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El fenómeno

campaniforme: un siglo
de debates sobre un
enigma sin resolver Rafael Garrido-Pena*

The bell beaker phenomenon: a


century of debate on an unsolved
enigma

When old age shall this generation waste,


Resumen Thou shalt remain, in midst of other woe
Than ours, a friend to man, to whom thou say’st
Se ofrece un resumen de la historia de las investiga- “Beauty is truth, truth beauty.”-that is all
ciones desarrolladas sobre este interesante fenómeno Ye know on earth, and all ye need to know.
de la Prehistoria de la Península Ibérica, y en general
de Europa occidental, con una revisión de las aporta- Ode on a Grecian Urn, John Keats
ciones más importantes de cada etapa, desde las tra-
dicionales a los últimos enfoques teóricos. Se propo- En memoria de Andrew Sherratt
nen asimismo las incógnitas que aún permanecen
pendientes de resolver en el estado actual de las
investigaciones, muchas de ellas derivadas de los
datos proporcionados por las más recientes técnicas 1. ¿Qué es el campaniforme?
de análisis (calibración de las fechas de C14, análisis
de isótopos de estroncio y oxígeno, análisis de pastas Se trata de una manifestación arqueológica de la Edad
cerámicas, análisis de contenidos). del Cobre en Europa occidental, que ocupa un perio-
do cronológico relativamente restringido, entre el
Abstract 2700/2600 y el 2000 AC aproximadamente, y que se
caracteriza por la presencia de una serie de cerámicas
An outline is presented about research on the interes- ricamente decoradas y con un repertorio de formas
ting Beaker phenomenon in Iberian and Western restringido (vasos campaniformes, cuencos, cazuelas,
European prehistory, with a review of the most impor- etc.), que aparecen, junto a diversos objetos acompa-
tant contributions, from the more traditional to the ñantes tales como adornos de oro (diademas, pen-
latest theoretical approaches. The still unsolved enig- dientes, plaquitas, etc.), elementos de cobre, ya sea
mas in the current state of research are also pointed armas (puñales de lengüeta, puntas de tipo Palmela,
out; many of these are derived from recent analytical alabardas, hachas planas, etc.) o instrumentos (lez-
techniques (14C calibration, strontium and oxygen nas), y otros objetos de alto valor simbólico (botones
isotopes, and ceramic content and paste analyses). de hueso de perforación en V, brazaletes de arquero
de piedra) (Fig.1).
Palabras clave: Campaniforme. Calcolítico. Historia de Los contextos arqueológicos principales donde se
las investigaciones. Últimas propuestas teóricas. documentan materiales campaniformes son, por un
Recientes técnicas de análisis.

Key words: Bell Beakers. Copper Age. Research history.


Last theoretical approaches. Recent analysis tech- *
Instituto Arcadia. FUNGE. Universidad de Valladolid. Correo electróni-
niques. co: r.garridopena@funge.uva.es

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Fig. 1. Elementos materiales que componen el complejo campaniforme (dibujo Luis Pascual, Aratikos, S.L.).

2
Fig. 2. Planta del poblado calcolítico de El Ventorro (Madrid) (según Priego y Quero, 1992).

lado, los lugares de hábitat, que resultan tan variados Fuente Olmedo, donde a un solo individuo le acom-
como las diferentes regiones donde aparece este pañaba un impresionante ajuar fúnebre compuesto
fenómeno. Así en áreas como el Sureste de la por tres recipientes campaniformes, un puñal de len-
Península o el centro de Portugal se relaciona con güeta y once puntas Palmela de cobre, una diadema
espectaculares poblados fortificados como Zambujal o de oro y un brazal de arquero de piedra (Martín Valls
Los Millares, mientras en el interior peninsular se y Delibes 1989) (Fig. 3).
documenta en los conocidos como poblados de “fon- Entre las reutilizaciones de sepulcros neolíticos des-
dos de cabañas”, caracterizados por la presencia de taca por su espectacularidad el caso del reciente
cabañas ovales y hoyos de diferente tipología dis- hallazgo del Túmulo de La Sima en Soria, donde se ha
puestos a su alrededor (Fig. 2). podido documentar una intensa reutilización campa-
Por otro lado, se documenta también la presencia de niforme del sepulcro tipo tholos del Neolítico final,
estos elementos campaniformes en lugares funerarios. con cerca de una veintena de recipientes cerámicos,
Es, sin duda, en las tumbas donde se recuperan los tres puñales de lengüeta, dos fragmentos de leznas,
materiales mejor conservados y más vistosos (Lám. I), dos puntas de tipo Palmela, una hacha plana, todos
especialmente si los comparamos con los que se ellos de cobre, así como dos brazaletes de arquero,
encuentran en los hábitats, casi siempre en estado muy tres puntas de flecha de sílex de pedúnculo y aletas,
fragmentario. La variedad de estructuras funerarias y un botón de perforación en V (Rojo, Kunst, Garrido,
donde se han recuperado materiales campaniformes es García y Morán 2005) (Lám. III).
tan grande como la de los poblados, en función de las En cualquier caso en todos estos distintos tipos de
lógicas diferencias existentes entre los distintos contex- sepulcros los cuerpos son depositados siempre en
tos regionales. En general, podríamos decir que se trata posición fetal, aunque con variadas orientaciones,
tanto de tumbas realizadas en este momento (fosas rodeados de los elementos de ajuar.
simples o bajo túmulo de piedras, cuevas artificiales, Se han documentado materiales campaniformes,
etc.), como de reutilizaciones de sepulcros colectivos con las lógicas variantes regionales, en una amplísima
anteriores, ya sea neolíticos o calcolíticos precampani- área geográfica que abarca desde la fachada atlántica
formes (cuevas, dólmenes, etc.). europea hasta los Cárpatos y desde las Islas Británicas
Entre las primeras, además de algunos hallazgos y el sur del Báltico hasta el Mediterráneo y el norte de
recientes en la región de Madrid (Lám. II), se puede África. (Fig. 4).
destacar el espectacular hallazgo vallisoletano de

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La sorprendente semejanza y extensión geográfica
de buena parte de estas manifestaciones arqueológicas
ha constituido, desde finales del siglo XIX, cuando se
descubrieron las primeras vasijas campaniformes
(Riaño et al. 1894), un reto para los investigadores de
este periodo. En cada etapa de la historia de estas
investigaciones se ha ofrecido una hipótesis diferente,
de acuerdo con los esquemas teóricos vigentes en
cada una de ellas.
Curiosamente, todas estas distintas interpretaciones
guardan un sospechoso parecido con los respectivos
marcos históricos donde los investigadores desarrolla-
ron su labor en cada momento. Así, mientras la
Europa de entreguerras veía involucradas a las cerá-
micas campaniformes con el desplazamiento de pue-
blos nómadas y belicosos expansivos, la del Mercado
Común, desde los años 70 en adelante, las verá circu-
lando por las fecundas y extensas redes de intercam-
bios desarrolladas ya desde los tiempos prehistóricos
Lám. I. Cerámicas campaniformes de la necrópolis de Ciempozuelos
(Garrido-Pena 2001).
(Madrid) (fotografía Museo Arqueológico Nacional). Pero ni la multiplicación de los hallazgos arqueoló-
gicos ni las distintas explicaciones que se han ido pro-
poniendo a lo largo de casi un siglo han conseguido
resolver un problema que aún en la actualidad cons-
tituye un enigma, en torno al cual existen más pre-
guntas que respuestas (Garrido-Pena 2005).

Lám. II. Recientes hallazgos funerarios campaniformes en la región de Madrid: A la izquierda La Salmedina, Madrid (según Berzosa y Flores, 2005). A la dere-
cha Camino de las Yeseras, San Fernando de Henares (según Blasco et al. 2005).

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Fig. 3. Reconstrucción del ritual funerario desarrollado en el enterramiento campaniforme de Fuente Olmedo (Valladolid) (dibujo Luis Pascual, Aratikos, S.L.).

2. Las interpretaciones tradicionales Otra característica de esta forma tradicional de


hacer Prehistoria es la obsesión por la búsqueda del
En los dos primeros tercios del siglo XX triunfa la lugar de origen de estas culturas, como la
Escuela Histórico-Cultural alemana tanto en Antro- Campaniforme. A comienzos de siglo autores como
pología como en Prehistoria (Trigger 1992: capítulo 5; Montelius (1900), Petrie (1901) o Déchelette (1908),
Hernando 1992; Jones 1997: 45-51). Los mapas de dis- defendieron que las cerámicas campaniformes proce-
tribución de los hallazgos arqueológicos se convierten dían de Egipto y Asia Menor. Esta línea de investiga-
en mosaicos de culturas ( Jones 1997: 18). Las culturas ción apenas rebasó los primeros años del siglo y
se entienden entonces como sinónimos de etnias, de pronto se vio sustituida por la abrumadora mayoría de
Pueblos o incluso de razas, en un contexto sociopolí- autores que defienden un origen local, en Occidente.
tico de auge generalizado del nacionalismo en toda Pronto triunfa la tesis que sitúa en la Península
Europa ( Jones 1997: 15). Estas culturas se erigen en Ibérica el hogar primigenio del Campaniforme, y que,
los auténticos actores de la Historia, y desempeñan un desde entonces, presidirá las investigaciones hasta
papel semejante al de los individuos y grupos en la épocas bien recientes. Aunque ya Siret (1913: 205-
historia escrita (Shennan 1989: 5). Así, la Prehistoria se 210) había sugerido el carácter hispano autóctono de
convierte en el relato de las andanzas y correrías de los que él llamaba vasos caliciformes, fueron los tra-
estos pueblos, sus migraciones e invasiones. bajos de Schmidt (1913, traducido en 1915) y sobre
En este contexto el fenómeno campaniforme pasa a todo de Bosch Gimpera (1919; 1920; 1940) los que
ser considerado como una cultura, e incluso como un plantearon la cuestión de forma sistemática. Bosch
Pueblo o una raza concreta, unos grupos nómadas, de ubicó en el “círculo cultural de las cuevas del centro
mercaderes y metalúrgicos (Pericot 1950: 180; Savory y sur peninsular” el núcleo originario de esta cultura,
1968: 166-189), con actividades semejantes a las que ámbito desde el cual se habría extendido por el resto
“... todavía en Europa realizan los caldereros gitanos” de la Península y Europa (Fig. 5).
(Pericot 1978: 87).

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Además, la proliferación de trabajos de ámbito local
y regional en los años posteriores, va mostrando una
realidad crecientemente compleja, que ofrece nume-
rosos problemas a los esquemas globales y uniformes
de Bosch y Castillo. Los tipos físicos asociados al
Campaniforme y otros elementos como los brazales
de arquero, los botones de perforación en V, o la téc-
nica cordada, que son unánimemente considerados
de origen no peninsular, arrojan serias dudas sobre
los esquemas iberistas.
Por ello cada vez ganan más adeptos las tesis de los
prehistoriadores del Norte de Europa, que ponían en
duda el viejo modelo ibérico, y optaban por
Centroeuropa y el complejo de la Cerámica Cordada
como cuna, en una región donde todos esos elemen-
tos no ibéricos del complejo campaniforme tenían
muy antiguos precedentes.
Pero hay que esperar, hasta la célebre “Teoría del
Reflujo” de Sangmeister (1963) para que ello se concre-
te en un modelo alternativo, que mantiene, sin embar-
go, parte de la importancia inicial de la Península
Ibérica en este proceso. Recogiendo las ideas de Smith
y Blance, propone el origen de los campaniformes de
Estilo Marítimo (los más antiguos) en el centro de
Portugal, a partir de una evolución desde las decora-
ciones neolíticas locales. Desde ese lugar de origen un
movimiento de “flujo” habría llevado estos primeros
tipos por la costa atlántica hasta Bretaña, y desde allí a
los Países Bajos, donde se desarrolló un grupo híbrido
con la cerámica cordada (Fig. 6).
En Bohemia y Moravia surgiría un centro precoz,
como consecuencia de los efectos directos de los
tipos holandeses híbridos a través del Rin, con una
Lám. III. El Túmulo de La Sima (Miño de Medinaceli, Soria) (según Rojo, serie de elementos singulares (puñales de cobre, bra-
Kunst, Garrido, García y Morán, 2005). zales de arquero, botones de perforación en V, deco-
raciones cerámicas incisas y pseudoexcisas en amplias
franjas, tumbas individuales en fosa, etc.). Un movi-
miento de “reflujo” se encargaría de llevar estas nove-
En este marco teórico se sitúan los primeros traba- dades hasta los restantes grupos campaniformes euro-
jos de Castillo (1922; 1928), que por su repercusión peos, definiendo así las características de los comple-
internacional, especialmente su tesis (1928), supuso la jos incisos más tardíos como los peninsulares de
consagración del modelo que situaba en España la Carmona o Ciempozuelos, tenidos por los más anti-
cuna del Campaniforme. Mediante un análisis compa- guos en los esquemas clásicos de Bosch y Castillo.
rativo entre las decoraciones campaniformes y las Una combinación de migraciones de grupos étnicos
propias de las cerámicas incisas neolíticas hispánicas, concretos y comercio sería para este autor el mecanis-
este investigador situó concretamente en el valle del mo de difusión en ambos procesos (Sangmeister 1963:
Guadalquivir el foco original donde se habría gestado 51-53) (Fig. 7).
esta cultura (Castillo 1928: 29). Otros autores como Neustupny (1963), Guilaine
Sin embargo, aunque esta visión tuvo una buena (1966: 292) o Treinen (1970) rechazan las tesis respec-
acogida entre los investigadores europeos, ya desde to al origen ibérico, y proponen, asimismo, a Centro-
los primeros momentos surgieron críticas, especial- europa como el candidato adecuado.
mente por parte de célebres prehistoriadores del A mediados de los años 70, R.J. Harrison (1977),
ámbito británico, muy remisos a aceptar un origen uno de los mejores especialistas recientes en el estu-
hispánico para el Vaso Campaniforme, frente a otras dio de este complejo problema, desarrolla este esque-
regiones que, como Centroeuropa, presentaban, en su ma dual con un elaborado trabajo que busca los orí-
criterio, mejores posibilidades (Childe 1930; Piggott genes del estilo Marítimo en las decoraciones calcolí-
1947). ticas precampaniformes del centro de Portugal.

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Fig. 4. Mapa de dispersión del Fenómeno Campaniforme.

Sin embargo, la teoría del “Reflujo”, pese a contarse Para mayor confusión las últimas investigaciones
desde luego entre los modelos más citados y utiliza- están cuestionando seriamente el Modelo Holandés,
dos en los años posteriores, comienza a recibir en la que ha permanecido vigente durante más de 20 años,
década de los 70 las primeras críticas y matizaciones. tras la revisión de la secuencia cronológica con la
No obstante, hay que esperar hasta la celebración aplicación sistemática de la calibración a las fechas de
del Congreso de Oberried en 1974, para que se ofrez- C14 a un corpus cada vez más amplio de dataciones
ca un modelo alternativo. Dos prehistoriadores holan- disponibles en toda Europa occidental (Müller y Van
deses, Lanting y van der Waals (1976), aplicando por Willigen 2001).
primera vez procedimientos de cronología absoluta Además, investigadores como Laure Salanova (2005)
de una forma sistemática (el C14 concretamente), sitú- están volviendo de nuevo sus ojos al centro de
an en la desembocadura del Rin el lugar de origen del Portugal para buscar los orígenes de este complejo
Campaniforme, a partir de la evolución de los tipos fenómeno, otra vez sobre la base de la cerámica de
cerámicos de la Cultura Cordada, eliminando el últi- Estilo Marítimo.
mo resto que perduraba de las teorías iberistas en el Pero al margen de estos debates sobre los orígenes,
modelo de Sangmeister. Su trabajo iba a erigirse en que nunca terminarán, la aportación más significativa
nueva teoría triunfante sobre los orígenes del para la consideración e interpretación del por qué, de
Campaniforme, el llamado Modelo Holandés (Fig. 8). las causas de la aparición y difusión de este fenóme-
De hecho, la última síntesis publicada sobre el no en una región tan amplia ya la proporcionó Clarke
Campaniforme en Europa a cargo de R.J. Harrison en 1976 en el Congreso de Oberried. Desde mi punto
(1980) recoge el Modelo Holandés como teoría vigen- de vista, y al margen de que puedan y deban realizar-
te sobre sus orígenes. se las convenientes matizaciones y modificaciones al
Desde entonces se han celebrado multitud de con- mismo (Garrido-Pena 2005), sigue siendo la hipótesis
gresos, donde predominan los trabajos de tipo regio- más convincente y completa que se ha propuesto
nal, que escapan del espinoso asunto de la explica- hasta la fecha para explicar las causas de este comple-
ción general del fenómeno. El último publicado hasta jo problema de nuestra Prehistoria.
la fecha se celebró en mayo de 2005 en España (Rojo,
Garrido y García 2005).

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Clarke ofrece una doble respuesta:
1) Las cerámicas campaniformes y sus objetos
acompañantes no son vulgares objetos domésti-
cos sino preciados y lujosos productos, muy cos-
tosos de elaborar. Es muy probable que fuesen
poseídos únicamente por ciertos personajes de
elevado estatus social y económico en estos gru-
pos, en suma elementos de prestigio de alto
valor simbólico. No serían por ello los distintivos
de un Pueblo sino de ciertos individuos de alto
estatus que detentarían el poder en estas primi-
tivas sociedades y los exhibirían para reforzar su
prestigio y posición. Para explicar su amplia dis-
persión geográfica no sería necesario acudir al
movimiento migratorio de pueblos, sino que se
podía atribuir al desarrollo de los sistemas de
Fig. 5. Extensión y distintos grupos del Campaniforme en las teorías de intercambios, y diversos mecanismos útiles para
Alberto del Castillo (1947). estos personajes como los pactos políticos, las
alianzas matrimoniales, etc. Esas tupidas redes
sociales serían el canal de dispersión de este
fenómeno.
2) Pero ¿qué explicaría que fuese precisamente en
este momento, y no antes ni después, cuando
surgiese un circuito de intercambios de bienes
de prestigio a larga distancia como el campani-
forme? La respuesta es que coincidiría con un
determinado contexto social y económico, fruto
de una serie de transformaciones desarrolladas
desde finales del Neolítico, que desembocarían
en el surgimiento de incipientes diferencias
sociales en forma de líderes que tratan de apun-
talar su posición y consolidar su poder manipu-
lando estas valiosas mercancías.
En este sentido, el modelo de Clarke que se encuen-
tra claramente incluido dentro de los enfoques de la
arqueología procesual, se apoya en el concepto de
Fig. 6. Teoría del Reflujo de Sangmeister (1963).
“bien de prestigio”. Según esta concepción pueden
surgir diferencias sociales a través de la distribución
diferencial de los elementos de prestigio, pues estos
objetos tienen la capacidad de conferir poder a quien
3. La renovación teórica los posea, o sobre todo, a quien consiga controlar las
redes por las que circulan (Thorpe y Richards 1984).
Decía Clarke (1976) que él no veía pueblos campani- Sin embargo, y en la línea de lo propuesto en su día
formes sino pueblos con campaniforme. En esta frase por Thomas (1987), quizás sería interesante, señalar
se resume perfectamente la hipótesis de este autor. que los elementos que componen el complejo campa-
Los elementos integrantes del complejo campanifor- niforme probablemente no conferirían prestigio por sí
me no serían los distintivos de un pueblo determina- solos, sino que probablemente simbolizarían un esta-
do sino elementos materiales que se intercambiarían tus social y económico previamente alcanzado, y que
entre los distintos grupos de la Europa prehistórica. hunde sus raíces en la producción. Sólo unos deter-
De hecho, estos objetos son siempre minoritarios en minados personajes dentro del grupo, los que osten-
los repertorios materiales de los yacimientos calcolíti- tasen una destacada posición socioeconómica, estarí-
cos europeos (por ejemplo en los poblados las cerá- an autorizados para portarlos y exhibirlos, quedando
micas campaniformes rara vez superan el 5% del total los demás expuestos al ridículo o la sanción social si
de la cerámica recuperada en ellos). intentaban hacer lo propio sin tener “derecho” a ello.
Pero ¿por qué se intercambiaban estos elementos En este sentido no podemos olvidar que durante los
entre grupos humanos tan distantes y por qué en este siglos previos a la aparición del Campaniforme
momento precisamente? Europa occidental asiste a una serie de importantes

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Fig. 7. Ejemplos de cerámicas campaniformes de Estilo Marítimo y Ciempozuelos en La Meseta (según Garrido, 2000).

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transformaciones económicas, que Sherratt (1981) alimentos sólidos (como sugiere la forma abierta de la
trató de definir en su célebre modelo de la así llama- cazuela), habrían sido consumidos en un ritual relati-
da Revolución de los Productos Secundarios. vamente estandarizado (Lám. IV).
Recientes análisis microscópicos y químicos de con-
tenidos realizados en vasos campaniformes de toda la
4. Últimas aportaciones Península a cargo de los Dres. Juan-Treserras y
Matamala están demostrando que efectivamente
Entre las últimas hipótesis formuladas sobre este fenó- muchos vasos campaniformes, descubiertos tanto en
meno destacaremos, por su repercusión posterior, las poblados como tumbas contenían distintos tipos de
que interpretan las cerámicas campaniformes como cerveza (Rojo, Garrido y García 2006; Rojo, Garrido,
lujosos contenedores de bebidas muy especiales de García, Juan-Treserras y Matamala 2006).
tipo alcohólico. ¿Pero si Clarke y Sherratt explicaron la difusión de
Se trata de una vieja teoría del célebre prehistoria- las cerámicas campaniformes por Europa occidental
dor Gordon Childe, quien especuló con la posibilidad en el contexto del desarrollo de los sistemas de inter-
de que los vasos campaniformes contuvieran una cambios, por qué los análisis de pastas cerámicas
bebida alcohólica preciada, probablemente cerveza, muestran, en cambio, que se trata en la mayoría de los
que incluso según este autor podría haber sido utili- casos de producciones locales (Clop 2005: 302-303)?
zada por el Pueblo Campaniforme para someter a las Por otro lado, y para complicar más el asunto, pode-
sociedades “indígenas” con que se topaba en su mos señalar que las ricas y complejas decoraciones
expansión por Europa, tal y como hicieron los colo- campaniformes encierran una valiosa información
nos europeos modernos en África y Siberia, con la sobre estos aspectos que no suele abordarse en pro-
ginebra y el vodka respectivamente (Childe 1947: fundidad. El análisis estadístico que realicé de una
218). amplia muestra de ejemplares del interior peninsular
Esta teoría durmió el sueño de los justos hasta que para mi tesis doctoral (Garrido-Pena 2000: 136-167)
en 1986, en el marco de un congreso sobre consiguió demostrar que las decoraciones campanifor-
Campaniforme celebrado en Oxford, el célebre pre- mes no son un mero ornamento. Están compuestas por
historiador británico Andrew Sherratt (1987), triste- una serie reducida y estandarizada de diseños que se
mente desaparecido en fechas recientes, recoge la combinan de acuerdo con esquemas de ordenación
intuición de Childe y le da forma en el marco del regulares asimismo reducidos (21 patrones en toda la
modelo general de su maestro Clarke sobre el campa- Meseta) (Lám. V). Estos complejos patrones de combi-
niforme como elemento de prestigio. Según Sherratt nación ordenada de los diseños se documentan en
el papel que habrían tenido las bebidas alcohólicas regiones alejadas entre sí por centenares de kilómetros.
consumidas en los vasos campaniformes (probable- Por ello, resulta muy poco probable que este tipo
mente aguamiel pensaba él), sería crucial en un de complejas estructuras pudiesen ser elaboradas por
momento en el que estos líderes incipientes buscaban cualquiera. Las cerámicas campaniformes son, en
sostener su posición y buscar partidarios. El desarro- suma, producciones elaboradas y especializadas, no
llo de ritos de hospitalidad y fiestas donde se invitaría sólo desde el punto de vista puramente material, en
a comida y alcohol a una serie de personas habría función de las horas invertidas en su fabricación
sido un poderoso medio de ganar tan necesarios apo- (Clarke 1976), sino sobre todo y especialmente en el
yos en ese contexto (Fig. 9). plano simbólico, o si se quiere intelectual, en función
Esta teoría fue contemplada con notable escepticis- de los conocimientos simbólicos necesarios para eje-
mo (Harrison y Mederos 2001: 122), especialmente en cutar su compleja y sofisticada decoración.
España, y sólo unos pocos intentamos buscar apoyo Pero más aún, el estudio estadístico de la frecuencia
empírico para contrastarla. A falta de análisis químicos de utilización de los motivos decorativos me permitió
de contenidos, que sólo se han desarrollado muy identificar tanto el funcionamiento de las redes socia-
recientemente, el estudio de las proporciones entre les de intercambios a nivel local, con el hallazgo de
las capacidades volumétricas de los recipientes nos patrones y convenciones decorativas de reducida
proporcionó pistas interesantes que demostraban que extensión geográfica (Fig. 10), como el funcionamien-
estos autores estaban en la buena dirección (Garrido- to de redes mucho más amplias, con motivos y patro-
Pena 1995; 1997: 203-204; 2000: 69-74, 208-211; nes muy concretos y complejos que aparecen en
Garrido y Muñoz 2001). El famoso trío Ciempozuelos buena parte del interior peninsular (Fig. 11).
compuesto por un vaso, una cazuela y un cuenco (en Se trata, en suma, de un corpus de diseños y esque-
muchas ocasiones descubierto en el interior de ésta), mas estructurales estandarizados, que decoran unas
tan frecuente en los ajuares funerarios campaniformes formas cerámicas igualmente estandarizadas (Garrido-
peninsulares, podría estar reflejando el desarrollo de Pena 2000: 81-100), que son compartidos por pobla-
estas ceremonias de alto valor simbólico y social, en ciones muy distantes geográficamente. Dichas seme-
las que la bebida alcohólica, y quizás también algunos janzas en aspectos tan sumamente complejos y deta-

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Fig. 8. Modelo Holandés (según Lanting y Van der Waals, 1976).

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Fig. 9. Recreación de un banquete o rito de hospitalidad en época campaniforme (según Rojo, Garrido y García, 2006) (dibujo Luis Pascual, Aratikos, S.L.).

llados como la estructuración de las decoraciones, tos), así como con muestras de tierra recogidas en el
exigen necesariamente la existencia de intensos con- lugar de su descubrimiento.
tactos sociales entre esos grupos tan distanciados en Price ha realizado en los últimos años interesantes
el espacio. descubrimientos con este tipo de análisis (Price et al.
¿Entonces si no viajaron las cerámicas lo hicieron las 1998; Price et al. 2004). Entre ellos estudió una buena
personas? No se trata de resucitar las correrías del muestra de restos humanos procedentes de tumbas
Pueblo campaniforme por Europa, volviendo a teorí- campaniformes centroeuropeas, localizando varios
as invasionistas o migracionistas ya caducas y sufi- individuos que procedían de regiones externas, sobre
cientemente criticadas, a pesar de algunos intentos todo mujeres. Según algunos investigadores la difu-
recientes de resucitarlas de nuevo (Brodie 1994), pero sión de ciertos diseños en las decoraciones cerámicas
no podemos descartar el movimiento de algunos indi- se relaciona con la de las mujeres, que suelen ser ade-
viduos o pequeños grupos en el curso de diversas más las alfareras en las sociedades preindustriales,
redes sociales (como por ejemplo intercambios matri- que pasarían estos diseños de madres a hijas, de tal
moniales). Estos individuos llevarían consigo los forma que cuando son dadas en matrimonio a varo-
conocimientos para realizar esas cerámicas y quizás nes de otras zonas llevan consigo estos esquemas
también los objetos que las acompañan. (Whallon 1968; Garrido-Pena 2000: 102-104).
Sólo ello podría explicar ciertas evidencias de enor- Quizás el establecimiento de alianzas y pactos polí-
me interés descubiertas por los análisis de los isóto- ticos entre los líderes de los grupos calcolíticos euro-
pos de estroncio aplicados a los huesos de numero- peos, como propuso Clarke (1976), pudo verse acom-
sos individuos que se hicieron enterrar con cerámicas pañado o sellado por medio de alianzas e intercam-
campaniformes. Estos análisis permiten estimar si el bios matrimoniales. Éste podría ser, quizás, uno de los
individuo allí enterrado nació en esa región o sólo factores que ayudarían a explicar estas interesantes
vivió los últimos años de su vida, tras comparar el evidencias.
contenido en estos isótopos de sus dientes (fijado en Pero otros resultados de análisis químicos resultan
la infancia) con el documentado en sus huesos (que mucho más sorprendentes y enigmáticos. Tal es el
reflejaría el del lugar donde vivió sus últimos momen- caso del así llamado príncipe de Stonehenge. Un indi-

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viduo que fue enterrado en Avebury (Inglaterra)
acompañado de un espectacular ajuar funerario
(varios puñales y numerosas puntas de flecha entre
otros elementos como joyas de oro) no muy lejos del
famoso monumento megalítico. El análisis químico
realizado a sus huesos (no de isótopos de estroncio
sino de oxígeno, otra técnica) ha demostrado, al pare-
cer, que se trata de un individuo nacido en
Centroeuropa (Fitzpatrik 2003).
Cuál fue la razón que le llevó a abandonar su lugar
Lám. IV. Trío cerámico (vaso, cuenco y cazuela) característico del de origen y alcanzar las costas de Inglaterra, donde al
Campaniforme Ciempozuelos procedente del yacimiento epónimo. parecer tuvo una alta consideración social es una
incógnita difícil de resolver. ¿Se trataría del viaje ini-
ciático de algún individuo de especiales cualidades
(un chamán, quizás), que venido de tierras tan lejanas
sería observado con admiración y casi con temor por
el grupo que lo acogió?
No olvidemos que numerosas evidencias etnográfi-
cas y etnohistóricas de todo el mundo ponen de
manifiesto que la distancia geográfica adquiere con-
notaciones auténticamente cosmológicas. Por ello, en
las sociedades preindustriales los individuos solían
morir en el mismo lugar donde habían nacido, y eran
pocos los que se atrevían a desplazarse de la región
Lám. V. Ejemplo de la estructuración ordenada de las decoraciones campa- natal hasta otras zonas desconocidas, que, en las
niformes tomado de un vaso campaniforme de la necrópolis de
Ciempozuelos en Madrid depositado en el Museo Arqueológico Nacional mitologías primitivas suelen vincularse con el final del
(según Garrido, 2000). mundo conocido, y por ello, con el más allá donde

Fig. 10. Motivos decorativos de dispersión marcadamente local (según Fig. 11. Motivos decorativos de amplia dispersión por el interior peninsular
Garrido, 2000). (según Garrido, 2000).

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habitan entes imbuidos de poderes sobrenaturales. llegada de extranjeros que fundaron los linajes dirigen-
Por ello, los contactos con dichas regiones suelen ser tes al casar con princesas locales, y trajeron conoci-
considerados actividades excepcionales, y por tanto mientos y técnicas nuevas (Helms 1992: 159-162).
aquellos que pueden realizarlos o dirigirlos serán con- Desconocemos si el así llamado “Príncipe de
siderados personas extraordinarias. Stonehenge” pudo ser un “viajero” de este tipo, y qui-
El viajero que se desplazaba por esos pagos sin daño zás no lo sepamos nunca. Este enigma se une a
habría conseguido con ello salir indemne de un rito muchos otros, como el del propio origen del
iniciático de primer orden, obteniendo así materiales Campaniforme, que aún rodean un fenómeno tan
muy útiles desde el punto de vista ideológico y políti- apasionante de nuestra Prehistoria como éste. Por
co, así como conocimientos esotéricos sobre la natura- ello, a pesar de todas las nuevas técnicas analíticas
leza del cosmos, y con ello un aura personal. Por estas disponibles y del desarrollo de multitud de investiga-
razones, estos individuos serían contemplados en este ciones que se acometen en toda Europa sobre este
tipo de sociedades como personajes dotados de gran- asunto, sigue constituyendo un reto intelectual de pri-
des poderes y sabiduría. Curiosamente en muchas mer orden y un constante estímulo para quienes nos
sociedades preindustriales existen tradiciones mitológi- dedicamos a estudiarlo.
cas que asocian a los jefes o caudillos locales con la

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