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CIERTAS MIRADAS

Deleuze y el
pensamiento sensible
El vínculo entre la filosofía de Gilles Deleuze y las prácticas
artísticas es tan íntimo como escurridizo. Resulta, sin embargo,
posible encontrar algunos tópicos que sitúan el pensamiento
sobre el arte del filósofo francés remontando la mirada hacia
autores clásicos de la teoría estética como Kant y Nietzsche. Pero
el fundamento conceptual de Deleuze se ubica siempre del lado
de los propios artistas.

Guadalupe Lucero1 En el primer capítulo de su libro Francis Ba-


con. Lógica de la sensación,5 Deleuze afirma
Extraer antes que abstraer que la pintura es el intento de escapar a la fi-
A propósito de una invitación al IRCAM2, y guración, a la ilustración; y para escapar tie-
luego de escuchar una serie de obras escogi- ne dos caminos: la abstracción –salir gracias
das por Pierre Boulez3, Gilles Deleuze explici- a la forma pura– o la extracción –salir hacia
ta lo que considera que debe hacer con ese lo figural–. La diferencia entre una y otra es
material en tanto filósofo. Ante todo, no se que la abstracción se dirige al cerebro y la
trata de utilizar las obras como ejemplos mu- extracción se dirige al sistema nervioso.
sicales para explicar un concepto abstracto ¿Qué significa que la extracción se dirija al
de tiempo, sino que se trata de “extraer los sistema nervioso? El sistema nervioso no es
perfiles particulares de tiempo (...) hacer una aquí otra cosa que la carne sensible, toda la
cartografía de las variables”4. ¿Qué quiere superficie corporal que recibe sobre sí mis-
decir esto? No abstraer sino extraer. Esta pa- ma los estímulos sensibles. En Imagen-movi-
rece ser la lógica deleuziana en relación con miento, su libro sobre el cine, el sistema ner-
el arte en general. Y entonces, ¿qué distingue vioso será asimilado a una placa fotográfica.
la abstracción de la extracción? Extraer es entonces una manera de aislar,

1> Guadalupe Lucero es becaria doctoral desarrollo de la música contemporánea a forces non-audibles par elle-mêmes” en
del CONICET. Investiga sobre el vínculo nivel internacional. Deux régimes de fous, Minuit, París, 2003,
entre Deleuze y la música y es docente de 3> Las obras en cuestión eran el Concerto p. 143.
Estética en la UBA y en el IUNA. de chambre de György Ligeti, Dialogue du 5> G. Deleuze, Francis Bacon. Lógica de
2> Institut de Recherche et Coordination vent et de la mer de Claude Debussy, la sensación, Madrid, Arena, 2002. Acaba
Acoustique/Musique. Se trata del centro Modes de valeur et d’intensité de Olivier de distribuirse en Buenos Aires una
de investigación musical especializado en Messiaen, A Mirror on Which to Dwell de segunda edición de este libro.
música contemporánea más importante Elliott Carter y Éclat de Pierre Boulez.
de Francia y un referente ineludible en el 4> Gilles Deleuze, “Rendre audibles des

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del mismo modo que la fotografía aísla la luz. allá de su destrucción física, es lo que la
Pero no se trata de aislar unidades formales, obra extrajo, a saber, un modo de aparecer
métricas, numéricas, lógicas, como sucede concreto que subsiste más allá del objeto
en un proceso de abstracción, sino de ex- que aparece, una sensación que subsiste y
traer intensidades sensibles. Extraer eso que que adquiere plena existencia más allá de
el sistema nervioso puede sentir. los sujetos concretos que la experimentan.
Si bien podemos considerar que el comien- A propósito de Los pájaros de Hitchcock,
zo de un giro en el uso que Deleuze hace Deleuze hablaba de un mundo pajarizado.
del arte se encuentra en Kafka. Por una lite- El percepto no es lo que los hombres sien-
ratura menor, escrito junto con Félix Guatta- ten en relación con unos pájaros enloqueci-
ri en 1975, es recién en Mil mesetas (1980), dos, sino ese ambiente que atraviesa diago-
también en colaboración con Guattari, don- nalmente el film y que expresa un devenir-
de quizás comience claramente un uso par- pájaro del mundo.
ticular de las prácticas artísticas que deriva- Una lógica de “extracción” afectiva rige el
rá en aquello que se ha llamado la etapa es- encuentro desigual entre arte y filosofía. Si
tética de su pensamiento6. Se trata en dicha la filosofía opera la extracción, es para de-
etapa de la práctica de extracción de con- volver al arte un espacio que ella misma ha-
ceptos. La extracción implica la determina- bía limitado: aquel de la estética en su sen-
ción de una intensidad sensible, en relación tido más clásico, el de una disciplina obse-
con un cuerpo sintiente. En el caso del vín- sionada por el mundo de la sensibilidad y
culo entre arte y filosofía se tratará de la ex- de la percepción. “Una percepción expandi-
tracción de los conceptos propios del arte, da, esa es la finalidad del arte”8 y expandir
conceptos de sensación, que puedan reso- la percepción es “hacer visibles fuerzas in-
nar en el sistema filosófico. La finalidad del visibles”9, “hacer sensibles, sonoras, fuer-
arte es, para Deleuze y Guattari, “arrancar zas de ordinario imperceptibles”10. He aquí
el percepto de las percepciones de objeto y el punto en el que el arte resulta crucial pa-
de los estados de un sujeto que percibe, ra Deleuze: llevar la sensación hasta el lími-
arrancar el afecto de las afecciones como te en el que se encuentra al borde de su
paso de un estado a otro”7. Gracias a su in- propia disolución, llevarla más allá de sí
dependencia respecto de los estados de misma, arrastrarla hasta hacerla tambalear
cosas con los que se vincula, la obra puede fuera del cuerpo que la hace posible, en fin,
sostenerse a sí misma como un ser de sen- deshacer ese cuerpo para dejar ascender
sación. Que la obra se sostenga es un tópi- una Potencia casi invivible.
co común respecto de la evaluación del éxi-
to de una obra. Y respecto de esta posibili- Telón de fondo: Kant y Nietzsche
dad de sostenerse, la obra es definida en Como sucede con casi todos los filósofos
¿Qué es la filosofía? como monumento. No de su generación, Deleuze también articula
un monumento del pasado. La inmutabili- su pensamiento entramándolo con la pro-
dad monumental, aquello que se muestra ducción artística y literaria. Pero este lazo
en una obra y que permanece incluso más estrecho no implica nunca en su concepción

6> Cf. M. Morey, “Prólogo a la edición 1993, p. 168. la sensación, ed. cit., p. 64
castellana” de G. Deleuze, Lógica del sen- 8> G. Deleuze, “Occuper sans compter: 10> G. Deleuze, “Occuper sans comp-
tido, Paidós, Barcelona, 1989. Boulez, Proust et le Temps” en Deux ré- ter...”, ed. cit., p. 278.
7> Gilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué gimes de fous, ed. cit., p. 276.
es la filosofía?, Anagrama, Barcelona, 9> G. Deleuze, Francis Bacon. Lógica de

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una apuesta por el desdibujamiento –ya sea determinar que el juicio de belleza se basa
de uno en otro, o bien de uno sobre otro–, en el libre juego, armónico, de las faculta-
del pensamiento filosófico y el pensamiento des del entendimiento y de la imaginación,
literario o artístico. Tampoco encontraremos ve necesario pasar a otro tipo de juicio, a
en Deleuze el desarrollo de una teoría estéti- otro tipo de goce estético, vinculado ya no
ca o de una filosofía del arte en términos con la belleza, sino con el sentimiento de lo
disciplinares. Ahora bien, si no se busca ha- sublime. En lo sublime ya no hay armonía,
cer filosofía del arte, ¿para qué intentar un porque, ante el vasto espectáculo de un fe-
encuentro con la pintura? ¿Para qué, en tan- nómeno de la naturaleza, inmensamente
to que filósofo, escribir sobre pintura? En las potente y caótico (el típico ejemplo kantiano
clases dedicadas a esta problemática, De- para lo sublime “dinámico”), la imaginación
leuze indica: “No estoy seguro de que la filo- pierde su capacidad comprensiva. Para que
sofía haya aportado algo a la pintura. (...) Me el acto de comprensión se complete, la ra-
gustaría más bien plantear la pregunta inver- zón ejerce su violencia e impone una idea.
sa: la posibilidad de que la pintura tenga al- En el juicio de belleza el proceso era dife-
go que aportar a la filosofía”.11 rente. Si la imaginación puede seguir su-
Sin embargo, ¿se trata sólo del mero en- mando una imagen tras otra, infinitamente,
cuentro entre esas prácticas heterogéneas entonces, para percibir algo, es necesario
que son para Deleuze la filosofía y el arte? un movimiento de contracción. Se evita así
Existe un trasfondo propiamente filosófico la disolución de la imaginación en el caos
que rige y condiciona dicho encuentro. Si gracias a la posibilidad de encontrar una
quisiéramos trazar el mapa de la aventura medida. Deleuze llama ritmo a la condición
estética deleuziana, encontraremos que, a de posibilidad de esta medida.
pesar de la dispersión de las referencias, de El ritmo es una medida que cambia perma-
la ausencia de una teoría estética progra- nentemente, cambia con cada objeto. Para
mática y de la variedad de temas que abor- cada objeto existe un ritmo formal, la forma
da, hay en ella una apuesta deudora de las de una finalidad, que permite completar el
grandes teorías estéticas. Un capítulo de su acto de aprehensión12. En cambio, en lo su-
libro sobre Bacon se titula “Cada pintor a su blime, la imaginación es puesta frente a su
manera resume la historia de la pintura”. propio límite. No hay armonía, no hay medi-
Podríamos, quizás, parafrasearla así: cada da posible. Sólo la razón puede dar, violen-
filosofo del arte resume a su manera la teo- tamente, asistencia a la imaginación que se
ría estética. La cuestión es, ¿en qué senti- halla fuera de sus goznes. Aquí la violencia
do? ¿Cómo se tramitan esas filiaciones? es necesaria para poder cortar el movimien-
Tomando como punto de partida el texto to de aprehensión.
sobre Bacon, podemos señalar, al menos, El rol de la imaginación en lo bello y lo subli-
una doble filiación. En primer lugar, Deleuze me kantiano es quizás el punto de partida
busca llevar las posibilidades de percepción de muchas de las reflexiones deleuzianas
más allá de sus propios límites. Y llevar los sobre el arte, particularmente aquellas sobre
sentidos hasta donde ya no pueden operar la pintura y la música. Caos y ritmos: vemos
implica un gesto casi kantiano. Recordemos aquí la dinámica que regirá los conceptos
que en la Crítica del juicio, Kant, luego de centrales con los que Deleuze abordará tan-

11> G. Deleuze, Pintura. El concepto de Buenos Aires, 2007, p. 21. ción de clases), Buenos Aires, Cactus,
diagrama (edición de clases), Cactus, 12> Cf. G. Deleuze, Kant y el tiempo (edi- 2008, pp. 86-87.

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to el pensamiento musical como el pictóri- máquina entera”, no es más que una “intensi-
co: el ritornelo (desarrollado en el capítulo ficación de las fuerzas”14. Y justamente si algo
homónimo de Mil mesetas) y el diagrama en común tienen las artes es el problema de
(analizado a propósito de Francis Bacon). En “captar las fuerzas”15. Pero Deleuze reconoce
ambos casos se trata de modos de respues- la especificidad de las prácticas artísticas, y
ta al caos, modos de hacer frente al caos a tal punto que puede decirse que también
para que no lo devore todo. Es por ello que encontramos en su pensamiento una defensa
el vínculo entre ritmo y caos será reencon- de la autonomía de cada una de las artes, y
trado sucesivamente en Klee, en Cézanne, de éstas entre sí en tanto que cada una des-
en Boulez. Pero a través del concepto de arrolla problemas concretos y específicos.16
diagrama Deleuze da cuenta, asimismo, del En los escritos de Deleuze se dice, por ejem-
extremo opuesto al caos, extremo que debe plo, que la pintura es esencialmente histérica,
ser conjurado en primer lugar. El pintor no mientras que la música sería esquizofrénica.
se enfrenta a la tela en blanco, como tampo- La referencia a una fisiología o una psicología
co el escritor se encuentra ante la página en del arte quizás nos permita comprender el
blanco. El artista se enfrenta a una tela ya uso que se hace de estos términos. Jacques
poblada por clichés que deberá borrar; de- Rancière vincula la cuestión del carácter his-
berá hacer crecer el desierto en la tela. Pero térico de la pintura con la noción de justicia.
hay un riesgo: que todo caiga en el caos. “El Pero podemos considerar que, si se trata de
diagrama es de hecho un caos, una catás- hacer justicia a lo sensible como tal, no es
trofe, pero también un germen de orden o bajo la lógica platónica de la República, co-
de ritmo”13. Hay que hacer crecer el desierto, mo supone Rancière17, sino más bien median-
pero detectar allí las líneas de fuerza, los rit- te una vía godardiana. “No una imagen justa,
mos: esta es la tarea del pintor. sino justo una imagen”, afirmó Jean-Luc Go-
Entonces, si la estética deleuziana tiene este dard. ¿Qué significa esto? Si se habla de
origen kantiano, resulta necesario asimismo “justicia” a propósito del movimiento de des-
llevar este punto de partida preliminar a otra figuración implícito en el carácter histérico de
estepa, la nietzscheana. Se trata de dirigir los la pintura no es para plantear el problema de
estímulos al sistema nervioso, y no al cere- la legalidad18. Si el problema de la jurispru-
bro, se trata, por lo tanto, de reconducir el dencia era lo que animaba el análisis kantia-
problema estético al fundamento sensible. no, aquí es necesario avanzar sobre esa otra
Hay que aspirar a una fisiología del arte, co- superficie de la estética deleuziana que se
mo aquella que esbozaba Nietzsche en sus abre hacia Nietzsche. Justo una imagen que
últimos escritos, donde una nueva embria- no nos arroja al problema de la representa-
guez aparecía como fundamento de todo ción; justo una imagen que inviste al ojo para
“hacer y contemplar estéticos”. Esta embria- convertirlo en un órgano “polivalente y transi-
guez, que intensifica la “excitabilidad de la torio”19. Un cuerpo lleno de ojos. No se trata

13> G. Deleuze, Francis Bacon. Lógica de mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Pre- profundidad el problema de la legalidad y
la sensación, ed. cit., p. 104. Textos, Valencia, 1988, p.299. del carácter legislador de cada una de las
14> Cf. F. Nietzsche, “Incursiones de un 17> Cf. Jacques Rancière, “¿Existe una facultades en las distintas críticas. (Cf. G.
intempestivo” en: Crepúsculo de los estética deleuziana ?” en E. Alliez [comp.], Deleuze, La philosophie critique de Kant,
ídolos, Buenos Aires, Alianza, 1998, Gilles Deleuze. Una vida filosófica, París, PUF, 2004.)
pp.96-97. Cali/Medellín, revista “Se cauto”/ revista 19> Cf. G. Deleuze, Francis Bacon. Lógica
15> G. Deleuze, Francis Bacon. Lógica de Euphorion, 2002. de la sensación, ed. cit., p. 59.
la sensación, ed. cit., p. 63. 18> Recordemos que en el estudio
16> Cf. G. Deleuze y F. Guattari, Mil dedicado a Kant Deleuze piensa en

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de la referencia a una psicoanalítica del arte, –más tarde, en otra obra, será una práctica
se trata de una psicología o una clínica esté- artística como el cine– avanzando sincróni-
tica en los términos en los que Nietzsche qui- camente desde lo más simple hacia lo más
zás pensaba El caso Wagner. complejo y utilizando la periodización como
andamiaje endeble cuyo uso es provisorio y
Lo que dicen los artistas está dirigido a conseguir la determinación
Ahora bien, si este es probablemente el de los elementos genéticos del conjunto de
trasfondo filosófico en el que se inserta la un corpus. Se trata de abordar ontológica-
estética deleuziana, también es necesario mente la historia del arte, es decir, trazar
señalar el procedimiento que le es más pro- una historia en la que la cronología esté al
pio. Para abordarlo nos detendremos aun servicio de una lógica de las imágenes y
un momento en este detalle de la “histeria”. que, por lo tanto, pueda ser trastocada o
Para un lector de Deleuze resultará extraño reconstruida. La determinación de estos
el uso de este término tan psicoanalítica- elementos permitirá avanzar de lo más sim-
mente connotado para pensar la pintura. ple a lo más complejo, ya sea desde el pun-
¿Por qué hablar de histeria? Si se utiliza es- to de vista de las sensaciones o desde el
te término, es para ser fiel a Francis Bacon. punto de vista de los signos. Entonces, en-
Deleuze será fiel a Bacon a riesgo de que trar en el mundo de Bacon para desarrollar
toda su estética tambalee hacia la interpre- una “lógica de la sensación” dista de la
tación menos deseable. En su trabajo sobre práctica del “análisis”. Se trata más bien de
el pintor, Deleuze analiza el concepto de un trabajo de captura conceptual. Deleuze
histeria hasta dotarlo de caracteres propios, no se ubica frente a los cuadros para reali-
“baconianos”, intraducibles. Es una señal zar una descripción más o menos profunda
de respeto: los artistas son los que saben lo de lo que allí ve y de sus vínculos con la
que hacen, y este es quizás el procedimien- historia de la pintura y de las ideas. Más
to estético más notable en Deleuze: tomar bien sigue de cerca los escritos y los cua-
muy en serio la palabra de los artistas. dros de Bacon, para extraer, de la reflexión
En el capítulo seis de su libro sobre Bacon, que el propio Bacon hace de su obra, esos
titulado “Pintura y sensación”, Deleuze se conceptos que permiten articular un discur-
refiere a Cézanne como al artífice del con- so sobre la sensación.
cepto de sensación que él mismo quiere Deleuze repite esta estructura en sus escri-
utilizar.20 Y la sensación sería, para Cézanne, tos sobre cine, y en los pocos escritos so-
el complejo sintiente-sentido. Unidad del bre música que encontramos dispersos en
sujeto y el objeto en la membrana que es la su obra. Podríamos decir, por ejemplo, que
sensación. Vemos aquí el gesto deleuziano: lo mismo sucede respecto de la interpreta-
hacer una lógica de la sensación requiere ción de la obra de Olivier Messiaen. La pie-
de la referencia no a los padres de la estéti- dra fundamental de lo que sería posible cir-
ca, sino a los pintores, vale decir, al modo cunscribir como una estética musical en
cómo un pintor configura su propia lógica Deleuze se encuentra en el uso y desarrollo
de lo sensible. de algunas intuiciones del compositor fran-
El libro sobre Bacon es propedéutico desde cés, particularmente en sus trabajos sobre
el punto de vista del método de análisis ar- los pájaros. No es posible pensar la génesis
tístico. Se trata en él de analizar una obra territorial del ritornelo sin anclarla en el ca-

20> Cf. Ibíd.. 43-44.

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rácter territorial del canto de los pájaros, en ria conquista filosófica de ese espacio.
el señalamiento de un arte primero y no hu- Ocurre justamente al revés. A menudo De-
mano en el animal, y algo similar sucede en leuze reencuentra sus propios conceptos
la lectura que se hace de los escritos teóri- recurriendo al arte23. Es a través de la refle-
cos de Boulez, particularmente en el último xión sobre el arte, de la dificultad y, al mis-
capítulo de Mil mesetas. Los conceptos que mo tiempo, de la necesidad de crear con-
el creador de Pli selon pli pensó a propósito ceptos que den cuenta de un hacer sensi-
del modo de ocupación del espacio-tiempo ble, como llegamos a la pregunta general
en la música, y que llamó espacio liso y es- sobre el objeto de la filosofía.
pacio estriado, adquieren en el capítulo se- ¿Qué es la filosofía?, título y problema for-
ñalado el carácter de conceptos centrales mulado explícitamente en el último libro que
para pensar la ocupación nómade y seden- Deleuze publica junto con Guattari. La filo-
taria del territorio. sofía no ocupa el espacio indeterminado de
En la advertencia a la segunda edición de la reflexión sobre cualquier tema: “No es re-
Proust y los signos, se indica que “la obra flexión porque nadie necesita filosofía algu-
de arte no se limita a interpretar o a emitir na para reflexionar sobre cualquier cosa:
signos por interpretar; los produce median- generalmente se cree que se hace un gran
te procedimientos determinables”21. Se trata regalo a la filosofía considerándola el arte
de una autonomía de acción: el arte hace de la reflexión, pero se la despoja de todo,
algo que le es propio. Y es por eso que, pa- pues los matemáticos como tales nunca
ra determinar los fundamentos de ese han esperado a los filósofos para reflexionar
hacer, Deleuze recurre aquí a la fuente que sobre las matemáticas, ni los artistas sobre
considera más efectiva, es decir, a los pro- la pintura o la música; decir que se vuelven
pios artistas hablando de su obra. Se trata entonces filósofos constituye una broma de
de dar un salto: leer los escritos teóricos de mal gusto, debido a lo mucho que su refle-
los artistas como un filósofo lee a Kant bus- xión pertenece al ámbito de su creación
cando en ellos el despliegue de sus propias respectiva.”24 Si la filosofía no es espacio de
líneas de fuerza. En las últimas frases del reflexión ni del consenso, sino la actividad
segundo tomo de los escritos sobre cine, creadora del concepto, el arte tampoco se
Deleuze afirma, respecto de los artistas, pierde en la pregunta ontológica por su mo-
que “nadie habla mejor que ellos de lo que do de ser, sino que es la actividad creadora
hacen”.22 No obstante, la teoría del cine, la de otro tipo problemas, aquellos íntimamen-
teoría de las artes visuales o de la música, te vinculados con la creación de sensación.
al hacerse se convierten en algo distinto del Vemos aquí cómo se configura el campo de
cine, de la pintura o de la música, ya que la la discusión. La autonomía del arte no se
teoría trata sobre los conceptos de las ar- encuentra gracias a una suerte de plegado
tes. Pero, aun así, este desborde del arte o vuelco hacia una filosofía del arte, sino en
sobre la teoría no desemboca en la necesa- su furiosa esteticidad.

21> G. Deleuze, Proust y los signos, 23> Véase, en este sentido, la referencia especialmente letra “a” como “animal”.
Barcelona, Anagrama, 1995, p. 7. al concepto de desterritorialización en 24> G. Deleuze y F. Guattari, ¿Qué es la
22> G. Deleuze, La Imagen-Tiempo. relación con el outlandish de Melville en filosofía?, ed. cit., p. 12.
Escritos sobre cine 2. Paidós, Barcelona, L’abécédaire de Gilles Deleuze, 3 videos,
1986, p. 370. Ed. Montparnasse, Arte Vidéo, 1997,

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