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CONTENIDO
2. Textos Bíblicos que presentan con mayor frecuencia esta terminología (uso de
la concordancia). Análisis de algunos pasajes bíblicos que hablan de personas
sabias (I Reyes 4:29-34).
3. Los libros sapienciales en el canon judío, católico y protestante.
4. La sabiduría en el Antiguo Medio Oriente.
5. Libros Sapienciales en la Biblia:
6. Remarques finales:
Para introducir este tema se pueden plantear dos preguntas: ¿Qué es la sabiduría? y
¿Qué es ser sabio? Al leer los textos del Antiguo Testamento no encontramos una solo
respuesta para estas preguntas, sino una discusión alrededor de tales cuestiones. Será
por lo tanto importante definir el lugar que ocupa la ‘sabiduría’ en la teología del
Antiguo Testamento.
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Cuando se habla de sabiduría en el Antiguo Testamento habrá que considerar lo
siguiente:
Los egipcios inventaron el papel (papiro) y le dieron un uso importante a través de los
escribas, quienes jugaron un rol considerable en las cortes y en los templos. El
maestro era llamado ‘padre’ y el discípulo ‘hijo’, uno puede encontrar estos títulos en
el libro de Proverbios (Pr. 1:8; 2:1; 3:1, 12, 21; 4:1, 3, 10, 20; etc). La escuela o la
biblioteca eran llamadas ‘casa de vida’.
En Egipto los textos sapienciales escritos por los sabios escribas eran atribuidos a los
reyes (faraones); pues el Faraón era el hijo de los dioses, a quien los dioses
transmitían la sabiduría. Uno encuentra esta misma idea en el Antiguo Testamento, en
el cual los libros de Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los cantares son atribuidos a
Salomón).
¿En qué consiste la base de la sabiduría egipcia? Según los documentos encontrados
la base de la sabiduría egipcia consiste en aprender a vivir dentro del mundo en
armonía con el orden que lo gobierna. Esa noción del orden del mundo (llamada
maât) en Egipto, es una llave importante para comprender la sabiduría bíblica. La
‘maât’ designa el estado justo de la naturaleza y la sociedad tal como fue fijada por el
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creador. Ella engloba todo lo que es exacto, correcto: el orden, el derecho y la justicia.
La ‘maât’ no se presenta como una ley detallada, ella recibe un contenido concreto y
diverso en la vida cotidiana de cada persona. Ella no es un dogma, es necesario
buscarla y comprenderla dentro de cada situación particular. Por ello se puede
aprender y enseñar.
La idea sapiencial de un orden del mundo implica una visión positiva del universo,
puesto que la persona sabia es capaz de comprender las reglas. Pero a la vez el
verdadero sabio es consciente que él no comprenderá jamás todos los secretos de la
‘maât’. Pero ¿acaso no le queda toda la vida entera para aprender?
En su estado actual el libro de Job esta formado por un breve relato en prosa (1:1-
2:13; 42:7-17) que sirve de marco a la sección principal en versos (3:1-46:6). En su
forma actual este marco narrativo es claramente post-exilico (s. V – IV a.c), aunque
tal vez se base en una antigua leyenda.
La figura de Satanás que juega un rol importante aparece en efecto en los textos
tardíos del Antiguo Testamento (Zacarías 3:1-2), probablemente bajo la influencia de
la religión persa. Una de las actitudes atribuidas a Dios (su cólera) llegó a ser
finalmente un ser personal distinto a él (comparar 2 Sam. 24:1 con 1 Cro 21:1).
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Un poema babilónico llamado “Señor de la sabiduría”, que se remonta al siglo
VIII a. c. En este texto un alto funcionario se encuentra entre los esclavos y
abandonado por sus antiguos compañeros. El se cree justo y no comprende
porque se encuentra en esa situación. El dice: “¿Es que lo que juzgamos como
bueno es abominable para Dios; y aquello que encontramos malo en el
corazón para él es bueno? ¿Quién puede conocer los designios de los dioses en
los cielos?” Contrariamente a Job, el héroe termina por admitir que ha pecado
sin darse cuenta de ello.
El segundo texto se remonta al año 1700 a. c. y los especialistas le han
llamado el “Job sumerio”. En este texto se encuentran frases muy cercanas a
las reflexiones del libro de Job, pero no hay una actitud de protesta frente a
Dios como en nuestro libro bíblico.
Para el autor del libro de Job esta crisis se sitúa dentro de los acontecimientos
políticos y económicos de la época persa (539-333 a.c). El antiguo reino de Judá se ha
convertido en una pequeña provincia del enorme imperio persa, y está confrontado a
la internacionalización de la cultura.
En la sección principal del libro (3:1-42:6) los diálogos se organizan en tres ciclos,
que comprenden los discursos de los tres amigos de Job, seguidos de las respuestas de
Job.
Los tres amigos de Job presentan como tema principal el argumento de la sabiduría
clásica: “los justos reciben bienestar y los impíos perecen”. En respuesta Job defiende
su inocencia con vehemencia. En esta lógica de la retribución la desgracia jamás llega
sola, uno cosecha lo que ha sembrado, si Job sufre es porque ha pecado. La desgracia
es el síntoma del pecado. En esta visión ética-jurídica de la retribución Dios es quien
sanciona las obras de los seres humanos.
El tercer ciclo es incompleto, Sofar no toma más la palabra. Esta ruptura puede
significar que toda comunicación “lógica” y “racional” se vuelve imposible. Job y sus
amigos se encuentran encerrados en un diálogo de sordos. Dado que el diálogo con
sus amigos “sabios” no le permite explicar su situación, Job se dirige directamente a
Dios.
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Los antiguos distinguían entre dos Arabias: la primera era la Arabia de la felicidad, la
bienaventuranza, la riqueza y la abundancia; la segunda era la Arabia desértica, de la ausencia de vida,
el país del caos y de la muerte.
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Los amigos de Job han defendido un mundo con un orden comprensible que Job no
puede aceptar más. Job de entrada se enmarca al igual que sus amigos en la lógica de
la retribución divina (6:24), convencido de ser inocente y justo, él considera que no
merece su destino. Como sus amigos Job busca la causa de su situación. Pero
contrariamente a ellos, es por la hostilidad de Dios que él trata de explicar sus
sufrimientos (6:4; 30:21).
Job se dirige directamente a Dios y pide una respuesta (31:35). En los dos discursos
de Dios (38:1-40:2; 40:6-41:26) no encontramos respuestas directas a los
cuestionamientos de Job. En la forma actual del libro un redactor posterior ha
insertado, entre el último discurso de Job y la manifestación de Dios, el discurso de
Eliu (Cap. 32-37). En la versión primitiva del libro los capítulos 38-39 seguían
directamente al desafió lanzado por Job en el capitulo 31.
En el primer discurso Dios hace preguntas irónicas a Job, que lo hacen parecer
incapaz en su ignorancia de juzgar a Dios y al mundo (38:4, 16). En la segunda parte
de este primer discurso, Dios se presenta como el soberano de los animales (38:39-
39:30), este tema es común en textos del próximo medio oriente antiguo. Al tomar
este tema el autor insiste en la soberanía de Dios, quien no tiene que rendir cuentas al
ser humano. Al mismo tiempo las bestias dominadas por el Señor, pueden simbolizar
las fuerzas hostiles y caóticas presentes en el mundo.
El combate contra el caos es justamente el tema central del segundo discurso de Dios.
Aquí entran en escenas dos bestias Behemot y Leviatán (40:6-41:26) relacionados con
el hipopótamo y cocodrilo respectivamente. Probablemente estos dos monstruos
mitológicos tienen un origen cananeo. El nombre de Leviatán se encuentra en textos
ugaríticos, donde representa una manifestación del caos contra el cual de dios creador
debe luchar.
Este segundo discurso confronta a Job con un Dios que debe luchar constantemente
contra las fuerzas del caos. Ciertamente Dios ha creado el mundo y él es
todopoderoso, pero la victoria sobre el caos no es definitiva, Dios debe siempre
oponérsele. La concepción de Job y sus amigos de un mal directamente vinculado a
Dios aquí es confrontada. Los discursos de Dios conceden un cierto lugar a las fuerzas
del caos, ellas tienen cierta independencia en relación a Dios. El ser humano es
llamado a asumir su propia responsabilidad de cara al caos. Esto implica una
responsabilidad ética.
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A esta concepción se opone un grupo profético anónimo llamado comúnmente
deutero-Isaías, que defiende la tesis de que Dios ha creado el mal (Is. 45:6-7). Es el
único texto en la Biblia que afirma que Dios no solo creo el ‘Shalom’ (el orden
armonioso), sino también su contrario, el mal o el caos.
Los amigos de Job han remitido la responsabilidad del sufrimiento de Job a Dios, la
cual se da como castigo, sanción o prueba. Pero Dios mismo rechaza esta idea y da la
razón a Job contra sus amigos (Job 42:7).
Por otro lado, el lector junto con Job son invitados a inclinarse con humildad ante ‘El-
Shadday’ (El Todopoderoso). En su primer discurso Dios ha dejado claro que Job no
es capaz de comprender en su plenitud el orden del mundo. En este sentido se detalla
una larga lista de animales, obra de su creación. Curiosamente, el ser humano no es
mencionado en esa lista. De esta manera el mundo no debe ser visto bajo una
perspectiva exclusivamente antropocéntrica. Esto nos puede ayudar a recordar que el
mundo creado por Dios es mucho más antiguo que el creado por los seres humanos.
Job es invitado a comprende que Dios combate el caos, y que es solidario con el que
sufre (la opción de Dios). Dios recuerda a Job que la realidad del mal y del
sufrimiento no debe ser aceptada como una fatalidad. El autor del libro de Job se
opone de esta manera a una visión estática del mundo y de la sociedad. El la remplaza
por una visión más dinámica que le permite aceptar la presencia del mal, pero no por
ello atribuirle la victoria definitiva.
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En el marco narrativo (1-2 y 42:7-17) Job es presentado como modelo de justo
que soporta las pruebas de su Dios; aunque estas le sean incomprensibles. En
este sentido si Job es justo su sufrimiento no es mas que una prueba pasajera.
La concepción israelita tradicional, explica de forma general, que el mal y el
sufrimiento son una sanción divina por el pecado individual o colectivo (En
esta visión tradicional se ubican los discursos de los amigos de Job y de Job
mismo, aunque desde lugares distintos). Pero el libro de Job quiebra con esta
explicación retributiva. Dentro de los discursos divinos el mal, representado
por los poderes del caos, ha recibido una cierta autonomía y es directamente
combatido por Dios.