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ACTUALIZACIÓN
Introducción
Las enfermedades cardiovasculares, expresión clínica de la arteriosclerosis, como
en otros países occidentales, constituyen la primera causa de fallecimientos en
España, representando el 34,1% del total de defunciones, según los datos más
recientes del Instituto Nacional de Estadística. En concreto, las enfermedades
isquémicas del corazón (infarto agudo de miocardio y angina de pecho) encabezan la
lista, con 39.400 fallecidos. Por sexos, las mujeres pierden la vida principalmente
por enfermedades cerebrovasculares (21.018 muertes en 2002) y patologías isquémicas
del corazón (17.119 fallecimientos). Entre los hombres, la causa de mortalidad más
frecuente siguen siendo las enfermedades isquémicas del corazón con 22.281 muertes
seguidas de las enfermedades cerebrovasculares con 14.929 fallecimientos.
Patogenia de la aterosclerosis
Hasta hace unos años han prevalecido principalmente dos teorías sobre la
aterogénesis. La primera, denominada inicial17
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TABLA 1
También la respuesta de fase aguda a una infección en una zona no vascular puede
afectar a la incidencia de complicaciones trombóticas de la aterosclerosis,
incrementando el fibrinógeno o el inhibidor del activador 1 del plasminógeno (PAI-
1), alterando el equilibrio entre coagulación y fibrinólisis, e influir de forma
determinante en las características del trombo superpuesto tras la rotura de la
placa aterosclerótica5,6.
Mecanismos celulares
La lesión aterosclerótica está constituida por diferentes tipos celulares con
distinta relevancia en el desarrollo del proceso aterogénico. Entre todas destacan
por su especial protagonismo las células endoteliales, el monocito/macrófago, los
linfocitos, las células musculares lisas y las plaquetas.
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zas de cizallamiento (shear rate) son más intensas. Estas fuerzas especialmente
importantes, además Factores lipídicos de aumentar la permeabilidad del
Hipertrigliceridemia endotelio, promueven la liberaLp(a) ción de agentes
vasoactivos e inApoproteínas B ducen cambios en el metabolismo y la morfología de
las células endoNo lipídicos RI teliales y en la expresión de difeHomocisteinemia
rentes genes. El aumento de la perMarcadores protrombóticos meabilidad vascular
permite la Marcadores proinflamatorios entrada al espacio subendotelial de RI:
resistencia a la insulina; Lp: proteínas plasmáticas y colesterol lipoproteína.
ligado a lipoproteínas de baja densidad (c-LDL), que serán posteriormente
transformadas. Estas partículas ocasionan importantes cambios en el endotelio y
espacio subendotelial, además de constituirse en un estímulo inflamatorio capaz de
activar a las células endoteliales suprayacentes. El endotelio activado transforma
sus propiedades antiadhesiva y anticoagulante en otras opuestas mediante la
expresión en su superficie de moléculas de adhesión. Las células endoteliales
expresan en su superficie selectinas (L-selectina, P-selectina, E-selectina),
moléculas de adherencia que permiten el anclaje de linfocitos T y monocitos
procedentes del torrente circulatorio. La expresión de moléculas de adhesión se
regula conjuntamente con otras moléculas quimiotácticas y es controlada a través de
genes relacionados con la activación del NF-kβ, un factor de transmisión implicado
en la regulación de múltiples genes proinflamatorios y que induce la expresión de
otras proteínas adhesivas como la molécula de adhesión intercelular-1 (ICAM-1) y
molécula de adhesión vascular-1 (VCAM-1), las cuales facilitan la internalización
de los monocitos y linfocitos adheridos a la pared vascular. La disfunción
endotelial ocasiona un desequilibrio entre las moléculas vasoactivas producidas por
el endotelio. El más potente agente vasodilatador de origen endotelial es el NO,
que desempeña un importante papel en el control de la homeostasis vascular. Además
de su potente acción vasodilatadora, tiene un importante efecto antiagregante
plaquetario, previene la adhesión de los leucocitos a la pared arterial, la
proliferación de las células musculares lisas (CML) inducida por la presencia de
factores mitogénicos y preserva de la oxidación a las LDL. La disfunción endotelial
conlleva una merma en la secreción de NO con la consiguiente reducción de su
capacidad vasorreguladora. Simultáneamente los niveles de endotelina I y
angiotensina II se encuentran elevados. La endotelina I además sensibiliza a los
efectos presores de las catecolaminas, serotonina y angiotensina II. Esta última
también promueve la expresión de VCAM-1, ICAM-1 y citocinas que contribuyen al
desarrollo de inflamación y trombosis. La disfunción endotelial genera
desequilibrios en la homeostasis vascular. Todo ello, junto a un estado
protrombótico, mitogénico y proinflamatorio, induce la activación de los mecanismos
defensivos de la pared vascular y promueve el desarrollo de la aterosclerosis.
Factores emergentes de riesgo cardiovascular
TABLA 2
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oxiesteroles son especialmente tóxicos sobre las células del endotelio28. Las LDL
contienen pequeñas cantidades de antioxidantes liposolubles como la vitamina E,
retinol, ubiquinona y otros, capaces de interrumpir las reacciones en cadena
asociadas con la oxidación por vía de los radicales libres. En el plasma es
prácticamente imposible oxidar las LDL y esto se debe a que, además de los
antioxidantes liposolubles asociados a las lipoproteínas, existen altas
concentraciones de antioxidantes hidrosolubles como la vitamina C, ácido úrico,
albúmina y ceruloplasmina. Por el contrario, cuando las lipoproteínas apo B se
encuentran en la íntima, las condiciones son más propicias para la oxidación.
Además, la asociación a proteoglucanos incrementa la velocidad con que las LDL son
oxidadas y captadas por los macrófagos y las células de la musculatura lisa29,30.
Por su parte, los macrófagos generan anión superóxido, un radical libre que se
convierte en peróxido de hidrógeno y finalmente, por acción de la mieloperoxidasa,
en ácido hipocloroso, el cual a su vez induce la oxidación de proteínas,
acumulándose los productos derivados en las lesiones arteriales31,32. Otro posible
agente prooxidante que puede tener significado biológico es la hemina. Esta
molécula es el producto de degradación de la hemoglobina cuando se produce la
hemólisis en lugares de turbulencia, así como en sitios de microhemorragias que
ocurren frecuentemente en las lesiones ateroscleróticas. Más aún, la hemina tiene
especial afinidad por las LDL, y en presencia de peróxido de hidrógeno las oxida
fácilmente33. Una vez que las LDL han formado complejos reversibles e irreversibles
con los proteoglucanos arteriales de la íntima, y han sido expuestas a las
reacciones de hidrólisis y oxidación, son internalizadas por los macrófagos
derivados de los monocitos y por células de la musculatura lisa que han migrado
desde la media, dando lugar a las células espumosas. Éstas son características de
las lesiones ateroscleróticas y reciben su nombre por el aspecto vacuolado que
presentan en las preparaciones histológicas. Las vacuolas están llenas de lípidos,
principalmente ésteres de colesterol, colesterol libre, triglicéridos y
fosfolípidos34,35. La internalización de las LDL nativas que se realiza a través de
la vía del receptor específico apo B/E conduce a una acumulación de colesterol
porque la célula, ante la captación del colesterol de estas LDL, disminuye la
expresión de receptores e inhibe a la actividad enzimática de la HMG CoA reductasa.
Sin embargo, las LDL oxidadas son reconocidas por un receptor no específico cuya
funcionalidad no se modifica por la entrada de colesterol a la célula y son
internalizadas continuamente. Algo similar ocurre en pacientes diabéticos, en donde
la glucosilación no enzimática de las proteínas, como la apo B 100, provoca su
reconocimiento por estos receptores no regulables caracterizados por su baja
especificidad. La expresión del gen que codifica al receptor scavenger aumenta
durante la transformación de monocito a macrófago y de este a célula espumosa, lo
que sugiere que el macrófago, a medida que se carga de lípidos de forma insaciable,
entra en un proceso irreversible de conversión que desencadena su posterior
apoptosis36.
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Medicine 2005; 9(38): 2495-2505
Las LDL son hidrolizadas en los lisosomas y metabolizadas por el macrófago, pero el
colesterol libre, cuando excede de ciertas concentraciones intracelulares, es
citotóxico y puede llevar a la lisis celular. Para evitarla, los macrófagos
reesterifican el colesterol con ácidos grasos y de esta forma puede ser disuelto
junto con triglicéridos y fosfolípidos en las vacuolas típicas de las células
espumosas. Es decir, que la vacuolización de los macrófagos es un mecanismo de
defensa para evitar la lisis celular por la entrada excesiva de LDL y,
consiguientemente, de colesterol. Sin embargo, esto es una solución temporal, ya
que al seguir captando LDL modificadas saturará su capacidad de neutralizar
colesterol libre, y se iniciará el fenómeno apoptótico, probablemente debido a la
citotoxicidad del exceso de lípidos acumulados en sus vacuolas. La apoptosis de las
células espumosas conlleva la presencia continuada de factores que promueven la
aterogénesis, como el factor tisular (FT) y las MMP ante la presencia de FRV
progresando la placa hacia el estadio de lesión complicada37. La eventual formación
de centros necróticos en los ateromas es producto de la lisis de las células
espumosas que han saturado su capacidad de control sobre el colesterol libre. El
macrófago también puede capturar por otras vías, como la fagocitosis, diversas
lipoproteínas apo B modificadas por hidrólisis u oxidación38,39. Recientemente ha
sido demostrado que la proteína transportadora NPC1L1 desempeña no sólo un papel
determinante en la absorción intestinal de colesterol, sino que interviene también
en la captación de LDL oxidadas por los receptores barrenderos12. Aterogenicidad
relacionada con la modificación de las lipoproteínas apo B Acción proaterogénica de
las LDL oxidadas (tabla 4). La oxidación de las LDL da lugar a la formación de
nuevos epítopos antigénicos en las lipoproteínas apo B. Dicha expresión puede ser
reconocida como extraña por los linfocitos T presentes en las lesiones
ateroscleróticas, y constituirse en desencadenante de una reacción inflamatoria
crónica40. No obstante, la gran variedad de productos biológicos activos producidos
por la acción de los radicales libres sobre las lipoproteínas apo B no permiten
asignar estos efectos a estructuras definidas y por ello, los antígenos formados
durante la oxidación de las LDL permanecen aún sin identificar41.
TABLA 4
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Bibliografía
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46. ✔• 47. ✔ 48. ✔• 49. ✔ 50. ✔ 51. ✔ 52. ✔ 53. ✔ 54. ✔ 55. ✔
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