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Hernán Federico Silva

Novela Amorcampo (2020).

Copyleft. Puede ser libremente circulado y citado con el consentimiento del autor en este tiempo
histórico de pandemia Covid-19.

Hernán Federico Silva. Edición Alba. Moradas: Bariloche/Fcio.Varela/ /Polvorines.


Diseño de colección: Lou Baumann.
Fotografía: DIO.

Descarga obra piano /prólogos cuidados. Colaboración edición:.


amorcampomusical@gmail.com.

Prólogos edición para obra musical al cuidado de Augusto Matacotta, Poeta, Escritor (Arg)/
Jeremías Albino Martinez, Escritor.Lic. Literatura (Perú).

Dirección, composición musical literaria/piano: Esteban Pena. Hernán Federico Silva. Estudio:
DojoZound, Grabaciones: Matías Ezequiel Burgos.

Edición, corrección en el texto: Alguien/es. Literatura colectiva. Agradecimientos: Pablo Martinez.


Carolina Figueredo. Violeta Campanella. Martín Santiago.

Detalles, correcciones/descorrecciónes del texto: Augusto Matacotta.

Colaborar a : web@Linternanoticias/Centrocultural@Sudaka/ @roquedaltoncasatrabajadorxs.

A: Quienes luchan por un mundo justo, cada día. Cada día.

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Como leer (o no) una novela.

La analogía podría ser la siguiente: Santiago Américo Constantino representa Argentina, Melba Ríos
la Revolución y Amorcampo la espiritualidad.

Dicha novela es la narración en voz alta, con omisiones, accidentes, torpezas gramaticales. Voz alta
y escrita, desconcertante y ocultamente poética de Santiago Américo Constantino en la relación con
Melba Ríos. Amorcampo la figura clave, es el último y el más pequeño de cuatro hijxs con diversas
parejas que tiene Santiago Américo Constantino.

Santiago sobre al amor, duda, al escribir y al decir, oculta tras de sí, una presunta vocación poética y
exaltada pasión idealista en la figura de Melba Ríos, éste personaje, que es figurado como la imagen
romántica, de toques mesiánicos y rayos fulgurantes idílicos en medio de una crisis política
económica y social inminente, precedida por el régimen neoliberal (2015/2019).

Melba Ríos sintetiza la revolución y revuelta. Ambos personajes se conocen durante una exposición
artística en Zona Norte. Santiago es un gerente de negocios deportivos, privilegiado, aventurero y de
clase media alta. Melba es una artista reconocida y militante social comprometida. Parecerían ser dos
mundos desencontrados.

Pero no.

Amorcampo intermedia entre dos extremos, ya que por un lado Melba sacude el paisaje, anunciando
siempre un nueva proyección y trasformando la vida y su entorno interior y exterior (revuelta y
revolución) para recrear configuraciones políticas en comunidad, plausibles y viables, de resistencias
o como contrafuerza en el contexto de crisis neoliberal pero, que a su vez, se contradice con la relación
con Santiago. En cambio el personaje de Santiago Constantino, compone sus historias a través de
vericuetos sexistas, despolitizados, capitalistas, heteropatriarcales y familia nuclear, en mimesis al
tiempo presente de fetiche y la enajenación de su realidad y pertenencia de clase.

Santiago, siendo un amante deportista se decide a inscribir en un taller, escribir poesía sólo por el
amor a Melba. ¿Qué puede ser una relación entre polos opuestos, qué vivencias y elementos
componen una realidad forjada por la política económica decadente, en qué circunstancias trágicas
como profundas, abismales y sutiles, puede sentar las puertas el corazón? Amorcampo en silencio,
sintetiza esta apuesta, con su infranqueable y sutil presencia.
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“Estás ardiendo. Y lo que te quema es el amor o es el fuego”.

Mawlana Sheikh Nazim al Haqqani.

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Capítulo uno: Del amor
Empiezo. Me pasa todo aún. Todo lo que dicen los escritores y mucho menos de lo que dicen
las películas o las series actuales. O algún periodista del deporte. Que digo, em, en, e, escribo
o falsifico la voz, que no puede ser mía: la del poeta. ¿Estaré saltando, arrastrado más allá
del arado?, que como siempre ¿parece escapar ese arado del surco? Quién dice eso, em, e,
traducción: me pregunto si estaría en un arado de locura, em, e, del amor. El Arado es una
herramienta de campo para remover la tierra Y Amorcampo es mi hijo. La tierra es
Amorcampo-de cuatro hijos, el más pequeñín- La tierra era con Amorcampo. Y Melba un
cuerpo que se removía a cada instante en el delirio ¿Qué se me mueve, que se remueve?
Locura del río....eso, sí eso es! e, em, en delirio al arado de amor. Por Melba. Pero Melba fue
eso, delirio, río, locura, arado. Y en el medio, Amorcampo, mi hijo. Amorcampo es el último
de mis cuatro hijos, el más pequeño. Ningún hijo tuve en la relación con Melba.

Melba siempre estaba con sus “pinceles”, escapando de las escaleras del infierno social.
Amorcampo amaba a Melba. Melba a Amorcampo.

Escribo ya, después de mucho tiempo y de ejercicio, me llevó, uff, uh, años escribir así, tan
mal, tan, dudar, em, e, y sentir así, como un poeta. Bah, poeta. Un poeta es un poeta en
cualquier parte del mundo. Pero yo no soy un poeta. Ni soy un arado, es decir, una máquina.
Soy esto que soy. No todo el mundo es poeta. Yo finjo ser poeta. Como el poeta, yo no me
aferro a todo. Me aferro solo, si, solo así, a enterezas. Como el buen jugador de rugby, más
bien yo era un buen jugador- Melba despreciaba el rugby por la elite, el jugador de rugby
precisa estar atento, atento con el resto, si se perdía el foco en el campo, se era devorado por
el roce y abatimiento de otros cuerpos, con violencia. Pero el rugby no es como la poesía, el
rugby enseña respeto, apoyo y amor, la poesía no sé qué es. Quizá violencia. Quizá, quizá.

Fuerza. Fuerza como, em, e, un crush (o un blum!) en el corazón!, eso era Melba, para mí.

Melba además de despreciar “el sistema”...detestaba la violencia patriarcal y me mostraba


los subrayados del capítulo 24 del “Das Kapital”, de ese “Marx revoltoso endemoniado”,
decía ella “con violencia, enfermedad, plaga blanca, sudor, lágrima y sangre, se masacró
América”, chorreada de “sangre del lodo hasta la punta de los pies, que es, magníficamente:
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barro”. Y además “como pueblo tenemos el corazón atrapado por el miedo dólar, merecemos
lo peor” a la “tierra, la primer violación, antes qué la literatura”. Para Melba toda historia
servía al presente, y como ayuda a no repetir errores, para Melba, el capitalismo, como
modelo, como relación “Nace, hace, vive con ese terror violento hasta nuestros días”. Y yo,
que pensaba, que faltaba en el tiempo, meditaciones, jardines o flores, pensaba yo, también,
en la tierra, en el arado, o mejor, en el campo, ¡con cierto aire! Junto a Melba. Eso del arado
y las flores hablo, del rio de vida y de la muerte hablo. Hablo de eso. Siento en el corazón
más que en el estómago. La locura, el corazón, el arado y las flores que van de la mano. No
hace falta decir nada más. Ni nada menos. ¿Cómo fue que se perdió? ¿Cómo fue que perdí?
¿Em, e, por qué la perdí? Perdí. ¿Acaso puede alguien perder? Se pierde el que cree tener
algo. ¿Tener algo? .

Capítulo dos: Melba, que me hiciste bien.

Tener a Melba. Me puse a estudiar letras- con una obsesión firme- y poesía, poesía de la
mejor, lo que nunca me agredió, lo que nunca entendí, la que nunca me atacó, en definitiva,
lo que nunca interesó: la de Argentina revolucionaria de comienzos del siglo veinte a
veintiuno que me recomendaba mi hermano, sólo por Melba.

La Maestra de taller de escritura-yo le digo maestrita- me dice “gran poeta”. Y a mí me da


sonroja porque me queda grande. Repito, perdón. “No pidas perdón” decía la maestra. Pero
por eso del poeta. Nunca quise ser poeta, y ahora hablo de poetas y de poesía. Em, e, corrijo:
Arranco la historia como lo que se oculta y no soy, como poeta. ¿Un poeta no se dice? Pues
es este, es un relato, cuentito, de mis recuerdos, de mi libretita, de poesía y vida a la vez,
entre Melba Ríos, de su pelo de seda trigal, y de mi último de cuatro hijos, es Amorcampo,
el más pequeñín. A Amorcampo no lo tuve con Melba, con Melba no tuve hijos.

No tendría sentido contar nada si no fuese para aliviar esto que siento, contar, tratar, al
cuentito, digo. Se trata de contar el cuentito.

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Melba me enseñó a ser poeta y atento sin- aunque hiciese lo infinito- dejar de amar el deporte,
el sexo y la estupidez frívola del negocio. Yo la imité por un rato. Y a mi hijo Amorcampo.
El sí tiene belleza de poeta. Escribo como poeta como ejercicio para imitar a mi hijo, toda
infancia es poesía y- otro tanto- para alivianar mi sentir por Melba. Pero yo no soy poeta, ni
tampoco tengo poesía, em, e, claro que tengo, tengo dinero, pero ni sé, que es, que es ser un
poeta bien. Como me dice la Maestra de narrativa, del tallercito de literatura: “Escribí
Américo, no pienses, cuidado en repetir y ser reiterativo, escribí”. O “si ves algo intuitivo,
seguí por ahí, no cortes ese ambiente, no te reprimas, escucha esa voz extraña”.

Melba decía: lo de la voz extraña es una boludez. Sé sincero, sé vos.

Nunca era yo. ¿Alguien puede saber quién es?

Me presento. Mi nombre es Américo Santiago Constantino. Papá me puso Américo de


nombre porque decía que él de joven- muy esporádicamente- em, e, había sido anarquista, y
qué a Madre le gustaba los ojos de una tal América Scarfó. Por eso me puso Américo. En la
familia me llaman Santiago, y nunca me dijeron Américo. Esa historia la entendí con Melba.
Antes no sabía dónde estaba parado en cuanto a ideario. Aún día menos. Aunque suelo leer
el diario. Leo la Napzión. Leo Olé-o. Leo poco. Pienso Mucho. Hablo lo necesario. Voy
aprendiendo, em, en, e: A vivir.

Melba estaba empapada de política. O de anarquismo, si es que se puede decir, de un


anarquismo político de verdad. A mí el anarquismo me pareció siempre algo raro. Em, en, e,
no era un movimiento para mí, sino más bien, algo vetusto, viejo, añejo, como una tontera
de sorna o como una estrella que no desata ningún sol. Eso. La maestrita del tallercito de
escritura me dijo que era muy primitivo el anarquismo, que ella cuando era joven era “algo
antisistema, “contra todo”. Mi hermano tiene influencia de escritura de ese tipo y leyó mucha
historia de ese palo. Yo no sé enteramente nada de corrientes ideológicas, menos aún, de las
radicales. Em, en, e, pero sé lo que vale un cuerpo, lo que es el cuerpo, o lo que aguanta el
cuerpo en un desierto. Yo he viajado por Oriente y sé cuánto vale mi cuerpo, en ese sentido
tengo el interior amplio. He transpirado mucho. Sentir las voces en el cuerpo desértico, la
resistencia al pisar la arena, el ejercicio, el viajar. El viaje no va con las ideas políticas

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anarquistas revoltosas. Em, e, sostener, ¿que puede sostener este cuerpo?: puede sostener una
carne con fuerza, no es el caso de las ideologías.

Tengo cuatro hijos con diferentes mujeres. Mis otros tres hijos son montañas que brillan en
aguas heladas, em, en, e su amplitud versátil. Y no tienen nada que ver con el anarquismo ni
mucho menos con lo social en sentido “político”. Amorcampo es la excepción, es otra cosa,
se parece y simpatiza con Melba. De igual manera, mi ignorancia em, en, e, cambió cuando
conocí a Melba ya que nunca me convenció el arquetipo total que se le asigna a los
anarquistas de “tirabombas” o “capucha molotov”, sino más bien, parecía la historia retratar
otra cosa, de ese movimiento, más bien, algo de Amorcampo.

Mi abuelo Rubén decía del movimiento de masas anarquista que eran “vínculos afectivos
compasivos y de idea platónica más que con otra cosa” y que “los despreciaba por esa misma
razón”. Rubén es mi abuelo y mi brújula. Rubén abuelo es peronista, el Abuelo Rubén dijo,
em, en, e, me dijo, que el anarquismo proponía “huelgas generales” y una “revolución social
total” a principios de siglo, que en esas huelgas tenían consignas tales como “Huelga para
toda la vida” y que en ese momento, en periodos de entreguerras estaba bien, en el presente
era una “forma infantil” de ver el mundo. El abuelo era rudo y peronista, em, en, e, casi como
todo el mundo, tiene prejuicios con el anarquismo. Papá fue anarquista esporádicamente,
Abuelo rudo, y me pusieron Américo, pero me dicen: Santiago. Mi nombre es Santiago
Constantino.

La relación con Melba nunca fue infantil ni inmadura, con ella aprendí a vivir, em, en, e, casi
dulcemente o sutil, em, en, sutilmente. Pero la relación con ella fue “rompehuelgas”.
Organizábamos algo, y al instante, se caía nuestro mundo. Después se levantaba el mundo.
Se caía y levantaba el mundo amoroso porque ella decía que tenía que irse con las suyas, con
la comunidad. A veces sostenía, o nos sostenía, a veces, más de las veces ella me sostenía,
sobre sus manos. Melba tenía una obsesión por la ética, por el quiebre, por la ruptura, por la
separación. Mitad de veces en retaguardia mitad de otras:

-“Scarfó de comité”.

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Que era “paciencia en una espera de clase”- según Melba-, eso significaba resistir, resistir
en tiempos de crisis. Era dosmildiecisiete. Cuando se juntaba en asamblea ella sola se
entendía, o estaba con su perfume de pinceles. Melba hacía garabatos al aire como si fuera
un ajuste de cuentas con la caligrafía árabe, no sé qué quería hacer, no sé qué quería decir
nunca. O tampoco entiendo de qué hablaba, si pensaba sola. Em, en, e entrabamos en
conflicto. Me gustaba su perfume y me gustaba su voz. Eso. Su voz era con convicción. Por
eso el conflicto. Mitad conflicto. Mitad de otras veces abierta, mitad de otras veces, en lo
íntimo. Para mi estaba plagada de citas o teorías que poco o nada tenían que ver con la
realidad. Nos sostenían el cuidado y las charlas en nuestros trabajos, la comida, el cocinar,
em, e, el viajar, el sexo y del otro lado, el mundo dentro de lo humano. El arte en Melba me
permitía serenarme. Pero yo no soy poeta, ni artista. Melba sí. En realidad ella era, en sí, era
el mismo arte. Lo que se llama: pasión, dolor, alegría, belleza y todo eso junto, eso, era Melba.

El amor como yo lo comprendía, lo entendí bien con ella. Siempre creía en las parejas
artificiales e infinitas, todo eso se quebró. Pensando, em, en, e, la relación con Melba era
muy distinta a cualquier género, un tanto “revoltosa” pero no llegaba a ser algo nunca quieto,
por la cuestión familia ella tenía prejuicios, contra toda mi familia.

Si sufrimos era por amor y si amábamos era aún, por más amor. Por ejemplo, cuando alguien
sufre, para y por los demás, está sintiendo cierta fuerza verdadera, decía. Eso no se duda. El
que sabe de dolor, todo comprende, todo ama. Pero no debe quedar allí.

Tanto Papá me hablaba de los grandes maestros de la música, que tanto amaba- Braxton,
Armstrong, Coltrane, Debussy, la Argerich- em, en, e apasionadamente. Escuchaba Papá, la
técnica idiomática en el sonido, la célula rítmica desencadenante, el tiempo motivo, furtivo
melódico, una línea armónica o un entramado en tensión.

-“Eso es como el amor” - me decía Pa,- “Escuchá a estos genios, ¡tienen una divinidad! una
¡entrega total! Sin reservas”.

Sin reservas. Melba utilizaba esa expresión. No para la relación, sino para lo social. Sigo el
cuentito, este relato, bah. El de amor con Melba. Como en la música, el amor es parecido,
sino igual. El amor se trata de beber aire entre los árboles. El amor es de la totalidad en
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relación es, relación y ya, sin etiquetas. El amor es hablar en silencio y escribir en voz alta.
Eso se perdió. Y la entrega. Entregarse, jugarse, arriesgarse. Y no vuelve más. Y no va a
volver jamás. No se repite. Estoy empezando a reescribir esta historia, con lo que me sale,
con lo que puedo, con las fuerzas que tengo. Me comprenden y acompañan mis cuatro hijos
y las madres de cada uno de ellos. Lo hago como ejercicio también, y por cierto. Por esta
relación soy distinto. Ah, em, en, e. Soy, en momentos, lo que odio de mí mismo. Lo que
hicieron de mí según Melba: masculino blanco heterosexual. No soy bueno, tampoco
hipócrita. Estoy escribiendo, el cuentito, para purgarme, intento escribir, poéticamente, sea o
no, soy bastante inerte para aceptar que estoy aprendiendo de la autocrítica, y escribir. No
soy bueno escribiendo, em, en, e, estoy escribiendo, como me enseñó la maestra. Escribo
como pienso y hablo. Como siento. Mi hermano sí es bueno, él sabe una barbaridad, vive de
esto, de la escritura. Me sale lo que sale.

Nuestra vida es, em, en, e, no tan cuentito, no tan relato, no tan idealizada. Es más
desgraciada, menos utópica de lo que planteaba Melba. Pero es necesario que escriba. Yo no
sabía lo que iba a amar. ¡Y ni siquiera que iba a escribir poéticamente! Acerca de este
encuentro. Fuimos dos mundos tan distintos. Escribo acerca de Amorcampo y Melba. O,
acerca del amor. Que es ya, lo mismo.

Anotaba en libretita, hacia anocheceres: “Todos valemos lo que no sabemos de nosotros


mismos. Entonces se afirma el pasado y ya no se puede volver a él. Cuando se abre el
presente, ¿del amor en todo?”.

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Capítulo tres: Amorcampo, hijo.

Llovía y Amorcampo había hecho un barquito de papel. Con sus manos frágiles se permitía
hacer también avioncitos. Paseó su barquito en un charco. Lo dejó rebosar por encima del
agua y el viento dió un envión volteando ese mismo barquito. Sin inmutar ni perturbar los
avioncitos en el suelo, Amorcampo me miró con los ojos entusiasmados y después se fijó en
Melba. Y ella, con la cara mojada por la lluvia, no dijo nada- Melba no sonrío.

- Amorcampo me hace recordar a una poesía de Rumi, el poeta del gran amor- asintió Melba.

- Em, e, no conozco a Rumi, Melba. Dije en aquellas tardes de verde.

- O, ah, ¡sí!, me hace acordar a una linda frase…. (Se agarró la cabeza como si pensara en
algo del fondo de su biblioteca mental), ¡a si! Me hace acordar a “!El silencio verde de los
campos!” es parecido a decir Campoamor, ese escritor español- Replicó Melba.

-Me lo recomendó mi hermano al nombre para mi hijo.- Sostuve, jactante aquel día.

-No es tu hijo, es del mundo. Al buen paisaje verde, de tu quinta, me gusta verlo en vida!,
correte- miro el horizonte como si encontrase una respuesta del paisaje- fíjate Américo…
Campoamor era un escritor conocidísimo pero ese nombre lo tenía. Américo o la frase “el
divino silencio verde del campo” ¡esa era! o “el silencio verde de los campos” algo así, es
conocida también. Me gusta esa frase, me encanta esa frase, es muy poética por el sentido de
las tres palabras remitiendo al lugar silencio/verde/campo. El fachistoide de Borges también
habló alguna vez de esa frase de Carducci de esta misma manera.

- Ah mira, no conocía ese escritor...em, en, e Carducci, ¿Por qué lo del fascismo en Borges?,
es un escritor y lector brillante, enseñó a pensar libremente.

- Caigo en resumen, es un tipo que reivindica la pluma y la espada, como Lugones que
respaldaron y fueron funcionales a la derecha, pese a que ellos mismo creían ser

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“anarquistas”, cuando se “personajean” o “traicionan” a sí mismos, por una boludez interna,
de ver las posibilidades de máscaras del humano, fracasan en detrimento de la dignidad ética,
es como casi todo el patriarcado. La espada es la sangre, que por el honor y la virilidad tiene
que conquistar. La nube de pedo Cosmopolita. La pluma, el privilegio de no volcar la
erudición a favor de la crítica para las masas oprimidas del sistema, y el desdén por la alegría
obrera. Eso es de, fascistas. Aparte, la adhesión a Pinochet, la foto de él, de Borges con
Sábato, junto a los militares, yo no te la robo!, esa imagen habla mil veces más que todas sus
metafísicas laberínticas- Salpicó en voz con encono errático y enojada al final Melba.

-------Un pájaro cantó, y el pequeño de Amorcampo, se puso a observar y seguirle aquella


tarde verde, de campo.

En otra tarde la recuerdo en el mismo sitio- mi sitio- a Melba en la “Quintino” recostada en


un colchón en la lanchita, estiraba con sus brazos en alto signo de despojo su fuerza, sin
embargo, al instante, se desvaneció suave, miraba fijamente el cielo azul inmenso, sus ojos
se fundieron en un mismo color y sintonía con las nubes. Después de un día largo y agitado,
organizó en grupo con sus compañeras un evento, el fin era, em, en, e de las tantas veces,
recaudar fondos de lucha para acompañar causas de varios detenidas si mal no recuerdo dijo
Melba. Y, recuerdo que hacía de todo, toda tan rápida y veloz, desde “ferias itinerantes de
productoras”, rifas, loterías, recitales y peñas para los de la zona obritas de teatros politizadas,
“recitales a beneficio”.

Me llamaba la atención lo que sabía de teatro. Todos sus microguiones, estaban influenciadas
en un tal, em, e, Sa, Sánchez, Florencio o Barletta, Leónidas o un tal Batato Barea, Batea o
algo así-otro de tantos-, em, en, e un escritores de comienzos de siglo 20 y 21- pero ella
amaba más actualmente las narrativas de una tales, algo así, como Marías Enriqueta y otra
Morena, creo, algo así, y admiraba críticamente en historia, pese a su distancia ideológica a
una tal Bellota, Araceli, era algo así, que yo no conocía, nunca nada de la infinidad de autoras
que mencionaba.

Melba aquella tarde estaba llena de pinturitas en las manos, esparcía su mirada por el espacio
oceánico infinito del aire en nubes, em, en, e, que ya a esa altura, la figura de su entornada

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piel era un desierto de reposo. Su pelo trigal mostaza era de un brillo increíble. Sus manos
no eran delicadas, eso daba otra fuerza. Al rato se levantaba, meditativa y empezaba a recitar
palabras en voz alta en contra del Estado y el mercado, e invadía la atmósfera con perfume
artístico. Iba en busca de cartulinas, agarraba los mejores colores y cortaba en forma de
trenzas esas cartulinas para hacer panfletos, repartirlos luego en cada evento, o para, así de
pronto, en algún futuro quizá, hacer un ejercicio didáctico con “Furar comunidad” (Fu -era
por fuerza- y - rar -por una cuestión cibernética-) donde escribía con sus compañeras sus
textos, me dijo alguna vez:

-Es una boludez preguntar o decir lo de la canción: A dónde va la gente cuando llueve, ¿Qué
pensaría tu viejo?, queda mejor, a ¿dónde van los que no luchan?- y miró a mi hijo
Amorcampo,- y ¿los que se entregan?- me miró a mí, y ¿los que lloran?- miró a la nada.

-Em, en, e no sé- le había dicho.

-No sabes nada! ni de música ni de política ni menos de luchar…. sólo del deporte ¿no? -
Sentenció.

Melba decía que los mejores eran las poetas porque jugaban. Y rimaban. Sabía que rimaban.
Me gustaba que dijera cosas fuertes sin que las entendiera del todo.

No saber es un halago.

Meditaba en semi silencio en la Quintino. Los intelectuales se pierden en la duda, o en el


deseo de querer saber siempre más, y muy pocas veces están satisfechos. En cambio, los
amantes se funden y se pierden, se ahogan en las aguas del desconcierto, em, en. e, el, en el
amor.

Melba declaraba enfáticamente en los días verdes conmigo:

-Las poetas no lloran ni se entregan, ellas luchan y juegan. Mirá a Amorcampo!-

- Melba, mmm.., ¿qué pasa con Amorcampo?

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-¿Me explayo?, juega. Amorcampo juega. La sociedad violenta con la infancia. Me apena
que se ignore la fuerza de dos cualidades máximas de la niñez. Una, que es la de procesar
quilombos enormes sin crisis ni ataques de pánico y la otra máxima, es la poca noción de lo
imposible del niño. Cuando un adulto habla de ocultarle realidades a un niño como
Amorcampo o deja de explicarle cosas en nombre de la “protección” creo que se está
protegiendo a sí mismo, a lo quisiera no saber o no pensar, cuando en realidad Amorcampo
absorbe y contempla situaciones e información nueva como pocos adultos lo hacen. Hay una
forma romántica burguesa de asociar infancia con ignorancia, atemporalidad y edulcorante.
Eso creo que es un deseo adulto. Es un deseo tuyo Américo. Y cuando ese deseo se convierte
en decisiones aplicadas donde se miente, se restringen explicaciones y fantasías, con eso sólo
se prolonga una generación más el modelo de adultos avestruz.

- Em, en, e… no entiendo lo que decís Melba.

-Américo: luchá por Amorcampo, porque critique a toda su herencia de privilegio, o al


menos, que sea conciente, o que sea libre, por infancias menos negacionistas y de ataques de
pánico, y más preguntas y silencios para procesar antes de la próxima pregunta.- Finalizó
Melba, y de inmediato se puso a pintar, tenía trabajos encargados.

Esas palabras me quedaban. Em, en, e, era todo lo que nunca había escuchado, en cuerpo y
voz. Cuerpo solitario pese a estar en comunidad y tan frágil. Su pelo erizaba el contenido de
su fuerza. Tuvimos una relación en plena crisis, duró poco. Fue profunda. Lo más profundo
de mi vida.

Lo más profundo de sus manos.

Anotaba en libretita, hacia algún atardecer: “Todo lo valedero se disuelve en las manos”.

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Capítulo cuatro: Comunidad Furar.

Melba se quitaba los lentes de sol, me miraba con sus ojos claros pelo trigal, agarraba uno o
más libros- ay cuantos libros (ah) ay- totalmente subrayados, o exageradamente subrayados
con lapicera roja, pero parecía que estaba pintado. Parecía siempre que estaba pintando los
libros, pero ella los criticaba.

Y –ay (ah!)- me decía: “A ver si, compartimos”.

En otra tarde repleta de libros Melba no paraba de buscar “fuerzas espirituales” en los libros.
No podía disimular estaba triste por una compañera (su gran compañera sufría por- ah, por
otro desalojo). El día a medio pelo de atardecer había emborrachado, contagiando su
humedad, nublado al compás de un frío leve, no había oscurecido del todo aún. Melba reposó
su espalda en un árbol de la quinta, con el pasto verde como telón de piso, sus rodillas en la
tierra, se quedó en pausa. Melba había luchado -y llorado- en grupo, em, en, e todo el día por
el caso de una compañera que había tenido unos problemas enormes con la vivienda y sus
hijos. Y también discutió aquella vez, en conjunto con un grupo de sus mismas compañeras
de algún sindicato organizado de cierta izquierda, que no recuerdo el nombre.

Amorcampo era sensible a lo que pasaba. En ese momento veía la tristeza de Melba- em, en
e, de la cual yo no me había percatado- y hacía todo el pequeñín para revertir la situación.
Amorcampo tenía una bufanda blanca, ni tan larga ni tan corta y cuando se paró Melba del
sostén del suelo terrenal y el árbol como columna, la sorprendió Amorcampo de atrás,
tapándole los ojos y diciéndole:

-¿Cuántos dedos tengo?

Melba se rio inmediatamente y quedó sin poder ver. Pero em, en e, empezó a caminar
deslizando las manos lentamente al aire para orientarse, como quién busca en el oxígeno
alguna respuesta con las manos para todos lados, e inmediatamente, equilibró, como una
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sonámbula- No veía nada con sin los ojos, em! (jajá,) tapados con la bufanda. Amorcampo
se trasladó impulsivamente, frente a ella, como un espejo. Melba se quedó quieta,
telepáticamente sintió a Amorcampo, que levantó una mano derecha, levantó dos dedos, y
después con la izquierda, em, en, e mano izquierda, levantó cinco dedos al aire, la otra mano
en frente del cuerpo de Melba: en total daban siete.

- ¿Cuantos dedos tengo Melba? Amorcampo era hermoso cuando jugaba.

-Cuatro-dijo excitada Melba.

-No- respondió riendo el Amorcampo.

-Cinco.

-No.

-Seis, tenés seis dedos.

-¡No! jajá.

-¿Siete dedos?

-Si.

Se rieron juntos. Y Melba lo agarró fuerte abrazándolo- Em, en, ¿cómo rugbier?. Jugaron un
buen tiempo hasta que oscureció. Melba cambió de ánimo. Y dijo algo que Amorcampo no
se olvidó jamás.

-¿Sabés para qué son los cinco dedos, Amorcampo?

-No.- Con cierta suavidad dijo el pequeñin.

-Son para recordar, tenés que recordar la mano, los números de dedos. La imagen o foto que
representa, te hace más fácil recordar cualquier cosa. Mirá Amorcampo, los seres humanos
tenemos huesos y neuronas, muchos. No recordamos. Los árabes, los que tienen tu bufanda
en el pelo, dicen algo acerca del recuerdo. Quién no recuerda, se pierde algo. Es como la

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historia, tus historietas, nadie recuerda la historia en general, así estamos. Mirá Amorcampo,
el dedo pulgar es para acordarte de que hay que “ayudar”, la imagen puede ser Lud tu mamá,
que va a lo de tu abuela a ayudarla, el dedo índice es para recordar que tenés que
“apoyar”, aquí ves a Cata o Jorge de la comunidad Furar, el dedo del medio es para recordar
que hay que “copiar lo bello”, la imagen de catalina cuando pinta, el dedo anular es para
recordar que hay que “laborar”, imagen de Jorge o Américo , y el menique es para recordar
que “estudies”. Bah, poné las imágenes mentales que quieras. Pero después hay que darles
vida.

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Em, en, e. Sin embargo, con Melba, no nos veíamos, solo una vez por mes, o a lo sumo, una
vez cada quince días. Pero estaban pasando cuestiones que yo desconocía, seguramente
porque me superaban o no las entendía, o básicamente no me correspondía. Tensiones,
diferencias, conflictos, desorganizaciones, movimientos o manifestaciones, ciertos escraches
en grupo.

La comunidad.

Melba estaba con la comunidad trasladando todo a su idea a mi Quinta. Todas sus pinturas,
todas sus bibliotecas, otros talleres y cocinas. Junto a sus compañeras. Yo iba muy poco a la
Quinta (bah- Quintino). La comunidad estaba teniendo también problemas de todo tipo. Era
insostenible el asunto, porque hay que mantener a largo plazo, un proyecto y movimiento
social, con crisis profundas, y aún más, con pretensiones de generalizarse. Em, en, en el
instante devienen múltiples problemas, donde el proceso de transición no era fácil en el País.
Menos para ejercitar una revolución, es decir, las “condiciones” parecían no estar dadas. Pero
el sentido del caos es inherente al humano, y estaban devastando el espíritu de ella, estaban
asediando las fuerzas- sus “fuerzas espirituales”- en Melba, se la veía devastada por la falta
de empatía con muchos colegas “masculinos” decía, falsa “conciencia de clase”, de género
de fuerza social para “transformar las relaciones de enajenación”. La crisis aumentaba día
tras día. Para Melba el gobierno oficial estaba ajusticiando a los de abajo, “como siempre lo
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hizo”, decía. Los sectores hegemónicos querían devaluar y el mercado era insostenible, el
banco central la venta de acciones, versátiles, disparando el dólar en instantáneo, para
beneficiar, em, en, e aún más los centros de poder de la cúpula empresarial gobernante
política. A mí me sonaba a demasiada conspiración.

No sé nada del amor. Y menos aún de política. Y menos aún no sé, de revolucionarias o no
sé qué, ni de organizar alguna revolución. No me interesa. Me interesaron un tiempo las
series, las películas, los deportes.

Lo que me sorprendió: la poesía. Em, en, e pero tampoco soy un buen poeta. Eso del poeta
hablo, de ser o sentirme poeta. Para mí, las batallas son el nuevo día de estar vivo, estar en el
cuerpo, y respirar en conjunto con gente, pienso y actúo por fuera de una máquina de crisis.
No es que no la vea o la sienta, sino que hay mucho por hacer, para transformar desde otras
ópticas.

El día es un casi celeste eterno por momentos, casi rotundos por otros. Las revueltas están al
abrir los ojos. Y el sol y la noche al poniente no ocultan ningún secreto. No estoy a favor de
los grandes negociados en extremo. Negociar, bueno, yo tengo negocios. Quiero que se me
entienda. Estoy a favor del acuerdo. Vivo para la vida y la vida me vive. La vida me pierde.

Yo no sabía que iba a perder. Perdí. Uno pierde recuerdos. Y recuerdo los días repletos de
verde, de campo y de amor con Melba. ¡Primaveral! recuerdo, en la “Quintino”- la quinta-,
donde se confabula una cierta “conspiración” de parte de la comunidad Furar, para derrocar
no sé qué o a quién. Mientras yo, hipnotizado, veía pocas veces en tarde al día, encantado a
Melba. Ella en tardes-sin bah politiquería-, tiraba una frazada al pasto, junto a Amorcampo,
esa frazada era mágica, estaba bordeada de colores dorados y verdes, se paraba arriba de su
frazada y decía:

-“Escuchá, yo te voy a cantar un tema, escuchame Américo”- y se levantaba de la frazada


que había arrojado al pasto verde. Y se paraba elegantemente como acróbata. Se ponía en
línea recta, mirando el estrecho e infinito poniente, básicamente, parecía una brújula que daba
la dirección al horizonte, juntaba sus dos pies firmes, se tocaba las dos orejas, cantaba en voz,
em, en, e moderada, un tema, imitando el canto de alguna artista.
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Tengo fotos de aquel día pero si reviviera de nuevo ese momento, no tomaría ninguna
imagen, me quedaría cantando aún más con ella. “A ver si nos comprendemos”. Y con
Amorcampo.

En cuanto a la comunidad Furar. El sentido se desplegaba em, en, e, en soledad y en conjunto,


desde el caos:

- No creo que vos puedas llegar a comprender este proceso histórico. No lo comprendió ni tu
abuelo Rubén, ni tu papá. La más a fin sería tu madre a esto que pasa. Ya tengo hermanas,
compañeras de lucha, que me acompañan, a vos Américo te necesito como Marx a Engels
quizá, para financiarme y aclarar mis ideas o Quijote a Sancho, para no dejar de soñar o como
Santa Teresa con sus afines, evitando todo misticismo recalcitrante.

-Ah.- dije rectamente.

-A la mierda!, (mierda, mierda) que mierda, que injusticia. Toda esta basura tiene que caer
ya. Se va a caer. Este sistema se tiene que caer, el patriarcado, todo junto va a caer, acordate.
Lo vamos a hacer caer.

- ¿A quién le hablas?- le dije pacientemente, en otra tarde, porque no había nadie en la


comunidad.

- A mí misma me hablo, pienso en voz alta de lo que escribo, para después hablarle a las
demás. Me tengo que reafirmar. Para después confrontar al mundo injusto–, enfatizó.

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Melba tendía a esos rayos. Era atea. Conocía de pie a letra las obras de algunos autores que,
en algún momento, lejano y muy por arriba- em, en, e, vagamente- mencionaba papá, pero
que yo no entendía: Proudhon, Kropotkin, Stirner, Malatesta, Michel, Tristán, Bolten, etc.
Los conocí estando con ella. Y también la curiosidad de mi nombre Américo, que era por
América Scarfó, la pareja de em, en, e Severino Giovani. Tengo un hijo que se llama Severino

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también, el tercero antes de Amorcampo, le gustan los números, lo tuve con Juana, juana si,
lo eligió, su madre. En ¡fin!, me contó Juana, que linda era Juana, que no era anarquista
como Melba, me contó alguna vez la historia de, la historia de Severino, que olvidé, pero a
mí siempre me gustó el nombre Severino. Amé alguna vez, a una mujer que le gustaba ese,
nombre, por eso, uno de mis hijos se llama así.

Mi papá es Santiago. Santiago, papá em, en , e como digo! Es también es primer nombre
Santiago. Siempre utilicé Santiago de nombre, em, en e, no Américo, porque llamaba la
atención. Nunca! em, en e, y sólo en dos años con Melba me llamaron así. Antes era Santiago,
que era igual al nombre de Papá. Eso de poner el nombre de tu hijo, por citar: José a tu hijo
José, es porque querés que siga. Papá quería que siga su sangre, poniéndome el mismo sello,
el mismo nombre.

La Madre de Melba todo lo contrario a ella. Profesaba el metodismo evangélico,


profundamente espiritual. Tuvo Alzheimer y falleció. Compartíamos la desgracia de la
muerte. La madre de Amorcampo, Lud, era parecida a la mamá de Melba. En algo de ese
silencio o espiritualidad me refiero, quizá también cierta depresión. No tuve hijos con Melba.

Amorcampo amó a Melba. Y a Lud, que es su madre, está con él, Lud está junto a él.

A Melba la conocí, Em, en, e un encuentro, que era de fiesta en el San Fernando. Cerca de
Quintita (bah, Quintino! Hay otras Quintas conocidas, como “Ombú”, “Mitre”, “Santa
Cecilia”) de allá.; Era de luces noches una exposición de Arte donde la vi por primera vez.
Por aquella fecha de crisis -dosmilquince- me la habían presentado unas amigas de mi
hermano, que estudiaban letras. Lo primero que escuché de ella no me interesó porque no
entendía, “que era una tipa muy inteligente”, “gran artista y comprometida socialmente”,
pero eso no me llamaba la atención sí no más bien, su nombre, y había conversaciones que
me intrigaban, entre las mejores amigas alguna vez, de mi hermano, que ya no se encuentra
en este País, mi hermano, todas ellas conversaban, voces disímiles:

-Viste Melba, quiere que los pobres tomen todo San Fernando. Que ocupen acá los ranchos.

-Si no sé, qué onda, se comió el cuento de una Pirí Lugones con Juana de Arco.

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-Es una loca, no quiere a nadie. Por eso es buena onda también.

- Quién es ¿Piri Lugones?

- ¿Está buena?

- Las artistas no piden permiso, jajá.

-Para mí es maravillosa, tiene todo el talento del mundo, pero se come la curva. Ese talento
lleva responsabilidad, no hacer tonterías como una comunidad petardista, quiere romper todo.

- No sé, a mí me cae bien, dicen que están con muchísimas chicas, preparando una revuelta,
una especie de conspiración por estos lados, por San Fer y el Tigre.

-Si, Piri Lugones la anarquista. Como los Lugones, los poetas de principios de siglo. En Tigre
Leopoldo se suicida con whisky y cianuro, ¿sabes lo que es eso? Sabés lo que es cianuro, no
tenés ni idea, te fulmina el estómago. Y después todo esa trama familiar de Lugones, el hijo
"polo" un funcionario de alto rango en la policía, suicidios, tragedias, inventa la picana
eléctrica.

- ¿No era cicuta?

- No, no, era cianuro.

-La sobrina Piri Lugones era una anarquista, mejor que su abuelo que era un descompuesto.

-Si, después la dictadura se la levanta, los milicos la torturan con el arma que había creado el
padre, la picana.

-¿La tal Melba es anarquista?, se dice que tuvo una madre artista y una abuela que le dejo
todo. Debe tener un apellido de algún magnate argentino como Lugones. Le dejaron la casona
por San Fernando o Tigre.

- Dicen que tuve una abuela loca, y que se mató.

- Que estúpidos son. Se peleó con su familia por el arte.

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-Melba vale por sus obras, es una gran artista, tiene talento y parece vivir libre, dignamente,
a eso, a eso digo.

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Me había quedado pensando que a pesar de tanto, no es bueno infringir improperios, chismes,
o al menos, intimidades, ni siquiera en bromas. O, lo que realmente es quizá dolorosamente
miserable, hablar de otra persona cuando no está en presencia. No es justo, no puede
defenderse o justificar o tan solo asir. Asentir. En el caso de la historia personal de Melba no
me interesó lo más mínimo. Y tampoco entendía bien lo de ese Lugones. Mi hermano me
habló un tiempo del escritor. Pero no es menor saber, que en ese tiempo, mi vida no tenía
nada que ver con la escritura. Yo amé, amo y amaré el deporte. Es mi meditación. Para mí
no hay nada más simple que el deporte. Es como beber y comer, salir a correr, y hacer
ejercicio. Es una vida para mí auténtica. De eso hablé en algún momento, de los deportes,
pero ahora escribo con otra voz, ya dije. La del poeta, gracias al tallercito. Otros rezarán,
otras se dedicarán a apostar, otros estarán haciendo negocios. Yo el tiempo que tengo libre
lo usaba para correr, ver series y- cuando conocí a Melba- empezar a leer, a los románticos
revolucionarios del siglo 20, pero que, em, en, e…no entendía.

Todo en la realidad conspiraba a favor de Melba, todo olía a jazmín en ella. Las flores se
llenaban de vida. Los gatos la buscaban. El silencio se impregnaba en la atmósfera liviana.
La cisterna del amor había vaticinado su esencia hacia los orígenes de fuerza.

Con Melba aprendí a escribir y vivir. A sentir la poesía. Me puse a pensar, en las veces que
había dejado de ser yo mismo para ser con las otras madres de mis cuatro hijos, ya no estar
con ninguna de ellas, y perder esa “autenticidad”, “felicidad” o esa “particularidad” que te
“vende el mercado” me diría Melba, de lo “novedoso” pero que en definitiva siempre es
cliché de moda, no critica la realidad y me pone bien. Dentro de toda esta vida hay algo que
“pseudollena”, que se adscribe y florece como tal. Esa “individualidad fetiche” que muy
críticamente, me decía, que era burgués individual, que mal comprendía el cuerpo, el valor
en sí mismo, “que nadie es una isla sola”. Pero con ella, nunca deje de ser. Es lo que aprecio,
lo que añoro, lo que viví, de la relación y su sinceridad para conmigo y para con Amorcampo.

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Capítulo cinco: Sexo, dinero y Amorcampo.

El mundo se sostiene bajo ilusiones, em, en, e, decía Melba pero que el amor no lo es. Y si
parece no querer cambiar esas ilusiones. Cuando traicionamos al resto, nos traicionamos a
nosotros mismos. El espejo revota el suelo a nuestro lado. ¿A quiénes estamos buscando?

Escribo así, como ejercicio para aliviar mi sentir. Em, en, e, yo no iba a saber nunca. Que
sentir el amor, tiene que ver con la muerte o la separación definitiva. Esto, es así, porqué así,
em, en, e, ¿A quiénes estamos tratando de encontrar? Si todo se supone que está en nosotros.
Pero queremos estar arriba del mundo. No vemos como los humanos traducen me decía
Melba, hacen “sus sueños brillantes en líneas de tierra”, es decir, mezclándose con el campo
aquí. Mi hijo es Amorcampo, el último de cuatro. Su madre, ya dije, se llama Lud. Pero
Amorcampo amaba a Melba.

Si el mundo se sostiene en base de ilusiones, parece no querer cambiar esta suerte.

Cuando termino las horas de trabajo, em, en, e, ya había contado. Es como si hubiese estado
metido dentro de una bañadera y después saliera. Siento el mundo como un baño frío, fríos
constantes con las muertes.

Entrego todo. Doy más de lo que puedo. Dejo mi vida en mi trabajo. Después me voy con un
vacío que sólo lo llena el oxígeno, el aire. Es importante el aire. Ir al campo, la quinta- la
Quintino-, cuando estaba con Melba. Melba y Amorcampo me llenaban de Aire. De frescura.
Melba, em, en, e me amó, porque siempre fui un hombre de carácter tranquilo, fuerte, de
deporte, de buena salud, y también de cierta ¿posición económica?. Salíamos y recorríamos
el País. Trazábamos mapas de viajes, es

“Como pintar el país a tu lado” decía Melba.

Por trabajo o por inquietud, en auto o en lancha, o en moto, viajar es mi aventura, el deporte
es el segundo nombre que traigo, em, en, e y vivo para recorrer, conocer y aprender de este
mundo.

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El mundo es muy, em, en, en, desde todos los rincones: “capitalista”. Pero yo lo acepto en
unidad. Sin distinciones. Me enseñó Melba a verlo con los ojos de la realidad de explotación.
"Mientras disfrutas de viajes, hay gente en la calle, durmiendo", decía.

Para mí, el, em, en, e sueño siempre fue esta vida de deporte, y seguir este ánimo, o abrigo-
Aferrarte a un sueño y pelear, por él, ser invencible por tus sueños. Discrepaba en Melba,
cierta moralidad, pues ella veía en sentido “negativo” los sueños, decía que “hay que
despertar todos los días del sueño”. Siento en el pecho más que en el alma algo eterno del
dolor y del amor, de esto, ya estoy agradecido, porque también, el que sabe de dolor, de todo
sabe, del amor sabe, no puedo lograr más.

Transformar la adversidad em, en, e, fortaleza. La comunidad, de lo poco que estaba, era eso
para mí, un ejemplo, em, e, de Furar o de Furor, en el poquito tiempo que acompañe a Melba.
Hay muchas maneras de caer knockeado fácilmente. Em, en, e, las muertes son las más duras,
y a mí me tocaron temprano. Pero así también la vida. Ya, dije ¿no?, escribo como poeta, no
soy poeta. Y tengo cuatro hermosos hijos. Cada uno con su singularidad. Con distintas
madres. No tuve hijos con Melba.

El cariño de la familia cercana, em, en, e, una poesía justa, son algo potente e infalible, que
lo resumía Melba- pese a que ella odiaba toda la cursilería -. Recuerdo conversaciones:

-El dinero no es tan importante, fijate la vida y su andar, decía.

- Para el que lo tiene- Me dijo Melba.

-Las personas no buscan un cambio radical Melba, em, en, e, no es necesario, hacer una
revuelta, ni mucho menos una revolución, muere gente. ¿Estás dispuesta a ver o hacer eso?

-De qué hablas, si, el principio de solidaridad es la fuente. La cooperación es lucha. Y el


ejemplo de un socialismo casi se podría considerar libertario, abre unas posibilidades
ecuánimes de distribución equitativa. Pero es un problema de valores, hay que aprender a
modificar valores.

-No sé.
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- No subestimes las trasformaciones radicales, es algo orgánico, profundo.

- Em, e, en, no sé, de verdad Melba, yo te dejo ser por tu poesía, por tu arte, pero por sobre
todo el amor de dejar ser.

- Eso de dejar ser es una huevada, dale Américo, basta.

------------ Hubo un Silencio atroz.

- El que se enoja pierde.

-¿Qué? Me estas cargando.

- Hace más sencilla la vida Melba, hagamos consciente que no está bueno lo que está pasando,
siempre te manejas con cierta pulsión sutilmente agresiva. – Respondí enojado. Y proseguí:

-Em, en, e no digo, que las cosas del sistema no enojen, sino que podes evitar descargarlo
sobre otras personas.

- Qué cosas del sistema, sé específico. Trato de no ser académica, yo no te machaco la cabeza,
ni para que pienses mis propios discursos reales, de que “bla bla bla” que “los modos de
relación y de producción del capital asentados históricamente”, con” sangre violación miseria
y violencia” en principio, sobre la “base de la propiedad”, de la “acumulación del fetiche”, y
de toda la “farsa moralmente aceptable”, “bla bla bla”. Siento en el corazón y en la mente
un cosmos nuevo, pero hay que luchar por emancipar para darlo. Y.. ahora voy en serio: hay
que derribar y cambiar todo, una revolución completa, esta vida no es la “soñada” que decís,
estamos mal. Hay millones pobres, el gobierno es una mierda, somos doblemente castigadas
por ser mujeres y encima vivimos en una miseria espiritual, y decís tonterías burguesas. Yo
no puedo soportar esa estupidez. Boludeces no.

- Creo que es difícil lograr que las cosas no te enojen.

- No son “cosas”. Argumentame, fundamenta tu posición artificial. Bueno, o hablemos de


algo más entretenido para vos, de sexo, de tu dinero, de tus mujeres, esas son cosas
importantes.
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- Dale, sos exagerada, te sigo el juego a ver.

- Pfff. No entendés las dimensiones de la ironía. Decime que crees de ¿tu dinero, del sexo
de las mujeres?

- Sería un, em, en, e gran hipócrita si te digo que no me gusta. Pero es un medio, no un fin.
El amor, las relaciones familiares, em, en, e, lo que me enseñó el deporte, mis negocios, las
mujeres con las que hice el amor, todo es un aprendizaje.

- Que interesante…. (Melba actuaba que estaba interesada)

- Si, Melba. Yo no me imaginé que la vida me iba a regalar hijos hermosos.

- Jajaja, ¡sos tremendo!,pfff” es un golpe bajo hablar de tus hijos. Yo te estoy hablando a vos.
Que es tu condición interna de clase que te permite sentirte parte del funcionamiento del
mismo y sus privilegios por tu sexo, tu dinero y tu atractivo físico, y no criticarla para nada.

- Em, en, e ¿eso es malo?

- No, es. Forma parte, no hay que ignorarlo.

- Me encanta tu mirada Melba. Y cuando desapareces por semanas- ni mú. Em. en, e, tenés
una visión crítica, que me encanta porque no lo entiendo. Tu visión poética y artista es
optimista.

-Estoy enamorada de Amorcampo, no de vos.

- No me alcanzan las palabras, solo al verte, em, en, e tenés una mirada preciosa, me encanta
todo de vos Melba.

- Bueno, saldría corriendo, pero te conozco.

- Em, en, e, cuando era chico, me gustaba pintar también Melba, hacía dibujo de la 4x4 y un
perro de pelo largo rubio.

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- Mirá, tu clase te acompaña en todo, con respecto al sexo, al deporte, a las mujeres, yo
conseguí esto que amo, cierta fuerza interna, por sufrir, es un carácter de vida, pero no es
superficial.

- Em, en, e Melba, ¿soy para vos mujeres, futbol, deporte, fetiche?. Cuando abrazo a mis
hijos soy sincero, soy así, con el trabajo soy así, descubrir que tengo un estilo, em, e, de
aventurarme, para estar en el mundo, así, es la forma de verme reflejado en el espejo de la
realidad.

- Si, en eso tenés razón, eso es lo que me gustó de vos. Sos total, sea que no tengas en clara
tu posición de clase, sos un poco tosco, aparte me gustó desde la primera vez que te vi, el
cuerpo que tenés, pero después hay que superar el sexo, eso es fetiche, la sexualidad y el
cuerpo en momentos.

- Em, en, e. Somos un poco eso.

- Verdad verdadera... Sabés que, leí a un autor judío búlgaro, creo que se llamaba Canetti, en
un libro “Masa y poder” dice que los animales saben algo que los humanos no: escapar del
dolor, saben del riesgo y la fuga. Kropotkin también lo menciona en su moral. Y Nietzsche.
Esto de “huir del daño”. En cambio nosotros no, somos estúpidos. Hacemos promesas. Nos
lastimamos, no nos queremos, envenenamos nuestras almas, nos herimos con este sistema
que hemos creado, que margina, que empobrece a millares de seres. A su vez, vaya paradoja,
el humano cuida, el cuidado, aprendió a cuidar también a su semejante.

- Em, en, e. ¡Pero el mundo no es así! Es gran parte el egoísmo sí. Ilusiones sí. Pero el mundo
es fantástico, la naturaleza al aire libre, la selva. Em, en, e. Yo llevo a los chicos siempre a la
selva, es decir, al campo, ya sea en la “Quintino” o en otros lugares... Amorcampo está
empapado de viajes.

- Si, coincido, y también coincido con lo de tener a la vida como aprendizaje, o bien como
dice el místico judío Scholem “para qué escribir cuentos si la vida ya es un cuento” yo lo
llamaría cuento asombroso, Amorcampo lo tiene, pero es duro, la vida te da golpes, yo me
siento un poco fatigada, tengo millones de problemas que resolver.

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- Em, en, e sí. Bueno, sos mi maestra, además de la del tallercito de escritura, mis hijos, mi
mamá y mi papá en su momento, fueron grandes maestros, si una está atento a vivir, a abrir
su corazón, todo es una enseñanza constante.

- Hagamos el último ping pong- Dijo Melba en aquel día glorioso.

- Bueno, em, en, e, me pareces rara.

-¿Yo? A- (ah-a-), te parece. (Riéndose)

- Em. e, en Bueno, pero ya hay qué dormir. (Pensaba en la cama)

- ¿Cuánto hay deporte en tu vida? Porque amas tanto esa ¿tontería?

- Em, en, me parece que en el deporte uno improvisa. La vida tiene una cierta improvisación.
Las cosas que van pasando te marcan la cancha. Em, en, e, si hay libertad, respeto,
responsabilidad, ganas de jugar, qué puede hacer lo mal. Tratando de no molestar al resto.

- Malísimo.

-Em, en, e ¿por Melba? tuve una infancia feliz. Soñada, cuidado a morir. Lo recto que puede
ser un padre, lo amoroso que puede ser una madre artista. Hasta el día de hoy. Arranco con
la necesidad de educarme. Muy recto con mucho laburo. Fue economista papá.

- Ahora preguntame vos.

- Te pregunto Melba, em, en, e, quiero saber algo, ¿qué es lo que amas?

-Bueno, no sé amo a Spilimbergo. Pero no por lo que cualquier pintor. Si existió un solo
Spilimbergo así en pintura, es porque tenía otra sutileza. Eso, eso amo. La sensibilidad.

- Ah, bien. Em en, amas pintar entonces.

- Si. Ahora, te pregunto yo, ¿qué haces para dejar de estar embobado con tu vida?

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-Em, en, e, Ayudo. Es bueno darle un golpe a la espalda a quien quiera un empuje. Viendo
todo esto, pudiendo estar todos juntos en la familia, em, en, e hablo de mis cuatro hijos. No
todos es una historia maravillosa Melba, em, en la vida hay de todo. Yo tuve y pasé de todo.
Miro para atrás y realmente tuvimos una historia unida con mis cuatro hijos, pasé de todo.
Doy gracias a dios por mis hijos, son mi soporte.

- Américo, las muertes afectan como ¿distinción?

- Em, en, e una muerte vale, dos son el despertar constante.

-Un libro desconocido que se abre abiertamente. Puede o no funcionar la vida, pero lo
importante es existir, no funcionar, Funciona una maquina Américo. Existir, Existir con
huellas, señales signos, mi madre murió también.

- Si, es la vida también importante. Em, en, e de mis hijos ya te dije. Tengo la suerte de que
mis hijos sostengan. Lloramos juntos, nos reímos juntos. Em, en, e con desayunos de por
medios. Llamados, etc. No hay pendientes con las madres. Em, en, e, Ya solucioné.

- Américo, sí. Qué lindo tus hijos. El amor que les tenes. Todos tenemos quiebre, momentos
en la vida. Un punto un antes y después. De acuerdo a tu sensibilidad, en un antes y después
de los que todos tienen. Siempre hay un antes y después.

- Si Melba, pero también hay desacierto. Em, en, ¿cómo podría decirte?. No estoy esperando
llegar a algún lado para ver si hago algo. Em, en, e trato de disfrutar. Dejar la rutina, no estar
preparado. Desde hace años, trato de disfrutar, de pequeños logros. Terminar un trabajo,
llegar a casa. Llegar. Tenerte, conversarte, que estés conmigo, em, en, e, ya es un logro.

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Capítulo seis: “Quintino”, después el cielo por asalto.

“Hay que destruir un mundo para construir otro nuevo”, decía Melba. Y “No existe verdadera
transformación sin una crítica radical a todos los valores, hasta los de aparente futuro
prometedor”. Criticaba a la izquierda reformista. Y que “Existe especulación o escalera
financiera por cierta ambición de futuro” o algo por el estilo, em, en, e y Melba, volvía
regularmente a insistir:

-“Una falsa izquierda, y la derecha- que muchas veces se enmascaran en grandes masas- son
extremos que muchas veces se tocan. Histeriquean en el mismo nivel. Siempre es nefasto el
porvenir, sin porvenir, se actualiza el futuro aquí, todo en este instante, un presente sano y
con amor ya está aquí, los lazos de amistad, de afinidad, de cooperación, de ayuda mutua, de
organización y de transformación permanente, político espiritual, ya está floreciendo, pero el
progresismo todo el tiempo tiende al futuro, cree demasiado en el dinero, el futuro se pondera
para especular, está ahí otra vez, sin porvenir nuestra lágrimas se secarían hoy, sin violencia,
sin injusticias, sin autoridades, sin jerarquías, sin sumisión... hay que crear ese horizonte aquí,
con ciencia de las mujeres, confederal”, discurseaba, em, en, e, algo por ese estilo, Melba.

Em, en, era dosmildiezysiete y de nuevo la Crisis. Me pasó todo con Melba en época
convulsionada y hasta el dosmildiezynueve tuvimos relación de poquitos años, casi dos.
Número de pares. De em, en, e de verdad y verde. Pero esos dos valieron mil. De verdad
verde de naturaleza. O el verde de porro de flores exóticas no prensados que compartimos y
del disco pasto, de Babasónicos, que nunca pasaba de moda por esas épocas, con los flujos
financieros, que eran la verdad verde.

La música corresponde a identidades epócales y em, en, e, generacionales, incluso estimas y


popularidades. Melba venía del palo del verde del campo, amaba el campo y el aire fresco,
amaba la política. A contra corriente de ese “palo” era yo, clase media alta “ignorante”.
Melba criticaba fuertemente sus propios privilegios de clase. Muchas compañeras de ella en
zona Norte escuchaban Babasónicos. Melba Fumaba en tabaco. Fumaba largas pitadas y

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amaba los primeros discos de aquel grupo, después decía –“se ofuscaron en el vacío
fetichista”.

Melba pintaba y yo estaba enamorado de su forma, su influencia, el ritmo, la sutileza de su


piel, la sensibilidad, su compromiso social, su influencia en arte pintura derivada de em, en,
e un tal Lino Spilimbergo, que era su figura de maestro, muy madura comparada, comparada
a toda su generación.

Nuestros encuentros eran en la Lanchita. Y nos quedamos a la noche con las luciérnagas de
telón al compás de la luz, em, en, e, que ella decía

“mirá la luna de agua verde”

Y agarraba impulso herético fumando aire, en la quintita mía. Que después, dejé que fuera
suya. Ella le puso el nombre de la “Quintino”, y ella dijo: “ahora, no es mío ni tuyo, es de
todas” pasaría a ser la quinta, la sede, lugar de “vientre” o encuentro para la comunidad Furar.
Me gustaba Quintino, Quintino era un bar que amaba Melba. Se lo puso al nombre porque
cuando iba a Boedo, cuando el padre la llevaba a la cancha de San Lorenzo, se quedaba
escuchando Tango en el bar de Carlos Calvo al cuatro mil, ese bar le llaman el Quintino. Ah,
a, también recuerdo, em, e, Melba odiaba que diga que algo era suyo en sentido de propiedad-
privada-.

La vi soñadora como siempre, luchando o guerreando para trepar las escaleras de la luna y –
por primera vez en mucho tiempo- por esas noches, me abrazó los pies.

“Sos siempre hijo de puta. Todo el tiempo fútbol y minitas, cuando vas a crecer” – Decía
Melba. Y se ponía a pintar.

Y yo la miraba fijo, porque estaba exagerando ya, y serenamente, con pausa respondía:

-Em, e, e ¿Porque puteas?, hace años, casi millares de años- y era poquito tiempo- que entré
a otro tallercito de literatura y no se me permite putear Melba, ni enojarme, porque eso influye
en mi escritura-pronuncié.

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Y por cierto. Recordé aún más mi nombre Américo antes que Santiago con ella- ella me
decía: Américo.

Me miraba con su pelo trigal, ojos color azul crepé- que otras veces eran verdes- en donde
todo era bellísimo en su rostro. Em, en, e Porque evitaba reírse. Caía sobre su rostro más de
una vez. O sus rodillas cayeron sobre el mío. El rostro. Las flores limpias, el tambor de
madera que tocaba Amorcampo cuando estábamos abrazados.

No anoté pero pensé aquella vez: “Desde que aprendí a amar, no puedo dejar de pensar en
ella”.

Melba sabía que yo era un tonto. Qué hacía ese tallercito, de em, en, e escritura por ella. Que
Amorcampo era lo mejor de nuestra relación. Ahora que lo pienso, em, lo hacía por mí, para
escribirme. Melba, corrijo, sabía que no era tan tonto, por eso me hacía reflexionar y
doblemente corrijo: escribía o entré al tallercito para escribirme, escribir esta historia,
cuentito, relato.

Cuando estábamos distanciados, yo notaba todos sus afectos lejanos, y que precisaba.
Después nos encontramos nuevamente en la lanchita, en la quintita “Quintino”. Ella iba a
una exposición- que seguramente me mentía, ya que después me enteraba que iba a una
marcha o una juntada clandestina- yo debía ir regularmente para el Uruguay, al oriente
cruzando el gran río que separaba nuestras aguas. Tenía que reunirme con unos asesores y
secretarias, dictaban cursos e iban a hablar del negocio, de la nuevas tendencias del deporte
y productos afines- lo que vale la pena en Uruguay pensaba- eran: el Futbol, Víctor Hugo
Morales, Mateo, el Príncipe y la murga, que tanto le gustaban a Papá, y me puse a
escucharlos. Y no me quería distanciar...em, en, e em no quería ir lejos de los brazos suaves
de Melba.

En medio del lago, en la “Quintino”, en la lanchita. La veía a Melba sonriendo con barriles
de pinturitas. Melba pintaba de forma espontánea, en trazos, una vez que arrancaba, no podías
interrumpir, entraba en trance, con mucha sutileza y fuerza a la vez, entraba en un imán o
magnetismo sereno, incandescente, em, e, exageraba trazos, bordes y contornos diciendo-

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“El punto final, del margen, es un llamado de atención, una tiene que conectar, sin esa
conexión el cuadro sale separado, sale fragmentado, sin unidad, pero no es pensar, no hay
que pensar, no hay que pensar para pintar, es pura conexión con la inteligencia intuitiva,
imaginal y experiencial a la vez”.

---------------------------------------------------------

En otro orden de cosas, con una posición sugerente, me incomodaba con su seguridad. No es
un detalle menor, es toda su imagen, y lo que en el fondo había, era todo lo que transmitía.
Extraño lo que estaba “dentro” de ella, em, en, e ¿ese perfume? Abrazada a la palmera,
riendo, danzando quizá. En la mezcla del día que pasábamos. Y que después se perderían.
Nadie puede presagiar el futuro, nadie sabe bien nada.

Porque ocurrió.

Melba estaba en silencio y preocupada esa vez por la plata, no tanto por los encuentros,
festividades de recaudo, asambleas itinerantes- duraderas de todo tipo-, encuadernaciones
producción, talleres diversos. Detrás observando: Amorcampo. El temor de Melba era no
tener dinero, y ella decía ser, o se sentía ser “anarquista”. Daba todo lo que tenía ella, lo que
ganaba en cuadros lo daba a las compañeras o en la comunidad Furar, los fondos de lucha
los repartía, que posiblemente siempre se trasladaban a algún pseudo comité o sindicatos no
oficiales “burócratas”, o a múltiples oficios, en centros comunitarios, comedores o
cooperativas, en las fábricas recuperadas, para invertir en arreglos y viajes de hermanas de la
comunidad Furar en el San Fernando. Su temor era quedar pobre, más que vivir con los
pobres. Nunca le había faltado nada. Su educación siempre fue de alta y su arte siempre le
permitió vivir bien, tanto como con clases como con eventualidades. Em, en, e, a veces-más
de las veces- para mí-y era síntoma de discusión, ella romantizaba la pobreza ahí- había
discusiones fuertes.

Melba era un riesgo constante. Ella era un arcoíris de abrigo para los más necesitados. Em,
en, e igual, lo que valieron esos dos años de relación con ella, fueron más que todo una vida
de artificio.

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En cuanto a mí, yo, ayudaba con el cuerpo y también con bastante plata, estaba más cerca de
ella en las veces que había problemas o alguien quedaba preso, en cercanías, trasladaba
dinero. Con mis cuatro hijos, a veces no los veía. Mucha plata daba en Melba y reposaba
algunos negocios para sostener ciertas estructuras-que a mi parecer eran “infantiles e
improvisadas”. Em, e, esto que internamente tengo como patriarcado era criticado duramente
en ella. Ya que reflejaba la peste- decía.

Cuando decía la palabra “político” le irritaba. Pero no le irritaba que me llamaran otras
mujeres al teléfono para que me viera directamente con ellas, o coquetear, “esas tontería”
según ella.

-Y a quién te coges esta vez, cuando vas a dejar de coquetear, que gran “deportista sos”,
observa un poco más allá, ¿qué vieron las madres de tus hijos?-Decía en voz serena.

Melba hacía reflexionar, su voz era sensible y agresiva a la vez. No le interesa que estuviese
con otras personas. Pero se enojaba cuando entregaba mi vida a eso. O cuando a veces estaba
con mujeres en vez de pasar tiempo con alguno de mis cuatro hijos. Amorcampo para ella
era todo, sin tener deber, cuidaba con total entrega. Aunque no le hablaba, sólo se miraban,
em, en, e parecía que se entendían telepáticamente. Melba no tenía hijos. Y a veces yo
simulaba con el tema de las mujeres, que no había estado con mujeres, que no tenía nada que
ver con mujeres, esas cuestiones se me habían impregnado de Pepe Peña, la estupidez de
cierta mentira, de tener que sostener una historia, recrear continuamente una historia nueva
cada día para conmigo y con las mujeres, em, en, e tener que inventar algo nuevo cada día.

-Quien representa es el esclavo. Vale más ser sincero Américo. A veces no haces nada, y sos
conciencia/cuerpo puesto en un mundo mejor. Y otras veces hacés muy poco, y ese poco es
todo el patriarcado concreto. La estupidez total: acortejar a todas las mujeres que puedas.
Hace lo que quieras pero no seas miserable. Y yo peor, que estoy con vos. Miserable es tener
que representar papeles y no ser sincero, sos rehén y esclavo de tus personajes cuando estás
con distintas mujeres. Por favor no seas miserable ni rehén de un modelo. Por favor no seas
miserable conmigo, o cuando estamos con Amorcampo. - Melba me lo crítico, me decía algo
por el estilo.

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Yo siempre supuse, em, en, e que ella estaba con otros hombres, a veces me hablaba de
relaciones sexuales con mujeres, pero no me ocultaba nada. Yo no le decía nada, pero sentía
en el corazón fuerte esas palabras. Eran reales y verdaderas. La mitad no las entendía del
todo. Es decir, había cosas que se me pasaban.

Melba era em, e, totalmente abierta, olía en mí que tenía perfume a whisky y sabía que había
estado con otra mujer. Y eso se convertía a veces en culpa cristiana en mí. En que no dijera
o no me prohibiera nada. Me parecía algo fantástico al primer año. Pero ella era así, simple,
sin idealizar, nunca reprochaba, más sólo cuando veía el acto. “En el acto se resume todo”-
recuerdo que dijo alguna vez en la comunidad Furar. Quizá me comportaba en momentos
infantilmente, y eso a veces, hacía bajar su, em, e, e espíritu.

Anotaba en libretita, en una tarde, que lo contemplé a Amorcampo jugar: “¿Qué está
pasando en este corazón?! Es real Melba, que me va, ensanchando el alma”.

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Capítulo siete: Algo de mí.

Melba decía que el sexo con una mujer valía más que mil poetas. Yo no podía creer que
existiese algo así, em, en, e con ese amor, con esa fuerza, con esa locura. Melba no se parecía
nada ni a nadie con quién estuve.

Yo perdí. La perdí, pero también amé. Amo, trabajo y vivo del deporte. Tengo varios
negocios deportivos. Em, en, e la vida hay que aprender a perder, a rimar y jugar, pero de eso
no se vive, no se vive de la rimas, menos de la poesía. Pero con Melba aprendí a vivir de la
poesía. O la rima.

Em, en, e, empiezo mi historia, algo de mí, esto de rima, es necesario contar parte de mi
historia. O la rima. La rima me la enseñó el maestro deportivo Pepe. Toda la influencia la
mamé de chico, y con ejemplos prácticos sencillos, todo el saber, fue gracias al Pepe. Papá
amaba la música, nuestra vida en conjunto, em, e de enseñanza digamos, fue en tiempos,
parte en horas de música, parte en fútbol, pero una vez, em, e, Pa me hizo escuchar a un tal
Pepe relatar y comentar fútbol, yo me fasciné con Pepe. Era de apellido Peña, papá de la
guerra civil española. Ese Pepe no era importante para mí. De Melba, em, e recuerdo que me
enseñó a Leer y ciertamente jugar con la vida. Un buen maestro como Pepe Peña enseña a
remarla más que a jugar, y también a rimar y remar. Para mí que el maestro Pepe Peña se
levantaba a todas las mujeres con ese discurso, ese chamuyo, el de la rima o el de remo,
porque si no rimaba, perdía la gracia del coqueteo. Remaba para conquistar. Todo el tiempo
rimando. Y después veías, que estaba con una, con otra, después paseaba con otro. “No hay
distinción de sexo en el amor”, pensaba en Pepe. Después un maestro como Pepe estaba de
juerga. Chupeteado en momentos- y vos no lo podías creer- un maestro como Pepe, era lo
menos serio- te enseñaba pautas de conducta y humor a la vez- y lo veías suplicando y
seduciendo por ahí! Fernando Peña (el comediante)...em, e, em el amado Pepe, que a lo
último pasó de periodista deportivo a director de Huracán, yo amaba a Pepe, era el ícono. Y
Melba era de San Lorenzo, y a mí me gustaba Huracán, los quemeros, sólo por Pepe. Pero
Melba, enseñó a no amar estupideces, me enseñó a no enseñar sino amar el ensueño de una
vida compartida en comunidad, la vida, em, e, y era de hablarme de otro Pepe, apodado
“Pepe” Durruti, un anarquista, que tuvo un grupo secreto llamado “los errantes”, todo el
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tiempo rememoraba y me hablaba de Se quería encamar a todas. Esa fue su influencia
gigante, grande en mí: El amor a las mujeres, al fútbol, al deporte, el rugby es otro gusto,
remar y rimar. Aunque, pienso con el tiempo, en realidad Pepe era un servidor, le daba a cada
cual lo que quería. Pienso que en eso no era falso. A cada cual, le daba lo que correspondía
en su lugar.

Sé que puede leerse un tanto abrumado, pero sigan más el relato, el cuentito, aburrido no es,
escribir o hablar de lo familiar, no escribo para hacer estudios sociales, pero em, en, e, es
preciso contar, para que esta historia cobre al menos una monedita del sentido originario. Y
que como la tinta, se seque, y deje asentada en una huella, para que se pueda ubicar en un
mero contexto y no sea un capricho de destino divagante. Aunque muchos son los designios.
El destino, el capricho y la desgracia a veces van de la mano. Todo suceso marca.

Mi abuelo Rubén me había enseñado que la construcción de un sueño era la política. Y que
no tenía nada que ver con el sentimiento, sino más bien, con la razón o el conjunto de ambas
cosas. Mi abuelo se llamaba Rubén, fue secretario electoral en la mejor época peronista- del
46 a 55- según él, “el periodo de oro de la Argentina”. Coleccionaba fotos de esa época. Me
hablaba de em, e, e, de los derechos sociales, de la industrialización, de los descamisados a
todo trapo. Mi abuelo Rubén me llevaba a todos lados cuando tenía la edad de siete años y
era como Amorcampo, a debatir de política y me hablaba de tal o cual cuadro y de una revista
“Militancia”, de la fuerza de la doctrina- y yo no entendía nada- de su pasión política por el
General y su sentimiento desenfrenado por Eva. Se peleaba con mi padre y el abuelo Rubén
lo veía a Papá como apolítico, o –hippie en esa época- le significaba su hijo eso. Papá es
también Santiago, em, e, era la oveja negra para el Abuelo, Pa terminó siendo economista.
Mi abuelo militó toda su vida por Perón, “En cambio tu padre”, contó el Abuelo Rubén, “fue
un hombre muy inteligente, pero desagradecido con lo popular y la patria, que no tenía ni
siquiera nada de sangre política heredada, no sentía al pueblo, no conocía la doctrina, era
también un falso anarquista y un falso economista”.

El abuelo era rudo, Pa no quiso más cumplir la imagen que le asignaba el Abuelo, se deprimió
y olvidó el horizonte y el ángulo social, comenzó su aventura lejos de “la política”, se
conmovió un poco en los ochenta con el radicalismo, pero se defraudó con las leyes de
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obediencia debida y punto final en la apertura de la democracia, cuando Alfonsín no había
sido más “radical” con los militares. Papá tras la muerte del Abuelo por esa época (85) en su
quintita de San Fernando con sus amigos trabajaba lo justo y necesario, asesorando a algunos
personajes nefastos pero con mucho dinero, armando estrategias con socios, equipos y
asesores de negocios de unas consultorías. Tuvo tiempo para la buena concentración
financiera, negocios y tiempo para el ocio, Papá decía:

-“Cumplo las horas en la oficina para construir mi pequeño sueño apolítico personal y
“burgués” diría tu abuelo: coleccionar vinilos, hotel en hotel, escuchar música con mis
amigos, escuchar entrevistas viejas, bandas viejas, ir a bares, vivir Américo, vivir, fuimos
nacidos para vivir”, fueron las primeras palabras que papá me dijo.

Pa se juntaba y hablaba de los tópicos interesantes, economía, leían la Napzción, escuchaban


radios conservadoras y a veces discutían de política, despreciaban lo popular. Muy en
concreto hablaban de dinero y negocios. Hizo mucha plata Papá en el período que comprende
de los 90 a 2003 mientras el país se caía a pedazos. Em, en, e Pa parecía un nihilista social,
y en su quintita, y era paradójico, se juntaba a beber, a hablar de todo, sus amigos eran más
que interesantes, porque había desde profesores de historia, prensa, editores, hasta algunos
pequeños dueños de sellos musicales hasta empresarios, y también borrachos dueños de
alguna carrera, que tenían plata con los que jugaban a las cartas y apostaban mucho dinero.
Lo que sí Pa centralizó todo el tiempo en la música. Mamá se llamaba Sara, no le interesó
nunca lo que hacía Santiago-Pa- porque Mamá (Sara) era la que siempre trabajó con
dedicación en el arte, de tintes socialistas y orientada al arte, sus obras escenificaban un
espacio tan real.

Primera muerte: en su vida apenas a los pocos años de mi vida, estuvo muy enferma madre,
em, e, e falleció cuando éramos muy pequeños, tenía cuatro años yo y a ella le agarró
leucemia linfocítica crónica, una enfermedad que se aceleró extremadamente y fue terminal.
Sólo quedan imágenes y fotos de recuerdo que guardó Padre. Em, en, e la primer muerte
sorprendió a toda la familia. El abuelo Rubén amaba a Mamá y también le cayó como un
baldazo de agua fría. Madre Sara fue una mujer dedicada al arte apasionadamente, profesora
artística y ella decidió conjuntamente el nombre Américo, ya que a Pa le hablaba en su
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juventud de América Scarfó. Por eso creo también amé a Melba me pareció una cierta
mimesis. Quizá reconociera ciertos rasgos de madre en ella, em, en, e como dicen los
psicólogos, uno busca a la madre.

No sé de política, para mí siempre fue la familia, el ejercicio deportivo, la actividad, el


trabajo, y a veces: la soledad como un fiel reflejo de lo que hay que trabajar conscientemente,
pero a su vez, tratando de esquivarla, el mundo como cierto misterio, cierta aventura
indescifrable, em, en el este tiempo del no tiempo.

Me sostienen mis hijos. Em, en, e, a su vez no tenía la presión que puede sentir una chica
como Melba, con la gente que se comprometía socialmente, con quienes se juntaba con
quiénes luchaba, contra el Estado capital y el Mercado voraz. A lo último, comprendí, que la
única forma de conocer su esencia, era viendo sus trabajos sociales y artísticos a la misma
altura. Ella nunca separaba cielo de tierra ni a su obra de su vida. Nunca hizo alarde de nada.
Ella, em, e, tenía una vitalidad descomunal. Entendía lo sensible, con las fuertes encrucijadas
de la problemáticas del capital y trabajo, la violencia hacia las mujeres, el racismo, la
xenofobia, las disidencias y el campo crítico, pero em, en, e, y ponía el cuerpo.

Mi responsabilidad estaba en la vereda de enfrente, pero porque yo no sabía nada. Pero por
qué, ¿Qué vio ella en mí? Mi responsabilidad estribaba en los negocios, em, en, e, en brindar
asistencia en materia de productos, de novedades de primeras marcas, saber venderlos y
reactualizar la mercadería y propagandear constantemente. Yo no soy un poeta. Soy lo que
soy. Algo bastante vulgar y estupidizante para Melba. Y todo lo que ella diga de mí, pero en
todo caso hay una cierta amabilidad, en cierta jaula existía en mí un escalón de aire, que
Melba intuía y en cierto precipicio de mi mente, la salvedad de una baranda para no saltar.
La seguridad. Melba amaba la seguridad en mí. El trabajo de vender, mitad lúdico mitad
esfuerzo o seducción. Me encanta relacionarme, me rompo el alma con el trabajo. Em, en, e,
disfruté muchísimo de los viajes junto a Melba y Amorcampo, es lo que extraño. Todo ese
perfume.

Dejo mi vida un poco en las ventas y otro tanto en el cuidado de mis hijos, Melba me hizo
sentir el aire de las flores. Y también de lo social. Ella me hablaba de “ruinas sociales, de

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decadencia de la cuidad, de idiotez colectiva, de la mutilación de los cuerpos femeninos, del
capitalismo desenfrenado, de la responsabilidad del Estado, del colapso sistémico” para mí
esas palabras eran a veces reales, y muy duras.

Otro tanto de mensajes menos ciertos son los de mis hijos, no es política en su totalidad la
vida y tampoco entiendo, no me interesa tanto. El abuelo me dejó enseñanzas que todavía
recuerdo. Rubén, mi abuelo, se había empeñado en lo que era la “política de verdad”, no
como la de su hijo, el abuelo militó fuertemente para el partido justicialista en Capital en sus
últimos días, Rubén tenía relación con los peronistas legendarios, nunca bajó los brazos de
la política. A lo último bancaba al dirigente Cafiero. No me olvido más las discusiones con
Papá. El abuelo Rubén no jodía con el tema de la política, se tomaba muy en serio todo, desde
los recortes, notas, bajadas de línea, estadísticas, quería saber bien todo, incentivaba de cómo
ejercer los derechos políticos, luchar para el reconocimiento de ellos, debatía y se fijaba
quienes estaban en el Congreso, le importaba en sentido democrático y orientación de las
prédicas sociales, la técnica aún más, sabía que en los dispositivos electorales, y también en
las nuevas tecnologías había un elemento masivo, de lógica abarcante. Sabía además bien
cómo se dividen los partidos por cantidad de provincias, los gobernantes, los votos- ¡le
preocupaba el tema de los votos cuántos, presupuesto iba destinado para cada Provincia del
País. Siempre el abuelo Rubén se informaba, decía que la información debía ser pública
continuamente, que el oficio de quién se mete en política es servir, que deben ser revocados
aquellos que tengan denuncias o antecedentes de algún tipo de corrupción, “de nuestros
impuestos, estamos todos relacionados, Américo… juntos dentro del Estado, nosotros les
pagamos, somos el Estado, esta relación que construimos y no El Estado un ente abstracto en
nosotros”. Odiaba a los anarquistas que no comprendían el Peronismo y lo veían en términos
negativos o de administración de intereses burgueses. Le parecía despreciable cualquier
conducta que sea en contra del pueblo, por el hecho de que, no habían entendido nada para
él muchos amigos de él, militaron en la izquierda se transformaron luego al Peronismo sin
dudar, algunos pasaron a Uturuncos, los anarquistas de esa ola de pacto social, que pasaron
al peronismo en la cabeza de Guillén nos contaba el Abuelo. El abuelo era muy amigo de
conocidos de Abraham Guillén, ese español argentino, o algo así, que
supuestamente organizó la primer guerrilla urbana en relación con Massetti (amigo del Che
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Guevara) en la Argentina. Melba lo había leído. Pero me había dicho que un tal Santillán y
otros, eran ejes teóricos más dignos.

Amorcampo era el último de los cuatro hijos varones que tuve. Em, en, e. Del tesoro de la
crianza, tuve el premio y honor de llevarme la masculinidad “heteropatriarcal” creo, en todos,
y confrontar, luchar contra mi propia masculinidad. Recuerdo las palabras de Melba:

- “Patriarcal, se va a acabar y caer la intromisión de ustedes, aman el poder como a sus padres,
el capitalismo funcionó en base a esto, una relación social religiosa y nefasta”.

Papá era economista, terminó viudo y triste. Ateo- como Melba pero- con mucha plata y triste
cuando Ma se enfermó muy mal y no resistió tampoco él. Fingió.

Segunda muerte: Padre Santiago. Habíamos dejado la muerte del Abuelo- que lo tengo
presente-; Em, e, el último de la familia es Mi hermano mayor, se recibió en letras. Y es un
gran crítico actualmente viviendo en Norteamérica. Papá Santiago nos trató como pudo, hizo
los deberes de Madre y Padre a la vez. Estuvo con otras mujeres, pero su amor siempre fue
Sara. Papá nos trataba a veces mal otras bien, a mi hermano y a mí. Yo tardé en irme de casa
a los veinticuatro años, ya estaba en negocios, y estudiando periodismo deportivo, me fui de
casa, a esa edad. Em, en, e amé a Papá, me dio todo, en mi habitación yo veía que tenía
siempre cosas que mis compañeros no, o a veces tenía un plato para comer, y veía gente en
la calle, nunca renegué de mi posición social, de mi familia, pero precisaba un espacio
concreto, donde estar en soledad con la naturaleza, me instalé en la Quintita- “Quintino” de
San Fernando.

Lo de Papá fue tristísimo. Sigue durando como una marca su dolor, fingió porque se juntaba
mucho tiempo a beber y a escuchar la música y la “vida”, era ocultar su dolor, hasta el último
día estaba en realidad triste. Tuvo una fuerte depresión, una decaída, y terminó falleciendo
bastante joven.

Cuando sucumbieron las dos muertes de mi padre y madre, em, en, e con terapia encima,
muy desalentado, por esa edad veinticuatro años, viviendo en soledad, ya sin ma, ya sin pa,
salía regularmente de bañarme, en el espejo del vidrio, con la humedad y el vapor, escribía

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en frente del vidrio ¿qué es la muerte? y contaba los días que quedaban para irme de la cama,
y ponía el despertador para levantarme temprano al negocio. Después borraba lo que había
escrito en el espejo del vidrio y salía con la toalla puesta, mi cuerpo era blando con las gotas
de agua, sentía la nube de la vida, de lo que era mi vida, un joven apremiado con la muerte
de sus padres a temprana edad, eso pensaba, como la neblina en la ducha escribía: “desear la
vida”, pero con cierto dolor y vacío. Mi hermano esos años, tras la muerte de Mamá primero
y Papá en segundo lugar, - no le importó el abuelo Rubén- se puso firme, él era más grande,
así que también le afecto de otra manera, tomó un impulso fuertísimo, y se puso al hombro
todo, pero su primer medida fue construir familia en Norteamérica.

Mi hermano era mayor y no teníamos mala relación, pero tampoco muy buena. A él le
afectaron un poco las muertes, pero tenía una coraza envidiable. Em, en, e, siguió con sus
proyectos. Le parecía que yo, era un pedante con el fútbol, con las mujeres, con el tema de la
afición al deporte. Yo era un desastre, me gustaban mucho las mujeres, el fútbol y el rugby.
Esa combinación, que muchos separan: el fútbol, el rugby, las mujeres. Y papá lo sabía de
antemano me decía:

-¿Por qué no te gustan la economía, los vinilos, la música, como a todos tus amigos, por qué
no te gustan los libros como a tu hermano, por qué tanto las mujeres, el fútbol y el rugby?

- Em, en, e, me gusta jugar al fútbol, me gusta nadar, quiero ser jugador de rugby o periodista,
o algo con el deporte, me gusta, no quiero estudiar algo como Mamá o vos Papá.

Papá me obligó a estudiar algo vinculado a los negocios y la administración, y dejé esa carrera
y empecé medicina. Ingresé a la carrera, y dejé a menos de mitad de camino. Me parecía
tonto seguir algo como la vocación -que es toda tu vida- influenciado por alguien externo
aunque fuese mi papá. Mi brújula siempre fue mi abuelo Rubén. Era muy crítico con las
palabras pero con los hechos acobijaba, con ejemplos. No exigía nada. Solo con el ejemplo.
Em, e, e de unificar sentimiento y razón. Y me puse a estudiar por ultimo: periodismo
deportivo. El Abuelo me enseñó que con sentido de la historia y dedicación pero aún más
con el soporte de las relaciones todo se puede, pero aún más, pensar en que lo conseguido

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debía ser compartido: compartirse al mundo, y ayudar, con pura dedicación. Em, en, e
luchándola con la acción pequeña, pero siempre para los demás.

A Pa le mentí, cuando antes del accidente, ya lo había engañado, le decía que seguía
estudiando medicina. Pero em. e, ya estaba embarcado en periodismo deportivo. Antes de
que falleciera dejó su quiosquito de vinilos, de materiales inéditos de colecciones muy
valiosas de artistas de gran calibre, para aficionados, también tenía ahorros, lancha y una
quintita en San Fernando, que ésta última se la había dejado a Melba.

Mi hermano era un obsesivo por la literatura, algo raro en la familia. Recuerdo que cuando
íbamos a la casa de algunos familiares, los días que estábamos adentro siempre nos leía
historias y fábulas. Nosotros imaginábamos y fantaseábamos un montón con los primos. Mi
hermano era un hombre muy ilustrado, tenía la capacidad fría de seguir un objetivo y
realizarlo. Se fue del país antes de enterarse de la muerte de padre y todo el tiempo me
recomendaba libros y poetas, siempre le regalaba o les enviaba a mis hijos recomendaciones
también particulares. Me decía:

-“Este cuento le va a gustar al primero, Iván, este otro es para Astor, esta novelita para
Severino, este de dibujos de geografías para el más pequeño “Amorcampo”, le va a encantar”.
Nunca le di importancia a lo que enviaba y creo que los chicos tampoco, Amorcampo siempre
me decían o me preguntaba por el Tío. Hasta que entró en mi mundo Melba, a mi hermano
nunca lo tuve tan presente.

Pa tuvo esa decaída, esa depresión crónica, y el cuerpo no dio más, y empezamos a contar la
vida de nuevo, desde cero. Un antes y un después. Pero a seguir. Em, en, e como el deporte,
como la poesía: a seguir. Mi hermano siguió afuera del País y hasta el día de hoy, le va
perfectamente bien. Se comunicó en su momento para arreglar temas de seguro y
reparaciones y negocios en conjunto, preestablecimos intereses y demases, ciertas
formalidades administrativas del seguro y herencias, de vida de Padre.

Con los vinilos de Papá- la mayoría importados- se recaudó mucho dinero, se vendieron de
inmediato, y las lanchas también, quedó sólo una, que le decíamos la Lanchita. Con el dinero
puse tienditas de deporte, em, e, e, adquirí franquicias, y después sumé el negocio en varias
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sucursales, me asesoré lo más que pude, de la mejor manera, bien, pude seguir el negocio de
tienda deportiva, dejar la música de Papá y transformarla en tienditas deportivas, puse otra
plata en el banco para cuidarme de las crisis, ganar en propiedad en renta y amigos de papá
financistas me recomendaban en qué invertir, duplicar ganancias e intereses anuales. Em, e,
e a la par compré inmueble. Vivir de negocios, los Constantino, em, e, e, hechos para vivir,
eso era acorde al modelo de vida familiar, a ese “bienestar burgués”, y hacer lo mismo que
Pa pensaba, “disfrutar de la vida” pero que en realidad, terminaba siendo un “fingir” la vida.
Em e, e, en vez de la música el deporte, dedicarme a ver fútbol con mis amigos, eso hacía.
Nos juntábamos a ver las ligas, fútbol, y por el otro lado, a hacer trampas, em, en, e,
comunicaciones y asesoría en imágenes, actividades sectoriales, juegos en donde invertir,
mercantilizar el negocio, llevarlo a más lugares.

Mis cuatro hijos crecían con el soporte, y ellos me soportaban a mí.

Tuve cuatro hijos de muy joven. Casi cuando comencé a vivir solo. Em, en, e ellos me
sostienen. Uno no se da cuenta, pero la vida le pasa por arriba, no tiene planificado todo,
Papá si, y el Abuelo también, planificaban mucho. El último de mis cuatro hijos es
Amorcampo. Varones tenían que salir los cuatro. Las madres tienen otras vidas y otras
parejas. Melba me rompió la cabeza. Em, e, e pero como dijo alguna vez, el Coco Basile,
siendo director de Boca, cuando habían ganado los cinco títulos, todas las copas:

“Nos falta ganar la copa Melba”.

De joven ya tuve hijos. Cuatro varones. Em, en, e, luchar contra la violencia de género me
tocó. Acompañar a las madres. Y cuatro varones salieron. Todos mis hijos fueron con
distintas Mujeres. Y esas mismas mujeres tuvieron otros hijos, perdí el rastro sistemático una
vez que estuve con Melba, de cada una de ellas hablaba lo justo y necesario. Las veía de vez
en cuando. A mí me daba igual la vida de las madres, si tan sólo nos hacíamos cargo de los
cuatro hijos que habíamos engendrado. Y siempre fue así, de mayor a menor, el primero se
llama Iván le gusta el rockandroll, el segundo es Astor, es hippie, el tercero es Severino está
recibido de contador, y el último es Amorcampo.

Mis hijos, del grande al más chico: Iván, Astor, Severino y el “Amorcampo”.
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Em, en, e. Yo no soy aliado de nadie, nada más que del amor. Me hago y en lo que me
concierne nos hicimos cargo de los cuatro hijos, con cada una de las madres. El último
“Amorcampo”. Iván estudió composición musical, es profesor, lo tuvimos con Eve, una
negra linda del Brasil que vino de visita a la Argentina y se quedó para toda la vida. Eve
estudiaba antropología en la UBA. Y era lo más político que había conocido, más luchaba
hasta el cansancio por la revolución social, no por ninguna “revuelta” como Melba. Se
juntaba con muchos militantes y compañeros del palo, que estaban en esa. Venía con la fiebre
“hereditaria” esclava de lucha, y em, e, e tenía una fuerza, se trajo todo del Brasil, más allá
del Candombe o el Freire que le gustaba, ella me lo enseñaba, o me hablaba- yo sin entenderle
ni una sola palabra- de las teorías de la dependencia del Brasil y el combate que más adelante,
ella había querido concretar, teniendo vínculo con células del movimiento de base sin tierra
o algo, por el estilo. Hasta el día de hoy, a veces hablamos. Tenía el combate que tenían los
negros. No se guardaba nada. Y hacíamos el amor con esa fuerza. Ahora está casada con un
modelo que hace surf. Abandonó la lucha. Es muy paradójica la vida, está siempre de viajes.

Astor, mi segundo hijo, el hippie, no sé en que anda ahora, de las mil cosas que hace, pero es
el que mejor vive, sabe nadar bien y además de chico amaba el dibujo, trabaja dibujando
comics, le pagan bien en dólares, pero él me dice que le diga “Hippie”. A Astor lo tuve con
Clara, es de los más hippies porque siempre anda fumado y cree que no me doy cuenta. Em,
en, e con Clara no nos peleamos, me pareció linda y yo a ella también, curtimos, y salió
Astor. Nos distanciamos rápido al saber que no había amor, cuando nos dimos cuenta que no
íbamos a ningún lado ambos. Clara es aún hoy, atención al cliente en el local de
electrodomésticos fundado por su abuela.

Mi tercer hijo es Severino, es profesional. Contador. Algo raro, siempre le gustó la plata. La
madre es Juana, la Juana y yo, queríamos que fuese jugador de fútbol y es un contador. Juana
era algo también vinculado al anarquismo, pero lo dejó rápido, ya cuando la conocí era
maestra jardinera. Severino tiene una gran cabeza, es muy inteligente. Hablábamos con Juana
de vez es en cuando, el nombre se lo eligió ella.

El último, em, e, e, es el que más se va a los caños. Lo tuvimos junto a Lud, tiene siete años,
Amorcampo. Dicen los profesionales de la psicología que es autista, pero le molesta más al
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mundo exterior que a la madre y a mí. Lud es ceramista y hace trabajos con el vidrio, le pagan
bien y es seria en lo que hace. A veces se queda Amorcampo en casa de Lud, otras está
conmigo. Se relacionan bien, pero por algo se da, no sé por qué, se porta de otra manera con
Melba. A veces pienso que Lud y Melba estuvieron juntas. Da igual, era Amorcampo la que
las unía.

Amorcampo, al mundo no le da bola, Amorcampo es el mejor, porque no para de ver futbol


conmigo, junto a mí. Que así sea - por ahora-.

Anoté rapidísimo en la libreta: “Lo único verdadero viene del corazón. Y es lo que menos
escuchamos. Que es siempre lo que dicta poesía. Posta y pasto. Verdad y verde. Verde dólar
y la deuda descollando un recinto social”.

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Capítulo ocho: De la protesta y la literatura.

- Cataplum! esta mesa de porqueria! ¡Ya nadie puede aprender nada en Argentina, acá
cualquiera se embrutece!

- ¿Em, en, e, qué te pasa Melba ahora?

-Por qué cayó otra carta de mierda, toda denuncia todo, desalojos! Y le estoy escribiendo a
algunas figuras de una supuesta “lucha social” “representantes” y- y. Y! Nadie contesta.

-Em, e ¿Quiénes?

-Mirá, a estos (sacó a relucir su lista de nombres del escritorio, yo no conocía ninguno).
Estamos peleando por las condiciones de vida digna de un grupo de familias, que una
inmobiliaria millonaria quiere desalojar, a la tarde tenemos marcha. ¿Los habrá conocido tu
papá?

-¿Qué inmobiliaria? Mi papá no tuvo ni contacto con gente rancia, ni con policías, o al menos
es lo que me dijo a mí antes de morir. Dejá el prejuicio.

- ¡Qué dejen ellos el lucro! Si, es que estas familias, tomaron un terreno, no para hacer un
country o un negocio, están si nada, pobres, con chicos, se están muriendo. La justicia es así,
no soy prejuiciosa, pero decime, ¿qué niño bien, o millonario, hombre blanco de traje viste
en la cárcel?

- Y bueno, ¿Querés que te pase el número de abogados conocidos?

- No por ahora.

- ¿Y para cuándo?

- Cuando se endurezca más todo.


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- ¿Y las compañeras de la comunidad saben esto?

-Siempre saben todo, hay que luchar, amar, ayudar y proteger a débiles, son como los niños,
hay que embelesar lo bello de este sistema viciado. Pero también hay que sacar a los hombres
del medio, estorban siempre, ocuparon ya demasiado espacio.

- ¿Por qué viciado? pienso que las mujeres tienen que liderar, hay que esforzarse y ayudar.

- No se trata de estupideces burguesas de autoayuda o liderazgo. El movimiento ya te dije,


Américo, es el corazón en un mundo sin corazón, es la voz de los que no tienen voz, es
también la prueba de que un horizonte sin ningún tipo de opresión, y que es, de manera
urgente necesario, un mundo digno, es posible.

- ¿Por eso luchas? Yo lucho todos los días con mi negocio.

- Pfff, qué fantoche! Por el ennoblecimiento de otras más que mi ego, o la fuerza de la
armonía entre nosotras, para dar cuidado y la belleza del humano, es una lucha colectiva, de
toda una humanidad. Y, y. Y!.

-Y, ¿qué? Por qué decís eso de Y, y Y, no entiendo.

-Siempre la división, siempre el chiquitaje, siempre la propiedad privada del discurso, toda
la política individual ombliguista aflora la miseria egoísta.

- Si, es un sistema jodido Melba, pero es lo que tenemos y lo que hay.

- Nunca Américo, es como hablarle a una pared. Con vos es todo tan rudo. Pero ¿sabes porque
nos llevamos bien?

- No, ¿por?

- Si vos tuvieses un carácter fuerte, nos hubiésemos peleado. En cambio sos pasivo y
moderado. Cierta Burguesía. ¿Nunca te cuestionaste tus privilegios, dónde naciste, en las
condiciones en que naciste, tus posibilidades?

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- Estás atacando ya. Si, cuestioné, eran otras épocas. Las posibilidades pero la
responsabilidad ante todo! El abuelo Rubén….

-Rubén, tu abuelo no me cae bien. Se hace el revolucionario y es peronista. Vos ¿sabías que
Perón se curtió a una de las estrellas mujeres anarquistas, bah fue de todo, hasta fascista?

-¿Posta!, quién?

- Blanca luz Brum.

- No la conozco.

- Es pésimo definirse anarquista. Igual no conocés nada. Mirá, Amorcampo nunca habla,
siempre observa, va a ser genio cuando sea grande o políglota, va a saber muchos idiomas
cuando crezca. Si habla dice algo esencial, no suelta palabras por decir nomas, pienso quizá
que “si no hay nada mejor que el silencio, es mejor callar”.

- Qué sabes, es un niño, Melba.

-Si, mala mía, lo que tenga que ser, será, lo que es, lo que ya es.

Una vez recordé que en la comunidad Melba incitaba a que hablasen de las problemáticas
que afectaban en el barrio, a no callar, a denunciar éticamente todo lo que estaba mal, todo
el tiempo al debate y después a la práctica, había algo cosmopolita, no sé, con quienes se
comunicaba, pero con compañeras de otras regionales y países.

-“Den lo que más puedan dar, nadie puede dar lo que no tiene, con libertad, con igualdad,
con solidaridad genuina”. Las anarquistas tenían fe, es decir firmeza, pero no hacían nada
solas, no es cuestión de personalismos, hoy hablo yo, mañana otras, estaban con el pueblo.
Nos enseñaron a besar fuerte esta idea, decía Melba.

Y quedaban en silencio todas las compañeras.

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-Repito -insistía Melba- también Durruti tenía fuerza, coraje y valentía, nos enseñó la vida
del pueblo. El corazón de León, Morir si es necesario, a tener coraje! Pero hoy ¿quiénes
actúan así?.

Y nadie le respondía.

Insistía pedagógicamente Melba:

- No toleraremos que la información - igual que todas las cosas - sean propiedad de unos
pocos- . Es necesario que la gente se reeduque. ¿Como? Es necesario crear medios
alternativos de información, - Y no me refiero a pasar Babasónicos -. Tomemos el internet y
hagamos que todas las personas tengan acceso a ella. Participemos en radios piratas y
comunitarias. Hagamos talleres y cursos de artes y oficios. Abramos en la Comunidad Furar
bibliotecas, repartamos volantes, hagamos pintadas, escribamos fanzines, revistas y libros.
Cultivemos las artes (música, teatro, video, plásticas, etc.) cuidando de no caer en el
panfletarismo y las consignas sectarias y vacías nihilistas. Expresemos lo que se siente y
difundamos lo que se piensa. Es necesario tomar cada rendija del sistema y abrir allí un
boquete. Cada espacio en blanco (una pared, un asiento de colectivo, un baño) debe ser
escrito, debe ser dibujado. Hay que gritar! Hay que patalear! Hay que golpear el jarrito contra
los barrotes!

- ¿De qué cosa?.

- Luchemos por una educación más allá de la escuela “moderna” de Ferrer, hagamos una
educación crítica y que cree una libertad de información y socialización del conocimiento y
a su vez, sea libre, que no pierda contacto con la tierra, en naturaleza, sin sexismos, sin
racismos, fronteras, sin xenofobias, ni ideas patriarcales. Por un conocimiento cósmico, por
una guerrilla informática, hay que destruir lo que sobra y construir lo que falta!

Y prosiguió Melba.

- Estábamos con los ciclos de novelas y ensayo de mediados del siglo 20. Ya terminamos
con todo lo de Rosita, del Brasil. Terminamos de ver la poética que llega a los 70 de clase,
con Eguren, algo en confrontación a lo que escribía Victoria Ocampo, pero mucho mejor que
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lo de su hermana, y además ella sí. A pesar de su cuna, era artista. Después principalmente
discutimos que en la generación del 37 no sólo se filtra “un socialismo” y la “utopía”, sino
ya, el liberalismo inglés que se inserta de lleno en las letras, y del populismo nacional
oportunista patriarcal y cacique que se entromete en todo, apropiándose las consignas. Hoy
en esta misma línea de charla, conversación o tesis vamos a hablar de David, el rey David de
las Viñas, los anteriores meses estuvimos viendo al otro escritor de boxeo, Arlt, y pasamos
al apóstol o el profeta errático del ensayo “Martínez Estrada”. Es narrativa de cuento o
filosofía metafísica vieja ya esa literatura, como el tango, no hay que hacer un parricidio, hay
que leerlos e inmediatamente ignorarlos, es decir, no tenerlos demasiado en cuenta para las
luchas reales. Hay que buscar otras formas, otras vías en clave transgeneracional o recuperar
bien las voces femeninas del futuro aquí, no románticas, porque ese victimismo no es sano,
ya hay que superarlos, y hay que colocar a militantes mujeres sociales de este siglo 21, de
África, de Asia, de las que estuvieron, las que están y de las que vendrán.

- Si, ¡¡¡para primavera vemos a otras poetas!!!- Agregó entusiasta y en enfática una
compañera.

Melba insistió:

- Después rastrearemos las fechas claves, los contextos, a favor o en contra de qué se escribe.
Cuál es el soporte, la materia, la base, y también en la misma sintonía, el símbolo y sentido,
que acompaña al cuerpo textual y su belleza poética. En la literatura como en el pueblo
existen divisiones de clase, que se pretenden desdibujar. Rastrear en la literatura esos puntos.

-Jajajaja- Reían aquella vez, el círculo de sus compañeras, algunas revisaban el celular
buscando nombres y fechas, en risas al compás de las palabras de Melba.

Prosiguió Melba:

-Es decir, quien es qué, a través de qué, núcleo histórico y trayectoria e identidad de vida,
quién escribe porqué, cuáles son sus medios, con qué materiales trabaja, para quién, qué es
esto, en qué contexto historia, contra quienes, a qué llamamos crítica y compromiso
político!¡Qué poco rastrera la pose de Lispector, la Brasuca, de la más fuertes! Hay qué, hasta

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cierto punto, imitar, nuevamente, hasta cierto punto, a ella, que está más allá de toda la
tontería, estéticamente hablando, es referencia, en materia de literatura es una joya como
contracara Liliana Bodoc también, valoriza estratégicamente su fuerza, en este sistema, eso
es sencillo y difícil a la vez, porqué siempre se pretende utilizar nuestros cuerpos, como si
fuésemos objetos de consumo, ellas hacen una operación fantástica, invierten valores, en
política, están alejadas del frente del combate, pero realizan otros, zonas sensibles por donde
pisar. Estamos afianzadas con los arquetipos de militancia aquí, de Tamara Bunker,
Luxemburgo, Zetkin, las mariposas y hermanas Mirabal. Pero también hay que criticarlas.
Como criterio, como puesta en crisis, como zona de revelar lo real en la tierra, pues nos has
tocado vivir, sin libertad, con miedos, con el machismo en la cara. Con la crítica de las armas
y “las armas de la crítica” y algo más, una alternativa ya puesta, ya sean de asociaciones o
confederalismo. Descentralizar el poder. Marx, ese loco, descuidó esto último, de ver el
sometimiento a la mujer, pese a que gran parte de su vida dependió de Jenny, que le traducía
sus textos, era su esposa, pero mucho más que eso. Ya se habló también de esto, con otra
autora que trató específicamente este tema. Después vamos a hablar de colegas que tratan
acerca de estos tópicos, la literatura fantástica de las mujeres es superior: Uhart, Piri,
Gallardo, Ocampo, Walsh, etc. etc., pero intentemos de saldar el siglo 20 con los nombres
como los de Arlt. Estrada y Viñas, que de por sí critican al liberalismo y la puesta de un
Nacionalismo falso. Para comenzar los siglos que vienen con otra imagen hay que criticar.
Y, - ay - que por cierto, apartarse de la academia. Van por ensayística, definitivamente en
contra de ella.

Un soplo de viento hacía meditar a toda la comunidad.

Em, em, en el, en otras oportunidades, yo solo me quedaba en silencio porque las ayudaba a
llevar a algunas compañeras a sus casas, siempre al final de charlas, en esa etapa recuerdo,
que Melba hablaba abiertamente:

- Es verdad, Marx no hubiese sido lo mismo sin Jenny, ni siquiera Einstein. Todos ellos se
encamaban a distintas mujeres, parecen Américo- me miraba con los ojos-, todos ellos eran
cabezas increíbles, salvo Américo.

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-Ajajaja.

- Jajá.

- Aps, oh. Uh. Jiji.

- Ninguno hubiese sido nada sin ellas - dijo otra de las colegas que estaba por allí.

-Si, y no las conocemos. Jenny era genial, la esposa de Marx. En la historia es poco rescatable
el papel de las mujeres. Flora Tristán, que peleó como una mística. Mary Stonewallcraft la
liberalista pionera, que denunció las estupideces de Rousseau, un machista encubierto. Hago
un punto me voy a enojar. Ahora agarramos a esos autores de mitad de siglo 20, Arlt, Estrada,
Viñas, que tienen una visión rescatable, piola, los ataqué para reírme: Estos tres jinetes de
estas tierras que siguen una poesía disruptiva, incomoda, con riesgo en sus ensayos. Pero el
próximo mes ya quedan por fuera. Los ensayistas me causan gracia. Llegan a conclusiones
antes de pasar por el método y la investigación. Son unos genios!. Así cualquiera!. Después,
hablaremos del ensayo como error, y el ensayo como método insoportable. Estos tipos
escriben novelas. Son a veces un desastre. Pifian al entrar en terreno científico. Y es más, se
diría que, hay belleza en ese error. Viñas ejemplo. Este último decía que el peronismo se
inventó para que los negros no se vuelvan rojos. Y agregaría el socialismo tímidamente
electoral, parlamentario hasta la servidumbre, para cubrir las migajas del repertorio.

Algunas se levantaban a calentar agua. Y Melba, empezaba a criticar desalmadamente a ese


tal David Viñas. Agarró un libro, lo recuerdo porque lo mencionaron muchísimas veces
aquella vez “Anarquistas en América Latina” y comenzó a levantar la voz con el libro en
mano:

“Grati auditorio que escuchas. Al payador que hace un lado la vista. Con cierta expresión
de horror. Si al decirte quienes somos. Vuelve a tu faz la alegría. En nombre de la anarquía.
Te saluda con amor. Somos los que defendemos. Un ideal de justicia. Que no encierran así
codicia. Ni egoísmo ni ambición: El ideal tan cantado por los Reclús y los Graves, los
Salvochea y los Fourier, los Kropotkin y los Proudhon. Somos los que despreciamos las
religiones farsantes, por ser ellas causantes de la ignorancia mundial sus ministros ladrones,

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sus dioses una mentira y todos comen de arriba en nombre de la moral. Somos esos
anarquistas que nos llaman asesinos, porque al obrero inducimos a buscar la libertá, porque
cuando nos oprimen volteamos a los tiranos Y siempre nos rebelamos contra toda autoridá”.

Terminó de recitar Melba:

-Del cancionero popular libertario 1903 dice aquí, pasa en Viñas, el rey David Viñas, hay
tres textos claves para comprender el anarquismo, pero este no es uno. Los otros dos sí.
Principalmente Cappelletti. Voy a hacerle una crítica a sus novelas, que son lo mejor, crítica
casi con sus mismas palabras. Atrás, en el anterior encuentro ya pasó Arlt, los anteriores
meses estuvimos con Estrada, y hablamos de su voltereta de Norteamérica hacia el apoyo a
Cuba. Hay una línea que llega a Viñas que…. creo que tiene fuerza espiritual, pero no hace
“yoga”, nosotras si, y analizamos, hay un debate interesante que es el de “escribir para no ser
entendido” porque algo está pasando dentro del cuerpo y la pulsión es la escritura. Pero
¿quiere decir eso? “variaciones y constantes” Eso es una paparruchada. Escribir para no ser
entendido es una postura estética infantil o una crítica rotunda a las formas, ambas valen!
Ahora bien, dentro de unas horas meditamos, danzamos, hacemos yoga. “El, Rey Viñas”
habla de cuerpos o “porque si por un lado, tal fecha bla bla bla tal año bla bla, por el otra
vuelve a blablablá” hace siempre lo mismo, "zigzaguea", pero no se mueve, está parado en
su “No”. Viñas no para. Es bueno respirar y comprender la voz del cuerpo, es propio para
estar más fuertes, vivas y saludables. La negativa es un proceso. En David Viñas se vuelve
casi eterno. En Rey de las Viñas, David, en sus escritos son para confrontar al Estado de
cosas actuales, pero es inentendible, peor, más de las veces, son enredos, con una prosa
ensayística con tonos de taquicardia, con exageraciones diletantes que estan empapadas de
sincretismo bohemio. Y es claro que es un buen dramaturgo, un artista más que pensador
intelectual. Y tiene lo que tiene que tener: coraje y compromiso. Pero no es claro. No se
entiende. Confunde al lector. No tiene tanta profundidad porque no la busca. Voy a corregir
lo que dije casi en sus mismas palabras con adjetivos de confusión: Su estilo es un
hermetismo izquierdista radical latinoamericano rojinegro, no se le entiende cuando escribe.
No es que rompa violentamente con las reglas generales de las sintaxis, o con las reglas de
jerarquía gramatical, sino que pretende hacer a propósito, un estilo, que deja eludido al lector

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común, por eso es exasperante, pasa de unas fechas a otra de nombres a otros tratando de
conectar. Pero no conecta, un buen poeta se reconoce por sus clarividencias, coherencias. A
modo de contra ejemplo, quién mejor hace esa inversión, puede expresarse en su idioma o
lenguaje con palabras que no sean diletantes, el caso del nacionalista de Borges, el “silencio
de los campos verdes”, tres palabras Silencio, Campo y Verde. Es maravilloso. Porque,
dentro de, ya sea la poesía, lo que vale es la profundidad dentro de lo simple, ser simple es
complejo, no se precisan palabras grandilocuentes, la claridad es todo, la clave siempre es lo
conciso de la sencillez y que se entienda, a contra de Viñas, otro ejemplo pero no por eso
olvida la violencia felina, la tiene, de todo esto, de las letras, por citar, lo hace un místico
como Frey León en sus traducciones del Cantar de los cantares, utiliza palabras muy claras,
que puede entenderlas y cantarlas hasta un niño y sin embargo, son tan profundas, nada de
ella es superficial. David, digo, este “León” de las Viñas, intenta ser poeta o escribe con
pretensiones de ensayística en forma de prosa, este “Rey” de las Viñas, crea un estilo,
particular, es teatro, o quiere hacer vivir las palabras, un tipo que mezcla todo con ademán
crítico, influenciado por la Montañas sea de Reclús o Ingenieros, por el traje de Ghiraldo en
el “Sol” o el Arlt, de sus aguafuertes, por básicamente: Boedo y el Tango aunque no lo
reconozca. Portantiero fue el Gramsciano argentino, un intelectual de pésimo gusto militante,
asesor de Alfonsín en democracia, pero que es un intelectual sin dudas, en un libro llamado
“Realismo y realidad en la narrativa Argentina” ya está pronunciada esta crítica a la visión
artística y bohemia de Viñas. Portantiero está influenciado por Gramsci y la socialdemocracia
pero Gramsci se revolcaría en la tumba. Puede que Viñas de realidad política sepa
muchísimo, y quizá sea un buen artista en literatura, un buen polemista e escritor
comprometido, o lo que quiera ser, pero en la mayoría de sus libros de ensayo, se enreda
demasiado con lo barroco, no se le entiende, escribe como si todos hubiesen leído los libros
que leyó en sus primeras páginas (no creo que haya leído completamente los libros, y eso se
nota), o sus diálogos son monólogos pedantes, un francotirador oportuno, un contraer
maltrecho….no se entiende mucho. Acá se entiende, Mirá acá está; dice Viñas “la poesía
Anarko de Guillermo Valencia llegó a ser tan popular en su momento como el tren expreso
de Campoamor”.

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Melba reposó sus ojos en mi hijo, se corrío el pelo rubio. Siguió su discurso después de un
silencio pausado:

-Campoamor es Amorcampo al revés! No conozco el tren expreso, esa poesía ni la de


Guillermo Valencia “Anarkos”. Sé que hay una revolucionaria cubana conocida con ese
nombre y hay una poesía de Rumi que es de amor y de campo. Hasta hoy fue demasiado.
Seguimos luego.

Anotaba en libretita. En un trasnoche: “El silencio era parte del amor. Y en ese espacio
compartido, el tiempo ya no era el tiempo, era un momento, una nueva canción, que nos
llevaba a otro lugar, una intensidad donde crepitaban los astros y los cuerpos, un cuerpo
sometido al amor, comunal hechizado por la fuerza de las tardes. Nadie en el mundo podía
escuchar nuestros latidos más que ellas, las estrellas, testigos del compás de ese ardor.”

El nombre de Amorcampo se lo eligió la madre, que se llamaba Lud. Y creo que ninguna de
las influencias que citó esa tarde Melba se le ocurrieron a Lud- la vidrierista, madre de
Amorcampo. Después esos meses se dieron talleres de literatura en la comunidad en extenso,
hicieron un especial- que para mi gusto - eran eternos, sobre Flora Tristán y creo de otra
anarquista con gran trayecto y militancia del Uruguay.

La revolución nunca fue de mi devoción e interés. Em, en, e, pensaba en Rubén, que hay
otras vías pacíficas o no violentas. Como hizo Perón, me hacía acordar el Abuelo, con
estrategia, con persuasión… una ética comunitaria. En este siglo 21 supón, que la
desestabilización pasa por las nuevas tecnologías o los hackers. Escuchar a este grupo era
algo aburrido, y me iba a jugar con mis otros tres hijos, al fútbol.

Yo le envíe un mensaje a mi hermano, preguntándole por su salud, y después hablamos del


Abuelo Rubén, recordamos su anécdotas, las charlas con mi hermano eran muy ásperas, pero
cambiaron cuando empecé a estar con Melba, y le empezaba a hablar de literatura- cosa que
nunca me interesó- le dije la frase de ese David Viñas que había escuchado en los labios de
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Melba: el peronismo se inventó para que los negros no se vuelvan rojos. Que hubiera
pensado Rubén, el abuelo.

Recordé aquella vez, que hablé- cosa que no hacia seguido- con mi hermano, quién me dijo
algo así, entusiasmado por mi nueva relación:

-Jajaja, el abuelo hubiera dicho ¡GORILA!, sólo un extraño como David Viñas puede tener
frases tan auténticas, pero jamás sería un gorila, todo lo contrario. Su hermano vino a vivir
acá. Ismael Viñas, a Estados Unidos. En otra boca que no sea la de Viñas esa frase sonaría
gorila, pero en un cuerpo de batalla como el de él, casi como un radical judío anarquista,
jamás podrían ser gorila. Como iba a decir eso hermano! Sin lugar a dudas es el mejor escritor
del siglo 20 de novelas y un crítico de literatura política con su propia autenticidad.

Me pasó todo con Melba y sin mi hermano, y sin mi padre y sin mi madre. Pero con
Amorcampo. Lo más eterno, lo más bello y verdadero que he tenido en esta vida, lo demás
es efímero, evanescente y fugaz como la primera estrella del cielo.

Anoté en silencio antes de dormir recordado lo del tallercito: “Sabiduría y la belleza


esconde detrás de si: la verdad. Lo que comúnmente se llama, Genio artístico. Pero hay una
intuición, a la cual hay que seguir, es la vía, la vía en Melba, es la del corazón”.

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Capítulo nueve: Al otro lado del río, la revuelta.

Y en otros ríos, no se escucha la agitación de la revuelta como en la Quintino.

Ya se culminaban mis encuentros con ella, vuelvo a ver a Melba, y se me pasa rápido.
Maldigo el día porque se me hace corto cuando la veo. Quisiera haber estado más tiempo con
ella. Ella sacude el paisaje, como si fuera el último viaje. Hacia la prueba de un peligro. Es
inminente. Es todo lo que arrastra en su cuerpo: más allá de la poesía. La lucha. Está cansada
de tanto pintar, de tanto trabajo y como ella me dice, “de tanta puta gula capitalista”. Y está
cansada, em, e, e, también de eso que llaman: hablar en chino, cuando la mayoría no está en
un supuesto cierto "entusiasmo revolucionario". Es decir. Em, en, e, existían, dentro del arte,
jerarquías de conciencia para ella. No daba todo igual. No teníamos el mismo lenguaje, ella
me enumeraba miles de artistas, pintores que no tenía ni idea. Es bueno ser sincero y decir:

No sé mucho, no conozco.

Pero ahora escribo con esta voz, que no es mía. Es la del fingir. La del poeta. No soy poeta
ya dije, pero escribo como poeta. Como me sale.

Me acuerdo que Melba dijo algo acerca de la voz, en ese tiempo de crisis:

- Todo da un mensaje, mal que nos pese y sobre todo mal que me pese porque reconozco que
tengo una pulsión para bloquear eso.

- ¿A qué te referís Melba?

- O invisibilizar el mensaje más profundo, no me refiero al espiritual o mitológico o vital, si


no ha otra parte, más del famoso “llamado”, creo que estamos condicionados por la
estructura, pero lo que es nuestra vida, tiene trasfondos de posibilidad. Pero tiendo a
invisibilizar ciertas emociones, porque sería muy fuerte sentir el dolor social siempre. El año
pasado me di cuenta de que a veces quiero ser una voz nomas. Y digo eso y no ser invisible
porque se suele asimilar lo invisible con lo desapercibido o lo inexistente. Y no no, no quiero

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eso. No quiero una estupidez de indigencia ontológica árabe. Sólo quiero que el factor visual
tenga un switcher.

- Em, en, m e no estoy entendiendo. Qué es lo de indigencia árabe y un ¿switchner?

- La servidumbre voluntaria, Américo. Y lo del switchner es un canal, como la radio o las


cartas o el chat. No hay ese factor de vista, visual, pornográfico extremo. Y hay una relación.
El humano quiere ver todo. No desarrolla la facultad del oído, la escucha atenta. Es masculino
patriarcal. Y el no ver, que sería visual y la escucha es femenino. Eso no significa menos
conexión. Cuando un lugar o una gente o lo que sea no me impresionan o no me interesan
automáticamente paso a ser irrespetuosa, casi como con todo el sistema en sí lo soy. Las
personas invierten los valores, creen que lo importante es lo que reluce a simple vista. Entre
otras cosas supongo. Pero a la gente la perturba la irrespetuosidad.

Anoté rápido en la libretita: “Vivir al aire libre, sentirse desnudo, un halo de suspiro por la tierra.
Ausencia de ambición y creación de una belleza nueva, a cada instante.”

Un poeta para mí, siempre significó el divague o la zoncera. Pero con Melba, descubrí, que
la poesía era la vida en si misma. La poesía despista, pero a su vez descuida. Nos descuida
por su nivel de, en, e, en, profundidad.

Estaban todos los teléfonos pinchados, y nadie se había percatado todos estaban en divagues.
Hace meses estaban siguiendo los pasos de lo que se hacía en la comunidad, de algo que ya
se venía gestando: la persecución inminente para entrar y romper todo.

La paradoja uno: Hablar de todas y ser en la misma medida tomada. La comunidad fue
tomada. Fue a eso de las 5:00 de la mañana entró un grupo policial antes de que amanezca.
Se llevó pertenencias de la gente que vivía allí, rompió absolutamente todo, imputó armas
que no existían, se llevó a compañeras de Melba detenida.

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Melba, em, em, e, que no se encontraba allí fue a la fiscalía, la detuvieron, se colocaron
antecedentes para Melba. Y recuerdo que tuve ese día, fue desesperación y temor, pero a
su vez, me tranquilicé al escuchar su voz.

-Esta vez sí Américo, me voy a defender sola. Pero por las dudas, llamá a tu abogado.

Una vez, resuelto, em, en, e, el llamado para resolver el tema judicial, estratagemas
burocráticas de por medio, pasamos al tema personal. No me dejaban verla, que no podía ni
siquiera lo más elemental, saber en primera instancia donde se encontraba, em, en, la
responsabilizaban de una red terrorista. Los procedimientos fueron antirreglamentarios,
rompieron todo, em, e, en los fundamentos de la causa de su prisión era ilegítima, sin saber
su paradero ni siquiera informar, en qué y dónde estaba. Ese día fue eterno, porque algunas
compañeras habían sido golpeadas y quizá ciertos golpes, em, en, e dentro de la prisión. Y
pensé que Melba había pasado por lo mismo. Me atormentaba la idea de que le pasara algo.
Y ella nunca fue de callarse, ya estuvo muchas veces del otro lado, denunciando a la policía.
Y de los enemigos, la justicia y la política.

Mi familia es influyente. Los Constantino somos conocidos, em, en, e tiene que ver con
Padre. Este “capital familiar” es un núcleo que sirve para la accesibilidad, y lo que Melba
insistía, como forma de crítica, em, en, e los “privilegios de clase” lo que Melba tanto
criticaba. A ella la sacaron rápido también por su influencia y su entorno, porque era conocida
y querida por muchas personas de la zona, que escribieron y la apoyaron.

Después de haberse normalizado todo. Es decir, terminada la comunidad Furar, Melba entró
en una fuerte contemplación, reflexionó y no contestó por dos semanas mis llamados, ni
tampoco la encontraba por ningún lado. Cambió drásticamente de postura, enviándome una
última carta, y no nos podíamos ver. Em en, e, quiso soltar todo a la borda y no quedó nada,
de sus cosas, la única alternativa valedera que vio fue esa.

Melba repentinamente había huido, fugaz. Desapareció como por arte de magia.

¿Por qué ocurrió? ¿Qué perdí?.


60
Perdí a Melba.

Cada vez que miro a niños o estoy con mis hijos encuentro una nueva forma de reencantar el
mundo y olvidar automáticamente lo ocurrido con las muertes. Esto de Melba también fue
una muerte. Es un condicionamiento que me, en, e, es impuesto. Melba decía que estaba
conmigo porque precisaba de alguien que tenga el “no sé”, que haya estado con muchas
mujeres, que sea “común”, haya tenido mucha experiencia, y así aprendía el amor, ya que los
jóvenes eran unos estúpidos.

Cada vez que veía jugar a Amorcampo con Melba se me erizaba la piel. La manera de realzar
la dulzura. Cosa que antes no. O no era consciente del todo. La nostalgia se disipa al ver la
inocencia en su máxima expresión. La niñez em, en, e, me había enseñado ella, el portar la
facultad de avanzada, de conmemorar de punta a punta los momentos más tensos o tristes y
transfórmalas en pura absurdidad. El valor de la vida se encuentra en la fuerza vital de la
infancia.

-Nosotras no tememos morir luchando.

Melba de las últimas veces, que me explicó ese día, em, en, e la diferencia sutil pero fuerte,
intrépida, entre la revolución y la revuelta, la idea de ella era unificar las dos, la primera es
mucho más abarcante, afecta al estado de las cosas existentes, dijo que involucraba al Estado
y la segunda, no ya, era de carácter singular, parte del descontento de los humanos consigo
mismos, la revuelta es casi mediera, “burguesa” por decir de ella, como el “corralito” en los
90s, que unificaban la revolución que sí querían ciertos grupos de trabajadores,
desocupados, piqueteros. Melba insistía todo el tiempo en la unificación de la revolución y
la revuelta, la una, como “acto político o social” y la otra “un acto singular”.

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Capítulo Diez: Cuerpo sintiente y el Capital.

Em, en, e, el amor con muchísimas personas no sólo tiene que ser físico. Dentro del
corpus ávidamente uno se encuentra envuelto en la fragancia de las mismas pieles. Em, en,
e, se entretoca, experimenta, juega, toca, siente el aroma de los cuerpos. Una vez mi hermano
me dijo que toda la retórica sensualista es más, que la añoranza de un mundo mejor, una
forma realista de vivir. La maestra mucho más modesta, me dijo que lo sensual es parte del
cuerpo, y que se ve mucho en los jóvenes, esa adrenalina sexual. Pero a mí no se me baja la
sexualidad. En cuanto a los adultos, em, en el, a lo que sabemos del contacto corpóreo, uno
se ve sumergido indirectamente, atraído por lo sexual sin siquiera saber, “penetra” valga la
redundancia, penetra de lleno en la vida, por la erótica del pensamiento, que es la corriente
del placer del deseo. Este em, en, e deseo sexual debería ser superado. Pero en esa época era
muy infantil. Em, en, e a su vez, si se lograse sostener ese vaivén inusitado, ocurriría la
sensación gozosa sin necesidad de descarga. Si tan sólo se sostuviera esa energía, se podría
llegar a realizar extraordinarios trabajos posteriores. O al menos, eso me decía Melba. Esa es
mi experiencia con lo sexual. El tiempo pasa y se vuelve más maduro. Pero también em, en,
e deja de perder atractivo cuando se uno se da cuenta del sentido. Quizá sea la fuerza del
deseo orientarlo hacia la cima de un proyecto. Escribir ahora, de esto que me pasó, me pasa
todo aún y de lo que ya pasó.

Todo con Melba pasó en el País de crisis. Escribo, ya conté como un poeta, bah, ya dije. No
soy poeta.

Yo no paré de anotar en la libretita, en toda la relación con Melba: “Los sentidos empiezan
a expandirse sin fin. Hasta que se termina hecho de manantial. Manantial de puro goce o
roce. Interrelaciona la naturaleza y la vida. En una danza triunfal. Melba es, algo así, eso”.

Desde chico, con los compañeros, el tema era el deseo de los cuerpos, lo que siente el cuerpo,
pasaba por lo sexual, em, en el, cuando conocí a Melba ya pasaba por el corazón no tanto por
lo sexual.

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En la adolescencia, em, en, e, no íbamos nunca a ningún prostíbulo pero siempre estábamos
encantados magnéticamente con mujeres, y las mujeres se encamaban con nosotros.
Hablábamos de las relaciones. Así tanto del cuidado, queríamos saber quién más había
entrenado, experimentado, colocado, em, en, e, puesto lo que había que poner.

Coleccionábamos figuritas de la selección. Tenía que ver con los cuerpos. En ese momento
yo relataba los partidos que jugábamos en el campo de padre, em, en, e y también, cuando
veíamos en la televisión los cuerpos que corrían detrás de la pelota. Recuerdo que sabía de
memoria toda la formación de los equipos que jugaban. Em, en, e, leía siempre el periódico
la sección deporte. Y me había mimetizado con la voz de relator. Ya desde chico siempre me
gustó el deporte, el futbol, el rugby y las mujeres. Mis grandes pasiones.

Em, en, e, desde joven aprendí, que el error de vivir, es no amar un deporte. Me pasa con el
deporte igual que con el País. Uruguay es mi refugio, mi escondite. Más allá del mate o la
marihuana, em, en, e tiene que ver con su historia y su tranquilidad, hay destellos de mini-
ciudades del oriente, de imágenes y construcciones de Buenos Aires que tranquilamente
podrían ser de Entre Ríos, pero que están cruzando el charco.

Hoy día sigo haciendo el amor con mujeres. Em, en, e, pese a las muertes, el deseo sexual es
fuerte. Em. En, e, hay algo de vida en los cuerpos sintientes. Y sigo comiendo, viendo a
amigos de rugby y jugando al fútbol con compañeros, de trabajo de oficina, amigos. Pero
perdí el rastro del Rugby. Sigo yendo a Uruguay. Influencié a mis hijos, para que viajen,
jueguen. Jugaron Y dejaron. En algún tiempo hice el amor con todo el mundo. Em, en, e, uno
tiene que probar, las drogas pesadas nunca me atrajeron, pero también tiene que probar. Em,
en, e, muchos seres queridos, cercanos, algunas conocidas y conocidos murieron por excesos
de drogas, y de bebidas fuertes. Em, en, yo soy medido, tomo un poquito, de vez en cuando,
whisky. Pero no más que eso. Yo estaba muy entumecido con la muerte de Padre y Madre.
No quería encasillarme en nada, no quise dejar de probar. Hasta que salí con Melba, seguía
viéndome con mujeres, pero no más que eso.

Cuando jugaba al rugby entre amigos era foward de lateral. El rugby me enseñó a amar la
disciplina, el compañerismo y el respeto, em, en, e, cuando una está desahuciado, se le daba

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el ánimo para el triunfo, hacíamos de soporte, uno para todos y todos para uno, es un tanto
diferente a la pasión de lo que se puede escribir en una poesía o en esta historia, es más
práctico el deporte, es el ejercicio. El rugby tiene su secreto. Y se vincula también con los
cuerpos sintientes.

Em, en, e, muy distanciado del rugby en estereotipo del Ernesto Guevara, mi hermano era
fanático del Che, pero, vaya! También, em, en, e hay algo que tiene que ver con la guerrilla
y el rugby. Fidel era un gran capitán. Decía que no se quedaba quieto nunca, que al pueblo
le hablaba siempre de frente y su carisma era indudable. Em, en, a la seguridad, la mirada del
demasiado humano. Nosotros teníamos en el Rugby la influencia de Fidel Castro. De la
revolución de Cuba, siempre me gustó la imagen del otro, de Camilo Cienfuegos, em, en,
igual no va al caso, en su momento tenía un aprecio, más por Fidel, por la trayectoria de todo
eso que pasó en Cuba, y por lo que el Abuelo Rubén, críticamente a veces hablaba y me
contaba. Después había recuerdos, cuando leía de joven, guiado por mi hermano, el
manifiesto comunista me pareció alucinante. Em, en, e, con Melba volvían retazos, pero más
del lado del feminismo y cierta adulación Andina.

Em, en, e, esas ideas siempre me parecieron bastante desacomodadas con mi vida, con mi
nivel de clase, con mi sector social. La revolución siempre me pareció rara. Las ideas de la
revolución o “revuelta” digo. El Peronismo es más astuto, no confrontó, em, en, e, tiene la
tercera vía, el perfume que irrita a los gorilas, engañándolos, siempre fue digno de mi aprecio.
El abuelo Rubén me había hecho entender. En Secundaria, en historia, entendí el valor del
aporte del peronismo, em, en, e, y nunca me corrió ni a izquierdas ni a derechas, lo mío puede
ser un encanto alevoso a la poesía, soy también un infiltrado. Un peronista quizá, no sé. Yo
soy esto. Perón era un poco así, su aporte fue siempre una forma de persuadir, de convencer
más que de imponer o luchar, en la construcción del País. Em, en, e, lo popular no se mancha.
Sigo leyendo Olé-o y la Napzción.

Melba tenía una obsesión enferma con transformarlo todo, derribar el capital, como
“relación” pero no era Guevarista, respetaba mucho a las mujeres guerrilleras. De joven
terminó la secundaria y se puso a estudiar artes. Pero nunca abandonó la idea de hacer una
revuelta. Todo lo que sucedía se debía “a las condiciones materiales”, y principalmente al
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sistema. De relaciones sociales que se habían fetichizado por el capital. Pero esa revuelta –
la que pretendía hacer ella en su conjunto- era mitad de veces infantil capricho o mitad de
veces seria y corto plazista, espontánea. Em, en, e en ambos casos iba a tender al fracaso. Es,
em, en, e, cero en estrategia, o planificación, creo que es un paso importante para no caer en
el error garrafal del voluntarismo desmedido. Melba tenía en exceso esto último. Y quizá fue
lo que me había enamorado de ella. Voy a decir algo que quizá no deba. Em, en, e, pero es
lo que siento, la idea de querer romper todo, no tiene nada que ver conmigo, yo soy esto, que
da antes que criticar. Me sumerjo en la poesía como algo novedoso, algo nuevo, algo que
descubro en lo hondo, em, en, e como humano autónomo, aceptando las contradicciones. Me
gusta la melodía de las poesías, a la maestra del tallercito también. Me parece un mundo
fantástico. Y me parece que la poesía es una forma de amor más pura, con más paz, que va
en contra superando toda violencia, o fuerza.

También me he acostado con la maestra de tallercito de literatura. Melba lo sabía. Em, en el,
la maestra tenía un bello cuerpo. Melba atacaba esta hipocresía burguesa interna. Pero no
culpabilizaba cristianamente, jamás.

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Capítulo once: Mística rimbombante/Tendencia fugaz escape.

La maestra del tallercito de literatura, frente a los que tomaban notas, en un cuarto muy lindo,
con persianas de seda, mucha luz y un ventilador preguntó: ¿Qué planta, libro o perfume
escogerían? Sin porqués.

-Jazmín. Corán. Ylang Ylang. Dijo un joven.

-Margarita, prosiguió otra compañera.

-Escogería Jazmín también como planta, y perfume el de rosas. Y libro, Sin título de Eielson-
una señora mayor.

-Archipiélago autónomo de Ricardo Rojas.-

- Jazmín. Rosas.

- Un cactus, la biografía de los Beatles y el perfume de las Macs.

Y muchas voces sonaron en el tallercito, y me hicieron recordar a Melba, con cierto ahínco
indescifrable. Como cierta mística, rimbombante de ella.

Prosiguieron:

- Loto.

- Las flores del mal.

- Jazmín. El principito y finas aguas de azahar.

- Siddhartha o su leyenda, Margaritas, Ginkgo Biloba.

- Orquídea, el principito, jazmín.


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- Dolche Gabbana.

- Flor del Bosque, Escarlata de Powloski, fragancia Sweet Honesty.

- Jazmín.

- Mirasoles, Vagabundos del Dharma, fragancia a vainilla.

Fue en esa tarde, había pasado, o creí que había pensado que todo “el estallido o su mística
rimbombante” y de “la huida fugaz de Melba” dentro de la comunidad Furar había acabado
al fin. Melba estuvo pintando antes de la partida, un mes seguido, encerrada, y me dijo, que
estaba muy centrada.

Mientras, yo me empezaba a sentir bien. Después del laburo al tallercito de escritura.


Hablábamos con los compañeros acerca de la vida, y por fin em, en, e me sentía completo.
Intercambiábamos cuestiones personales: que flores nos gustaban, perfumes o libros.

Todos coincidíamos en que teníamos un “yo” que afirmar entre el equilibro de la pluralidad
de “yoes”.

------------------------------------------

Melba me escribió una última carta, no le gustaba escribir en el celular, era siempre cortante,
pero me escribía cartas que aún conservo, la anteúltima decía:

“¿Qué soy? Soy un espacio crédulo de vida, que esto que soy, quiere pero no puede afirmar
la vida. Con todo lo que tiene de dolor la vida. La totalidad afectiva desnuda, dañina que
corresponde a “esto”, que ya no vuelve atrás, es, en este instante, reencuentro, revuelve o
revoluciona transformándome, equiparando toda la melancolía, de la que salga
rápidamente con la acción, pero, aun así, siento el dolor en el corazón. Siento la vida.
Revolver el pasado, es volver atrás para colocar de distinta manera la acción del presente

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en este lugar. Las mil millones de antelaciones y arcaicas especies que precedieron, y las
existentes, están dentro de mi cuerpo Américo, Para decirte de una forma más real y poética:

El aroma de esta unidad o el perfume de esta marea de la existencia me hacen ser, esta es
mi voz, yo no soy por mi cuenta. Tengo qué luchar con otrxs.

La extensión de pura vida acorralada por la cima de la montaña interior, trasciende los mil
afectos: y tan sólo es. Este cuerpo siente una fuerza, apremiada por la inconciencia no
pertenece, es un constructo vacío, carente de singularidad, carecen de identidad, carente
de contenido. ¿Qué soy?

Extraño a mi mamá Américo, siento el dolor de los pobres. Este mundo es injusto. Quiero
hacer la Revolución no por capricho. Porque la libertad es pensar diferente, que las cosas
sean distintas.

Soy una parte de la misma vida, entera y total afectiva. Pero caería en un error si dijese que
fue, lo que fui, o trato de “vender un pasado”, pues tampoco puedo ser, cambié. Hoy alguien
quizá Amocampo, ¿perdone, redima o libere los males de los humano de la tierra?”

------------------------------------------------------------------------Firma: Melba.

Bebió extasiada de esas fuentes de la mística revolucionaria que yo desconocía, no sé mucho,


no conozco. Y no sé de teorías ni de intelectuales. Melba pretendía transformar en acción
todo lo que leía, y lo que leía en acción. Em, en, e, que ayer a mí, me habían puesto en
desconcierto. Ya no esperaba más de Melba! La fuerza que acompaña a los que deciden ya
no aislar, o no soportar más el dolor del mundo aquí. ¿Qué es, que hace que los humanos se
decidan, opten y elijan transformar radicalmente la vida, qué es? Lo de madre y padre fue
enfermar, pero lo de Melba fue opción, y pura decisión. Dejar el ropaje, de toda una vida,
para ser en otras.

Melba no le habló a Amorcampo, porque sabía que se iba ir. Que una vez más, lo iba a dejar
sin madre, sin tierra, sin fuerza matriz, sin expansión.
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Ver el mundo con el espejo del dolor de la humanidad no es para cualquiera. Y que nadie
comprenda es lo que llevó a Melba a su escape, pues desapareció o se enroló no sé en qué
PK, Pku o Pkk algo así, como un partido de trabajadoras, se fue para Oriente. Em, en, e.

Su tendencia fugaz, al escape o al salir de la rueda. Tuvo que ver con la comunidad Furar, y
también el sentido, de enfrentar la opresión, la injusticia del mundo, del patriarcado. Ver
también atravesado ese mismo espejo por la oscuridad de todo el mercado, ya como forma
de vida, y salirse. Saber que en Argentina “una se embrutece” era su última convicción.

Se habla de normas, parámetros, leyes, y constructos artificiales, de las cuales hoy yo capto,
y confundiéndose todo de nuevo, se tiende a lo peor. Melba no soportaba más.

Si el sol entra en un abismo, el sol era Melba.

Ya no volvería a verla jamás.

Y, si el sol entraba en un abismo, sin su presencia ¿Qué parte decide ella ver?

Revisando las últimas notas de Melba, las que me dejó para que leyera, encontré una lista de
deseos inconclusos, en que todavía no había llegado a realizar en vida. Anotaba:

/Mirar el cielo en una noche estrellada, desde una aldea en Cuzco, Perú, hablando con una
niña en quechua, leyendo Arguedas.

/Haber conocido al amor de mi vida cerca de un campo.

/Saltar desde un piso alto de un edificio a una piscina, antes que como Charly García como
María Gabriela Epumer”!

/Espiar el horizonte, con alguien que me cuente historias de la India o un Yoguista-.

/Robar una biblia, a un mal pastor. De prepo, y no ser atrapada.

/No ser mar ni desierto en esta vida. Sino humana, en relación con ambas.

/Concluir mi tesis doctoral de estética.

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/Hacer más por Chola.

/Hacer menos, para demostrar que no sé inglés, o hacer menos por figurar, aunque no me
saliera siempre.

La carta explícita a mí, era, la que, avecinaba así su partida:

“El sistema tiene la capacidad de

Absorber, reproducirse, y de sostener

En su vanguardia la estupidez sin ninguna autocrítica

Aplaca la pupila resplandeciente

De la juventud,

Ya no es un sistema

Ya no es una institución

Ya no es cualquier otra. Son todas.

Sólo en un mundo donde valen

Más las cosas que la vida

Se puede permitir:

Que esquiven la mirada del corazón

Que continuamente se haga sin pensar todo y con interés capital voraz! mordaz! capataz!

Que la moralidad y la ética no valgan nada

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Que aplaquen tus obras,

Censuren tu imaginación

Supriman tu espiritualidad

Tergiversen tus poesías

Impugnen o dividan y oculten la historia

Mal comprenden o sobre exageran en la parodia fetiche

¿Y? dice la voz

Dice "Y"

Y que da igual.

Cautivan la vista

Para que te distraigas de lo bello de los afectos, de lo sencillo, de lo sensible, del


ennoblecimiento de la humanidad y del cuerpo integral mismo-

¡Y premian la mediocridad del día!

Las clases altas citan discursos

Agenciados, desde el "esfuerzo" hasta el "emprendedurismo" la "motivación individual"


para los sectores bajos

Y los de arriba siguen siendo millonarios, se benefician de estos restos diurnos, discursivos
y corporales
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Nunca había visto al imperio total

Repitiendo en propaganda total

Un Estado global y mercado total gastando millones en total

Para perpetuarse en el poder total

Nunca había visto al imperio total

Es decir, con una estrategia política total de desfachatez

Global

Total

Si total. ¿Qué más da?

¿Dónde quedó la humanidad total? ¿Dónde quedó el sueño revolucionario? Que el


humano sea integral. Material, moral, ética y espiritualmente.

"Marx, hijo te pido que aplaques tu temperamento" el padre advertía, y también le decía
"en mucho tienes razón, pero sabes que puedes producir tormentas".

Acá ni una tormenta

Pero si cortes eléctricos

Ni una muerte de hambre en el centro

Ni siquiera un recorte una persona mayor

Nos conmueve ya.

Ya nada de eso importa:

El sol cae, es el poniente.

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Dicha que al menos

Trazamos en nuestra vivencia y o experiencia.

Todos los días agradezco, detalles:

Esos detalles valen

Una humanidad total:

Un ejemplo: el sonido

De los pájaros- que antes no escuchaba-

Me deja tranquilo, significa que están sobreviviendo

Que su naturaleza ha sido vivificada

- Y vaya paradoja- todo los días renace algo

Esperanzador, pese al mundo inhumano y Disciplinador.

Hay gente construyendo a contra mano y desde abajo otros mundos posibles.

Adiós Américo

------------------------------------------------------------------------------------------Firma: Melba

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Capítulo doce: Un nuevo amanecer insurrecto.

Las madres, de cuatro hijos, mis hijos, se enteraron de la huida, o del escape revolucionario
(qué no entendí jamás) de Melba e inmediatamente vinieron a visitarme. Después en la tarde
los demás Iván, Astor, Severino, sin ninguna otra simpatía, pues, no la conocían bien, y
tampoco les interesó mucho ese acontecimiento. Em, en, e que para mí fue inexplicable,
melodrama, y una ruptura del corazón. Amorcampo lloró toda una semana y dijo:

-Se fue como la mariposa.

Y yo estaba destrozado. Pero con la familia. Con las madres, de los cuatro, mis hijos.

El mundo no es desolador, en todo caso los seres humanos desconsuelan al mundo,


estupidizándolo. Si algo me enseñó Melba, era esa crítica, em, en, e, es la conciencia social
y revolucionaria tiene que cambiar nuestras prácticas cotidianas hacia un mundo nuevo.
Melba había visto bien ese mundo. Y que también, muchas seres humanos vienen con una
polenta increíble, a desafiar al mundo, a luchar por el amor. Ella estaba influenciada
muchísimo por el encanto de las poesías y las letras, y yo, volqué mi personalidad a sostener
algo insostenible: la supuesta profundidad de un romance.

El cerebro olvida los sucesos dolorosos pero el corazón jamás. He marchado del campo, y no
regresado jamás, ya. Me he mudado. He cambiado mis hábitos. Y hecho todos los papeles,
he quemado todas las cartas y todas las naves idílicas, que me hacieran recordar a Melba, no
para huir sino para que en las cenizas del viento puedieran redimir, solo por el secreto de la
sanación del tiempo, marchite el recuerdo.

Recuerdo.

Su recuerdo que he contado-bah, nuestro recuerdo, que he contado en estas vastas líneas. No
he huido, he encontrado en el fuego, en el quemar todo recordatorio, el fuego, el calor, la
aceptación. Plantando un nuevo jardín. Todo rastro inoportuno, que me haga recordar el
amorío es el fiel reflejo de lo que me hace más fuerte.

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Me dijo la maestra que decía, que la diferencia de nosotros con los demás seres de las
existencias, es la capacidad del lenguaje poético, el ser humano quiere alcanzar la cima con
la poesía. El animal huye del peligro, sabe cómo sobrevivir del dolor. Melba hizo eso, no
dejó no avisó, no murmuró, no amagó, no pronunció nada más que su despedida. En cambio
nosotros, olvidamos la náusea, que nos provoca nuestra propia civilización.

Termino aquí. Em, en, e pasado el contexto de crisis. E igual, Me pasa todo aún. Cuando
recuerdo. Todo lo que dicen los escritores, y mucho menos- de lo que dicen periodistas
deportivos, las películas o las series actuales.

Amorcampo es mi hijo. Que fue la persona que más amó a Melba: Su viaje al Oriente, que
se fue al Chipre o Kurdistán, marca un antes y después. A veces es mejor callar. Hacer
silencio. Sin dar muchas explicaciones. Tampoco me interesó indagar. Básicamente alguien
se va.

Y se va.

Me quedo con su figura o cuerpo y espíritu. Ya de por sí, se transforma en ejemplo, sus
compañeras la recuerdan continuamente en sus luchas por estos lados: su perfume, su vida,
su poesía, sus trazos, sus formas, sus contornos, su pintura. O

En cambio yo “Pasión del río”, Locura del río, delirio de amor…..por Melba.

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