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le dijo: —Señor, si es así, lávame no

Hora santa Servidores como Jesús


sólo los pies, sino también las manos
Canto de entrada Alma misionera»
.Al empezar este tiempo de adoración y
y la cabeza. Jesús le contestó: —El
junto a la Santísima Virgen María, vemos que se ha bañado no necesita lavarse
a Jesús manso y humilde en el Santísimo más que los pies; pues está todo
Sacramento del Altar como Aquel que limpio. También ustedes están
sirve, como Aquel que lo da todo, como limpios, aunque no todos. Sabía quién
Aquel que se hace «Pan partido» para lo iba a entregar. Por eso dijo: «No
darse a todos. Vamos a pedirle a Jesús, todos están limpios».
Sacerdote Eterno, que derrame su
Espíritu sobre todo su pueblo santo y queCuando terminó de lavarles los pies y
nos enseñe a ser serviciales como Él, se volvió a poner el manto, se sentó a
manso y humilde de corazón.
la mesa y dijo: —¿Entienden lo que he
Adoremos y demos gracias en cada
hecho? Ustedes me llaman «el Señor y
momento al Santísimo Sacramento del el Maestro» y con razón, porque lo
altar soy. Pues si yo que soy el Señor y el
Padre Nuestro …Ave María …Gloria … Maestro les he lavado los pies,
también ustedes deben lavarse los
*En la narración de la Última Cena, san pies unos a otros. Les he dado
Juan no habla de la institución de la ejemplo, para que hagan ustedes lo
Eucaristía, sino que habla, en cambio, mismo que yo he hecho. Porque en
del lavatorio de los pies. El sacramento verdad les digo: El esclavo no es más
de la Eucaristía nos lo entrega Jesús en que su amo, y el que es enviado no es
medio de una condición de servicio que
más que el que lo envía. Ahora ya
no puede ser despegado del sacrificio de
la Cruz. Acompañemos a Cristo en estos
saben esto, serán felices si lo ponen
momentos de oración y pidamos la gracia en práctica. Palabra del Señor.
de ser servidores como Él.
Del Evangelio según San Juan Momento de silencio para meditar
Jn 13,1-17
* oremosa Jesús Eucaristía pidiendo
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo ser servidores del Padre y de todos,
Jesús que había llegado la hora de salir como Cristo mismo nos enseñó para
de este mundo para ir al Padre, habiendo ser expresión de su misericordia.
amado a los suyos que estaban en el Digamos después de cada trozo del
mundo, los amó hasta el extremo.
salmo 40:
Estaban cenando. El diablo ya había
puesto en el corazón de Judas Iscariote, R/. Por nosotros, Jesús Eucaristía,
hijo de Simón, el proyecto de entregar a tú te hiciste servidor hasta dar la
Jesús. Y él sabia que el Padre había vida en la Cruz.
puesto todas las cosas en sus manos, y Yo esperaba con ansia al Señor;
que de Dios había salido y que a Dios Él se inclinó hacia mí y escuchó mi
volvía. Jesús se levantó de la mesa, se clamor:
quitó el manto, se cińó una toalla a la puso en mi boca un canto nuevo,
cintura y echó agua en un recipiente; una alabanza a nuestro Dios.
luego se puso a lavarles los pies a los Muchos, al verlo, se estremecieron
discípulos y a secárselos con la toalla.
y confiaron en el Señor. R/.
Al llegar a Simón Pedro, éste le dijo: —
Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a
mí? Jesús le respondió: —Si no te lavo, no
tendrás parte conmigo. Entonces Pedro
Lector 2:
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificios ni víctimas por los pecados,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.

Lector 1:
—Como en el Libro está escrito de mí—
para cumplir tu voluntad, Dios mío,
deseo tener tu enseñanza en mis entrañas. R/.

Lector 2:
He proclamado tu salvación
ante la gran Asamblea;
no, no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes.

Lector 1 y 2:
Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.

Todos:
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

R/. Por nosotros, Jesús Eucaristía, tú te hiciste servidor hasta dar la vida en la Cruz.

Momento de silencio para meditar. Se puede también en este momento tener una homilía
—si está un sacerdote o un diácono presentes— o un momento de compartir la reflexión
en torno a la Palabra del Señor.

Monitor: Señor Jesucristo, creemos firmemente que te encuentras presente en el


Santísimo Sacramento del altar y que desde aquí te hacer servidor y hermano de todos, te
amamos con todo el corazón y con toda el alma. Deseamos ardientemente recibirte en
nuestros corazones para contigo, contemplar a tu Padre que nos invita, bajo la acción del
Espíritu Santo, a ser servidores como Tú. Estamos aquí haciendo un espacio de silencio
tan necesario entre el ruido del diario ir y venir de estos días. ¡No permitas que nada ni
nadie nos separe de Ti y aumenta en nosotros el deseo de servir a todos como Tú! Amén.

Momentos de silencio para meditar.

Monitor: Escuchemos ahora unas palabras del Papa Francisco:

Lector 1: La Eucaristía “es una escuela de servicio humilde” que “nos enseña a estar
preparados para ser para los demás”, lo que también está “en el centro del discipulado
misionero”. La Eucaristía “cambia los corazones” y “nos permite ser premurosos,
proteger a quien es pobre y vulnerable y ser sensibles al grito de nuestros hermanos y
nuestras hermanas en necesidad”. Jesucristo “está siempre vivo y presente en su Iglesia,
sobre todo en la Eucaristía, el sacramento de su cuerpo y de su sangre”. “La presencia de
Cristo en medio de nosotros no es solo un consuelo, sino también una promesa y una
invitación”.

Lector 2: La Eucaristía “es una promesa de que un día la alegría y la paz eternas nos
pertenecerán en la plenitud de su reino”, pero también es una invitación “a salir, como
misioneros, para llevar el mensaje de ternura del Padre, de su perdón y de su
misericordia a todo hombre, mujer y niño”. En el mundo hay mucha necesidad de este
mensaje y “si pensamos en todos los conflictos, las injusticias, las crisis humanitarias
urgentes que marcan nuestro tiempo nos damos cuenta de lo importante que es para todo
cristiano ser un verdadero discípulo misionero, llevando la buena noticia del amor
redentor de Cristo a un mundo tan necesitado de reconciliación, justicia y paz”.

Lector 1: Recordando el Jubileo de la Misericordia, “estamos llamados a llevar el bálsamo


de la misericordia de Dios a toda la familia humana, vendar las heridas, llevar la
esperanza donde la desesperación tan habitual parece haber vencido”. Jesús nos deja, en
la Última Cena dos gestos de servicio que debemos imitar: el convivir con los discípulos y
el Lavatorio de Pies. “Jesús podía escuchar a los otros, escuchar sus historias, apreciar las
esperanzas y las aspiraciones y hablarles del amor del Padre”.

Lector 2: Contemplando la Eucaristía se sigue el ejemplo de Jesús “yendo al encuentro de


los otros, con espíritu de respeto y apertura, para compartir con ellos el don que nosotros
mismos hemos recibido”. “El testimonio de la vida transformada por el amor de Dios es
para nosotros la mejor forma de proclamar la promesa del reino de la reconciliación,
justicia y unidad para la familia humana”. Jesús lavó los pies de sus discípulos “como
signo de servicio humilde, del amor incondicional con el que ha dado su vida en la cruz
por la salvación del mundo”.

Momentos de silencio para meditar.

Preces comunitarias

Escucha Señor, nuestras oraciones, que con humildad te presentamos:

R. Que la Eucaristía, Señor, nos dé fuerzas para ser servidores y evangelizar.

Por el Papa y los obispos, principales responsables de la evangelización, para que dóciles
a la voluntad del Padre, encarnando a Jesucristo en su vida logren, con los dones del
Espíritu Santo, transformar con el Evangelio el mundo en que vivimos. Oremos. R/.

Para que los gobernantes, sensibles a las exigencias del Evangelio, se preocupen del bien
común y de dar verdadero testimonio de servicio. Oremos. R/.

Por todos los cristianos que desgastan su vida en la tarea de la evangelización, para que
liberados de todos los peligros, continúen dando un testimonio fiel del Evangelio.
Oremos. R/.

Por todas aquellas personas que no conocen el Evangelio, para que la fuerza que
transforma se manifieste pronto en sus vidas. Oremos. R/.

Por todos nosotros, para que el Señor nos aumente la fe y el compromiso de evangelizar
el mundo en que vivimos y no tengamos miedo de afrontar todos nuestro compromiso de
ir y llevar el evangelio, como la beata María Inés Teresa y tantos santos, hasta los últimos
rincones de la tierra. Oremos. R/.

Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús, y oremos al Padre
de todos los hombres y mujeres de la tierra diciendo: Padre Nuestro..

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