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Libro-Semillero

Haciendo Comunidad
participativamente –
El arte de la facilitación
(texto en preparación)

Enrique Vargas Madrazo


Centro EcoDiálogo, Universidad Veracruzana

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Facilitar, animar, es un regalo que damos y nos damos, pues al cuidar,
suspender, acompañar y acunar la participación y la creatividad, nos
llenamos de ternura, nos llenamos de humanidad, nos sanamos…
¡qué regalo que nos podemos dar ayudando!

Todas y todos somos facilitador@s, no es una profesión es una arte de


vivir participando…

Con todo amor para mi maestro y facilitador enamorado del vivir


participativo, John Heron en sus 91 años…

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Índice

Capítulo 1. ¿Por qué facilitación, por qué hacer


comunidad?

Capítulo 2. La auto-formación de la/el


facilitador(a)
Capítulo 3.

Capítulo 4. Herramientas o técnicas de facilitación y trabajo


comunitario

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Capítulo 1

¿Por qué facilitación, por qué hacer


comunidad?

Pensar solos y con el cerebro, repetir conocimientos estandarizados,


usar el conocimiento especializado y fragmentado, esas son las rutas
que hemos usado por cientos de años, pero… resulta claro que
estamos en problemas, que nuestras vidas, la del planeta, la de
nuestras familias y comunidades, la de nuestras organizaciones, estas
formas convencionales nos están brindando formas de afrontar la vida
de forma sustentable, viable y cuidadosa. Por lo que requerimos
complementar estas formas convencionales con nuevas (y ancestrales)
formas de participar, co-operar y sentipensar como comunidades en
aprendizaje. Pero hemos olvidado esas formas de ser y de vivir, así
que requerimos re-aprenderlo, y la ruta de la facilitación es un arte, un
oficio que está comprometido en coadyuvar en esta indispensable
tarea de aprender, crear y sentipensar juntas y juntos.

Por lo que re-aprender, participar y hacer comunidad, parece que esos


son los grandes pendientes como humanidad, si es que hemos de
sobrevivir. Pare ello requerimos cultivar nuestra calidad del ser,
nuestras relaciones, nuestras capacidades de aprender y pensar…

¿Es el mundo y la vida algo que simplemente sucede o es el resultado


de nuestra participación? ¿Es imposible co-crear una buena vida y
estamos condenados a vivir aisladamente defendiendo nuestros
intereses personales?

Parece que sólo la política de partidos y diputados es la que decide y


manda sobre nuestras vidas. ¿O son las empresas, el mercado y las
fuerzas del consumo tecnológico lo que decidirá hacia donde marchará
la humanidad?

¿Cómo puedo relacionarme en mi familia, en mi empleo, en mi cuadra,


en mi barrio o en mi pareja de forma creativa y amorosa? Co-crear mi
mundo de forma sustentable...

¿Es posible co-operar para crear alternativas de vida: educación,


alimentación, economía-trabajo, salud, vivienda, servicios, etc. de
forma autónoma?

¿El aprendizaje es un asunto de la escuela y de maestros, de


memorizar datos? ¿O el aprendizaje es algo que ocurre toda la vida y

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es para la vida? ¿Puedo participar facilitando, acompañando el
aprendizaje, más que instruir y enseñar “lo que hay que saber”?

¿Es la educación, la crianza, la ciudadanía, el trabajo, una oportunidad


de facilitación?

La facilitadora o el facilitador son seres humanos que cultivamos


nuestra calidad del ser colaborando y cuidando, para desde ahí poder
acunar procesos donde los seres humanos re-aprendemos, co-
operamos, participamos, decidimos, resolvemos nuestros conflictos,
imaginamos y co-construimos mundos que vale la pena vivir…

Haciendo comunidad, camino para construir


futuros sustentables
Nos cuesta trabajo comprender qué pasa con la humanidad. ¿Cómo es
posible que podamos seguir profundizando este camino tan
complicado que hemos creado? Al mismo tiempo nos damos cuenta
que somos un regalo de belleza y potencialidad en nuestro pasado y
presente, nuestra cultura, las artes y la ciencia, nuestras tradiciones,
los derechos humanos en todas sus dimensiones, ahora los derechos
de la Madre Tierra y sus hijas e hijos, todos. ¿Cómo rescatamos toda
esta maravilla de ser humanos y, al mismo tiempo cómo podemos
atender nuestras enormes dificultades, que para ser honestos están
poniendo en cuestionamiento nuestra supervivencia y nuestra salud
mental-emocional? ¿De dónde surgen y cómo se reproducen todas
estas dificultades que ponen en riesgo nuestra supervivencia como
humanidad? ¿Cómo sanarnos y cultivar una buena vida?
Algunas personas opinan que es cuestión de elegir a un buen
gobernante o lider o de que alcancemos un grado de “desarrollo”
adecuado para que “las cosas vayan bien”, como en esos países
donde, aparentemente, la sociedad marcha boyante y la vida tranquila
y con abundancia material es, según se nos dice, una cotidianidad.

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Sin embargo, basta observar con un poco más de detalle para
darnos cuenta que las dificultades más apremiantes y desgarradoras
de uno u otro tipo, están presentes en cada todos y cada uno de los
países y grupos humanos. Entre más nos “desarrollamos” más
profundas se vuelven las contradicciones e inviabilidades de nuestra
civilización. Basta observar dos aspectos. Por un lado parece que “la
única salida” es caminar rápidamente hacia el desarrollo e híper-
desarrollo de las sociedades, digamos volvernos como en Dinamarca,
Japón o Suecia. Pero resulta evidente desde hace al menos 40 años,
que si todos los humanos tuviéramos el “nivel de vida” de esos
pueblos, no alcanzan ni tres planetas Tierra para satisfacer a
semejantes humanos híper-consumidores de todo tipo de recursos.
¡Dinamarca es el país con la mayor huella ecológica del planeta!
Además su consumo es posible gracias a los miles de millones de
chinos, indios, mexicanos, nigerianos y demás, que producen a precios
de risa, en condiciones de trabajo brutales y con consecuencias
desastrosas para sus comunidades, su tierra, aire y ríos, así como a la
Madre Tierra. Hay algo que no está bien adentro de esa aparente
armonía del desarrollo. ¡Qué paradoja! Nos venden la idea que no hay
otra que desarrollarse, pero el desarrollo conduce a la destrucción del
humano y de la Tierra. Por otra parte, las sociedades “desarrolladas”
materialmente, poseen un profundo sub-desarrollo espiritual y
emocional, que está llevando a muchos callejones sin salida que el
propio desarrollo no puede solventar. Vacío, aislamiento, depresión,
híper-consumismo, olvido de los viejos, individualismo y destrucción de
la comunidad, drogadicción, adicciones de todo tipo, adicción al
trabajo y al control de la vida, etcétera. Por más que su propio
“desarrollo” personal los está llevando a la propia imposibilidad de
reproducir su confort social, ya que son sociedades que se ponen cada
vez más “viejas”, por lo que no hay jóvenes que trabajen y mantengan
los altísimos niveles de vida de las personas ancianas.

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Qué podemos decir de nuestras sociedades “sub-desarrolladas”,
lugares que han sido arrasados por nuestros gobiernos, guerras,
narcotráfico, contaminación, extracción de recursos, destrucción de
nuestros idiomas, de nuestras culturas tradicionales e indígenas,
donde la corrupción, muchas veces permitida y promovida por los
propios países “desarrollados” corroe cada espacio de la vida, llenos
de violencia, etcétera. Pero también estamos llenos de vida, de
tradiciones, de amor familiar, de encuentros espontáneos, de la vida
lenta y la falta de obsesión por la eficacia y el trabajo, de miradas y
manos amorosas que nos acunan cada día en las calles y en las casas,
de artesanías, de formas antiguas y hermosas de producir, de otras
propuestas de vida utópica y simple como la de los zapatistas o los
indígenas de Bolivia y Ecuador, etcétera.
La política de partido y de “representantes” se nos presenta
como la “mejor y única” opción viable para seguir siendo humanidad.
Las cosas “suceden”, la tecnología llega como quiera que esta sea y
hay que aceptarla sin reflexión profunda y pausada sobre sus
consecuencias. ¡Parece que no podemos elegir! La educación parece
que es cuestión exclusiva de escuelas y para niñas, niños y jóvenes. La
salud, o más bien la enfermedad es asunto de médicos y hospitales, no
de mi persona y mi comunidad. El matrimonio, y las las relaciones en
general, son algo que hay que seguir a pie juntillas acorde con los
designios de la ley, aunque todo ello esté haciendo agua por todas
partes y de forma evidente para todos los que vivimos esa institución y
esa emoción del amor de pareja.
En las organizaciones, las empresas, las organizaciones no
gubernamentales, las escuelas, etcétera, también nos encontramos
con cuellos de botella terribles, ya que las exigencias de productividad
son cada vez mayores, la competencia global “contra” los chinos, los
indios o brasileños, es despiadada. Las problemáticas a las que se
enfrentan las organizaciones son cada vez más complejas, ya que todo

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cambia y se enreda a mayor velocidad. Y las organizaciones responden
contratando a profesionistas cada vez más especializados que vienen a
“resolver” los problemas con métodos y conocimientos estandarizados.
Pero la realidad no es estandarizada, por lo que a más esfuerzos
“desde arriba”, más in-sustentable se vuelve la situación. Las personas
se sienten excluidas de las soluciones, pues son objetos pasivos a los
cuales se les “aplican” las metodologías y conocimientos diseñados
por especialistas. Este escenario propicia que se desperdicien las
enormes capacidades creativas y colaborativas de las personas “de a
pié”. Las organizaciones se desmiembran, no generan sentido de
pertenencia, pues las personas no les importa, no “cuentan” realmente
y por lo tanto no contribuyen y participan de forma genuina y creativa.
Pero esas personas son quienes están ahí día a día, y tendrían la
oportunidad de percibir con más profundidad los que pasa, lo que hace
falta, las nuevas formas creativas de mejorar y hacer las actividades y
la vida más humana, más apropiada y más pertinente para los
objetivos que se necesitan.
De forma similar, las y los investigadores, las y los estudiantes,
abordamos a las personas, a las comunidades, a los clientes, a l@s
usuari@s de los servicios, como seres pasivos, como “fuentes de
datos”. Asumimos de forma inconsciente, que para hacer una
investigación, para ayudar o transformar a esas personas, a ese
colectivo o comunidad, somos nosotr@s los que tenemos que
investigar, generar conocimiento y aplicarlo. Sin darnos cuenta que
también las personas y los colectivos tiene enormes capacidades para
dialogar con nosotr@s, para co-crear y explicitar conocimientos, para
abordar en colaboración con los agentes externos (es decir nosostr@s)
las tareas que son pertinentes para generar conocimiento y
transformación en las comunidades de forma sustentable.
Es decir, pareciera que las cosas vienen de afuera, son diseñadas
por expertos y nosotros somos receptores pasivos de todo esto. Tan

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sólo nos queda trabajar, ganar dinero y supuestamente “escoger” lo
que nuestro bolsillo puede pagar de la “oferta” que nos da la sociedad.
¿No existen otras opciones? ¿No hay otras formas más “a pie descalzo”
que podamos construir? ¿Siempre serán “los expertos” y sus
conocimientos la respuesta y la propuesta de todo? ¿O podemos re-
aprender nuestras capacidades, ensancharnos en nuestras enormes
capacidades creativas, de colaboración y aprendizaje?
En la historia han existido y existen otras formas de organizarse.
Algunos lo llamamos PARTICIPACIÓN, una forma de holarquía en
donde cada persona y las comunidades se organizan y generan sus
formas de vida acorde con sus reflexiones, su colaboración, sus
conocimientos y su cuidado de si mismos, de su territorio y del mundo.
Holarquía quiere decir holos, totalidad, participación, Arquía, refiere
al orden, el arco, la forma, la coherencia.
Por lo que holarquía menta a un orden, una viabilidad,
una coherencia que es co-creada desde la participación de
todas y todos, no sólo los humanos, sino también los otros
seres, la Madre Tierra, el territorio, cada ser, los niños, los
ancianos, los ancestros y los descendientes.
Pero estas formas de educarnos, de aprender, de atender
problemas, de crear conocimiento, de sanarnos, de construir nuestras
viviendas, de cultivar nuestros alimentos, de intercambiar bienes y
servicios, de divertirnos, de enamorarnos y unirnos, de reproducirnos y
criarnos, de todo lo que es lo esencial de nuestra vida de manera
PARTICIPATIVA Y COLABORATIVA, es algo que hay que re-aprender.
Pues las y los seres humanos tenemos las capacidades, como las
abejas, como las hormigas, como los bosques, como las células, como
las y los niños, de co-operar, de pensar y de hacer con inteligencias
colectivas y participativas. Y ahora sabemos que estas formas
participativas y colaborativas, son infinitamente más poderosas que lo

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que ocurre con individuos aislados usando solamente sus capacidades
intelectuales convencionales.
Hacer comunidad en aprendizaje, es el arte de
participativamente recuperar y florecer nuestra vida y nuestros
aprendizajes en nuestro territorio, con las personas con las que
convivimos, co-creando el mundo desde nuestras acciones
inteligentes, colaborativas y amorosas, llenas de consciencia política
profunda y de cuidado por las personas, los seres, nuestro territorio y
nuestro mundo.

¿Por qué llegamos a la auto-formación para la


facilitación?
Seguramente existen muy diversos escenarios por los que podemos
arribar a la necesidad de auto-formarnos en el Arte de la Facilitación.
Lo más deseable en este caso sería que convergiéramos en un espacio
de auto-formación para la facilitación porque estamos involucrados en
un proceso comunitario u organizacional, porque deseamos mejorar
nuestro colectivo o nuestra familia, porque nos percatamos que las
cosas en esta humanidad en verdad van muy mal y que resulta
esencial generar alternativas para una mejor vida, etcétera, es decir
porque percibimos que podemos contribuir para un mejor vivir
y un mejor conocer.
Cuando existe la necesidad de formarnos como facilitadoras y
facilitadores está implicado que deseamos ayudar -a nosotros mismos
y a otras personas- a participar y a co-crear1, esto para que los grupos

1
Al usar el prefijo “co-“ quiero enfatizar el que lo que ocurre es en colectivo de forma
participativa. Co-crear implica participar colectivamente para construir procesos
desde la creatividad.

1
y comunidades seamos capaces de construir nuevas formas de vida
sustentables o lo que los pueblos originarios han llamado y llaman
“buenvivir”, es decir una vida digna en comunidad, en armonía y
respeto con la Madre Tierra.

1
Capítulo 2

La auto-formación de la/el facilitador(a)

Cultura dominatoria y cultura participatoria


El siguiente aspecto que resulta fundamental abordar en nuestra auto-
formación como facilitadoras y facilitadores es el poder experienciar,
reflexionar y tomar consciencia respecto de las cualidades y formas de
las culturas dominatoria y participatoria.
Si desde el auto-conocimiento y el cultivo de la capacidad
contemplativa somos capaces de observar desde nuestra propia
experiencia nuestro entorno familiar, escolar, de trabajo o social, nos
podemos dar cuenta que casi en cada instante estamos participando y
recibiendo impositivamente de una cultura dominatoria y opresiva.

1
Complementariamente podemos darnos cuenta que tenemos en
nuestras sociedades humanas (en mi propia historia personal) como en
nuestros animales o en las plantas, múltiples ejemplos de formas
participatorias. Algunos ejemplos pueden ser, cómo las hormigas y
las abejas cooperan para construir grandes obras, como los bosques se
auto-organizan, cómo lo cardúmenes de millones de peces cooperan y
viven siempre participando en cada instante, cómo los seres humanos
somos capaces de peregrinar en miles y millones de formas
espontáneas y auto-organizadas, cómo las niñas y los niños crean
juegos sin reglas externas y respetando la participación, etcétera.
Podemos entonces, a partir de esto identificar desde nuestra
propia experiencia estas dos formas básicas de interactuar y que
expresan de forma profunda, una dimensión política, es decir, dominar
o participar implican una relación política entre las personas y entre los
seres en general.

Aspectos a experienciar en un taller de auto-formación de


facilitador@s: A. Experienciamos formas de dirigir o
acompañar procesos colectivos desde una actitud dominatoria
y participatoria. [organizamos y facilitamos dinámicas desde
una y otra cultura; experienciamos, suspendemos y
reflexionamos] (fase 1)

Cultura co-creativa
Quizás el primer elemento que debemos abordar cuando pensamos en
la facilitación es en lo que podemos llamar una cultura co-creativa,
es decir una cultura que es capaz de conformar de forma consciente
hacia dónde camina. Esto implica que podemos cooperar, reflexionar,

1
decidir y actuar respecto a cualquier aspecto de nuestro vivir
(relaciones, trabajo, familia, transporte, educación, sexualidad,
violencia, gobierno, nuestros espacios de vida, etcétera) desde nuestra
propia actividad consciente y cuidadosa.
A este respecto podemos iniciar reflexionando en que en muchos
aspectos las y los humanos desde hace miles de años vivimos en una
cultura opresiva y patriarcal2. Es decir, la mayoría de los ámbitos en los
que convivimos no permiten ni promueven que de forma solidaria
participemos, que tengamos consciencia de por qué y cómo hacemos
lo que hacemos, de forma que tomemos decisiones de forma
autónoma y participativa en torno a lo que vivimos, hacemos,
recibimos, consumimos, etcétera. Si reflexionamos de forma pausada y
profunda nos podemos dar cuenta que aún la tan alabada democracia
que es anunciada como el racero y referente óptimo de organización
política-social justa, no es más que otra de las formas en que las y los
poderosos (militares, corporaciones, políticos, etcétera) usan al pueblo
y a sus “cuerpos representativos” para favorecerse, y para ultrajar a
las y los desposeídos y a la Madre Tierra. Y esto es válido desde Suiza
y Noruega, hasta México y Bangladesh.
¿Nos percatamos cómo estamos sujetos en cada momento de
estas formas dominatorias en que la sociedad y sus instituciones nos
dominan y nosotros reproducimos dichas formas?
Alternativamente, sería por lo tanto importante que nos
diéramos cuenta de que en la naturaleza y en las sociedades humanas
existen infinitos ejemplos de procesos participativos donde las y
los individuos, los grupos y las comunidades, son capaces de hacer

2
La palabra patriarcal se refiere a la forma en que la mayoría de las sociedades
desde hace más o menos 5,000 años (Riesler 1999), sean occidentales, orientales,
modernas o ancestrales, han “funcionado” sobre la base del dominio de los hombres
o de figuras impositivas que ejercen el poder de forma violenta, sea simbólicamente
o físicamente. Por supuesto que esto tiene una infinita gama de variantes e
intensidades, pero básicamente son sociedades donde no impera la solidaridad, el
cuidado y el amor como esencia política en todas las esferas de la vida.

1
cosas junt@s, de acunar una maravillosa creatividad producto de la
colaboración, de la confianza y de la conexión, de diseñar y crear
formas de organización humana, tanto hacia adentro de cada individuo
como con las y los otros individuos, en cada uno de los aspectos
centrales de la vida, y también para con el mundo.
Si observamos lo que resulta de estos comportamientos resulta
hermoso, esperanzador e inspirador para darnos cuenta de que sí es
posible co-crear formas de vida sustentables.

Aspectos a experienciar en un taller de auto-formación de


facilitador@s:
B. La participación es otra manera de formar parte y de
vivir. [conversamos en torno a estas nociones, tod@s hemos
participado y hasta facilitado procesos participativos, vemos
fotos, algún video, experienciamos algún sociodrama al
respecto, historias, reflexionamos…] (fase 1)3

La participación implica facilitación: diálogo en


presencia plena/consciencia abierta y cuidado del
alma como esencia
De nuestra reflexión anterior creo que se deriva que algo se ha
debilitado o se ha perdido en la humanidad desde hace siglos, ya que,
en muchos sentidos hemos perdido esta capacidad de participación,

3
Dado que este texto es una semilla para i) generar experiencias de auto-formación,
y ii) acompañar un proceso pausado y paulatino hacia el arte de la facilitación, divido
el proceso en fases. En la fase 1, se aborda LO ESTRICTAMENTE ESENCIAL para
iniciar la práctica de la facilitación; en la fase 2, se regresa a algunos puntos iniciales
pero con mayor profundidad. En las fase 3 se enriquece y profundiza el arte de la
facilitación desde las experiencias de cada persona y desde algunos elementos
teórico-prácticos detallados.

1
esta cultura de participación. No solamente se ha perdido esta cultura
si no que se han instaurado hábitos y formas represivas (tanto
interiores como exteriores) que impiden o desaniman a las personas
para ser capaces de colaborar, de reflexionar críticamente y de co-
crear su vida individual y colectiva. Una cultura que cultiva y ejerce de
forma vigorosa estas cualidades, es capaz de co-crear formas
sustentables de vivir a mediano y largo plazo.
Por lo tanto, necesitamos re-crear nuestra cultura participativa,
pero no podemos hacerlo imponiéndolo, enseñándolo, indoctrinando al
otro, es decir, repitiendo las mismas formas dominatorias con las que
nos han educado, criado y gobernado en nuestras sociedades
patriarcales. Podemos decir que inclusive en nuestros esfuerzos por
liberarnos y por cambiar reproducimos la dominación, la disputa y la
indoctrinación a través de lo que podríamos denominar formas no
participativas de organizarnos y de vivir.
Podemos decir, que una ruta alternativa y novedosa de acunar y
de acompañar el renacimiento de estas cualidades en los seres
humanos para poder co-crear una cultura participativa, es el arte de
la facilitación.
Es decir, el arte de la facilitación sería el arte de acunar, de
acompañar, sin manipular, sin imponer, es decir, ser un ingrediente,
ser una persona que es capaz de, escuchando delicadamente,
acompañar procesos donde las personas y las comunidades re-
aprenden sus habilidades participativas y co-creativas al estar
haciendo y reflexionando sobre el mundo que vivimos.
Resulta fundamental resaltar en este momento que otra cualidad
distintiva de la facilitación es que el acompañamiento de procesos
participativos no ocurre desde lo exclusivamente racional, sino
que se da primacía a la experiencia, a lo que sentimos al
experimentar en vivo las situaciones y que es entonces el
fundamento para nuestra reflexión personal y colectiva. Esto

1
implica que no hay un “líder”, una maestro o instructor que nos dice lo
que “es correcto” o la idea “rectora” que nos llevará a “buen lugar”.
Por lo que de forma alternativa al articular desde la facilitación
nuestras experiencias y la reflexión crítica sobre lo vivido, podemos
crear procesos participativos donde aprendemos de forma
consciente y experiencial, pero sobre todo podemos decidir y co-
crear cómo podemos vivir de formas alternativas y que nos permitan
construir un buenvivir.
Tal como abordaremos más abajo, estas formas participativas
para co-crear, sólo pueden ocurrir desde el cultivo de la consciencia la
cual sólo tiene lugar en la práctica del auto-conocimiento.
Paralelamente, el arte de facilitar sin imponer o proyectar nuestra
emocionalidad de forma azarosa, implica el constante trabajo de
aceptación y cultivo de nuestro mundo emocional. Es mi experiencia
que la herramienta más hermosa y humana que he conocido para este
trabajo emocional es lo que se llama “el cuidado del alma” (Moore
2000). En esta sección abordamos lo esencial en el cuidado de estos
dos dimensiones: la consciencia y el cuidado del alma. Esto requiere
ocurrir primero en la o el facilitador, para que a través de los
procesos facilitatorios se pueda trabajar de forma individual y
colectiva. De otra forma todo lo que estamos mencionando aquí en
términos de co-crear, diseñar, reflexionar, etcétera, será la expresión
de seres humanos centrados en su ego automático e indoctrinado, lo
cual no conduce más que a repetir de forma inconsciente los mismos
patrones insustentable que nos tienen sumid@s en esta crisis humana
y planetaria.
Por lo que podemos sugerir que como resultado de la actividad
facilitatoria los colectivos, las comunidades y las personas reflexionan
sobre sus condiciones de vida, la re-diseñan y transforman su realidad
de forma consciente, solidaria y participativa. Pero nos han impuesto
la creencia de que esto sólo ocurre cuando una fuerza externa

1
o una institución lo promueve o lo impone. También creemos
que las personas no nos podemos poner de acuerdo, no
podemos cooperar, no podemos solventar nuestras diferencias
y que siempre se tiene que imponer un líder, que tenemos que seguir
ideologías y que no puede haber creatividad y empatía como principios
de auto-organización. No sabemos cómo hacerlo. Y es precisamente
por esto que la facilitación es quizás el ingrediente esencial para
regenerar nuestra capacidad de vivir, convivir y crear una sociedad
justa y equilibrada: sustentable.
Por lo anterior podemos decir que una facilitadora o facilitador,
requiere de un arduo trabajo de auto-formación para ser capaces de
resistirse al hábito y a la tentación de reproducir los esquemas
represivos y dominatorios de la cultura imperante. Esto lo podemos
sintetizar en una de las frases clave de la facilitación:

“Nadie puede dar lo que no tiene, ni puedes darle a alguien algo


que no quiere recibir”

Esto quiere decir que el arte de la facilitación en su esencia está


relacionado con el cultivo de la calidad del ser humano, es decir, el
cultivo y re-aprendizaje de las cualidades esenciales de auto-
conocimiento/consciencia y del cuidado del alma/ser emocionalmente
competentes, cuidado y participación del ser humano. Esto implica un
ser capaz de cuidarse y cuidar.

Auto-conocimiento/consciencia desde el diálogo


He de reiterar incansablemente que esta calidad del ser parece
implicar siempre y de manera central el auto-conocimiento.
Podemos decir que, para que se pueda dar esta re-creación de lo

1
humano, es decir el acto de creación individual y colectiva desde
una auténtica libertad (que no es cualquier cosa que se me ocurra),
se requieren de condiciones para que se cultive lo esencial de cada
una y de cada uno.
Es decir, para que pueda haber participación necesita generarse
un vacío, necesitamos desnudarnos de aquello que nos llena de
certezas, de prejuicios y de ideas y sentimientos pre-concebidos. Por lo
que una facilitadora o un facilitador inician su trabajo transformativo
de auto-formación al abordar su propia problemática de ser capaces de
crear un espacio vacío en nuestro interior (suspender), para
poder así respetarme y respetar a los otros en su aventura hacia lo
nuevo.
Por lo que en un espacio de facilitación estamos invitándonos e
invitando a las y los demás a crear un espacio de confianza y de
respeto para que pueda ocurrir este vacío. Por lo tanto, esto exige de
la o el facilitador el arte de un buen pensar y un buen sentir (el
cuidado esencial, Boff 2000), de un pensar que no juzga, que no
asume, que no impone, que es capaz de vaciarse para acompañar e
invitar a las otras y los otros a caminar este mismo sendero.
Desde mi experiencia, este es un arduo camino de auto-
conocimiento en el cual tenemos a disposición la herramienta
maravillosa del diálogo. Llamamos a esto más propiamente el
proceso de “re-aprendizaje de habilidades para el diálogo”. Al respecto
David Bohm, nos ha obsequiado su propuesta de Círculos de Diálogo
como una herramienta de cultivo del auto-conocimiento para,
colectivamente, abordar y reconstruir nuestras habilidades para
suspender nuestras identificaciones con nuestras ideas y
creencias, al mismo tiempo que recuperamos nuestra capacidad de
reconocer lo que sentimos. Resulta fundamental, acorde con Bohm,
experienciar este proceso de auto-conocimiento no a través de
palabras sino de la experiencia, en particular de la experiencia

1
contemplativa de lo que ocurre en la totalidad de nuestro
cuerpo y nuestra relación con el mundo a la luz de darnos
cuenta de cómo pensamos y nos comunicamos en un constante
identificarnos con las ideas que van pasando por nuestro
“pensar”. En este proceso como oportunidad de auto-conocimiento
que tiene lugar en el Círculo, tenemos la oportunidad de cómo
facilitador@s estar cultivando el auto-conocimiento que nos permite
mediante un trabajo arduo cultivar lo que llamo la “vigilia” respecto a
nuestro estar senti-pensando el cual suele ocurrir a través de la
constante identificación con las ideas y creencias. Si somos capaces de
darnos cuenta de esto en el instante en que está teniendo lugar, y de
percatarme que soy MUCHO más que las ideas que se piensan en
mí, y que mi cuerpo y mi vivir es infinitamente más rico y creativo,
entonces estoy llevando a cabo lo que Bohm y Jiddu Krishnamurti han
llamado la SUSPENSIÓN.

Ser emocionalmente competente/el cuidado del alma

Desde mi experiencia no basta con cultivar el auto-conocimiento, la


consciencia; obviamente esto es ESENCIAL por lo que ya mencioné
más arriba. Sin embargo el ser humano, la vida no implica nada más
esta dimensión, sino que también y de forma esencial es emoción,
contradicción, apego, belleza, dolor, historia, oscuridad y luz siempre,
fallo y costumbres, amor y odio, todo a la vez y de forma no clara. Esto
es lo que percibimos quizás al sentir nuestras vidas, es lo que va más
allá del control y la perfección, aun en “los grandes maestros”, aun en
las divinidades vivientes como Jesús, Buda o Mahoma, qué decir de los
gurús, chamanes o sacerdotes, maestros espirituales.

2
Si como facilitadores, como seres humanos que colaboramos y
acunamos la vida, la convivencia y el aprendizaje, no re-conocemos
esta dimensión en nuestra persona, y no somos capaces de encontrar
la “com-pasión” Diálogo y cuidado esencial de nuestro pensamiento y nuestro actuar

David Bohm sugiere que el pensamiento no es esencialmente un proceso


(pasión individual. Solemos creer que pensamos lo que pensamos porque ocurre en
nuestro cerebro. Bueno, de hecho ahora y ancestralmente también, se dice que el
compartida, pensamiento no surge sólo del cerebro, sino del corazón y del cuerpo en general.
De cualquier forma Bohm sugiere que nuestro ser individual no piensa las cosas,
literalmente), sino que en realidad los pensamientos son una matriz cultural, una noosfera como
dice Morin, que nos da un ”sello cultural” para “pensar” una realidad concreta de
resultará casi una determinada forma. Por lo que cuando pensamos lo que hacemos es reproducir
TAL CUAL lo que “se piensa” de una cierta forma culturalmente generada e
impuesta, sin que nos percatemos de ello. Como nuestro vivir y nuestro pensar
imposible acunar suele ser tan mecánico, no advertimos que pensamos y de cómo pensamos, por lo
que no somos conscientes de que las ideas “se piensan en mi” como reflejo de este
procesos desde el pensamiento colectivo. Es por esto que conforme ha ido generalizándose el
pensamiento inconsciente, cada vez más los pensamientos colectivos son más
cuidado y el arte mecánicos, acartonados e inconscientes.
¡Pero no nos damos cuenta de que el pensamiento es el que dirige cómo
de la facilitación. construimos y vivimos el mundo!
Bohm sugiere también que este pensamiento inconsciente se vuelve
profundamente in-coherente, generando mundos incoherentes y en nada
Es por esto sustentables…
El diálogo busca, por un lado, activar la posibilidad de que desde nuestro
que resulta interés y atención por nuestros procesos del pensamiento, podamos ir recuperando
la consciencia de que las ideas “se piensan en mi” y que estos pensamientos
esencial el abordar ocurren en un contexto emocional que los desata. Bohm llama a esta experiencia
en la que vamos cultivando la consciencia en nuestro pensar como “pensamiento
lo que llamamos el propioceptivo”. Es decir, un pensar que en cada persona y en colectivo, puede
percatarse de lo que interior y exteriormente (en mis cuerpo y sus emociones) está
pasando en mi ser-que-piensa. Cuando podemos percatarnos de cómo estamos
“cuidado del sintiendo y pensando “lo que se piensa en mi”, se abre la posibilidad de
“suspender” nuestra identificación con nuestras ideas. Es entonces posible generar
alma”, que implica un relación más consciente con nuestro pensar, y nutrir así una verdadera libertad
y creatividad que ocurren al estar en suspensión al pensar y comunicarnos
el reconocer mis (participar en los círculos de diálogo y en la vida en general).
Por otra parte, el diálogo nos da la posibilidad de recuperar desde un ser
sentimientos y consciente, el darnos cuenta de que el pensamiento es siempre colectivo. De forma
que si estamos en suspensión y pensamiento propioceptivo COLECTIVO, podemos
empezar a sentipensar co-operativamente nuestro mundo compartido desde un
emociones en el genuino pensamiento participativo, más allá de asociaciones intelectuales
inconscientes y mecánicas individualizadas y desconectadas.
vivir de la vida TAL El desorden y el desastre que hemos creado los humanos en estos
pasados 200 años, es el resultado de este pensamiento automático e incoherente
COMO ES. que reproducimos inconscientemente en cada momento.
Nuestros propios esfuerzos por “arreglar” el mundo, no hacen más que
Thomas reproducir las mismas dificultades que hemos creado desde este pensamiento
colectivo que nos coloniza de forma inconsciente.
Otra consecuencia poco fructífera de este pensar inconsciente es el que,
Moore, siguiendo a como sugiere también Bohm, estemos constantemente abordando el mundo de los
procesos complejos como repleto de “PROBLEMAS”, los cuales acorde con el
los magos del pensamiento colectivo imperante, deben de ser enfrentados buscando
“SOLUCIONES”:
renacimientos Problema => Solución
Pero una observación más detallada nos muestra que la inmensa mayoría
como Ficino y de las dificultades de los sistemas complejos no son “problemas”, sino que suelen
ser PARADOJAS. Las paradojas no tienen “soluciones”, sino que implican ATENDER
y CUIDAR los procesos contradictorios que conforman dicha paradoja. Seguir
Parecelso, o a los intentando tratar las paradojas como problemas no crea más que mayores
dificultades, que es precisamente lo que nos viene pasando desde hace décadas a
magos de la poesía los humanos en la modernidad y la globalización.
Por lo que resulta ESENCIAL un trabajo de cuidado del ser y del
y la pasión como sentipensar cotidiano y delicado desde el diálogo (práctica del pensamiento
propioceptivo), para lograr rescatar y hacer creativo un sentipensar consciente y
participativo.
Las acciones que logremos generar como parte de nuestro co-operar
desde un pensamiento consciente y participativo pueden entonces acercarse hacia
2
la posibilidad de contribuir a generar formas de vida que se dirijan de forma real
hacia la sustentabilidad humana y socio ambiental.
Emily Dickinson, Antonio Machado, Octavio Paz, Gabriela Mistral y
demás, nos dice que eso que desborda las expectativas de lo divino,
de la consciencia y la espiritualidad y que está profundamente
encarnado en los apegos de la materia y del cuerpo, es lo que hemos
identificado como el ALMA. Por lo que nuestra posibilidad de
encontrarnos con la vida, con las otras personas en su realidad
emocional SIN JUZGAR O DESESPERARNOS POR SU INCONGRUENCIAS,
es lo que nos regala el cuidar del alma. Cuidar implica andar pendiente
de las expresiones siempre duales del alma (partorear, observar y
sentir), lo oscuro y luminoso en cada cosa que ocurre en nuestro vivir.
Esta expresión de nuestra vida emocional, de la vida emocional del
mundo, es lo que llamamos EL ALMA DEL MUNDO, “Anima mundi”, y
que expresa esta riqueza y garigoleo de la vida en su complejidad. Al
cuidarla (observarla y vivirla emocionalmente) podemos encontrar
nuestra compasión, podemos cultivar una vida emocional y espiritual
llena de respeto por el otro y de poder asumirme en mi ser
EMOCIONALMENTE COMPETENTE. Es decir romper las expectativas, el
ansia neurótica de control por lo que “debe ser” y poner la compasión
y aceptación como expresión de la relación y la convivencia. Tal como
dice Humberto Maturana, “amar es la aceptación en la convivencia”.
De forma que el trabajo personal y colectivo en el proceso de
auto-formación para la facilitación, se propone una atención especial y
compasiva al proceso del cuidado del alma de las y los facilitadores,
pero también de la propia facilitación que también tiene su propia
alma, sus costumbres, su vida y sus sinsabores. Como dice Thomas
Moore, usted tiene alma, la planta tiene alma, las cosas tienen alma,
también el automóvil tiene alma, el mundo tiene alma. La facilitación
tiene alma y no la controlamos, ni es perfecta ni pueda llegar al fin que
nosotros creemos que debe tener.
Desde esta vigilia en estas dos dimensiones, la consciencia y el
cuidado del alma, es posible una actitud correspondiente con el regalo

2
que es el poder facilitar procesos donde andamos junt@s la posibilidad
de la participación y la co-creación de cómo vivimos y cómo podemos
construir un presente más apropiado para un “buenvivir”.

Aspectos a experienciar en un taller de auto-formación de


facilitador@s:
C. Círculo de re-aprendizaje de habilidades para el diálogo.
[Experienciamos lecturas, ejercicios y reflexiones en torno al
Diálogo, abordamos también la ecopoiesis ritual como
escenario de honestidad, de encarnación abierta a la otra y al
otro para compartir y cuidar] (fases 1,2 y 3)

Modos de facilitación
Podríamos decir que el arte de la facilitación implicaría aquellos
procesos en donde una persona (facilitadora o facilitador) es capaz de
acompañar y animar cuidando(se), procesos en los que colectivos de
personas colaboran donde nadie por arriba de ellos los está dominando
o controlando para lograr un objetivo, donde no hay una idea
imperante o prejuicios que guíen sutilmente las percepciones, la
imaginación o las decisiones de las personas.
Es decir, que la facilitación de forma alternativa, implica
el arte de acompañar procesos participativos.
Pero obviamente este no es un camino fácil, pues requiere de un
re-aprendizaje respecto de una cultura dominatoria de más de 5,000
años. El proceso no se da de un día para otro ni de forma mágica, por
lo que requerimos una ruta que vaya re-construyendo paso a paso las
cualidades humanas necesarias. Para así auto-formarnos en el cultivo

2
primero en nosotr@s mism@s del paso desde una cultura dominatoria
hacia una participatoria. Desde mi punto de vista esto requiere de la
atención de los tres ámbitos fundamental de ser humano
sustentable: i) auto-conocimiento/consciencia, ii) cuidado del
alma, iii) política/justicia (en un texto que estoy terminado de
escribir, abordo esta dimensión esencial humana a cuidar si es que
hemos de sobrevivir).
En los procesos de facilitación para acompañar el re-aprendizaje
y co-creación de una cultura de la participación iniciamos desde lo
elemental reconstruyendo la confianza (desde la ternura y el amor)
(Restrepo 2001) en el otro y en los procesos participativos. Desde ahí
podemos ir acompañando el fortalecimiento de los distintos ámbitos
del ser humano en la ruta de re-aprendizaje hacia la co-creación y la
autonomía.
Desde esta perspectiva podemos asumir que existen
esquemáticamente tres tipos de facilitación; i) la facilitación jerárquica,
ii) la facilitación cooperativa, y iii) la facilitación autónoma (Heron
1999). Por lo que en nuestro proceso de auto-formación como
facilitador@s resulta fundamental que experienciemos cómo se siente,
nos enriquece y transforma el participar en una experiencia (un
ejercicio en la acción-reflexión), en un proceso en el que una
facilitadora o facilitador nos acompañan desde una facilitación
jerárquica (que propone y acompaña experiencialmente, pero no
impone, enseña o indoctrina) que activa desde la praxis y la reflexión
la participación co-creativa de las personas y los colectivos 4. Cuando
experienciamos esta forma de ser, hacer, cooperar, participar y re-
4
Más adelante describimos cómo los procesos participativos desde la facilitación
trabajan acompañando y animando el re-aprendizaje a través del ciclo básico
reflexión-acción-reflexión desde la presencia plena/consciencia abierta. Al poner a
disposición de los colectivos experiencias que involucran holísticamente las distintas
dimensiones del ser humano, se activa la creatividad, el potencial humano y la
autonomía cooperativa. Todo esto siempre desde el ciclo de aprendizaje experiencias
(reflexión-acción-reflexión) resulta central para el empoderamiento de la cultura
participativa de los seres humanos.

2
aprender desde una dinámica “de-centrada”5, que no instruye y
domina, sino que participa como humano ella o el mismo (la o el
facilitador(a)). Implica escenarios talleriles o de la vida cotidiana que
intentan cultivar y acunar el aprendizaje y la transformación donde
podemos tener el espacio-tiempo para “re-re-re-re…”, es decir desde
la pausa, el silencio y el SerCuerpo6, hacer y reflexionar individual y
colectivamente, estallamos en alegría y asombro por el regalo que
estamos recibiendo y dándonos. Esta experiencia liberatoria es
formadora de una cultura participatoria, pues además es llevada a
cabo en múltiples niveles de realidad, es decir cultivando
holísticamente a la totalidad del ser humano en cooperación y
participación. Este es el regalo de la facilitación, y que suele iniciar
desde la facilitación jerárquica.
Esto posibilita el paso hacia procesos y dinámicas en una
facilitación co-operativa que activa la co-operación (literalmente:
operando los procesos y la vida colectivamente) de las personas en la
co-creación y realización de sus propias experiencias, si bien aun
guiadas y acompañadas por la o el facilitador. Resulta evidente quizás
a estas alturas darnos cuenta de las cualidades y capacidades que
esta fase del trabajo pueden estás desatando en las personas y los
colectivos.
Finalmente aspiramos a que las personas y los colectivos se
apropien cada vez más de los procesos participativos co-operativos
hacia la autonomía, espacio donde la dimensión humana florece
políticamente desde sus propias necesidades, capacidades re-creadas
e iniciativas hacia la autonomía co-creativa (facilitación autónoma).
5
De-centrado, significa que no hay centro, no hay “líder”, no hay profesor(a), no hay
conceptos que memorizar (“aprender” sic!). Sino otro ser humano que hace conmigo,
acompaña y acuna experiencias desde la presencia plena y la reflexividad
participativa.
6
Al decir SerCuerpo, estoy llamando la atención en torno a que somos la totalidad de
los que somos mucho más allá que tan solo cerebro o razón, somos cuerpo en todas
sus dimensiones: celular, emocional, energético, político, intelectual, intuitivo,
cutáneo, auditivo, etcétera.

2
Situación en la cual la o el facilitador participan como colega que
enriquece los procesos, pero ya no juega un papel preponderante.

Aspectos a experienciar en un taller de auto-formación de


facilitador@s: D. Desde la consciencia de la cultura
participativa podemos explorar experiencialmente los modos
jerárquico, co-operativo y autónomo de facilitación. Nos sólo lo
experienciamos en el taller, sino que reflexionamos y nos
apropiamos holísticamente de esta ruta de modos de
facilitación. [de formas dinámicas realizamos, co-diseñamos y
operamos procesos de facilitación] (fase 2)

¿Qué hace una facilitadora o un facilitador?


Si bien, desde el arte de la facilitación podemos, como personas, como
seres humanos, acompañar y facilitar cualquier dimensión de nuestra
vida, como una reunión familiar, como un partido de fútbol, una
decisión de nuestro grupo de escuela, etc., podemos identificar
algunos de los ámbitos más importantes de la facilitación como
actividad formal. Esto es importante porque, la facilitación es
fundamental para la vida y la supervivencia del ser humano, ya que
puedo sugerir que si la humanidad ha de sobrevivir dependerá en gran
medida de si somos capaces de re-aprender y poner en práctica
nuevamente nuestra cultura participatoria.
Por lo que, las personas que tomamos consciencia de la
importancia de participar en los asuntos que competen en nuestra
vida, como facilitadoras y facilitadores, requerimos tener cierta
claridad de los principales escenarios en los que podemos intervenir.

2
Puedo sugerir que existen tres ámbitos fundamentales en los
que interviene de manera formal una facilitadora o un facilitador:
1. Diálogo – Aprendizaje – Creatividad.
2. Gestión y seguimiento de procesos colectivos y
sociales.
3. Haciendo Comunidad.
Estos tres tipos de actividad que se animan como parte de la vida en la
que participa el o la facilitador(a), reflejan aquello que resulta esencial
como espacios de vida en sociedad en donde las personas, los
colectivos y las comunidades pueden encontrar la energía y los
detalles necesarios para que sus procesos puedan permanecer de
forma humanamente sustentable. A continuación detallamos qué
implica cada uno de estos ámbitos.

1.- Diálogo – Aprendizaje – Creatividad. Cultivamos la


presencia, el cuidado del alma, la calidad corporal y energética que
propicia el encuentro y el diálogo para juntos co-crear y aprender.
Digamos que esto es el CORAZÓN de la actividad facilitadora, la cual
implica ACUNAR y CUIDAR los espacios donde los seres humanos
podemos comunicarnos más allá de nuestros prejuicios y patrones de
creencias excluyentes. Implica el arte estar en suspensión como
facilitadora o facilitador de mis creencias para poder acunar procesos,
reuniones, talleres, conversaciones, etcétera; encuentros que nos
permitan construir comprensión colectiva de aquello que nos resulta
importante. Cuando nos preguntamos abierta y honestamente acerca
del mundo, de lo que nos es común, podemos generar procesos de re-
aprendizaje y creatividad, podemos percibir oportunidades de
colaborar y co-operar sobre lo que somos y vivimos. Esto aplica no sólo
para procesos comunitarios, de centros laborales, escuelas u
organizaciones sociales, sino también a mi familia, a mis amigos, a mi
pareja. De forma concreta podemos decir que la facilitación del diálogo

2
implica aquellas actividades donde como facilitador@s animamos
talleres, reuniones, encuentros donde acompañamos la posibilidad del
re-aprendizaje y la creatividad. Esto puede implicar desde procesos
formales educativos o de organización, hasta cursos, fiestas,
reuniones, talleres, etcétera. Puede incluir talleres para co-diseñar
procesos o iniciativas, o también para crear arte en expresiones
colectivas para la regeneración y la transformación personal y
comunitaria (teatro, pintura, música).
2.- Gestión y seguimiento de procesos colectivos y
sociales. Facilitando una reunión, es decir, creando las condiciones
para que se genere una reunión, se lleve a cabo de forma organizada,
se propicie la participación y el respeto de cada persona en su
diversidad y contribución, y se logren identificar los acuerdos y
decisiones de forma que se revalore la importancia de hacer las cosas
juntos y decidir por el bien común sin imponer. Facilitación de procesos
de trabajo y planes de acción para llevar a buen término en su
realización nuestros objetivos y metas como colectivo. Esta parte
también implica establecer relaciones con instancias gubernamentales,
fundaciones, empresas, ONG’s, escuelas, etcétera; lo que implica que
se puedan crear los vínculos para que lo que deseamos emprender
como familia, como colectivo comunitario, como cooperativa, etcétera
pueda florecer. Como resultado de nuestra actividad facilitadora, estas
iniciativas pueden encontrar resonancias y colaboraciones en otros
espacios más formales de la sociedad. También este tipo de
habilidades facilitatorias implica la capacidad de generar informes,
propuestas, documentos memoria de trabajos realizados, sistematizar
y crear páginas Web, libros, memorias gráficas, etcétera. También
puede incluir la búsqueda de financiamientos y oportunidades
económicas para la viabilidad socio-económica de nuestras iniciativas.
3.- Haciendo Comunidad. Esta quizás es la faceta menos
conocida y más importante para la viabilidad de nuestro trabajo para

2
crear formas de vida comunitarias sustentables a mediano y largo
plazo. En el contexto de nuestra sociedad moderna donde la
comunidad está siendo destruida, requerimos de facilitador@s que
puedan caminar las calles y el campo, hablar con las personas,
reconocer territorios donde existen comunidades potenciales (centros
de trabajo, barrios, escuelas, grupos de jóvenes, etcétera), es decir, el
arte de ir encontrando oportunidades de transformación comunitaria y
social para regenerar el tejido humano-comunitario. Esta faceta de
nuestro arte es muy lenta, ardua, de gran amor y perseverancia, pues
es mucho más fácil llamar a un taller, generar una iniciativa que dure
unas semanas o meses, pero calar profundo para crear vínculos
significativos con las personas, penetrar en los espacios y tiempos
íntimos y en el interés genuino de las personas por continuar y
construir comunidad, es un trabajo de mucho mucho amor y fe en el
presente y futuro de la humanidad. El arte de hacer comunidad, quizás
es aquella actividad de la que dependerá la posibilidad de que la
humanidad pueda permanecer como especie y como comunidades,
cuando esta apuesta de la sociedad globalizada y el consumismo
pueda regresar hacia las raíces de la vida simple comunitaria a escala
de lo esencial y sustentable: el buenvivir.

Resulta importante que en nuestro proceso de auto-formación


para la facilitación podamos experienciar cada uno de estos tres
ámbitos, pudiendo identificar las habilidades para cada uno de ellos.
Por supuesto que tan importante como la facilitación formal, es
la facilitación sutil, genuina y espontanea que va creciendo en cada
persona (tanto quien facilita como quien disfruta de espacios
facilitatorios), y que nos permite contribuir y expresarnos así desde el
cuidado y la suspensión en reuniones familiares, en la relación de
pareja, en la crianza, en la educación, en el trabajo, en la vida social,
etcétera.

2
¡Esto es el mejor regalo de la auto-formación de facilitación,
pues se expresa en todo mi vivir y va creando sutilmente una cultura
de participación y de un buenvivir!

Aspectos a experienciar en un taller de auto-formación de


facilitador@s: E. Organizamos y co-facilitamos cada uno de los
tres ámbitos formales de facilitación. [co-diseñamos
escenarios, visualizamos y conceptualizamos lo básico de la
facilitación, llevamos a cabo los procesos primero desde la
facilitación jerárquica, para luego poner en práctica la co-
operativa, reflexionamos sobre cómo hacemos lo que
hacemos] (fase 2)

¿Cómo? El carisma como esencia de la facilitación


En este momento tenemos una imagen más o menos clara de por qué
es importante la facilitación para una cultura humana sustentable, de
cuáles son sus principales formas y de qué tipo de actividades son las
que facilitamos. Lo cual nos lleva a recapitular cuáles son los
principales aspectos que es deseable aparezcan y se cuiden en el o la
facilitadora durante nuestra actividad de facilitación.
En síntesis de lo hasta aquí expuesto referente a las cualidades
del o de la facilitador(a), nos percatamos que lo que podemos llamar la
suspensión (vigilia) de nuestra pulsión de imponer y dominar es la
premisa más importante como esencia del cuidado esencial necesario
para la vida participativa y para la facilitación. Como ya vimos, la
práctica del diálogo es una herramienta para lograr este auto-
conocimiento que permite la suspensión. El segundo aspecto es el de
poder acompañar desde el cuidado y la formalidad facilitadora en

3
acompañamiento de espacios colectivos para que se puedan organizar,
se tomen decisiones y se dé seguimiento a los procesos creativos y
transformativos humanos hacia la participación social consciente
desde una actitud de facilitación que promueva la co-creación de
futuros sustentables, es decir del buenvivir.
Por lo que en esta sección nos enfocamos en remarcar la última
de las cualidades y quizás la esencia humana creativa de todo lo
demás, que es el Carisma. Una facilitadora o facilitador es una
persona que ha desarrollado, ha cultivado una singular forma de
acunar, de invitar, de estar pendiente, de cuidar los múltiples y sutiles
niveles que participan y permiten que las personas se abran y confíen
para co-crear juntas. John Heron plantea (1999) que la fuente desde
donde surgen estas cualidades de la facilitadora o facilitador es el
Carisma.
Podemos decir que la cualidad del Carisma es algo que se cultiva
desde el auto-conocimiento y el cuidado del alma, y que existe en cada
persona sin excepción. Dentro de la facilitación el Carisma permite
influenciar (expandir la atención, la participación empática y el auto-
conocimiento reflexivo) de forma cariñosa y respetuosa hacia el
entorno, especialmente hacia las personas y las situaciones. El
Carisma no es la capacidad de ejercer el poder para dominar a las y los
otros, sino que es una cualidad de brillo empático, fundamentalmente
hacia adentro (presencia plena/consciencia abierta) y desde este
interior humilde y compasivo se irradia como una calidad de presencia
y de cuidado hacia afuera.
Como decía, el carisma no es un don divino, sino un brillo que se
cultiva desde el trabajo interior. Por lo que podemos decir que una
persona que desarrolla su Carisma es una persona que es co-creadora
de su propia realidad interior y exterior.
A este respecto, John Heron (1999) nos comparte que se pueden
identificar doce aspectos de la persona que pueden ser cultivados

3
como parte del carisma: 1.- gesto, 2.- posición relativa, 3.- mirada, 4.-
tono de voz, 5.- discurso, 6.- olfato, 7.- gusto, 8.- escucha, 9.- tacto,
10.- postura, 11.- percepción intrasensorial, 12.- expresión facial.

Aspectos a experienciar en un taller de auto-formación de


facilitador@s: F. Abordar el Carisma desde cada un@ y en
colectivo, experenciando distintos ejercicios para su cultivo y
reflexionando sobre lo experienciado. [historias personales,
facilitación jerárquica y co-operativa de experiencias de cultivo
de carisma, reflexión de lo vivido para su mejoramiento] (fase
2)

Facilitación de ciclos de aprendizaje experiencial


Desde el punto de vista de la vida como aprendizaje y de la necesidad
que tenemos los seres humanos y los seres vivientes en general de
mantener y cultivar nuestra vida desde lo que el constante aprendizaje
implica, es que la facilitación se encuentra enfocada al mismo tiempo
en acompañar ciclos de aprendizaje experiencial. El enfoque del
aprendizaje como una cualidad de la vida o lo que ahora se llama
aprendizaje para la vida, ha permitido identificar las dos situaciones
o escenarios esenciales para el aprendizaje; la acción y la reflexión.

3
Es decir, una persona en aprendizaje experiencial es aquella que
participa en el vivir de forma que posibilita y atiende la reflexividad
consciente (holística), de forma que ese vivir se convierte y nutre
hacia y desde el aprendizaje transformativo. Por lo que la facilitación
busca acompañar experiencias personales y colectivas, donde co-
operativamente las personas somos capaces engarzar bucles co-
creativos de forma que su acción y su reflexión se nutren mutuamente
y se ligan hacia nuevos ciclos acción-reflexión co-creativos y de
aprendizaje transformativo. Gregory Bateson, nos dice que “si no hay
transformación, no hay aprendizaje” (Bateson 1989). De hecho, las
personas y los seres que están en cultivo de estas cualidades de lo que
Heron llama “aprendizaje extraordinario” (Heron 1999), están
realizando en cada instante una acción desde la consciencia que es
reflexiva, es decir que es capaz de percatarse de lo que está
sucediendo y reflexionar sobre este accionar y que al mismo tiempo,
su reflexión no es aislada de su estar y hacer en el mundo.
Por lo que, desde el punto de vista de la facilitación, la o el
facilitador, cultivan primero en sí mism@s inicialmente desde tomar
atención plena y cuidar su alma, ya sea en la acción o en la reflexión

3
de lo que está sucediendo en su vivir. Esto nutre el ciclo
transformativo de aprendizaje experiencial (reflexión-acción-
reflexión). De forma correspondiente al estar facilitando grupos en
distintas actividades, la o el facilitador acompañan procesos donde
tienen lugar acciones desde la presencia plena/consciencia abierta y el
cuidado del alma (“nadie puede dar lo que no tiene…”), para luego
acunar la atención del grupo en reflexionar holísticamente (individual y
colectivamente) acerca de cómo ha tenido lugar lo que está
ocurriendo, cómo hacemos lo que hacemos.
Aquí resulta importante remarcar lo esencial de un
trabajo sutil, lento y profundo de lo que se está experenciando
desde la totalidad de los que somos como personas
(facilitador(a) y personas participantes). Es decir, la calidad de
lo que sucede y cómo sucede es tan o más importante que los
“contenidos y objetivos” que buscamos atender. Pues es el
proceso de aprendizaje y de vida la real fuente de la
transformación y la creatividad, y más aun de la capacidad de
co-crear nuevos mundos más humanos y sustentables…
amorosos. Y esto necesita ocurrir desde el interior interesado
y consciente del SerCuerpo de la facilitadora o facilitador, si es
que ha de ser capaz de acompañar y animar los procesos de
aprendizaje experiencial en el colectivo.
Es así que en el seno de los procesos facilitatorios es posible
acunar esta reflexión crítica (aprendizaje transformativo) sobre lo que
hacemos, sus características, sus por qués, sus cómos, lo que hace
posible mejorar (más consciente, más coherente individual y
colectivamente) nuestra siguiente acción y así nutrir un constante ciclo
de acción-reflexión-acción-reflexión. Este ciclo básico es el que permite
el aprendizaje en el vivir.
Cuando los seres humanos y los colectivos tomamos consciencia
de que la vida que tenemos puede ser el resultado de nuestro propio

3
accionar reflexivo y que podemos darnos cuenta de esto a nivel
colectivo se refuerza y fortalece nuestra cultura participatoria y co-
creativa. Es decir, a través de la facilitación, no importa sobre qué
estemos facilitando, de qué aspectos particulares un colectivo esté
decidiendo que va a hacer o transformar, el resultado quizás más
importante es que se está generando una cultura participatoria que es
capaz de reflexionar críticamente sobre cómo vive y cómo desea vivir.
Desde este bio-culturo-campo co-creativo podemos re-diseñar y co-
diseñar nuevos espacios de convivencia, de vida cotidiana y de
comunidad para así ser capaces de transformar nuestra cultura y
nuestra sociedad hacia un buenvivir.

Aprendizaje holístico
De esta visión educativa y de aprendizaje para la vida, se deriva un
aspecto esencial para nuestra “calidad del ser”, tanto individual como
colectiva: el aprendizaje holístico. Este proceso de aprendizaje
desde la facilitación, abre lo que sucede hacia darnos cuenta de que
las personas tenemos potencialidades y dimensiones infinitas que no
participan en el aprendizaje. Por lo que el paso hacia el proceso de
facilitación del aprendizaje, implica que podemos acunar el
aprendizaje involucrando en sus procesos a “la persona en su
totalidad”.
Esto significa que por ejemplo, involucremos las emociones, la
creatividad, la belleza, los espiritual, la corporalidad y la colaboración
colectiva en aquello que estamos aprendiendo. Aprendiendo
asuntos y procesos involucrándonos como personas en nuestra
totalidad.
El actuar de esta forma implica un cuidado y cultivo de mi ser
que posibilita no nada más un aprendizaje mucho más integral y pleno,
un conocimiento que resulta de mi participación plena, sino
igualmente importante, implica que estoy cultivando mi persona

3
potenciando mi ser en una espiral que John Heron (1998) llama
“expansión creativa del ser”. Es decir una educación para el
florecimiento del ser en su totalidad.
De lo anterior se deriva que podemos andar el sendero de re-
aprender a ser personas en nuestra totalidad. Esto trasciende los
proceso educativos y de aprendizaje de tópicos y conocimientos, hacia
el cultivo de ser una persona floreciente como ser humano en nuestor
mundo. John Heron plantea que en este proceso de aprender a ser
persona en su totalidad, podemos identificar algunos ámbitos:
intrapersonal (esencial para ser persona), interpersonal, social,
ecológico-planetario, y finalmente trans-planetario (ser en el cosmos).
Es evidente la importancia de este proceso de formación humana en
una perspectiva holística y de sustentabilidad, tal como menciona
Edgar Morin, “educar para una ciudadanía planetaria”.
Capítulo 3

Profundizando los saberes, habilidades y


recursos

Haciendo comunidad. La animación sociocultural en


las comunidades, construyendo junt@s una buena
vida
Cuando observamos nuestro entorno, quizás nos asombramos de la
belleza que se derrama en cada instante, en cada ser que nos rodea,
inclusive la belleza en nuestro interior. Al mismo tiempo, nos resulta
evidente la destrucción y la fealdad que se reproduce e implanta por

3
todas partes, en cada rincón de nuestros hogares, barrios y pueblos.
Sentimos que no podemos quedarnos así, que hay que hacer algo pues
las cosas cada día van de mal en peor.
Si observamos cómo ocurren las cosas en mi comunidad,
podemos darnos cuenta que una de las fuerzas que más han
determinado el cómo vivimos y cómo nos comportamos, tiene que ver
con poderíos e intereses externos a nuestra comunidad. Esta fuerza
está representada por los intereses de las compañías, del gobierno, del
consumo de productos, de patrones culturales, etcétera. Algunos
ejemplos de esto son: el cemento, el drenaje, la TV, los celulares, los
enlatados, los supermercados, los productos chinos, las drogas, la
corrupción gubernamental, etcétera. Muchos de estos cambios pueden
ser vistos como oportunidades de mejora, pero resulta evidente que
cuando se nos impone sin un proceso consciente y participativo, se
convierten en factores de conflicto y destrucción de las formas de vida
sustentable de nuestras comunidades.
Pero más aun estos cambios, estas tecnologías, estas fuerzas del
mercado y estos hábitos no están aislados entre si, sino que
interactuan generando efectos aun mayores, ya sean negativos o
positivos. Tampoco somos conscientes, ni participamos en modular y
suavizar, en hacer que sean pertinentes estas interacciones y sus
efectos.
Estas fuerzas, estos procesos sociales, económicos y culturales
son muy poderosos y vienen soportados por recursos de todo tipo y de
grandes dimensiones. Tenemos el caso de Walmart, del agua Ciel, de
la TV, de las cementeras, de las Sabritas, del YouTube, de los
transgénicos, etcétera. Como individuos casi no tenemos la posibilidad,
salvo en el caso estrictamente individual, de oponernos o de matizar el
cómo deseamos recibir estos cambios. Menos aun tenemos la
oportunidad de forjar direcciones alternativas y sustentables, locales.
Todo esto nos habla acerca de la necesidad de que nosotras y
nosotros, las personas que conformamos nuestra comunidad, podamos
reflexionar críticamente generando acciones coordinadas y
coherentes, de forma que podamos influir y determinar de manera real
y significativa en la dirección hacia donde se dirige nuestra comunidad.
Nuestras comunidades tienen, por lo tanto, la urgente necesidad de
organizarse, de re-encontrarse en espacios donde reflexione y actúe
en torno a lo que sucede y pueda construir cooperativamente el
presente y el futuro que deseamos tener. Esto es co-construir la
calidad de vida para todas y todos, llamamos a esto buen-vivir o
vida-dulce, como le llaman los pueblos indígenas.
De alguna manera esta forma de organización social pasiva nos
coloca como personas que sólo consumen productos y formas de vida,
la principal “libertad” que nos queda es obtener recursos monetarios y
entonces “decidir” qué queremos consumir de esta fastuosa diversidad
de objetos y servicios que se nos “ofertan”. Esta posición pasiva es

3
poco justa y agradable, peor aun resulta profundamente insustentable,
reflexionemos críticamente en cómo han sido las cosas en los pasados
30 años. Resulta nuevamente evidente que de forma aislada no
podemos más que recibir la influencia opresora de las fuerzas de la
sociedad.
Es importante recapacitar que la mayoría de estas fuerzas
representadas por productos, servicios, políticas, etcétera, son
“soluciones”, son propuestas que personas u organizaciones han
implementado con “buenas intenciones” hacia el mundo. Pero nos
damos cuenta de que si no hay participación, si no se dan las acciones
desde un diálogo y procesos donde sean incluidas las personas
afectadas y sus iniciativas conscientes, los procesos implantados se
convierten en más problemas y dificultades, en imposiciones hacia las
comunidades y las personas.
Una opción resulta entonces, es que como ciudadanas y
ciudadanos, dejemos de ser personas aisladas y pasivas para co-crear
juntas y juntos la comunidad y el mundo que queremos vivir.
Pero entonces ¿qué podemos hacer? ¿por dónde empesar? ¿es
posible cambiar las cosas?
La primera pregunta personal básica aquí es ¿deseo hacer algo?
¿siento que puedo dar el paso y perseverar en generar acciones y
colaboraciones para crear la comunidad hermosa que deseo vivir y
dejar a mis hijas e hijos?

Se el cambio que quieres ver en el mundo


Gandhi

Quienes tienen esa bella disposición y accionan para emprender


esfuerzos para generar un mejor mundo desde el amor l@s llamamos
“creativ@s culturales”…
Si reflexionamos en todo lo dicho anteriormente podemos
reconocer que el primer error fundamental en que podemos caer es el
de asumir que nuestras ideas y “soluciones” son las correctas que
deben ser implementadas. Más allá de la pertinencia de mis ideas,
más allá de las nuevas o viejas tecnologías o servicios que puedan ser
propuestos, resulta importante construir y reconstruir esta capacidad
de participación desde la reflexión crítica y desde el diálogo de las
personas y de las comunidades. Cada persona tiene una experiencia
profunda y válida de cada aspecto de la vida, las acciones
produndamente pertinentes para un colectivo no pueden venir más
que de la articulación participativa de la mayoría de quienes
conformamos una comundad.
Todo esto nos lleva a la vía de la animación de procesos
socioculturales en las comunidades. ¿Qué quiere decir esto? Implica
que quienes son en potencia creativas y creativos culturales podamos
llenar de animación, excitación, de posibilidades de participación hacia

3
las otras personas de nuestra comunidad. Y esto implica que esta
participación pueda convertirse en acciones y procesos socio-
económicos comunitarios viables y forjadores del mundo que
queremos tener.
Podemos decir entonces que las y los animadores somos
facilitador@s de la participación y la creatividad comunitaria.
¿Cuál es la visión de mundo que está detrás de esta actitud
animadora? Podemos decir que es un visión positiva y revalorativa,
una actitud de “buenas nuevas” de la humunidad. Esta forma es
diferente a la visión peyorativa que también tenemos, y que insiste en
que las cosas van a ir mal, que las personas y las comunidades no
pueden mejorar, que no podemos participar para transformar el
mundo porque siempre nos vamos a enredar y fracasar.
Desde el punto de vista práctico una animadora y animador es
una persona que camina y camina su comunidad, que conversa con
las personas y en estos espacios de conversaciones se comparten
escenarios posibles de transformación y de mejoras. En el seno de la
reconstruccion de estas RELACIONES COMUNITARIAS se gestan
disposiciones a la participación y la cooperación. Es aquí cuando la o el
animador(a) es capaz de convocar a reuniones donde podamos
visualizar qué temas son importantes para nuestra comunidad y de
qué formas podemos generar e implementar iniciativas para generar
mejoras.
Una vez que estamos en los espacios formales de cooperación
para generar e implementar propuestas, podemos decir que la acción
de animación comunitaria se enfoca en la facilitación de procesos
de organización. Esto implica básicamente juntarnos, compartir
visiones, decidir, planear y ejecutar organizadamente. Esto es un
efuerzo ¡claro! Pero un nuevo mundo requiere de eso y ¡vale la pena
hacerlo!
Podemos entonces esquematizar los que entendemos como los
procesos de animación sociocultural:

3
Capítulo 4

Herramientas o técnicas de facilitación y trabajo comunitario

A. Conversaciones de Café

Algunas reflexiones

Conversaciones que importan, diálogos para la transformación desde


el goce lúdico del café: Co-creando Inteligencia…

Las Conversaciones de Café (en Red) son espacios comunitarios que


propician diálogos en forma de conversaciones informales, los que
posibiliten el surgimiento de la co-inteligencia, la participación, la
organización y la transformación en torno al acto lúdico de compartir
una taza de café. Los círculos o mesas de conversación se forman al
reunirse decenas o centenas de personas en grupos de 4 en pequeñas
mesas, así podemos compartir nuestros saberes y sentires en torno a
problemáticas que resultan pertinentes para nuestra comunidad.

3. Un elemento central de estos talleres es que se centran en


conversar en torno a preguntas inspiradoras cuidadosamente
preparadas por el equipo facilitador (así como lectura de pequeñas
frases o videos inspiradores). Preguntas que son una invitación para
abrir la atención y el interés, explorando así colectivamente nuevos
espacios de indagación, creando entendimientos y transformaciones
personales y colectivas. Es decir trabajamos en torno a preguntas que

4
importan, preguntas con significancia respecto a patrones sutiles y
profundos que viven en problemáticas pertinentes para la
transformación comunitaria. Buscamos co-diseñar participativamente
alternativas y iniciativas a partir de nuevos entendimientos.

4. Las conversaciones se realizan por rondas donde grupos de


preguntas son exploradas. Entre rondas se produce una “inter-
polinización” de personas y sentidos, al invitar a los participantes a
emigrar desde sus mesas hacia otras mesas en patrones diversos.
Estos flujos reflejan estrategias de auto-organización para promover la
co-creación de inteligencias y saberes que viven más allá de las
personas aisladas.

5. El movimiento permite invitar a las personas a la no-identificación


con las ideas y opiniones, sino al fluir de entendimientos diversos y
complejos que se articulan para abrir nuevas y más profundas
preguntas, creando espirales de indagación cada vez más amplias y
complejas. Intentamos así crear nuevos espacios de diálogo profundo
donde no se excluya la diversidad, la contradicción, donde los
“mundos a la mano”, es decir los entedimientos y saberes fundados en
la experiencia de vida individual, puedan entremezclarse, convivir
creativamente para crear pensamiento complejo y vivo. Es posible así
contender con la complejidad humana y ecológica característica de
nuestra vida local y planetaria.

6. Los siete ámbitos clave

 1. Establecer el Contexto de las Conversaciones.


 2. Crear un ambiente acogedor.
 3. Explorar preguntas que importan.
 4. Promover la contribución de todos.
 5. Inter-polinizar y conectar diversas perspectivas.
 6. Escuchar juntos buscando patrones, perspicacias y cuestiones
profundas.
 7. Cosechar y compartir los descubrimientos colectivos.

7. Características operativas principales

 Mesas redondas de cuatro personas (cinco a lo más), cubiertas con


un papel de papel claro para pintar.  Crayolas de colores.  Café y
galletas (¡artesanales!) disponibles.  Música propiciatoria muy . 
Mamparas fijadas para hacer los murales y cubiertas con papel blanco.
 El proceso de diálogo se prepara a través de dinámicas de toma de
conciencia corporal- respiración, contacto y comunicación/creación de
intimidad/confianza entre las personas.  PREGUNTAS SISTÉMICAS

4
especialmente co-diseñadas para acometer cada temática.  Se
comparte con los asistentes las normas de ética del conocer/diálogo
profundo para las conversaciones: respetar la diversidad-diferencia,
jugar, garabatear, dibujar, escuchar profundamente, conectar
nociones, no acaparar el tiempo.  Cada sesión de conversación
implica a cuatro o cinco personas dialogando e intentando sisntetizar
gráficamente en la mesa lo esencial que “va surgiendo”.  Dinámicas
complejas de inter-polinización, es decir después de 20 a 30 minutos,
tres personas de cada mesa se levantan y migran a otras mesas. Se
queda un(a) anfitrion(a) para recibir y relatar a sus nuevos huéspedes
la esencia de lo que “se gestó en la anterior conversación”. Para esto
se apoya también de lo que quedó expresado en el mantel de su mesa.
L@s que llegan a cada mesa nueva platican un poco sobre qué se
estaba dando en su mesa anterior.  Se explicita a los participantes la
necesidad de la actitud de “asentar y sintetizar gráficamente” sobre
sus mesas lo que “surge” en ell@s al conversarl.  Existirán co-
facilitador@s gráficos que estarán reflejando en las mamparas “lo que
surge” de las mesas así como de las Conversaciones como una
totalidad.

8.  Después una ronda de conversación, es posible cambiar de


enfoque a la temática-problemática, proponiendo a los participantes
un nuevo conjunto de preguntas-problema. En el corte entre rondas se
puede hacer una sensibilización.  Una opción es que entre ronda y
ronda l@s asistentes pueden tomar un tiempo para ir recorriendo los
murales para enriquecer sus miradas con “lo que va surgiendo”. Otra
es que esperen para sorprenderse hasta el fin.  Se puede (o no),
hacer proyecciones y lecturas de estudios de caso, de textos, poemas
y frases que nutran la visión sistémica, las rutas alternativas y mejores
prácticas.  Es posible enriquecer o inspirar las ocnversaciones a
través de canciones, o de otras formas de lenguaje visual, poesía,
teatro, etc. Esto llena de motivos y recursos a los participantes para
enriquecer la creatividad y participación.  Podemos invitar a las
personas a tomar un momento de silencio al llegar y formar una nueva
mesa, observar, sentir y hacer honor a la energía hermosa y única que
vive en su nuevo hogar de saberes comunitarios.  El poner o pedirles
a los participantes un objeto pesado y significante (piedra, caracol, o
cualquier objeto valioso) para que cada persona lo tome y cargue al
hablar, permite bajar la velocidad de la conversación y provee un
espacio intencional para cada persona para hacer una contribución
única a lo que está emergiendo en la mesa… El uso de una campana
sagrada para marcar el inicio del momento de conversar genera
también espacios de conexión y nuevas percepciones.  También es
posible usar el “Trabajo del Corazón” (ver McCraty y col.) para llamar a
la sabiduría y las acciones “desde el corazón y llenas de corazón”.

4
9. 1. Establecer el Contexto de las Conversaciones

 El contexto es la situación, el marco de referencia y los factores


circundantes, los que en combinación, ayudan a moldear las formas en
que damos significado a nuestras experiencias.  Elementos clave a
poner en práctica (ámbitos interconectados, creando un sistema
orgánico que acuna para dar coherencia sin controlar). Nos centramos
en: a) propósito, b) participantes y c) parámetros.  a) Clarificando el
propósito. – Entendiendo la situación actual: contextualizar cuál es el
gran contexto sistémico en que se está gestando la conversación de
aprendizaje. Tales como sociales, económicos, políticos,
organizacionales, comunitarios e inter-personales. ¿Cuál es la situación
de la vida real o necesidad que hace esta conversación relevante, y
por qué es ésta importante? – Explorar nuestras propias asunciones
que pueden fundamentar un visión más sistémica del proceso,
contribuyendo a enriquecer el formato de conversación que deseamos
llevar a cabo: Voces diversas crean situaciones de aprendizaje más
ricas, brindando nuevas visiones a la planeación y toma de decisiones
en torno a procesos complejos. Las personas quieren contribuir con su
propio conocimiento, aprender juntos y hacer la diferencia. Cada
participante en la conversación tiene diversas experticidades, por lo
que pueden hacer contribuciones únicas. – Articular el “gran por qué”:
la gran intención que guía el diseño de la conversación: ¿Por qué
estamos invitando a las personas a reunirse? ¿Qué necesidades esta
conversación solventará? Crear un nombre especial para la
conversación ayuda a clarificar. – Clarificar posibles resultados: Si bien,
un Café Conversación de Aprendizaje no plantea resultados
predeterminados, resulta útil imaginar las posibilidades más excitantes
o los criterios de éxito. Todo esto contribuye a clarificar el Propósito del
Café-Conversación.

10. 2. Crear un ambiente acogedor (co-crear la “arquitectura para una


ecología del conocimiento”)

 Es fundamental crear ambientes informales (coloridos, acogedores,


íntimos, memorables), que propicien las sensaciones de comodidad y
confianza. Esto es CLAVE para invitar a la libertad de explorar.  El
espacio general y distintos detalles deben ser coherentes con lo que se
desea crear, es decir expresar los valores y el intento de lo que el
Círculo de Conversación tiene: realizar un co-diseño basado en el
“Alma del Círculo” (en general y en particular), para así expresar las
imágenes y valores a crear.  Tomar atención en los pequeños detalles
(floreros, tazas, móviles, instrumentos musicales itinerantes, todos los

4
cuales co-crearán las condiciones de diálogo profundo.  Crear
espacios donde las personas puedan ver claramente lo que va
surgiendo del diálogo y así enriquecerse.  En muchos aspectos es
más fácil y propicio obtener resultados creando ambientes propicios
que intentar que las personas “cambien”.

11.  La pregunta es una atención que abre… abre las opciones,


conecta la vida a nuevas posibilidades, pues mientras se mantiene
abierta admite siempre aspectos diferentes.

Cuando la pregunta invita a mirar problemáticas que importan, ésta


posibilita comenzar a ver las distintas posibilidades a disposición. Así
mismo, la pregunta permite el diálogo pues no conduce a definiciones
y lugares cerrados, sino que invita al entramado de entendimientos y
estilos.  La pregunta puede estar generándose desde una relación con
patrones sutiles y profundos, de forma que una buena pregunta que
importa permite enfocar el interés y la atención hacia el complexus
(entramado) de procesos de la vida que nos importan y competen. 
Acciones efectivas suelen ocurrir cuando exploramos preguntas que
realmente están vivas en las personas. Por lo que acciones sostenibles
surgen cuando conversaciones que tienen vida ocurren entre las
personas de una comunidad. La pregunta que involucra la experiencia,
el verdadero interés, el goce y la diversidad invita a la creatividad
personal y colectiva, no cayendo así en el mandato de ir afuera
inmediatamente a hacer o arreglar algo.  Así la pregunta que importa
intenta unirse con las personas en donde su interés vive y les es
relevante, en particular donde ocurre esto para el colectivo en su
conjunto, de forma que podemos co-crear la energía colectiva a través
de las conversaciones suscitadas. Este estado de creatividad abre la
posibilidad para la co-inteligencia y la movilización para la
transformación.  Aquellas preguntas, aquella indagación que ocurre
cercana a los valores, imágenes y creencias profundas de las personas
y comunidades son las que pueden crecer en la conversación,
sistemizarse y así comenzar a vivir. 3. Explorar preguntas que
importan. Abrir nuestra atención, nuestra relación con lo que está
siendo en cada ser, para desde ahí preguntarnos y así movernos hacia
ese estado de exploración permanente que llena de vida a nuestro
conocer

12.  Existe una profunda relación entre una problemática, su red, y la


Pregunta. Es decir la contextualización de la pregunta adquiere
complejidad y vida cuando ésta crece y se aborda dentro de una
problemática. Sin embargo suele ocurrir que nos sentimos abatidos y
asustados al decir “¡oohhh, otro problema, que fastidio, deseo salir de
esto, pero en realidad no puedo, ni siquiera se qué es!”…  Una

4
pregunta que importa y provoca, es aquella que llama la atención para
cuestionarse el problema hacia una complejidad profunda y rica. De
esta forma la pregunta y su conversación crece por rutas maravillosas
e impredecibles, revelando nuevas facetas de la situación.  Las
preguntas que importan pueden funcionar como “atractores” para la
inteligencia colectiva y la sabiduría profunda del grupo.  Una buena
pregunta es simple, si la pregunta es muy complicada, impersonal o
abstracta perdemos el contacto con el corazón de lo que puede vivir
ahí.  Una buena pregunta crea una cierta tensión, una disonancia
respecto a una mirada simplificante y desinteresada, es decir la
pregunta intenta interesarnos sobre patrones aparentemente extraños,
pero que quizás invitan a explorar conexiones y patrones que viven en
mundos mucho más cercanos a la hiper-complejidad del Mundo Real. 
Es un aspecto central, el que una buena pregunta puede ayudar a
enfocar nuestra atención más que en lo evidente y lo que llama
nuestra atención, en aquellas asunciones que yacen debajo de
nuestras creencias, ideas o apegos. También las preguntas pueden
llevar nuestra reflexión hacia niveles más amplios y poco explorados
de relación tales como el planetario, el energético, las relaciones de
poder, mi participación en la problemática, etc.  Podemos identificar
palabras, nociones, objetos, relaciones, emociones, estados y energías
que viven en eso que el facilitador intuye, dada su experiencia y
relación con la comunidad, es un espacio de interés y valor. La vigilia
epistemológica sobre estas palabras y nuestra búsqueda es de vital
importancia. Después podemos intentar unir estas palabras en una
frase-pregunta, la cual de sentido desde una ética del conocer y con
las cualidades que antes describimos.

13.  Así el proceso de co-diseño de las preguntas del taller, además


de estar basada en reflexiones sistémicas sobre la comunidad, sus
problemáticas, etcétera, puede acudir a una profunda introspección
desde nuestro SerCuerpoEmoción para relacionarnos con los patrones
preguntándose constantemente en su vivir…  Podemos reunirnos
escribiendo varias preguntas, podemos ordenarlas acorde a diversos
criterios (importancia, flujo de reflexión, etc.). Así mismo podemos
cambiar la construcción de las preguntas y percibir desde nuestro Ser
lo que estos cambios producen.  ¿Cuáles preguntas, si son exploradas
profundamente, pueden proveer extraordinarias posibilidades de
avanzar hacia lo que es posible alcanzar sistémicamente en la
comunidad?  ¿Es la pregunta relevante para la vida real de las
personas?  ¿Es la pregunta genuina, es decir, es una indagación sobre
la que realmente no conocemos respuestas?  ¿Qué trabajo deseamos
que esta pregunta promueva? ¿Es decir qué clase de conversaciones,
significados y sentimientos imagino que esta pregunta evocará en

4
aquellos que es adentren a explorarla?  ¿Qué asunciones y creencias
están embebidas en la forma en que esta pregunta está construida? 
¿Deja esta pregunta espacio para nuevas y diferentes preguntas a ser
generadas conforme es explorada?

14. 4. Promover la contribución de todos

 ¿Qué tal si el hacer honor y animando la contribución única de cada


persona resulta más irresistible que enfocarse en la participación o el
apoderamiento?  Contribución tiene un tono y un sentimiento
diferente que la participación individual. Importante como es, la
participación cuando hace énfasis en el Yo: Yo estoy haciendo voz a
mis opiniones, Yo estoy participando, Yo estoy hablando, parece
restringir la dimensión de las posibilidades de lo que puede ocurrir…
En contraste, enfocarse en la contribución crea una relación ente el Yo
y el Nosotros…  En el Café tú no tienes que representar o ejecutar,
sino tan sólo contribuir, es decir nos referimos a que cada uno tiene
formas únicas y no necesariamente activas de contribuir. Es como una
fiesta de traje, la contribución de tu platillo único es lo que hace al
banquete único, interesante y divertido, así como nutritivo. ¡Es
siempre una sorpresa!  Nosotros como anfitriones de Café, tomamos
conciencia acerca de que animar la contribución de cada persona y ser
(aún la totalidad), es un principio operativo central de nuestro diseño.
 La contribución de una persona y ser pueden ser ideas, intuiciones,
perspicacias o algún apoyo relacionado con operaciones clave del
taller. Así en la presentación de la “Etiqueta del Café” al principio del
taller, hacemos énfasis en la contribución de cada uno, más que en
garantizar una voz a cada persona para participar.

15.  Cuando a través del diseño del Café podemos ofrecer la


oportunidad de contribuir activamente a cada uno, esto sugiere que
cada uno adquiere más responsabilidad y oportunidad de hacer la
diferencia.  El poner o pedirles a los participantes un objeto pesado y
significante (piedra, caracol, o cualquier objeto valioso) para que cada
persona lo tome al hablar, permite bajar la velocidad de la
conversación y provee un espacio intencional para cada persona para
hacer una contribución única a lo que está emergiendo en la mesa… 
Nuestra cultura racionalista y patriarcal hace énfasis en la diferencia
de la otredad, la cual genera una cultura de la división. La cultura de la
conexión, se enfoca en la vinculación, el entramado y la co-
construcción entre las personas, perspectivas y las visones de mundo.
 Así la promoción de espacios y experiencias de una cultura de
conexión a partir de talleres y procesos comunitarios, puede nutrirse

4
en su diseño e implementación a partir de los resultados de la nueva
ciencia de la biología sistémica y la auto-organización (Capra, Satouris,
Ho, Wheatley, etc.).  La elección entre una cultura de la división y una
de la conexión es quizás el atributo distintivo que caracterizará a las
sociedad respecto a la sosteniblidad.  En el Café al nutrir la
contribución de cada miembro y ser, incrementamos la densidad de
conexiones en el sistema, entre personas, en la totalidad de la
comunidad, densidad que se va amplificando a través de las distintas
rondas de conversaciones. Estos bucles de conexión cada vez más
densa y compleja crea las condiciones para que surja la co-inteligencia
y la creatividad sagrada y sostenible respecto a redes de
problemáticas. Así el Café enriquece las relaciones interpersonales y
nutre la experiencia de comunidad a través de las barreras
convencionales.

16.  Co-diseñemos: ¿Qué enfoques prácticos e interesantes podemos


imaginar que podrían invitar y promover a las personas y seres a
contribuir con su única cualidad?  ¿Cómo podemos ayudar a las
personas a evolucionar desde un pensamiento del Yo mismo, hacia
encontrarse con los otros en una contribución hacia algo que es más
grande que ellos mismos?

17. 5. Inter-polinizar y conectar diversas perspectivas  La excitación y


la energía crece y se mueve en espiral creativa, al tiempo que las
personas y sus reflexiones se mueven desde una ronda de Café hacia
otra, generando nuevas sinapsis…  Así al moverse y habitar nuevas
mesas, las personas descubren que en otras mesas se han generado
patrones de entendimiento similares, adornados con detalles
trascendentes.  Podemos invitar a las personas a tomar un momento
de silencio al llegar y formar una nueva mesa, observar, sentir y hacer
honor a la energía hermosa y única que viven en su nuevo hogar. El
uso de una campana sagrada para marcar el inicio del momento de
conversar genera también espacios de conexión y nuevas
percepciones.  El Café promueve la conexión intencionalmente pero
desde la auto- organización, combinando la intimidad de una mesa de
4 ó 5 personas, con la inter-polinización de reflexiones y preguntas, lo
cual ocurre a través de la radiación de las personas por entre toda la
comunidad de conversaciones.

18. 6. Escuchar juntos buscando patrones, perspicacias y cuestiones


profundas  Escuchar juntos puede revelar una inteligencia profunda
yaciendo entre nosotros…  Podemos descubrir el Meollo del asunto. 

4
La cualidad y la praxis de la Escucha Visual, donde reflejamos
gráficamente o con palabras lo que está surgiendo en la conversación
y el Café en su totalidad, son espacios vitales para la búsqueda de
patrones… i) parar en silencio explícitamente para dar espacio a
plasmar gráficamente lo que “hay”, ii) invitar a grabatear dejar que la
mano y la pluma ruede…

19. 7. Cosechar y compartir los descubrimientos colectivos ¿Qué tal si


cosechar provee el nutrimento para una mayor exploración y acción?
¿Cómo podemos ayudar a las personas a sentir la totalidad y a ser
juntos? Hemos compartido y creado percepciones más allá de las ideas
personales, compartiendo y enriqueciendo con el movimiento del
conocimiento cultivado en las conversaciones de café. Es tiempo de
cosechar y descubrir los patrones globales, de generar una visión y un
modelo de lo que la totalidad de nuestra comunidad de conversación
imagina y necesita…Es en este proceso -bucle complejo de auto-
organización donde co-facilitamos la Cosecha de Conocimiento,
hacemos Visible a la Comunidad estos saberes y esta Cosecha, y esto
nutre el propio proceso de gestar cada vez más desde una Inteligencia
Colectiva una gran Cosecha de Saberes y Visiones que quedarán
plasmadas en nuestro Mural Final. Esto lo logramos en tanto los
participantes se enfocan en la Esencia de lo que se ha gestado en este
Diálogo de Conversaciones. Co-generemos pues las condiciones para
que se identifiquen, cosechen y expresen explícitamente por parte del
grupo estos logros. Así realizaremos una última ronda para sintetizar,
cosechar y generar la estructura organizativa de conocimiento que se
generó en todo el Taller. Se puede ir creando con base en las primeras
rondas de exploración un primer mural con elementos más formales
como tarjetas y frases, así como imágenes más vívidas y orgánicas
como seres, colores, palabras, poemas, etc. Invitamos a los
participantes a pararse y recorrer el mural en silencio, a pasearse por
la mesas mirando los manteles.  Para dar la forma clara y apropiada
para la cosecha se puede hacer una pausa en el taller para beber,
jugar (juego del sistema) y comer algo ligero, para después regresar y
ver por última vez este mural, que es el nutrimento de la ronda de
Cosecha y Visión global. En este momento cambiamos los manteles
por nuevas hojas en blanco.  Al regresar podemos realizar primero un
ejercicio para percibir la Sostenibilidad Sistémica (ver lo que cuesta mi
hacer algo a la tierra, “boundary critical thinking-practice”),
experiencia y saberes que posibilitan un marco sistémico para generar
esta Cosecha.

4
20.  Simultáneamente llevamos a cabo la documentación de la
Cosecha para generar el Mural Final. La co-documentación puede ser
organizada desde antes pidiendo a un grupo de participantes (del
tamaño adecuado) que co-diseñen y preparen el proceso de
documentación, para que así, junto con los facilitadores, propiciar el
proceso de visión global, cosecha y generación del mural final. Esto
implica básicamente las preguntas de invitación y la forma como se
irán recorriendo las mesas para ir tomando notas e ir plasmando en el
Mural Final la Cosecha del Taller.  El primer objetivo generativo de
esta etapa es invitar a los participantes a IMAGINAR EL PATRÓN
GLOBAL, EL FLUJO, LA FORMA Y CONCEPTOS GENERALES QUE TENDRÁ
ESTE CONOCIMIENTO COMUNITARIO, ESTA VSIÓN DE GRUPO QUE
HEMOS GENERADO DURANTE TODO ESTE CÍRCULO DE
CONVERSACIONES. todo esto se puede trabajar con preguntas y el
proceso de facilitación/co-facilitación y co-creación del mural de Visión
global: “…ahora has visitado y sentido en los murales, y tienes en tu
memoria corporal las partes de un todo que quiere gestarse… imagina
por unos instantes ¿cómo sería el esqueleto de esa totalidad, cuáles
son los valles, ríos, cimas, los flujos de esa gran pintura que es la Gran
Cosecha de este Taller? ¿cómo las nociones, propuestas, emociones e
ideas se conectan? Cierra tus ojos, siente y percibe la forma general y
descríbela con trazos, palabras globales que ocurren y viven en los
distintos parajes de este gran cosmos que está por gestarse.

21.  “¡Imaginémonos como un gran sistema pensante colectivo,


escuchando la sabiduría profunda antes de comenzar a compartir las
intuiciones, conocimientos y descubrimientos generales…!”. Damos
varios minutos (10) para que las personas plasmen en hojas
individuales esta gran forma que la Cosecha tendrá. Después
invitamos a los participantes a que compartan en su mesa estas
visiones y plasmen en sus manteles esta gran forma que se expresa.
Intentamos hacerlo sin demasiados detalles, para así dar cabida a lo
que este ser y esta gran visión del colectivo ha generado (damos otros
15 minutos para esto). Los responsables de Documentar irán
sintetizando en el Mural esta Forma General que es el Paisaje Global
de lo generado en nuestro Taller.  Al final hacemos una rotación de
interpolinización, de forma que en cada mesa todos menos uno de los
participantes emigra. Tal como en los casos anteriores, el anfitrión de
casa hará la historia de lo que se gestó a las nuevas personas que
lleguen a conversar a su mesa. Antes de llegar a las mesas, las
personas visitan el Mural Final que ahora refleja el Paisaje general.
Llamamos a este proceso “verse en colectivo”, pues al percibir cómo
las ideas y nociones se conectan unas con otras, se propicia en las
personas adentrarse y generar cada vez más un pensamiento
sistémico.

4
22.  Ahora el silencio, el reconocimiento de la co-inteligencia y
sabiduría comunitaria construida. Podemos decirles al grupo algo
como: “es momento de dar la voz a los sistemas mayores en los que
esta comunidad vive; el suelo, el aire, las plantas y animales, los
materiales, el barrio y la ciudad, el valle, los ríos, en general los seres
que forman el gran sistema al que pertenece esta comunidad…”. Esta
visón sistémica provee aspectos centrales para la cosecha y
planeación: así podemos generar condiciones para la COHERENCIA en
la exploración que realiza la totalidad del grupo.  Ahora con base en
las historias de cada mesa, intentaremos llenar con las nociones,
ideas, conceptos, intuiciones, valores, metas, etcétera, esta gran
forma global que está gestada en los manteles de las mesas.
Conversemos con nuestros compañeros de mesa y plasmemos
gráficamente y con pequeños textos o palabras el contenido que
llenará los parajes, los espacios que viven en este gran mural que se
está gestando en el mantel de mi mesa (tomaremos 25 minutos para
esto). Para esto los facilitadores proponemos algunas preguntas que
invitan a este proceso.  Opción: Una última ronda para aterrizar
planeación, acción e implementación, así como involucramiento en
responsabilidades. En esta ronda, con base en el Mural Final, se
identifican Metas, Valores y Acciones que permiten gestar Proyectos
específicos y Planes de Acción que permiten aterrizan nuestro taller
hacia la transformación de nuestra comunidad. Como parte de este
proceso se pueden formar comisiones responsables de estos
Proyectos.

5
Estrategias de facilitación social

1. Talleres e inicitivas culturales


a. Abordar instituciones como el DIF, escuelas
b. Difusión por distintas vías: vocear, volantes, mesa en el
parque,
c. Generar acciones en espacios públicos para vincular a las
personas.
d. Festivales de temporada.
e. Vicular a otras de nuestro colectivo.
2. Proyecto basura

Señaliemtos:
1. agenda y organización
2. toma tus responsabilidad
3. puntualidad

5
Guión de Taller de Auto-formación de facilitador@s

Actividad Tiemp Objetivos Materiale Facilitador Comentari


o s @s os
a. Reconocemos
la posibilidad de
la participación

b. Auto-
conocimiento:
suspender
nuestras
identificaciones

c. Reconocer:
cultura
Dominatoriaó
Participatoria

d.
Experienciamos
los tres modos
de facilitación:
jerárquico, co-
operativo y
autónomo

e. Co-facilitación
de los tres
ámbitos de
facilitación:
Reuniones,
seguimiento,
aprendizaje
experiencial

f. Cultivo del
Carisma

g. Facilitación
desde los Ciclos
de aprendizaje
experiencial

5
5

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