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BIOGRAFIA DE PABLO
SAULO DE TARSO
MATERIA: EPISTOLAS I
TAREA SEMANAL
SALON: “A” #1
BIOGRAFÍA DE PABLO
SAULO DE TARSO
Poco después de su vuelta a Jerusalén, por mandato del Espíritu Santo, Saulo
junto con Bernabé, comenzó su primer viaje apostólico, que duró desde el año 45
al 51 d.C., atravesando toda la Isla de Chipre. Al mismo tiempo convierte a la fe al
procónsul Sergio Pablo y, desde ese tiempo, comienza a llamarse Pablo.
Al volver a Antioquía, Pablo, junto con Silas, hizo el segundo viaje apostólico.
Primero visitó las iglesias de Asia Menor, previamente fundadas por él, luego pasó
a Macedonia, donde fundó las comunidades de Filipos, Tesalónica y Berea. En
Listra, san Pablo encontró a su discípulo predilecto Timoteo, y desde Troas
continuó su viaje junto a él, el apóstol Lucas.
En el año 61 d.C., Pablo, como ciudadano romano y por su pedido, fue enviado a
Roma para que lo juzgue el César. Tuvo un naufragio cerca de la Isla de Malta y
llegó a Roma recién en el verano del 62 d.C. Los gobernantes romanos le tenían
una gran consideración y pudo predicar libremente. Con esto termina el relato de
su vida en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch. Cap. 27 y 28). Desde
Roma san Pablo escribió sus epístolas a los Filipenses (con el agradecimiento por
la ayuda monetaria enviada a él por Epafrodito), a los Colosenses, a los Efesios y
a Filemón, habitante de Colosas (a causa de un esclavo fugitivo Onésimo). Estas
cuatro epístolas fueron escritas en el año 63 d.C. y enviadas con Tichíco. También
desde Roma en el año 64 ha sido escrita la epístola a los hebreos de Palestina.
Esto indica las epístolas pastorales a Timoteo y Tito. Después de su defensa ante
el Senado y el Emperador, Pablo fue liberado y viajó al Oriente. Quedando largo
tiempo en la isla de Creta, dejó allí a su discípulo Tito, para la consagración de los
presbíteros en todas las ciudades (Tit. 1:5), lo que testifica asimismo, que él
consagró a Tito como obispo de la iglesia de Creta.
Más tarde, en su epístola a Tito, el apóstol Pablo le instruye cómo cumplir las
obligaciones de obispo. De esta epístola, se ve también, que él pensaba pasar el
invierno del 64 d.C. en Nicópolis, cerca de Tarso (Tit. 3:12).
Durante la primavera del 65 d.C., visitó a las restantes iglesias de Asia Menor y en
Mileto dejó a Trófimo enfermo. A causa de éste, se produjo el levantamiento de
Jerusalén contra el apóstol, seguido de su primer arresto (2 Tim. 4:20). No se sabe
si pasó por Efeso, ya que dijo que los presbíteros de Efeso no verán más su cara
(Hch. 20:25). Pero aparentemente en este tiempo, consagró a Timoteo como
obispo para Efeso.
Luego el apóstol pasó por Troas, donde en casa de Carpo, dejó su vestimenta
sacerdotal y los libros religiosos (2 Tim. 4:13). Seguidamente, fue a Macedonia,
allí se enteró de la intensificación de las herejías en Efeso y escribió su primera
epístola a Timoteo. Permaneció algún tiempo en Corinto (2 Tim. 4:20) y
encontrando por el camino a Pedro, juntos prosiguieron el camino por Dalmacia
(Tim. 4:10) e Italia llegando hasta Roma, donde dejó a Pedro, continuando, ya en
el 66 d C., más hacia Occidente y llegando posiblemente a España.
Después de volver a Roma, fue encarcelado por segunda vez y allí quedó hasta
su muerte. Hay una leyenda que dice, que en Roma, él predicó hasta en la corte
de Nerón y convirtió a la fe de Cristo, a la concubina preferida del Emperador. Por
eso fue juzgado. Por la Gracia de Dios, como dice él mismo, se salvó de las
mandíbulas de los leones, o sea, de ser devorado por las fieras en el circo, pero
fue encarcelado (1 Tim. 4:16-17).
Desde ese tiempo, el apóstol Pablo trata sólo de ser digno de la Gracia Divina y no
faltar a su llamado. Por eso no hay y no puede haber discusión acerca de algunos
méritos, todo es obra de Dios.
Por las “obras de la Ley,” en sus epístolas, no se entienden las obras de bien en
general, sino los actos ceremoniales de la Ley de Moisés. Hay que recordar que el
apóstol Pablo tuvo que luchar mucho, durante su prédica, con los judíos y los
cristianos judaizantes. Muchos de lo judíos, hasta después de su conversión al
cristianismo, mantenían la idea, que para los cristianos es imprescindible un
cuidadoso cumplimiento de las prescripciones ceremoniales de la Ley de Moisés.
Ellos se seducían a sí mismos con la idea de que Cristo vino a la tierra para salvar
sólo a los judíos. Por eso, los paganos que deseaban salvarse, debían aceptar la
circuncisión y cumplir con todas las ceremonias judías.
Este error impedía tan fuertemente la difusión del cristianismo entre los paganos
(gentiles), que los apóstoles tuvieron que llamar en el año 51 d.C. al Concilio de
Jerusalén, que anuló la obligatoriedad ceremonial de los dictados de la Ley de
Moisés para los cristianos. Pero hasta después del Concilio, muchos cristianos
judaizantes, tercamente mantenían sus puntos de vista y luego, hasta se
separaron de la Iglesia, formando una sociedad herética propia. Estos herejes
actuaban contra el apóstol Pablo e introducían discordias en la vida de la Iglesia,
aprovechando la ausencia del apóstol en tal o cual iglesia. Por eso, Pablo tenía
que subrayar continuamente, que Cristo es el Salvador de toda la humanidad —
tanto judíos como gentiles, y que el hombre se salva no por el cumplimiento de las
ceremonias de la ley, sino sólo con la fe en Cristo.
http://www.caminando-con-jesus.org/SANPABLO/LavidaylasobrasdelApostolPablo.htm
https://tse4.mm.bing.net/th?id=OIP.znwu_Hzow_HvKzeT2_2YwwHaEu&pid=15.1&P=0&w=279
&h=179
http://classic.scriptures.lds.org/es/biblemaps/map13.jpg
http://meditarensupabra.com/wp-content/uploads/2016/01/APOSTOL-PABLO-AGUIJON.png
https://tse4.mm.bing.net/th?id=OIP.KCwfDbHy_PvMvYhkzn_LwHaFH&pid=15.1&P=0&w=217&
h=150