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El Síndrome Holandés o la Enfermedad Holandesa

(Dutch Disease)
La enfermedad holandesa, o síndrome holandés, es un término acuñado en
economía para identificar las consecuencias negativas que sufre un país cuando
experimenta un crecimiento inesperado en sus ingresos en divisas.

Este problema por lo general está asociado a la explotación de recursos


naturales, recursos que son descubiertos, explotados y exportados, lo que en
corto tiempo puede significar grandes ingresos para el país, ingresos que
tienen un efecto negativo en los demás sectores productivos diferentes a la
explotación del recurso natural causante del “problema”.

Cuando al país ingresan grandes cantidades de dólares producto de la


exportación de algún recurso natural, la consecuencia más mediata es la
revalorización o apreciación de la moneda local, situación que disminuye la
competitividad de la industria nacional.

Eso se ha visto en varios países, donde la moneda nacional se ha revaluado


entre otras causas por las divisas que ingresaron por y para la minería, el
petróleo, etc. sectores que en los últimos tiempos han tenido un buen
desempeño.

Es bien sabido que la revaluación de la moneda causa estragos entre los


exportadores, puesto que los hace perder competitividad, pudiendo llevarlos
incluso a la quiebra ante la imposibilidad de competir con productores
externos.

La enfermedad holandesa, si no se toman las medidas necesarias, sencillamente


puede arruinar toda la industria de un país, haciendo que este se convierta en
un mono productor y mono exportador, como suele suceder en países
petroleros como Venezuela, donde se estima que el petróleo representa más
del 90% de las exportaciones totales.

Resulta paradójico que un incremento súbito y exagerado de dólares cause


tantos problemas, puesto que se supondría que ello elevaría la riqueza de un
país, pero lo que no se tienen en cuenta es que si bien algunos sectores del país
se verán beneficiados por esa nueva riqueza, otros sectores serán seriamente
afectados, lo que obliga al gobierno a tomar medidas para que eso no suceda.

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El síndrome holandés, también conocido como mal holandés o enfermedad


holandesa es el nombre general que se le asigna a las consecuencias dañinas
provocadas por un aumento significativo en los ingresos de un país.1

El término surge de la década de 1960 cuando las riquezas de los Países Bajos
aumentaron considerablemente a consecuencia del descubrimiento de grandes
yacimientos de gas natural en Slochteren, cerca del Mar del Norte.1

Como resultado del incremento de ingresos el florín, la moneda neerlandesa, se


apreció perjudicando la competitividad de las exportaciones no petroleras del
país. De ahí el nombre de este fenómeno, que si bien no se relaciona con el
descubrimiento de algún recurso natural, puede ser el resultado de cualquier
hecho que genere grandes entradas de divisas, como un notable repunte de los
precios de un recurso natural, la asistencia externa y la inversión extranjera
directa.

La respuesta sobre las consecuencias perniciosas de un aumento de riquezas


está en un estudio clásico de 1982 realizado por Warner Max Corden y J.
Peter Neary. Estos autores dividen una economía que experimenta un período
de crecimiento en tres sectores: dos exportadores -uno en auge y otro no- que
conforman los sectores de bienes comerciados; y un tercer sector de bienes no
comerciados orientado básicamente al suministro a residentes nacionales que
puede abarcar el comercio minorista, los servicios y la construcción. Según el
estudio, cuando un país se contagia del síndrome holandés, el sector
exportador tradicional se ve desplazado por los otros dos.

El modelo del síndrome holandés ha sido utilizado para explicar los efectos
paradójicos de crisis producidos por, a manera de ejemplos, la entrada de los
tesoros de América en la España del siglo XVI, el descubrimiento del oro en
Australia en la década de 18501 , y más recientemente, el ingreso fiscal por
concepto de altos precios del petróleo en Venezuela desde la década de 1970.

Explicación
Un país que descubre petróleo tendrá un aumento repentino en las
exportaciones de crudo, lo cual elevará sus ingresos gracias a las mayores
entradas de divisas. Si éstas se destinan en su totalidad a la importación, no
habrá efecto directo alguno en la masa monetaria del país ni en la demanda de
bienes nacionales. Pero en caso de que, por ejemplo, se las convierta en moneda
local y se utilicen para adquirir bienes nacionales no comerciados, el resultado
dependerá de si el tipo de cambio (nominal) del país lo fija el banco central o es
flexible.

En caso de que el tipo de cambio sea fijo, la conversión de monedas


extranjeras a nacionales aumentará la masa monetaria del país y la demanda
interna presionará los precios internos a la demanda interna, y al sector
petrolero en crecimiento. Estas dos transferencias provocarán a su vez la
reducción de producción del sector exportador tradicional. Fenómeno conocido
como "efecto recursos".

Ambos efectos se hicieron presentes en los países petroleros en la década de


1970 cuando los precios del petróleo se dispararon y la exportación aumentó
afectando la producción agrícola y manufacturera. También se presentaron en
países como Colombia que con el aumento del café en la década de 1980, los
demás sectores se vieron perjudicados.2

También se denomina como especialización económica o mal del holandés, a


aquella situación en la que la periferia se especializa tanto en un solo sector, el
cual le da grandes beneficios, que se distorsiona la economía, porque se olvida
del resto de sectores. La población que queda al margen de este sector se
queda en niveles de subsistencia.
Efecto Balassa-Samuelson
El tipo de cambio de equilibrio puede ser determinado a través de la teoría del Poder de
Paridad de Compra (PPC), que busca explicar y medir estadísticamente el tipo de cambio y
sus variaciones de acuerdo con las alteraciones en los precios del país considerado y de sus
socios comerciales. La PPC —en su versión absoluta— señala que el tipo de cambio entre
dos monedas de dos países debe ser igual a la relación del nivel agregado de precios entre
esos dos países de manera que un determinado bien mantenga el mismo precio en cualquier
país cuando sea medido en la misma moneda.
Sin embargo, una de las razones por la cual el tipo de cambio real no es constante y el PPC
no se cumple es la presencia del efecto Balassa-Samuelson. Las diferencias internacionales
en la productividad relativa entre el sector de bienes transables (constituido aproximadamente
por la manufactura y la agricultura) y el sector de bienes no transables (constituido
aproximadamente por el sector servicios) afectan el comportamiento del tipo de cambio real,
causando el no cumplimiento de la PPC, ya que el tipo de cambio real no tiende a regresar a
su valor medio o de equilibrio de largo plazo.

El efecto Balassa-Samuelson (también conocido como efecto Harrod-Balassa-Samuelson


o efecto Ricardo-Viner-Harrod-Balassa-Samuelson-Penn-Bhagwati), productividad parcial
de la paridad del poder adquisitivo (PPC) puede significar dos cosas relacionadas:

1. La observación de que los niveles de los precios al consumidor en los países más
ricos son sistemáticamente más altos que en los países más pobres (el "efecto
Penn").
2. Un modelo económico que predice lo anterior, basado en el supuesto de que
la productividad o las "tasas de crecimiento de la productividad" varía más por país en
los sectores de bienes transables que en otros sectores (la hipótesis Balassa-
Samuelson).

El efecto Penn es el descubrimiento económico de que las proporciones de ingreso real entre
los países de alto y bajo ingreso son sistemáticamente exageradas por la conversión
del Producto Interno Bruto en los tipos de cambio de mercado. Ha sido un
resultado econométrico consistente por al menos cincuenta años.

El efecto Balassa-Samuelson (efecto BS) depende de las "diferencias" entre países en la


relativa productividad de los sectores transables y no transables.

El empírico "Efecto Penn"


El intercambio de bienes y servicios transables debe llevar a la convergencia de precios, pero
la convergencia solo es parcial debido a que algunos productos no son transables y algunos
productos son generalmente producidos localmente (por ejemplo, el pan). El desarrollo
de software es un ejemplo de un servicio transable, mientras que un corte de cabello es uno
no transable.
El efecto Penn es aquel en el que las desviaciones del tipo de cambio real usualmente ocurren
en la misma dirección: donde los ingresos son altos, los niveles de precios son relativamente
altos (medidos por el IPC) comparados con el promedio internacional; mientras que donde son
bajos, tienden a estar por debajo del promedio.

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