño. —Sí—, gruñe. —¿Hay algún problema?
Miro a mí alrededor. Normalmente, diría que sí-claro-que-
es-un-problema-tú-loco-ermitaño-alien!, pero no hay nada
normal en mi estancia aquí.
No hay nada ordinario en tener sexo con un guerrero
alienígena ardiente, púrpura, de dos metros diez centímetros
de altura, en el manantial de aguas termales que hay debajo
de su cueva. Entonces, ¿por qué me molestaría atravesar
caminando desnuda un bosque?
Después de todo, estamos en un planeta desierto, ¿no? No
hay nada aquí excepto nosotros dos.
—No hay problema—, digo, una corriente traviesa me
atraviesa. —Lidera el camino.
Sus ojos escanean mi cuerpo desnudo con una sonrisa en
sus labios antes de darse la vuelta. Veo que su polla ya está
creciendo, y ya puedo sentir que me estoy mojando.
Lo encuentro imposible de resistir.
El guerrero alienígena lidera el camino, y yo lo sigo, mis
ojos nunca dejan ese esculpido trasero ni por un momento.
Tenía razón: esto es mucho mejor.
La lluvia hace que el cuerpo de Turnon brille, acentuando
los muchos músculos en su exquisito cuerpo, y haciendo que
mi excitación se fortalezca a medida que pasan los minutos.
Gruesas gotas de lluvia fría caen sobre mis hombros
también, deslizándose por mi cuerpo desnudo. El agua está
fría y, como resultado, mis pezones se ponen rígidos. Una
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brisa de aire cálido levanta mi cabello y se siente perfecto en

mi piel desnuda y sensible.
Me detengo por un momento para disfrutar de todas las

sensaciones. La hierba mojada entre los dedos de mis pies, la
lluvia fría besando mi cuerpo desnudo, el viento cálido
acariciándolo... Me siento en armonía con la naturaleza misma,
como si este extraño planeta me estuviera dando la bienvenida.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, veo a Turnon mirándome.
Y su polla naranja está completamente erguida.
No puedo evitar lamerme los labios. Estar tan completamente
desnuda a la intemperie me hace más aventurera de lo normal.
Lo quiero, aquí mismo, ahora mismo, en toda nuestra salvaje y
gloria animal.
Hago lo más lascivo que puedo imaginar. Me doy la vuelta y
coloco mis manos contra un árbol, proyectando mi trasero
desnudo hacia él en una exhibición de apareamiento sin
sentido.
No necesito juegos previos: la vista de su cuerpo desnudo ya
me ha dejado empapada. En este momento, solo quiero que me
folle.
Afortunadamente, el guerrero alienígena capta la indirecta.
Se acerca y agarra mi cintura con sus fuertes manos purpuras.
Él me levanta sin esfuerzo, de modo que mis dedos de los pies
cuelgan sobre el suelo del bosque, mis manos descansando
contra la corteza como apoyo.
—Fóllame—, suspiro. —Fóllame, Turnon. Hazme tuya.
No necesito decirlo dos veces.
Él entra en mí con un solo empujón, estoy tan mojada. Su

polla me separa, llenándome maravillosamente. El puro placer
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irradia desde mi núcleo hacia afuera, llegando hasta la última

fibra de mi ser.
Turnon gruñe mi nombre mientras se mete en mí. Cierro

los ojos, el mundo a mi alrededor desaparece por un instante.
Mi universo está condensado en una sola cosa: la hermosa,
fuerte, dura y palpitante polla alienígena que está siendo
forzada dentro de mí.
—Oh dios—, gimo. —¡Oh sí!
Mi coño hace un sonido de chapoteo mientras me folla. En
cualquier otro lugar, en cualquier otro planeta, me habría
avergonzado, pero con Turnon, no me importa. Somos
jodidamente como animales, con todos los sonidos, olores y
sabores incluidos.
La lluvia sigue cayendo sobre nosotros dos. Siento que se
desliza por mi espalda, mi cintura, mis piernas. Los pájaros
cantan sobre nosotros mientras creamos nuestros propios
sonidos animales, mis gemidos junto con los bajos gruñidos
de Turnon.
Mi compañero alienígena me levanta y me da la vuelta,
presionando mi espalda contra el árbol masivo mientras
desliza su polla nuevamente dentro de mí. Mis piernas se
enganchan alrededor de su cintura, instándolo a entrar más
profundamente, mientras me empala en su lanza.
Puedo sentir cada centímetro de él. Cada cresta, cada bulto,
cada parte de él, y anhelo y saboreo cada segundo de él.
Su boca encuentra la mía, y nos besamos apasionadamente
y con hambre. Sus dientes se hunden en mi labio inferior, y
grito su nombre, rogándole que me folle más fuerte, más
profundo, más rápido.
Las caderas de Turnon se vuelven borrosas mientras
golpea contra mí, volviéndome loca. El enorme árbol se
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sacude mientras me folla con todas sus fuerzas, algunas de

sus frutas caen al suelo.
—Vente dentro de mí—, le suplico.
No quiero nada más que sentir su polla crecer de nuevo. Me

encanta ese momento justo antes de que él se venga, cuando no
puede contenerse, cuando da ese último y duro empujón,
cuando su rostro se arruga en éxtasis. Es el momento más
íntimo imaginable, y lo quiero, ahora y para siempre.
Turnon me da justo lo que necesito. Su lengua se encuentra
con la mía, un gruñido bajo y gutural se eleva de su pecho
mientras me folla aún más fuerte y su polla crece cada vez más
grande hasta que sus dedos se hunden en mi piel y explota
profundamente dentro de mí con un fuerte grito que mueve las
copas de los árboles y asusta a los pájaros.
Entierro mi cara en su cuello, ahogándome en su olor varonil
mientras me llena con su semilla. Mis dedos se curvan, mis
pezones se frotan contra su duro pecho, y la sensación de su
semen llenándome me lleva al borde.
Mi orgasmo coincide con su intensidad, pero amortiguo mis
gritos besándole la oreja, el cuello, la mejilla, cualquier cosa que
pueda tocar. Mis uñas se hunden en su espalda, el placer choca
contra mí en oleadas interminables, una tras otra, hasta que me
olvido de dónde estamos, y todo lo que puedo hacer es dejar
que Turnon me baje al suelo y me deje dormir sobre su pecho
desnudo.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, después de recuperar el
aliento por un minuto, me siento avergonzada. ¿Este guerrero
alienígena me hizo tener un orgasmo tan fuerte que casi me
desmayo?
Turnon está acostado de espaldas sobre la hierba, sus manos
acariciando mi espalda, una sonrisa permanente grabada en su
cincelada cara, mientras estoy descansando encima de él.
— Bienvenida de nuevo.
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No sé qué decir, así que no digo nada y lo beso. Me devuelve

el beso, sus manos viajan por mi espalda. Me encanta su toque
firme, la forma en que me abraza y me posiciona de la forma

que quiere.
—¿No deberíamos movernos?—, Pregunto, mi dedo
dibujando círculos en su amplio pecho. — Antes de que
pasemos otro día aquí jugueteando.
—Sí—, gruñe. —Deberíamos... solo hay una cosa.
—¿Qué es?
Se agacha y coloca su polla aún dura contra mi entrada
húmeda y goteante. Con una mano me agarra del cuello y me
jala hacia abajo, besándome con fuerza mientras desliza su
polla dentro de mí, sus caderas empujando hacia arriba.
Un hormigueo de alegría recorre mi columna cuando me
doy cuenta de que esto es solo el comienzo...
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14
Turnon
ESO FUE INCREIBLE.

Mi cuerpo todavía está hormigueando cuando llegamos al
lago frente a Batu Hill, hogar del Creador, una hora más tarde.
Mi hogar.
La lluvia ha cesado, pero ninguno de nosotros ha encontrado
ninguna razón para vestirse. Estar desnudo permite un mejor
acceso, después de todo. Caminamos con nuestros brazos
alrededor de la cintura del otro. Agarro su culo cada pocos
pasos, mientras Ava agarra mi polla y se ríe.
—¿Alguna vez se hace más pequeña?
Sus mejillas son carmesí. —No importa.
Los ojos de Ava se iluminan cuando ve el lago claro. —El
último en entrar es un huevo podrido—, dice mientras se lanza
hacia adelante y se sumerge en el agua. —¡Oh, Dios mío, está
congelada!—, se queja.
No puedo evitar reír. Esa agua proviene directamente de las
montañas y, como tal, todavía está bastante fría.
—¿Qué estás esperando?—, Dice ella. —¡Entra!
Por muy tentadora que sea la oferta, estamos demasiado
cerca para retrasarnos más. Debo pedirle respuestas al Creador.
Y llegar mojado es una mala idea... Cometí ese error una vez
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cuando era niño. Nunca más.

—No puedo—, le digo. —Debo viajar a la cima de esta colina.
—¿Estamos cerca?
—Mucho.
—Está bien, me prepararé—, dice mientras sale del agua.
Mi polla se endurece instantáneamente cuando la veo
desnuda y goteando. Joder, su cuerpo fue hecho para mi
polla. Tengo que usar cada onza de mi autocontrol para
resistirla.
—No—, le digo. —Espera aquí.
Se queda quieta, un pie colgando en el agua.
—Debes esperar aquí. No es seguro para ti allá arriba.
—Pero estaré a tu lado. Puedes protegerme, ¿verdad?
—No del Creador.
Ella cruza los brazos sobre el pecho y me frunce el ceño.
— Confía en mí. Volveré lo antes posible.
La beso en la frente. —Las bestias nunca se aventuran cerca
de Batu Hill. Estarás a salvo aquí. No tardaré mucho.
Puedo decir por su lenguaje corporal que Ava está lejos de
estar satisfecha, pero no tengo otra opción. El Creador puede
ser... errático. Difícil de entender. Es más seguro de esta
manera.
La subida es más larga de lo que recuerdo. Atravesé este
camino muy a menudo en mi juventud, pero lo abandoné
hace muchos soles. El camino se ha vuelto demasiado largo y
casi me pierdo. Finalmente, después de un duro ascenso, he
llegado.
El Creador.
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Ella es tan alta como recuerdo, dominando el cráter en la

cima de la colina. La luz se refleja en su cuerpo curvo, el sol
ilumina sus muchos colores.
Me acerco con cuidado.

—Lo siento—, le digo. —Ha pasado demasiado tiempo. He
regresado con muchas preguntas, Creador.
Me detengo frente a ella y coloco mi mano sobre su cuerpo.
Las luces comienzan a parpadear y escucho un zumbido
familiar proveniente del interior.
—Encendiendo3...— su voz dice.
Asiento con la cabeza. —Sí, estoy aquí.
— Bienvenido de nuevo. Han pasado... 549 días... desde tu
última visita.
—Lo siento, Creador—, le digo. —He venido con muchas
preguntas. ¿Por dónde empiezo? Una invitada ha llegado de las
estrellas... ¡mi compañera! Ella es maravillosa. ¡Mi espera ha
terminado! Siento tantas cosas, todo al mismo tiempo, es
indescriptible. La felicidad más allá de lo que creía posible. Sin
embargo, también me deja con muchas preguntas. Preguntas
que tengo miedo de hacerle. Por eso me dirijo a ti, Creador.
¿Qué significa todo esto? ¿De dónde viene ella? ¿De dónde
vengo yo?
El Creador tararea suavemente mientras contempla una
respuesta. Me arrodillo frente a ella y espero, como lo he hecho
muchas veces antes.
Ahora, más que nunca, necesito su guía, ya que estoy
empezando a dudar de todas las enseñanzas del Creador.
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3Encendiendo: en inglés ‘Turning on’. De allí la próxima respuesta del protagonista,

quien cree que lo está llamando por su nombre Turnon.
15
Ava
CAMINO por la hierba alta. Salto piedras sobre el agua del

lago. Empiezo a contar las diferentes flores que crecen en la
orilla. Dibujo figuras en la tierra con un palo.
No puedo soportarlo más.
Ha pasado, ¿qué, una hora? ¿Si no más? Turnon dijo que
volvería enseguida, pero no he visto ninguna señal de él
desde que desapareció colina arriba, y los soles gemelos están
comenzando a descender. Tengo frío y hambre, y el brillo
posterior al sexo se ha desvanecido por completo.
Ahora, me estoy preocupando cada vez más. Nunca debí
dejar que se fuera de mi lado.
Un pájaro chilla cerca, y casi salto de mi piel. A la mierda
esto. ¡Me voy a buscar a Turnon, le guste o no!
Llena de vigor, comienzo a subir la ladera, siguiendo el
camino que recorrió mi compañero alienígena. Está cubierto
de vegetación, pero debajo de las plantas puedo ver los
signos de un camino. Los soles brillan a mi espalda mientras
viajo, el cielo lentamente se vuelve rosado.
Escucho la voz baja de Turnon antes de verlo.
—Por favor, dime, Creador. ¿De dónde vengo realmente?
Pensé que el mundo que me mostraste ya no existía, pero
Ava, mi compañera humana, llegó en una caja gigante con
otras humanas dormidas, y no parecía sorprendida de
verme... ¿No soy el último de mi especie?
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Siento dos cosas a la vez. Felicidad de que me llame 'su

compañera humana', y culpa por escucharlo de esta manera.
Mi llegada ha enviado al guerrero silencioso a una crisis
existencial, y ahora estoy escuchando cómo reza a sus dioses

para que lo guíen.
La culpa se siente como un pesado ladrillo en la boca de mi
estómago. Contemplo regresar, pero mi curiosidad saca lo
mejor de mí. Ya he roto su confianza, así que podría echar un
vistazo, ¿verdad?
Para mi sorpresa, hay un cráter gigante en la cima de esta
colina, como si un asteroide lo hubiera golpeado. El suelo está
cubierto de hierba y flores, como una versión de bolsillo del
paraíso. La voz de Turnon se eleva desde la profundidad. Me
arrodillo y echo un vistazo.
Lo que veo me deja sin aliento.
Turnon está arrodillado frente a lo que sin lugar a dudas es
un crucero Zoran, una nave espacial. Los colores, el diseño
aerodinámico, el símbolo en el costado, no hay duda.
¡Esa es una maldita nave espacial!
Me siento aliviada y enojada al mismo tiempo. ¿Por qué no
me lo dijo? ¿O no lo sabía? Si aún funciona, ¡podríamos salir de
esta roca! O al menos, ¡enviar una llamada de socorro!
No soy historiadora, pero a juzgar por el diseño de la nave,
tiene que ser un modelo anterior a la guerra, antes de que la
Guerra Tyk'ix dejara el mundo natal de los Zoran, Exon Prime,
congelado y estéril. Sin embargo, eso fue hace décadas...
La nave parecía estar hablando con Turnon, pero no puedo
escuchar lo que sea que esté diciendo. Su voz no es tan grave
como la del Zoran, por lo que no llega tan lejos.
—Ya veo—, gruñe.
Puedo escuchar la ira y el resentimiento en su voz. No parece
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contento con lo que sea que le haya dicho la nave. Se pone de

pie con resolución y se aleja, cada paso dado con un propósito.
Se dirige de regreso cuesta abajo. Tengo que tomar una

decisión en una fracción de segundo y sigo mis instintos. Me
escondo en la hierba y espero a que Turnon pase antes de
subir por el cráter.
Simplemente no puedo dejar pasar esta oportunidad.
Entiendo que la nave es sagrada para Turnon, pero no puedo
dejar que eso me detenga. Esta podría ser mi única
oportunidad de llegar a la Federación. A mis padres. A Sarah.
Es posible que mi compañero alienígena no lo entienda,
pero es un riesgo que debo tomar.
De cerca, puedo ver que la nave está en peores condiciones
de lo que pensaba. No hay forma de que pueda volar. Sin
embargo, sus luces aún parpadean y su motor está
zumbando, así que son buenas noticias.
Cuando me acerco, el barco cobra vida y apunta sus dos
cañones de gran tamaño directamente hacia mí.
—Intruso detectado—, dice una voz mecánica. —
Comenzando la destrucción en 5... 4...
—¡Guoa, no comiences! ¡Ninguna destrucción! ¡Espera! —
Tartamudeo. —¡Soy Ava! ¡Ava Payne! ¡Sobreviviente
humana! ¡Amiga de Turnon! ¡Detente!
La nave parece dudar.
—Análisis de voz completada. Humanoide identificado.
Aliado del Imperio Zoran. Apagando las armas.
Doy un suspiro de alivio. ¡Maldita cosa casi me convierte
en polvo! Busco en el costado de la nave un botón para
abrirla. Las vides están creciendo al costado de la nave,
cubriendo la mayor parte de ella con hojas, pero después de
unos minutos encuentro un botón. Una puerta de metal se
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abre lentamente.
Por dentro es como una cápsula del tiempo. Está llena de
artefactos y objetos Zoran, todos de hace décadas. Una
pequeña cuna se encuentra en la esquina, un móvil de planetas

de colores brillantes colgando justo encima de él.
Es hora de llegar al fondo de esto.
Me dejo caer en la silla del piloto y accedo a la base de datos
interna de la nave. Lamentablemente, toda la información está
codificada. Después de una rápida investigación, me doy
cuenta de que la nave ha sido infectada con el virus Tyk'ix, el
mismo que causó estragos en la Tierra y nos hizo retroceder
décadas en cuanto a tecnología. Afortunadamente, desde
entonces hemos descifrado el código del virus, y solo me toma
unos minutos eliminar el software ilegítimo de la base de datos
de la nave.
Una vez que desapareció el virus, puedo ver que el disco
duro está lleno de registros de video, que se remontan a la
Guerra Tyk'ix.
Me doy cuenta de que Turnon puede que nunca haya visto
esto antes...
—Nave, proyecta el primer registro—, le digo con voz
temblorosa.
El motor de la nave cobra vida y, momentos después, la
imagen holográfica de un hombre Zoran y una mujer humana
llena toda la habitación.
El macho es tan púrpura como Turnon. Es la viva imagen de
él: la misma altura, los mismos músculos abultados, los mismos
ojos color miel. La única diferencia es que este hombre tiene
una cicatriz gigante que corre por el costado de su cara, y es un
poco mayor que Turnon, de una manera distinguida.
El Zoran lleva una túnica colorida, con los símbolos del
Imperio Zoran. La mujer humana es una morena, vestida con
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un vestido ajustado que la hace lucir regia y hermosa.

Mi corazón da un vuelco cuando me doy cuenta de que estoy
mirando a los padres de Turnon. Los reconozco de mis clases
de historia. El hombre es Koryn, Visir Supremo y confidente

del Rey Vinz, y la mujer, su esposa, no es otra que Kelly
Graham. Ella estuvo entre los primeros humanos en
encontrarse con los Zorans, antes del éxodo, la guerra, antes
de que todo comenzara.
Son de la realeza extraterrestre.
—Karri—, dice Koryn, frunciendo el ceño a la cámara. Su
voz es como la de Turnon. Dominante, autoritaria, pero
también suave y agradable. —Soy tu padre, Koryn. Esta es tu
madre, Kelly. Para cuando veas esto, estarás al otro lado de la
galaxia. Te hemos enviado a la Tierra, donde esperamos que
estés a salvo. Los Tyk'ix avanzan hacia Exon mientras
hablamos. Nos gustaría viajar contigo, créeme, a tu madre y a
mí nada nos gustaría más, pero nuestro deber está aquí.
Tenemos que defender nuestro mundo, hasta el último
hombre y la última mujer.
Kelly estalla en llanto y Koryn la rodea con un brazo.
—Sé fuerte—, dice, —por nuestro bebé.
—No puedo—, solloza entre lágrimas. —No quiero
enviarlo lejos.
—Estará más seguro de esta manera—, insiste Koryn. —
Créeme.
Ella asiente, pero puedo ver en sus ojos que esta es la
decisión más difícil de su vida.
Las lágrimas corren por mi cara mientras veo a los padres
de Turnon, o Karri, como lo han llamado, decir adiós a su
hijo. Lo levantan de su cuna y le dan un beso final. Es el bebé
más lindo que he visto, y mi corazón se desmorona cuando la
imagen se desvanece en la nada.
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Me quedo sola en esta antigua y silenciosa lanzadera

mientras lloro por Turnon y sus padres. No es justo. Tenían
una familia perfecta, y de alguna manera Turnon terminó aquí,

creciendo solo, sin saber de dónde venía.
Él tiene que saberlo.
Me desplazo por el resto de la base de datos, reuniendo
información. Parece que no mucho después del despegue, el
transbordador fue golpeado por un ‘insecto’ Tyk'ix, es decir, un
pequeño fragmento de metal del tamaño de una piedra, pero
que contenía un virus informático extremadamente peligroso.
Corrompió el sistema interno de la nave y lo envió fuera de
curso. Se desvió completamente de la Tierra, y se estrelló justo
aquí.
Descubrí que la nave había registrado todo en video, pero no
puedo soportar ver ninguna de las imágenes. Ya siento que he
violado la privacidad de Turnon más de lo suficiente.
Casi salgo de la nave para llamar a mi compañero alienígena
cuando me doy cuenta de por qué vine aquí en primer lugar,
para pedir ayuda. Me alegra saber que el sistema de
comunicaciones de la nave todavía funciona. La señal es muy
débil, pero está ahí.
Con unos pocos botones presionados, envío una llamada de
socorro.
Ahora, a encontrar a Turnon y poner su mundo al revés...
Página89
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Turnon
MALDITO CREADOR.
Ella no habla nada más que galimatías. Símbolos extraños,
imágenes crípticas. Atrás quedaron los días en que ella tenía
sentido. Fui un tonto al pensar que ella podría ayudarme
ahora.
Han pasado muchas noches oscuras desde que encontré
consuelo en su abrazo.
Solo esperaba que las cosas pudieran ser diferentes ahora.
Con la llegada de Ava, la caja gris, su conversación sobre
esclavistas alienígenas... necesitaba algo a lo que aferrarme.
Algo que pudiera darme orientación, decirme qué hacer.
Ava me admira y no quiero decepcionarla. No quiero que
sepa que estoy tan despistado como ella, si no más. Nunca
esperé su llegada. El Creador me había mostrado imágenes,
hace mucho tiempo, de un mundo lleno de Zorans y
humanos... pero yo creía que esos días se habían ido, que
eran sólo pasado.
En mi corazón, pensé que estaba solo en el universo.
Hacer frente a esta nueva realidad es difícil. Amo a Ava,
amo su aroma, su sabor, la sensación de su cuerpo envuelto
alrededor del mío, las cosas mágicas y maravillosas que
puede hacerle a mi cuerpo... pero me resulta difícil abrirme a
ella.
Hay tantas cosas que quiero preguntarle. Decirle.
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Mostrarle. Pero hay algo que me retiene, un miedo que nunca

antes había experimentado.
Me temo que se decepcionará cuando vea que no soy

infalible. Soy adicto a la admiración en sus ojos cuando hago
algo tan simple como cazar un animal o preparar la cena. No
quiero romper ese hechizo.
En el fondo sé que tendré que hacerlo, tarde o temprano.
Los soles gemelos se están poniendo, pintando el cielo con
diferentes tonos de naranja y rosa. Picos oscuros en la distancia
se levantan como dientes afilados, deteniendo el inmenso y
extenso bosque. Mis ojos viajan hacia el pequeño lago quieto,
donde Ava debería estar esperándome.
No veo una señal de ella.
Extraño.
Acelero a medida que desciendo, mi mente trabaja a toda
marcha. ¿Se había perdido? ¿Un Taku la agarró? Nunca se
aventuraron tan cerca de la colina, pero podrían haber seguido
nuestro aroma, esperar a que me fuera...
Mi corazón se acelera mientras me apresuro a bajar. ¡He sido
un tonto! ¡Dejando a mi compañera sola, sin vigilancia! La
maravillosa sensación que me da me ha llevado a una falsa
sensación de seguridad.
Me detengo en seco cuando recojo su aroma, justo aquí, en la
colina. Ella pasó por aquí recientemente, porque su olor aún es
fresco. ¿Ignoró mi orden y me siguió?
Me giro y sigo sus huellas, confundido y enojado. Antes de
llegar a la cima, escucho su voz gritar mi nombre.
— ¡Turnon! Turnon!
Hay una urgencia en su voz que no había escuchado antes.
Me apresuro, las ramitas se rompen bajo mis pies, sacando mi
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cuchillo de su funda. ¿Ella molestó al Creador? He visto sus

bocas convertir a un Taku en polvo y destruir una manada de
Panit en un abrir y cerrar de ojos.
¡Le dije que se mantuviera alejada!

Si ella enojó al Creador, no hay nada que pueda hacer.
Estará muerta mucho antes de que yo me acerque.
Sin embargo, tengo que intentarlo.
Utilizo toda la fuerza que tengo mientras corro colina
arriba, las ramitas me azotan, levantando tierra con cada paso
contundente. Cuando llego a la cima de la colina, veo a Ava
tratando de salir del cráter. Salto sobre mis dos pies y corro
hacia ella.
—¡¿Qué pasa?!— Gruño mientras mis ojos se mueven
rápidamente, pero no hay nada allí. Sin depredadores. Y la
boca del Creador tampoco escupe fuego.
Ella cae en mis brazos, riendo.
—No pasa nada—, se ríe. —¡Lo contrario, de hecho! ¡Tengo
tan buenas noticias!
Frunzo el ceño, mi cuchillo en alto.
—¡¿Qué quieres decir?!— Gruño, la adrenalina sigue
corriendo por mis venas. —¿Por qué gritaste por mí? ¿Por
qué estás aquí, de hecho? ¡Te dije que esperaras! ¡Podrías
haber muerto!
Ava tiene una gran sonrisa plasmada en su rostro. Ahora
me doy cuenta de que su grito no fue de miedo o
desesperación, sino de alegría.
—¡Tienes razón, y lo siento, pero te vas a alegrar de que no
te haya escuchado, confía en mí!
Ella habla tan rápido que apenas puedo seguirla.
—Despacio—. Deslizo mi cuchillo de nuevo en la bolsa —
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Casi me da un ataque al corazón.

—Entonces será mejor que te sientes antes de que te cuente

algo que te va a dejar alucinando—, ríe Ava. —Vamos, siéntate.
No me gusta la sensación de estar completamente en la

oscuridad. Sigo sus instrucciones y apoyo mi espalda contra la
pendiente del cráter.
—Adelante—, gruño. —¿De qué estás hablando?
—Esa cosa—, dice mientras señala hacia el Creador. —Ese es
el Creador, ¿verdad?
—Correcto—, gruño, ya sintiéndome ofendido, se refirió a mi
dador de vida como una cosa.
—Es más que eso. ¡Es una nave espacial!
—¿Te acuerdas de la lanzadera en la que llegué?
—La caja gris.
—¡Sí! Formaba parte de una nave. El Creador también es una
nave espacial, una Zoran. ¡Aterrizaste aquí a bordo de ella,
cuando aún eras un bebé!
Mi ceño fruncido se hace más profundo. Coloco mi mano
sobre su frente para controlar su temperatura, suena como la
fiebre de Iilaki hablando.
—¿Te comiste la flor amarilla?
Ella aparta mi mano, todavía sonriendo.
— Sé que te suena loco, pero es verdad, ¡confía en mí!
—¡Imposible!— Gruño. —¡El Creador no se parece en nada a
esa caja gris! ¡La caja estaba vacía, estéril, gris, fría! ¡El Creador
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no es nada como eso!

—Eso es porque es una nave Zoran, en lugar de una
Nezdek—, dice Ava. —Y a lo largo del tiempo, la nave Zoran se
ha cubierto de enredaderas y plantas, pero confía en mí, hay

una nave espacial debajo de todo eso.
—¿Cómo sabes eso?
—Porque entré en ella—, dice con una sonrisa brillante.
—¡¿Tu Qué?!
Mi ritmo cardíaco se eleva instantáneamente. El lugar más
sagrado imaginable, y ella camina sin importarle el mundo.
El Creador se cerró para mí hace años, y lo interpreté como
una señal de que tenía que madurar. Convertirme en un
hombre. Me puse en marcha y forjé una existencia,
apoyándome sólo en mis dos puños y en las herramientas
que podía crear con ellos.
¡¿Y esta humana sólo va y entra?!
—¡¿Cómo pudiste?!— digo, perdiendo los estribos. —¡Te
dije que te quedaras!
—Cálmate—, dice Ava, —¡No he terminado!
—¡Oh, ya terminaste!— Digo, poniéndome de pie. —
Hemos terminado.
Esa amplia sonrisa finalmente desaparece de su rostro, y la
mirada triste en sus ojos castaños hace que mi corazón se
rompa.
—¿Q… qué?
—Ignoraste mis órdenes explícitas. ¿Fuiste a mis espaldas y
ahora me dices que conoces al Creador mejor que yo?
A medida que las palabras salen de mi boca, ya sé que mis
argumentos son débiles. Estoy hirviendo de rabia... porque
me siento débil. Impotente. La humana sabe más que yo,
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incluso cuando se trata del Creador.

Soy un inútil.
17
Ava
ESTO NO VA según lo planeado.

Las palabras de Turnon aún resuenan en mis oídos, como si
una bomba hubiera explotado.
—Hemos terminado.
Dijo las palabras con ira apenas controlada. Sabía que sería
un shock para él, pero apenas he arañado la superficie de las
revelaciones y ya se había marchado furioso hacia la nave.
Me quedo allí, aturdida y dolida unos segundos antes de
volver a ponerme en acción.
—¡Espera!—, Grito mientras trato de alcanzarlo, pero él
camina demasiado rápido para eso. —¡No lo entiendes!
—Entiendo perfectamente—, gruñe. —¡Crees que soy débil!
¿De eso se trata todo esto? ¿He herido su ego?
—¡En absoluto!—le digo—. ¡Eres el hombre más fuerte que
conozco! ¡Matas bestias con tus propias manos! Me has salvado
la vida, ¡dos veces ya! Cualquier humano se moriría de hambre
o sería comido aquí, pero tú sobrevives como si fuera tu
segunda naturaleza
Se detiene en seco y se da la vuelta. Corro hacia él y coloco
mis manos sobre su pecho ancho y desnudo. La mirada herida
en sus ojos me está matando.
—Si fuera tan fuerte, sabría mi pasado. Conocería al Creador.
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Y no lo conozco. ¿Aun así apareces, y lo conoces al dedillo?

¿Cómo es que no soy débil?
Sus ojos se dirigen al suelo.
—He fallado como guerrero.

Le acuno las mejillas en las manos, me paro en la punta de
los dedos de los pies y le doy un beso rápido.
—No es tu culpa—, le digo. —Nada de esto es tu culpa,
Turnon. Por favor, déjame explicarte.
—¿Qué hay que explicar?
—Más de lo que puedo decir en pocas palabras. Quizás sea
mejor si lo ves por ti mismo.
Agarro su mano y lo arrastro hacia la nave. Él a
regañadientes me sigue. Encuentro el botón de entrada
debajo de las vides, y él ruge de rabia.
—¡¿Es así de simple?!
—Me temo que sí, pero de nuevo, por favor déjame
explicarte. Ven. Siéntate.
Después de ser todo lo persuasiva que puedo, finalmente
consigo que el enfadado Zoran se siente. Sus ojos están muy
abiertos mientras observa la habitación. Dijo que no había
estado aquí en años.
Una vez más, me siento increíblemente culpable por
invadir lo que obviamente es un lugar muy privado para él,
pero espero que me perdone después de ver el mensaje.
Es eso o estará tan enojado que no querrá volver a hablar
conmigo.
—¿Estás listo?
—¿Para qué?— Turnon gruñe.
Respiro hondo y presiono.
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Las imágenes holográficas de los padres de mi compañero

llenan la habitación. Sus ojos naranjas se agrandan y agarra el
costado de su silla con fuerza.
—Karri—, dice la voz masculina dominante. —Yo soy tu

padre. Esta es tu madre, Kelly...
Él mira el mensaje casi sin respirar. Miro hacia el piso,
sintiendo que me estoy entrometiendo en este momento muy
personal, pero al mismo tiempo, quiero hacerle saber a Turnon
que estoy allí para él.
Cuando el mensaje se apaga y la habitación queda a oscuras,
una vez más lo alcanzo y agarro su mano, apretándola.
—Sé que esto es mucho para asimilar, pero creo que deberías
escucharlo. Permítame explicarlo. Lo que acabas de ver fue un
mensaje de tus padres. Hubo una guerra en tu mundo natal, y
te enviaron en esta nave a un lugar seguro... solo que hubo un
problema. Tu nave fue atacada por el enemigo, y se desvió,
corrompiendo los archivos dentro. Por eso se estrelló aquí.
Los ojos de Turnon se llenan de sorpresa mientras escucha
cada una de mis palabras.
—Es un milagro que hayas sobrevivido y prosperado tanto
tiempo como lo has hecho. Perdón por entrometerme aquí, de
verdad. No puedo imaginar lo difícil que es para ti. Quiero
enfatizar que no es tu culpa que no entiendas la nave y cómo
funciona: el Tyk'ix te despojó de tus padres. Es su culpa, y solo
de ellos.
Turnon permanece en silencio durante unos minutos que
parecen prolongarse eternamente.
Espero que se enfurezca de nuevo con otro ataque de ira, que
me eche, que me insulte... pero en cambio, suspira
profundamente y descansa la cabeza en sus manos.
—¿Me estás diciendo que tengo un mundo natal?—,
Pregunta.
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Me trago el nudo que tengo en la garganta. ¿Por qué tengo

que ser la portadora de todas estas malas noticias?
—Sí y no—, le digo. —El mundo natal Zoran fue destruido

por los Tyk'ix en la guerra. Es un páramo congelado ahora.
Todos los Zorans se mudaron a la Tierra, que es mi planeta.
Vivimos en armonía. En su mayor parte.
—Mis padres. ¿Siguen vivos?
—No estoy segura. Sé que tu madre definitivamente lo
estaba, pero... la Tierra fue atacada por los Nezdek, que me
secuestraron... No tengo idea de en qué estado se encuentra
mi planeta natal. O si tengo un mundo natal al que regresar.
Él asiente pensativo.
—Entonces... no somos tan diferentes después de todo.
—Supongo que no.
Turnon se pone de pie. —Esto es mucho para asimilar.
—Entiendo—, le digo. —Estoy aquí para ti si me necesitas,
pero si quieres estar solo por un momento lo entiendo
completamente.
—Me siento tan estúpido—, gruñe. —Todo este tiempo la
respuesta ha estado justo en frente de mí.
— No quiero sonar como un disco rayado, pero no es tu
culpa—, le digo. —¿Lo sabes verdad?
Él golpea sus puños, y los muchos músculos en sus brazos
y hombros se hinchan.
—Lo sé, pero eso no cambia los hechos. Saldré a caminar.
—¿Quieres que me quede aquí?
—Sí—, gruñe. —No te vayas a curiosear otra vez, ¿de
acuerdo?
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—Lo prometo.
Espero un beso, pero él pasa junto a mí, las puertas de
metal se cierran tras su espalda. Entiendo que escuchar todas
estas noticias es mucho para asimilar, pero hubiera sido
bueno si hubiese dicho que se retractaba de su declaración de

‘Hemos terminado’...
Solo tengo que darle algo de tiempo, supongo. Dirijo mi
atención hacia la consola y vigilo el escáner. Quizás alguien
haya atendido mi llamada de socorro.
Un golpe en la puerta de metal me saca de mis pensamientos.
¡Turnon ha regresado bastante rápido!
Abro la puerta, y mi sangre se congela cuando me encuentro
mirando directamente al ojo enojado de Lord Erran. El mismo
Nezdek que prometió que me cortaría las piernas para evitar
que me escapara.
—Bueno, bueno, mira a quién tenemos aquí—, gruñe.
Detrás de él veo un escuadrón completo de guerreros Nezdek
fuertemente armados, y mi corazón se hunde.
—Gracias por enviar esa llamada de socorro, cariño. Nos
ahorraste tener que peinar todo el maldito planeta por ti.
Oh mierda.
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Turnon
MIRO hacia la distancia, con pensamientos corriendo por

mi mente a un millón de millas por minuto.
Todo en lo que he creído ha sido una mentira. Me siento
como un tonto. Hay un mundo entero con personas como yo,
y no tengo idea de cómo actuar alrededor de ellos. No
conozco sus costumbres, sus maneras. Incluso si los
encontrara, siempre sería un extraño. Lo único que sé hacer
es cazar.
Me siento tan enojado y sin esperanza. Sin embargo, no es
culpa de Ava. Ahora lo veo. Desquitar mi ira con ella fue un
error de mi parte.
Los misteriosos Tyk'ix, este enemigo invisible, este
fantasma de mi pasado tienen la culpa. Es un enemigo con el
que nunca podré luchar, nunca podré enfrentar, nunca podré
derrotar para reclamar mi honor.
Pateo una piedra. Rueda cuesta abajo, y la sigo todo el
camino hacia el lago. Mis ojos se dirigen hacia las estrellas.
Ha caído la noche y el cielo está iluminado por innumerables
luces diminutas.
En algún lugar allá afuera está mi antiguo mundo natal, y
tal vez, mis padres. Koryn. Kelly.
¿Querrán verme después de todo este tiempo? No puedo
imaginar ser como esperaban que fuera su hijo. Por el
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atuendo de mi padre, deduzco que era un pez gordo, y ¿qué

soy yo? Un salvaje.
No importa, puede que no estén vivos, y yo estoy atrapado
en esta roca.
Toda mi vida me he preguntado sobre mi pasado, mis

orígenes, y ahora que lo sé, desearía no haberlo sabido. Es
curioso cómo son esas cosas.
Una estrella me llama la atención. Se está moviendo rápido,
más rápido de lo que jamás haya visto moverse ninguna
estrella. Está creciendo en tamaño por segundos, y se dirige
hacia mí.
¿Es una estrella fugaz?
¿Un asteroide viene a sacarme de mi miseria?
No, no es una estrella, ni una roca. ¡Es una nave! Tiene forma
de lanza con tres cabezas, y se dispara hacia mí con una
velocidad deslumbrante.
Cohetes son lanzados por encima de mi cabeza y varias naves
más pequeñas caen de repente y aterrizan en el cráter detrás de
mí, como pequeños pájaros que dejan el plumaje de su madre.
Antes de que tenga tiempo de reaccionar, extraterrestres altos
y pálidos salen en masa. Están cubiertos con una armadura
dorada, portando hachas sobre palos. Estos alienígenas no se
parecen a Ava de ninguna manera o forma. Donde Ava es
suave y curvilínea, estos alienígenas son piel sobre hueso, con
ojos fantasmales y cabello blanco.
Estos deben ser los que intentaron lastimarla: los Nezdek, los
llamó ella.
Mis ojos se estrechan mientras alcanzo mi cuchillo. El tiempo
parece ralentizarse a medida que la adrenalina corre por mis
venas. Docena de ellos se dirigen hacia el Creador, hacia Ava,
mientras que otra docena espera junto a sus naves.
Puede que no sepa cómo volar una nave espacial, pero si hay
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algo que puedo hacer es proteger a mi compañera.

Lanzo un rugido ensordecedor mientras ataco a los guerreros
alienígenas con sus extrañas armas y ropas. Me precipito por el
cráter, aumentando la velocidad con cada paso que doy. Los
extraterrestres levantan sus hachas hacia mí y yo salto en el

aire, volando sobre ellos mientras golpeo hacia abajo con mi
cuchillo.
Cuando aterrizo, uno de ellos cae muerto. Los otros me
miran con miedo en sus ojos fantasmales, temblando al
verme.
Bueno. Deberían temerme.
— ¡Zoran! ¡Wakzam!
—¡Pjak hem!
Uno de ellos se abalanza sobre mí con su hacha, y lo
esquivo, lo agarro con una mano y tiro el arma hacia mí. Él
cae hacia adelante, y le clavo mi cuchillo directamente en su
cuello. El Nezdek cae al suelo, gorgojeando. Muriendo.
—¿Quién es el próximo?— Gruño.
— ¡Spreiden!
Los alienígenas restantes se despliegan en círculo,
rodeándome, tratando de mantenerme a distancia con sus
largas armas. Tratan de apuñalarme con la punta de su
hacha, pero yo bloqueo sus patéticos intentos con mis
antebrazos.
— ¡Turnon!
La voz de Ava atraviesa los sonidos de la batalla. Me giro,
todos mis elevados sentidos enfocados en mi compañera.
Los extraterrestres están abandonando al Creador y se
llevan a Ava con ellos. Un Nezdek con un parche en el ojo
arrastra a mi pareja, que se resiste con todas sus fuerzas. Ella
araña, golpea, patea, pero no es suficiente.
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Tengo que salvarla.

Con un fuerte rugido me abro paso entre la multitud de
extraterrestres que me rodean. Sus hachas me cortaron los
brazos y los hombros al pasar, la sangre gotea por mi cuerpo,

pero apenas lo noto.
Estoy hiper-concentrado en mi compañera. Ava está siendo
arrastrada a bordo de uno de sus transbordadores alienígenas.
Estoy demasiado lejos.
Puede que no lo logre. ¡No, tengo que hacerlo!
El tiempo parece haberse detenido. Todo lo que escucho es
mi propia respiración, todo lo que siento es que cada músculo
de mis piernas grita mientras doy un paso importante tras otro.
Ava se vuelve hacia mí y, cuando me ve, sonríe.
Y luego la escotilla del transbordador se cierra con un
chasquido cuando estoy a solo dos pasos de distancia.
—¡No!—, Rujo tan fuerte que se me destapan los oídos.
Me lanzo contra la nave con tanta fuerza que dejo una
abolladura de un tamaño Zoran, y cada hueso de mi cuerpo se
quiebra. Un dolor punzante atraviesa cada fibra de mi ser, mi
cuerpo suplica por un momento de descanso, ansioso por una
sola respiración, pero no puedo.
Necesito salvar a mi compañera.
Me pierdo en una ira primitiva, una furia diferente a todo lo
que he experimentado antes. Mi visión se pone roja mientras
golpeo la nave con mis puños desnudos. Mis nudillos están
sangrando, mi piel se agrieta, la sangre gotea por mis dedos, las
marcas rojas manchan toda la nave de metal.
La puerta del transbordador abollado se abre con un
zumbido, y me encuentro mirando el cañón de una pistola.
—¿Un Zoran, aquí?
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El Nezdek con el parche en el ojo está sacudiendo su cabeza

con incredulidad, el arma apuntando directamente a mi pecho.
— Que duermas bien.
Lo último que escucho antes de que el estallido rojo de luz

concentrada golpee mi pecho es a Ava gritando mi nombre, y
luego todo se vuelve negro. Soy vagamente consciente de mi
cuerpo cayendo hacia el suelo, el Nezdek sonriendo para sí
mismo y los gritos aterrorizados de Ava.
Y luego no hay nada más.
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Ava
—¡COMO PUDISTE! ¡TÚ, MONSTRUO!

Lord Erran se ríe de mí mientras enfunda su arma.
—Por favor, continúa—, sonríe. —Dime más. Te haré pagar
por cada palabra insolente, esclava.
Me lamo los labios. Mierda. Estoy de nuevo bajo su control, y
acabo de ver a mi compañero morir frente a mí mientras
intentaba salvarme la vida. No me ha golpeado todavía.
Todavía la adrenalina está corriendo por mis venas, pero se está
desvaneciendo rápidamente y está siendo reemplazada por
puro miedo.
El Lord Nezdek prometió que me torturaría, y por el brillo en
sus ojos blancos fantasmales, entiendo que está ansioso por
cumplir esa promesa.
Cierro los ojos y apoyo la espalda contra la fría pared de
metal del transbordador, tratando de bloquearlo todo. Me
concentro lo más que puedo, deseando que todo desaparezca,
pero no funciona.
No importa cuánto lo intente, el momento se repite en mi
mente una y otra vez. Los frenéticos gritos de Turón. La total
devoción en sus ojos cuando me vio, y luego la explosión roja
que lo golpeó en el pecho.
Cayó hacia atrás, golpeando el suelo con un ruido sordo.
Y ahora se acabó.
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Turnon murió por mí. Mi amigo, mi protector, mi

compañero. El hombre más dulce y sexy que he conocido. No
ha sido mucho tiempo, pero siento que lo he conocido toda

mi vida.
Y ahora se ha ido.
Desearía poder unirme a él.
Un cuchillo frío está presionado contra mi garganta.
—Abre los ojos—, susurra Erran. —Quiero que veas lo que
he planeado para ti.
—Vete a la mierda—, gruño. —Hazlo.
El Nezdek se ríe. Es un horrible sonido nasal que hace que
mi piel se erice.
—No te vas a librar tan fácilmente. No como ese Zoran
tuyo. Dime, ¿qué pasa entre las mujeres humanas y esas
bestias tontas?
Mis ojos se abren en un ataque de ira.
—Turnon es más hombre de lo que tú nunca serás—, rujo.
—Nunca entenderás. ¡Todo lo que entiendes es la muerte!
Lord Erran me sonríe. Solo le estoy dando lo que quiere,
pero no puedo resistirme. No dejaré que manche el nombre
de Turnon. No lo haré.
—Entiendo el poder—, dice. —Y aprenderás eso.
El motor del transbordador está zumbando
obedientemente en el fondo mientras volamos en el aire.
Miro más allá del Lord Nezdek a la puerta abollada del
transbordador. Es sorprendente lo fuerte que Turnon es, o
era. Parece que todo un equipo de construcción se puso a
trabajar con martillos en esa puerta, pero no fue nada más
que mi compañero Zoran y sus dos puños lo que causó todo
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ese daño. Todavía puedo escuchar sus gritos frenéticos

sonando en mis oídos, gritando mi nombre.
Si corro y me arrojo al espacio exterior, ¿habrá sido en vano el

sacrificio de Turnon?
Erran estudia la hoja en su mano diligentemente, como un
artista que estudia sus herramientas. —¿Sabes cuánto tiempo te
buscamos?—, Dice distraídamente. —Estaba empezando a
preocuparme de que tendríamos que revisar cada cueva en este
mundo primitivo y cazarte como a una rata. Casi esperaba
encontrarte muerta de hambre, ya sabes. Eres una pequeña
esclava ingeniosa.
¿Eso significa que las chicas están a salvo? Mi corazón da un
vuelco al pensar en eso, la única esperanza que me queda, pero
mi maestro alienígena aplasta mi optimismo como a un insecto.
—Estás pensando en las chicas, ¿no?—, Se ríe. —Lo veo en
tus ojos. No te preocupes, las recogimos. No esperabas que
dejáramos nuestra carga, ¿verdad? ¿Qué las dejaríamos sin una
señal de rastreo?
Mierda.
Erran pasa su lengua bífida a lo largo de la hoja. Sus
fantasmales ojos blancos están llenos de deseo, como si se
excitara con mi desesperación.
—Voy a disfrutar esto, humana. Tú... no tanto.
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Turnon
—¡DESPIERTA! ¡Oye, despierta, salvaje!

Cada centímetro de mí duele.
—¿Dónde está ella? ¿Qué hiciste con ella? ¡Dime!
Mis oídos están zumbando y mis nudillos parecen haber
sido aplastados por una montaña, pero eso no es nada
comparado con el ardor que siento dentro de mi pecho. Cada
latido de mi corazón emite una sacudida de dolor.
—¿Te la comiste, verdad? Lo sabía. Sabía que no se podía
confiar en los Zorans. Tú, monstruo. ¡Te la sacaré de la
barriga si tengo que hacerlo!
Lentamente abro los ojos, solo para ver a un pequeño y
regordete alienígena revoloteando sobre mí. Su cabello es
rubio y lleva un uniforme ajustado que es de varios tamaños
demasiado pequeños para su figura.
—¡Ah, entonces estás despierto! ¡Bueno! ¡Dime dónde está
ella! ¿Dónde está Ava?
Ava.
Su nombre trae recuerdos. Vienen corriendo hacia mí como
una cascada. Su sonrisa, su cálida risa, la forma en que su
cuerpo se siente cuando está envuelto alrededor del mío...
ella es la razón por la que existo, la razón por la que respiro.
¡Ava!
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La nave, los extraterrestres, la pelea, lo recuerdo. Recuerdo

haber fallado, recuerdo que me dispararon, recuerdo que me
la quitaron. Recuerdo haber muerto.
¿Ahora ni siquiera tengo la dulce liberación de la muerte?

¡¿Tengo que vivir con mi fracaso?!
En un abrir y cerrar de ojos estoy de pie. Agarro al regordete
alienígena por el cuello y lo levanto. Sus pies patean en el aire,
sus mejillas se vuelven de color rosa fuerte.
—¡¿Dónde está Ava ?!— Gruño como un animal herido.
—¡B… b{jame! ¡Te estaba preguntando eso!
—¡¿Adónde la llevaste?!
—¡Acabo de llegar! V…vamos, ¡realmente no quise decir lo
que dije! ¡Algunos de mis mejores amigos son Z… Zorans!
¿Conoces a K… Kazim? ¡Estamos muy unidos! ¡Servimos juntos
y todo!
Mi visión sigue siendo borrosa, mi corazón trabajando horas
extras mientras mi cuerpo roto y ensangrentado es forzado a
volver a funcionar. Estrecho mis ojos y me concentro en el
extraño alienígena frente a mí.
Lentamente, él queda enfocado. Su piel no es fantasmalmente
pálida, es más como salmón. Su cabello tampoco es blanco, y
está lejos de ser alto y huesudo.
Este no es un Nezdek. Es un hombre humano.
Lo dejo caer al suelo y se pone de pie, tosiendo y jadeando.
—¿Por qué fue eso?—, Se queja mientras limpia su uniforme.
Hay un símbolo de un orbe verde y azul sujeto a su pecho, con
una estrella dorada justo encima.
—¿Quién eres?— Gruño.
—¡Podría preguntarte lo mismo!
Página109
Miro fijamente al hombre humano, y él presta más atención.

—¡C… capit{n Donovan Ferguson, señor!—, Dice. —¡Estoy
aquí en una misión de rescate para salvar a Ava Payne! Ahora,
si fueras tan amable de decirme dónde está, para que pueda

obtener mi recompensa justa...
—Llegas muy tarde.
Lentamente aprieto y aflojo los puños. La piel está
desgarrada y ensangrentada, pero mis huesos no están rotos.
Mi hombro y antebrazos están cubiertos de cortes profundos.
He perdido mucha sangre. La explosión en mi pecho ha
dejado mi piel morada chamuscada. Podría haberme matado,
pero en cambio, vivo para lamentar mis errores.
El humano jadea. —¿Demasiado tarde? ¿L… la mataste?
¡Tú, tú... bestia!
Levanta sus pequeños puños hacia mí.
—¡Te desafío a un duelo, señor! ¡Por el honor de Ava!
Levanto una ceja y empujo mis hombros hacia atrás. Sus
ojos azules viajan sobre mi cuerpo ensangrentado, y con un
profundo suspiro baja las manos.
—Oh, qué importa—, murmura. —No tiene sentido morir
por el honor de una chica muerta.
Se sienta en una roca y patea la tierra. —Qué mala suerte la
mía. Me imaginé que si la recogía me daría algunos puntos
importantes, y en su lugar encontré a otro Zoran que me ha
ganado. No puedo creer que dejé la fiesta de la victoria en la
Tierra por esto, ya sabes que los soldados se están ahogando
en coños en este momento, ¿verdad? ¡Y yo soy un capitán!
¿Sabes lo que eso significa? Ah… lo que estoy diciendo,… por
supuesto que no lo entiendes. Eres una especie de vagabundo
alienígena. Oh, bueno, valió la pena intentarlo. Si me apuro,
podría recoger algunas sobras. ¡Mejor que nada!
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—Ava no está muerta, idiota parlanchín. Los

extraterrestres se la llevaron.
Ferguson ladea la cabeza. —¿Ella no lo está? ¿Qué
extraterrestres?
—Los pálidos.
—¿Los Nezdek? ¿Volvieron por ella? Bueno, que me jodan de
lado. De todos modos, es como si estuviera muerta.
Él se pone de pie, golpeando sus muslos internos.
—Demasiado para esta misión, entonces. ¡A la tierra!
Si este idiota representa a la humanidad, puedo ver por qué
Ava se sintió atraída por mí: me siento más tonto sólo de
escucharlo hablar. Y si piensa que mi compañera alguna vez se
enamorará de alguien como él... es incluso más tonto de lo que
parece.
El hombre camina hacia su nave espacial, ¡su nave espacial!
Mi corazón da un vuelco cuando la veo. He estado tan
concentrado en las tonterías del hombre que no me había dado
cuenta de la pequeña nave espacial estacionada a la distancia.
Es de color amarillo y azul, con una cápsula fija entre un
conjunto de alas.
—¡¿Has venido aquí en esa cosa ?!— gruño.
—No, caminé—, dice el hombre humano. —Por supuesto lo
hice. Idiota.
Con tres grandes pasos he alcanzado al humano. Agarro su
cuello y él grita como un animal herido.
—¡L… Lo siento! ¡No eres un idiota! Estoy seguro de que eres
el bárbaro más inteligente de esta zona.
—Vamos a encontrar a Ava—, gruño. —Vámonos.
—¿Qué? ¿Estás loco?—, Dice—. ¡Necesitaríamos toda una
flota para enfrentarlos! Esto es solo un crucero, una nave de
pasajeros. Mi bebe personal. Me gusta llevarla a pasear por
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Saturno. A las chicas les gusta eso. Algo sobre esos anillos hace
que sus bragas caigan por eso.
—Deja de pensar con tu polla o te la arrancaré—, gruño

amenazadoramente. Cada segundo que desperdiciamos es
uno en el que Ava se aleja más de mí.
—¡N… no lo hagas!—, Dice Ferguson. —¡Por favor!
—Entonces vuela esta cosa hacia Ava.
—¡No podemos! En serio, ¡ni siquiera cabríamos! La
cápsula no está hecha para uno de tu tamaño, ¡sin ofender!
Llevo al humano por la nuca hacia la nave. La vaina es
bastante pequeña. Encajaría, pero apenas.
—¿Cómo planeabas viajar con Ava en esta pequeña
cosa?—, Le pregunto. —¡Apenas encajas tú!
—Uhh, ¿en mi regazo?— Tartamudea. Aprieto su cuello y
él se disculpa rápidamente.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! Mira, es inútil, ¡está bien! ¡Olvídate
de ella! Si quieres un poco de coño de la Tierra, ¡puedo
conseguirte un poco! Soy un capitán, ¿te acuerdas? Seguir a
los Nezdek... ¡eso es un suicidio! ¡Nos matarán a los dos!
—O los Nezdek te matarán... o yo lo haré. Tu elección,
humano.
—¡Ah, hombre!—, Se queja. —¡La única vez que trato de
hacer algo noble, ¡¿y esto es lo que consigo?! ¡Ah, bien, bien!
¡Entra!
Me doblo en la pequeña cápsula, en la que apenas cabe un
humano. Ferguson está presionado contra mí mientras se
sienta; está lejos de ser cómodo, pero nada de eso importa.
Lo único que me importa es Ava. Sufriré cualquier cosa por
ella.
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—Lo juro por Dios, es mejor que me construyan una

estatua después de esto—, murmura el hombre mientras
enciende los motores. —¡Sostente, nos vamos!
Me preparo cuando la nave comienza a retumbar, los

motores rugen más fuerte que una manada completa de Takus.
Con una explosión que me tira contra el asiento, somos
lanzados, y las estrellas se acercan rápidamente.
Echo un último vistazo al único mundo que he conocido. La
jungla, el bosque, las llanuras que he llamado mi hogar durante
toda mi vida se desvanecen, hasta que no son más que un
pequeño punto en la distancia, y estamos viajando entre las
estrellas.
Resiste, Ava.
Voy por ti.
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21
Ava
MI CELDA ES FRÍA, vacía y oscura... Estoy acurrucada

desnuda en el suelo, abrazando mis rodillas contra mi pecho.
Mi estómago se queja, pero me niego a tocar la comida que
los Nezdek empujan debajo de mi puerta.
Cuanto antes muera, antes podré estar con Turnon.
Al menos, eso es lo que sigo diciéndome a mí misma, pero
mi cuerpo todavía se aferra a la vida. Mi cuerpo aún se
resiste, todavía lucha, sigue teniendo esperanzas aunque
realmente no tenga ninguna.
No es como que si Lord Erran me fuera a dejar morir de
todos modos. Está decidido a torturarme el mayor tiempo
posible.
Se abre la puerta de mi celda y entra una luz brillante en
mi habitación. Una figura sombría se encuentra en la
apertura. Por un breve segundo creo que es Turnon,
resucitado de entre los muertos, pero mi espíritu es aplastado
cuando escucho la horrible voz de Erran.
—¿Lista para otra ronda?
Mi hambre me está volviendo loca. Turnon no puede
salvarme. Él está muerto. Lo vi caer al suelo yo misma, vi la
luz en sus ojos apagarse. Mi compañero está muerto y no hay
nada que pueda hacer al respecto.
—Haz lo peor—, rechino entre dientes.
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—Oh, tengo la intención de hacerlo—. Erran se ríe. —

Tengo la intención de hacerlo.
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Turnon
—¡AHÍ!
Veo la nave Nezdek flotando en la distancia y mi corazón da
un vuelco. La lanza de tres puntas es inconfundible.
La nave de Ferguson está lejos de ser cómoda, pero es
increíblemente rápida.
—¡Llévanos más cerca, humano!
—De ninguna manera—, farfulla Ferguson. —¿Cuál es tu
plan? Sabes que mi crucero no tiene armas, ¿verdad? Mi bebé
tiene una tecnología avanzada de camuflaje que nos permite
acercarnos más, pero si nos acercamos más podrán hasta
olernos.
—¡No me importa, llévanos!
—Tenemos que esperar hasta que atraquen en alguna parte—
, protesta el humano. —Entonces puedo dejarte y regresar a
casa en la Tierra, para que no me maten los piratas espaciales.
—¡No!—, Rujo. Estoy tan cerca de Ava, no puedo esperar un
momento más. Me inclino y lucho con la palanca de control del
agarre humano y presiono botones. Nuestra nave se lanza hacia
adelante, y todas las luces en el tablero comienzan a parpadear.
—Oh, Dios—, gime Ferguson, —¡están recibiendo nuestra
señal! ¡Estamos jodidos!
—Bueno. Déjalos que vengan.
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Un rayo de luz nos golpea, y el motor se apaga

instantáneamente. La luz nos acerca a la enorme nave Nezdek,
donde se abren dos grandes puertas de metal.
—Nos están llevando—, se queja el humano. —Oh Dios.

¿Por qué no te dejé romperme el cuello...?
Nada puede evitar que salve a Ava esta vez. Ya he fallado
una vez, no volveré a fallar.
Nuestra nave es llevada a una habitación oscura y vacía, y
las puertas de la bahía se cierran detrás de nosotros. Después
de presurizar la habitación, salgo de la cápsula. Escucho
pasos en la distancia: los Nezdek están a minutos de
irrumpir.
—¡Ven!—, Le grito al humano. —¡Lucha!
—¡No, gracias!—, Dice mientras se desliza hacia abajo en
su asiento, haciéndose lo más pequeño posible. —¡Buena
suerte, sin embargo!
—Cobarde—, gruño.
Las puertas se abren deslizándose. Estoy cara a cara con un
ejército Nezdek, cada soldado con armadura dorada, cada
uno con una lanza-hacha, mientras que yo no tengo nada más
que la tela alrededor de mi cintura y mis dos puños.
Golpeo al primero directamente en la nariz. Siento sus
huesos rompiéndose debajo de mi poderoso puño, y él cae al
suelo. Al siguiente lo golpeo en la mandíbula, y lo arrojó
contra la pared de metal, dejando un rastro de sangre.
Mis puños se vuelven borrosos mientras voy golpeando a
mis enemigos, cada uno con la fuerza suficiente para matar a
un hombre de un solo golpe.
He perdido la capacidad de sentir dolor. Puedo ver las
puntas afiladas de las lanzas apuñalando mis brazos y mi
pecho, puedo ver las hachas cortando mi piel, pero no siento
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nada.
Todo en lo que puedo pensar es en Ava. Estos monstruos
la tienen atrapada en alguna parte, porque no pude
protegerla. La salvaré, incluso si eso me mata.
Forjo un camino de sangre a través de la nave, dejando un

rastro de muertos a mi paso. Estoy actuando por puro instinto,
mis puños ensangrentados reducidos a una máquina de matar
perfecta. Pierdo la noción de cuántos hombres he matado,
docenas y docenas.
El aroma de Ava.
Giro la cabeza cuando lo huelo, y en ese momento, una lanza
me atraviesa. Miro hacia abajo para ver sangre brotando de mi
pecho. Ya ni siquiera puedo ver mi propia piel púrpura: estoy
todo rojo.
Con mi sangre saliendo de mí, puedo sentir que mi fuerza se
desvanece. Me dejo caer en una rodilla y me clavan la punta de
otra lanza.
Estoy tan cerca.
Tengo que aguantar. Tengo que pelear
Incluso si eso me mata.
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23
Ava
ESTOY ATADA A UNA MESA, mis brazos y piernas bien

sujetas. No voy a escaparme de estas correas. Erran aprendió
la lección.
El cuarto está vacío. Somos solo yo y una gran variedad de
instrumentos quirúrgicos, cuidadosamente colocados en una
mesa junto a mí.
El suspenso me está matando. Lord Erran prometió que me
cortaría las piernas, pero hasta ahora, aún no ha cumplido su
palabra. He estado aquí por lo que parecen horas. Es como si
se excitara por mi terror, al hacerme esperar.
—Ah, ahí estás, mi espécimen perfecto.
Erran entra a la habitación. Desliza guantes médicos sobre
sus huesudos dedos, agitado por la anticipación.
Mi estómago se sacude al oír los guantes chasquear en sus
manos. Cierro los ojos, deseando estar en cualquier lugar
menos aquí.
—Comencemos con una inspección superficial—, dice
mientras toma un dispositivo extraño y redondo. Lo traza
sobre mi cuerpo, enfocándose en mi bajo estómago. —El Czar
te quiere en perfecto estado... bueno, tu útero, al menos—,
sonríe.
La máquina emite un pitido y Erran frunce el ceño.
—Hm, qué es esto... No, esto no puede estar bien. Por
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Archon...
—¿Qué?
—Fraternizaste con ese asqueroso mestizo, ¿verdad, puta?

¡Ah, qué desperdicio! ¡Qué desperdicio tan colosal! Tus rasgos
se habrían visto muy bien en un bebé Nezdek.
—¿De qué estás hablando?
—Estás preñada—, dice Erran mientras se quita los guantes.
¿Qué estoy qué?
Las endorfinas me atraviesan. ¡¿Estoy embarazada?! Esto lo
cambia todo. Ya no solo estoy luchando por mí misma, ¡estoy
luchando por mi familia!
Quizás es por eso que mi cuerpo se mantuvo en pie, cuando
mis esperanzas se desvanecieron. Si tan solo Turnon estuviera
aquí conmigo...
—Es una pena. Al Czar no le interesan los bienes dañados.
Erran toma un cuchillo de carnicero de la mesa. Brilla
amenazadoramente en la luz brillante.
—Al menos te haré pagar por mi ojo perdido—, reflexiona
para sí mismo. —¿Algunas últimas palabras?
—¿Q… qué?
La noticia del embarazo me dejó boquiabierta, por lo que no
me he dado cuenta de que el Lord Nezdek está a unos minutos
de matarme.
—¿Q… qué?— Erran se burla de mí. —No era mi primera
opción, pero bueno, son tus últimas palabras.
Coloca la hoja contra mi cuello, apoyándolo sobre mi piel,
antes de levantarla y… un grito en el pasillo le impide dar el
golpe.
Página119
Escucho pasos, incontables, y gritos, maldiciones y peleas.

—¿Qué demonios está pasando allá afuera?— Erran suspira.
—¡¿No puede un hombre trabajar en paz?!
Coloca la hoja de nuevo sobre la mesa.
—No puedo disfrutarlo adecuadamente con todo este

ruido. Volveré por ti, querida.
Con eso se va, y tengo un momento de alivio, un momento
para procesar las noticias. Yo, una mamá. No es algo que
alguna vez haya esperado, ¡pero de todos modos estoy
entusiasmada! Turnon vive, en nuestro hijo. Puede que lo
haya perdido, pero de esta manera, él siempre estará cerca de
mí.
Me meneo, pero las correas no ceden, no importa cuánto lo
intente. Los sonidos en el pasillo son cada vez más y más
fuertes a cada segundo. ¡Esto no es una pelea, es una batalla!
Y por los gritos guturales Nezdek, ¡están perdiendo! Parece
que todo un maldito ejército está invadiendo la nave. Puede
que sobreviva. No me importa si son humanos, Zorans, Asir
o Tyk'ix por todo lo que me importa, todos son mejores que
los Nezdek.
Espero con el corazón latiendo en mi garganta. ¿Qué está
pasando ahí fuera? Los gritos afuera se detienen, de repente,
y todo queda en silencio. ¿Ha terminado la batalla?
Un hombre ensangrentado de más de dos metros de altura
abre la puerta de la sala de operaciones. Se tambalea dentro,
y mi corazón da un vuelco solo por el terror.
Apenas lo reconozco, porque su piel es de color rojo
oscuro, pero sus ojos anaranjados son inconfundibles.
—¡Turnon!
Se tambalea hacia mí. Estoy llena de un alivio increíble y
un miedo inimaginable al mismo tiempo. Me siento aliviada
de ver a mi compañero otra vez, porque nunca pensé que
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fuera posible, pero estoy muy asustada porque parece que ha

pasado por un infierno.
Dos lanzas rotas están alojadas dentro de su pecho, y está
dejando un rastro de sangre a cada paso.
—Ava—, gruñe mientras afloja mis correas. Se sienta en la

mesa de operaciones mientras yo vuelo hacia sus brazos,
abrazándolo lo más fuerte que puedo y evitando las puntas de
la lanza.
—¡¿Cómo es esto posible ?!—, pregunto. —¡Pensé que estabas
muerto!
—Soy difícil de matar.
—¡Puedo ver eso! ¿Cómo me encontraste? ¿Dónde está el
resto?
—¿El resto?
—¡El ejercito!
—Soy solo yo—, dice, con una mueca dolorosa en su rostro.
Se agarra el costado y la sangre se le escapa de entre los dedos.
—¿Qué? ¿Te enfrentaste a todo el mundo tú solo?
—Tenía que salvarte—, dice, apoyando una mano en la parte
posterior de mi cuello. —Así que lo hice.
—¡Oh, Turnon!— Me inclino hacia adelante y beso a mi
compañero, mi salvador, mi héroe. Siento su sangre tibia en mi
piel desnuda, y rezo para que se recupere. No puedo perderlo
de nuevo, no así. No después de recuperarlo. No momentos
después de descubrir que estoy embarazada.
Lo necesito a mi lado.
—Estoy embarazada—, dije sin rodeos.
Sus ojos se abren de par en par, por la sorpresa. —¿Mío?
—¡Por supuesto, tonto!— Me río. —¡Tuyo!
Una amplia sonrisa se extiende por su rostro, pero sus ojos
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parecen perder el enfoque. Lo estoy perdiendo.

—Quédate conmigo, Turnon—, le suplico, apoyando mis
manos en sus mejillas. —Abre tus ojos. ¡Quédate conmigo, por
favor!
Turnon descansa su cabeza sobre su pecho, una sonrisa en

su rostro mientras pierde el conocimiento.
—Impresionante, Zoran, muy impresionante.
Esa voz…
Se me hiela la sangre. No por favor. No.
Es él.
Lord Erran se encuentra en la puerta abierta, su arma
descansando en la palma de su mano.
—Mataste a toda mi grupo de hombres sin nada más que
tus propias manos, Zoran. La hazaña más impresionante que
he visto. Serías un fantástico luchador en los pozos de lucha.
Tenerte en mi establo me haría fabulosamente rico, pero eres
demasiado peligroso para dejarte vivir.
Levanta el arma y nos apunta a los dos.
Abrazo a Turnon con fuerza y cierro los ojos. Si tengo que
irme, me gustaría hacerlo en los brazos de mi compañero.
¡Bam!
Mis ojos están cerrados... pero no pasa nada. Miro de reojo
y veo que el arma de Erran ha caído al suelo, y que una lanza
sobresale de su pecho.
—¿Co… cómo?—, Tartamudea mientras se da la vuelta.
—¡Esta es por la Tierra!
Otra lanza Nezdek atraviesa a Lord Erran. Él cae al suelo,
en agonía, gorgoteando antes de quedarse en silencio.
Donovan Ferguson se encuentra triunfante sobre el cuerpo
del Lord alienígena muerto, alzando ambos puños en el aire.
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—¿Acabo de salvar el día? Lo hice, ¿verdad? ¡Aún lo tengo!

Ni siquiera puedo comenzar a comprender cómo y por qué
está aquí el Capitán Ferguson, pero no tengo tiempo para
sorprenderme. Ni siquiera tengo tiempo para cubrir mi cuerpo

desnudo, ya que toda mi atención se centra en mi compañero.
Me vuelvo hacia Turnon, que todavía tiene los ojos cerrados.
Reviso su pulso, y está débil y desvaneciéndose.
—¿Turnon? ¿Turnon? ¡ Turnon!
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24
Turnon
VEO una luz brillante en la oscuridad.

¿Finalmente he encontrado la paz?
Una cara aparece en la oscuridad, la cara de un ángel. Esos
labios, esos ojos, la vista más hermosa que he visto en mi
vida. Mi Ava. Mi compañera. El amor de mi vida. Nuestro
tiempo juntos fue corto, pero lo haría todo de nuevo.
Sacrificaría mi vida mil veces por ella si pudiera.
La salvé. Ella está embarazada; mi legado seguirá vivo.
Puedo morir feliz ahora.
Su rostro lentamente se vuelve más claro para mí. Tan
nítido y enfocado que casi puedo tocarlo. Extiendo la mano y
acaricio su mejilla.
Ella está cálida.
Siento su aliento en mi mano.
Ella abre sus hermosos ojos marrones y me sonríe.
—Buenos días dormilón.
—¿Estoy… vivo?
Mi propia voz suena muy lejos.
—Lo estas... pero solo apenas. Me asustaste, grandote.
Nunca vuelvas a hacer eso, ¿de acuerdo?
El resto de la habitación se enfoca. Me encuentro acostado
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en una cama, conectado a varios tubos, la mayor parte de mi

cuerpo con vendas.
—Perdiste mucha sangre... más allá de lo que cualquier

mortal debería ser capaz de perder—, dice Ava. —No sé cómo
lo lograste. Es imposible.
—Por ti, todo es posible—, gruño.
—Oh,— arrulla, inclinándose y besándome. —Me alegro de
que hayas regresado.
Cierro los ojos y le devuelvo el beso. El sentimiento está más
allá de la comprensión. Se siente como si un volcán de felicidad
estuviera en erupción dentro de mí. Su beso me da fuerzas, y
logro levantar mi mano y agarrar su cuello y besarla una y otra
vez.
Pensé que la había perdido, para siempre.
Y ahora la tengo en mis brazos.
—¿Dónde estamos?— Pregunto entre besos.
—En la nave Nezdek, en nuestro camino de regreso a la
Tierra. ¿Sabes que eliminaste a toda la tripulación? Es
asombroso. Donovan la está volando. A pesar de todas sus
fallas, Donovan es un piloto bastante hábil.
—¿ Ese imbécil sigue vivo?
—Lo está—, se ríe mi compañera, —¡y mató a Erran, si
puedes creer eso!
—Ja—, gruño. —Entonces no es un cobarde total después de
todo.
—No ha intentado nada, ¿verdad?
—¿Conmigo? Cielos, no —, se ríe Ava. —Está aterrorizado de
ti. ¿Después de lo que has hecho? ¿La carnicería que has
creado? No, hacer un movimiento sobre mí es lo último en lo
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que piensa, confía en mí.

—Bien—, gruño mientras abrazo a mi compañera. —Bien.
Siento un cosquilleo en la parte posterior de mi cuero

cabelludo, como un pensamiento que regresa de la niebla.
—Estás embarazada—, le digo.
—Sí—, dice ella, acariciando mi pecho. —Lo estoy.
Guau.
Soy el maldito hombre más afortunado del universo.
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25
Epílogo
Ava
TURNON ME APRIETA la mano con amor mientras

observamos cómo la Tierra se hace cada vez más grande desde
la plataforma de observación. Todavía está herido, envuelto en
vendas y caminando con muletas, pero está vivo.
Vivo y haciéndolo bien.
Ambos hemos pasado por el infierno estos últimos días. Es
difícil creer que finalmente haya terminado. Pensé que lo había
perdido, no una, sino dos veces... poder volver a la Tierra sana
y salva, y con su bebé incluso dentro de mí, es realmente una
bendición.
Coloca una mano sobre mi estómago y sonríe.
No podría estar más feliz. Vamos a ser una pequeña familia
feliz, los tres juntos.
—Ese es mi hogar—, le digo, señalando el globo verde
azulado. —Mi jungla.
—Nuestro hogar—, me corrige. —El hogar de nuestra
familia.
—Estás absolutamente en lo correcto.
—¿Saben que vamos?
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—Sí. ¡Por lo menos eso espero!

Presiono un botón en el intercomunicador.
—Donovan, ¿por favor dime que la Tierra sabe que vamos?
—Por supuesto—, responde. —¡No soy idiota!

Turnon sonríe. ¡Alguien no está de acuerdo!
—Ya he informado a la Federación, y tienen un comité de
bienvenida esperando. No te preocupes y disfruta el paseo.
La Tierra se hace más y más grande. ¡Puedo distinguir
continentes, países y luego ciudades, edificios! Nueva Atlanta
se alza grande frente a nosotros, el centro de una metrópolis
en expansión.
—Guau—, dice Turnon.
Aprieto su mano. Después de vivir en un mundo desierto
toda su vida, se encuentra en estado de shock.
Le tomará un tiempo acostumbrarse a la vida en la Tierra.
En primer lugar, el hecho de que caminar con nada más que
un trozo de tela alrededor de la cintura es imposible de
entender para él. Con su ayuda, desarmé los uniformes de los
Nezdek y cosí nuevos atuendos para nosotros. Turnon aún
no se ha acostumbrado a él, sigue quejándose por la falta de
espacio abajo.
Con su tamaño, es una queja justificable.
Le dije que mientras estemos en la casa, puede usar lo que
quiera. Esto lo animó de inmediato, y tener un guerrero
alienígena desnudo de más de dos metros de altura es algo
que espero con ansias.
Las vistas familiares de mi ciudad aparecen, y estoy llena
de un sentido de pertenencia. Realmente estoy de vuelta en
casa. Esto realmente está sucediendo. No puedo esperar para
mostrarle a Turnon la casa en la que crecí, o el bloque donde
solía jugar, mi escuela... y tal vez la escuela de nuestro hijo.
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Nos dirigimos hacia la rampa de embarque mientras

Donovan comienza a aterrizar suavemente la nave. Cuando
aterrizamos completamente en la Tierra, la rampa de metal se
desliza hacia abajo.
Afuera, para mi sorpresa, hay miles, no, decenas de miles de

personas esper{ndonos. Las pancartas con ‘Bienvenidos a casa’
en ellas están colgadas entre rascacielos, hay confeti, hay
música, hay tanto de todo que es completamente abrumador.
Donovan pasa junto a nosotros, pavoneándose con confianza.
—¿Te dije que los informé?— Él guiña un ojo. —¿Con qué
frecuencia en tu vida tienes un desfile televisado, uh?
Él saluda a la multitud y disfruta de su atención, tomando
todo el crédito.
El Capitán Ferguson nunca cambiará.
—Qué multitud—, dice Turnon. —¡Qué caos! ¡Qué edificios!
Hasta donde alcanza la vista, hay rascacielos y el cielo está
lleno de autos que pasan zumbando.
—Bienvenido a la jungla urbana—, le digo.
Los soldados entran en la nave desde nuestra izquierda y
nuestra derecha, y momentos después regresan cargando las
vainas con las chicas dormidas en ellas. Decidimos no
despertarlas; creo que es mejor que los médicos lo hagan, en un
entorno seguro y estable. Odiaría traumatizarlas al despertarlas
yo misma en una nave alienígena. Esas chicas no tienen idea de
lo que han pasado.
Turnon se para a mi lado en la rampa de salida. Puedo sentir
que está siendo cauteloso.
—Está bien—, le digo. —Es mucho para asimilar. No te
preocupe. Tenemos tiempo. Tenemos todo el tiempo del
mundo.
—¡AVA!
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Una voz familiar surge de la multitud: ¡Sarah! ¡Ella está,

corriendo hacia mí! Ella se ve radiante, su vientre tan redondo
como una pelota.
—¡Oh Dios mío, Sarah!

Echo mis brazos alrededor de mi mejor amiga y la abrazo
con fuerza.
—¡Todavía estoy a tiempo para el nacimiento!
—¡Lo sé!—, Grita ella. —¡Oh, estaba tan preocupada!
Con el alivio vienen las lágrimas, y en unos momentos
estamos llorando juntas, saltando arriba y abajo.
—Tengo algo que decirte, también estoy embarazada. ¡Pero
mantenlo en secreto!
—¡¿Qué?! ¿Y quién es el hombre afortunado?
—Ese sería yo—, gruñe Turnon. —¿Supongo que eres
Sarah?
Sarah me da una sonrisa descarada—. ¡Encantada de
conocerte, Turnon! Entonces, un Zoran, ¿eh? Qué original —,
se ríe.
—Silencio—, digo, mis mejillas se ponen carmesí.
Un Zoran azul sale de la multitud y se acerca a mi
compañero.
—Bienvenido a la Tierra, hermano. Soy Kazim. Bienvenido
a casa.
—Gracias—, dice Turnon.
—He oído hablar de tu valentía y fuerza. Puedo asegurarte
que todos los Zoran en este planeta están orgullosos de
llamarte hermano.
Turnon se encoge de hombros. —Hice lo que tenía que
hacer.
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—Hablas como un verdadero guerrero—, sonríe Kazim. —

Ven, hay alguien a quien me gustaría que conocieras.
Otro Zoran se adelanta. Este es un anciano, un caballero de

piel purpura, del brazo de una mujer de cabello gris. Ambos se
ven distinguidos y regios, vestidos con las mejores túnicas y
muy familiares...
—¿Hijo?
La cara de Turnon se queda en blanco por el shock.
—¿Pa… padre?—, Tartamudea. —¿Madre?
La pareja, Koryn y Kelly, asienten con la cabeza.
Caen en los brazos del otro, y no puedo contener mis
lágrimas. Me corren por la cara mientras veo a mi compañero
abrazar a sus padres por primera vez. Donovan seguramente
informó a la Federación a fondo: ¡no tenía idea de que estarían
aquí!
Escaneo a la multitud en buscando a mis propios padres, y
los veo en la distancia. No son del tipo que quieren ser el
centro de atención, y parece que todos los ojos del mundo están
puestos sobre nosotros en este momento, pero los saludo y los
abrazo con fuerza.
Ahora estamos todos juntos de nuevo.
Una familia grande y feliz.
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26
Epílogo
Ava
ESTOY EN LA NUBE NUEVE. Turnon está entre mis

piernas, y su hábil lengua me está llevando más y más alto.
Estoy tan cerca de mi dulce liberación que casi puedo
saborearla...
¡Ring!
Echo un vistazo a mi mesita de noche. El Ministro de
Asuntos Interplanetarios llama.
—Déjalo—, gruñe Turnon con esa voz baja y sexy suya.
—No puedo—, protesto. —¡Es el ministro! ¡Debe ser
urgente!
A pesar de los gruñidos de mi compañero, contesto la
llamada. Intento cerrar las piernas, pero Turnon las abre de
par en par, su lengua me lame de arriba abajo. Me subo las
sábanas hasta el cuello.
—¿Hola?
La cara de Melissa Yates flota delante de mí. Su largo
cabello castaño está recogido en una cola de caballo, con un
colgante turquesa que adorna su cuello.
—¡Señorita Payne! ¡Hola, soy Melissa!
Página132
—Hola, ministro—, le digo con las mejillas brillando tan

rojas como las brasas. Desearía que las holo-llamadas no
fueran posibles en este momento.
—Me preguntaba... oh, no estoy interrumpiendo nada,

¿verdad? Veo que está en la cama...
Turnon gruñe debajo de las sábanas y rápidamente le doy
palmaditas en la cabeza.
—Por supuesto que no—, miento hasta el cansancio. —
Simplemente me siento un poco mal, eso es todo.
—Ah. ¿Algo que cogiste en tus viajes?
— Se podría decir que sí.
—¡Espero que pronto te sientas mejor!
¡Oh, lo estaré!
—De todos modos, la razón por la que llamé es porque la
Federación está buscando voluntarios para una nueva misión:
encontrar un planeta adecuado para expandirse. ¡Estás en la
parte superior de mi lista, Ava!
—Me siento halagada, Sra. Yates, pero…—
—Por favor, llámame Melissa—.
— Melissa. Desafortunadamente, creo que ya he tenido
suficiente de mundos extraterrestres para toda la vida
Ella asiente. — Eso es lo que temía. Aun así, tenía que
preguntar. Bueno, entonces no te molestaré más. ¡Adiós, Ava!
—Gracias por la oferta. ¡Adiós!
En el momento en que cuelgo, Turnon salta y arroja la manta,
me empuja las rodillas contra mi pecho y me lame el coño con
movimientos profundos.
Me vuelve loca cuando hace esto, y él no puede tener lo
suficiente de mi sabor.
Página133
Me vengo tan fuerte que tengo que morder la almohada para

evitar gritar, mientras me dejo llevar y me ahogo en ola tras ola
de placer sin fin.
Desde que regresamos a la Tierra, creo que Turnon y yo

hemos pasado más tiempo en la cama que fuera de ella. Tiene
toda una vida para ponerse al día y estoy más que feliz de
complacerlo...
'
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The Zoran's Mate

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Barbarian Brides 02 - The Zoran's Mate

Cuando su mejor amiga Sarah Granger le pide a Ava Payne si va a

Ava lamenta rápidamente esa decisión cuando los Nezdek invaden

Cuando su nave es atacada, los extraterrestres la abandonan en un

Turnon ha estado viviendo en este mundo desde que tiene memoria,

El bárbaro y posesivo extraterrestre no comprende completamente

The Zoran's Mate es el segundo libro de la serie Barbarian Brides. Es

—Buenos días clase. Mi nombre es Ava Payne y hoy seré tu

sus aventuras en Archon, tratando con los Nezdek, se ha

¿Derribaste a la bestia de otro mundo con tus propias manos?

hace varias décadas. En cambio, terminamos sin combustible

Kazim, tuvieron que ir a pedir ayuda a los alienígenas locales.

—No—, interrumpe la rubia remilgada. —¡Obviamente se

—Sé amable, chaqueta blanca—, le digo. —Ambas están

estaba tan nerviosa que tuve calambres estomacales.

—Excelente. Ahora, pasen al Capítulo Cuatro y...

ESTABA TENIENDO el sueño más horrible. Del tipo lleno

La voz alienígena envía un escalofrío por mi columna

para temblar! Se siente cerca, como si casi me susurrara al oído.

Lucho tanto como puedo, pero no sirve de nada. Estoy atada

cabeza, pero luego me colocan un cuchillo quirúrgico afilado

reemplazando?! Esta es la última vez que estoy haciendo una

Lord Erran se ríe altivamente. Toma el taladro, y el sonido

puedan detenerme, salto, agarro un cuchillo quirúrgico del

El Nezdek sisea algo, apuntándome con ese aparato

del doctor Nezdek sonriéndome, mostrando sus afilados

ESTOY SIENDO SACUDIDA. DESPIERTO. Me siento

mercancía. He estado esperando probar a los humanos.

—¿Cómo te sientes, humana? Un poco atontada, ¿no? Las

El guardia me frunce el ceño, sus cejas pobladas se

—Si no uso el baño, estaré arruinada. Increíble... ¡Estaré

hacia atrás, teniendo que agarrar las barras de la celda para

—Tramposa—, gruñe el alienígena. — ¡Te voy a enseñar

inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Santo cielo.

Una vez que recuperé parte de mi compostura, asomo la

—Wow—, escuché a uno de ellos decir. —Solo mira.

—Joder, no puedo esperar a tener mis manos en una de

cuántos eran. Tenía demasiado miedo de mirar, pero conté al

No puedo creer que hablaran de nosotras como si fuéramos

Entro y presiono el botón del último piso. Unos treinta

—¡Todo el mundo al suelo!— Grito mientras levanto mi

gritándose entre ellos.

—¡Los Asir! ¡Estamos bajo ataque! —Grita uno de los pilotos.

UN FUERTE CHIRRIDO es todo lo que escucho: los pernos

Mi estómago se revuelve cuando siento un tirón masivo y

Recuerdo esa parte ahora. ¡Ojalá lo hubiera recordado hace un

enviar un SOS está fuera de discusión. No sé cómo hacen sus

ME ESTOY BAÑANDO A LA LUZ DEL SOL. Soles gemelos

corriendo. Me permito un momento para relajarme.

arbustos, me encuentro con un pequeño y pintoresco arroyo

parte posterior de mi cuello se erice. Con un sobresalto, me

Me doy la vuelta, totalmente decidida a encontrar mi camino

traseras, con la lengua colgando de su gran boca.

No había retrocedido hacia una pared. ¡Mi cuerpo apenas

LA CURVILÍNEA alienígena me mira con los ojos bien

—¿Q… quién eres?— Ella tartamudea. —¿Dónde estamos?

Demasiadas preguntas. Demasiadas palabras. No estoy

hunden en su piel suave, y mi polla palpita con aprobación.

La llevo a mi cueva. Después de varios metros de oscuridad,

palmada en su trasero redondo y desnudo nuevamente. El

—¡P… para!—, dice ella, aunque su voz carece de

1 Excitada: en inglés ‘Turn on’.

La humana mira mi polla dura con una mezcla de conmoción