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Cómo escribir un análisis

Un análisis es un trabajo escrito que mira a profundidad un aspecto de un documento. Para escribir un
buen análisis, tendrás que hacer preguntas que se enfoquen en cómo y por qué el documento funciona
así. Para empezar el proceso reúne información sobre el tema de análisis y define las preguntas que
responderá el trabajo. Cuando hayas esbozado tus argumentos principales, busca pruebas específicas
que los sustenten. Luego pasa a unir el análisis para convertirlo en un texto coherente.

Parte 1 de 3:

Reunir información y elaborar un argumento

Revisa la asignación con cuidado. Antes de empezar a trabajar en tu análisis, asegúrate de entender
claramente lo que tienes que hacer.[1] Si vas a escribir un análisis para una clase, el instructor
probablemente te dará instrucciones detalladas para completar la tarea. De no ser así, no dudes en
hacerle preguntas sobre lo que espera de ti. Prueba averiguar lo siguiente:

Si el análisis tiene que responder a preguntas específicas o enfocarse en un aspecto particular del
documento que tienes que analizar.

Si hubiera algún requisito de extensión o formato para el análisis.

El criterio que usará el instructor para evaluar el análisis (por ejemplo, la organización, la originalidad, el
uso adecuado de las referencias y citas, o la gramática y la ortografía correctas).

Reúne información básica sobre tu sujeto de análisis. La mayoría de las tareas de análisis implican dividir
un solo documento. Es posible que te pidan analizar un documento textual, como un libro, un poema, un
artículo o una carta. Sin embargo, algunos análisis se enfocan en fuentes visuales o auditivas, como una
pintura, fotografía o película. Identifica exactamente lo que analizarás y reúne información básicas,
como:[2]

el título del documento (si tuviera uno)

el nombre del autor del documento, por ejemplo, dependiendo del tipo del documento con el que estás
trabajando, podría ser el autor, artista, director, intérprete o fotógrafo
la forma y el medio del documento (por ejemplo, “pintura, óleo en lienzo”)

cuándo y dónde se creó el documento

Haz una lectura profunda del documento y toma apuntes. Cuando hayas reunido información básica,
examina el documento de cerca. Si el análisis tiene que responder a una pregunta en específico o
abordar un aspecto particular del documento, tenlo en mente. Anota tus pensamientos e impresiones.
Por ejemplo, si estuvieras analizando un afiche publicitario, puedes tomar apuntes de los siguiente:[3]

quién crees que es el público objetivo del anuncio;

el producto que se está anunciando

de qué manera el afiche usa la imagen para hacer que el producto se vea atractivo

si hay algún texto en el afiche y, si lo hubiera, de qué manera funciona con las imágenes para reforzar el
mensaje del anuncio

Determina las preguntas que te gustaría responder con tu análisis. Una pieza de escritura analítica debe
tener un enfoque claro y delimitado.[4] También debe responder a las preguntas específicas de “por
qué” y “cómo” sobre el documento que vas a analizar, en lugar de solo ser un resumen del contenido. Si
la tarea no te pide enfocarte en una pregunta o aspecto en específico del documento, tendrás que
seleccionar uno.

Por ejemplo, si analizas un afiche publicitario, podrías enfocarte en la siguiente pregunta: “¿De qué
manera este afiche usa los colores para representar el problema que el producto tiene como propósito
solucionar? ¿También usa el color para representar los resultados beneficiosos de usar el producto?”.

Haz una lista de los argumentos principales. Cuando hayas delimitado el enfoque de tu análisis, decide
de qué manera tienes planeado responder a las preguntas relevantes. Apunta los argumentos de manera
breve, los que formarán el cuerpo principal del análisis.[5]

Por ejemplo, podrías escribir lo siguiente: “Este afiche usa el color rojo para representar la sensación de
un dolor de cabeza. Los elementos azules del diseño representan el alivio que conlleva el producto”.
Podrías desarrollar el argumento aún más si dices lo siguiente: “Los colores que se usan en el texto
refuerzan el uso de los colores en los elementos gráficos del afiche, lo que ayuda al espectador a hacer
una conexión directa entre las palabras y las imágenes”.

Reúne pruebas y ejemplos que sustenten tus argumentos. Simplemente presentarlos no será suficiente.
Si quieres convencer al lector, tendrás que proporcionar pruebas de sustento.[6] La mayoría de la
evidencia debe provenir del documento mismo que vas a analizar, aunque también podrías citar
información de contexto que podría ser un sustento mayor.

Por ejemplo, si tu argumento es que el afiche publicitario usa el rojo para representar el dolor, podrías
indicar que la figura de la persona que sufre del dolor de cabeza es roja, mientras que las demás son
azules. Otra prueba podría ser el uso de las letras rojas para las palabras “DOLOR DE CABEZA” y “DOLOR”
en el texto del afiche.

También podrías recurrir a pruebas externas para sustentar tus afirmaciones. Por ejemplo, podrías
indicar que en el país donde se produjo el anuncio, el color rojo, a menudo, se asocia simbólicamente
con las advertencias o el peligro.

Consejo: si vas a analizar un texto, asegúrate de referenciar cualquier cita textual que vayas a usar como
sustento de tu argumento. Además, ponla entre comillas (“”) y no olvides incluir información de
ubicación, como el número de página en la que aparece la cita.

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Parte 2 de 3:

Organizar y elaborar el análisis

Escribe un enunciado de tesis o una oración principal breves. La mayoría de los análisis empiezan con un
resumen corto de las ideas principales que se desarrollarán en el análisis. Escribir la tesis primero te
ayudará a mantenerte enfocado cuando estés planificando y elaborando el resto del análisis. Resumen
en una o dos oraciones los argumentos principales que desarrollarás. No olvides incluir el nombre y el
autor (si los conoces) del documento que vas a analizar.[7]
Por ejemplo: “El afiche ‘¡Dilo, qué alivio!’ que creó la diseñadora Dorothy Plotzky en 1932, usa colores
que contrastan para representar el dolor del dolor de cabeza y el alivio que provocan las pastillas Pep-
Em-Up de la señorita Burnham. Los elementos rojos indican dolor, mientras que las azules indican un
alivio reparador”.

Consejo: tu instructor podría darte instrucciones específicas sobre qué información incluir en el
enunciado de tesis (por ejemplo, el título, el autor y la fecha del documento que vas a analizar). Si no
estás seguro de la forma en que puedes darle forma a tu enunciado de tesis, no dudes en preguntar.

Crea un esquema para el análisis. En base a la tesis y los argumentos que hayas esbozado mientras leías
detalladamente el documento, elabora un esquema breve. Asegúrate de incluir los argumentos
principales que te gustaría afirmar, así como la evidencia que usarás para sustentar cada uno. Por
ejemplo, el esquema podría seguir esta estructura básica:

I. Introducción

a. Contexto

b. Tesis

II. Cuerpo

a. Argumento 1

i. Ejemplo

b. Argumento 2

i. Ejemplo

ii. Ejemplo

c. Argumento 3

i. Ejemplo

ii. Ejemplo

III. Conclusión

3
Elabora un párrafo introductorio. El párrafo introductorio debe proporcionar una información de
contexto básica sobre el documento que vas a analizar, así como tu tesis u oración principal. No tienes
que incluir un resumen detallado del documento, pero proporciona la información necesaria para que tu
público tenga un entendimiento básico de lo que estás hablando.[8]

Por ejemplo: A finales de los años 20, Ethel Burnham, una profesora de escuela de la ciudad de Kansas,
desarrolló un medicamento patentado para el dolor de cabeza que logró el éxito comercial rápidamente
en todo el medio oeste de Estados Unidos. La popularidad de la medicina se debió en gran parte a una
serie de afiches publicitarios simples pero atractivos que se crearon en la siguiente década. El afiche
‘¡Dilo, qué alivio!’ que creó la diseñadora Dorothy Plotzky en 1932, usa el contraste de colores para
representar el dolor de cabeza y el alivio que provocan las pastillas Pep-Em-Up de la señorita Burnham”.

Usa el cuerpo del ensayo para presentar los argumentos principales. Siguiendo la guía del esquema, dale
consistencia a los argumentos principales que te gustaría presentar. Dependiendo de la extensión y
complejidad del análisis, podrías dedicarle 1 o más párrafos a cada argumento. Cada párrafo debe tener
una oración principal que resuma de lo que se trate, además de 2 o más oraciones que amplíen la idea
principal o la sustenten. Debes incluir ejemplos específicos y evidencia que sustenten cada argumento.
[9]

Asegúrate de incluir transiciones claras entre un argumento y otro, y entre un párrafo y otro. Usa
palabras y frases de transición, como “Además”, “Asimismo”, “Por ejemplo”, “Del mismo modo” o “En
contraste…”.

La mejor forma de organizar tus argumentos cambiará de acuerdo al tema particular y las ideas
específicas que quieres desarrollar. Por ejemplo, en el análisis del afiche, podrías empezar con
argumentos sobre los elementos visuales de color rojo y luego pasa a hablar sobre cómo encaja ahí el
texto rojo.

Elabora una conclusión que resuma tu análisis. En el párrafo de conclusión, haz un resumen de las ideas
y argumentos principales que presentaste en el análisis. Sin embargo, trata de no repetir simplemente la
tesis. Más bien, podrías terminar con 1 o 2 oraciones que hablen sobre una ampliación que podría
hacerse con base en tu análisis o buscar una forma de unir la conclusión al inicio del ensayo.[10]

Por ejemplo, podrías terminar el ensayo con unas cuantas oraciones sobre de qué manera el uso de
colores de Dorothy Plotzky influenció otros anuncios de la misma época.

6
No incluyas tus opiniones personales en el documento. Un ensayo analítico tiene que presentar
argumentos con base en una evidencia y ejemplos claros. No te enfoques en tus opiniones o reacciones
subjetivas frente al documento.[11]

Por ejemplo, en la discusión sobre el afiche publicitario, evita decir que el arte es “hermoso” o que el
anuncio es “aburrido”. Más bien, enfócate en lo que el afiche tenía que conseguir y cómo el diseñador
trató de conseguir esos objetivos.

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Parte 3 de 3:

Pulir el análisis

Verifica que la organización de tu análisis tenga lógica. Cuando hayas elaborado el análisis, léelo bien y
asegúrate de que fluya de una forma lógica. Asegúrate de que haya transiciones claras entre tus ideas y
que el orden en que presentes las ideas tenga sentido.

Por ejemplo, si tu ensayo se salta de una discusión de los elementos azules del afiche a una de los rojos,
piensa en reorganizarlo de modo que hables de todos los elementos rojos primero y luego te enfoques
en los azules.

Busca áreas donde podrías hacer más clara tu redacción y agregar detalles. Cuando se escribe un
análisis, es sencillo omitir detalles que podrían hacer que tus argumentos sean más claros. Lee tu
borrador con cuidado y busca cualquier área donde podrías haber omitido información relevante.[12]

Por ejemplo, podrías buscar lugares donde proporcionar más ejemplos que sustenten uno de tus
argumentos más importantes.

Elimina los pasajes irrelevantes. Revisa el ensayo para identificar detalles tangenciales o ajenos que no
sustenten el enfoque principal de tu análisis. Elimina las oraciones y pasajes que no sean directamente
relevante a lo que quieres decir.[13]
Por ejemplo, si incluiste un párrafo sobre el trabajo anterior de Dorothy Plotzky como ilustradora de
libros para niños, tal vez sería mejor omitirlo si no se relaciona de alguna manera con el uso del color
que hace en su publicidad.

Omitir materiales de tu análisis podría ser difícil, en especial si has reflexionado mucho en cada oración o
si este material adicional te pareció interesante. Sin embargo, el análisis será más sólido si lo haces
conciso y bien enfocado.

Revisa tu redacción y arregla cualquier error. Cuando hayas identificado los problemas de organización
más importantes, revisa el análisis con cuidado. Busca problemas con la ortografía, la gramática o la
puntuación y corrígelos. Este es un buen momento para cerciorarte de que las citas tengan un formato
correcto también.[14]

Quizás te ayude que otra persona revise tu ensayo y busque errores que podrías haber pasado por alto.

Consejo: cuando se lee en silencio es fácil pasar por alto los errores de escritura y otros errores
pequeños porque el cerebro los corrige de manera automática. Leer tu trabajo en voz alta puede hacer
que los problemas sean más fáciles de identificar.

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