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Bruno Zevi

sobre Frank Lloyd Wright


Arq. Carlos Díaz
Resulta atrevido y complejo establecer la prominencia de quienes construyen la
historia de la arquitectura, pero hay razones fundamentales que declaran las
producciones de Bruno Zevi como, obras cumbres en la historiografía
arquitectónica contemporánea, junto a otros historiadores como Nikolaus Pevner,
Walter Curt Behrendt y Sigfied Giedion.

Los trabajos de Zevi, se desarrollan a través de numerosas publicaciones, en las


que se destacan, Hacia una arquitectura orgánica (1945), Saber ver la arquitectura
(1948), Arquitectura e historiografía (1974) e Historia de la arquitectura moderna
(1975). El primero de estos, a penas saliendo de terminar sus estudios en
Universidad de Harvard bajo la dirección de Walter Gropius. Esta obra define la
posición del autor, en la que presenta una interpretación del desarrollo del
pensamiento arquitectónico, desde la crisis del racionalismo hasta la difusión de la
tendencia orgánica1. Tema que le va a permitir ser el mayor defensor de las
teorías wrightianas. El principal objeto de lo que acá expondremos.

Entre sus escritos se encuentran las elaboraciones de algunas monografías, una


de ellas dedicada con suma admiración a Frank Lloyd Wright. Para Zevi, Wrigth es
el Miguel Ángel de Vasari, lo coloca en todos los ámbitos y sobre todos ellos.

"Impresionista, heredero de los movimientos Arts and Cafts y Art Nouveau, cubista
y expresionista, luego racionalista e informalista, pop, minimal, e incluso también
post-moderno, Wright resume y estimula todos los ismos contemporáneos,
salvaguardando sin embargo su inmunidad" 2

En principio, podríamos argumentar que, la obra está dividida en tres partes


significativas, con cierto aire vasariano. En la primera (El continuo
redescubrimiento de Wright), el escritor destaca cuatro puntos críticos que
3
determinan, según él, la "herética figura wrightiana" en los que presupone; una
resonancia de su obra en la crítica, su formación excepcional, la utilización

1
B. Zevi. (2008). Hacia una arquitectura orgánica. Apostrofe.
2
B. Zevi, (1985). Frank Lloyd Wright. Barcelona. Editorial Gustavo Gili, SA. p. 9-10.
3
Ibíd., p. 9.
simultánea y flexibles de las constantes del lenguaje moderno y su capacidad para
comprender los problemas filosóficos, científicos y artísticos.

En segundo lugar se evidencia un apartado, ordenado de manera cíclica y


cronológica, que va explicando y mostrando las obras más importantes de Wright,
este, estructurado según los procesos de reinvención del arquitecto, como la
explicación de un "organismo vivo que nace se desarrolla y alcanza su madurez".
Por último el autor expresa detalladamente la biografía del arquitecto, seguida de
una lista de todas las obras explícitamente señalada de manera cronológica.

El continuo redescubrimiento de Wright

En principio, Zevi argumenta subtitulando, "Las vicisitudes de la crítica" 4, un


panorama en el que resalta las opiniones de los críticos que enaltecen junto a él,
los aportes wrightianos, en donde evidencia los continuos descubrimientos sobre
Wright. Enuncia en primer lugar a Eduardo Persico que atribuye, la "nueva
arquitectura" a los planteamientos de este arquitecto, incluso le mitifica exaltándole
como el "Cézanne de la nueva arquitectura".

"Asi pues, Wright, por el profundo sentido de sus obras y la resonancia de un estilo
que no sólo influyó en los arquitectos americanos, sino a los europeos, de Berlage
a Dudok, de Loos a Hoffmann, y a través de Tony Garnier incluso a Le Corbusier,
puede considerarse como el Cézanne de la nueva arquitectura." 5

Por otro lado cita un fragmento de las conclusiones de Giuseppe Samona en el


amplio ensayo entusiasta, realizado después del título de doctor Honoris causa del
instituto Universitario de Arquitectura en Italia otorgado a Wright en 1951, con el
que cierra este apartado. Resalta la brillantez en los procesos de análisis y de
integración del artista que, de hecho deduce que no sigue ninguno, que el
desarrollo de su obra está ligado a su espiritualidad y lo profundo de su ser, cosa

4
B. Zevi, (1985). Frank Lloyd Wright. Barcelona. Editorial Gustavo Gili, SA. p. 9.
5
Ibíd., p. 10.
que lo vincula y le hace relacionarse íntimamente con cada una de sus obras.
Destaca el encanto místico de lo que, según Samona, Wright demuestra por lo
distinto de sus obras, por lo que se quisiera ser pero no se puede ser. Una
deducción mitificante que hace mas bien referencia a un "semidiós", muy parecido
a la descripción de Vasari sobre Miguel Angel (el enviado de dios a la tierra).
Cierto carácter de mesías de la arquitectura.

"Para nosotros, el hechizo que se desprende de la obra del genio wraightiano es el


hechizo de lo distinto, es la atraccion de algo que uno mismo quisiera ser y no es.
Inconscientemente nos hemos percatado de que Wright se identifica totalmente
con sus obras, y esto ya desde el inicio del proceso creativo. Nos hemos dado
cuenta que el artista no tienen ningún programa preestablecido siguiendo un plan
preciso de análisis y de integración. Hemos intuido que la realidad surge de lo mas
intimo de su ser, como materia que se traduce en forma gracias a un espíritu libre
de toda problemática, descomponiendo y recomponiendo las apariencias
discontinuas dentro de una realidad casi religiosa, que rechaza la idea de concreto
y de abstracto y donde todo se convierte en materia plástica construida." 6

Lo que propone Zevi en este inicio es ratificar la fuerza innovadora del


planteamiento wrightiano, entre ellos los momentos resonantes de máximo
reconocimiento del maestro, como él lo llama. Establece de manera cronológica
"cinco descubrimientos", el primer descubrimiento llevado a cabo en 1910, cuando
Wright a sus cuarenta y tres años, es invitado a realizar una exposición de su obra
en Berlín7, en Alemania y Holanda. Sus obras entusiasmaron a arquitectos como
Mies van der Rohe y W. M. Dudok que vieron en ella el reflejo de sus ideales. El
segundo descubrimiento es paralelo al inicial que, se manifiesta en 1919 - 1920
expresada en la violencia matérica de la arquitectura del Imperial Hotel en Tokio.
En tercer lugar (tercer descubrimiento) en 1932, inspirado en las viviendas nobles
que demuestra en la exposición internacional Style, organizada por el Museum of

6
Ibíd., p. 14.
7
Ibíd., p. 11.
Modern Art de Nueva York. El cuarto descubrimiento, otorgado al estudio de las
obras de Wright ( Frank Lloyd Wright. Obras 1887-1941) acargo de Frederik
Gutheim y Henrry-Russell Hitchcock, otorgándole la medalla de oro del Royal
Institute of British Architects, en donde el artista se libera por fin de los ismos de
origen europeos. El quinto descubrimiento se manifiesta después de la guerra en
1939 - 1945 con la creación de la Asociación para la Arquitectura Orgánica que
promueve las lecciones wrightianas. De esta manera Zevi, establece los
momentos de exaltación que van dibujando su postura sobre la arquitectura
orgánica cuyo basamento se encuentra en Wright. Exalta la obra intelectual y
pragmática del artista, tildándola de revolucionaria.

Debemos aclarar que Zevi, usa el nombre revolución y el objeto revolucionario con
dos diferentes significados. Primero, como concepto, individuos o movimientos
para denotar su carácter innovador y su disposición de lo anti clásico.

"Wright es un revolucionario, como William Morris y como todos los pioneros" 8

Por otro lado, el significado es aquel de la revolución social. El autor cree que el
lenguaje de la arquitectura moderna es un arma revolucionaria por medio del cual
se pueden establecerse cambios sociales.

"Si realmente hablamos el lenguaje arquitectónico moderno, existen dos


posibilidades que nos enfrentan. O queremos que se nos permita expresarnos
libremente, o tendremos que demoler los obstáculos que nos impiden hacerlo,
tendremos que luchar la censura. ¿La especulación de bienes raíces amordaza el
libre discurso? Entonces debemos combatirla con un vigor que es conmensurable
con la importancia del lenguaje urbatectural. Pero nuestra causa se debilitará si,
una vez que el uso de tierra se halla colectivizado, nada cambia por lo que se
refiere a la censura arquitectónica, como fue el caso de la Rusia soviética." 9

La arquitectura moderna de Zevi se acerca más a la concepción utópica de la


ciudad de Wright, alejándose del vocabulario de las formas y arropándose con las

8
B. Zevi. (1950). Towards an organic architecture. London. Faber & Faber. p. 88.
9
B. Zevi. (2008). El leguaje moderno de la arquitectura. Madrid. Apostrofe. p. 57-59.
visiones vanguardista de los años sesenta. Es importante destacar que esto
obedece a la actitud anti clasicista evidenciada ya en Wright, en donde este
arquitecto debido a que, no conoce lo suficiente de la historia del arte como para
alinearse sobre un objetivo que defina su antipatía al arte clásico y de manera
general a la gran tradición figurativa occidental; pero es lo suficientemente agudo
para individualizar un principio de autoridad en la que se basa esta tradición.10 Sin
embargo Wright ve la cúpula de San Pedro como el principio de autoridad de la
civilización clásica y católica; en el rascacielos ve el símbolo de la civilización
mecánica, no condena el carácter mecánico de la civilización moderna pero desea
que la maquina este al servicio del hombre en su trabajo y no al contrario.11

En consecuencia, Zevi subtitula, El "antihistoricismo" wrightiano, como parte del


desglose de este apartado, resalta la libertad de Wright como resultado de no
haber estado atado a principios clásicos, su formación independiente y el ir contra
corriente. Expresa "no tener la intención de mitificar al artista" ya que a través de
su vida al igual que Brunelleschi, Miguel Ángel y Borromini, actua en constante
disentimientos, encontrando obstáculos al paso de su camino.12

Este antihistoricismo wrightiano del que habla Zevi, se refiere al aversión o el


"odio-amor"13 por la metrópolis americana. Contrariamente realza el destello del
artista en el desarrollo de su propuesta anti urbanística, la ciudad territorio
(Broadacre City 1931-1935) que se adelanta de alguna manera a la comprensión
de la sociedad del futuro, en ella toma en cuenta todos los modernos medios de
comunicación; rechaza someterse a una tendencia "histórica", para ello destaca su
proyecto del rascacielos cuya longitud es igual a una milla, como solución a su
proposición del desarrollo de la metrópolis.

Debemos argumentar, que para Bruno Zevi, la historia puede verse desde la
mirada contemporánea, buscando en el pasado los elementos que inspiren y

10
B. Zevi, (1985). Frank Lloyd Wright. Barcelona. Editorial Gustavo Gili, SA. p. 11.
11
Ibíd., 13.
12
Ibíd., 16.
13
Ibíd., 17.
configuren la arquitectura de nuestro tiempo. Rechaza las posturas de las
vanguardias de entre guerra que pretenden hacer a un lado a la historia, y en este
sentido, plantea una nueva lectura del pasado que establece relaciones profundas
entre la historia y la práctica de la arquitectura. Cada nuevo movimiento se
convierte en el vehículo hacia una poética, en la que el historiador se encuentra
netamente imbuido. Esta postura, basada en la conciencia estética determinada
por las directrices creativas de un momento dado.14 Zevi, deduce de Wright un
nuevo momento histórico, una poética instaurada en toda una obra que, con altos
y bajos o mejor dicho, de manera disonante va desdibujando las cargas clasicistas
atadas a la visión permanente hacia ellas mismas, instaurando un lenguaje que va
otorgando una visión moderna del pasado orientada hacia el futuro.

"Si es necesario que la arquitectura moderna informe a la historia de la


arquitectura con su espíritu de innovación, es aun más vital que la historia
renovada de la arquitectura, contribuya a la formación de una civilización más
elevada." 15

14
B. Zevi, (1957). Architecture as Space. New York. Horizon Press. p. 227.
15
Ibíd., 228.

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