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DEPARTAMENTO DE PSICOLOGIA
SECCION 1500
Según Kant la razón práctica es cada cosa en la naturaleza que actúa según leyes
y que solo un sr racional posee la facultad de obrar por la representación de leyes, por
principios y posee una voluntad y esa voluntad es la razón práctica.
Imperativos Hipotéticos
El principio práctico sería: Si quieres romper la lámina (y) arroja una piedra otra ella (x).
Imperativo Categórico
Si quieres y haz x. Si quieres y es bueno hacer “x” o bien si quieres “y” es bueno hacer
“x” o bien si quieres “y” es racional hacer “x”.
Se le llama imperativo hipotético porque hacer “x” es racional solo a condición de que se
quiera “y”.
Un imperativo desprovisto de condición seria: “es bueno hacer “x” o es racional hacer
“x” y punto sin condición, hacer bien sin condiciones.
Lo que Kant andaba buscando es que exista una ley de hacer el bien sin
restricciones con fundamento absoluto.
EL imperativo categórico consiste en obrar solo según la máxima tal que puedas
querer y al mismo tiempo que se torne una ley universal.
Kant dice aquí que nosotros, sin distinguir cual e los tipos de deber mencionados
se trata, efectivamente no queremos, que una máxima inmoral se torne ley universal. Kant
nombra la verdadera base del imperativo categórico, mientras que la presunta derivación
a partir de la razón pura practica en una fundamentación ficticia.
Kant, propone una moral que corresponde, en su contenido, a las reglas del
contractualismo, pero que se diferencia de el en el hecho de que las reglas deben
obedecerse de manera universal por sí mismas o por las otras personas, ello a su vez tiene
su base en que, primero, todos aceptamos de hecho el contractualismo por interés propio,
y segundo, en que es plausible que, si nos comprendemos normalmente de una manera
natural.
La segunda fórmula del imperativo categórico dice, ´´Obra de tal modo que uses
la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como
un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio. ´´
Kant responde, pero suponiendo que haya, algo cuya existencia en si mismo posee
un valor absoluto, algo que, con el fin en sí mismo, puede ser el fundamento de
determinadas leyes. Y aclara esto recurriendo a su famosa distinción entre personas y
cosas, donde las cosas son seres que poseen solo un valor relativo, a saber, para nuestro
querer, mientras que las personas son seres cuya existencia tiene un ´´valor absoluto´´.
En cada caso Kant argumentaba e tal forma que dice, debemos aceptar un fin en
si mismo, debemos aceptar que el hombre tiene un valor absoluto, porque en caso
contrario, no puede valer el imperativo categórico en su primera formulación.
Kant llama pues la atención sobre el hecho de que, si no se entiende e imperativo
categórico, en su primera formulación, de manera contractualista, sino como principio
moral, ello implica que en última instancia los demás hombres son determinantes para
nosotros, y que obramos por ellos.
Kant ha aquí una formulación magistral. No usar a nadie en general como medio
sería una exigencia absurda. Si yo por ejemplo cierro un trato con otro o le compro alguna
cosa, lo uso como medio para mis fines y ¿Por qué debería estar prohibido, si yo uso al
mismo tiempo como…? Si, como que.
Me es licito usar a alguien como medio para mis fines cuando el otro, por su parte
puede estar de acuerdo con mi acción, es decir, por ejemplo, cuando el trato comercial es
justo. Kant dice en el cuarto ejemplo: Pues siendo el sujeto fin en sí mismo, los fines de
este deben ser también, en lo posible, mis fines.
De allí se obtienen cuatro clases de deberes y cada ejemplo ilustra una de ellas.
El argumento teológico, aunque con defectos, todavía ofrece esa distinción crítica
entre una voluntad guiada por disposición y una voluntad guiada por la razón. La voluntad
que está guiada por la razón, Kant discutiría, es la voluntad que actúa desde el deber. El
argumento de Kant evoluciona por medio de las tres proposiciones, la última, derivada de
las primeras dos. Aunque Kant nunca explícitamente declara cuál es la primera
proposición, está claro que su contenido está sugerido por la observación de sentido
común. El sentido común distingue entre: (a) el caso en el que la persona claramente actúa
contrario al deber; (b) el caso en el cual las acciones de una persona coinciden con el
deber, pero no están motivadas por este motivo. y (c) el caso en el cual las acciones de
una persona coinciden con el deber porque está motivada por el deber. Kant ilustra la
distinción entre (b) y (c) con el ejemplo de un dueño de una tienda (4:397) que elige no
cobrar de más a un cliente inexperto con el fin de preservar la reputación de su negocio.
Porque no está motivado por el deber, la acción del dueño de la tienda no tiene valor
moral. Kant contrasta al dueño de la tienda con el caso de una persona que enfrenta con
“adversidad y dolor desesperanzado” obedece su deber para preservar su vida. Porque
esta persona actúa desde el deber, sus acciones tienen valor moral. Kant piensa que
nuestras acciones solamente tienen valor moral y merecen aprecio cuando están
motivadas por el deber.
La segunda proposición de Kant establece que “una acción desde el deber tiene su
valor moral no en el propósito de ser alcanzado por ésta sino por el máximo en
concordancia con lo que se decide y por lo tanto no depende de la realización del objeto
de la acción sino simplemente decidido con respecto al principio de voluntad en
concordancia con la que la acción es realizada sin consideración para ningún objeto de la
facultad de deseo. Un máximo de una acción es su principio de voluntad. Por esto, Kant
se refiere a que el valor moral de un acto depende no de sus consecuencias, intencionales
o reales, sino en el principio por el que se actúa.
Kant combina estas dos proposiciones en una tercera proposición, una completa
afirmación de nuestras nociones del sentido común del deber. Esta proposición es que “el
deber es necesidad de acción desde el respeto por la ley” Esta última proposición sirve
como la base del argumento de Kant por el supremo principio de moralidad, el imperativo
categórico.
Para Kant el que quiere el fin, (quiere También en tanto la razón tenga influencia
decisiva sobre sus acciones). El medio necesario indispensable para alcanzarlo si está a
su poder.
‘‘La razón en cuanto tal no puede ser nunca lo que determina la acción’’
-Hume
¿ha mostrado Kant acaso realmente lo que creía tener que señalar?
El hombre era libre de dejarse determinar o no por la razón incluso en el caso del
imperativo hipotético. Lo que debería haberse mostrado para el caso del imperativo
categórico es que el hombre puede ser determinado por la razón pura. Pero lo que ha
mostrado Kant ahora es: si el hombre es libre (en el sentido de Kant, libre de influencias
sensibles), entonces está determinado por la razón pura, tiene que estar determinado por
ella.
Parece que ello solo se puede completar con: y si no lo está, no puede estar
terminado por la razón pura. El hombre se divide en dos partes: un ser racional y un ser
sensible.