Está en la página 1de 5

El cuatro de septiembre de 476 Odoacro, líder de los hérulos1, depone a Rómulo Augústulo,

emperador romano de Occidente, y envía las insignias imperiales a Bizancio.


Los hérulos, entre los siglos III y V, se habían asentado en el Danubio, junto a otras tribus
germánicas, y formado parte del ejército huno. Tras la muerte de Atila, el hijo de uno de sus
lugartenientes, Odoacro, penetra en Italia al frente de los hérulos y entra a formar parte del ejército
imperial. Poco a poco irá ascendiendo en el escalafón militar hasta llegar a ser el jefe de las tropas
imperiales. Entonces reclamará para sus soldados bárbaros un tercio de las tierras italianas. Al
negarse Orestes, padre del emperador, el rey hérulo se rebela y depone al último emperador romano
de Occidente.
A pesar de mostrar sumisión a Bizancio, la política expansionista de Odoacro provocará tantos
recelos en Oriente, que desde allí se ordenará al ostrogodo Teodorico invadir la península italiana al
mando de un ejército compuesto por mercenarios y tropas imperiales. Será el propio Teodorico
quien asesine a Odoacro, dando así comienzo al breve dominio godo en Italia.
Tras la muerte de Teodorico, Justiniano, emperador de Oriente, ordena la invasión del reino
ostrogodo. El general Narsés comandará un ejército imbatible que incluía a pueblos germánicos
federados como los hérulos, longobardos y ávaros2. La llamada Guerra Gótica devastará Italia, que
pasará a ser una provincia más dentro del Imperio de Oriente. No obstante, Justiniano no podrá
alcanzar su sueño de rehacer el Imperio en su totalidad, ni consolidar sus conquistas, debido a una
serie de dificultades tanto económicas como militares.

Los Lombardos
Los lombardos, una pequeña pero fiera tribu germánica, aparecen en la historia romana siendo
derrotados por Tiberio en el siglo I. Al ser un grupo tan pequeño se vieron en la necesidad de ir
asimilando a tribus aliadas o dominadas. La unidad política de la tribu se basaba en el ejército (de
tal manera que el termino “hombre libre” se asimilaba al de “guerrero” y el de “pueblo” o “nación”
con el de exercitus) y la asamblea, que poco a poco irá perdiendo preponderancia en favor del poder
del jefe del ejército o rey. Tras un largo periodo de “invisibilidad” histórica, en el siglo V ya los
encontramos en la zona del Danubio y convertidos al cristianismo arriano, como otras muchas
tribus germánicas.
El emperador Justiniano les encarga entonces defender la frontera junto a los gépidos3 y al reino
hérulo de Singidunum, formado tras la muerte de Odoacro. Bizancio, como será frecuente,
alternará sus apoyos entre las diferentes tribus germánicas, para evitar que una de ellas tome
demasiada preponderancia en la zona. Una vez obtuvieron el apoyo de los violentos ávaros,
declararán la guerra a los gépidos, derrotándolos en 567. El rey lombardo, Alboino, se casa con
Rosamunda, hija del rey gépido, a quien él mismo decapitó.
Pero sus aliados ávaros eran aún más peligrosos que los gépidos y es por eso que deciden abandonar
a toda prisa los Balcanes, cruzar los Alpes y penetrar en Italia. En su huida devastan todo a su paso,
creando así un pasillo de seguridad frente a los ávaros.
La historiografía discute el motivo que los llevó a la península Itálica. Quizá los imperiales
necesitaban su ayuda, quizá pensaron que su dominio sería breve, quizá los invitó un Narsés
resentido con su emperador…, el hecho es que los itálicos apenas trataron de defenderse. Eso sí, el
terror que provocó la invasión lombarda produjo grandes migraciones.
Alboino se hizo rápidamente con el norte y algunos de sus generales formaron ducados al sur, en
Spoleto y Benevento. La autonomía de los duques será siempre una de las características principales
del reino lombardo, sobre todo los de los enormes ducados sureños, y contra ellos tuvieron que
luchar y legislar sus reyes en más de una ocasión. En la península italiana quedaron bajo control
bizantino la región entorno a Roma, buena parte de la costa del Adriático y algunas franjas costeras
centradas en Nápoles y Génova.
La tierra cultivable y los trabajadores rurales fueron divididos entre los guerreros lombardos, que se
convirtieron así en terratenientes. Pero debido a su pequeño número no les quedó otra que buscar la
paz social. Consideraron a los romanos hombres libres y se estimuló el matrimonio mixto,
cambiaron sus costumbres y se adaptaron a los modos de vida más refinados impulsando, por
ejemplo, el uso escrito del latín como lengua oficial del reino.

Consolidación Monárquica

El sucesor de Alboino, Clefi, completó la dominación lombarda del norte de Italia en sus escasos
meses de reinado. A su muerte, los treinta y cinco duques lombardos decidieron que el cargo no era
tan imprescindible y lo dejaron desierto. Ellos, herencia romana, aunaban el poder militar y judicial
en sus regiones y como único contrapeso tenían al gastaldo4, un oficial que supervisaba su buena
praxis en nombre de la Corona.
Tardaron diez años en darse cuenta de la utilidad de un cargo que pudiera aunarlos a todos en un
frente común. En 584 los francos merovingios, en nombre del Emperador, invadieron Italia para
contrarrestar los continuos ataques sobre las posesiones bizantinas en la región, principalmente
Roma y Rávena. Los duques se rindieron sin lucha y, para que aquello no volviera a suceder,
decidieron elegir como rey a Authari, hijo de Clefi. Consolidaron la institución donándole la mitad
de sus feudos, que serían administrados por los gastaldos.
Fortalecido en su trono, el objetivo de Authari será ahora unificar toda la península bajo su mando.
Para ello tendrá que hacer frente, una vez más, a las tropas enviadas por los bizantinos.
Refugiándose en las fortalezas logrará resistir el embate. Cultiva, igualmente, la política
matrimonial. Inaugura la conocida como “Dinastía Bávara”, al casarse con Theodolinda, la católica
hija del duque bávaro. Será ésta la que transmita la legitimidad real al desposarse tras la muerte del
rey con Agilulfo, duque de Turín, quien así recoge la corona. Agilulfo hizo la paz con francos,
bizantinos y ávaros, y castigó a los duques levantiscos. Será el primer rey lombardo convertido al
catolicismo en el 603, aunque a esta religión le costó todo el siglo VII arraigar entre la nobleza
lombarda. Los nobles eran tan reticentes a la Iglesia de Roma que destituyeron al hijo y sucesor de
Agilulfo, el ya plenamente católico Adaloald, para “levantar sobre el escudo” a su arriano cuñado
Arioald, quien gobernó por diez años. A su muerte los nobles eligieron a Rothari de Brescia, un
ardiente arriano, que buscará mantener el orden en todos los asuntos internos, elevar la autoridad
del rey sobre la nobleza y conquistar los enclaves bizantinos del norte. Pero sobre todo será
recordado por compilar y transcribir la ley lombarda en el “Edicto de Rotario” de 643. Las leyes
fueron confirmadas, de acuerdo a la costumbre lombarda, mediante una asamblea de guerreros en
Pavía. Se trata, básicamente, de una ley germánica (similar a la sajona o escandinava) pero muy
influenciada por patrones romanos. Rothari disfrutará de un poder casi ilimitado, vinculando sus
derechos e intereses a los del reino, y se intitulará Rex gentis langobardorum.
Después de varios reinados breves e intranscendentes de la dinastía bávara, Grimoald fue coronado
en 662. Este rey continuará el proceso de consolidación monárquica comenzado por Rothari. Para
lograrlo tuvo que derrotar a francos, bizantinos y eslavos, así como controlar a los disidentes duques
de Friuli y Spoleto. El nombramiento, en 712, de Liudprand supuso la llegada de otro rey “fuerte”.
Trató de plasmar la supremacía de la Corona dictando una serie de leyes que ponían en entredicho
el poder de los duques. Cómo era costumbre, los duques sureños se rebelaron contra el intento de
controlar su autonomía política y judicial. En ese momento las relaciones entre el papado y el
emperador bizantino no eran demasiado fluidas y, dado que ello favorecía una política agresiva, el
rey lombardo asentó un “pasillo”, una ruta directa, que le dio acceso desde el norte a los ducados
del sur sin tener que pisar dominios bizantinos o romanos.
Ambos ducados se vieron obligados a jurar lealtad al rey. Además, trabó una provechosa amistad
con los francos ayudándolos en su lucha con los sarracenos en Provenza y llegando a “adoptar” al
futuro rey Pipino.

El fin del reino Longobardo

La influencia en la península itálica del Imperio bizantino fue progresivamente decayendo dada la
cada vez mayor presión de musulmanes y búlgaros en sus fronteras. El emperador tuvo que
apoyarse en el papado para defender sus intereses en Italia y el Papa, a su vez, comenzó a buscar la
ayuda franca para consolidar, e incluso ampliar, sus territorios. Esto generó recelos en el vecino
reino lombardo, que asumió una política decididamente “anti romana”. Los nobles auparon al trono
a Aistulf (Astolfo), quien finalmente conquistó, en 750, la capital bizantina en Italia, Ravena,
proclamándose Rey de los Romanos.
La reacción fue inmediata. Por el Tratado de Quierzy, en 754, Pipino legitima los derechos
territoriales del papa en Italia, creándose los Estados Pontificios, y le libera de la dependencia de
Bizancio. Para plasmar ese pacto el ejército franco penetró en Italia comandado por el propio rey y
por el Papa. Pero los lombardos les estaban esperando. Aistulf atacó la vanguardia franca por
sorpresa, aunque sin el efecto deseado. Tuvo que refugiarse tras los muros de Pavía y negociar la
paz. El rey se comprometía a restituir los últimos territorios conquistados y asumir la
preponderancia de Pipino el Breve.
Aistulf, en cualquier caso, no estaba dispuesto a cumplir lo prometido y, una vez retiradas las
huestes francas, puso cerco a la ciudad de Roma. Finalmente tuvo que desistir tras cinco meses de
infructuoso asedio. Entonces se retiró a Pavía a la espera del contraataque franco, una vez que
estuvieran habilitados los pasos alpinos tras el invierno. Con los francos en su territorio, una vez
más, pidió perdón y firmó la paz. Esta vez la compensación económica, exigida a cambio, fue
mayor. Los lombardos pudieron tomar un poco de aliento con la muerte de Pipino y los problemas
internos que su herencia produjo. Pero fue un espejismo. Una vez afianzado Carlomagno como
heredero único, el Reino franco llevó a cabo una política muy agresiva que proponía restaurar la
unidad del Imperio Romano de Occidente y consolidar el cristianismo. Para lograrlo se valió de un
poderoso ejército que sometió a sajones y frisones, exterminó a los ávaros, incorporó el reino de
Baviera y estableció la Marca Hispánica en la otra vertiente de los Pirineos.
En la Italia de esos días ejercían el poder unos débiles reyes que gobernaban como marionetas de
una u otra facción ducal, aupados o derrocados a conveniencia. El Papa, en connivencia con
Carlomagno,exigió incorporar a sus dominios los antiguos territorios bizantinos que seguían todavía
en posesión de los lombardos. El rey lombardo Desiderio, ante tal afrenta, decidió declarar la guerra
a los carolingios. Y en el 773 las tropas francas volvieron a penetrar en Italia. Los longobardos no
presentaron un frente unido: algunos duques se postraron ante el Papa, otros se pasaron al bando
carolingio y otros no acudieron a la llamada de su rey. De esa manera, los francos solo encontraron
resistencia en las ciudades defendidas por el ejército del propio rey, primero tras los muros de Susa
y después, tras los de Pavía.
En junio del año 774, tras casi un año de asedio y con el hambre y las epidemias haciendo estragos
dentro de la ciudad, el rey Desiderio capituló. Carlomagno le recluyó en un monasterio francés, se
llevó el tesoro real a sus dominios y se proclamó Rex Langobardorum. El Reino Lombardo dejó de
ser independiente, el ducado de Spoleto pasó a formar parte de los Estados Pontificios y Benevento
acabó convertido en un principado lombardo que sobreviviría hasta la conquista normanda en el
siglo X.

Autor: HISTORIADOS PODCAST para revistadehistoria.es


1 Dicho de una persona: De una nación perteneciente a la gran confederación de los suevos, que habitó en las costas
de la actual Pomerania y fue una de las que tomaron parte en la invasión del Imperio romano durante el siglo V.
2 Los ávaros (del griego Άβαροι) fueron un pueblo nómada de Eurasia que emigró hacia Europa central y oriental en
el siglo VI.
3 Dicho de una persona: De una antigua nación germánica que se unió a los hunos bajo Atila, y, vencida después por
los ostrogodos, se fundió con ellos.
4 El gastaldo era en el reino lombardo de Italia un funcionario responsable de la gestión económica de una parte del
dominio real. También tenía poderes militares y judiciales. Esta función sobrevivió a la caída del reino lombardo
(774), tanto en el norte de Italia como en el Mezzogiorno, en el ducado lombardo de Bénévent y en los principados
lombardos de Salerno y Capua.

También podría gustarte