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Tal vez el experimento más famoso de la historia es el supuestamente realizado por Gali-
leo, sobre la caída de los cuerpos, desde la torre de Pisa en el siglo XVI. La persistencia
de este experimento en el recuerdo posiblemente se deba no sólo a su sencillez, sino a
la incómoda sensación de que se ha aceptado, o simulado aceptar, un resultado falso
y contra el sentido común más elemental, para satisfacer los deseos de algún profesor
-aunque con la sensación de que él tampoco estaba del todo convencido- y cubrir las
necesidades de lo que se requiere para ser una persona enterada. Podría pensarse
que este desconcierto se debe a que el experimento de Galileo ha sido un problema
tratado por historiadores, que aunque hábiles en desenterrar parentescos y conflictos
familiares de los escombros de la historia, difícilmente saben qué es, no se diga, la masa
virtual, sino ni siquiera la palanca de tercer grado; o bien, a que ha sido abordado por
teóricos, que preocupados con problemas que se desarrollan a escalas increíblemente
grandes o pequeñas, discurren soluciones también difíciles de creer -como la de las
supercuerdas, los monopolos o los hoyos negros. Sin embargo, si se considera que
tanto unos como otros son, innegablemente, personas preparadas y concienzudas, a las
que seguramente les consta (o al menos les pareció razonable) lo que escribieron, surge
el interés por revisar una vez más el fenómeno, recurriendo a la mecánica de fluidos, para
tratar de explicar en forma más completa lo que sucede. En este artículo se presentan
algunos antecedentes encontrados en la literatura, producida tanto por historiadores co-
mo por teóricos, que muestran que las cosas, no están claras; se describe lo que sucede
cuando cae un cuerpo; se cuantifican las velocidades, desplazamientos y tiempos de
caída por medio de un modelo numérico y se añaden los resultados obtenidos tras repetir
el experimento, en condiciones razonablemente parecidas a las que se pudieron tener
en la época de Galileo, con la esperanza de aclarar la situación de una vez por todas.
Por otra parte, y tal vez por no ser menos, entran "Para dos esferas de tamaños comparables, la
los teóricos. Basta citar a S . Hawking (1988), pro- diferencia en los tiempos de llegada para una
fesor lucasiano de la Universidad de Cambridge, distancia de 56 m (la altura de la torre de Pisa)
quien dice: "Si uno soltara dos cuerpos que no es sólo una pequeña fracción de segundo. Tal
presentasen demasiada resistencia al aire, tales diferencia de tiempo es difícil de detectar sin la
como dos pesos diferentes de plomo, caerían con ayuda de algunos instrumentos".
la misma rapidez"; y a Bertrand Russell (1978),
quien comenta: Con las ocho citas anteriores quedan suficien-
temente ilustradas las siguientes ideas:
"Una mañana subió Galileo a lo alto de la torre
inclinada de Pisa con dos pesos de una y diez Ii- 1. Que los graves de la misma materia, pero de
bras, respectivamente, y en el momento en que pesos diferentes, y que se mueven a través del
los profesores se dirigían con grave dignidad a mismo medio, se mueven todos con la misma
sus cátedras, en presencia d e los discípulos, velocidad (Viviani, Koyre, Namer y Cabeo).
llamó su atención y dejó caer los dos pesos a 2. Que dos cuerpos que no presenten demasiada
sus pies desde lo alto de la torre. Ambos pesos resistencia al aire, como dos pesos diferentes
llegaron prácticamente al mismo tiempo". de plomo, caerían con la misma rapidez (Haw-
king).
Y para terminar con los ejemplos de los parti- 3. Que dos pesos de 1 y 10 Ib llegarían practica-
darios de la igualdad en la caída, mencionaré a mente al mismo tiempo (Fahie y Russell).
Chuen-Yen Chow (1979), ingeniero aeroespacial 4. Que para dos esferas de tamaños compara-
de la Universidad de Colorado, quien en su libro bles, la diferencia en los tiempos de llegada
de texto, de donde tomé el modelo numérico que para una distancia de 56 m es difícil de detectar
utilizaré más tarde, afirma: sin la ayuda de instrumentos (Chow).
En aparente discrepancia con estos plantea- una esfera hueca de pared delgada, es propor-
mientos, otros autores encontraron que las esfe- cionalmente considerable; también lo sería para
ras no caen en forma parecida. Así, Vincenzo Renieri materiales muy livianos, que salen del rango de la
(en Koyré, 1984), profesor de matemáticas de la supuesta experimentación de Galileo.
Universidad de Pisa, en 1641, dejando caer desde Una vez que se alcanza esta igualdad, lo que
el campanario de la famosa torre inclinada “... dos ocurre a distancias y tiempos diferentes dependiendo
graves de materias diferentes, que caían desde deltamaño ypeso de la esfera, se llega a una veloci-
una misma altura; uno de madera y el otro de dad constante, o velocidad de caída, que también
plomo, pero de tamaño parecido ..." encontró que sera diferente para cada esfera, de acuerdo con su
"...hubo entre la bola de plomo y la de madera casi tamaño y peso, la cual se mantendrá hasta llegar
tres varas de diferencia. Se hizo también el expe- al piso (en la descripción anterior se ignoraron
rimento con dos bolas de plomo, una del tamaño los efectos secundarios, como los cambios en la
de las bolas ordinarias de artillería, la otra del de densidad y viscosidad del aire, así como la etapa
una bala de mosquete, y se vio que cuando la de movimiento laminar al principio de la caída).
más gorda y la más pequeña caen desde la altura Mientras el peso neto es mayor que la fuerza
de este mismo campanario, la mayor precede a la ascendente de arrastre, la velocidad irá en au-
pequeña con mucho". mento y la aceleración será igual a la resultante
En forma semejante, el jesuita Gianbattista Ric- de las fuerzas dividida entre la masa, no sólo de
cioli (en Koyré, 1984), entre 1640 y 1650, realizó la esfera, sino la d e ella más lo que se conoce
cuatro series de experimentos desde la torre de como masa virtual o añadida. Esto se debe a
los Asinelli, en Bolonia, que también estaba incli- que el fluido alrededor de la esfera también está
nada y que era aún más alta que la de Pisa, allí siendo acelerado, y que para una esfera es igual
a la mitad de la masa del aire desalojado por ella,
" ... puso en práctica el experimento, rodeán- cantidad casi siempre pequeña.
dose de todas las precauciones requeridas. Y
se descubrió que dos globos de arcilla, de la Modelo numérico
misma dimensión, de los cuales uno, hueco,
sólo pesaba 10 oz, mientras que el otro, lleno, La ecuación de movimiento para una esfera en
pesaba 20 oz, que salían en el mismo momento caída libre, está dada por:
de lo alto de la torre, llegaban al suelo en mo-
mentos diferentes. Y que en particular, el más
ligero se quedaba 15 pies atrás".
Experimento
que para que hubiera diferencias perceptibles con A fin de reforzar los resultados del modelo numéri-
esferas de plomo o acero, sería necesario usar co, se repitió el experimento de Galileo utilizando
esferas lo mas pequeñas posibles, y no recurrir esferas de acero, bronce, plástico y madera, de
a rangos donde los tiempos de caída son muy diferentes diámetros (véanse el cuadro 3 y la ilus-
parecidos. Para materiales ligeros, como madera, tración 7), dejándolas caer desde una altura de 47
y diámetros de 0.5 y 7 cm, la diferencia es de 1.5 s, metros.
que es imposible no notar. Se hicieron un total de 20 ensayos consistentes
Si se abunda en este punto, se puede afirmar en soltar dos esferas a la vez, desde la azotea
que el uso de esferas mayores de 2 cm de diame- de un edificio en construcción de 10 pisos (véase
tro de plomo, pero con relaciones entre sus diá- ilustración 8), localizado en Insurgentes y Camino
metros de sólo 1 a 2, sería equivalente a tratar de de Santa Teresa, Delegación Tlalpan, en la ciudad
detectar diferencias en los tiempos de caída de de México, y en observar su trayecto, así como su
bolas del mismo diámetro pero hechas de acero y
plomo (o de maderas de pino y roble), en lugar de
recurrir a materiales que ofrezcan mayor contras-
te. En forma semejante, como una relación entre
de la azotea del edificio B de la División de Estu-
dios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería, de
la Universidad Nacional Autónoma de México, que
mide 13 m, se procedió de la siguiente manera:
las esferas se colocaron en una base horizontal;
una engrapadora metálica se puso de cabeza,
y, tomándola con las dos manos y los brazos
extendidos, se bajó rápidamente. Con esto, las
esferas, con una aceleración menor que la del
jalón, se despegaban de la base e iniciaban su
descenso en forma razonablemente simultánea.
Este procedimiento resultó adecuado para esferas
chicas; para la bala de 7.3 kg, de peso no fue del
todo apropiado, pues fue difícil mantener la base
horizontal. Sin embargo, esta manera fue mejor
que simplemente soltar las esferas con las manos,
dado que la diferencia de peso y tamaño, hacía
que se tendiera a soltar antes la más chica.
En cuanto a la observación del trayecto, ésta
fue hecha desde el piso por no menos de tres
personas, y aunque dada la altura, no se podía
ver con detalle el inicio del movimiento, sí era
posible detectar la posición relativa de las dos
esferas durante su caída. Los observadores de-
cidían sobre cual caía más rápido, por medio del
sencillo expediente de observar si las esferas se
iban acercando entre sí o se iban separando y,
finalmente, veían cual llegaba primero al piso.
Resultados
Los resultados del experimento confirmaron lo pre- 2. Que dos cuerpos que no presentendemasiada
dicho por el modelo, pues en el caso de esferas de resistencia al aire, como dos pesos diferen-
tes de plomo, caerían con la misma rapidez
(Hawking).
5. Dos esferas del mismo diámetro pero de mate- Salviati: " ... el cuerpo, como he dicho, es por
riales, y por lo tanto de pesos, sensiblemente naturaleza continuamente acelerado de manera
diferentes, así como dos bolas de plomo de que se encuentra con más y más resistencia en
diámetros muy distintos, caerán en forma no- el medio y, por lo tanto, sufre una disminución
toriamente diferente (Renieri, Riccioli). en su cambio de velocidad hasta que, finalmen-
te, la velocidad es tal y la resistencia del medio
Lo que es correcto y está de acuerdo tanto con es tan grande que previenen, balanceándose
los resultados del experimento como con el mo- una a otra, cualquier aceleración y reducen el
delo numérico es la observación de que gracias movimiento del cuerpo a uno uniforme que se
a que en el caso del plomo se usó una bala de mantendrá constante". (p. 162).
mosquete, seguramente no mayor (o al menos
no mucho mayor) que 1 cm, se pudo notar la Salviati: "El experimento hecho con móviles tan
diferencia. diferentes de peso como sea posible, haciéndo-
Con todo esto creo que queda suficientemen- los caer de cierta altura, para observar si su res-
te establecido que en la literatura se encuentran pectiva velocidad es igual, ofrece cierta dificul-
párrafos confusos y aun contradictorios, algunos tad. Porque si la altura fuera grande, el medio,
correctos y otros poco específicos o equivocados, al que el ímpetu del móvil en descenso debe
de la humanidad, es invención, fue de sus segui-
dores, o se interpreta en forma desfavorable para
él, (véase, por ejemplo, L. Cooper).
Por otro lado, conviene aclarar que no está
en duda que los autores citados en este trabajo
entiendan o entendieran correctamente el fenóme-
no; aquí me he limitado exclusivamente a lo que
escribieron.
Conclusiones
de materia tan pesada que no sea frenada en su Este trabajo se llevó a cabo en la Facultad de Ingeniería de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Se agradece la colaboración del Ing. Daniel
aceleración Y reducida a movimiento uniforme Salas Limón y muy especialmente de la Ing. Patricia Isabel Rojas Reina. En
durante la continuación del movimiento." (p. IosensayosintervinieronlosSres. JoelCarbajal Mejía, Ignacio GarcíaCardeña
y el Ing. Alfonso Gutiérrez López. Por Último, se agradece a la Compañía
136). Constructora DANHO, la cual, a través del Ing. Javier Moreno, permitió hacer
los ensayos en su obra, así como al Ing. David Pantoja por su apoyo.